Biblia

Comentario de Deuteronomio 27:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Deuteronomio 27:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Moisés, con los ancianos de Israel, mandó al pueblo diciendo: “Guardaréis todos los mandamientos que yo te mando hoy.

Guardaréis todos los mandamientos. Deu 4:1-3; Deu 11:32; Deu 26:16; Luc 11:28; Jua 15:14; 1Ts 4:1, 1Ts 4:2; Stg 2:10.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Se manda al pueblo que escriba la ley sobre piedras, Deu 27:1-4,

y que construya un altar de piedras enteras, Deu 27:5-10.

Las tribus son divididas entre Gerizim y Ebal, Deu 27:11-13.

Las maldiciones son pronunciadas sobre el monte Ebal, Deu 27:14-26.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La renovación del pacto en Canaán bajo Josué.

 EN FOCO

«Holocaustos»

• (Heb. ˒olah) (Deu 12:6, Deu 27:6) # en Strong H5930: En hebreo esta palabra significa «holocausto», una ofrenda que es completamente destruida por el fuego. Al quemar la mejor de sus ofrendas en el altar de Dios, los israelitas expresaban su dedicación y gratitud a Dios, quien suplió todas sus necesidades. Se ofrecían muchos tipos de holocaustos diferentes: bueyes (Lev 1:3-5), ovejas o cabras (Lev 1:10) y aves (Lev 1:14). Si el holocausto se presentaba como una ofrenda por un pecado, el fiel colocaba sus manos en la cabeza del animal para indicar la transferencia del pecado al animal. Entonces el sacerdote mataba al animal. El sacerdote recogía la sangre del animal y la presentaba al Señor salpicándola sobre el altar. Luego las piezas del sacrificio se colocaban en el altar y se quemaban completamente. Estos sacrificios eran necesarios hasta que Cristo se ofreció Él mismo como sacrificio por los pecados de todos.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

los ancianos de Israel se unieron a Moisés en este punto. Esta declaración conjunta demostró la validez de la revelación de Dios por medio de Moisés, aún después de la muerte de Moisés.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

27. Exhortaciones.

Solemne Promulgación de la Ley en la Tierra de Promisión (1-10).
1Moisés con todos los ancianos de Israel dio al pueblo esta orden: “Guardad todo mandamiento que yo os prescribo hoy. 2Cuando hayáis pasado el Jordán a la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará, levantarás grandes piedras, que revocarás de cal, 3y escribirás en ellas todas las palabras de esta Ley apenas hayas pasado para llegar a la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará; tierra que mana leche y miel, como Yahvé, tu Dios, se lo prometió a tus padres. 4Cuando paséis el Jordán alzaréis esas piedras, como yo te lo mando hoy, sobre el monte Ebal y las revocarás con cal. 5Alzarás allí un altar a Yahvé; un altar de piedras a las que no haya tocado el hierro; 6alzarás con piedras brutas el altar a Yahvé, tu Dios, y ofrecerás sobre él holocaustos a Yahvé, tu Dios; 7le ofrecerás sacrificios pacíficos y allí comerás y te regocijarás ante Yahvé, tu Dios; 8escribirás sobre esas piedras todas las palabras de esta Ley con caracteres bien claros.” 9Moisés y los sacerdotes levitas hablaron a todo Israel, diciendo: “Guarda silencio, Israel, y escucha: Hoy eres el pueblo de Yahvé, tu Dios. 10Obedece, pues, a la voz de Yahvé, tu Dios, y pon por obra sus mandamientos y sus leyes que yo hoy te prescribo.”

En 11:29-30 se da la orden de que, cuando entren en la tierra prometida, los israelitas deben renovar espectacularmente la alianza sobre el Ebal y el Garizim (junto a Siquem), pronunciando bendiciones en el último monte y maldiciones sobre el primero. Aquí se determina más el cumplimiento de la orden. En Jos 8:30-35 se dice que esta orden fue puntualmente cumplida por el sucesor de Moisés. Al entrar en la tierra prometida, los israelitas debían hacer una renovación solemne de la alianza1. El legislador deuteronómico quiere imprimir en el corazón del pueblo la ley de Yahvé, a cuya observancia le obliga la alianza contraída en el Sinaí y el beneficio de la nueva patria tantas veces anhelada. Al entrar, pues, en ella, las tribus deben hacer un acto solemne de reconocimiento de los derechos del Yahvé. Los montes Garizim y Ebal se hallan en el corazón o centro de Canaán, la tierra prometida, y la ceremonia tiene el sentido simbólico de toma de posesión de la tierra que en adelante había de ser propiedad del pueblo de Dios. El primer acto del pueblo después de pasar el Jordán será erigir unas piedras toscas, revocadas de cal, en las que se habían de grabar los preceptos de la Ley. La expresión palabras de esta Ley (v.3) es comúnmente interpretada en sentido de alusión a los preceptos del Deuteronomio (c.5-26); pero como el acto es puramente simbólico y no se trata de conservar en las piedras el contenido de la legislación, es más verosímil suponer que la orden se refiere sólo a grabar los preceptos fundamentales deuteronómicos. El lugar es el monte Ebal2. Después, para consagrar esta renovación de la alianza, se ordena erigir un altar de piedras sin desbastar (a las que no haya tocado el hierro, v.6), conforme a lo prescrito en Exo 20:25. Sin duda que esta exigencia obedece a razones atávicas arcaicas que no es fácil concretar. Como para el rito de la circuncisión se exigía un cuchillo de sílex, conforme a la tradición de la edad de la piedra, así el altar de Yahvé debía estar formado de piedras toscas intactas. A las razones de arcaísmo se unirían otras de índole religiosa, conforme a la mentalidad de la época; es decir, evitar la profanación de las piedras esculpiéndolas o tallándolas. Quizá en esta prescripción esté latente la preocupación de evitar figuras talladas, prohibidas por la Ley. Desde el momento en que se permitiera pulimentar y tallar las piedras, era fácil que el artista esculpiera imágenes y representaciones alusivas al culto. Sobre el supuesto sitio del Ebal se han encontrado restos de un pequeño monumento compuesto de un semicírculo en torno a una mesa de piedras sin tallar3.
Los v. 9-10 parecen fuera de contexto y encajarían mejor como ligazón entre el c.26 y el c.28. Pueden ser una introducción al c.28. La idea es la misma Deu 28:1; es decir, la necesidad de cumplir fielmente los mandatos de Dios, puesto que Israel se ha convertido en el pueblo santo elegido de Yahvé.

Las Maldiciones contra los Transgresores de la Ley (11-26).
11El mismo día dio Moisés al pueblo esta orden:12“Cuando hayáis pasado el Jordán, Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín se estarán sobre el monte Garizim para la bendición del pueblo; 13los otros, Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí, sobre el monte Ebal, para la maldición. 14Los levitas alzarán la voz y dirán a todos los hombres de Israel: 15“¡Maldito quien haga escultura o imagen fundida, abominación a Yahvé, obra de artífice, y la ponga en lugar oculto!” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!” 16“¡Maldito quien deshonre a su padre o a su madre!” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!” 17”¡Maldito quien reduzca los términos de su prójimo!” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!” 18“¡Maldito quien lleve al ciego fuera de su camino!” Y todo el pueblo responderá: “¡Arnén!” 19“¡Maldito quien haga entuerto al extranjero, al huérfano y a la viuda!” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!” 20“¡Maldito quien yace con la mujer de su padre para alzar la cubierta del lecho de su padre!” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!” 21“¡Maldito quien tuviere parte con una bestia cualquiera!” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!” 22”¡Maldito quien yace con su hermana, hija de su padre o de su madre!” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!” 23“¡Maldito quien yace con su suegra!” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!” 24“¡Maldito quien ocultamente hiere a su prójimo !” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!” 25“¡Maldito quien reciba dones para herir de muerte una vida, sangre inocente!” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!” 26“¡Maldito quien no mantenga las palabras de esta Ley cumpliéndolas !” Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”

Una vez erigido el altar, el pueblo, distribuido en tribus, se coloca, la mitad, en la falda del Garizim, y la otra mitad, en la del Ebal, los primeros para bendecir y los segundos para maldecir. Las tribus situadas en el sur, sobre el Garizim, que está hacia el sur, mientras que las tribus que ocuparán la parte superior de Canaán se colocan sobre el Ebal, que está más al norte. También las seis del Garizim (las bendiciones) corresponden a hijos de las esposas legítimas de Jacob, mientras que de las que se colocan en el Ebal, cuatro descienden de las esclavas de Jacob (Gad, Aser, Dan y Neftalí), a las que se añaden Rubén, primogénito, quien por haber profanado el lecho paterno es desheredado4, y Zabulón, que es el más joven de Lía. Efraín y Manasés aparecen englobados en la de José; Leví forma en el conjunto de las tribus para completar el número de doce. Las faldas de las dos montañas formaban como dos anfiteatros, y así podemos reconstruir la escena suponiendo que, no lejos, las dos mitades del pueblo se contestaban, pues desde la cima de ambos montes no podrían oírse mutuamente para responder5. Los sacerdotes estarían en el centro del valle, junto al arca, y el pueblo a ambos lados. Supuesta la oquedad que forman las dos montañas, el eco tenía que ser grande, y la escena impresionante6,
El texto registra las maldiciones para impresionar más sobre los castigos que esperaban a los desobedientes a la Ley. Son los levitas los que formulan las maldiciones, y el pueblo responde: ¡Amén! Las maldiciones son doce, como el número de tribus, y se refieren a faltas ya enumeradas en la legislación mosaica. No se alude a los pecados contra el monoteísmo y la unidad de santuario. No sabemos cuál fue el principio de selección, pues no se enumeran las faltas más graves. En general, se trata de pecados secretos: faltas contra Dios (v.15), contra los padres (v.16), contra la justicia y la caridad (v. 17-19), pecados de lujuria (v.20-23), homicidio (v.24-25). La primera maldición alude al segundo mandamiento7; la segunda se refiere al deshonor a los padres8; la tercera se refiere al cambio de los lindes en las propiedades9; la cuarta alude al que engaña al ciego guiándole por camino extraviado10; la quinta defiende los derechos de los desamparados, como el extranjero, el huérfano y la viuda11; la sexta va contra las uniones incestuosas con la mujer del padre12; la séptima, contra la bestialidad13; la octava, contra el incesto con la hermana14; la novena, contra la unión incestuosa con la suegra15; la décima, contra el que hiere al prójimo16; la undécima, contra el homicida que recibe regalos para matar a su víctima17; la duodécima es general, pues va contra los que no observan la Ley.
Los autores convienen en destacar el carácter artificial y heterogéneo del fragmento, en el que, sin duda, hay retoques conforme a las exigencias del uso litúrgico. El estilo redaccional es diferente al habitual del Deuteronomio, en el que Moisés aparece hablando en primera persona.

1 Cf. RB (1926) 98. – 2 El Pentateuco samaritano dice Garizim, sin duda corrección tendenciosa para destacar el carácter sagrado del monte santo de los samaritanos, presentándolo como el. lugar del primer altar levantado por los israelitas al entrar en Canaán. Cf. abel, Géog. I 360. – 3 Cf. RB (1926) 108-109. – 4 Cf. Gen 49:4. – 5 Cf. RB (1926) 102. – 6 El Garizim es el actual el Amud, y el Ebal, el actual jalal-el Ruhban. – 7 Cf. Exo 20:4; Exo 20:23; Exo 20:34 :17; Lev 19:4; Lev 26:1. – 8 Cf. Exo 21:17; Lev 20:9. – 9 Cf. Deu 19:14. – 10 Cf. Lev 19:14. – 11 Cf. Exo 22:21; Lev 19:33-34; Deu 14:29; Deu 24:17. – 12 Cf. Deu 22:30. – 13 Cf. Exo 22:18; Lev 18:8; Lev 20:11. – 14 Cf. Lev 20:17. – 15 Lev 20:14. – 16 Cf. Exo 20:13; Exo 21:12; Lev 24:17. – 17 Cf. Eze 22:12.

Fuente: Biblia Comentada

El corazón de Deuteronomio se encuentra en este largo segundo discurso de Moisés. «Esta, pues, es la ley» (Deu 4:44) la cual Moisés le explicó a Israel (cp. Deu 1:5). Después de una breve introducción (Deu 4:44-49), Moisés le dio al pueblo un entendimiento claro de lo que la ley dirigía con respecto a su relación con el Señor en el tierra (Deu 5:1Deu 26:19), después concluía al relatar las bendiciones o las maldiciones que vendrían sobre la nación como una consecuencia de su respuesta a las estipulaciones de esta ley (Deu 27:1Deu 28:68).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

En estos dos capítulos, Moisés explicó las maldiciones y las bendiciones asociadas con el pacto sinaítico. Primero llamó a Israel a desempeñar una ceremonia elaborada para ratificar el pacto cuando entraran en la Tierra Prometida (Deu 27:1-26; llevada a cabo por Josué en Jos 8:30-35). Esto era para recordarle al pueblo que era esencial obedecer el pacto y sus leyes. Después, Moisés explicó aún más las bendiciones para la obediencia y las maldiciones para la desobediencia (Deu 28:1-68).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

El altar en el monte Ebal. A continuación se encuentran las instrucciones para dos ceremonias; una se llevaría a cabo en el monte Ebal y la otra en el monte Gerizim. Estas son montañas en las proximidades de Siquem, cerca del centro de la tierra prometida, y las ceremonias se llevarían a cabo inmediatamente después de que el pueblo hubiera entrado ahí. La primera ceremonia (ya prefigurada en 11:26-32) consistiría en levantar unas piedras en el monte Ebal conteniendo todas las palabras de esta ley, posiblemente aludiendo a los caps. 1-26 como un todo. Las piedras con la escritura les recordarían permanentemente las leyes.

El levantar las piedras sería marcado solemnemente con un sacrificio, para lo cual debía erigirse separadamente un altar. No parece que Siquem haya sido señalado de esta manera como el lugar central de adoración que el Señor escogería, y el cual Israel tendría que buscar (12:5); al contrario, este acto de adoración en el monte Ebal fue un evento singular señalando la confirmación del pacto y el inicio de la vida del pueblo en la tierra prometida. En cuanto a los reglamentos para edificar el altar, véase también Exo. 20:24, 25.

En toda esta ceremonia, Deut. es una vez más como un tratado antiguo, en el cual una copia de los términos se colocaba en el templo del dios de cada parte en una ceremonia que estaba acompañada por sacrificios. De hecho, a su debido tiempo Josué llevó a cabo esta ceremonia (Jos. 8:30-35).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

27.5, 6 El Señor había especificado que se edificara un altar de piedras sin cortar (piedras del campo) de modo que el pueblo no empezara a adorar los altares como si fueran ídolos. El uso del cincel para cortar una piedra del altar equivaldría a profanarlo (Exo 20:24-26). Además, como en esa época los israelitas todavía no estaban capacitados para trabajar con hierro, la utilización de herramientas de hierro podría indicar que hacían uso de la cooperación y la pericia de otras naciones.27.9, 10 Moisés estaba revisando la ley con la nueva generación del pueblo. Cuando decidimos creer en Dios, debemos también decidir seguir sus caminos. Lo que hacemos muestra lo que realmente creemos. Examínese a sí mismo y pregúntese si la gente puede discernir que usted es un miembro de la familia de Dios.27.15-26 Estas maldiciones eran una serie de juramentos, dichos por los sacerdotes y afirmados por el pueblo, por lo que este prometía mantenerse alejado de las malas acciones. Al decir Amén, «Así sea», el pueblo se responsabilizó de sus actos. Algunas veces cuando miramos una lista de maldiciones como esta, pensamos que Dios tiene mal carácter y que está listo para aplastar a cualquiera que se salga de la línea. Pero debemos ver estas restricciones no como amenazas, sino como advertencias amorosas acerca de los hechos mismos de la vida. De la misma manera que advertimos a los niños que se alejen de las estufas calientes y de las calles de mucho tránsito, Dios quiere que nos alejemos de los actos peligrosos. La ley natural de su universo nos dice claramente que cuando hacemos algo malo en contra del hombre o de Dios surgen consecuencias trágicas. Dios es lo suficientemente misericordioso con el hombre para decirle esta verdad llanamente. Motivadas por el amor y no por la ira, sus palabras severas nos ayudan a evitar las consecuencias graves que resultan de rechazar a Dios o de hacer mal a otros. Pero Dios no nos deja solamente con maldiciones y consecuencias. Inmediatamente después de estas maldiciones, descubrimos las grandes bendiciones (consecuencias positivas) que surgen cuando vivimos para Dios (28.1-14). Esto nos proporciona un incentivo adicional para obedecer las leyes de Dios. Ya que todas estas bendiciones no vendrán en nuestra vida terrenal, los que obedezcan a Dios experimentarán la plenitud de su bendición cuando establezca los nuevos cielos y la nueva tierra.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) “Debe haber un observar.” En heb. estas palabras son un solo verbo en el infinitivo absoluto, indefinido en cuanto a tiempo, e impersonal.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1304 Deu 11:32; Deu 26:16; Luc 11:28

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

mandó… TM añade al pueblo. Se sigue LXX → §194.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., dio

Fuente: La Biblia de las Américas

[.] Viene a continuación, en los capítulos 27-28, la conclusión del «discurso de Moisés», que ocupa los capítulos 5-11. Nótese la ceremonia de renovación de la Alianza 27,4-36. Es la que tuvo lugar en Siquem, en tiempos de Josué (Jos 8,32). El pueblo entero se compromete a observar los diez mandamientos expresados aquí en forma de doce maldiciones. Sabemos que este «discurso de Moisés», en realidad, fue escrito en los últimos tiempos del reino de Judá. Entonces bastaba recordar la historia para ver cuántas desgracias habían ocurrido por no haber vivido como Yavé lo exigía. Las bendiciones no habían sido numerosas, ni habían tenido larga duración. En cambio, se habían verificado las situaciones más crueles descritas aquí. Si obedeces a la voz de Yavé te levantará por encima de todas las naciones (28,1). El presente libro ha multiplicado las invitaciones a obedecer a Dios. El autor está convencido de que la gente podría observar todo esto y encontrar la felicidad. Sin embargo, la conclusión es negativa; de hecho, Israel no escuchó y desobedecerá hasta perderse. En el tiempo que se escribían las presentes páginas, el profeta Jeremías era mucho más pesimista al decir que la primera Alianza, con sus promesas de una felicidad material, ya no valía. Decía que al hombre le es tan difícil salir del pecado como cambiar el color de su piel (Jer 13,23). Así, pues, la presente ley era muy buena, pero Israel no la podía observar antes que Dios hubiera dado a los creyentes un corazón y un espíritu nuevos (ver Jer 31,31).

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[12] Hijos de Lía y de Raquel.[13] Quien por su delito había perdido sus derechos de primogénito.[13] Hijos de las esclavas.[13] Ultimo hijo de Lía.[15] Para rendirle culto en privado.[18] Además del sentido natural, quienes dan malos consejos a otros, les enseñan malas doctrinas y los escandalizan con malos ejemplos.

Fuente: Notas Torres Amat