Biblia

Comentario de Deuteronomio 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Deuteronomio 2:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Entonces nos volvimos y partimos hacia el desierto, rumbo al mar Rojo, como Jehovah me había dicho; y rodeamos por muchos días la región montañosa de Seír.

y volvimos y partimos. Deu 1:40; Núm 14:25.

y rodeamos el monte de Seir. Deu 1:2; Núm 21:4; Jue 11:18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La historia continúa expresando que ellos no debían entrometerse con los edomitas, Deu 2:1-8;

ni con los moabitas, Deu 2:9-15;

ni con los amonitas, Deu 2:16-23;

pero Sehón rey amorreo fue subyugado por ellos, Deu 2:24-37.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El viaje de Israel a Transjordania. Es difícil reconstruir el itinerario preciso y se han hecho varias propuestas. Según algunos críticos, los relatos bíblicos registran diferentes migraciones y proyectan los hechos en un relato cuyos detalles hacen difícil reconstruir lo que realmente sucedió. Los conservadores no se ponen de acuerdo. Algunos sostienen que los israelitas regresaron de Cades a Elat por el Mar Rojo por medio de una ruta directa y desde allí tomaron el camino al desierto de Edom, alrededor de Edom y Arabá. Otros plantean un viaje a través del desierto de Zin a Punón en el Arabá, desde donde Israel regresó hacia el norte para cruzar a través de Edom o descendió más al sur a Ezión-geber, antes de regresar al norte.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Jehová me habló: Con regularidad vemos desde Génesis hasta Deuteronomio, que Moisés informaba las exactas palabras que Dios le decía.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

2. Incidencias en la Marcha.

Camino De Transjordania (1-25).
1“Mudando de dirección, partimos por el desierto camino del mar Rojo, como Yahvé me lo había ordenado; y anduvimos largo tiempo dando vueltas en torno a las montañas de Seír. 2Yahvé me dijo: 3“Harto tiempo habéis estado rodeando estas montañas; volved a tomar la dirección norte. 4Da esta orden al pueblo: Vais a pasar por las fronteras de vuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seír. Ellos os temerán; pero guardaos bien 5de tener querellas con ellos, porque yo no os daré nada de su tierra, ni siquiera lo que puede pisar la planta de un pie. Yo he dado a Esaú las montañas de Seír en posesión. 6Compraréis de ellos a precio de plata los alimentos que comáis y aun el agua que bebáis; 7porque Yahvé, tu Dios, te ha bendecido en todo el trabajo de tus manos y te ha provisto en tu viaje por este vasto desierto, y ya desde cuarenta años ha estado contigo Yahvé, sin que nada te haya faltado.” 8Pasamos, pues, flanqueando a nuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seír, camino del Araba a Elat y a Asiongaber, y, dando vuelta, avanzamos por el camino del desierto de Moab. 9Entonces me dijo Yahvé: “No hostiguéis a los moabitas y no trabéis lucha con ellos, pues no he de darte nada de su tierra en posesión; he dado a los hijos de Lot Ar en posesión. 10Antes habitaban allí los emitas, pueblo grande, numeroso, de alta talla, como los enaquitas; 11también ellos, como los enaquitas, pasaban por re-faítas, pero los moabitas les daban el nombre de emitas. 12Por lo contrario, en Seír habitaban antes los jorritas; pero los hijos de Esaú los desposeyeron, y, exterminándolos, se establecieron en su tierra, como lo hace Israel en la tierra de su posesión que le dará Yahvé. 13Ahora, pues, levantaos y atravesad el Zared.” Y atravesamos el torrente Zared. 14El tiempo que duraron nuestras marchas desde Cades-barne al torrente Zared fue de treinta y ocho años, hasta que hubo desaparecido toda la generación de hombres de guerra de en medio del campamento, como Yahvé se lo había jurado. 15 La mano de Yahvé pesó sobre ellos en el campamento hasta hacerlos desaparecer a todos. 16Cuando la muerte hubo hecho desaparecer de en medio del pueblo a todos aquellos hombres de guerra, 17me habló Yahvé, diciendo: 18 “Hoy vas a pasar la frontera de Moab, el Ar, y vas a acercarte a los hijos de Amón, pero sin pasar sus confines. 19No los ataques y no les hagas la guerra, porque yo no he de darte en posesión nada de la tierra de los hijos de Amón. Se la he dado toda en posesión a los hijos de Lot.” 20También era tenida esta tierra por país de los re-faítas; habitaron antes allí los refaítas, que los amonitas llamaban zumzumitas; 21pueblo grande, numeroso, de alta talla, como los enaquitas. Yahvé los destruyó ante los amonitas, que los expulsaron y se establecieron en su tierra. 22Lo mismo hizo Yahvé por los hijos de Esaú, que habitaban en Seír, destruyendo ante ellos a los jórreos; los expulsaron y se establecieron en su lugar hasta el día de hoy. 23 Los heveos, que habitaban en cortijos hasta Gaza, fueron destruidos por los caftorim, que, salidos de Caftor, se establecieron en su lugar.”

Esta narración se enlaza cronológicamente con 1:40, y en ella se prescinde de la larga permanencia de Israel en Cades, que nos asegura 1:46. Algo semejante tenemos en Num 14:25s, cuyo relato sigue el deuteronomista a pesar de que los relatos siguientes suceden en Cades hasta el 21:45, en que se comienza a contar la marcha camino del mar Rojo. Ambos datos son una prueba de los defectos de redacción de los Números, que luego pasan al Deuteronomio. Según la orden divina, se ponen en camino por el Araba, teniendo a la izquierda los montes de Seír, territorio de los edomitas. Llegados al mar Rojo, en Asiongaber se vuelven hacia el norte, dejando a su izquierda los montes orientales de Edom. Siguen luego por el oriente de Moab y el occidente de Amón, para venir a chocar con el reino amorreo de Seón. Los edomitas y los moabitas estaban emparentados con Israel (los primeros, descendientes de Esaú, hermano de Jacob, y los segundos, hijos de Lot, sobrino de Abrahán)1.
El texto no dice nada de la embajada enviada por Moisés para pedir paso a los edomitas2, pero supone la negativa de éstos al mandar flanquear su territorio. El discurso de Moisés es sintético, y no pretende reproducir todos los incidentes del itinerario por el desierto, sino lo principal, como introducción exhortatoria al cumplimiento de sus leyes.
Los v.10-12 y 20-23 son una glosa erudita etnográfica relativa a las poblaciones prehistóricas de TransJordania; los emitas son una raza ciclópea como los enaquitas, ambos derivación de los refaím, gigantes a los que se atribuían las construcciones megalíticas, tan abundantes en TransJordania3. Los jorritas son una población no semítica que habitaba en grutas (jor, gruta) o trogloditas. Algunos los identifican con los jarritas de la Alta Mesopotamia4. Los zum-zummim son también restos de la raza de gigantes presemítica5. Los heveos o hiwwitas habitaban en el sur de Palestina, junto a Gaza, en cortijos o establecimientos rústicos. Parecen parientes de los jurritas; es decir, de las poblaciones mezcladas caucásicas y medio semíticas. Fueron expulsados por los caftorim, procedentes de Creta6 o de la zona mediterránea que rodea esta isla. Estos con los filisteos son restos de una población egeo-asiática que hacia el siglo XII antes de Cristo, empujada por la invasión de los dorios o indoeuropeos, se establecieron en la costa de Canaán después de ser derrotados por Ramsés III hacia el 11957. Se infiltraron por la costa al mismo tiempo que los hebreos entraban por el Jordán, llegando a ser los enemigos tradicionales durante los primeros siglos de la ocupación de la tierra prometida.

Victoria sobre los Amorreos de Transjordania (24-37).
24“Levantaos, pasad el torrente del Amón; yo entrego en tus manos a Seón, rey de Hesebón, amorreo, con su tierra; comienza la conquista, hazle la guerra.” 25Aquel día comenzó a extenderse el terror y el miedo a ti entre los pueblos que hay bajo el cielo; al oír hablar de ti temblarán y se dolerán. 26 Entonces desde el desierto de Quedemot mandé embajadores a Seón, rey de Hesebón, que le dijeran en términos amistosos: 27“Déjame atravesar tu territorio; seguiré siempre el camino, sin apartarme ni a la derecha ni a la izquierda; 28me venderás por dinero los víveres que coma y por dinero me darás el agua que beba; déjame sólo atravesar a pie, 29 como lo han hecho ya los hijos de Esaú, que habitan en Seír, y los moabitas, que habitan en Ar, hasta que a través del Jordán llegue a la tierra que Yahvé, nuestro Dios, nos da.” 30 Pero Seón, rey de Hesebón, no quiso dejarnos pasar por su territorio, porque Yahvé, tu Dios, hizo inflexible su espíritu y endureció su corazón para entregarle en tus manos, como hoy lo está. 31Yahvé me dijo: “Comienzo yo por entregarte a Seón y su tierra. Emprende la conquista para apoderarte de ella.” 32Salió Seón a nuestro encuentro con toda su gente para darnos la batalla en Yasá. 33Yahvé, nuestro Dios, nos lo entregó, y le derrotamos a él, a sus hijos y a todo su pueblo. 34Tomamos todas sus ciudades y dimos al anatema todos sus lugares de habitación, hombres, mujeres y niños, sin dejar con vida uno solo. 35Sólo tomamos para nosotros los ganados y los despojos de las ciudades que habíamos conquistado. 36 Desde Aroer, que está al borde del valle del Amón, y desde las ciudades que están en el valle hasta Galaad, no hubo ciudad suficientemente fuerte para poder resistirnos; Yahvé, nuestro Dios, nos las entregó todas. 37 Pero no te acercaste a la tierra de los hijos de Amón, ni a ningún lugar de la orilla derecha del torrente Yaboq, ni a las ciudades de la montaña, ni a ninguno de los lugares de que Yahvé, nuestro Dios, te había prohibido apoderarte.”

Se repite sustancialmente lo narrado en Num 21:21-35 sobre la conquista del reino amor reo de Transjordania, si bien aquí, según el estilo parenético, se resalta más la acción directa de Dios, que es quien, en definitiva, otorgó la victoria. Yahvé ordena el avance, y los que antes eran gente asustadiza, que no se atrevió a hacer frente a los cananeos, porque sus ciudades tenían murallas que llegaban hasta el cielo, y los que se sentían achicados ante la estatura procer de los habitantes de Canaán (considerándose ante ellos como langostas), ahora atacan con fiereza, y no hay murallas que se resistan a su embate, porque Yahvé infundió fuerza excepcional a su pueblo.
En la narración actual hay un detalle que desconocíamos: antes de atacar al rey de los amorreos le envió una embajada para pedir permiso de tránsito, en el mismo estilo que la enviada a Edom según Num 20:14-17. Moisés, para convencer al rey Seón, le cita la buena acogida que le han dado los edomitas y moabitas permitiéndole el paso pacífico (v.29), lo que está en contradicción con lo que se narra en Num 20:18-21 sobre la negativa de Edom a permitirles pasar. ¿Cómo conciliar ambos relatos? Las palabras de Moisés pueden ser un recurso oratorio para convencer al rey Seón, o bien se refiere al hecho de que los edomitas y moabitas no les hostigaron cuando pasaron flanqueando su frontera oriental. En Deu 23:4-5 se echa en cara a los edomitas y moabitas el que no hayan ofrecido espontáneamente pan y agua a los hebreos al pasar por su tierra, pero no se dice que les hayan sido hostiles. Ahora Moisés quiere el mismo trato del rey amorreo.
Este rehusa el permiso de tránsito innocuo, y el deuteronomista ve en ello la intervención divina, que endureció su corazón para entregarle en las manos de Israel (v.30). Como siempre, los hagiógrafos prescinden de las causas segundas y atribuyen a Dios directamente cosas que sólo fueron permitidas por El. Todas las ciudades fueron tomadas. Aroer es el actual Jirbet-Arair, sobre el Amón, y la ciudad que está en el valle parece ser Ar, capital de Moab. Galaad, la región en torno al Yaboq.

1 Cf. Gen 36:1; Gen 13:5-12; Gen 19:36-37. – 2 Cf. Num 20:14-21. Aquí los edomitas son tratados con benevolencia. Esto parece sugerir que el hagiógrafo quiere callar la conducta hostil de los mismos, lo que parece insinuar que el documento está redactado en un tiempo en que, por excepción, las relaciones entre Israel y Edom eran amistosas. – 3 Refaím parece significa sombras de muertos (de rafah =· ser débil?). Cf. Job 36:5; Job 14:9. Cf. M. J. Lagrange, études sur les religions sémitiques 273. – 4 Véase Abel, Geog. I 329-30. Los egipcios llamaban al sur de Canaán Haru, sin duda debido a esta población. – 5 Cf. Gen 14:5. – 6 Los egipcios los llaman keftiu, los asirios kaftara. En la Biblia aparecen los keretim y pelestim juntos. Abel, o.c., I 261. – 7 Véase Abel, Geog. I 261-268.

Fuente: Biblia Comentada

camino del Mar Rojo. Cp. Núm 21:4. Después de pasar mucho tiempo en Cades, los israelitas una vez más salieron al mandato del Señor a través de Moisés. Viajaron dejando atrás la Tierra Prometida en una dirección sureste de Cades hacia el Golfo de Akaba en el camino al Mar Rojo. De esta manera comenzó el tiempo en el desierto que estaban a punto de terminar. rodeamos el monte de Seir. Israel pasó muchos días dando vueltas en la cercanía del Monte Seir, la cordera montañosa de Edom, al S del Mar Muerto y extendiéndose hacia el flanco oriental del Arabá.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Esta sección trata el encuentro con los parientes de Israel, los edomitas (vv. Deu 2:1-8), moabitas (vv. Deu 2:9-18), y amonitas (vv. Deu 2:19-23).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Estos versículos son primordialmente el primer discurso de Moisés. Moisés introdujo su explicación de la ley con un llamado a entrar a la tierra de Canaán (vv. Deu 1:6-8), la cual había sido prometida por el pacto abrahámico de Dios (cp. Gén 15:18-21). A lo largo de este libro, él se refiere a esa promesa de pacto (Deu 1:35; Deu 4:31; Deu 6:10; Deu 6:18; Deu 6:23; Deu 7:8; Deu 7:12; Deu 8:1; Deu 8:18; Deu 9:5; Deu 10:11; Deu 11:9; Deu 11:21; Deu 13:17; Deu 19:8; Deu 26:3; Deu 26:15; Deu 27:3; Deu 28:11; Deu 29:13; Deu 30:20; Deu 31:7; Deu 31:20-23; Deu 34:4). Él entonces dio un repaso histórico de las obras de gracia de Dios (Deu 1:9Deu 3:29) y un llamado a Israel para la obediencia al pacto dado a ellos por el Señor en Sinaí (Deu 4:1-40). Esta sección introductoria termina con una breve narración relatando el establecimiento de las tres ciudades de refugio al E del Jordán (Deu 4:41-43).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Vea las notas sobre Núm 20:14-29; Núm 21:1-35.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Deu 2:1-37; Deu 3:1-11 : En esta sección del primer discurso de Moisés se relata el encuentro de Israel con los pueblos que estaban al sudeste del Mar Muerto y en Transjordania. El relato de estos cinco encuentros presenta un esquema más o menos uniforme, en el que se destacan los elementos siguientes: la puesta en marcha de los israelitas (Deu 2:1; Deu 2:8; Deu 3:1), las instrucciones dadas por el Señor a Moisés (Deu 2:2; Deu 2:9; Deu 2:17; Deu 2:31; Deu 3:2), la mención de los habitantes que habían ocupado aquellas regiones en tiempos antiguos (Deu 2:10; Deu 2:12; Deu 2:20; Deu 3:11), la provisión de alimentos (Deu 2:6) y finalmente la continuación de la marcha hacia la tierra prometida (Deu 2:13; Deu 2:24).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— mar de las Cañas: Ver nota a Éxo 10:19.

— La montaña de Seír: Ver segunda nota a Deu 1:2 y Núm 21:4.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Rodeando Edom. Al mandato de Dios (v. 1) el pueblo primero se movió hacia el sur y al este, rumbo a Seír, la tierra montañosa localizada al sur del mar Muerto. Esto pudo haberse visto como un movimiento en la dirección equivocada, hasta que vino otra orden posterior de encaminarse hacia el nortea través del territorio señalado, finalmente rumbo a Canaán (v. 4). La tierra pertenecía a los descendientes o hijos de Esaú, a quienes Moisés reconoce como vuestros hermanos (v. 4), ya que Esaú era el hermano de Jacob, el antepasado de Israel (Gén. 25:25, 26). En otras partes la tierra de Esaú es conocida como Edom (ver Gén. 25:30).

De la misma manera que Jacob y Esaú habían altercado (Gén. 27:41-45), también sus descendientes serían enemigos (ver Amós 1:11; Abd.). En Núm. 20:18-20 leemos que esta enemistad se mostró aun en este encuentro entre Israel y Edom. Sin embargo, Deut. se propone subrayar aquí que Dios le había dado esas tierras a Edom, al igual que estaba dando Canaán a Israel (ver también 32:8, 9; Amós 9:7). Por lo tanto, no se dice que los israelitas no pudieran pasar del todo por Edom, sino que tenían que rodearlo (Núm. 21:4). El Arabá (v. 8) es la extensión del valle del Jordán al sur del mar Muerto, y, aunque estaba seco, era la frontera occidental para Edom. Es probable que de aquí Israel se haya movido hacia el oriente. Sin embargo, se les aseguró que Dios les proveería lo necesario para este nuevo viaje por el desierto (v. 7).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

2.4-6 Cuando los israelitas pasaron por Edom, Dios les advirtió que tuvieran cuidado. Los israelitas eran reconocidos como guerreros y los hijos de Esaú, los edomitas, estarían con razón nerviosos de que una gran multitud pasara a través de su tierra. Dios advirtió a los israelitas que no dieran pie a una guerra sino que respetaran el territorio de los edomitas y que pagaran por cualquier cosa que utilizaran. Dios quería que los israelitas trataran con justicia a sus vecinos. También nosotros debemos actuar con justicia al tratar a los demás. Reconozca los derechos de los demás, aun de sus oponentes. Al comportarse sabia y justamente podrá establecer buenas relaciones o restaurar cualquier relación deteriorada.2.11 Tanto Moab como Amón habían desplazado a un pueblo alto como los hijos de Anac que generalmente se conocía con el nombre de refaítas, pero llamados emitas por los moabitas y zomzomeos por los amonitas (2.20). Si nuestros enemigos parecen ser invencibles, debemos recordar que Dios puede librarnos como lo hizo con los israelitas.2.14, 15 Israel no tenía que pasar cuarenta años en camino a la tierra prometida. Dios lo sentenció a peregrinar por el desierto debido a que rechazaron su amor, se rebelaron contra su autoridad, no obedecieron sus mandamientos en cuanto a un recto vivir y no cumplieron su parte del acuerdo de Exo 19:8 y 24.3-8. En resumen, desobedecieron a Dios. A menudo por la desobediencia hacemos nuestro peregrinaje por la vida más difícil de lo necesario. Acepte el amor de Dios, lea y siga sus mandamientos en la Biblia y propóngase permanecer con Dios cualquiera sea su situación. Encontrará que la vida será menos complicada y más reconfortante.2.25 Dios dijo a Moisés que haría que las naciones enemigas tuvieran miedo de los israelitas. Para los estándares del mundo, el ejército de Israel no intimidaba a nadie, pero Israel tenía a Dios de su lado. Moisés no tendría que preocuparse más por sus enemigos porque sus enemigos estaban preocupados por él. A menudo, Dios va delante de nosotros en nuestras batallas diarias, allanando el camino y destruyendo barreras. Necesitamos seguir a Dios de todo corazón y estar alerta a lo que quiera que hagamos.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 91 Núm 14:25; Deu 1:40

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

mar Rojo. Probablemente una referencia a la vía oriental del Mar Rojo (i.e., el golfo de Aqaba). Por tanto, los israelitas se dirigieron hacia el suroeste.

monte Seir. Región montañosa al sur del Mar Muerto, en la frontera occidental de Edom.

Fuente: La Biblia de las Américas

Deuteronomio 2:1– 3:11 describe los sucesos de Nm 20:14– 21:35. Deuteronomio 2:1– 23 relata el principio de la peregrinación hacia el norte que llevaría al pueblo a la tierra prometida. Mientras viajaban, no hubo conflicto con Edom, Moab o Amón. Estos pueblos les vendieron alimentos y agua.

Fuente: La Biblia de las Américas

Seir… Esto es, la tierra de EdomNúm 21:4.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., mar de Cañas

Lit., hablado

O, anduvimos alrededor del

Fuente: La Biblia de las Américas

g Núm_21:4.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[o] En esa historia de la marcha por el desierto, los versículos 11-12 y 20 nos recuerdan que los edomitas, los ammonitas y los moabitas que iban a ser los vecinos de Israel entraron en la historia casi al mismo tiempo que ellos. También eran nómades que se instalaron en tierras habitadas por amorreos y horitas.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[1] Tal vez el rey de Edom, viendo los prodigios que el Señor obraba a favor de Israel, le concedió el paso por su reino, que antes le negó. Num 20, 21.[20] Abominables o malvados, también significa muy altos yfamosos. Se cree que son los zuzimeos. Gen 14, 5.[26] Num 21, 21.[31] Am 2, 9.

Fuente: Notas Torres Amat