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Comentario de Deuteronomio 12:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Deuteronomio 12:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Estas son las leyes y los decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que Jehovah, Dios de vuestros padres, os ha dado, para que tengáis posesión de ella todos los días que viváis sobre la tierra.

estos son los estatutos. Deu 4:1, Deu 4:2, Deu 4:5, Deu 4:45; Deu 6:1, Deu 6:2.

todos los días. Deu 12:19; Deu 4:19; 1Re 8:40; Job 7:1; Sal 104:33; Sal 146:2.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los monumentos de idolatría deben ser destruidos, Deu 12:1-3.

El lugar de Dios, Deu 12:4-14.

Los animales que podrían comer, Deu 12:15.

La sangre es prohibida, Deu 12:16.

Cosas prohibidas, Deu 12:17.

Las cosas santas deben comerse en el lugar santo, Deu 12:18.

El levita no debe ser abandonado, Deu 12:19.

La sangre está prohibida, Deu 12:20-25.

Las cosas santas deben comerse en el lugar santo, Deu 12:26-28.

No se debe preguntar acerca de la idolatría, Deu 12:29-32.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Deu 13:1-18; Deu 14:1-29; Deu 15:1-23; Deu 16:1-22; Deu 17:1-20; Deu 18:1-22; Deu 19:1-21; Deu 20:1-20; Deu 21:1-23; Deu 22:1-30; Deu 23:1-25; Deu 24:1-22; Deu 25:1-19; Deu 26:1-19

El desarrollo de la hermandad del pacto es la preocupación de la Ley de Dios (los estatutos y juicios). La Ley es la revelación de Dios a Israel por medio de la cual el Rey enseña a su pueblo a desarrollar una contra cultura, el antídoto de Dios contra la autonomía de la humanidad.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Deu 13:1-18; Deu 14:1-29; Deu 15:1-23; Deu 16:1-17

Esta sección rodea el culto a Dios y a los santos. La marca distintiva de Israel está en su absoluta lealtad al único Dios y esto se expresa en su veneración, sistema legal, económico, sociedad, vida familiar y ética individual y de la comunidad.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Un lugar central de culto les ayudaría a mantener una cierta fe. Moisés destaca que Dios espera que su pueblo se centre en el único lugar elegido por Él y resista los atractivos de muchos lugares paganos y formas de culto. En la tierra, Israel habría de recibir muchos beneficios del Señor y Él, a su vez, esperaba que vivieran en forma responsable.

 EN PROFUNDIDAD

Una nueva cultura

• Israel estaba a las puertas de una ocasión memorable. No solo se preparaban para entrar a la Tierra Prometida y conquistar a sus habitantes, también se preparaban para establecer una cultura totalmente nueva. El principal enfoque de esta nueva cultura estaría en el Dios vivo. Cada parte de ella habría de reflejar su naturaleza.

• Los mandamientos de Dios dieron a los israelitas una expresión concreta de cómo Dios quería que viviera el pueblo. En pocas palabras, quería un pueblo que lo amara y venerara solo a Él. Mediante la observancia de ciertas normas de pureza, los israelitas demostrarían su compromiso con Él al mantenerse ritualmente limpios. Idealmente, esta pureza externa reflejaría la pureza interna. Puesto que Dios era perfecto, quería que su pueblo se resistiera a las inmorales prácticas de las naciones vecinas. Pero no solo quería que se opusieran al demonio, sino también quería que al ayudar a los extranjeros, las viudas, los huérfanos y los pobres reflejaran su naturaleza amorosa y compasiva. Al seguir las amplias instrucciones de Dios, los israelitas podrían establecer su sociedad en base a las leyes justas del Dios vivo.

• Muchos aspectos de la cultura israelita eran distintivos en el mundo antiguo, como la prohibición de comer cerdo. Estas distinciones externas eran una señal de que los israelitas eran diferentes para los propósitos divinos de Dios. Sin embargo, la distinción más notable era la absoluta lealtad de Israel al único Dios. Toda la sociedad de Israel, su sistema legal, estructura económica, vida familiar y ética individual y colectiva, reflejan esta lealtad. Mientras las naciones que rodeaban a Israel adoraban a una variedad de dioses en numerosos santuarios ubicados en todo el escenario, los israelitas (idealmente) adoraban a un Dios, de una sola manera y en un solo lugar, el lugar que Él elegiría. En la Tierra Prometida, Dios pensaba bendecir abundantemente a los israelitas. A su vez, esperaba que los israelitas vivieran en forma responsable, en una cultura diferente de cualquiera que la precediera.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

para que tomes posesión: Dios iba a dar la tierra al pueblo. Pero exigía obediencia como condición para ocuparla y disfrutar de ella (caps. Deu 28:1-68; Deu 29:1-29).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

12. El Santuario único.
L os capítulos anteriores tienen el carácter de introducción exhortatoria para el cumplimiento de los preceptos que a continuación se determinan. Los c.12-26ss constituyen el núcleo substancial del Deuteronomio y contienen la exposición de la Ley mosaica. El estilo es oratorio y muy diferente del legislativo que hemos visto en el código de la alianza. Se distinguen las siguientes grandes secciones: a) legislación de la vida religiosa (12.1-16:17); b) legislación relativa a las instituciones sociales: jueces, reyes, sacerdotes y profetas (16:18-18:22); c) derecho criminal, familiar y social (19:1-25:19); d) conclusión parenética (c.26).

1“He aquí, pues, las leyes y preceptos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que Yahvé, Dios de vuestros padres, os dará en posesión todo el tiempo que viváis sobre la tierra. 2Destruiréis enteramente todos los lugares donde las gentes que vais a desposeer han dado culto a sus dioses sobre los altos montes, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso; 3abatiréis sus altares, romperéis sus cipos, destruiréis sus “aseras,” quemaréis sus imágenes talladas y sus dioses y haréis desaparecer de la memoria sus nombres. 4No haréis así cuanto a Yahvé, vuestro Dios, 5sino que le buscaréis en el lugar que él elija entre todas las tribus, para poner en él su santo nombre y hacer en él su morada; allá iréis; 6 allí le presentaréis vuestros holocaustos y sacrificios, vuestras décimas, vuestras primicias y la ofrenda alzada de vuestras manos, vuestros votos y oblaciones voluntarias, y los primogénitos de vuestras vacas y ovejas. 7Allí comeréis delante de Yahvé, vuestro Dios, y os regocijaréis vosotros y vuestras familias, gozando de los bienes que vuestras manos adquieran y con que Yahvé, tu Dios, te bendiga. 8No haréis cada uno como bien le parezca, como lo hacemos nosotros aquí ahora, 9porque no habéis llegado todavía al descanso y a la heredad que Yahvé, tu Dios, te da. 10Mas pasaréis el Jordán y habitaréis en la tierra que Yahvé, vuestro Dios, os dará en heredad; y entonces os dará reposo contra todos vuestros enemigos que os rodean y habitaréis en seguridad, 11Entonces, en el lugar que Yahvé, vuestro Dios, elija para que en él more su santo nombre, allá llevaréis todo lo que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestras décimas, las ofrendas elevadas de vuestras manos y las ofrendas escogidas de vuestros votos a Yahvé. 12Allí os regocijaréis en la presencia de Yahvé, vuestro Dios; vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita que está dentro de vuestras puertas, ya que éste no ha recibido parte y heredad con vosotros. 13Guárdate de ofrecer holocaustos en cualquier lugar a que llegues; 14los ofrecerás en el lugar que Yahvé haya elegido en una de tus tribus; allí liarás todo lo que yo te mando. 15Pero cuando quieras podrás matar y comer la carne en todas tus ciudades, conforme a la bendición que Yahvé, tu Dios, te haya otorgado. Podrán comerla lo mismo el impío que el puro, como se hace con la gacela y el ciervo; 16mas no comerás sangre; la derramarás sobre la tierra como el agua. 17No podrás comer en cualquiera de tus ciudades las décimas de tu trigo, de tu mosto y de tu aceite, ni los primogénitos de tus vacas y tus ovejas, ni nada de cuanto ofrezcas en cumplimiento de un voto; ni tus ofrendas voluntarias, ni las oblaciones de la elevación. 18Delante de Yahvé, tu Dios, en el lugar que Yahvé, tu Dios, elija, las comerás, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva y el levita que more en tus ciudades; allí te regocijarás ante Yahvé, tu Dios, disfrutando de los bienes que adquiera tu mano. 19Guárdate de desamparar al levita en todo el tiempo que vivas sobre tu tierra. 20Cuando Yahvé tu Dios, haya extendido tus fronteras, como te lo ha prometido, y digas: “Quiero comer carne, porque siente deseo de ella mi alma,” podrás comerla cuantas veces quieras. 21Si el lugar que Yahvé, tu Dios, elija para poner en él su nombre está lejano, podrás matar tu ganado mayor y menor que Yahvé te dé, según lo que te ha prescrito, y comerlo en tu ciudad a tu deseo. 22 Lo comerás como se come la gacela y el ciervo; el puro y el impuro podrán comerlo uno y otro, 23pero atente siempre a la prohibición de comer sangre; es la vida, y no debes comer la vida de la carne; 24no la comerás; la derramarás sobre la tierra, como el agua; 25no la comerás, para que seas dichoso tú y tus hijos después de ti, haciendo lo que es recto a los ojos de Yahvé. 26Pero las ofrendas sagradas que se te imponen y las que tú hagas en cumplimiento de un voto, ésas tómalas y ve al lugar que Yahvé elija; 27y allí ofrecerás tus holocaustos, carne y sangre, en el altar de Yahvé, tu Dios; en los sacrificios, la sangre será derramada en el altar de Yahvé, tu Dios, y la carne la comerás tú. 28Escucha y guarda todo esto que yo te mando, para que seas dichoso, tú y tus hijos después de ti por siempre, haciendo lo que es recto a los ojos de Yahvé, tu Dios.”

Esta unidad del santuario israelita es uno de los principios de la legislación deuteronómica y una de las dificultades que presenta este libro. La Ley empieza por ordenar la destrucción de los santuarios cananeos, cuyos elementos nos han dado a conocer las exploraciones arqueológicas modernas. Suelen estar estos santuarios en las alturas. De ahí el nombre de bamot (elevado = excelsum) que se les da, y se hallan bordeados de un muro de piedra o haram (sagrado), que separa el recinto sagrado del resto de la altura. En ellos hay un altar, cipos o estelas verticales de piedra (masebot) y aseras, serie de troncos, símbolos de bosques sagrados y de los dioses de la fertilidad. A veces esto se hallaba debajo de árboles o en bosques frondosos, que representan bien la potencia de las divinidades de la naturaleza1. Todo esto es condenado por el legislador hebreo al anatema (v.3), todo debe ser destruido, porque tales santuarios profanaban la tierra de Yahvé y eran ocasión de escándalo para el pueblo.
En lugar de esta multiplicidad de lugares de culto, los israelitas tendrán uno solo en el lugar que elija Yahvé en una de las tribus de Israel. A él concurrirán los israelitas con sus holocaustos y sacrificios pacíficos, con sus diezmos y primicias, con sus votos y oblaciones voluntarias y con los primogénitos de los ganados (v.6)2. En ese lugar debía de estar el arca de la alianza, símbolo de la presencia sensible de Yahvé; por eso el tabernáculo, donde se encontraba el arca, se llamaba miskan, o lugar de habitación de Dios3. Allí moraba su nombre, es decir, Dios mismo. Allí irán los israelitas a regocijarse en su Dios en las grandes solemnidades del año y en las fiestas familiares, en que se ofrecía determinados sacrificios, seguidos de banquetes sagrados. Los v.8-12 parecen repetir los mismos conceptos de los v.5-7, y por eso resultan redundantes y parecen pertenecer a un glosista posterior. Es muy verosímil que Moisés haya tenido el plan de establecer un santuario único como medio de unificar las tribus, manteniendo así su conciencia religiosa y nacional. En los tiempos que siguieron a la ocupación de Canaán, el arca de la alianza sirvió de aglutinante nacional y religioso4.
Las inmolaciones ordinarias sin carácter religioso podían ser ejecutadas en cualquier parte del país, y, puesto que no tenían carácter estrictamente sagrado, podían participar de las víctimas aun gentes que no tuvieran pureza ritual, lo que es inconcebible en los sacrificios religiosos5. Pueden ser comidas esas víctimas como la gacela y el ciervo, animales que no estaban permitidos en los sacrificios sagrados (v.15). Sólo se prohíbe tomar la sangre, que era el vehículo de la vida, la cual pertenece exclusivamente a Dios (v.16). Por otra parte, en ciertos cultos idolátricos, la sangre se utilizaba como medio de adivinación, y quizá aquí el legislador, al prohibir tomar la sangre, pensara en estas prácticas, que habían de ser evitadas6. Los hebreos, pues, pueden sacrificar víctimas y consumirlas en reuniones familiares, a las que se invitará a los levitas que moran con ellos (v.18). La situación de los levitas era muy precaria, y en tiempo de los jueces, los que no estaban vinculados a algún santuario famoso, como el de Silo o de Dan, tenían que andar errantes por el territorio de las diversas tribus, viviendo de la caridad. El deuteronomista, que tiene un alto sentido de la justicia social y de la caridad, insistentemente pide generosidad para ellos.
Los v.20-28 son la repetición de prescripciones precedentes y parecen ser una glosa redaccional posterior.
Esta ley sobre el santuario único es la culminación de un progreso evolutivo histórico en lo cultual. En los tiempos patriarcales, los sacrificios se solían hacer en lugares que tenían algún carácter sagrado, como Siquem, Betel, Hebrón, Bersabé, o porque habían sido santificados con alguna teofanía del Saday. En Exo 20:24s se permite levantar altares y ofrecer sacrificios en todo lugar en que se haya manifestado el nombre de Yahvé. Esta parece ser la norma en tiempo de los jueces. Así, los mejores representantes del yahvismo ofrecieron sacrificios en diversos lugares: Caígala, Hebrón, Belén, Gabaón, Rama. Aun después de levantado el templo, el pueblo continuaba sacrificando fuera de él, sin que reyes ejemplares se opusieran a ello7. Sin embargo, había en Israel un santuario especialmente venerado de todos; era aquel en el que estaba el arca de la alianza, símbolo de la presencia sensible de Yahvé en su pueblo. Instalado primero en Silo en tiempo de Helí8, fue trasladado a Nob9, después a Gabaón. Al ser consagrado el templo de Jerusalén fue trasladada a él10 como preciosa reliquia de los tiempos mosaicos. Este único santuario nacional, morada única de Yahvé en medio de su pueblo, representaba la fe de Israel en el Dios único, a quien él rendía culto. Los demás santuarios, más bien eran tolerados por razón de satisfacer las necesidades religiosas del pueblo mientras se mantuviesen puros de contaminación idolátrica. Pero cuando esto, con el ejemplo de reyes y clase dirigente, empezó a prevalecer, entonces el legislador-época del profetismo -, apoyándose en el antiguo principio mosaico, declaró como único legítimo el santuario de Jerusalén, donde habitaba el nombre de Yahvé. Tal parece ser el desarrollo histórico de esta ley. Según el texto que nos representa al pueblo acampado en torno al rico tabernáculo fabricado en el Sinaí, todos los actos de culto se cumplen en el tabernáculo mismo, y las leyes culturales están dadas como si esta situación hubiera de perdurar. Y es aquí donde más al vivo se halla representada esta idea del único Dios, con un santuario único, un único altar y único sacerdocio, impregnado todo de la santidad de Yahvé.

Contra los Caitos Idolátricos (29-32).
29“Cuando Yahvé, tu Dios, haya exterminado a los pueblos que de delante de ti va a arrojar y ya los hayas destruido y habites en la tierra, 30guárdate de imitarlos, cayendo en una trampa después de haber desaparecido de delante de ti, y de indagar acerca de sus dioses, diciendo: “¿Cómo acostumbraban esas gentes a servir a sus dioses? Voy a hacer yo también como ellos hacían.” 31No obres así con Yahvé, tu Dios, porque cuanto hay de aborrecible y abominable a Yahvé, lo hacían ellos para sus dioses, hasta quemar en el fuego a sus hijos y a sus hijas en honor suyo. 32Todo lo que yo te mando, guárdalo diligentemente, sin añadir ni quitar nada.”

Era opinión general de los antiguos que cada región tenía sus dioses y que éstos exigían ser honrados con ritos propios por parte de los moradores de su tierra. De aquí podía nacer entre los hebreos esta preocupación sobre las necesidades de honrar a los dioses de Canaán y de honrarlos con los ritos a ellos gratos, que eran los practicados por los cananeos. Sólo así podrían obtener su benevolencia. El legislador deuteronomista condena estas prácticas. Para Israel no existe más que un Dios, que es Yahvé, que le escogió entre todos los pueblos como su heredad, le sacó de Egipto, le dio leyes sapientísimas y le introdujo en la tierra que había jurado dar a los patriarcas. Los cultos de los cananeos son abominables y algunas de sus prácticas son criminales, como la de pasar por el fuego a los primogénitos11. En Israel, los reyes Manasés y Acaz sacrificaron a sus hijos en honor de los dioses cananeos12. El legislador deuteronomista insiste en estas abominaciones culturales de los cananeos para prevenir a los israelitas contra las veleidades idolátricas, que podían conducirlos a tales monstruosidades.

1 Sobre el sentido y organización de los santuarios cananeos véanse M. J. Lagrange, Etudes sur les religions sémitiques 170-207; Desnoyers, Histoire du peuple hebreu I 238; H. Vincent, Canaán d’aprés la exploration récente 90-151. – 2 Sobre las diversas clases de sacrificios y ofrendas véanse comentarios a Lev 1; 3; 7. – 3 De esta palabra hebrea miskan deriva la aramea sekina, que significa la morada de Dios en Israel, sobre cuyo concepto se hicieron lucubraciones rabínicas de gran altura teológica. – 4 Sobre la unicidad del santuario se insiste en el Deuteronomio:Exo 14:23-25; Exo 15:20; Exo 1:62. 6; 11; 15; 16; Exo 17:8; Exo 17:10; Exo 26:2; Exo 31:11. – 5 Lev 7:20. – 6 cf. Lev 19:26. – 7 Cf. 1 Res.is; 15,14; 22,44. – 8 1 Sam 1:1s. – 9 1 Sam 2:1s. – 10 1Re 8:4. – 11 2Re 17:25-28. – 12 2Re 17:17; Deu 18:10.

Fuente: Biblia Comentada

Moisés comienza repitiendo sus instrucciones con respecto a que hacer con los centros de adoración falsos después de que Israel hubiera tomado posesión de la tierra de los cananeos (vea Deu 7:1-6). Tenían que destruirlos completamente.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

El corazón de Deuteronomio se encuentra en este largo segundo discurso de Moisés. «Esta, pues, es la ley» (Deu 4:44) la cual Moisés le explicó a Israel (cp. Deu 1:5). Después de una breve introducción (Deu 4:44-49), Moisés le dio al pueblo un entendimiento claro de lo que la ley dirigía con respecto a su relación con el Señor en el tierra (Deu 5:1Deu 26:19), después concluía al relatar las bendiciones o las maldiciones que vendrían sobre la nación como una consecuencia de su respuesta a las estipulaciones de esta ley (Deu 27:1Deu 28:68).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Habiendo delineado los principios generales de la relación de Israel con el Señor (Deu 5:1Deu 11:32), Moisés entonces explicó leyes específicas que ayudarían al pueblo a subordinar cada área de la vida de ellos al Señor. Estas instrucciones fueron dadas para que Israel las pusiera «por obra en la tierra» (Deu 12:1)

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Las primeras instrucciones específicas que Moisés da tienen que ver con la adoración pública del Señor por parte de Israel conforme entran a la Tierra Prometida.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Deu 12:32-17 al Deu 26:1-19

Estos capítulos conforman el cuerpo legal del Deuteronomio. Contienen una serie de leyes y prescripciones, de origen diverso, que forman el llamado Código Deuteronómico (Deu 12:1Deu 26:19). Esta legislación tiene muchos elementos comunes con el Código de la alianza (ver nota a Éxo 20:22-26), pero la formulación de las leyes tiene en cuenta la evolución social y religiosa del pueblo. Este Código Deuteronómico se identificaría, al menos en su fondo, con el Libro de la Ley hallado en el Templo bajo Josías (ver 2Re 22:8 ss).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El lugar de adoración. Ahora se inician las leyes específicas, con el v. 1 formando un eslabón con las instrucciones generales anteriores. Los mandamientos en el cap. 12 tratan de la adoración apropiada al Señor, y surgen como consecuencia del requisito básico de que Israel debe adorarlo sólo a él (5:7). El mandamiento anterior de destruir todo rastro de la adoración cananea (7:5, 25) se repite aquí (vv. 2-4). El asunto de destruir sus lugares de adoración (v. 2) es porque ahí era donde sus nombres eran recordados (v. 3). El antiguo punto de vista semita era que en el nombre residía el ser y el poder de cualquier persona. En el v. 3 hay una lista de las trampas de la religión idólatra de Canaán. La piedras rituales probablemente eran una especie de símbolo a la fertilidad; Asera era el nombre de una diosa, y bien pudo haber sido representada con un poste esculpido con su imagen.

En contraste con esta falsa adoración, el Señor había escogido un lugar en donde su nombre sería recordado (v. 5). El lugar no se identifica. El lugar en sí no es importante, sólo el hecho de que es del Señor. En la historia de Israel esto sería un sinnúmero de lugares en sucesión, especialmente Silo (Jer. 7:12) y Jerusalén (2 Rey. 21:4).

El mandamiento de ir al lugar (v. 5) tiene en mente la adoración regular de Israel. El v. 6 provee una lista de los sacrificios y ofrendas que formarían parte de la adoración regular. La lista aquí presentada no es todo, sino una especie de resumen de la adoración israelita. (Para una descripción detallada de los sacrificios, véase Lev. 1-7 y el comentario.) El holocausto se ofrecía sobre el altar como un todo al Señor (Lev. 1:9); otros tipos de sacrificio eran en su mayoría consumidos por el adorador y el sacerdote. Las razones para ofrecer sacrificios podían variar (ver, p. ej. Lev. 7:11-18).

La nota dominante en esta adoración debía ser el gozo. De hecho, el v. 7 ofrece un vistazo dentro de lo que es la visión de Deut.: Un pueblo unido gozándose en adoración ante la presencia de su único Dios.

Los vv. 8-10 recuerdan la situación presente de los israelitas, incapaces aún, debido a su estilo de vida en el desierto, de hacer todo lo que más tarde les sería requerido. El prometido reposo de sus enemigos (ver 3:20 y comentario) sólo se obtendría después de que todos los israelitas se hubieran establecido en sus porciones del territorio repartido, y cuando se hubieran acabado las guerras.

Los vv. 11 y 12 repiten los mandamientos de los vv. 6 y 7, incluyendo el llamado a regocijarse, pero también emiten una instrucción a incluir en la adoración al pobre y al débil de la comunidad. Hemos observado que esta es una implicación básica del propio carácter de Dios, para que se implemente entre su pueblo (ver 10:17-19). Ahora se repite en el contexto de la adoración. Deut. da por sentado que la adoración sin gozo o sin amor está muerta.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

12.2, 3 Cuando conquistaban una nación, los israelitas debían destruir cada altar pagano e ídolo que encontraran. Dios sabía que vacilarían en sus creencias si comenzaban a utilizar esos altares, así que no debía quedar nada que pudiera tentarlos a adorar ídolos. Nosotros también debemos ser despiadados en cuanto a buscar y destruir cualquier centro de falsa adoración que tengamos en nuestras vidas. Estos pueden ser actividades, actitudes, posesiones, relaciones, lugares o hábitos, cualquier cosa que nos tiente a apartar el corazón de Dios y hacer lo malo. Nunca nos creamos tan fuertes que no podemos ser tentados. Israel aprendió esa lección.12.12, 18 Los hebreos ponían gran énfasis en el culto familiar. Ya fuera para ofrecer sacrificio o asistir a una gran fiesta, la familia se reunía a menudo. Esto daba a los niños una actitud saludable hacia la adoración y para los adultos esto añadía un significado adicional. Observar a un miembro de la familia confesar su pecado era tan importante como el hecho de celebrar una gran fiesta juntos. Aunque hay momentos en que podemos separar a las personas por edades, algunos de los cultos más significativos son aquellos donde están juntos los jóvenes y los ancianos.12.13, 14 Cuando los paganos ofrecían sacrificios a sus dioses, lo hacían en diferentes lugares. Por contraste, los israelitas sólo debían ofrecer sacrificios en la manera indicada y en los sitios indicados. Esta restricción tenía como fin asegurar la pureza del culto en la nación de Israel. Más tarde, habrían de ignorar este precepto y ofrecerían sacrificios en los lugares altos donde adoraban las deidades paganas. (Véase, por ejemplo, 2 Reyes 23 donde Josías destruyó los otros altares.) Deberíamos dar pasos para salvaguardar la pureza del culto en nuestras congregaciones. Si individualizáramos e hiciéramos un culto a la medida de nuestras propias preferencias, perderíamos el beneficio de adorar como un cuerpo de creyentes.12.16 Comer sangre estaba prohibido por varias razones: (1) era una parte integral de las prácticas paganas de la tierra a la que iban a entrar los israelitas; (2) representaba la vida, la cual es sagrada para Dios; (3) era un símbolo del sacrificio que se tenía que hacer por el pecado. (Si desea más información sobre la prohibición de comer sangre véase la nota a Lev 17:14).12.30, 31 Dios no quería ni siquiera que los israelitas preguntaran acerca de las religiones paganas que los rodeaban. La idolatría había permeado completamente a Canaán. Era muy fácil ser arrastrado por las tentaciones sutiles de prácticas que parecían ser inofensivas. A veces la curiosidad puede causarnos tropiezo. El conocimiento del mal es dañino si este llega a ser demasiado tentador para poderlo resistir. Resistir la curiosidad acerca de prácticas dañinas demuestra discreción y obediencia.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 709 Lev 26:46; Deu 4:5

b 710 Lev 19:37; Lev 25:18

c 711 Deu 4:40; Deu 6:1; Stg 1:22

d 712 Deu 4:10; 1Re 8:40

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

los estatutos y los decretos. El vers. 1 sirve de título para introducir el código. La redacción es semejante a la de otras secciones introductoras (cp. 4:44, 45; 5:1; 6:1, 2). El próximo título introductorio está en 29:1.

Fuente: La Biblia de las Américas

Los 15 capítulos siguientes contienen lo que se conoce como el código deuteronómico. Este no es un código legal formal, sino la repetición de las leyes en un contexto homilético y expositivo. El propósito es el de enseñar los mandamientos y motivar al pueblo a que los obedezca. En esta sección hay leyes que ya se conocían (Ex 20:22– 23:19), y otras nuevas para las circunstancias que no se experimentaron en el desierto, pero que se experimentarían en Canaán. Los mandamientos tratan más de la lealtad al S eñor que de infracciones y daños civiles (cp. Ex 21:18– 22:17). Sin embargo, hay leyes humanitarias que expresan preocupación por los necesitados y los oprimidos y aún por los animales.

Fuente: La Biblia de las Américas

O, juicios

Lit., el

Fuente: La Biblia de las Américas

[.] Con el capítulo 12 empiezan las leyes que deben regir a Israel para que sea realmente el pueblo de Dios. La primera es la de destruir los lugares sagrados de los paganos. Eran emplazamientos arreglados en medio de bosques, en la cumbre de los cerros. Ahí se ponía un palo derecho entre piedras verticales. La segunda prescripción es la de no tener otro templo que el de Jerusalén. A raíz de los abusos que surgieron de la multiplicación de los lugares de culto, los sacerdotes judíos procuraron realizar la unidad religiosa en torno al Templo de Jerusalén. Sin autoridad y vigilancia, era imposible impedir que los santuarios de Yavé se prestaran a muchos abusos e influencias de los cultos paganos. Esta unificación del culto formaba parte del gran proyecto del rey Josías reunir el antiguo reino del norte con el reino de Judá (1 Re 23, 8-9). ¿Por qué quiso Dios un solo Templo? Aparentemente, por las mismas razones por las que quiso hacer sus promesas a una sola familia de reyes, la de David. Es que Israel primero y la Iglesia después tienen que ser en el mundo un signo de unidad. Si bien es cierto que el creyente puede dirigirse a Dios en cada momento y de cualquier manera que le dicte su fe, sin embargo tendrá que respetar la voluntad de Dios de que un solo pueblo lo sirva en su Unica Casa, su Iglesia. El párrafo 12,13-19 establece la distinción entre matar animales para ofrecerlos en sacrificio, que estaba permitido sólo en el Templo de Jerusalén, y matarlos para aprovechar la carne, cosa que se puede hacer en cualquier lugar. 29. Nueva advertencia contra el peligro de la idolatría.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[2] Los paganos ofrecían sacrificios a sus ídolos en lugares altos o debajo de árboles frondosos. Consagraban ciertos árboles a determinados dioses, como el laurel a Apolo, el olivo a Minerva, el mirto a Venus y la encina a Júpiter.[3] Deut 7, 25; 1 Mac 13, 40.[20] Gen 28, 14; Ex 34, 24; Deut 19, 8.[29] Deut 19, 1.

Fuente: Notas Torres Amat