Biblia

Comentario de Colosenses 4:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Colosenses 4:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Amos, haced lo que es justo y equitativo con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un amo en los cielos.

4:1 Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, (tratad con justicia y equidad a vuestros siervos, LBLA) — Los siervos (esclavos) no tenían derechos y no esperaban un trato justo de parte de sus amos; más bien eran considerados como herramientas vivas. Dios, sin embargo, los veía como seres humanos hechos a la imagen de Dios que deberían ser tratados con justicia y rectitud (equidad). En la iglesia del Señor había esclavos y amos. Filemón era un amo y Onésimo era su esclavo. Los amos eran tentados a proferir amenazas y asustar a los siervos para que trabajaran mejor y se sujetaran, pero el evangelio requería que los amos buscaran el bienestar de los siervos, porque en Cristo «no hay esclavo ni libre» (Gál 3:28). Los siervos deberían servir a sus amos «de buena voluntad, como al Señor… Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas» (Efe 6:7; Efe 6:9). Los amos empezarían a tratar con justicia y equidad a sus siervos, y la esclavitud terminaría desapareciendo.

Hoy en día esta enseñanza es para los patrones también, pues igual que los amos a los esclavos, deben tratar a los obreros con justicia y rectitud.

— sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos. — «sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para El no hay acepción de personas» (Efe 6:9). Su Amo en los cielos los tratarían como ellos trataban a sus siervos. Dios no reconoce las distinciones de clase hechas por los hombres; los amos también tienen Amo. Dios es el Defensor de los siervos, de los pobres, de las viudas y los huérfanos y de todo necesitado. Los que maltraten a los tales

— o no cuidan de ellos — darán cuenta a Dios.

Los amos deberían tratar a los siervos, pues, como les gustaría ser tratados. «Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas» (Mat 7:12).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Amos, haced lo que es justo. Lev 19:13; Lev 25:39-43; Deu 15:12-15; Deu 24:14, Deu 24:15; Neh 5:5-13; Job 24:11, Job 24:12; Job 31:13-15; Isa 58:3, Isa 58:5-9; Jer 34:9-17; Mal 3:5; Stg 2:13; Stg 5:4.

tenéis un amo en los cielos. Ecl 5:8; Mat 23:8, Mat 23:9; Mat 24:48-51; Luc 16:1-13; Luc 19:15; Efe 6:8, Efe 6:9; Apo 17:14; Apo 19:16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Les exhorta que sean fervientes en la oración, Col 4:1-4;

y que anden con sabiduria hacia los que no han conocido la verdad de Cristo, Col 4:5-9.

los saluda y les desea prosperidad, Col 4:10-18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Amos: Pablo no se preocupa solamente de los siervos o empleados. Los empleadores también tienen el deber de no aprovecharse de sus empleados. Ellos deben ofrecer un salario justo, beneficios idóneos y descanso apropiado. En las sociedades contemporáneas, muchos de estos beneficios están estipulados en las leyes gubernamentales. Pero, cuánto mejor sería que un empleador cristiano tratara a sus empleados con dignidad por amor a Dios, al saber que él también tiene un Amo en los cielos.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Espíritu apostólico, 4:1-6.
1 Amos, proveed a vuestros siervos de lo que es justo y equitativo, mirando a que también vosotros tenéis Amo en los cielos. 2 Perseverad constantemente en la oración, velando en ella con nacimiento de gracias, 3 orando a una también por nosotros, para que Dios nos abra puerta para la palabra, para anunciar el misterio de Cristo, por amor del cual estoy preso, 4 a fin de que lo pregone según conviene que yo hable. 5 Portaos discretamente con los de fuera, rescatando el tiempo. 6 Sea vuestra conversación agradable, salpicada de sal, de manera que sepáis cómo os convenga responder a cada uno.

Comenzamos haciendo notar que el v.1 forma parte de la última perícopa del capítulo anterior, del que, por tanto, no debía haber sido separado. En el comentario ya lo tuvimos así en cuenta.
El Apóstol vuelve luego a los consejos de carácter general y, pensando que está ya al final de la carta, da estas dos últimas recomendaciones a los colosenses: que perseveren constantes en la oración (v.2-4), y que se conduzcan con sabia discreción en sus relaciones con los no cristianos (v.5-6). De esta constancia en la oración, que debe mantener nuestra alma en orientación habitual hacia Dios, habla con frecuencia San Pablo (cf. Rom 12:12; Efe 6:18; 1Te 5:17; 1Ti 5:5). Aquí pide a los colosenses que rueguen de modo particular por él, a fin de que Dios le “abra puerta” a su predicación, es decir, abra campo a su apostolado (v.3; cf. 1Co 16:9; 2Co 2:12), de modo que pueda anunciar el “misterio de Cristo” o plan divino de salud (cf. 1:26) en la forma que “conviene” que lo haga (v.4), es a saber, con aquella osadía y libertad que debe hacerlo un apóstol (cf. Efe 6:19-20). Propiamente, pues, no pide que rueguen para que el Señor le libre de la prisión, sino para que pueda ejercer el apostolado de manera conveniente y eficaz, lo cual de suyo puede también realizarse estando en prisión (cf. Flp 1:12-20).
Referente al trato con los no cristianos, a quienes denomina “los de fuera” (cf. 1Co 5:12; 1Te 4:12), pide (v.β ) que “se porten discretamente” (εν σοφία περιπατείτε ) con ellos “rescatando el tiempo” (τον καιρόν εξαγοραζόμενοι ). Luego, en el v.6, se explica más y habla de que su conversación con ellos sea siempre “agradable” (εν χάριτι ), “salpicada de sal” (αλάτι ήρτυμένος ), de modo que “sepan cómo les conviene responder a cada uno,” es decir, la medida de “gracia” y de “sal” que deben aplicar en cada caso. La idea general que en estos dos versículos pretende inculcar San Pablo es manifiesta: la causa del Evangelio, aunque incumbe de modo particular a los apóstoles o predicadores evangélicos, a todos los cristianos afecta de alguna manera y nadie puede desinteresarse de ella. Pero las dificultades empiezan, si tratamos de concretar más. ¿Trátase de una recomendación de carácter negativo o de carácter positivo? Es decir, ¿les pide simplemente que no pongan obstáculos a la difusión del Evangelio con su comportamiento adusto e improcedente, o les pide que colaboren en forma positiva a esa difusión del Evangelio? En este último caso, tendríamos aquí una clara recomendación al apostolado seglar. De hecho, así interpretan muchos autores estos versículos, insistiendo particularmente en las expresiones “rescatando el tiempo,” que parece ser equivalente de aprovechar las ocasiones para atraer a la fe a los de fuera, y “salpicada de sal,” que es de creer se refiera, en conformidad con el mandato de Jesucristo (cf. Mat 5:13; Mar 9:50), al sabor religioso y moral de que ha de estar penetrada la conversación de los cristianos con los no cristianos. Sin embargo, otros autores no ven aquí tal recomendación positiva al apostolado directo. La expresión “rescatando el tiempo,” igual que en Efe 5:16, aludiría a que no debemos desperdiciar ningún momento de esta breve vida para ir conquistando nuestra salud; y en cuanto a que la conversación debe estar “salpicada de sal,” no significaría sino que debe ser una conversación con gracia y donaire, de modo que no repela al interlocutor. Por nuestra parte, dado el contexto, nos inclinamos a la primera interpretación.

Epilogo,Efe 4:7-18.

Noticias personales,Efe 4:7-9.
7 De mis cosas os informará Tíquico, el hermano amado, fiel ministro y consiervo en el Señor, 8 a quien os envío con este fin, para que tengáis noticias nuestras y lleve el consuelo a vuestros corazones, 9 junto con Onésimo, el hermano fiel y querido, que es de los vuestros. Ellos os informarán de lo que aquí pasa.

San Pablo ha llegado al final de su carta y, antes de los acostumbrados saludos y despedida, quiere decirles algo de “sus cosas” (v.7).
En realidad, es muy poco lo que les cuenta. Prácticamente se limita a decirles que ya les informará Tíquico (v.7-8), que sin duda es el portador de la carta, el mismo que lleva también la de los efesios (cf. Efe 6:21-22), y del que ya hablamos al comentar ese pasaje. Pero Tíquico no va solo. Le acompaña Onésimo, un esclavo fugitivo que Pablo había convertido al cristianismo en su prisión y que envía a su amo de Colosas, Filemón (v.g; cf. Flm v.1.10).

Saludos,Efe 4:10-17.
10 Os saluda Aristarco, mi compañero de cautiverio, y Marcos, primo hermano de Bernabé, acerca del cual habéis recibido algunos avisos; si llega a vosotros, acogedle, 11 y Jesús, llamado Justo, que son de la circuncisión y mis únicos colaboradores en el reino de Dios, habiéndome sido de gran consuelo. 12 Os saluda Epafras, que es de los vuestros, siervo de Cristo Jesús, que en todo momento combate por vosotros en sus oraciones, a fin de que perseveréis perfectos y cumplidos en todo lo que Dios quiere de vosotros” 13 Yo le rindo testimonio de que se toma mucho trabajo por vosotros y por los de Laodicea y Hierápolis.14 Os saluda Lucas, el médico amado, y Demás. 15 Saludad a los hermanos de Laodicea y a Ninfas, y a la iglesia de su casa. 16 Y cuando hayáis leído esta epístola, haced que sea también leída en la iglesia de Laodicea, y la que recibiréis de Laodicea, leedla también vosotros. 17 Decid a Arquipo: Atiende al ministerio que en el Señor has recibido, para ver de cumplirlo bien.
Comienza con los saludos de parte de los compañeros que se hallaban entonces con él (v. 10-14), Y luego los de parte suya personal (v.15-17).
De los seis personajes que envían saludos (Aristarco, Marcos, Jesús el Justo, Epafras, Lucas y Demás), los tres primeros eran “de la circuncisión” (v.11), es decir, de procedencia judía; ello deja entender, aunque nada se diga al respecto, que los otros tres no lo eran. Aristarco nos es ya conocido por el libro de los Hechos (cf. Hec 19:29; Hec 20:4; Hec 27:2). También nos es conocido Marcos (cf. Hec 12:12; Hec 13:13), el autor del segundo Evangelio, del que aquí San Pablo nos da el interesante dato de que era “primo hermano” de Bernabé, cosa que explica el interés especial que Bernabé sentía por él (cf. Hec 15:37-40). Aunque por algún tiempo estuviese separado de Pablo, pronto se reconcilió con él, figurando entre sus “colaboradores” (Flm 1:24), y diciendo de él que le era “muy útil para el ministerio” (2Ti 4:11). En cambio, de “Jesús llamado Justo” (v.11) no tenemos dato alguno, sino esta simple mención que aquí hace de él el Apóstol; tener dos nombres, uno de origen judío y otro de origen latino, era entonces bastante frecuente (cf. Hec 12:12; Hec 13:9). Por lo que toca a Epafras, del que hace cálidos elogios (v.12-13), el Apóstol ya había hablado en 1:7. De Lucas, el autor del tercer Evangelio y del libro de los Hechos, nos da el interesante dato de que era “médico” (v.14). En cuanto a Demás, en estas fechas “colaborador” de Pablo (v.14; cf. Flm v.24), sabemos que más tarde le abandonó “por amor de este siglo” (cf. 2Ti 4:10).
Después de los saludos de sus colaboradores, Pablo no omite sus propios saludos a la iglesia de Colosas y comunidades vecinas a ella (v.15-17). Hace mención especial de “Ninfas,” de quien no tenemos dato alguno, y ni siquiera sabemos si es hombre (Nym-phas) o mujer (Nympha); sólo sabemos que en su casa se reunían los fieles para los actos de culto (v.15; cf. Rom 16:5; 1Co 16:19; Flm 1:2). Es interesante la noticia que nos da sobre la lectura de la carta, que los colosenses, una vez leída, deben hacer que la lean también los de Laodicea; y, a su vez, leer ellos la que recibirán de los de Laodicea (v.16). ¿Cuál es esta carta proveniente de Laodicea? Sabemos que en la antigüedad circuló una carta atribuida a San Pablo con el título ad Laodicenses; su texto todavía se conserva, pero ciertamente es apócrifa, como ya en su tiempo afirmaba San Jerónimo 293. Hay autores que creen que se trata de una carta escrita efectivamente a los fieles de Laodicea por San Pablo, y que se habría perdido, igual que sucedió con otras (cf. 1Co 5:9; 2 Cor 2:4); sin embargo, lo más probable es que se trate de la carta a los efesios, de carácter circular, que pasaría antes por Laodicea, y proveniente de allí la recibirían los de Colosas. El nombre de Arquipo, mencionado en el v.17, aparece también en Flm 1:2, y probablemente se trata de un hijo de Filemón. No es claro cuál es ese “ministerio” (διακονία ) de que estaba encargado Arquipo. Parece que debía ser algo más que el de simple “diácono” (cf. Hec 3:1-6). Suponen muchos que fuese Arquipo el encargado de la comunidad de Colosas en ausencia de Epafras; pero hemos de confesar que no tenemos datos que nos permitan formar un juicio seguro.

Bendición final,Hec 4:18.
18 El saludo es de mi mano, Pablo, Acordaos de mis cadenas. La gracia sea con vosotros.

Hasta aquí Pablo había dictado su carta, como de costumbre (cf. Rom 16:22). Ahora va a poner algo de su puño y letra, que era como la garantía de la autenticidad de la carta, igual que hacemos nosotros con la firma a mano, al final de una carta escrita a máquina (cf. 1Co 16:21; Gal 6:11; 2Te 3:17).
La frase “acordaos de mis cadenas,” condensando ante los colosenses sus sentimientos de ese momento, no puede estar mejor escogida. Vale por toda una larga exhortación. Luego, la acostumbrada despedida o bendición final, augurando a los destinatarios la “gracia” (χάρις ), término en que resume cuantos favores y beneficios concede Dios a las almas en su amistad (cf. Rom 1:7).

274 Cf. Herod., Hist. 7:30; jenof., Anab. 1:2. – 275 Cf. Estrabón, Geogr. 12:8; Plinio, Hist. Nat. 5:41” – 276 Cf. Ρ. Βενοιτ, art. Paul (Ep. aux Coloss): Dict. Bibl-Suppl., vol. 7, col. 157-170; E. Percy, Die Probleme der Kol. und Eph. Briefe (Lund 1946); G. Bornkamm, Die Η uresis des Kol: Theol. Literaturz. (1948) 11-20. – 277 Cf. S. Zedda, // carattere gnóstico e giudaico dell’errore colossese nella luce dei manos-critti del Mar Morto: Riv. Bibl. 5 (1957) 31-56; K. G. Kuhn, Der Epheserbrief im Uchte der Qumrantexte: New Test. Stud. 7 (1960-61) 334-346. – 278 Cf. Jos., Antiq. 12, 3:4; Cíe., Pro Placeo, 28, 68. – 279 Cf. L. Cerfaux, El cristiano en San Pablo (Bilbao 1965) p.40O-2 y 422. – 280 Hablando en general, podemos definir el gnosticismo como un esfuerzo del pensamiento humano por dar una explicación filosófica a las verdades de la religión. Decían que la “gnosis” debía sustituir a la fe, que da a veces soluciones demasiado simplistas. Partían los gnósticos de este principio: una idea muy elevada de Dios, al que solían designar con los términos de Abismo o gran Silencio, y una idea muy baja de la materia, concebida como algo en sí malo, que inducía al hombre a alejarse de Dios. ¿De dónde había procedido la materia? No es posible que del Dios trascendente y bueno. Por eso, a fin de dar una explicación, suponían, entre Dios y la materia, una serie de seres intermediarios o eones, de los que los primeros emanaron directamente de Dios, y de ésos, otros, y así sucesivamente, cada vez menos perfectos. La serie total de esos eones formaba el pleroma divino. En un determinado momento de la serie, uno de esos eones prevaricó y fue excluido del pleroma de Dios, produciendo él a su vez nueva serie de eones, malos como él e inferiores a los eones de la otra serie. Este eón prevaricador, al que los gnósticos suelen designar con el término de Demiurgo, habría sido el que creó el mundo material y al hombre, y se correspondería con el Dios de los judíos, de que se habla en el Antiguo Testamento. – Sin embargo, para los gnósticos el hombre no es enteramente malo. Un eón de la primera serie habría colocado en la materia un germen divino, que se halla en ella prisionero y perseguido por el Demiurgo. – 281 Gf. L. cerfaux, Jesucristo en S. Pablo (Bilbao 1963) 337. – 282 Cf. O. everling, Die paulinische Angelologie und Damonologie (Gottingen 1888); B. rey, Creados en Cristo Jesús (Madrid 1968) 102-109; G. B. cairo, Principalities and – Sabemos que para muchos críticos modernos resulta desfasado seguir creyendo en el mundo de los ángeles y de los demonios. Sin embargo, como muy bien dice Schlier: Es un hecho que el Nuevo Testamento afirma la existencia de “potencias demoníacas.” Hay variedad de nombres: principados, dominaciones, espíritus, demonios., nombres más bien simbólicos, y presentados siempre como subordinados a Satán, que a su vez aparece también con diversos nombres y sobrenombres. Es una como “potencia” satánica única, perp difusa, que los autores bíblicos presentan como residiendo “en los cielos,” es decir, más allá de las fronteras del dominio del hombre, sobre el que hacen a veces irrupción para volver luego a sus dominios en el espacio. Su acción sobre los hombres es la propia de una voluntad inteligente, con libertad para tomar decisiones de carácter personal (cf. H. Schlier, Essais sur le Nouveau Testament [París 1968] p.173). En el mismo sentido se expresa O. Cull-Mann, art. autoridades: Vocab. Bibl. de von Allmenn, p.39-43. – 283 En este sentido encontramos usado frecuentemente el plural στοιχεία para designar, por ejemplo, las letras del alfabeto, en cuanto primeros elementos constitutivos de sílabas y palabras. También se usa para designar los primeros elementos de la materia (agua, tierra, fuego, aire, según los antiguos) de que se componía el mundo visible (cf. 2 Pe 3, ιοί ζ ), ο los primeros elementos de una ciencia, tales como los puntos y líneas en geometría, los nombres y verbos en gramática, las ideas fundamentales en lógica, etc. (cf. Heb Si12)· – 284 cf. G. Delling, art. στοιχεΤν : Theol. Wort. zum N.T., VII, p.óyo-Sy; J. Huby, Stoicheia dans Bardesane et dans Sí. Paul: Bibl. 15 (1934) 365-368; A. W. Cramer, Stoicheia tou kosmou (Nienvvkoop 1961); A. J. Bandstra, The Law and the elements of the World (Kampen 1964). – 285 io es fácil saber si Pablo reproduce, aunque sea con variantes, un himno ya existente, o es todo obra suya en el momento de escribir la carta, habiendo buscado cierto ritmo y divisiones con ese estilo característico de los himnos. Muchos críticos se inclinan a lo primero. Algunos, como R. Bultmann y E. Kásemann, van todavía más lejos y hablan concretamente de un himno precristiano que desarrollaba el mito del Urmensch, y habría sido adaptado a la liturgia cristiana ya antes de la carta de Pablo, añadiendo en especial los incisos: .” que es la Iglesia” (v.18) y .” por la sangre de su cruz” (v.20). Son hipótesis fundadas en consideraciones que distan mucho de ser convincentes. Sobre este himno, cf. ch. Masson, L’hymne christologique de l’Epítre aux Col.: Rev. de Theol. et Phil. 36 (1949) 138-142; J. M. Robinson, A Formal Analysis of Colossians 1:15-20: Journ. Bibl. Liter. 76 (1957) 270-287; C. De Villapadierna, Cristo, principio y fin del cosmos: Natur. y Gracia 5 (1958) 169-186; S. Lyonnet, L’hymne christologique de l’Epítre aux Col. et la fete juive du Nouvel An: Rech. Se. Relig. 48 (1960) 93-100; L. Cerfaux, Jesucristo en S. Pablo (Bilbao 1963) 330-333; N. Kehi , Der Christushymnus im Kolosserbrief (Stutt-gart 1967); J. T. sanders, The New Testament Christological Hymns (Cambridge 1971). – 286 Entre los textos citados por Dupont, señalamos éste: “Comenzaré mi discurso por una invocación a Dios., quien, siendo uno, es todas las cosas y, siendo todas las cosas, es uno; pues el pleroma de todas las cosas es uno y está en uno, sin que por eso el uno se desdoble, sino que ambos permanecen uno. Es necesario que todo sea uno, si es que existe un Uno; ahora bien, existe de hecho y no deja nunca de ser uno, para que no se desintegre el pleroma” (Corp. Herm., tract. XVI, 3). Vemos claramente, en este pasaje “hermético,” que el Universo es considerado como una totalidad, pero no en sentido pluralístico y multitudinario, sino en sentido de una unidad cerrada o pleroma. Añade Dupont que esta terminología “está estrechamente unida a las concepciones estoicas según las cuales el cosmos, pluralidad y unidad al mismo tiempo, es la totalidad de las cosas penetrada por un principio divino. Lleno del principio divino que lo unifica, el cosmos no es ya simple pluralidad, sino que se convierte en un pleroma; y, viceversa, Dios es igualmente un pleroma, porque, en su unidad, contiene todas las cosas” (p-459)· De entre los textos de autores estoicos citados por Dupont, señalamos éste de Séneca: “Quocumque te flexeris, ibi illum (Deum) videbis occurrentem tibi; nihil ab illo vacat, opus suum ipse tmpíet. Nec natura sine Deo est, nec Deus sine natura, sed ídem est utrumque” (Benef. IV, 8:2). Cf. J. Dupont, Gnost’s. Le connaissance religieuse dans les Epíties de S. Paul (Louvain-París 1949) 420-493. Otros estudios sobre “pleroma”: J. M. A. Vallisoleto, Christz pleroma juxta Pauli conceptionem: Verb. Dom. 14 (1934) 4955; J. M. González Ruiz, Función plero-mática de la Iglesia según S. Pablo: XIII Semana Bíbl. española (1953) 71-109; Ρ· Βενοιτ, Corps, tete et plerome dans les építres de la captivité: Rev. Bibl. 63 (1956) I-44í A. Feuillet, L’église plerome du Christ d’aprés Eph. 1:23: Nouv. Theol. 78 (1956) óoóss; L. Cerfaux, Jesucristo en San Pablo (Bilbao 1963) 354-357- – 287 La expresión “Hijo de su amor” es un hebraísmo, que equivale a “Hijo amado·,” fórmula mucho más corriente (cf. Me 1:11; 9:7; Lev 20:13). – 288 Cf. K. G. Kuhn, Die in Palastina gefundenen hebraischen Texte und das Neue Testament: Zeitschrift für Th. und Kirche n (1950) 192-211. – 289 Cf. L. Cerfaux, Jesucristo en San Pablo (Bilbao 1963) p.359-364. – 290 Cuando dice San Pablo que todo ha sido creado “en El” (v.16), es decir, en Cristo, ¿qué quiere significar? Hay autores que ven ahí una alusión a la causalidad ejemplar de Cristo, en el sentido de que todas las cosas creadas, antes que en la realidad, tuvieron existencia en el Verbo, como la tiene un palacio, antes de ser construido, en la mente del arquitecto. Sin embargo, no consta que esa doctrina ejemplariza, tan cara a la filosofía platónica, esté en el pensamiento del Apóstol. Más bien parece que la expresión “en El,” equivalente prácticamente de “subsiste en El” del v.17, significa que Cristo es centro de unidad y cohesión de todas las cosas creadas, que están como suspendidas ontológicamente de El. Ya no se trata de la creación (v.16), sino de la conservación, que es relación permanente. En realidad vendría a ser la misma idea de “recapitulación” de Efe 1:10. En cuanto a la expresión “por El” (δι ‘ αύτοΰ ), también es discutida su interpretación. Para algunos autores se trataría de causalidad eficiente primaria, que compete a Cristo como Dios, sin que se incluya para nada la idea de instrumentalidad o mediación. Sin embargo, hemos de reconocer que la preposición δια , aunque pueda tener ese valor (cf. Rom 11:36; 1Co 1:9), suele indicar mediación, es decir, algo intermedio a través del cual obra otro agente primario (cf. Rom 15:18; Gal 3:19; Tit 3:5). Creemos que también aquí puede retener ese sentido; no en cuanto que Cristo sea causa instrumental de la creación en sentido estricto, cosa incompatible con su condición de verdadero Dios, afirmada claramente en otros lugares, sino en cuanto que obra como agente que recibe del Padre toda su actividad, lo mismo que todo su ser, pudiendo ser considerado, según nuestra manera humana de ver, como algo intermedio entre las cosas creadas y el Padre, a quien la Escritura desLna como fuente o principio primero en la obra de la creación (cf. 1Co 8:6; Heb 1:2).Por lo que respecta a la expresión “para El,” no parece ofrecer duda su sentido: Cristo es considerado como causa final de la creación. Esto en otros lugares suele decirse del Padre (cf. Rom 11:36; 1Co 8:6; Efe 1:14); pero no hay que olvidar que Cristo y el Padre están íntimamente compenetrados (cf. Jua 5:19; Jua 14:10). Es siempre la misma idea, aunque bajo aspectos diversos. Si Dios Padre, principio y fuente primera de todo, es considerado como culminación y fin supremo en el reino escatológico (cf. 1Co 15:28), eso no excluye que también Jesucristo, con especial relación al mundo creado en virtud de la encarnación, sea considerado como fin de la creación. Toda la creación, que ahora “gime y sufre dolores de parto” (Rom 8:22), camin hacia el Cristo eterno y glorioso, al que formarán corona sus elegidos (cf. 2Te 1:10). – 291 S. Ign., Epíst. ad Smyrn. 6:1. – 292 Nada decimos de otra opinión, muy del gusto de algunos autores modernos, para quienes la expresión “tribulaciones de Cristo” aludiría, no a los padecimientos de Cristo, sino a los padecimientos de Pablo soportados a semejanza e imitación de Cristo. El genitivo de Cristo sería un genitivo de semejanza o, como algunos gustan de llamarle, genitivo místico, dado que el cristiano, según la concepción de San Pablo, es una reproducción mística del Cristo físico. Cf. J. M. González Ruiz, Lo que falta a las tribulaciones de Cristo: Anthologica Annua II (Roma 1954) 179-206. – 292* cf. S. Lyonnet, L’építre aux Colossieus (Col 2:18) et les mysteres d’ApollonClarien: Bibl. 43 (1962) 417-435. – 293 Cf. De vir. ill. ζ : “Legunt quídam et ad Laodicenses, sed ab ómnibus exploditur.”

Fuente: Biblia Comentada

Amos. Vea la nota sobre Efe 6:9.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:1 Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, (tratad con justicia y equidad a vuestros siervos, LBLA) — Los siervos (esclavos) no tenían derechos y no esperaban un trato justo de parte de sus amos; más bien eran considerados como herramientas vivas. Dios, sin embargo, los veía como seres humanos hechos a la imagen de Dios que deberían ser tratados con justicia y rectitud (equidad). En la iglesia del Señor había esclavos y amos. Filemón era un amo y Onésimo era su esclavo. Los amos eran tentados a proferir amenazas y asustar a los siervos para que trabajaran mejor y se sujetaran, pero el evangelio requería que los amos buscaran el bienestar de los siervos, porque en Cristo «no hay esclavo ni libre» (Gál 3:28). Los siervos deberían servir a sus amos «de buena voluntad, como al Señor… Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas» (Efe 6:7; Efe 6:9). Los amos empezarían a tratar con justicia y equidad a sus siervos, y la esclavitud terminaría desapareciendo.
Hoy en día esta enseñanza es para los patrones también, pues igual que los amos a los esclavos, deben tratar a los obreros con justicia y rectitud.
— sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos. — «sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para El no hay acepción de personas» (Efe 6:9). Su Amo en los cielos los tratarían como ellos trataban a sus siervos. Dios no reconoce las distinciones de clase hechas por los hombres; los amos también tienen Amo. Dios es el Defensor de los siervos, de los pobres, de las viudas y los huérfanos y de todo necesitado. Los que maltraten a los tales — o no cuidan de ellos — darán cuenta a Dios.
Los amos deberían tratar a los siervos, pues, como les gustaría ser tratados. «Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas» (Mat 7:12).

Fuente: Notas Reeves-Partain

RELACIONES PERSONALES DEL CRISTIANO

Colosenses 3:18-4:1

Casadas, sed respetuosas con vuestros maridos como corresponde en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres y no las tratéis con rudeza.
Hijos, sed siempre obedientes a vuestros padres, porque esto Le agrada al Señor. Padres, no hagáis rabiar a vuestros hijos para que no se desanimen.
Esclavos, obedeced en todo a los que son vuestros amos humanos, no sólo cuando os estén mirando, como hacen los que tratan de complacer a los hombres, sino con corazón sincero, honrando al Señor. Hagáis lo que hagáis, hacedlo de corazón, como si estuvierais haciéndolo para el Señor y no para los hombres; y no os olvidéis nunca de que recibiréis del Señor una justa retribución, que será vuestra participación en la herencia. Mostrad que sois esclavos del Señor Cristo. El que obre indebidamente recibirá su merecido conforme al mal que haya obrado; porque Dios no tiene favoritos.
Amos, tratada vuestros esclavos de una manera justa y equitativa, recordando que también vosotros tenéis un Amo en el Cielo.

Aquí se vuelve más práctica la parte ética de la carta. Pablo .trata de los resultados del Evangelio en las relaciones cotidianas. Antes de que empecemos a estudiar este pasaje en detalle, debemos notar dos grandes principios generales que están por detrás de todas sus demandas y las determinan.
(i) La ética cristiana se basa en la obligación mutua. No es nunca una ética en la que todos los deberes recaen sobre el mismo lado. Según lo veía Pablo, los maridos tienen obligaciones tan importantes como las mujeres; los padres están tan obligados como los hijos; los amos tienen sus responsabilidades igual que los esclavos.

Esto era algo completamente nuevo. Tomemos ahora los casos uno tras otro para verlos a la luz de este nuevo principio. Para la ley judía la mujer era una cosa, propiedad de su marido lo mismo que la casa o el ganado o el dinero. No tenía ningunos derechos legales. Por ejemplo: el marido podía divorciarse de su mujer por cualquier causa, mientras que la mujer no podía hacer lo mismo; las únicas razones por las que se le podía conceder el divorcio a la mujer eran si su marido contraía la lepra, si apostataba de la fe judía o si violaba a una virgen. En la sociedad griega, una mujer respetable vivía es un aislamiento total; nunca salía sola a la calle, ni siquiera para ir a la compra; vivía en las habitaciones de la mujer, y no se reunía con los varones ni siquiera para las comidas. Se le exigía un sometimiento y una castidad absolutos; pero su marido podía salir todo lo que quisiera y mantener las relaciones que quisiera fuera del matrimonio sin que eso fuera ningún estigma. Bajo las leyes judía y griega todos los privilegios pertenecían al marido y todos los deberes a la mujer.
En el mundo antiguo los hijos estaban totalmente bajo el dominio de los padres. El ejemplo supremo era la patria potestas romana, la ley del poder del padre. Bajo ella, un padre podía hacer lo que quisiera con su hijo. Podía venderle como esclavo; hacerle trabajar como un obrero en su granja; tenía poder hasta para condenarle a muerte y ejecutar la sentencia. Todos los derechos y privilegios pertenecían al padre y todas las obligaciones al hijo.

Esto se daba aún más en el caso de los esclavos. El esclavo no era más que una cosa a ojos de la ley. No había tal cosa como un código de condiciones de trabajo. Cuando un esclavo ya no rendía en el trabajo se le abandonaba y dejaba morir. No tenía derecho a tener esposa, y si cohabitaba y tenía un hijo, este pertenecía al amo lo mismo que los corderos del rebaño. Una vez más, todos los derechos pertenecían al amo y los deberes al esclavo.
La ética cristiana impone obligaciones mutuas en las que cada parte tiene derechos y obligaciones. Es una ética de responsabilidad mutua; y por tanto, se convierte en una ética en la que la idea de privilegios y derechos se deja atrás, y la idea de deberes y obligaciones es suprema. Toda la dirección de la ética cristiana no es preguntar: ¿Qué me deben a mí los demás?, sino: ¿Qué les debo yo?
(ii) Lo realmente nuevo en la ética cristiana de relaciones personales es que todas las relaciones son en el Señor. La totalidad de la vida cristiana se vive en Cristo. En cualquier hogar el tono de las relaciones personales debe ser dictado por la conciencia de que Jesucristo es el invitado invisible pero siempre presente. En cualquier relación padre-hijo la idea dominante debe ser el carácter paternal de Dios; y debemos procurar tratar a nuestros hijos como Dios trata a sus hijos e hiSantiago Lo que debe zanjar cualquier problema en la relación amo-siervo es que ambos son siervos de un Amo, Jesucristo. Lo nuevo es las relaciones personales en el Cristianismo es que Jesucristo es el Mediador en todas ellas.

LA OBLIGACIÓN MUTUA

Colosenses 3:18 – 4:1 (continuación)

Consideremos ahora brevemente cada una de estas tres esferas de las relaciones humanas.

(i) La casada ha de respetar a su marido; pero el marido ha de amar a su mujer y tratarla con amabilidad. El efecto de las leyes y costumbres de la antigüedad era que el marido se convertía prácticamente en un dictador indiscutible y la mujer en poco más que una esclava dedicada a criar hijos y atender a las necesidades de su marido. El efecto fundamental de la enseñanza cristiana es que el matrimonio se convierte en un equipo. No se forma meramente por conveniencia del marido, sino a fin de que ambos, marido y mujer, se completen mutuamente y compartan la vida con todas sus responsabilidades y alegrías. Cualquier matrimonio en el que todo se hace por conveniencia de una parte de la pareja mientras que la otra parte no existe más que para gratificar las necesidades y deseos de la primera no es un matrimonio cristiano.

(ii) La ética cristiana establecer la obligación de los hijos de respetar a sus padres; pero hay siempre un problema en la relación entre padres e hijos. Si el padre es demasiado complaciente, el hijo crecerá indisciplinado e incapacitado para enfrentarse con la vida. Pero también existe el peligro contrario si el padre es exigente y siempre está castigando a su hijo.
Recordamos en la literatura inglesa la trágica cuestión de Mary Lamb, que acabó con la mente desquiciada: «¿Por qué parece que no puedo hacer nada nunca a gusto de mi madre?» Recordamos la punzante observación de John Newton: «Yo sabía que mi padre me quería -pero parecía que no quería que yo lo supiera.» Hay cierta clase de crítica constante que es el producto de un amor equivocado.
El peligro de todo esto está en que el hijo puede descorazonarse. Bengel habla de «la plaga de la juventud: un espíritu roto (Fractus animus pestis iuventutis).» Uno de los Hechos trágicos de la historia de la religión es el de Martín Lutero, que toda su vida tuvo problemas para dirigirse a Dios llamándole «Padre nuestro» porque su padre había sido tan severo con él. La palabra padre se identificaba en su mente con la idea de la severidad. El deber de un padre es disciplinar, pero sin dejar de aniMarcos El mismo Lutero decía: «»No apliques la vara, y echarás a perder al hijo.» Es verdad. Pero ten una manzana lista para cuando se porte bien.»

Sir Arnold Lunn en Memory to memory cita un incidente acerca del mariscal Montgomery de un libro de M. E. Clifton James. Montgomery era considerado ordenancista -pero su personalidad tenía la otra cara también. Clifton James era su oficial «doble», y le estuvo estudiando durante un ensayo del Día-D. «A pocos metros de donde yo estaba, un soldado muy joven, que parecía todavía mareado del viaje, venía marchando deportivamente, esforzándose por mantener el paso de sus camaradas delanteros. Yo me podía figurar que, sintiéndose como se sentía él, el equipo y el rifle le debían de pesar una tonelada. Se le atascaban las botas en la arena; pero yo veía que estaba luchando para que no se le notara lo mal que se sentía. Precisamente entonces se puso a nuestra altura, tropezó y cayó de bruces. Casi gimiendo, se incorporó y siguió la marcha deslumbrado en otra dirección. Monty -forma familiar del nombre de Montgomery- se dirigió rápidamente hacia él, y le dio la vuelta con una rápida y amistosa sonrisa. «Por aquí, hijito. Se te está dando bien, muy bien. Pero no pierdas contacto con el compi de delante.» Cuando el quinto se dio cuenta de quién era el que le había deparado aquella ayuda amistosa puso una cara de muda adoración que era todo un cuadro.» Era precisamente porque Montgomery combinaba la disciplina y el estímulo por lo que un soldado raso del Octavo Ejército se sentía tan importante como un coronel en cualquier otro ejército.

Cuanto mejor sea un padre tanto más debe evitar el peligro de desanimar a su hijo, dosificándole la disciplina y el ánimo por partes iguales.

EL TRABAJADOR CRISTIANO
Y EL AMO CRISTIANO

Colosenses 3:18 – 4:1 (conclusión)

(iii) Pablo pasa a continuación al mayor problema de todos: la relación entre el esclavo y el amo. Hay que notar que esta sección es mucho más larga que las dos anteriores; y su longitud puede que sea debida a las largas conversaciones que Pablo sostuvo con el esclavo fugitivo Onésimo, a quien habría de devolver más tarde a su amo Filemón.
Pablo dice aquí cosas que deben de haber alucinado a los dos grupos.
Insiste en que el esclavo debe ser un trabajador concienzudo. Está diciéndole realmente que el Evangelio debe hacerle un esclavo mejor y más eficiente. El Cristianismo no ha ofrecido nunca en este mundo una manera de evitarse el trabajo difícil; nos hace capaces de trabajar más y mejor. No le ofrece a nadie una salida fácil de las situaciones difíciles, sino le capacita para hacerse cargo mejor de esas situaciones.
El esclavo no debe conformarse con servir al ojo; no debe trabajar sólo cuando le está mirando el capataz. No debe ser la clase de servidor que, como dice C. F. D. Moule, no limpia el polvo detrás de los adornos ni barre debajo del armario. Debe recordar que va a recibir una herencia. Aquí hay algo maravilloso. Bajo la ley romana un esclavo no podía ser propietario de nada, y aquí se le promete nada menos que la herencia de Dios. Debe recordar que llegará la hora cuando se ajustarán las cuentas, y la mala faena recibirá su castigo y la fiel diligencia su recompensa.
El amo debe tratar al esclavo no como una cosa sino como una persona, con justicia y equidad que supere la justicia.
¿Cómo lo ha de hacer? La respuesta es importante, porque contiene la doctrina cristiana del trabajo.
El trabajador debe hacerlo todo como si fuera para Cristo. No trabajando sólo por la paga, ni por ambición, ni para agradar a un amo terrenal, sino para ofrecérselo a Cristo. Todo trabajo se hace por Dios para que Su mundo siga existiendo y Sus hombres y mujeres tengan las cosas que necesitan para vivir.
El amo debe recordar que él también tiene un Amo: Cristo en el Cielo. Es responsable ante Dios exactamente lo mismo que sus trabajadores lo son ante él. Ningún amo puede decir: «Este negocio es mío, y puedo hacer con él lo que me dé la gana,» sino: «Este negocio pertenece a Dios, y Él me lo ha encargado; soy responsable ante Él.» La doctrina cristiana del trabajo es que tanto el amo como el obrero están trabajando para Dios, y que por tanto la verdadera recompensa no se puede calcular en moneda terrenal, sino que la dará -o retendráDios a Su debido tiempo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

CAPÍTULO 4

f) Los amos (4,1).

1 Amos, proporcionad a los esclavos lo justo y lo equitativo, teniendo en cuenta que también vosotros tenéis un amo en el cielo.

También el amo tiene obligaciones para con el esclavo; tiene que cuidarse de su bienestar corporal y psíquico. De ello tendrá que dar cuenta ante el divino juez. Esta exhortación doméstica del Apóstol sobrepasa con mucho a las que proponían los antiguos moralistas. El Evangelio tiene consecuencias para toda la vida, aunque deje en vigor las ordenaciones naturales.

7. ADVERTENCIAS FINALES (4/02-06).

a) La oración y la súplica (4,2-4).

2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias.

Pablo es un hombre que ora (1,3.9), y quiere que también lo sean los miembros de la comunidad cristiana. «No dejéis nunca de orar», (1Te 5:17). «Con toda clase de oraciones y súplicas, orad en toda ocasión en el Espíritu y velad unánimemente con toda constancia y súplica por todo el pueblo santo» (Efe 6:18). La constante oración de la comunidad cristiana es expresión de su vigilancia, que espera el próximo «día malo» (Efe 6:13), en el que el poder de Satán se concentrará contra los elegidos del Señor (cf. 2Te 2:3-12); pero esta vigilancia aguarda también el día de la salvación, en que ha de volver el Señor para liberar a su comunidad y entregarlo todo al Padre 51. Por esta causa los cristianos viven «aguardando la bienaventurada esperanza, o sea, la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Cristo Jesús» (Tit 2:13). Por eso, no pueden dormir como los demás, antes bien tienen que estar en vela y ser sobrios (1Te 5:6), porque el día del Señor vendrá como el ladrón durante la noche. Por eso, la oración de la comunidad cristiana es ante todo una oración que implora que el Señor venga pronto: «Señor nuestro, ven» (1Co 16:22). Precisamente porque la oración cristiana anticipa lo que ha de suceder, debe siempre estar unida con la acción de gracias. El cristiano no sólo da gracias por la salvación ya otorgada (1Co 1:12-14), sino también porque Dios le hace conocer lo que ha de ocurrir: la victoria del Señor y la salvación definitiva. El lugar preferido para esta acción de gracias es la celebración de la eucaristía.

……………

51.Cf. 1Te 1:10; 1Te 4:13-19; 1Cr 15:28; 1Cr 15:51-53; Flp 3:20 s; Col 3:4; 1Ti 6:14 s.

……………

3 Rogad al mismo tiempo por nosotros, para que Dios nos abra una puerta a la palabra, y así poder anunciar el misterio de Cristo -misterio por cuya causa estoy en cadenas-, 4 y para que yo lo manifieste predicando como es mi deber.

Como el Apóstol ruega a Dios por su comunidad (1Ti 1:3b), así «ayudadnos vosotros también con vuestras oraciones» (2Co 1:11), especialmente ahora, cuando Pablo está en la cárcel. Aunque esté en la prisión, no se resigna a la inactividad. En cualquier situación de su vida procura, en la medida de lo posible, anunciar el misterio de Cristo, que no es sino «el misterio del Evangelio» (Efe 6:19). Pablo considera que ésta es la mayor obligación que le ha impuesto el Señor. «Quiero que sepáis, hermanos, que mis asuntos han resultado más bien un progreso del Evangelio, hasta tal punto, que en todo el pretorio y entre todos los demás se ha hecho patente que mis cadenas son por Cristo, y la mayor parte de los hermanos, cobrando confianza en el Señor a causa de mis cadenas, han redoblado su audacia para predicar sin miedo, la palabra de Dios» (Flp 1:12-14). Pero el misionero necesita para este fin las súplicas de la comunidad cristiana.

b) La conducta con los de fuera (Flp 4:5-6).

5 Caminad con sabia discreción por lo que respecta a los de fuera, aprovechando el tiempo.

Las comunidades cristianas que Pablo y sus colaboradores han fundado, viven en un ambiente pagano, «en medio de una generación desviada y pervertida», en la que deben resplandecer «como antorchas en el mundo» (Flp 2:15). La mirada de los paganos se dirige a los cristianos con recelo y con ánimo de criticar. La reforma de su vida tiene que ser tal, que actúe como una predicación conmovedora y sobre todo tiene que abrirse al mensaje de salvación de Cristo como una delicada invitación. Jesús ha ordenado a sus discípulos: «Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mat 5:16). Y Pedro advierte a los cristianos: «Estad siempre dispuestos a responder a cualquiera… con mansedumbre y respeto, como quien tiene buena conciencia. Así los que difaman vuestra conducta en Cristo, quedarán confundidos» (1Pe 3:15 s). La reforma de vida del cristiano tiene que actuar en sentido misionero.

Además, es preciso aprovechar el tiempo. «El tiempo» sólo es un breve plazo, que termina con la parusía del Señor. La misión, que es la tarea más importante de este tiempo, no puede ser privada de su éxito por la conducta pecaminosa de la comunidad cristiana. Cada uno de los momentos de este tiempo es valioso y tiene que ser aprovechado para el Evangelio.

6 Que vuestra palabra sea siempre amable, sazonada con sal, sabiendo cómo tenéis que dirigiros a cada uno en particular.

«Vuestra palabra» es la palabra misionera. En primer lugar es una palabra anunciadora de salvación y sólo en segundo lugar es judicial (cf. también Mar 1:15). Por eso ha de ser «amable». La expresión griega, que hemos traducido por «amable» es en khariti. Kharis, significa también «gracia». El Evangelio es un mensaje de la gracia de Dios. Pero la palabra misionera también tiene que estar sazonada con sal: tiene que ser una palabra en que haya penetrado la fuerza y el aroma del Evangelio, con el que puede curarse la corrupción del mundo. Una palabra halagadora, no puede ser una palabra misionera. «Mi palabra y mi predicación no consistían en hábiles discursos de sabiduría, sino en demostración de espíritu y de poder; de suerte que vuestra fe se base, no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios» (1Co 2:4 s).

Muchas personas con quienes se encuentra el cristiano, buscan sinceramente la verdad, y esperan del Evangelio y de la Iglesia una respuesta a sus preguntas. Sólo si la respuesta que da el cristiano es «amable y sazonada con sal», como es propio de la palabra de Dios, convencerá al que inquiere y pregunta.

Así concluye el Apóstol sus exhortaciones a los colosenses.

CONCLUSIÓN 4,7-18

1. TIQUICO Y ONéSIMO INFORMARAN (4/07-09).

7 De todo lo referente a mí os informarán Tíquico, el querido hermano y servidor fiel y consiervo en el Señor.

Ahora Pablo pasa a hablar de su situación personal. Porque la situación espiritual de los colosenses es mucho más importante para él, que es un auténtico Apóstol de Jesucristo. Sin embargo, el estado actual del Apóstol no carece de importancia para la comunidad de Colosas, pues también es una lucha por los fieles.

Tíquico, quizá natural de éfeso (cf. Hec 20:4; 2Ti 4:12), juntamente con otros, había acompañado a Pablo en su último viaje a Jerusalén, quizá para entregar conjuntamente con el Apóstol la colecta de los etnicocristianos a la comunidad primitiva, como delegado de una comunidad. Ahora Tíquico regresa al Asia Menor y va a Colosas con noticias del Apóstol. Pablo le llama «querido hermano», ya que todos los cristianos entre sí son hermanos en Cristo; le llama también «servidor fiel», que está al servicio del Señor, y en él se ha acreditado; y, finalmente, «consiervo en el Señor», que como épafras (2Ti 1:7) está dedicado a la evangelización, por lo cual es compañero del Apóstol. La fe común y la tarea común en el servicio del Señor crean una estrecha solidaridad fraterna.

8 Os lo envío para eso mismo, para que sepáis nuestros asuntos y para que conforte nuestros corazones.

Los informes de Tíquico sobre la situación del Apóstol deben confortar los corazones de los colosenses. Así puede decirlo Pablo con la firme confianza de que los colosenses, por medio de los informes sobre el estado de Pablo, serán confortados en la fidelidad a él y, por tanto, también al Evangelio, lo cual por otra parte los corroborará de nuevo contra la herejía.

9 Juntamente os envío con él a Onésimo, el fiel y querido hermano, que es uno de vosotros. Ellos os pondrán al corriente de todo lo que pasa por aquí.

Onésimo es el esclavo que se había evadido de Filemón, y había recurrido a Pablo (cf. la carta a Filemón). El Apóstol le llama su «fiel y querido hermano»; para él, Onésimo no es un esclavo. Parece que los colosenses lo conocen («es uno de vosotros»). Ahora Pablo se lo envía juntamente con Tíquico para informarlos por medio de ambos sobre su situación en el cautiverio, lo cual no es solamente una prueba de la gran confianza que Pablo tiene en Onésimo. Es una acción ejemplar, que puede hacer que los colosenses caigan en la cuenta de que todos los bautizados son hermanos en Cristo y de que, por el bautismo, las antiguas diferencias de condición social han perdido su importancia.

2. LOS QUE SALUDAN JUNTAMENTE CON PABLO (4/10-14).

Ahora Pablo da los saludos que concluyen su carta. Antes de saludar personalmente a los colosenses, nombra a los que saludan juntamente con él, y encarga a los colosenses que saluden a personas conocidas (4,10-15). Los seis que saludan juntamente con Pablo son sin excepción colaboradores en la apostólica obra misionera. Estas listas de saludos en las cartas de Pablo (cf. particularmente Rom 16) tienen un sentido profundo: en ellas se muestra la conciencia de una solidaridad fraterna y cordial, que llena y debe llenar las comunidades cristianas, pero también se muestra la conciencia de la gran responsabilidad de todos por todos.

10 Os saluda Aristarco, mi compañero de prisión, y Marcos, el primo de Bernabé, sobre el cual habéis recibido instrucciones; así, que, si va por ahí, acogedlo, 11 y Jesús, que también se llama Justo. éstos son los únicos de la circuncisión que han trabajado conmigo por el reino de Dios, constituyendo para mí un verdadero consuelo.

Aristarco es un macedonio (Hec 19:29) de Tesalónica (Hec 27:2), que comparte voluntariamente la cautividad de Pablo. Marcos, un jerosolimitano, acompañó a Pablo y a Bernabé en su primer viaje misional, pero por el camino se separó de los dos, lo cual condujo a una desavenencia temporal con Pablo (cf. Hec 13:5.13; Hec 15:37-39). Ahora Pablo lo recomienda a los colosenses, a quienes se dirige para cumplir algunos encargos. Finalmente, hay todavía un tal Jesús, que por lo demás nos es desconocido, y a quien llaman Justo.

Marcos y Jesús Justo son actualmente los únicos colaboradores del Apóstol en la obra misional (cf. también Flm 1:24) que proceden del judaísmo. Cuando a Pablo le eran suscitadas muchas dificultades por parte de los judeocristianos 52, los dos judeocristianos Marcos y Jesús Justo apoyaron su actividad misionera. Para Pablo constituyen «un verdadero consuelo», no solamente en su presente situación personal, sino porque ellos manteniéndose fieles al Apóstol, cuidan de que haya paz y concordia en la Iglesia. No buscan sus propios intereses, sino los de Jesucristo (cf. Flp 2:21).

12 Os saluda épafras, vuestro paisano, siervo de Cristo Jesús, que siempre está luchando por vosotros en las oraciones, para que permanezcáis perfectos y cabales en toda voluntad de Dios. 13 Pues yo declaro en su favor que se toma mucho trabajo por vosotros y por los de Laodicea y los de Hierápolis.

épafras ha instruido a los colosenses en el Evangelio (Flp 1:7) y ha puesto al Apóstol en antecedentes sobre la situación de la comunidad (Flp 1:8). Como fiel «siervo de Cristo» comparte con Pablo la gran solicitud misionera por los colosenses y en sus oraciones lucha juntamente con él (Flp 1:9.29) por conseguir el provecho espiritual de aquéllos. El objetivo de épafras es el mismo que el del Apóstol: lograr que los colosenses sean perfectos cristianos (cf. 1,28). Para este fin han de ser «perfectos y cabales en toda voluntad de Dios». Eso no solamente se refiere a su vida moral, sino al conocimiento de la voluntad salvífica de Dios, a las grandes cosas que Dios se propone hacer con ellos (cf. 1,9; Efe 1:9).

Pero la solicitud de épafras también se dirige a las comunidades cristianas de Laodicea y de Hierápolis. Se puede decir que sufre por ellas, como Pablo puede testificar de él. Es posible que, en las comunidades, épafras haya encontrado dificultades, quizá por parte de los herejes. El Apóstol le justifica ante las comunidades con estas referencias a su conducta verdaderamente pastoral, que le acredita como misionero de los más acendrados sentimientos. Así es como Pablo aboga por su colaborador.

……………

59.Cf. por ejemplo 2Co 11:21 ss; Gál 1.7.

……………

14 Os saludan Lucas, el médico querido, y Demas.

Lucas, el evangelista y autor de los Hechos de los apóstoles, había acompañado al Apóstol en su último viaje a Jerusalén y más tarde a Roma (Hec 21:1 s; Hec 27:1 ss). Probablemente también había compartido la cautividad de Pablo en Cesarea. Era médico de profesión, y también asistía médicamente al Apóstol, que no era de complexión fuerte. De este modo puso Lucas todas sus dotes al servicio del Evangelio. De Demas no tenemos datos, pero lo debían conocer los colosenses.

Por medio de todos estos que saludan juntamente con Pablo, existe y se forma un lazo de cordial fraternidad entre las comunidades y los misioneros, según requiere la índole de la Iglesia.

3. SALUDO A LOS HERMANOS Y HERMANAS, Y ÚLTIMOS ENCARGOS (4/15-18).

15 Saludad a los hermanos de Laodicea, y a Ninfas y a la Iglesia que se reúne en su casa.

Ahora siguen los saludos que encarga Pablo, en primer lugar a la comunidad de Laodicea. A continuación sigue un nombre, que puede designar a un hombre o a una mujer; probablemente se hace referencia a un matrimonio, en cuya casa la comunidad cristiana o una parte de ella se reunía para los actos de culto. Para ello se requería ánimo, amor y desinterés, en lo que se denota la conciencia de responsabilidad por los hermanos y las hermanas que viven en la misma comunidad.

16 Y cuando se haya leído entre vosotros esta carta, haced que se lea también en la Iglesia de los laodicenses, y vosotros leed también la de Laodicea.

Pablo aún les da una orden importante: los colosenses han de cuidar de que la carta que Pablo les ha dirigido, se lea también en la comunidad de Laodicea, y de que la carta de Pablo (que pronto se perdió) a los laodicenses se lea también en Colosas. Así, pues, el Apóstol considera sus cartas no como correspondencia particular sino oficial, que no solamente se refiere a una comunidad. Las cuestiones de que Pablo trata en estas cartas, surgen siempre de nuevo de una u otra forma, y las respuestas del Apóstol a estas cuestiones sirven de norma para todos los tiempos. Sus advertencias apostólicas tienen validez imperecedera.

El lugar de la lectura de sus cartas era evidentemente la asamblea litúrgica de la comunidad. Esta circunstancia hizo que se impusiera el carácter oficial de sus cartas, lo que pronto condujo a que fueran coleccionadas en distintas comunidades y que paulatinamente alcanzaran una categoría similar a los que tenían los escritos del Antiguo Testamento, que de ordinario eran leídos y expuestos en los actos de culto. Así fue como las cartas de Pablo, junto con los Evangelios, pasaron a ser, en la Iglesia, Sagrada Escritura.

Las cartas de Pablo también son Sagrada Escritura para nosotros, a quienes todavía se nos lee en los actos de culto lo que el Apóstol escribió en otro tiempo a los colosenses. En las cartas de Pablo nos habla el mismo Espíritu de Dios, que guió al Apóstol en la redacción de sus cartas.

17 Y decid a Arquipo: Atiende a la misión de servicio que recibiste en el Señor, y procura cumplirla.

No sabemos quién era Arquipo ni qué «misión de servicio» tenía que cumplir. Pero por esta advertencia del Apóstol sabemos que cualquier «misión de servicio» en la Iglesia es «recibida en el Señor», es decir que está respaldada por el mismo Cristo, que es quien confiere todas las misiones y cargos en la Iglesia (cf. Efe 4:11-16), y ante quien tienen que justificarse dichas misiones y cargos. Por eso, Arquipo y todos los que tienen una misión de servicio en la comunidad cristiana han de cumplirla cabalmente.

4. SALUDO MANUSCRITO DEL APÓSTOL (Efe 4:18a).

18 El saludo va de mi puño y letra: Pablo. Acordaos de mis cadenas.

Como en otras cartas 53, Pablo añade en la carta a los colosenses un saludo escrito de su puño y letra, mientras que el texto restante fue escrito por un secretario. La comunidad ha de ver los rasgos de su propia escritura y reconocer en ellos una señal muy personal de la unión íntima de Pablo con la comunidad. Su último ruego: Acordaos de mis cadenas, debe recordar una vez más los padecimientos que Pablo soporta por el Evangelio. Mediante sus cadenas, el Apóstol, en último término, permanece vinculado a sus comunidades, y éstas quedan vinculadas al Apóstol, cuando le recuerdan. Cuando después se recuerde en la Iglesia a todos los que están en cadenas, se seguirá cumpliendo el último ruego del Apóstol a los colosenses.

……………

53.Cf. 2Te 3:17; 1Co 16:21; Gal 6:11.

……………

5. BENDICIÓN (Gal 4:18b).

18b La gracia sea con vosotros.

La bendición, a pesar de su brevedad, nombra de una forma muy concisa lo que es decisivo: la gracia de Dios, sin la cual no puede subsistir la comunidad cristiana. La palabra «gracia» en labios del Apóstol tiene un gran significado: Bendición, ayuda y toda salvación, que Dios otorga a su comunidad en Jesucristo, tanto a los colosenses como a los cristianos de nuestro tiempo.

Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje

4.1 Los amos debían proveer lo que era justo y recto. De la misma manera hoy, los empleadores deberían pagar salarios dignos y tratar a sus empleados con justicia. Y los líderes deberían cuidar de los que trabajan voluntariamente y no abusar de ellos. Si usted tiene responsabilidad ante otros, asegúrese de hacer lo que es justo y recto, porque deberá dar cuenta a su Amo celestial.4.2 ¿Se ha cansado alguna vez de orar por alguien o por algo? Pablo dice: «Perseverad en la oración, velando en ella». Nuestra perseverancia demuestra que creemos que Dios contestará nuestras oraciones. La fe no debería morir si las respuestas se tardan en venir, dado que la demora puede ser la manera divina de forjar su voluntad en nuestras vidas. Cuando se canse de orar, tenga presente que Dios está allí, siempre escucha, siempre actúa, quizá no en la forma que usted esperaba, sino en la manera que El considere que es mejor.4.3 El «misterio de Cristo» son las buenas nuevas de salvación que nos da Cristo, el evangelio. El aspecto central de la vida de Pablo fue anunciar a otros a Cristo, mediante la explicación y la predicación de este maravilloso misterio.4.4 Pablo pidió oración para poder proclamar las buenas nuevas de Cristo con claridad, y nosotros podemos pedir oración para hacer lo mismo. No importa que método de evangelización usemos, sea que enfaticemos ejemplo y estilo de vida o discipulado, nunca deberíamos oscurecer el mensaje del evangelio.4.5 Debemos ser sabios en nuestros contactos con los incrédulos («los de afuera»), sacando el mayor provecho de las oportunidades que tenemos para contarles las buenas nuevas de salvación. ¿Qué oportunidades tiene usted?4.6 Cuando les hablemos a otros acerca de Cristo, siempre es importante hacerlo con gracia. No importa cuánto sentido tenga el mensaje, perdemos su efectividad si no somos amables. Así como a nosotros nos gusta ser respetados, debemos respetar a los demás si queremos que escuchen lo que tenemos que decirles. «Sazonada con sal» significa que lo que hablamos debería ser sabroso y dejar la puerta abierta para la continuación del diálogo.4.7 Tíquico era uno de los representantes personales de Pablo y probablemente el portador de las cartas a los Colosenses y los Efesios (véase también Eph 6:21-22). Acompañó a Pablo a Jerusalén llevando lo recolectado para la iglesia (Act 20:4).4.10 Aristarco era un tesalonicense que acompañó a Pablo en su tercer viaje misionero. Estuvo con Pablo en el alboroto de Efeso (Act 19:29). Tíquico y él estuvieron con el apóstol en Grecia (Act 20:4). Aristarco fue a Roma con Pablo (Act 27:2). Marcos partió con Pablo y Bernabé en el primer viaje (Act 12:25), pero los dejó en medio del viaje por razones desconocidas (Act 13:13). Bernabé y Marcos eran parientes, y cuando Pablo rehusó aceptar la compañía de Marcos en otro viaje, se fueron juntos para predicar el evangelio (Act 15:37-41). Marcos también trabajó con Pedro (Act 12:12-13; 1Pe 5:13). Más tarde, Marcos y Pablo se reconciliaron (Phm 1:24). Marcos escribió el evangelio que lleva su nombre. Su perfil está en Hechos 12.4.12 Epafras fundó la iglesia en Colosas (véase la nota a 1.7), y su informe a Pablo, en Roma, lo motivó a escribir esta carta. Epafras era un héroe de la iglesia en Colosas, uno de los creyentes que contribuyó a que la misma se mantuviera unida a pesar de los problemas crecientes. Sus oraciones fervientes por los creyentes muestran su amor profundo y su interés por ellos.4.13 Laodicea se hallaba a pocos kilómetros al noroeste de Colosas; Hierápolis estaba a unas 8 km al norte de Laodicea. Véase la nota a 2.1 para ampliar su información sobre Laodicea.4.14 Lucas pasó mucho tiempo con Pablo, no solo acompañándolo en gran parte del tercer viaje misionero sino también permaneciendo con él en la prisión en Roma. Lucas escribió su Evangelio y Hechos. Su perfil está en Hechos 17. Demas fue fiel a Pablo por un tiempo, luego lo abandonó «amando este mundo» (2Ti 4:10).4.15 La iglesia primitiva, con frecuencia, se reunía en los hogares. Los edificios construidos, llamados templos, no fueron conocidos sino hasta el tercer siglo.4.16 Algunos sugieren que la carta a Laodicea pudo haber sido la epístola a los Efesios. Da la impresión de que hubo una carta especial para los de Laodicea, de la que no tenemos noticias hasta hoy. Pablo escribió varias cartas que se han extraviado (véase, por ejemplo, 2Co 2:3, con su nota respectiva).4.17 La carta de Pablo a Filemón está dirigida también a Arquipo (Phm 1:2). Al que Pablo llama «nuestro compañero de milicia». Pudo haber sido un soldado romano que llegó a ser miembro de la iglesia en Colosas o un hijo de Filemón.4.17 Pablo animó a Arquipo a que se asegurara de realizar el ministerio que había recibido del Señor. Hay muchas maneras de dejar nuestro trabajo incompleto: podemos desviarnos moralmente con facilidad; agotarnos y parar; enojarnos y abandonar o despreocuparnos dejándoselo a otros. Debemos asegurarnos de que acabemos el trabajo que Dios nos asignó y no dejarlo inconcluso.4.18 Pablo usualmente dictaba sus cartas a un escriba, pero casi siempre terminaba con una breve nota manuscrita por él mismo (véanse también 1Co 16:21; Gal 6:11). Esto evitaba que los falsos maestros escribieran cartas en nombre de Pablo. Y también le daba un toque personal.4.18 Para comprender la carta a los Colosenses, es necesario tomar en cuenta que la iglesia enfrentaba la presión de una herejía que prometía vida espiritual profunda a través del conocimiento secreto (una forma primitiva de gnosticismo). Los falsos maestros destruyeron la fe en Cristo al menoscabar la humanidad y divinidad de Cristo.Pablo deja en claro que solo Cristo es la fuente de nuestra vida espiritual, la cabeza del cuerpo de creyentes. Cristo es Señor tanto del mundo físico como del espiritual. La senda a una vida espiritual profunda no es a través de deberes religiosos, conocimiento especial o secreto; solo se consigue por medio de una relación clara con el Señor Jesucristo. No debemos permitir que nada se interponga entre nosotros y nuestro Salvador. REGLAS DE SUMISIONCasadas, estad sujetas a vuestros maridos (3.18)Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas (3.19)Hijos, obedeced a vuestros padres en todo (3.20)Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten (3.21)Siervos, obedeced en todo a vuestros amos (3.22)Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos (4.1)(Empleados, trabajen arduamente para sus empleadores.)(Empleadores, sean justos y rectos con sus empleados.)El Nuevo Testamento incluye muchas instrucciones concernientes a las relaciones. Muchas personas las leen para la otra persona y desconocen aquellas que se aplican a ellos mismos. Pero usted no puede controlar la conducta de la otra persona, solo la suya. Comience obedeciendo las que le corresponden a usted y no insista en que la otra parte obedezca primero.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 210 Lev 25:43; Deu 15:13

b 211 Efe 6:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

26 (C) Código familiar (3,18-4,1). Como las listas de vicios y virtudes, el código fami­liar es un tipo genérico de exhortación e ins­trucción que se puede encontrar en la filosofía helenística popular. El NT lo ha incorporado en varios lugares (Ef 5,22-6,9; 1 Pe 2,13-3,7; Tit 2,1-10; 1 Tim 2,8-15; 6,1-2; véase también 1 Clem 21,6-9; Teología paulina, 82:145), don­de se le ha dado una perspectiva ética cristia­na. El código refleja las usanzas sociales de la época y no va dirigido a la situación concreta de Colosas. En él se habla a tres pares de per­sonajes: esposas y maridos, hijos y padres, y esclavos y amos. Primero se aconseja al miem­bro subordinado de cada par que se «someta», y luego se encomienda al otro una responsabi­lidad. Todas estas costumbres se han de prac­ticar «como pide el Señor» (3,18), «pues esto agrada al Señor» (3,20), «por respeto al Se­ñor» (3,22), «sirviendo al Señor» (3,24). W. A. Meeks ve la inclusión de tales códigos en los escritos tardíos del NT como prueba de que la parénesis deuteropaulina estaba interesada en la estructura de los grupos cristianos dentro de una sociedad ordenada, y en la casa como célula básica de la misión paulina (The First Urban Christians [New Haven 1983] 76-77, 106 [trad. esp.: Los primeros cristianos urba­nos, Salamanca 1974]).
(Blach, D., «Let Wives Be Submissive» [SBLMS 26, Chicago 1981]. Crouch, J. E., The Origin and Intention of the Colossian Haustafel [FRLANT 109, Go­tinga 1972]. Miiller, K., «Die Haustafel des Kolosser-briefes und das antike Frauenthema», Die Frau im Urchristentum [Friburgo 1983] 263-65. Verner, D. C., The Household of God [SBLDS 71, Chicago 1983].)
27 (D) Aplicación y transición (4,2-6). La exhortación final invita a orar y a estar vigilantes. En la transición a los mensajes fi­nales, el autor de Col, adoptando la identidad de Pablo, pide oraciones, hace de nuevo refe­rencia a su ministerio de exponer el misterio de Cristo y menciona su encarcelamiento (4,3).
28 (VI) Mensajes y conclusión (4,7-18). 7-9. Tíquico y Onésimo son enviados a los co­losenses para dar noticias y animar a la comu­nidad. 10-14. Se mandan saludos de Aristarco, Marcos el primo de Bernabé, Jesús de sobre­nombre Justo, Epafras, Lucas el médico ama­do y Dimas. 15-16. Se envían también saludos a Laodicea con la indicación de que ambas Iglesias intercambien las cartas. 17. Se manda un mensaje específico a Arquipo. 18. El autor deuteropaulino concluye con una nota final de autenticidad (cf. Gál 6,11; 2 Tes 2,2; 1 Cor 16,21; –> Cartas del NT, 45:8D). Las semejanzas entre estos mensajes y los del final de Flm su­gieren que, en esta sección conclusiva, el autor de Col tal vez imitara esa carta auténtica.

[Traducido por José Pedro Tosaus Abadía]

Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo

un Señor…Efe 6:9.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

O, esclavos

O, Amo

Fuente: La Biblia de las Américas

g Efe 6:9.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[1] El artículo definido utilizado aquí indica que Pablo estaba pidiendo que los Israelitas recitaran las oraciones litúrgicas Nazarenas establecidas, muchas de las cuales aún permanecen en el libro moderno de oraciones llamado el siddur. Muchos Judíos tradicionales podrían escandalizarse al encontrar que algunas de sus tradiciones heredadas vinieron de los seguidores Nazarenos de Yahshua del primer siglo, tales como el afikoman de la Pascua (el centro de los tres matzahs/piezas de pan sin levadura).

Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero

[1] Que os tratará como los tratéis a ellos.[5] Para atraerlos a la fe con vuestra conducta.

Fuente: Notas Torres Amat