Comentario de Deuteronomio 28:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Y sucederá que si escuchas diligentemente la voz de Jehovah tu Dios, procurando poner por obra todos sus mandamientos que yo te mando hoy, también Jehovah tu Dios te enaltecerá sobre todas las naciones de la tierra.
si oyeres diligentemente. Deu 11:13; Deu 15:5; Deu 27:1; Éxo 15:26; Lev 26:3-13; Sal 106:3; Sal 111:10; Isa 1:19; Isa 3:10; Isa 55:2, Isa 55:3; Jer 11:4; Jer 12:16; Jer 17:24; Luc 11:28.
para poner por obra. Sal 119:6, Sal 119:128; Luc 1:6; Jua 15:14; Gál 3:10; Stg 2:10, Stg 2:11.
te pondrá en alto, o te exaltará. Deu 26:19; Sal 91:14; Sal 148:14; Luc 9:48; Rom 2:7.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Las bendiciones por la obediencia, Deu 28:1-14.
Las maldiciones por la desobediencia, Deu 28:15-68.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Este pasaje enfatiza repetidamente la responsabilidad de obedecer de los israelitas.
si oyeres atentamente: Israel nunca obtendría la salvación por medio de la obediencia. Dios eligió salvarlos de la esclavitud y hacerlos su pueblo. Les prometió que sería su Dios y les daría la Tierra Prometida. Pero Dios exigía diligente obediencia de los israelitas para que ellos recibieran todas las abundantes bendiciones en la tierra (Isa 48:17-19).
te alcanzarán: Las bendiciones de Dios habrían de ser la fuente de la alegría del pueblo (Sal 23:6).
bendito: La vitalidad del Señor se expresa en todos los aspectos de la vida: la ciudad y el campo (v. Deu 28:3), fruto del hombre y de animales (v. Deu 28:4), preparación del alimento (v. Deu 28:5) y en los viajes (v. Deu 28:6). Además, el Señor les garantiza un futuro descansado: protección contra los enemigos (v. Deu 28:7) y graneros seguros (v. Deu 28:8).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
28. Promesas de Bendiciones y Amenazas de Maldiciones.
L a introducción de este capítulo parece estar constituida por los v.9-10 del capítulo anterior, los cuales en el lugar que están interrumpen el relato. No es raro el procedimiento de insertar bendiciones y maldiciones en las secciones legislativas del Pentateuco1; pero aquí esto se destaca más. Las amenazas son terribles, y muestran bien claro cómo la Ley del Antiguo Testamento era una ley de temor. Las bendiciones y maldiciones son de índole material, sin ninguna proyección en ultratumba. La esperanza de la retribución en el más allá – base de nuestra religión – fue desconocida en Israel hasta el siglo II antes de Cristo; de ahí que su moral es pragmatista y, considerada desde el punto de vista evangélico, no muy elevada. Las maldiciones son terroríficas e hiperbólicas, al estilo oriental, para impresionar más al pueblo, propenso a olvidarse de su Dios2.
Promesas de Bendiciones (1-14).
1“Si de verdad escuchas la voz de Yahvé, tu Dios, guardando diligentemente todos sus mandamientos que hoy te prescribo, poniéndolos por obra, Yahvé, tu Dios, te pondrá en alto sobre todos los pueblos de la tierra, y vendrán sobre ti 2y te alcanzarán todas estas bendiciones por haber escuchado la voz de Yahvé, tu Dios. 3Serás bendito en la ciudad y bendito en el campo. 4Será bendito el fruto de tu vientre y el fruto de tu suelo, el de tus bestias, las crías de tus vacas y las de tu grey. 5Bendita será tu canasta y bendita tu artesa. 6Bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir. 7Pondrá Yahvé a tus enemigos, los que contra ti se alcen, en derrota delante de ti; vendrán contra ti por un camino y por siete caminos huirán delante de ti. 8Yahvé mandará la bendición para que te acompañe en tus graneros y en todo trabajo de tus manos. Te bendecirá en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará. 9Yahvé te confirmará por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, si guardas los mandamientos de Yahvé, tu Dios; 10y verán todos los pueblos de la tierra que está sobre ti el nombre de Yahvé y te temerán.11Yahvé te colmará de dones y te bendecirá el fruto de tus entrañas, el fruto de tus ganados, el fruto de tu suelo, en la tierra que a tus padres juró darte. 12Yahvé te abrirá sus tesoros, el cielo, para dar a tu tierra la lluvia a su tiempo, bendiciendo todo el trabajo de tus manos. Prestarás a muchas gentes y de ninguna tomarás prestado. 13Pondráte Yahvé a la cabeza, no a la cola; estarás siempre en alto y nunca abajo si obedeces los mandatos de Yahvé, tu Dios, que yo te prescribo hoy, y los guardas y los pones por obra, 14sin apartarte ni a la derecha ni a la izquierda de todos los mandamientos que yo re prescribo hoy, no yéndote tras otros dioses para servirles.”
Israel será elevado sobre todos los pueblos si sus miembros son fieles a los mandatos de Yahvé. La prosperidad será general: en las ciudades y en los campos, los rebaños se multiplicarán y, sobre todo, la descendencia del pueblo será numerosa. La fertilidad del campo y la fecundidad de los ganados se deben a la bendición de Yahvé y no a la de los baales cananeos. Yahvé dará también la victoria sobre el enemigo. El israelita prosperará en sus caminos (en su entrar y en su salir, v.6). Los enemigos que afluirán contra Israel en tropa compacta y amenazadora por un camino, tomarán precipitadamente la huida por siete caminos en plan de desbandada (v.7). Israel será el pueblo santo3, es decir, el pueblo aparte que pertenece sólo a Yahvé como su heredad, y sobre él será invocado el nombre de Yahvé (v.10), y por eso todos los pueblos le temerán4. Pero todo esto está condicionado a la fidelidad a los preceptos divinos5. Israel mantendrá así la superioridad sobre todos los pueblos, que le temerán y admirarán.
Amenazas de Maldiciones (15-69).
15“Pero si no obedeces a la voz de Yahvé, tu Dios, guardando todos sus mandamientos y todas sus leyes que yo te prescribo hoy, he aquí las maldiciones que sobrevendrán sobre ti: 16maldito serás en la ciudad y maldito en el campo, 17maldita tu canasta y maldita tu artesa, 18maldito será el fruto de tus entrañas y el fruto de tu suelo, y las crías de tus vacas y de tus ovejas; 19maldito en tu entrar y en tu salir. 20Y Yahvé mandará contra ti la maldición, la turbación y la amenaza en todo cuanto emprendas hasta que seas destruido y perezcas bien pronto por la perversidad de tus obras, con que te apartaste de mí. 21Yahvé hará que se te pegue la mortandad hasta consumirte sobre la tierra en que vas a entrar para poseerla. 22Yahvé te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación, de ardor, de sequía, de quemadura, de podredumbre, que te perseguirán hasta destruirte. 23Tu cielo, sobre tu cabeza, será de bronce, y el suelo, bajo tus pies, de hierro. 24Yahvé mandará sobre tu tierra, en vez de lluvia, polvo y arena, que bajarán del cielo sobre ti hasta que perezcas. 25Yahvé hará que seas derrotado por tus enemigos; marcharás contra ellos por un camino y huirás por siete de ellos, y serás vejado en todos los reinos de la tierra. 25Tu cuerpo será pasto de todas las aves del cielo y de todas las bestias de la tierra, sin que haya nadie que las espante. 27Yahvé te herirá con las úlceras de Egipto, con almorranas, con sarna, con tina, de que no curarás. 28Yahvé te herirá de locura, de ceguera y de delirio; 29en pleno día andarás palpando como palpa el ciego en tinieblas. No tendrá éxito ninguno de tus proyectos y te verás siempre oprimido y despojado, sin que nadie te socorra. 30Tomarás una mujer y otro la gozará, construirás una casa y no la habitarás tú. 31Tu buey será degollado a tus ojos y no lo comerás tú; tu asno te lo quitarán y no te lo devolverán; tus ovejas las tomarán tus enemigos y nadie te socorrerá; 32tus hijos y tus hijas serán presa de otro pueblo; tus ojos lo verán y los buscarás todo el día, pero tu mano no tendrá fuerza para traértelos. 33El fruto de tu suelo y el producto de tu trabajo se lo comerá un pueblo que no conoces; serás siempre oprimido y aplastado. 34Te volverás loco a la vista de lo que con tus ojos contemplarás. 35Yahvé te herirá en tus rodillas y en tus muslos de úlcera maligna, que no curará, y te cubrirá de ellas desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. 36Yahvé te hará ir a ti y a tu rey, al que sobre ti pongas, a un pueblo que no has conocido ni tú ni tus padres, y allí servirás a otros dioses, a leños y a piedras, 37y serás objeto de pasmo, de fábula y de burla en todos los pueblos a que Yahvé te llevará. 38Echarás en tu campo mucha simiente y cosecharás poco, porque se lo comerá la langosta. 39Plantarás viñas y las labrarás, pero no beberás su vino ni vendimiarás nada, porque se lo comerá el gusano. 40Tendrás en todo tu término olivos, pero no te ungirás con su aceite, porque la aceituna se caerá. 41Engendrarás hijos e hijas, pero no serán para ti, porque serán llevados cautivos. 42Todos tus árboles y todos los frutos de tu suelo los roerá la langosta. 43El extranjero que habita en medio de ti subirá por encima de ti cada vez más alto, y tú bajarás cada vez más bajo; 44te prestará él, pero tú no le prestarás; él vendrá a ser cabeza, y tú cola. 45Vendrán sobre ti todas estas maldiciones y te perseguirán y te alcanzarán hasta que del todo perezcas por no haber obedecido la voz de Yahvé, tu Dios, guardando las leyes y los mandamientos que El te prescribía, 46y serán prodigio y portento en ti y en tu descendencia para siempre. 47Por no haber servido a Yahvé alegre y de buen corazón, en abundancia de bienes, 48habrás de servir en hambre, en sed, en desnudez y en la indigencia de todo a los enemigos que Yahvé mandará contra ti; él pondrá sobre tu cuello un yugo de hierro hasta que te destruya. 49Yahvé hará venir contra ti desde lejos, desde el cabo de la tierra, una nación que vuela como el águila, cuya lengua no conoces; 50gente de feroz aspecto, que no tiene miramientos con el anciano ni perdona al niño, 51que devorará las crías de tus ganados y el fruto de tu suelo hasta que seas exterminado; no te dejará ni trigo, ni mosto, ni aceite, ni las crías de tus vacas y de tus ovejas hasta hacerte perecer. 52Pondrá sitio a todas tus ciudades hasta que caigan en tierra las altas y fuertes murallas en que habrás puesto tu confianza; te asediará en todas tus ciudades, en toda la tierra que Yahvé, tu Dios, te habrá dado. 53Comerás el fruto de tus entrañas, la carne de tus hijos y de tus hijas, que Yahvé, tu Dios, te habrá dado; tanta será la angustia y el hambre a que te reducirá tu enemigo. 54El hombre de entre vosotros más delicado y más hecho al lujo mirará con malos ojos a su hermano, a la mujer que en su seno reposa y a los hijos que todavía le queden, 55para no tener que dar a ninguno de ellos de la carne de sus hijos, que él se comerá por no quedarle otra cosa en el cerco y en la angustia a que te reducirá tu enemigo en todas tus ciudades. 56La mujer de en medio de ti más delicada, la más hecha al lujo, demasiado blanda y delicada para probar a poner sobre el suelo la planta de su pie, mirará con malos ojos al marido que en su seno reposa, a su hijo y a su hija, 57a las secundinas que salen de entre sus pies y al hijo que acabará de dar a luz; porque, faltos de todo, llegaréis hasta comer todo eso en secreto en el asedio y opresión a que te reducirá tu enemigo en tus ciudades. 58 Si no cuidas de poner por obra todas las palabras de esta Ley escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y terrible de Yahvé, tu Dios, 59hará Yahvé portentosos tus azotes y los azotes de tu descendencia; azotes grandes y continuos, enfermedades graves y obstinadas; 60arrojará sobre ti todas las plagas de Egipto, ante las cuales te aterrorizaste, y se pegarán a ti. 61Vendrá sobre ti toda otra clase de enfermedades y azotes no escritos en el libro de esta Ley. 62Yahvé te los echará encima hasta que seas exterminado; quedaréis pocos, cuando erais como las estrellas del cielo en muchedumbre, por no haber escuchado la voz de Yahvé, tu Dios. 63Así como se gozaba Yahvé en vosotros haciéndoos beneficios y multiplicándoos, así se gozará sobre vosotros arruinándoos y destruyéndoos. Así seréis exterminados de la tierra en que vais a entrar para posesionaros de ella, 64y te dispersará Yahvé por entre todos los pueblos del uno al otro cabo de la tierra; y allí servirás a otros dioses que ni tú ni tus padres conocisteis, leño y piedra. 65Tampoco en medio de estos pueblos tendrás tranquilidad ni hallarás punto donde posar tranquilamente la planta de tus pies; por lo contrario, te dará Yahvé un corazón pávido, unos ojos decaídos y un alma angustiada, 66y tendrás día y noche la vida pendiente como de un hilo ante ti; día y noche estarás temeroso y no tendrás seguridad; 67a la mañana dirás: “¡Oh, si fuese de noche!” Y a la noche dirás: “¡Oh, si fuese de día!,” por el miedo que se apoderará de tu corazón y por lo que tus ojos verán. 68Acabará Yahvé por haceros volver en naves a Egipto, por el camino de que yo había dicho: “No volverás más por él”; allí seréis ofrecidos a vuestros enemigos en venta como esclavos y esclavas, y no habrá quien os compre.” 69(291)Estas son las palabras de la alianza que mandó Yahvé a Moisés hacer con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además de la alianza que con ellos hizo en Horeb.
El incumplimiento de los preceptos divinos traerá sobre Israel la maldición de Yahvé con todas sus consecuencias: esterilidad, sequía, mortandad, enfermedades incurables y la derrota a manos de los enemigos, de forma que el pueblo escogido se verá obligado a emprender la desbandada por siete caminos (v.25). Y, en lugar de ser objeto de admiración entre los pueblos, será vejado de todos los reinos de la tierra. Todos los bienes y seres más queridos pasarán a manos del enemigo (v.30-34)6. Y, sobre todo, Israel perderá su existencia como nación, siendo sus miembros dispersados en el exilio (v.36-37). Allí se verán obligados a adorar dioses de piedra y de madera.
Los v.47-68 parecen adición al discurso primitivo, y reflejan el estilo profetice de los siglos VIII- VII antes de Cristo, cuando las invasiones asirias y babilónicas eran inminentes y muy probable la cautividad. La descripción del enemigo invasor que pone cerco a las ciudades de Israel puede aplicarse a los asirios y a los babilonios y encuentra su paralelo en los amenazadores anuncios profetices7. La amenaza del hambre sufrida en el terrible asedio tiene su paralelo en el asedio de Jer usalén por Senaquerib (701 a.C.), durante el cual las madres comieron a sus propios hijos8. En las Lamentaciones se alude al mismo hecho terrible9. La descripción de los v.54-57 es espeluznante y realista. El autor profético recarga las tintas para reflejar mejor la angustia y necesidad de los asediados. Los padres ocultarán sus hijos para poder comerlos solos sin competencia de sus allegados. Y, después del asedio, la dispersión y el aniquilamiento en masa del pueblo elegido, antes tan numeroso (v.62). Como antes Yahvé había colmado de beneficios a su pueblo, así ahora se gozara en castigarlos despiadadamente (v.63). La expresión es antropomórfica y refleja bien las exigencias inexorables de la justicia divina, que se ve obligada a enviar castigos al pueblo predilecto, objeto de tantas atenciones y beneficios en la historia10. Los israelitas se creían a salvo de la destrucción y la ruina porque creían que Yahvé, por su interés, se vería obligado a proteger a su pueblo. Los profetas insisten en que Yahvé no necesita de nadie, y que las exigencias de la justicia divina están por encima de los intereses particulares de Israel. El lugar de la cautividad es Egipto (v.68), que era el país de los terribles recuerdos de la esclavitud. Los israelitas serán vendidos como esclavos y llevados en navios por los traficantes de esclavos fenicios, que los llevarán a la tierra de los faraones11. La situación de los israelitas en el país de la opresión será tan triste, que ni siquiera se los aceptará como esclavos (v.68). De este modo la nueva situación será peor que la antigua, ya que, al menos en los tiempos anteriores al éxodo, los israelitas eran afanosamente buscados para los oficios de esclavos12. La descripción es hiperbólica, para impresionar más a los israelitas infieles a los preceptos divinos.
El v.69 del TM corresponde al v.1 del c.29 de los LXX y Vg; puede ser una conclusión de lo que antecede o una introducción al nuevo discurso de Moisés. El deuteronomista insiste en la necesidad de cumplir las ordenaciones del Sinaí (Horeb) y en las nuevas leyes promulgadas en Moab. Puede, pues, considerarse el versículo como conclusión general del conjunto legislativo y parenético del libro.
1 Cf. Exo 23:20-33; Lev 26:3-46; Deu 7:12-24; Deu 11:13-17; Deu 11:22-28. – 2 En el Código de Hammurabi se desean males para el que no cumpla sus leyes y se pide a Samas que “maldiga su destino.” – 3 Cf. Deu 7:6; Deu 14:2; Deu 26:19. – 4 En las cartas de Tell-Amarna, poner el nombre sobre un país equivale a dominarlo. – 5 Cf. Exo 19:4-6. – 6 Cf. Amo 5:11; Miq 6:15. – 7 Cf. Ose 8:1; Jer 48:40; Hab 1:8; Isa 28:11; Isa 33:19. – 8 Cf. 2Re 6:28-29; Jer 19:9; Eze 5:10. – 9 Lam 4:6; Lam 5:12-13; Lam 2:20; Lam 4:10; Lev 26:29. – 10 Cf.Jer 32:41- – 11 Cf. Amo 1:9; Eze 27:13; Joe 4:6. – 12 Después de la destrucción de Jerusalén por Tito en el 70 d. de C., fueron enviados muchos judíos a Egipto como esclavos. Cf. Flavio Josefo, De bello iud. VI 9,2.
Fuente: Biblia Comentada
sobre todas las naciones. Si Israel obedecía al Señor, bendición definitiva sería dada en la forma de preeminencia por encima de todas las naciones del mundo (vea Deu 26:19). La condición indispensable para obtener esta bendición era la salvación, resultando en obediencia al Señor, en la forma de guardar sus mandamientos. Esta bendición se cumpliría de manera definitiva en el reino milenario, particularmente diseñado para exaltar al Rey de Israel, el Mesías, y su nación (vea Zac 13:1-9; Zac 14:1-21; Rom 11:25-27).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios. «Oyeres atentamente» enfatizaba la necesidad de obediencia completa por parte de Israel. El pueblo no podía legal o personalmente ganarse la bondad y bendición de Dios, pero su deseo constante por obedecer, adorar y mantener una relación correcta con Él era evidencia de su verdadera fe en y amor por Él (cp. Deu 6:5). También era evidencia de la obra de gracia de Dios en el corazón de cada uno de ellos.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
El corazón de Deuteronomio se encuentra en este largo segundo discurso de Moisés. «Esta, pues, es la ley» (Deu 4:44) la cual Moisés le explicó a Israel (cp. Deu 1:5). Después de una breve introducción (Deu 4:44-49), Moisés le dio al pueblo un entendimiento claro de lo que la ley dirigía con respecto a su relación con el Señor en el tierra (Deu 5:1 – Deu 26:19), después concluía al relatar las bendiciones o las maldiciones que vendrían sobre la nación como una consecuencia de su respuesta a las estipulaciones de esta ley (Deu 27:1 – Deu 28:68).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
En estos dos capítulos, Moisés explicó las maldiciones y las bendiciones asociadas con el pacto sinaítico. Primero llamó a Israel a desempeñar una ceremonia elaborada para ratificar el pacto cuando entraran en la Tierra Prometida (Deu 27:1-26; llevada a cabo por Josué en Jos 8:30-35). Esto era para recordarle al pueblo que era esencial obedecer el pacto y sus leyes. Después, Moisés explicó aún más las bendiciones para la obediencia y las maldiciones para la desobediencia (Deu 28:1-68).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
En su responsabilidad como líder y mediador, Moisés le había dicho al pueblo previamente la promesa de la bendición de Dios y la advertencia de que no debían volverse a otros dioses cuando el pacto fue dado en Sinaí (Éxo 23:20; Éxo 23:33). Después de su rebellion en contra de ese pacto, Moisés les advirtió (Lev 26:1-46) del juicio divino que vendría si desobedecían. Aquí, Moisés da una exhortación basada en las bendiciones y las maldiciones del pacto (vea Lev 26:1-45). Las bendiciones y las maldiciones en este capítulo siguen la misma estructura. En primer lugar, Moisés claramente explicó que la calidad de la experiencia futura de Israel vendría basada en la obediencia o desobediencia a Dios (Deu 28:1-2; Deu 28:15). En segundo lugar, las bendiciones y maldiciones fueron brevemente afirmadas (Deu 28:3-6; Deu 28:16-19). En tercer lugar, Moisés dio una elaboración de sermón usando como base las bendiciones y maldiciones (Deu 28:7-14; Deu 28:20-68). Tal como las maldiciones recibieron más prominencia en la ceremonia del Deu 27:11-26, así las maldiciones incurridas por desobediencia al pacto fueron mucho más desarrolladas aquí. La perspectiva de Moisés fue que Israel no probaría ser fiel al pacto (Deu 31:16-18; Deu 31:27) y entonces no disfrutaría de las bendiciones del pacto; por lo tanto, las maldiciones recibieron mucha más atención.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
— naciones de la tierra: Otra posible traducción: naciones del país, es decir, de Canaán. Ver 10.25; Deu 11:22-25.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Deu 28:1-68 : Era usual en el antiguo Oriente añadir a las cláusulas de una alianza, pacto o convenio una serie de bendiciones y maldiciones, que debían recaer, respectivamente, sobre los que cumplían o dejaban de cumplir lo estipulado. También los códigos legislativos, como el célebre código del rey Hammurabi, llevaban a veces un epílogo con fórmulas de bendición y maldición. Éxo 23:20; Lev 26:3-45.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Las bendiciones del pacto. Moisés continuó su exposición del pacto en Moab indicando las bendiciones por cumplirlo y las maldiciones sobre ellos si lo violaban. Otra vez se sigue el patrón de los tratados antiguos, donde dichas bendiciones y maldiciones, a menudo bastante similares en substancia, son las motivaciones a la lealtad.
Las bendiciones se relacionan con temas familiares en el libro: Israel es un pueblo escogido (vv. 1, 9, 10, 13; cf. 7:6; 26:19); descanso de los enemigos (v. 7; cf. 12:9), y prosperidad (vv. 3-6, 8, 11, 12). El cuadro es uno de un pueblo totalmente bendecido por Dios. Los intereses son los mismos de cualquier pueblo en cualquier tiempo y lugar.
Sin embargo, en el mundo antiguo del Mediterráneo éstos no eran beneficios que podían darse por sentado. La inestabilidad política era algo muy común, y el hecho que fallara una cosecha constituía una preocupación permanente; podía hundir a muchos en la pobreza o llevarlos a la ruina. Todas las naciones antiguas consideraban la fertilidad y la victoria sobre sus enemigos como algo céntrico en sus religiones. Se creía que sobre todas las cosas Baal aseguraba lo primero (ver Ose. 2:5, 8).
En relación con las bendiciones (y por supuesto las maldiciones) Deut. tiene el propósito de mostrar que es el Señor y no Baal quien provee estas cosas. Además, en asuntos de vida y muerte, no es la desesperada persuasión mágica o la prostitución ritual e idólatra la que trae seguridad, sino la obediencia a la palabra del único y verdadero Dios justo, quien tiene todo el deseo de bendecir y no atormentar. Las bendiciones y maldiciones son parte integral de las enseñanzas de Deut. en cuanto a que el universo de Dios es racional y moral. Los seres humanos no deben perderse en un mar de dudas y peligros. El hombre puede tener confianza en relación con las cosas fundamentales de la vida porque conoce cómo es Dios; sobre todo, puede conocer a Dios mismo.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
28.23, 24 Esta maldición hace referencia a una sequía.28.34 Una de las maldiciones para quienes rechazaran a Dios sería que se volverían locos al ver toda la tragedia alrededor de ellos. ¿Ha sentido en alguna ocasión que se volvería loco si escuchara una vez más que hubo otra violación, otro secuestro, otro asesinato u otra guerra? Mucha de la maldad del mundo es el resultado del fracaso de la gente en conocer y servir a Dios. Cuando escuche malas noticias, no se queje inútilmente como lo hacen los no creyentes que carecen de esperanza para el futuro. Recuerde que a pesar de todo eso, Dios tiene el control máximo y que regresará algún día para poner las cosas en orden.28.36 Esto sucedió cuando Asiria y Babilonia se llevaron cautivos a los israelitas a sus tierras (2Ki 17:23; 2Ki 25:11).28.64 Esta advertencia severa llegó a ser realidad trágicamente cuando Israel fue derrotado y llevado cautivo por Asiria (722 a.C.) y Judá a Babilonia (586 a.C.). Más tarde, en el año setenta de la era cristiana, la opresión romana forzó a muchos judíos a huir de su tierra natal. Así, el pueblo fue dispersado a varias naciones.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Véase Ap. 1C, sec. 1.
(2) Véase Ap. 1C, sec. 1.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1344 Éxo 15:26; Lev 26:3; Isa 1:19; Luc 1:6
b 1345 Deu 26:19
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
La conclusión del segundo discurso de Moisés y la declaración de las sanciones después de sus estipulaciones. Llama al pueblo a que se decida, dando énfasis a las bendiciones (vers. 1– 14) y a las maldiciones (vers. 15– 68). El espacio de las maldiciones es cuatro veces el de las bendiciones. Además, dada la naturaleza humana, el juicio es a menudo el mejor estímulo para la conducta apropiada que la bendición. En el compañerismo del pacto hay vida y bendición y fuera de él, hay juicio y muerte (30:15– 20).
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit., escuchas la voz del
Fuente: La Biblia de las Américas
[=] *Ex 23:20 *Lv 26:3
[.] A menudo pedimos que un sacerdote bendiga o «bautice» casa, barco, máquina, nuevo equipo colectivo. La palabra «bendecir», o sea, decir-bien, reúne varios significados: Darle las gracias a Dios, de quien nos viene todo. Decir el bien que Dios piensa de tal o cual adquisición o adelanto; decir todo el fruto que se puede sacar de esa casa, de ese centro deportivo, etc., para el desarrollo humano y espiritual de una persona o de una colectividad. Pedir al Señor que usemos las cosas según su voluntad, ya que es el único medio para que nos consigan todo el bien que se puede esperar de ellas. Yavé te construirá, Yavé te colmará. Por supuesto que todo esto se realiza por el buen uso que hacemos nosotros de las cosas no esperemos milagros. Pero sí sabemos que de los más pobres instrumentos pueden salir maravillas.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[2] Lev 26.[4] Los que de ti nacerán. A este pasaje parece que aludió Santa Isabel cuando dijo a la Virgen María: Bendito el fruto de tu vientre. Luc 1, 42.[38] Miq 6, 15; Ag 1, 6.[46] El estado de la nación judaica es el otro prodigio que durará hasta cuando, al llegar el tiempo señalado por Dios, reconozcan al Mesías. Rom 11, 23-27.[53] Profecía del sitio de Jerusalén por Nabucodonosor y su desolación por los romanos. Bar 2, 3; Lam 4, 10; 2 Re 6, 28.[63] Dios se complace en su justicia, que exige el castigo del pecador obstinado.[66] Tendrás tu vida colgada de un hilo, temiendo perderla a cada instante.[68] Cuando los caldeos asolaron la Judea, muchos judíos pasaron a Egipto.