Comentario de Deuteronomio 14:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Vosotros sois hijos de Jehovah vuestro Dios: No sajaréis vuestros cuerpos ni raparéis vuestras cabezas por causa de algún muerto.
Hijos sois de Jehová. Gén 6:2, Gén 6:4; Éxo 4:22, Éxo 4:23; Sal 82:6, Sal 82:7; Jer 3:19; Ose 1:10; Jua 1:12; Jua 11:52; Rom 8:16; Rom 9:8, Rom 9:26; 2Co 6:18; Gál 3:26; Heb 2:10; 1Jn 3:1, 1Jn 3:2, 1Jn 3:10; 1Jn 5:2.
no os sajaréis. Las naciones paganas no sólo hacían estas cosas en honor a sus dioses, sino también en señal de duelo ante la muerte de un familiar. Lev 19:27, Lev 19:28; Lev 21:5; Jer 16:6; Jer 41:5; Jer 47:5; 1Ts 4:13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Dios, Deu 14:1-2.
Lo que se puede y lo que no se puede comer, Deu 14:3;
de los animales, Deu 14:4-8;
de los peces, Deu 14:9-10;
de las aves, Deu 14:11-20.
Aquello que muriere por sí mismo no puede ser comido, Deu 14:21.
Diezmos de servicio divino, Deu 14:22.
Los diezmos y las primicias deben comerse en presencia del Señor, Deu 14:23-27.
Al tercer año, Deu 14:28-29.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Hijos de Jehová: La motivación de la distinta ética y práctica de los israelitas descansaba en la relación especial de la nación con el Señor (Deu 1:31; Deu 8:5).
sajaréis … rasparéis: Los ritos mortuorios paganos incentivaban el abuso físico. Estas prácticas eran una forma de magia mediante la cual el pueblo buscaba ejercer control sobre su bienestar y sobre los dioses (1Re 18:28).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
14. Leyes Complementarias.
Condenación de ciertas supersticiones (1-2).
1“Vosotros sois hijos de Yahvé, vuestro Dios. No os hagáis incisiones ni os decalvéis entre los ojos por un muerto. 2 Porque tú eres un pueblo consagrado a Yahvé, tu Dios, y te ha elegido Yahvé, tu Dios, para que seas su pueblo singular de entre todos los pueblos que hay sobre la haz de la tierra.”
Con ocasión de los funerales por los muertos y de las calamidades públicas estaban en boga muchas prácticas supersticiosas. Una de ellas era la de hacerse incisiones en la carne, practicada, sobre todo, por los sacerdotes de Baal1. El ofrecimiento de la sangre a la divinidad tenía el sentido de ofrenda de la vida, cuyo vehículo es la sangre. Otra costumbre era la de cortarse los cabellos entre los ojos, encima de la frente. Tenía también sentido idolátrico2. Todo esto se prohibe al israelita, porque pertenece a un pueblo consagrado a Yahvé (v.2) por haber sido elegido por Dios entre todos los pueblos para ser un pueblo singular, perteneciente de modo especial y exclusivo a El. Es el primogénito de Yahvé3, es una “nación santa y un pueblo sacerdotal.”4 Esto supone un grado de santidad que incluye separación de los otros pueblos y acercamiento a Yahvé. Por eso no puede contaminarse con prácticas en honor de los ídolos. Supuesta la alianza, esto reviste los caracteres de un adulterio o prostitución religiosa. La nación debe ser toda entera de Yahvé, sin compromisos con otras divinidades cananeas.
Animales Puros e Impuros (3-21).
3“No comas abominación alguna. 4He aquí los animales que comeréis: el buey, la oveja y la cabra; 5el ciervo, la gacela y el corzo; la cabra montes, el antílope, el búfalo, la gamuza; 6todo animal que tenga la pezuña dividida, el pie hendido y rumie; 7pero no comeréis los que solamente rumian ni los que solamente tienen la pezuña dividida y el pie hendido; el camello, la liebre, el conejo, rumian, pero no tienen la pezuña hendida; son inmundos para vosotros; 8el puerco, que tiene la pezuña hendida, pero no rumia, es inmundo para vosotros. No comeréis sus carnes ni tocaréis sus cadáveres. 9 De los animales que viven en el agua comeréis los que tienen aletas y escarnías; 10 pero cuantos no tienen aletas y escamas no los comeréis; son para vosotros inmundos. 11Comeréis toda ave pura. 12He aquí los que no comeréis: el águila, el quebrantahuesos, el buitre, 13el milano y toda suerte de halcones; 14 toda suerte de cuervos; 15 el avestruz, el mochuelo, la lechuza; 16el ibis, el buho y el pelícano; 17la cerceta, el mergo, la cigüeña; 18la garza de todas clases, la abubilla y el murciélago. 19Tendréis también por inmundo todo insecto alado; no lo comeréis. 20Comeréis los volátiles puros. 21No comeréis mortecino de ningún animal; podrás dárselo al extranjero que reside en tus ciudades o vendérselo; vosotros sois un pueblo consagrado a Yahvé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.”
En Lev 1:1s, el texto nos da a conocer la distinción entre animales puros e impuros, entre los que se podían comer y los que estaban prohibidos. La razón era la santidad del pueblo israelita, que debía abstenerse de tocar y comer cosa que no se considerase en consonancia con esa santidad. Aquí lo impuro es abominable y no lo comerá el pueblo, consagrado a Yahvé. Se ha de distinguir de los demás pueblos por la pureza de su vida. Sin duda que en la determinación de animales puros o impuros hemos de ver un eco de creencias y costumbres ancestrales que hoy se nos escapan. Pero el legislador hebreo, recogiendo estas estimaciones populares, les da un sentido religioso de pureza legal, conforme a lo que se dice en Lev 11:14 : “Vosotros seréis santos, dice Yahvé, porque yo soy santo, y vosotros no debéis contaminaros.”
Se enumeran tres categorías de animales: a) los cuadrúpedos (5-8); b) los animales acuáticos (9-10); c) los animales alados (11-20). No se mencionan los reptiles como en Lev 11. En general, la exposición de ellos es más ordenada y sintética que la de Lev 11. Se da la lista completa de los animales puros y los impuros. La identificación de algunos animales es problemática. Como regla general, se exige para que sean puros, entre los cuadrúpedos, que tengan la pezuña hendida y sean rumiantes. Ambas condiciones se exigen en el mismo animal. La apreciación de estas características es según la estimación popular, y, por tanto, no conforme a las catalogaciones científicas actuales5. Entre los animales acuáticos son permitidos los que tienen aletas y escamas, excluyéndose los otros, sin duda porque se parecen a los reptiles, como la anguila (v.9). Entre las aves no se establece una ley general, sino que se enumeran las que son puras y las impuras. Se prohíben todos los animales carnívoros que se alimentan de la carroña y los que habitan entre ruinas, supuesta morada de los demonios. Por eso el murciélago está incluido en la lista, por tener alas y por morar entre ruinas. Se prohíben también los insectos en general, quizá porque se arrastran sobre materias en descomposición6.
Queda prohibido lo mortecino, es decir, el animal muerto de muerte natural. La razón parece ser porque no ha sido sangrado7. Pero se permite venderlo o darlo a comer al extranjero, lo que no estaba permitido en la legislación levítica8, sin duda porque se consideraba al extranjero como vinculado de algún modo a la comunidad teocrática de Israel.
Por fin se prohíbe cocer el cabrito en la leche de su madre (v.21). Esta ordenación, que aparece repetida en otros lugares de la legislación mosaica9, puede explicarse por razón de piedad natural para con los animales, pues lo mismo que el legislador hebreo prohibía poner bozal al buey que ara, y más tarde, en los tiempos rabínicos, estaba prohibido matar el mismo día (con ocasión de la fiesta pascual) el cordero y su madre, así aquí se considera como demasiado cruel matar al cabrito y después prepararlo con la leche de su madre. Aparte de esta posible razón, hoy día los comentaristas creen ver aquí prohibida una práctica supersticiosa que tenía su origen en los cultos gentílicos. Según los textos de Ras Samra, uno de los ritos para congraciarse con la divinidad consistía en cocer un cabrito o cordero en leche10. Supuesto esto, el legislador hebreo con su prohibición pretendía extirpar una costumbre pagana con reminiscencias idolátricas11.
La Ley del Diezmo (22-29).
22“Diezmarás todo producto de tus sementeras, de lo que dé tu campo cada año; 23y comerás delante de Yahvé, tu Dios, en el lugar que El elija para hacer habitar en él su nombre, el diezmo de tu trigo, de tu mosto y de tu aceite, y los primogénitos de tus vacas y ovejas, para que aprendas a temer siempre a Yahvé, tu Dios; 24pero si el camino fuere largo para poder llevarlos allá, por estar tú demasiado lejos del lugar que elija Yahvé para hacer habitar en él su nombre, cuando Yahvé te bendiga 25lo venderás; y, tomando el dinero en tus manos, irás con él al lugar que Yahvé, tu Dios, elija. 26Allí comprarás con dinero lo que desees: bueyes, ovejas, vino u otro licor fermentado, lo que quieras; y comerás allí, delante de Yahvé, y te regocijarás tú y tu casa. 27No dejarás de lado al levita que mora en tu ciudad, porque él no tiene parte ni heredad contigo. 28Al fin de cada tercer año separarás todos los diezmos de los productos de aquel año y los depositarás en tu ciudad; 29allá vendrá el levita que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que haya en tus ciudades, y comerán y se saciarán, para que Yahvé, tu Dios, te bendiga en todas las obras de tus manos.”
En Lev 27:30s y Num 18:20s aparece esta ley del diezmo, la cual asignaba para sustentación de los levitas y sacerdotes la décima parte de los frutos del campo. Muy otra es la idea que aquí se nos da del diezmo. No se puede hablar de la décima parte, sino de una parte de las primicias del trigo, vino y aceite, así como de los primogénitos de las ovejas y vacas que han de ser consumidos en el santuario. Este acto era como un reconocimiento de que aquellos bienes eran debidos a Yahvé, y por ellos se le daba las gracias. Como en todos los actos de esta índole, debe ser invitado al festín el levita que mora en la ciudad del oferente, por no tener heredad propia en Israel. El diezmo no tiene aquí el carácter de tributo al sacerdocio, sino de ofrenda a Yahvé y de limosna al levita, al que se le equipara al necesitado, como el huérfano, la viuda y el extranjero. Esto prueba que la ley de los diezmos del código sacerdotal es el término de un proceso en la legislación. El diezmo empieza por ser una ofrenda libremente estimada y acaba por convertirse en tributo tasado por la ley12.
Se establece un diezmo especial cada tres años en beneficio de los levitas, extranjeros, viudas y huérfanos (v.28-29). El diezmo anterior tenía lugar todos los años, y tenía el carácter de un festín para los oferentes en el santuario. Debemos tener en cuenta que la palabra diezmo se ha de tomar en sentido amplio, no como la décima parte estricta de los frutos13.
En esta ley relativa al diezmo se echa de ver el progreso legislativo en Israel. Era el diezmo la unidad de medida usual en la antigüedad para determinar la tributación voluntaria o impuesta por la autoridad. Guando Samuel trata de disuadir al pueblo, que pedía un rey como las otras naciones, les decía que el rey diezmaría sus eras y sus viñas en beneficio de sus eunucos y servidores14. En la historia de los Macabeos se dice que los reyes sirios condonan a Jerusalén el diezmo que debía pagar como tributo15. Es discutible si la palabra diezmo tiene siempre un valor aritmético estricto o simplemente como expresión de un tributo. En el dominio religioso, el diezmo aparece en los albores de la historia de Israel. Abraham, al volver victorioso de su campaña contra los reyes orientales, ofreció el diezmo de todo el botín al Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Altísimo16. Son los opima expolia de los autores romanos, lo mejor del botín, que en la guerra de los madianitas se tasó en 1:500 de la parte recibida por los combatientes y en 1:50 de la que recibieron los que se quedaron en retaguardia17. Jacob ofreció también el diezmo de lo que le otorgara Yahvé18. Al volver, no sabemos que cumpliera este voto, sino que ofreció sacrificios a Dios, que le había ayudado19.
En el código de la alianza no aparece la palabra diezmo. Lo que la Vg traduce por decimas et primicias, los LXX traducen por primicias de la era y del lagar20. El Deuteronomio nos habla varias veces de los diezmos. Primeramente se ordena que se lleven al santuario único, elegido por Yahvé, los holocaustos, sacrificios pacíficos, diezmos y oblaciones21. Sin embargo, los LXX nos ofrecen otros textos en que no se habla de diezmos, sino de primicias. Pero en 14:22s ciertamente se habla de los diezmos, que comerán delante de Yahvé en el lugar por El escogido. Este diezmo es el de la tierra, es decir, del trigo, del mosto y del aceite, más los primogénitos de los ganados. Pero no es un tributo ofrecido a los sacerdotes, sino una ofrenda de los fieles a Dios para comerlo en su presencia y en reconocimiento de los beneficios recibidos. En caso de que el oferente more lejos del santuario, puede vender los frutos y ganados, y con el producto comprar lo necesario para el banquete-ofrenda en el santuario. Estos banquetes son verdaderos ágapes, a los que deben ser invitados los necesitados o pobres de solemnidad, como los levitas, el huérfano, la viuda y el extranjero. Sin duda que aquí diezmo tiene el sentido general de primicias, pues no podemos pensar que en un banquete se gastaran los diezmos tomados en sentido estricto. En el c.26 se ordena que se pongan en un cesto las primicias de todos los frutos del suelo y presentarlos al sacerdote, dejándolos ante Yahvé. Esta es la ofrenda ordinaria en beneficio del sacerdote. Así, pues, el diezmo tributo aparece por primera vez en Lev 27:30s, donde se declara cosa santa, como consagrada a Yahvé, el diezmo de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como de los frutos de los árboles. Las décimas del ganado mayor y menor, de todo cuanto pasa bajo el cayado, son de Yahvé. Pero en Num 18:21s, donde se promulga la ley del diezmo, después de declarar los deberes de los levitas, escogidos por Yahvé, en vez de los primogénitos de Israel, para servir a Dios en su santuario, se añade: “Yo doy como heredad a los hijos de Leví todos los diezmos de Israel por el servicio que prestan… Por ley perpetua entre vuestros descendientes, no tendrán heredad en medio de los hijos de Israel, pues yo les doy por heredad los diezmos que los hijos de Israel han de entregar a Yahvé.” En teoría, la heredad no era pequeña, pues siendo doce las tribus obligadas a pagarlo, los levitas venían a recibir doce décimas partes. Pero del total de ello debían entregar a los sacerdotes el diezmo. Así se determina en el pacto estipulado por Nehemías22. La ley no se cumplió, y el servicio del templo quedó abandonado23. Tobías, sin embargo, aparece cumpliendo puntualmente la ley24. Pero esto eran excepciones honrosas, ya que la masa del pueblo se olvidaba de esta ley, como lo declara el profeta Malaquías25.
Podemos, pues, señalar varias etapas en la legislación sobre los diezmos: a) primeramente era una ofrenda voluntaria de los bienes recibidos; b) en el Deuteronomio esta práctica se acentúa, haciendo hincapié en el espíritu de misericordia hacia los levitas, instituyendo un diezmo trienal en beneficio de éstos y de los necesitados; c) finalmente, el diezmo se convierte en un tributo teóricamente obligatorio, que se paga a Dios en beneficio de sus ministros; legislación le-vítica que parece reflejar la práctica postexílica.
1 Cf. 1Re 18:28; Ose 7:14; véase M. J. Lagrange.o.c., p.277-279. – 2 Isa 3:24; Lev 19:27; Jer 9:25; Jer 9:25.23; Jer 49:32. – 3 Exo 4:22. – 4 Exo 19:6. – 5 Véase la lista en Lev 11. – 6 Lev 11:10; Gen 1:20. – 7 Cf. Lev 17:15. – 8 Lev 17:15 – 9 Exo 23:19; Exo 34:26; Deu 14:21. – 10 Cf. RB (1937) 550. – 11 Los autores no concuerdan al determinar la prioridad de la legislación levítica y la deuteronómica sobre esta división de animales puros e impuros. Parece que ambos documentos dependen de una fuente común, que ha sido retocada según dos distintas tradiciones. – 12 Cf. Neh 10:375; Tob 1:6s. – 13 Deu 26:12-15. – 14 1Sa 8:15. – 15 1Ma 10:31; 1Ma 10:35. – 16 Gen 14:20. – 17 Num 31:25s. – 18 Gen 28:20s. – 19 Gén 35:1s. – 20 Exo 22:29. – 21 Deu 12:6. – 22 Neh 10:373; Neh 12:44. – 23 Neh 13:12; 2Cr 31:5s. – 24 Tob 1:5s. – 25 Mal 3:8s.
Fuente: Biblia Comentada
no os sajaréis, ni os raparéis. Las dos prácticas, lacerar el cuerpo y rasurar la cabeza, estaban asociadas con costumbres de lloro de religiones extrañas. Aunque las acciones en sí mismas podían parecer inocentes, estaban asociadas con prácticas y creencias reprensibles por el Señor. Cp. Lev 19:27-28; Lev 21:5; 1Re 18:28; 1Co 3:17).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
El corazón de Deuteronomio se encuentra en este largo segundo discurso de Moisés. «Esta, pues, es la ley» (Deu 4:44) la cual Moisés le explicó a Israel (cp. Deu 1:5). Después de una breve introducción (Deu 4:44-49), Moisés le dio al pueblo un entendimiento claro de lo que la ley dirigía con respecto a su relación con el Señor en el tierra (Deu 5:1 – Deu 26:19), después concluía al relatar las bendiciones o las maldiciones que vendrían sobre la nación como una consecuencia de su respuesta a las estipulaciones de esta ley (Deu 27:1 – Deu 28:68).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Habiendo delineado los principios generales de la relación de Israel con el Señor (Deu 5:1 – Deu 11:32), Moisés entonces explicó leyes específicas que ayudarían al pueblo a subordinar cada área de la vida de ellos al Señor. Estas instrucciones fueron dadas para que Israel las pusiera «por obra en la tierra» (Deu 12:1)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Las primeras instrucciones específicas que Moisés da tienen que ver con la adoración pública del Señor por parte de Israel conforme entran a la Tierra Prometida.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Deu 1:31; Deu 8:5; Éxo 4:22; Sal 103:13; Ose 11:1; ver Deu 32:5; Deu 32:19; Isa 1:2-4; Isa 30:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— no se harán incisiones: La costumbre de hacerse incisiones en el cuerpo en señal de duelo formaba parte de un rito funerario en honor de Baal, el dios cananeo de la fertilidad (ver 1Re 18:28), cuya muerte se celebraba al comienzo del verano, al marchitarse la vegetación (Eze 8:14). Esta prohibición parece estar destinada a evitar toda posible contaminación con ese rito pagano. En cuanto a estas manifestaciones de duelo, ver Lev 19:28; Lev 21:5; Isa 22:12; Jer 16:6; Jer 41:5; Eze 7:18.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El pueblo santo es distinguido. El juego de leyes que se presentan a continuación tratan principalmente sobre los alimentos. El pasaje se inicia con el recordatorio que Israel es santo y escogido (v. 2), una combinación que ya se vio en 7:6 (ver comentario ahí). Ahora también se les llama hijos de Jehovah (ver 1:31; Exo. 4:22; Ose. 11:1 para la misma idea pero usando el singular). Esta estrecha relación que Dios tenía con el pueblo se presenta ahora como la base de leyes que los deberán distinguir visiblemente de otros. Las prácticas condenadas en el v. 1b eran parte de las ceremonias de duelo de los cananeos (ver 1 Rey. 18:28).
La mayor parte del pasaje (vv. 3-20) distingue entre los animales que se pueden y los que no se pueden comer. Los términos que se usan son “limpios” e “inmundos”. No hay acuerdo en cuanto a qué significan exactamente estas palabras. Las principales posibilidades son que algunos animales no eran considerados aptos para ser comidos por razones de salud, o que eran rechazados por razones religiosas.
Los intentos para explicar el significado subyacente de “limpios” e “inmundos” son entorpecidos por el hecho de que varios de los animales mencionados no pueden identificarse con certeza. Muy bien pudiera ser que no hubiera ninguna razón de fondo para su aceptación o rechazo. Sin embargo, a veces la razón para rechazar a un animal está sugerida por el animal mismo. En el caso de los animales que se alimentan de carroña, tales como el buitre, p. ej. (v. 12), la inmundicia probablemente resulta del hecho que se alimentan de animales muertos. Estos son ritualmente inaceptables porque la sangre no se ha eliminado propiamente (Lev. 17:15, 16; ver también v. 21a y 12:16). Lo mismo puede aplicarse a las aves de rapiña (vv. 12-16). En otros casos la inaceptabilidad de un animal puede resultar a causa de su uso en algunos contextos de religiones no israelitas.
La antropóloga Mary Douglas, en su libro Purity and Danger (Rutledge and Kegan Paul, 1966), ha ofrecido una explicación más general y bastante persuasiva en relación con las leyes alimenticias. La idea ha sido adoptada por G. J. Wenham en su libro Leviticus (Eerdmans, 1979). Según el punto de vista de Douglas, la idea fundamental de “la santidad” en los textos bíblicos donde existe un énfasis ritual es una de totalidad e integridad. Los individuos, animales e inclusive los textiles son “enteros” (íntegros) cuando se conforman a la clase a la cual pertenecen (ver Lev. 18:23; 19:19; 21:17-21). En consecuencia, los animales se consideran aptos para ser apartados para la esfera santa (es decir, para el sacrificio) si pertenecen apropiadamente a cierta clase, y no tienen características que pudieran considerarse “mezcladas”. (Ver el libro de Wenham, Leviticus, pp. 18-25.)
Los reglamentos en el v. 21 también se explican por el sentido de “santidad” de Israel (aun cuando no hay ninguna evidencia definitiva para apoyar esto en el caso de la instrucción anterior). Los extranjeros, no perteneciendo al pueblo escogido, no estaban sujetos a sus reglamentos especiales.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
14.1 Las acciones descritas aquí se refieren a un culto a los muertos. Hoy día, muchas otras religiones cuentan con algún tipo de servicio a los muertos. Pero el cristianismo y el judaísmo se diferencian mucho de otras religiones porque se centran en el servicio a Dios en esta vida. No permita que el interés o la preocupación por los muertos lo distraiga de las tareas que tiene Dios para usted mientras aún está con vida.14.3-21 ¿Por qué se le prohibió a Israel comer ciertos alimentos? Existen varias razones: (1) los animales depredadores comen la sangre de otros animales y los que se alimentan de carroña comen animales muertos. Dado que el pueblo no podía comer sangre o animales que encontrara muertos, tampoco podía comer animales que hicieran estas cosas. (2) En la cultura israelita, a algunos animales se les asociaba con algo negativo, como sucede igualmente hoy con los murciélagos, las víboras y las arañas. Algunos pueden haber sido usados en prácticas religiosas paganas (Isa 66:17). Para los israelitas, los animales impuros representaban el pecado o hábitos insalubres. (3) Quizá se hayan establecido algunas restricciones sólo para recordarles a los israelitas que ellos eran un pueblo diferente y separado, comprometido con Dios. A pesar de que ya no tenemos que seguir esas leyes acerca de la comida (Act 10:9-16), podemos seguir aprendiendo de ellas la lección de que la santidad debe llevarse en todas las partes de la vida. No podemos circunscribir la santidad sólo a la parte espiritual de nuestra vida, sino que debemos además ser santos en la parte práctica de la vida diaria. Las prácticas de salud, las finanzas, el aprovechamiento del tiempo libre, todo nos proporciona la oportunidad de llevar una vida santa en la vida cotidiana.14.21 La prohibición de cocer el cabrito en la leche de su madre posiblemente haya sido porque tal práctica reflejaba un rito cananeo de fertilidad. O quizás sencillamente porque los israelitas no debían tomar lo que tenía como fin promover vida y usarlo para matar o destruir vida. Este mandamiento se da también en Exo 23:19.14.22, 23 La Biblia aclara perfectamente el propósito del diezmo: poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas. Debemos dar a Dios lo primero y lo mejor de lo que ganemos. Por ejemplo, lo primero que hacemos con nuestro dinero revela lo que más valoramos. Darle inmediatamente a Dios la primera parte de nuestra paga centra nuestra atención en El. Además nos recuerda que todo lo que poseemos le pertenece a El. El hábito de diezmar con regularidad puede mantener a Dios en primer lugar en nuestra lista de prioridades y nos da una perspectiva adecuada en todo lo demás que tenemos.14.28, 29 La Biblia sustenta un sistema organizado para ayudar a los pobres. Dios dijo a su pueblo que usara su diezmo cada tercer año para los desvalidos, hambrientos o pobres. Estas normas tenían el propósito de prevenir que la ciudad se hundiera en una pobreza y opresión abrumadoras. Era responsabilidad de todos cuidar de los menos afortunados. Las familias debían ayudar a otros miembros de la familia y los pueblos debían ayudar a los miembros de su comunidad. Las leyes nacionales protegían los derechos de los pobres, pero ayudar al pobre también era una parte activa de la vida religiosa. Dios espera que los creyentes ayuden a los necesitados y debemos usar lo que Dios nos ha dado para ayudar a aquellos menos afortunados. Mire más allá de su ofrenda regular y piense en varias formas en las que usted puede auxiliar a los necesitados. Esto le ayudará a mostrar su respeto a Dios como Creador de todas las personas, manifestar la bondad de Dios con los demás y llevarlos a El. Es una manera práctica y esencial para hacer que la fe trabaje en nuestra vida diaria.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Lit.: “entre sus ojos”, es decir, rasurándose las cejas.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 818 Isa 63:16; Isa 64:8; Jer 3:19; 1Co 8:6
b 819 Lev 19:28; Jer 16:6
c 820 Lev 21:5
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
hijos del S eñor . La relación entre padre e hijo se usa para describir el cuidado del S eñor por su pueblo (1:31), y es la razón por la cual El los disciplina (8:5). El propósito del cap. 13 es impedir las relaciones con otros dioses. El cap. 14 muestra cómo el pueblo de Dios es diferente en su vida diaria de los que adoran las deidades paganas.
Fuente: La Biblia de las Américas
Algunos han llamado a este capítulo « la santidad del laico» porque contiene una variedad de prohibiciones para la vida diaria del pueblo de Israel, para que no sea considerado inmundo. Hay reglas sobre el luto (vers. 1, 2), la comida, haciendo distinción entre los animales limpios y los inmundos (vers. 3– 21), y sobre el diezmo (vers. 22– 29).
Fuente: La Biblia de las Américas
Estas señales de duelo por un difunto, que eran practicadas por los cananeos como reconocimiento de la divinidad del muerto, fueron estrictamente prohibidas al pueblo de Dios (cp. Lev 19:27-28; Jer 16:6).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
entre los ojos… Es decir, las cejas. Costumbre pagana para expresar luto; muerto… → Lev 19:28; Lev 21:5.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit., ni haréis tonsura entre vuestros ojos
Fuente: La Biblia de las Américas
g Lev 19:28; Lev 21:5.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
Es decir, las cejas. Costumbre pagana para expresar luto
14.1 g Lev 19:28; Lev 21:5.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[=] *Lv 19:27 *Is 1:2
[o] Los capítulos 14-16 establecen las bases que asegurarán la cohesión de la sociedad israelita. Para comenzar, las prohibiciones de tipo alimenticio. Luego los diezmos que permitirán mantener un culto digno de Dios. Después viene el año de la remisión, el que pone un freno a los procesos que van separando cada vez más a los ricos de los pobres. Por último las fiestas que serán para todos los hombres de la nación la oportunidad de reencontrarse en Jerusalén alrededor del Templo. Las prohibiciones alimenticias serán un medio para separarse de los demás pueblos que habitan Palestina. Serán completadas con otras reglas que se refieren a lo que es puro o impuro y marcarán poco a poco toda la trama de la vida cotidiana. De ese modo obligarán al judío, aún al emigrado, a que no se funda en la masa de los no judíos sino que se junte siempre con sus «hermanos», creándose entre ellos una solidaridad que hará de Israel un pueblo siempre vivo y fuerte. Los diezmos son un compromiso concreto, uno de aquellos ante el cual muchos creyentes retroceden, pretextando un sentido más espiritual de las realidades religiosas. Una parte del diezmo no es dada totalmente (14,22-27). Se la gasta en Jerusalén, lo que genera abundantes entradas para el Templo y para la ciudad. No es el caso del diezmo de cada tres años, destinado al pobre y al levita (28-29). No olvidemos que el Deuteronomio formaba parte de la gran reforma que puso fin a los santuarios de provincias para darle la exclusividad al Templo de Jerusalén. Quería eliminar numerosos abusos de hecho y muchos compromisos religiosos, pero también desposeyó a todos los sacerdotes que vivían de esos santuarios. No se les quitó el carácter sagrado que se transmitía de padres a hijos, pero la comunidad debía velar por su mantención. El año de la remisión es ya lo que será en el Levítico el año sabático: un año de remisión de las deudas merced a la cual cada israelita conservará en Israel la parte de su herencia. Debería favorecer la reconciliación y la solidaridad social. En cuanto a las tres fiestas, son inseparablemente un acto religioso y una manifestación nacional. Es entonces cuando el pueblo experimenta más profundamente su identidad como pueblo de Dios y cuando la fe se reafirma con el recuerdo de las intervenciones de Dios en su historia. Es evidente que todas esas leyes sólo tienen sentido dentro del marco único de la historia de Israel. Ellas debieron presidir la reforma de Ezequías, del cual el segundo libro de las Crónicas nos hace el más grande elogio a propósito de la Gran Pascua que hizo celebrar (cap.29-31). Inspiraron también la Reforma de Josías un siglo más tarde. Pero cuando los cristianos de hoy se inquietan por el derrumbe moral de la sociedad en países que tenían una identidad cristiana, no estaría demás que leyeran esas páginas: no se rehace un país sin imponerle una misión, sin pedirle sacrificios que cuestan y sin crear instituciones de solidaridad efectiva y de redistribución. Gandhi había inscrito entre las leyes fundamentales de cualquier sociedad estos dos adagios: no hay política sin moral, ni culto sin sacrificios.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[2] Deut 8, 6.[3] Deut 26, 18; Lev 11, 4.[5] El unicornio o cabra montés.[12] Quebrantahuesos.[13] Buitre de vista aguda.[16] Garza.[16] Cigüeña.[17] Cuervo nocturno.[21] Ex 23, 19; 22, 30; Lev 22, 27.[29] Tob 1, 7.