Comentario de Deuteronomio 30:15 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Mira, pues, yo pongo hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal,
Deu 30:1, Deu 30:19; Deu 11:26; Deu 28:1-14; Deu 32:47; Mar 16:16; Jua 3:16; Gál 3:13, Gál 3:14; Gál 5:6; 1Jn 3:23; 1Jn 5:11, 1Jn 5:12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Moisés desafió al pueblo a determinar que camino habría de seguir. Un camino llevaba a la vida (Sal 1:6; Jua 14:6) porque las bendiciones de Dios se basaban en él (Sal 23:6). El otro camino llevaba a la muerte y el mal porque en él se basaban las maldiciones de Dios. Asimismo, Jesús en su ministerio retó al pueblo a determinar cuál senda tomarían (Mat 7:13, Mat 7:14).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Aquí Moisés apunta a las alternativas: amar y obedecer a Dios es la vida y el bien, rechazar a Dios es la muerte y el maldad. Si escogían amar a Dios y obedecer su Palabra, disfrutarían de todas las bendiciones de Dios (v. Deu 30:16). Si se rehusaban a amarlo y obedecerlo, serían severa e inmediatamente castigados (vv. Deu 30:17-18). Pablo, al hablar de la salvación en el NT, hace uso de esta apelación hecha por Moisés (Rom 10:1-13). Tal como Moisés, Pablo está diciendo que el mensaje de salvación es claro y comprensible.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1554 Deu 11:26; Deu 32:47
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
El capítulo termina con una exhortación a obedecer. Lo que se necesita es la decisión de seguir y obedecer al S eñor . El pacto siempre presenta dos posibilidades: la vida y la muerte.
Fuente: La Biblia de las Américas
O, la prosperidad
O, la adversidad
Fuente: La Biblia de las Américas
[=] *Dt 11:26 *Sal 1:1 *Jer 21:8 *Si 15:16
[.] Este párrafo de «los dos caminos» es muy célebre ha sido retomado y desarrollado en muchos escritos. Reafirma la importancia de nuestras libres decisiones Dios no nos construye sin nosotros. Toda nuestra suerte se juega en la vida presente soñar con otras existencias en las que uno podría rescatarse es huir de su responsabilidad (véase también Sir 15,11). A lo largo del Deuteronomio la fidelidad a Dios se afirma con el recuerdo de sus promesas y de sus recompensas acá en la tierra. Esto no debe extrañarnos. En aquellos tiempos lejanos el pueblo de Dios todavía no entendía de la otra vida. Solamente se fijaban en la vida presente y en el destino nacional, más importante a sus ojos que el de las personas. Para ellos la justicia de Dios debía verificarse en el tiempo presente. Más tarde, el Evangelio no prometerá campos ni casas sino en estilo figurado (Mc 10,28). Y no se hablará más de prosperidad sino para este día final en que Dios recreará el mundo (He 3,21 y Ap 21,3).