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Comentario de Deuteronomio 21:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Deuteronomio 21:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Si en la tierra que Jehovah tu Dios te da para que la tomes en posesión se halla un muerto tendido en el campo, y se ignora quién lo mató,

Sal 5:6; Sal 9:12; Pro 28:17; Isa 26:21; Hch 28:4.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La expiación de una muerte incierta, Deu 21:1-9.

El caso de una cautiva tomada por esposa, Deu 21:10-14.

Equidad en la herencia del primogénito, Deu 21:15-17.

Un hijo rebelde debe ser apedreado a muerte, Deu 21:18-21.

No se debe dejar al criminal colgado en el madero toda la noche, Deu 21:22-23.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

muerto: La muerte podía haber sido accidental u homicidio intencional. Este es un caso de asesinato no resuelto.

medirán la distancia: Como hoy en día, el problema de la jurisdicción era importante en los casos criminales.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

21. Ordenaciones Varias.

Expiación del Homicidio cuyo autor es desconocido (1-9).
1“Si en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará en posesión fuere encontrado un hombre muerto en el campo sin que se sepa quién le mató, 2tus ancianos y los jueces irán a medir las distancias del lugar donde está el cadáver hasta las ciudades del contorno. 3Los ancianos de la ciudad más próxima al lugar del cadáver tomarán una becerra que no haya trabajado, que no haya llevado sobre sí el yugo, 4y la llevarán a un valle inculto, que nunca haya sido arado ni sembrado; y allí, en el valle, la degollarán. 5Entonces vendrán los sacerdotes, hijos de Leví, porque a ellos los eligió Yahvé, tu Dios, para que le sirvan y para bendecir el nombre de Yahvé, y por su palabra ha de decidirse toda contestación y toda percusión. 6Y se llegarán todos los ancianos de la ciudad que esté más cerca del muerto y lavarán sus manos sobre la becerra degollada en el valle, 7y responderán: “No han derramado nuestras manos esta sangre ni lo han visto nuestros ojos; 8 expía a tu pueblo Israel, a quien redimiste, ¡oh Yahvé!, y no imputes la sangre inocente a tu pueblo Israel.” Y la sangre les será perdonada. 9Así quitarás de en medio de ti la sangre inocente y harás lo que es recto a los ojos de Yahvé.”

En el código de Hammurabi1 y en las actuales costumbres de los nómadas de Moab hay algo que tiene parecido con esta disposición, aunque en el fondo se distingue totalmente de ella. Desde Gen 4:10 sabemos que la sangre derramada clama al cielo, pidiendo la sangre del homicida, con que ha de ser expiado el crimen. En caso de que éste exista de verdad, la muerte del criminal debe seguirse irremisiblemente. Con ella la justicia divina queda aplacada, y el pueblo purificado del crimen que en medio de él se cometió. Ahora bien, en el caso presente el crimen se da por cierto, y sus consecuencias religiosas también; pero el reo es ignorado, y la expiación no puede tener lugar. ¿Qué hacer? Pues la ciudad más cercana, en la que pudieran recaer primeramente las sospechas, debe hacer lo que en el derecho canónico antiguo se llamaba purgatio canónica. Para ello deben los ancianos – representantes calificados de ella – matar una novilla, lavarse las manos y protestar no haber tenido parte en aquel crimen. Con la sangre de la novilla queda expiado el crimen, y la nación purificada de él. La intervención de los sacerdotes, que algunos consideran como adición de un glosista, aseguraría ante la justicia el cumplimiento del rito. La elección del sitio para cumplir la ceremonia, el valle o torrente2, parece obedecer al deseo de que la sangre sea llevada por el torrente, de forma que la tierra quede como purificada (v.4). Las condiciones de que la novilla que se ha de matar no haya trabajado ni haya sido sometida al yugo, indica el carácter religioso del acto, pues se la concibe como una víctima expiatoria por la sangre inocente derramada ante Dios, y por eso se requiere que sea selecta3. El lugar donde se sacrifique debe ser también no cultivado, es decir, intacto, no profanado por el arado. Los ancianos deben lavar sus manos (seguramente en el arroyo) ante la víctima en señal de inocencia4, y piden a Dios que acepte esta expiación por la sangre inocente derramada, en sustitución de la sangre del asesino. De este modo el pueblo israelita queda purificado ante Dios del crimen cometido.

Las Mujeres Apresadas en la Guerra (10-14).
10“Cuando hagas la guerra a los pueblos enemigos y Yahvé, tu Dios, te los dé en tus manos y hagas cautivos, 11si entre ellos vieres a una mujer hermosa y la deseas, la tomarás por mujer, 12la entrarás en tu casa, y ella se raerá la cabeza y se cortará las uñas, 13y, quitándose los vestidos de su cautividad, quedará en tu casa; llorará a su padre y a su madre por tiempo de un mes; después entrarás a ella y serás su marido, y ella será tu mujer. 14Si después te desagradare, le darás la libertad y no la venderás por dinero ni la maltratarás, pues tú la humillaste.”

La concesión que en esta perícopa se contiene respecto a la apropiación de mujeres cautivas parece una excepción a la ley tan reiterada de no tomar mujeres extranjeras como esposas. Ya hemos visto que – según las leyes de guerra de la época – las mujeres formaban parte del botín de guerra. En nuestro caso, la prisionera pasa de una nación a otra, muriendo a la que le dio el ser, por lo que deberá hacer duelo durante treinta días, despojándose de cuanto era signo de su antigua nacionalidad. Con esto comienza una vida nueva en la nación israelita. Caso de que el marido israelita la repudiara, la dejará libre, sin poder invocar sobre ella el derecho de guerra vendiéndola como esclava. Es esto una mitigación del derecho de guerra antiguo, conforme al espíritu humanitario del Deuteronomio.

Derechos del Primogénito (15-17).
15“Cuando un hombre tenga dos mujeres, la una amada, la otra aborrecida, si la amada y la aborrecida le dieran hijos y el primogénito fuera de la aborrecida, 16 el día en que distribuya sus bienes entre sus hijos no podrá dar a los hijos de la amada el derecho de primogenitura con preferencia al de la aborrecida si éste es el primogénito; 17mas habrá de reconocer por primogénito al hijo de la aborrecida, dándole de sus bienes dos tantos, porque es el primogénito de su robustez, y suyo es el derecho de la primogenitura.”

Se trata en esta disposición de poner límite a la voluntad arbitraria del padre, cortando de raíz perturbaciones familiares. Se niega al padre el derecho de declarar primogénito al hijo de la esposa preferida en una sociedad en que estaba legalmente admitida la poligamia. La existencia del derecho de primogenitura aparece ya en la época patriarcal5. El deuterononomista supone este derecho y trata de canalizarlo conforme a las exigencias de la equidad: aunque el primogénito sea hijo de la aborrecida, a él le pertenece la parte doble o los dos tantos en la distribución general entre todos los hijos. La legislación rabínica regulará esta materia dividiendo el patrimonio en tantas partes más una como hijos son, de forma que el primogénito se lleve dos partes6. De hecho, en la práctica los padres procuraban eludir esta legislación haciendo donaciones especiales a los hijos preferidos7. En el código de Hammurabi se permite al padre que mientras viva pueda hacer alguna donación en favor del hijo preferido8; pero no existe propiamente el derecho de primogenitura, como tampoco existe entre los árabes.

Castigo del Hijo Rebelde (18-21).
18“Cuando uno tenga un hijo indócil y rebelde que no obedece a la voz de su padre ni a la de su madre, y aun castigándole no los obedece, 19lo tomarán su padre y su madre y lo llevarán a los ancianos de su ciudad; y a la puerta de ella 20dirán a los ancianos de la ciudad: “Este hijo nuestro es indócil y rebelde y no obedece a nuestra voz; es un desenfrenado y un borracho”; 21y le lapidarán todos los hombres de la ciudad. Así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel, al saberlo, temerá.”

La constitución patriarcal de la familia en Israel antiguo exigía que se conservase la autoridad de su jefe. Acaso en tiempos anteriores el padre gozaría de autoridad para hacer de juez en la causa de su hijo; aquí ha perdido ya ese derecho y debe acudir a los jueces de la ciudad, como el pater familias de la antigua Roma, lo que refleja una situación social más evolucionada. Por otra parte, se habla de los ancianos de la ciudad y de la puerta de la ciudad, todo lo cual nos lleva al ambiente social de la época de los jueces9. La ley es severa, y se refiere a los casos de insubordinación permanente y contumaz del hijo que no quiere obedecer a sus padres10. A esto se añade su vicio de embriagarse, todo lo cual prueba que es un caso desesperado, que plantea un problema familiar agudo y un escándalo ante la sociedad. Por eso debe ser juzgado por los ancianos de la ciudad y públicamente en el lugar de mayor concurrencia, la puerta de la ciudad (v.20)11. Todos los hombres de la ciudad deben lanzar sus piedras contra el hijo rebelde (v.21), extirpando así todo conato de rebeldía contra la autoridad paterna. En el derecho babilónico, el padre puede repudiar al hijo, pero después de declaración judicial12, y la legislación romana daba al padre derecho de vida y muerte en la familia.

El Cadáver del Ajusticiado (22-23).
22“Cuando uno que cometió un delito digno de la muerte sea colgado de un madero, 23su cadáver no quedará en la noche, no dejarás de enterrarlo el mismo día, porque el ahorcado es maldición de Dios, y no has de manchar la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará en heredad.”

Entre todos los focos de impureza que la Ley reconoce, el cadáver es el primero, de forma que cuanto había en la casa o en la tienda donde moría alguno, quedaba, por lo mismo, impuro. En el caso del ajusticiado, la contaminación era mayor, pues era como un maldito de Yahvé (v.23). Por eso se prescribe aquí que se retire al punto su cadáver, lo que a la vez era un acto de humanidad y de respeto al muerto. Esta es la ley alegada por Nicodemo para obtener de Pilato el cuerpo exánime de Jesús13.
Sin embargo, no parece que se cumpliera puntualmente esta ley, ya que en numerosos relatos bíblicos se habla de la exposición prolongada de los cadáveres para escarmiento del pueblo14.

1 Art.23s. – 2 Literalmente el hebreo dice torrente eterno (inagotable). Algunas versiones traducen valle. – 3 Cf. Num 19:2; Deu 15:19. – 4 Cf. Sal 26:6; Sal 73:13; Mat 27:24. – 5 Cf. Gen 25:31-34; Gen 27:36; Gen 49:3-4. – 6 Cf. Mishna, tr. Bekhorath VIII 9. Conforme a esto, Elíseo desea que Elías le deje la “parte doble de su espíritu,” es decir, desea heredar su espíritu profetice (2Re 2:9). – 7 Véase Schwalm, La vie privée du peuple juif 472-474. – 8 Art.165. – 9 Cf. Rut 4:1 s. – 10 En Exo 21:15 y Lev 20:9 se citan castigos concretos por determinadas faltas de los hijos con carácter ocasional. – 11 Cf. Pro 22:15; Pro 22:25.7; Rut 4:1-2; Amo 5:10, Amo 12:15; Isa 29:21; Sal 127:5. – 12 Código de Hammurabi art. 168-169 – 13Jn 1:19 :31; Mat 27:57-60. – 14 Cf. Jos 8:29; Jos 10:26; 2 Sam 21:1s.

Fuente: Biblia Comentada

no se supiere quien lo mató. Esta ley, la cual lidiaba con un homicidio no resuelto, no fue dada en ningún otro lugar en el Pentateuco. En el caso de que la parte culpable fuera desconocida, la justicia no podía ser adecuadamente servida. No obstante, el pueblo aún tenía la responsabilidad de lidiar con el crimen. Los ancianos de la ciudad que estuvieran más cerca al lugar en donde el cuerpo de un hombre muerto era encontrado tenían que aceptar la responsabilidad por el crimen. Esto incluía la contienda entre ciudades, en caso de que parientes buscaran venganza. Iban a un valle (los alteres de los ídolos siempre estaban en lugares altos, y entonces esto evitaba la asociación con la idolatría) y ahí rompían el cuello de una becerra, indicando que el crimen merecía ser castigado. Pero el lavado de manos de los ancianos (v. Deu 21:6) mostraba que, aunque aceptaban la responsabilidad por lo que había sucedido, de cualquier manera eran libres de la culpabilidad que estaba ligada con el crimen.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

El corazón de Deuteronomio se encuentra en este largo segundo discurso de Moisés. «Esta, pues, es la ley» (Deu 4:44) la cual Moisés le explicó a Israel (cp. Deu 1:5). Después de una breve introducción (Deu 4:44-49), Moisés le dio al pueblo un entendimiento claro de lo que la ley dirigía con respecto a su relación con el Señor en el tierra (Deu 5:1Deu 26:19), después concluía al relatar las bendiciones o las maldiciones que vendrían sobre la nación como una consecuencia de su respuesta a las estipulaciones de esta ley (Deu 27:1Deu 28:68).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Habiendo delineado los principios generales de la relación de Israel con el Señor (Deu 5:1Deu 11:32), Moisés entonces explicó leyes específicas que ayudarían al pueblo a subordinar cada área de la vida de ellos al Señor. Estas instrucciones fueron dadas para que Israel las pusiera «por obra en la tierra» (Deu 12:1)

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Los estatutos explicados por Moisés en esta parte de Deuteronomio lidian en términos generales con el orden social y comunitario. Estas leyes se enfocan en relaciones interpersonales.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Homicidios no resueltos. Ya se han presentado los reglamentos en relación con los castigos por homicidios intencionales y los no premeditados (19:4-13). El asunto en casos de homicidio no tiene que ver sólo con el debido castigo del culpable, sino también con una purificación religiosa de toda la tierra y del pueblo (19:13), a fin de que el pacto pueda continuar. Cuando no se podía encontrar al asesino (y los reglamentos presentes parecen suponer que el asesinato no resuelto es un homicidio), la tierra no puede ser purificada en la manera normal; es decir, con la ejecución del asesino (ver también Gén. 9:6). Por lo tanto, esta ley es una provisión para que la purificación religiosa se haga de otra manera.

La responsabilidad para el procedimiento caía sobre los ancianos de la ciudad más cercana a la escena del crimen (v. 2). Ellos llevaban a cabo un ritual matando una vaquilla. Es interesante que ni la vaquilla ni el lugar designado para la ceremonia debiera haberse usado para propósitos agrarios (vv. 3, 4). Por lo tanto, el ritual es parecido a un sacrificio en que la víctima y el lugar son, y eran, apartados especialmente para ese propósito; aunque el rito realmente no era un sacrificio (ya que la sangre del animal no se vertía). También se parece a un sacrificio por el hecho de que obraba expiación por la sangre vertida de la persona asesinada (Lev. 17:11).

Los ancianos de la ciudad más cercana se responsabilizaban por el acto de expiación a favor de todo Israel (v. 8). Sin embargo, ellos mismos eran inocentes del crimen, como lo manifiesta el ritual de lavarse las manos (v. 7).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

21.1-9 Cuando se cometía un crimen y el autor del mismo huía, toda la comunidad cargaba con la responsabilidad. Casi de la misma manera, si la ciudad tenía una intersección peligrosa y alguien era asesinado ahí, la comunidad era responsable tanto de los daños como de las restauraciones. Dios estaba señalando la necesidad que tenía la comunidad entera de responsabilizarse de lo que sucedía alrededor de ellos y de corregir cualquier situación que pudiera ser potencialmente peligrosa: física, social o moral.21.18-21 Los hijos desobedientes y rebeldes debían ser llevados ante los ancianos de la ciudad y luego apedreados hasta la muerte. No hay registro bíblico o arqueológico de que este castigo fuera alguna vez llevado a cabo, pero el punto era que la desobediencia y la rebelión no debían ser toleradas en el hogar ni se debía permitir que quedara sin corrección.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) Véase Ap. 1C, sec. 1.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1080 Sal 9:12; Pro 28:17; Isa 26:21

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Esta ley se aplica a la expiación del homicidio cuando no se conoce al homicida. Era necesario ofrecer un animal como substituto (vers. 3). Tal expiación era necesaria porque el derramamiento de sangre contaminaba la tierra (vers. 8, 9; 19:10, 13). Hay responsabilidad colectiva para la expiación del crimen (vers. 8).

Fuente: La Biblia de las Américas

Cuando ocurría un homicidio en el campo y se desconocía la identidad del homicida, los ancianos de la ciudad más cercana tenían que hacer expiación según lo estipulaba la ley, bajo la jurisdicción de los sacerdotes.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Lit., hirió

Fuente: La Biblia de las Américas

[4] En señal del castigo del homicida. Esta ceremonia servía para inspirar horror al homicidio y muchas veces para descubrir al culpable.[11] Esta permisión era una excepción a la ley que prohibía tomar mujeres extranjeras. Debe entenderse en el caso de que ellas abrazaran la religión judaica.[14] Era un repudio.[17] La porción doble era uno de los derechos del primogénito.[20] El padre y la madre debían convenir en la acusación y llevar a su hijo a los jueces.

Fuente: Notas Torres Amat