Comentario de Deuteronomio 2:26 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Desde el desierto de Cademot envié mensajeros a Sejón, rey de Hesbón, con un mensaje de paz, diciendo:
desierto de Cademot. Jos 13:18; Jos 21:37.
con palabras de paz. Deu 20:10, Deu 20:11; Est 9:30; Mat 10:12-15; Luc 10:5, Luc 10:6, Luc 10:10-12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
el desierto de Cademot era un desierto dentro del territorio de Sehón, ubicado en su frontera, al este del Mar Muerto.
Palabras de paz: Israel hizo una oferta de tránsito pacífico (vv. Deu 2:27-29).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
el desierto de Cademot. Cademot quiere decir «regiones orientales». Probablemente estaba a unos pocos kilómetros al N del río Arnón y cerca de la frontera oriental del Estado Amorreo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
La derrota de Sejón. La oferta de paz que Israel hizo a Sejón (vv. 26-29) muestra que fue él quien trajo el mal sobre sí mismo debido a su actitud. La manera en que Deut. relata el evento marca un contraste entre Edom, Moab y Amón, por un lado, y Sejón por el otro lado enfatizando la culpa de este último. Cuando leemos que el Señor había endurecido su espíritu y obstinado su corazón (v. 30) nos hace recordar al faraón (Exo. 8:15, 32). La frase no significa que Sejón (o el faraón) realmente no tuviera otra opción. Al contrario, es una manera de decir que ellos decididamente se opusieron a Dios en sus planes para con su pueblo.
Los israelitas ahora tenían otra oportunidad de obedecer a Dios y tomar la tierra que él les daba, pero necesitaban creer y continuar (v. 31; ver 1:8). Esta vez tuvieron éxito. La diferencia principal en relación con su anterior fracaso en contra de los amorreos (1:44) fue que esta vez ellos obedecieron el mandato de Dios.
La idea de la tierra santa se basa en lo que Deut. entiende respecto a que la tierra era un regalo de Dios para Israel (ver también 7:1-5 y Jos. 6-8). En la guerra santa, el Señor algunas veces destruía completamente pueblos enteros, o los ponía bajo “maldición” (v. 34). Esta es una idea muy extraña, y pareciera algo salvaje para el lector moderno. Dos cosas pudieran decirse al respecto en este pun to. Primera, si las naciones deben pelear guerras, entonces, Dios desea que Israel sepa que él controlará esa parte de su vida, así como cualquier otra. (Entre paréntesis, la idea de una guerra santa sólo tiene sentido cuando el pueblo de Dios es una nación independiente, el cual toma su lugar entre otros en el escenario mundial. Aunque Israel era exactamente esto durante este tiempo de Deut., los cristianos creemos que el pueblo de Dios, la iglesia, es algo muy diferente, y por lo mismo la idea de una guerra santa no tiene lugar en el mundo moderno.)
Segunda, Dios es soberano de toda la tierra y, como hemos visto, es él quien da la tierra a quienes escoge. Si embargo, sus elecciones no son insignificantes. Dado que Dios también es el juez de la tie rra, Deut. insiste en que las naciones que fueron expulsadas realmente eran culpables. Habiendo dicho todas estas cosas, la severidad del juicio sobre las naciones todavía es difícil de comprender. Veremos este asunto un poco más adelante (cap. 7).
La victoria sobre Sejón ha demostrado que nada se interpondrá entre Israel y la tierra que Dios les había prometido. La victoria sobre losamorreos fue importante porque éstos eran los que habían de rrotado a los israelitas cuando trataron de tomar la tierra la primera vez (1:44). Ahora que se había comprobado que ninguna ciudad era lit. “muy alta” (demasiado fuerte según la RVA) para ser tomada, se deja ver que la falta de fe que el pueblo había mostrado anteriormente como reacción ante el informe de los espías había sido una insensatez (1:28).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
p 134 Jos 13:18; Jos 21:37
q 135 Núm 21:21
r 136 Deu 20:11
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Estos versículos constituyen un relato breve de la conquista de toda Transjordania (cp. Nm 21:21– 35). Este territorio al este del Jordán fue habitado por dos reinos amorreos, el de Sehón (2:26– 37) y el de Og (3:1– 11).
Fuente: La Biblia de las Américas
[=] *Num 21:25