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Comentario de Deuteronomio 6:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Deuteronomio 6:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Estos, pues, son los mandamientos, las leyes y los decretos que Jehovah vuestro Dios ha mandado que os enseñara, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis para tomarla en posesión.

son los mandamientos. Deu 4:1, Deu 4:5, Deu 4:14, Deu 4:45; Deu 5:31; Deu 12:1; Lev 27:34; Núm 36:13; Eze 37:24.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El fin de la ley es la obediencia, Deu 6:1-2.

Una exhortación al respecto, Deu 6:3-19.

Lo que deben enseñar a sus hijos, Deu 6:20-25.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El temor de Dios comienza con una expresión de amor a Dios. Sin duda el amor a Dios y el temor de Dios son respuestas interrelacionadas con las maravillas de su ser.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

los mandamientos se refiere a la enseñanza para amar al Señor (v. Deu 6:5).

mandó que os enseñase: Moisés fue el instrumento de Dios al entregar su Ley a Israel (Deu 5:22, Deu 5:23). No era realmente «la Ley de Moisés», sino la Ley de Dios.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ARTÍCULO

El temor de Dios

Deu 6:1-2 Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.

Una orden que se le da con frecuencia al pueblo de Dios en el AT es «temer a Dios» o «temer a Jehová». Es importante saber lo que significa esa orden para los creyentes. Sólo cuando de veras teme al Señor, el creyente será librado de la esclavitud a todos los temores anormales y satánicos.

EL SIGNIFICADO DEL TEMOR DE DIOS. La orden de «temer a Jehová» incluye una diversidad de aspectos de la relación del creyente con Dios.

(1) Indispensable para el temor de Dios es un reconocimiento de su santidad, justicia y rectitud como contraparte de su amor y misericordia, es decir, hay que conocerlo y comprender plenamente quién es Él (cf. Pro 2:5). Ese temor se basa en el reconocimiento de que Dios es un Dios santo, cuya mismísima naturaleza hace que Él juzgue el pecado.

(2) El temer a Dios es respetarlo con santo temor y reverencia, y honrar a Dios como Dios a causa de su gran gloria, santidad, majestad y poder (véase Flp 2:12, nota). Por ejemplo, cuando en el monte de Sinaí los israelitas vieron a Dios manifestarse mediante «truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte», todo el pueblo «se estremeció» de miedo (Éxo 19:16) y le pidieron a Moisés que él les hablara en vez de que les hablara Dios mismo (Éxo 20:18-19; Deu 5:22-27). Además, el salmista en el Sal 33:1-22, en sus reflexiones sobre Dios como Creador, declara con toda claridad: «Tema a Jehová toda la tierra* teman delante de él todos los habitantes del mundo. Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió» (Sal 33:8-9).

(3) El genuino temor del Señor hace que los creyentes pongan su fe y confianza sólo en Él para salvación. Por ejemplo, después que los israelitas cruzaron el Mar Rojo en seco y vieron la enorme destrucción del ejército egipcio, ellos «temieron] a Jehová, y creyeron a Jehová» (véase Éxo 14:31, nota). Asimismo, el salmista les pide a todos los que temen a Jehová que confíen «en Jehová; él es vuestra ayuda y vuestro escudo» (Sal 115:11). En otras palabras el temor de Dios produce en el pueblo de Dios esperanza y confianza en Él. No es de extrañarse, por lo tanto, que tales personas se salven (Sal 85:9) y reciban su amor perdonador y su misericordia (Luc 1:50; cf. Sal 103:11; Sal 130:4).

(4) Por último, temer a Dios implica reconocer que Él es un Dios que está enojado con el pecado y tiene el poder de castigar a los que transgreden sus justas leyes, tanto en el tiempo como en la eternidad (cf. Sal 76:7-8). Cuando Adán y Eva pecaron en el huerto del Edén, temieron al Señor y trataron de esconderse de su presencia (Gén 3:8-10). Moisés experimentó ese aspecto del temor de Dios cuando pasó cuarenta días y noches en oración por los israelitas pecadores: «Porque temida causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruiros» (Deu 9:19). De igual manera en el NT, inmediatamente después de reconocer la venganza y el juicio venideros de Dios, el autor de la Epístola a los Hebreos escribió: «¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!» (Heb 10:31).

RAZONES PARA EL TEMOR DE DIOS. Las razones para el temor al Señor se originan en el significado del temor de Dios.

(1) Se le debe temer a causa de su gran poder como el Creador de todas las cosas y de todas las personas (Sal 33:6-9; Sal 96:4-5; Jon 1:9).

(2) Además, el poder asombroso que El sigue ejerciendo sobre los elementos de la creación y sobre los seres humanos es causa para temer a Dios (Éxo 20:18-20; Jon 1:16; Ecl 3:14; Mar 4:39-41).

(3) Cuando se comprende la santidad de Dios, es decir, su separación del pecado y su constante oposición a él, la reacción normal del espíritu humano es temerle (Apo 15:4).

(4) Cualquiera que vea el esplendor de la gloria de Dios no puede menos que temer (Mat 17:1-13).

(5) Las continuas bendiciones que se reciben de Dios, sobre todo el perdón de los pecados (Sal 130:4), debieran llevar a temerle y a amarlo (1Sa 12:24; Sal 34:9; Sal 67:7; Jer 5:24; véase el ARTÍCULO LA PROVIDENCIA DE DIOS, P. 70. [Gén 45:5]).

(6) Más allá de toda duda, el hecho de que Dios sea un Dios de justicia que juzgará a toda la raza humana causa el temor de Él (Deu 17:12-13; Isa 59:19; Mal 3:5; Heb 10:26-31). Es una verdad solemne y santa que Dios está constantemente observando y evaluando las acciones de los seres humanos, tanto las buenas como las malas, y que se les considerará responsables por esas acciones, tanto ahora como en el día del juicio personal.

IMPLICACIONES PERSONALES ACERCA DEL TEMOR DE DIOS. El temor de Dios es mucho más que una simple doctrina bíblica; se aplica directamente a la vida diaria de diversas maneras.

(1) En primer lugar, si de veras se teme al Señor, se llevará una vida de obediencia a sus mandamientos y se le dirá un resonante «No» al pecado. Una razón por la que Dios inspiró temor en los israelitas en el monte de Sinaí fue para que aprendieran a volverse del pecado y a obedecer su ley (Éxo 20:20). Reiteradamente en el último discurso de Moisés a los israelitas, él relacionó el temor de Dios con el servirle y obedecerle (e.g., Deu 5:29; Deu 6:2; Deu 6:24; Deu 8:6; Deu 10:12; Deu 13:4; Deu 17:19; Deu 31:12). Según los salmistas, el temor al Señor es equivalente a deleitarse en sus mandamientos (Sal 112:1) y guardarlos (Sal 119:63). Salomón enseñó que «con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal» (Pro 16:6; cf. Pro 8:13). En Eclesiastés, todo el deber de la raza humana está resumido en dos breves imperativos: «Teme a Dios, y guarda sus mandamientos» (Ecl 12:13). Por el contrario, cualquiera que está contento con llevar una vida de iniquidad lo hace porque «no hay temor de Dios delante de sus ojos» (Sal 36:1-4).

(2) Un resultado importante de la inferencia anterior es que los creyentes deben enseñar a sus hijos a temer al Señor aborreciendo el pecado y guardando los santos mandamientos de Dios (Deu 4:10; Deu 6:1-2; Deu 6:6-9). Con frecuencia la Biblia afirma que «el principio de la sabiduría es el temor de Jehová» (Sal 111:10; Pro 1:7; Pro 9:10; cf. Job 28:28). Como un propósito fundamental de la instrucción de los hijos es que vivan de acuerdo con los principios de sabiduría de Dios (Pro 1:1-6), el enseñarles a temer al Señor es un primer paso decisivo (véase el ARTÍCULO PADRES E HIJOS, P. 1716. [Col 3:21]).

(3) El temor de Dios tiene un efecto santifícador sobre el pueblo de Dios. Como hay un efecto santifícador en la verdad de la palabra de Dios (Jua 17:17), así hay un efecto santifícador en el temor de Dios. Mueve a aborrecer el pecado y a apartarse del mal (Pro 3:7; Pro 8:13; Pro 16:6). Hace que los creyentes sean cuidadosos y moderados en sus palabras (Pro 10:19; Ecl 5:2; Ecl 5:6-7). Los protege del fracaso de su conciencia y de su firmeza moral. El temor de Dios es limpio y purifícador (Sal 19:9), santo y redentor en su efecto.

(4) El santo temor de Dios motiva al pueblo de Dios a adorarlo con todo su ser. Si de veras se teme a Dios, se le adorará y glorificará como Señor de todo (Sal 22:23). David compara a la congregación que alaba con «los que le temen» (Sal 22:25). Asimismo, al final de la historia, cuando el ángel celestial que proclama el evangelio eterno llama a todo lo que hay en la tierra a que tema a Dios, de inmediato añade: «y dadle gloria… y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, [y] el mar» (Apo 14:7).

(5) Dios ha prometido recompensar a todos los que le temen. «Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová» (Pro 22:4). Otras recompensas prometidas incluyen protección de la muerte (Pro 14:26-27; cf. Sal 60:4), provisiones para las necesidades diarias (Sal 34:9; Sal 111:5) y una larga vida (Pro 10:27). Los que temen al Señor saben «que les irá bien», a pesar de lo que suceda en el mundo que los rodea (Ecl 8:12-13).

(6) Por último, el temor de Dios va acompañado de seguridad e indecible consuelo espiritual para el pueblo de Dios. El NT vincula directamente el temor de Dios con el fortalecimiento del Espíritu Santo (Hch 9:31). Por una parte, los que viven sin temor del Señor no tienen sentido alguno de su presencia, gracia y protección (véase Deu 1:26, nota); por otra parte, los que temen a Dios y guardan sus mandamientos tienen una profunda experiencia de seguridad espiritual y de la unción del Espíritu Santo. Ellos pueden estar seguros de que Dios «librar[á] sus almas de la muerte» (Sal 33:18-19; véanse los ARTÍCULOs LA MUERTE, P. 678. [Job 19:25-26], y LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN, P. 1836. [1Jn 5:13]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

6. El Amor de Dios y la Observancia de la Ley.
1“Esta es la Ley – los mandatos, los preceptos – que Yahvé vuestro Dios, me mandó que os enseñase, para que la cumpláis en la tierra en que vais a entrar y vais a poseer; 2 para que temáis a Yahvé, tu Dios, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos, y, guardando todos los días de tu vida todas sus leyes y todos sus mandamientos que yo te inculco, vivas largos años. 3Escúchalos, Israel, y ten sumo cuidado en ponerlos por obra, para que seas dichoso y os multipliquéis grandemente, según lo que ha dicho Yahvé, el Dios de tus padres, de darles la tierra que mana leche y miel. 4Oye, Israel: Yahvé, nuestro Dios, es él solo Yahvé. 5Amarás a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu poder, 6y llevarás muy dentro del corazón todos estos mandamientos que yo te doy. 7Incúlcaselos a tus hijos, y, cuando estés en tu casa, cuando viajes, cuando te acuestes, cuando te levantes, habla siempre de ellos. 8átatelos a tus manos para que te sirvan de señal; póntelos en la frente, entre tus ojos; 9escríbelos en los postes de tu casa y en tus puertas. 10Cuando Yahvé, tu Dios, te introduzca en la tierra que a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, juró darte, ciudades grandes y hermosas que tú no has edificado, 11casas llenas de toda suerte de bienes que tú no has llenado, cisternas que tú no has excavado, viñas y olivares que tú no has plantado; cuando comas y te hartes, 12guárdate de olvidarte de Yahvé, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. 13Teme a Yahvé, tu Dios; sírvele a él y jura por su nombre. 14No te vayas tras otros dioses, de los dioses de los pueblos que te rodean; 15porque Yahvé, tu Dios, que está en medio de ti, es un Dios celoso, y la cólera de Yahvé, tu Dios, se encendería contra ti y te exterminaría de sobre la tierra. 16No tentéis a Yahvé, vuestro Dios, como le tentasteis en Masa. 17Guardad con gran cuidado los mandamientos de Yahvé, vuestro Dios; los preceptos y las leyes que él os da. 18Haz lo que es recto y bueno a los ojos de Yahvé, para que seas dichoso 19y entres, para poseerla, en la buena tierra que Yahvé con juramento prometió a tus padres, cuando ante ti arrojé a todos tus enemigos, como él lo ha dicho. 20Cuando un día te pregunte tu hijo, diciendo: “¿Qué son estos mandamientos, estas leyes y preceptos que Yahvé, nuestro Dios, os ha prescrito?,” 21tú responderás a tu hijo: “Nosotros éramos en Egipto esclavos del faraón, y Yahvé nos sacó de allí con su potente mano. 22Yahvé hizo a nuestros ojos grandes milagros y prodigios terribles contra Egipto, contra el faraón y contra toda su casa, 23y nos sacó de allí para conducirnos a la tierra que con juramento había prometido a nuestros padres. 24Yahvé nos ha mandado poner por obra sus leyes y temer a Yahvé, nuestro Dios, para que seamos dichosos siempre y El nos conserve la vida, como hasta ahora ha hecho; 25y es para nosotros la justicia guardar sus mandamientos y ponerlos por obra ante Yahvé, nuestro Dios, como El nos lo ha mandado.”

Es de notar la insistencia del profeta en repetir las mismas ideas y el uso de los sinónimos. El fundamento de la religión de Israel está en el amor de Yahvé hacia los patriarcas y en la libre elección de su descendencia. En virtud de este amor sacó a Israel de Egipto con muchos prodigios y le condujo por el desierto hacia la tierra de promisión. Todo esto exige correspondencia por parte de Israel, observando sus preceptos. En esto se resume toda la Ley: Amarás a tu Dios, Yahvé, con todo tu corazón, toda tu alma y todas tus fuerzas (v.5), como condición para disfrutar de su protección en la tierra prometida. Todo israelita debía recitar la sema, u oración, que empezaba con el v.4.: Oye (sema’), Israel: Yahvé, nuestro Dios, es él solo Yahve1. Es la afirmación categórica de un monoteísmo estricto: no hay más Dios que Yahvé. Por eso el israelita debe amarle sin reserva (con todo su corazón…, con todas sus fuerzas). No se trata sólo de un sentimiento de terror ante la fuerza numérica de Yahvé, sino una entrega amorosa de todo su ser en correspondencia al amor que ha mostrado por su pueblo. Es el reflejo de la doctrina profética sobre el amor mutuo entre Dios e Israel. Jesucristo declarará esta fórmula la fundamental de la nueva ley2. Prueba de ese amor a Dios es el cumplimiento de sus mandamientos con toda fidelidad. Por eso debe tenerlos siempre presentes – en los viajes, en la casa, al levantarse – y ponerlos en el frontispicio de sus moradas y en sus manos como señal de pertenencia a Yahvé. En la época del judaismo rabínico se tomaba al pie de la letra esta ordenación, y se ponía a la entrada de todas las casas en una cajita (mezuza) un trozo de pergamino con este texto del Deu 6:4-9 y Deu 11:13-21. Y aun llevaban en la frente y en las manos fragmentos de la Ley3. El legislador hebreo insiste en esto porque conoce la volubilidad de su pueblo, y teme que cuando se instalen en Canaán se olviden de su Dios, que los ha llevado a tierra que mana leche y miel (v.12). Yahvé es un Dios celoso, que no permite competidores; por eso deben abstenerse del culto a los ídolos (v.14). Israel debe confiar en sus promesas y no tentarle como en Masa (v. 16)4, pero tiene que cumplir fielmente sus preceptos si ha de disfrutar de la tierra prometida. En el reconocimiento de los derechos divinos y el cumplimiento fiel a sus preceptos consistirá la justicia de los israelitas (v.25). De ese modo serán reconocidos justos y aceptables a los ojos divinos y dignos de su protección.

1 Como en hebreo no hay cópula verbal, el sentido puede ser triple: “Yahyé, nuestro Dios, es uno,” “Yahvé es nuestro Dios único,” “Yahvé es nuestro Dios, Yahvé es único.” Véase F. Ceuppens, Theologia bíblica I (Roma 1938) 108s. Se ha querido desvirtuar la fuerza del texto suponiendo que se trata sólo de una afirmación monolátrica (Yahvé es el único de los hebreos, sin negar que haya otros dioses fuera de Israel), pero en el contexto gen< del Pentateuco se considera como el único Dios viviente al Dios de Israel. – 2 Mt 22:37-38; Mar 12:29-30; Luc 10:27-28. – 3 Exo 13:1-10; Exo 13:11-16; Deu 6:4-9; Deu 11:13-21. – 4 Exo 17:1-7.

Fuente: Biblia Comentada

días … prolongados. La preocupación de Moisés es que las generaciones sucesivas mantengan la obediencia a las leyes de Dios que aseguran vida y prosperidad.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

El corazón de Deuteronomio se encuentra en este largo segundo discurso de Moisés. «Esta, pues, es la ley» (Deu 4:44) la cual Moisés le explicó a Israel (cp. Deu 1:5). Después de una breve introducción (Deu 4:44-49), Moisés le dio al pueblo un entendimiento claro de lo que la ley dirigía con respecto a su relación con el Señor en el tierra (Deu 5:1Deu 26:19), después concluía al relatar las bendiciones o las maldiciones que vendrían sobre la nación como una consecuencia de su respuesta a las estipulaciones de esta ley (Deu 27:1Deu 28:68).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Conforme Moisés comenzó su segundo discurso al pueblo de Israel, él les recordó de los acontecimientos y mandatos básicos de Dios que eran fundamentales para el pacto sinaítico (Deu 5:1-33; vea Éxo 19:1-25; Éxo 20:1-21). Después, en el Deu 6:1Deu 11:32, Moisés explicó y aplicó los primeros tres de los Diez Mandamientos a la experiencia presente del pueblo.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Pasando la enseñanza. Moisés después continuó con la enseñanza que el Señor le había dado para Israel además de los Diez Mandamientos, o como una explicación adicional a los mismos. En vía de introducción a esta enseñanza, Moisés otra vez recuerda al pueblo que estos mandamientos son el medio para obtener vida, mirando hacia el futuro lejano (v. 2c). Este vistazo de largo alcance hizo ver una vez más la necesidad de que la enseñanza se pasara a futuras generaciones; de aquí surge la frase tú con tu hijo y el hijo de tu hijo (v. 2). La visión de un Israel ya establecido en la tierra prometida (v. 3) es una de un pueblo numeroso (cumpliendo así la promesa a Abraham, Gén. 15:5), y de abundancia (cumpliendo así una promesa hecha a Moisés cuando Dios le llamó, Exo. 3:17).

Los vv. 4 y 5 han llegado a ser una oración esencial en el judaísmo (conocida como la Shema, o Escucha, debido a la palabra inicial), a causa de que expresa en pocas palabras las ideas más importantes en la religión del AT. Primera, sólo el Señor es el Dios de Israel.

En realidad, él es el único Dios ya que su poder se extiende a todas las naciones (32:8, 9). Israel debe adorarlo sólo a él. Segunda, Israel mismo es una unidad. En heb., las palabras tú y tu en este pasaje (como sucede tan a menudo en Deut.) son las palabras que se usan cuando se habla con una sola persona. La unidad del pueblo incluye tanto a quienes estaban parados frente a Moisés como a todas las generaciones venideras. Esto significa que debían adorar y obedecer como si fueran uno, y no permitir divisiones mayores entre ellos (ver más adelante el material sobre la esclavitud, 15:12-18). Esta es también la razón por la que debían educar a cada nueva generación sobre la verdad acerca de Dios y ellos mismos (v. 7).

Tercera, para el pueblo de Dios no es suficiente simplemente repetir ciertos ritos en su vida y adoración. Al contrario, deben amar a Dios de verdad, y dedicar toda su vida a él (v. 5). La frase con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas es una manera de referirse a toda la persona. La idea bíblica del corazón cubre nuestra perspectiva de la voluntad y la mente; por eso, cuando Jesús citó este pasaje con palabras un tanto diferentes, también estaba señalando su significado esencial (Mat. 22:37; Mar. 12:30). La verdadera piedad significa rendir a Dios todas nuestras habilidades, al igual que todas nuestras posesiones.

Las palabras de Dios siempre deben estar ante su pueblo como parte de la rutina de la vida, y de cualquier actividad humana normal (vv. 6-9). Esta no es una religión únicamente para el sábado (o domingo). Dios tiene algo que decir en relación con cada aspecto de la vida y toda decisión que los seres humanos puedan tomar. Este es el asunto esencial de los varios tipos de reglamentos que encontramos del cap. 12 en adelante. Todo junto expresa el gobierno de Dios sobre la vida de toda persona, individual y colectivamente hablando; y aun cuando vivimos en una época y lugar diferentes, estamos obligados a hacer todo lo posible para que se apliquen a nosotros. Es difícil decir si las instrucciones en los vv. 8 y 9 deben tomarse literal o simbólicamente; el asunto esencial es que las palabras de Dios deben estar en tu corazón (v. 6). Quienes aman a Dios desearán guardar sus mandamientos (Juan 14:15).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

6.3 Para una nación que había vagado cuarenta años en un árido desierto, una tierra de la que fluía leche y miel sonaba como un paraíso. Les traía a la mente cosechas abundantes, torrentes de agua, lluvias suaves y campos florecientes repletos de ganado. Los israelitas pudieron haber tenido todo eso cuarenta años antes. Números 13 y 14 explica cómo el pueblo perdió su oportunidad. Moisés quería ayudar a su pueblo a evitar el mismo error estimulando el apetito que tenían de una tierra hermosa y explicándoles las condiciones para entrar a la tierra.6.4 El monoteísmo, o sea la creencia en un solo Dios, era una característica distintiva de la religión hebrea. Muchas religiones antiguas creían en muchos dioses. Pero el Dios de Abraham, Isaac y Jacob es el Dios de toda la tierra, el único verdadero Dios. Esto era importante para Israel, porque estaban a punto de entrar a una tierra llena de gente que creía en muchos dioses. Pero tanto en ese entonces como ahora, existe gente que prefiere depositar su confianza en muchos «dioses» diferentes. Pero el día viene cuando Dios será reconocido como el único. Será rey sobre toda la tierra (Zec 14:9).6.4-9 Este pasaje proporciona el tema central de Deuteronomio. Establece un patrón que nos ayuda a relacionar la Palabra de Dios con nuestra vida diaria. Tenemos que amar a Dios, pensar constantemente en sus mandamientos, enseñar sus mandamientos a nuestros hijos y vivir cada día según los principios de su Palabra. Dios enfatiza la importancia de que los padres enseñen la Biblia a sus hijos. No se puede delegar esta responsabilidad a la iglesia y las escuelas cristianas. La Biblia ofrece tantas oportunidades para obtener lecciones objetivas y prácticas que sería una pena estudiarlas sólo un día a la semana. Las verdades eternas se aprenden de una forma más efectiva en el ambiente amoroso de un hogar donde se teme a Dios.6.5 Jesús dijo que amar a Dios con todo nuestro ser es el más grande de los mandamientos (Mat 22:37-39). Esta orden, combinada con la de amar al prójimo (Lev 19:18), condensa todas las demás leyes del Antiguo Testamento.6.7 Los hebreos fueron y triunfaron en cuanto a hacer de la religión una parte integral de su vida. El éxito estuvo en que la educación religiosa estuviera orientada a enseñar a vivir, no a informar. Utilizaban el contexto de la vida diaria para enseñar acerca de Dios. La clave para enseñar a sus hijos a amar a Dios se describe simple y claramente en estos versículos. Si usted quiere que sus hijos sigan a Dios, debe hacer de Dios una parte de sus experiencias diarias. Debe enseñar a sus hijos con diligencia a ver a Dios en todos los aspectos de la vida, no sólo en aquellos que están relacionados con la iglesia.6.10-13 Moisés advirtió al pueblo que no olvidaran a Dios cuando entraran a la tierra prometida y fueran prósperos. La prosperidad, más que la pobreza, puede nublar nuestra visión espiritual, porque tiende a hacernos autosuficientes y deseosos de adquirir aún más de todo, pero no más de Dios. Lo mismo puede suceder en nuestra iglesia. Una vez que triunfamos en términos de números, programas y edificios, fácilmente podemos llegar a ser autosuficientes y menos sensibles a nuestra necesidad de Dios. Esto nos lleva a concentrarnos en la autopreservación más que en la gratitud y el servicio a Dios.6.24 ¿Acaso significa la frase «para que nos vaya bien» que cuando obedezcamos a Dios podemos esperar solo prosperidad y no sufrimientos? Lo que se promete aquí es una relación correcta con Dios para aquellos que lo aman de todo corazón. Entonces este versículo habla de una buena relación con Dios y del beneficio definitivo de conocerlo a El. No es un manto de protección contra la pobreza, la adversidad y el sufrimiento. Podemos tener esta relación correcta con Dios al obedecer su mandamiento de amarlo con todo lo que somos.PELIGRO EN LA ABUNDANCIA»Y luego que comas y te sacies, cuídate de no olvidarte de Jehová» (Deu 6:11-12). A menudo es más difícil seguir a Dios cuando la vida es fácil. Podemos caer presas de la tentación y apartarnos de Dios. Aquí hay algunos ejemplos notables de esta verdad.Adán: Génesis 3 Adán vivía en una creación perfecta y tenía una relación perfecta con Dios. Sus necesidades estaban satisfechas; lo tenía todo. Pero cayó en el engaño de Satanás.Noé: Génesis 9 Noé y su familia habían sobrevivido al diluvio y el mundo entero era de ellos. Eran prósperos y la vida les era fácil. Noé se avergonzó por haberse emborrachado y maldijo a su hijo Cam.La nación de Israel: Jueces 2 Dios le había dado a Israel la tierra prometida. Al fin descansaban de tanto peregrinar. Pero tan pronto como murió el valiente y fiel Josué, cayeron en las prácticas idólatras de los cananeos.David: 2 Samuel 11 David gobernó bien e Israel fue una nación dominante política, económica y militarmente. En medio de la prosperidad y del éxito, cometió adulterio con Betsabé y mandó a matar a Urías su esposo.Salomón: 1 Reyes 11 Salomón realmente lo tenía todo: poder, riqueza, fama y sabiduría. Pero su misma abundancia fue la causa de su caída. Amaba tanto a sus esposas paganas e idólatras que permitió que Israel y aún él mismo copiaran sus detestables ritos religiosos.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 371 Deu 4:1; Deu 4:10

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Estos versículos sirven de introducción a la próxima porción del discurso de Moisés que trata con el primero y mayor mandamiento.

Fuente: La Biblia de las Américas

[.] Escucha, Israel Yavé, nuestro Dios, es el único. Estos versículos son el Credo de los judíos, lo suelen rezar diariamente. Jesús se refiere a este texto cuando le preguntan sobre el mandamiento más importante. Ver Mc 12,28 y su comentario. Amarás a Yavé con todo tu corazón. El amor de Dios no puede ser totalmente desinteresado. Israel sabe que, al responder al amor de Dios que lo eligió, va por buen camino y Dios lo premiará con la paz y la prosperidad material. Graba en tu corazón estos mandamienos tenlos presentes en tu mente para ordenar tus pensamientos y juzgar de todo conforme a estos criterios. Repíteselos a tus hijos sabiendo que eres responsable de la fe de ellos. Grábalos en tu mano para que sean la guía de tus actos. Póntelos en la frente para no acordarte de ellos cuando ya sea tarde de modo que sólo puedas reconocer tus errores. Escríbelos a la entrada de tus ciudades o sea, que rijan la vida económica y social. Yavé es un Dios celoso (15) ver en Ex 20,5. Esta expresión les choca a muchas personas. Pero, ¿puede haber amor verdadero sin una cierta especie de celo, no de aquel que teme siempre la infidelidad del ser amado? Esta expresión «Dios celoso» nos revela, en un lenguaje pobre y primitivo, un rasgo esencial de nuestro Dios tan misterioso. El no es sólo Amor, como le gusta llamarlo a mucha gente, sino también Amante. No agota el tema hablar de un Dios que ama a los hombres, a todos los hombres con una mirada de bondad universal, pues él elige a los que ama y cada uno de ellos pasa a serlo todo para él. Esa expresión nos dice desde ya lo que hará maravillarse a Pablo cuando hable de la predestinación, es decir, del amor de Dios que nos ha escogido desde antes de la creación del mundo Rom 8,31-39; Ef 1,1. Hablar de su celo es sostener que él no puede renunciar al amor y a la fidelidad recíproca que espera de sus amados. La historia de Israel mostrará este celo de Dios a través de las terribles pruebas que envía a su pueblo si hasta las cosas más amargas a que nos somete en esta vida son nada en comparación con lo que está creando en nosotros. No te olvides de Yavé cuando hayas comido (11). Toda la civilización moderna ha entrado en este olvido. El hombre se siente dueño de la ciencia, de la técnica y del mundo. Más grave todavía se conforma con dominar el universo y se pierde a sí mismo.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[1] Los preceptos contemplan las costumbres, ceremonias, ritos de la religión y juicios del gobierno civil.[5] Mat 22, 37; Luc 10, 27.[8] Siempre te acordarás de ellos como si los tuvieses delante de los ojos o en las manos. Los hebreos tomaban literalmente estas palabras y llevaban los mandamientos en pergaminos atados en los brazos y la frente.[13] Jesucristo no dijo temerás, sino adorarás, pues temer a Dios denota en el texto hebreo adorarlo yreverenciarlo. Mat 4, 10.[13] Deut 10, 20; Mat 4, 10; Luc 4, 8.[16] Cuando dudaste de sus promesas. Mat 4, 7; Luc 4, 12; Ex 17, 7.

Fuente: Notas Torres Amat