Biblia

Comentario de Efesios 1:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Efesios 1:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

En él también recibimos herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que realiza todas las cosas conforme al consejo de su voluntad,

1:11 — «en él tuvimos herencia». Pablo habla mucho de esta herencia en esta carta (1:14,18; 5:5), y en su carta a los colosenses (1:12; 3:24). «Y si hijos, también herederos» (Rom 8:17). Tenemos «una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos» (1Pe 1:4).

La nota en el margen de La Biblia de las Américas dice, «O, fuimos hechos una herencia»; «fuimos escogidos como porción de Dios» (Ver. H-A). La Versión American Standard concuerda con esta traducción. Según esta traducción, los cristianos son la herencia de Dios. Este pensamiento (que los hijos de Dios son su herencia) se expresa varias veces en el Antiguo Testamento; por ejemplo, en Deu 4:20 y 9:29, «el pueblo de su heredad»; y 32:9, «Porque la porción de Jehová es su pueblo».

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

en él asimismo tuvimos herencia. Efe 1:14; Sal 37:18; Hch 20:32; Hch 26:18; Rom 8:17; Gál 3:18; Col 1:12; Col 3:24; Tit 3:7; Stg 2:5; 1Pe 1:4; 1Pe 3:9.

habiendo sido predestinados. Efe 1:5.

conforme al propósito. Efe 1:9; Isa 46:10, Isa 46:11.

según el consejo, o designio. Efe 1:8; Job 12:13; Pro 8:14; Isa 5:19; Isa 28:29; Isa 40:13, Isa 40:14; Jer 23:18; Jer 32:19; Zac 6:13; Hch 2:23; Hch 4:28; Hch 20:27; Rom 11:34; Heb 6:17.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

tuvimos herencia [los judíos] en Cristo, muchísimo mejor que la herencia prometida bajo el antiguo pacto. Esto no era algo nuevo, sino que estaba predestinado (planificado) conforme al propósito de Dios desde el principio.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

En él asimismo tuvimos herencia. Cristo es la fuente de la herencia divina del creyente, la cual es tan cierta que se habla de ella como si ya hubiera sido recibida. Cp. 1Co 3:22-23; 2Pe 1:3-4. habiendo sido predestinados. Antes de que la tierra fuera formada, Dios determinó en su soberanía que cada pecador elegido, sin importar cuán vil, inútil y merecedor de la muerte, fuera hecho justo al confiar en Cristo. Vea la nota sobre el v. Efe 1:4. que hace todas las cosas. «Hace» también se refiere a «obras» porque la palabra que se traduce «hace» es la misma que da origen a la palabra «energía». Cuando creó el mundo, le dio energía suficiente para comenzar a funcionar tal como Él lo había planificado. No solo estaba listo para funcionar, sino que fue creado en funcionamiento perfecto. Así como Dios obra para llevar a acabo su plan «según el designio de su voluntad», Él suministra energía a cada creyente y les da el poder necesario para su perfeccionamiento espiritual (cp. Flp 1:6; Flp 2:13).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:11 — «en él tuvimos herencia». Pablo habla mucho de esta herencia en esta carta (1:14,18; 5:5), y en su carta a los colosenses (1:12; 3:24). «Y si hijos, también herederos» (Rom 8:17). Tenemos «una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos» (1Pe 1:4).
La nota en el margen de La Biblia de las Américas dice, «O, fuimos hechos una herencia»; «fuimos escogidos como porción de Dios» (Ver. H-A). La Versión American Standard concuerda con esta traducción. Según esta traducción, los cristianos son la herencia de Dios. Este pensamiento (que los hijos de Dios son su herencia) se expresa varias veces en el Antiguo Testamento; por ejemplo, en Deu 4:20 y 9:29, «el pueblo de su heredad»; y 32:9, «Porque la porción de Jehová es su pueblo».

Fuente: Notas Reeves-Partain

JUDÍOS Y GENTILES

Efesios 1:11-14

Fue en Cristo en Quien se nos asignó nuestra porción en este esquema, que fue determinado por decisión de Aquel Que controla todas las cosas según el propósito de Su voluntad; que nosotros, que fuimos los primeros en poner nuestra esperanza en la venida del Ungido de Dios, llegáramos a ser el medio por el cual Su gloria fuera alabada. Y fue en Cristo en Quien se determinó que vosotros también llegarais a ser el medio por el que la gloria de Dios fuera alabada, después que oyerais la Palabra que nos trae la verdad, la Buena Noticia de vuestra salvación -esa Buena Noticia en la cual, una vez que llegasteis a creer, fuisteis sellados con el Espíritu Santo, Que es el anticipo y la garantía de todo lo que un día heredaremos, hasta que entremos a participar de la plena redención que conlleva una posesión definitiva.

Aquí nos da Pablo el primer ejemplo de la unidad que trajo Cristo. Cuando habla de nosotros quiere decir su propia nación, los judíos; cuando habla de vosotros, quiere decir los gentiles a los que se dirige; y cuando, en la última frase, dice nosotros, está pensando en los judíos y los gentiles juntos.

En primer lugar, Pablo habla de los judíos. A ellos también, se les había asignado una porción en el plan de Dios. Fueron los primeros en creer en la venida del Ungido de Dios. A lo largo de toda su historia habían esperado y anhelado al Mesías. Su porción en el esquema de las cosas fue el ser la nación de la que habría de venir el Escogido de Dios.
El gran economista Adam Smith sostenía que todo el propósito de la vida se basaba en lo que él llamaba el reparto del trabajo. Quería decir que la vida solo puede proseguir cuando cada persona tiene un trabajo y lo cumple, y cuando los resultados de todos los trabajos se relacionan y forman un acervo común. El zapatero hace zapatos; el panadero cuece pan; el sastre hace ropa; cada uno tiene su propio trabajo, y cada uno se dedica a lo suyo; y cuando cada uno cumple su trabajo eficazmente se produce una situación de bienestar de toda la comunidad.

Lo que es verdad de las personas también lo es de las naciones. Cada nación tiene su parte en el orden de Dios. Los griegos enseñaron lo que es la belleza del pensamiento y de la forma. Los Romanos enseñaron la ley y la ciencia del gobierno y de la administración. Los judíos enseñaron la religión. Los judíos fueron el pueblo preparado especialmente para que de ellos viniera el Mesías de Dios.
Eso no es decir que Dios no preparara también a los otros pueblos. Dios había estado preparando a personas y a naciones en todo el mundo para que sus mentes estuvieran dispuestas para recibir el mensaje del Evangelio cuando llegara a ellos. Pero el gran privilegio de la nación judía fue que fueron los primeros en esperar la venida al mundo del Ungido de Dios.

A continuación Pablo se vuelve hacia los gentiles. Ve dos etapas en su desarrollo.

(i) Recibieron la Palabra; los predicadores cristianos les trajeron el mensaje del Evangelio. Esa Palabra era dos cosas. Primera, era la Palabra de la verdad; les trajo la verdad acerca de Dios y acerca del mundo en que vivían y acerca de sí mismos. Segunda, era una Buena Noticia; era el mensaje del amor y de la gracia de Dios.

(ii) Fueron sellados con el Espíritu Santo. En el mundo antiguo -y en nuestro tiempo también- cuando se enviaba un saco o un cajón o un paquete, se lacraba con un sello para indicar de dónde procedía y a quién pertenecía. El Espíritu Santo es el sello que muestra que una persona pertenece a Dios. El Espíritu Santo al mismo tiempo nos muestra la voluntad de Dios y nos capacita para cumplirla.
Aquí Pablo dice una gran verdad acerca del Espíritu Santo. Llama al Espíritu Santo, como dice la versión Reina-Valera, «las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida.» La palabra griega, de la que deriva la española, es arrabón. El arrabón era una característica regular en el mundo griego de los negocios. Era una parte del precio de la compra o del contrato que se pagaba anticipadamente como garantía de que la operación se hacía en firme. Se han conservado muchos documentos comerciales griegos en los que aparece la palabra. Una mujer vende una vaca, y recibe tantas dracmas como arrabón. Se contratan algunas bailarinas para la fiesta de un pueblo, y se les paga tanto como arrabón. Lo que Pablo está diciendo es que la experiencia del Espíritu Santo que tenemos en este mundo es un adelanto de la bendición del Cielo, y es la garantía de que algún día entraremos en la plena posesión de la bendición de Dios.

Las experiencias más elevadas de paz y gozo cristiano que se pueden disfrutar en este mundo no son más que leves primicias o adelantos del gozo y de la paz en que entraremos un día. Es como si Dios nos hubiera dado lo bastante para aguzarnos el apetito para más, y suficiente para asegurarnos que algún día nos lo dará todo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

En virtud de que estamos unidos a Cristo, en él, somos ahora herederos o tenemos una herencia. Es importante observar que esta expresión es idéntica y paralela estructuralmente a la que aparece en el v. Efe 1:7, que también introduce una indicación de los beneficios que tenemos en virtud de nuestra unión con Cristo: En él tenemos redención (v. Efe 1:7) en él asimismo tuvimos herencia. El verbo griego que se usa en forma pasiva para tuvimos herencia, es la única vez que se usa en el NT. Su raíz es la palabra que significa “suerte” o “herencia” (por eso la RV traduce «en quien asimismo tuvimos suerte»).

Un sentido que tiene ese verbo es “asignar por suerte” o “dar/recibir como herencia”. Eso abre varias posibilidades para traducir este verbo. Si ligamos este verbo pasivo con el infinitivo de propósito con el que empieza el v. Efe 1:12, que es la conexión más natural desde el punto de vista de la sintaxis, la traducción diría así: “Dios nos ha designado para que vivamos para la alabanza de su gloria”. Así, el texto provee una de las mejores y más claras expresiones del propósito de Dios para nuestra vida, como pueblo suyo.

Si se usa el otro sentido del texto, “dar como herencia”, se puede decir que “Dios nos hizo su herencia para que vivamos para la alabanza de su gloria”. Esta idea de que somos la herencia de Dios en virtud de nuestra redención, se encuentra en varios lugares del AT (Deu 9:29; Deu 32:9-10; Sal 74:2). Aquí en Efesios reaparece poco después en Efe 1:18 donde parece referirse al significado que estamos explicando. Sin embargo, allí y aquí puede referirse al hecho de que nosotros los santos hemos recibido una herencia de parte de Dios, como otro beneficio de nuestra unión con Cristo. La DHH combina la idea de la herencia que es de Dios con nuestra participación en ella. Así lo indica cuando traduce: «Dios nos había escogido de antemano para que tuviéramos parte en su herencia». Y luego explica en una nota al pie de página: “Esto incluye el pertenecer al pueblo de Dios y el tener la esperanza con respecto de las promesas futuras”. La TLA representa la postura de que la herencia se refiere a lo que recibimos de Dios. Esta es su traducción: «que fuéramos suyos y recibiéramos todo lo que él había prometido». La NVI dice: «En Cristo fuimos hecho herederos» (de igual modo la BP).

La afirmación de nuestro beneficio es calificada con un gerundio (participio en griego), habiendo sido predestinados, que ya encontramos antes en el versículo Efe 1:5 y que, al igual que en su primera aparición, expresa con cierta ambigüedad una circunstancia del verbo principal. ¿Qué tipo de circunstancia? Una posibilidad es que indique una idea temporal y causal, lo cual parece ser lo que expresa RV95. Aunque en ambos casos la idea es imprecisa. La TLA hace más explícita esta idea temporal: «Por medio de Cristo, Dios nos eligió desde un principio, para que fuéramos suyos y recibiéramos todo lo que él había prometido». Muy parecida a DHH y BP. En ese sentido, el participio expresa la razón que antecede la recepción de la herencia. La NVI también sigue esa lógica causal al traducirlo así: «fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados »

La idea central de esta expresión es mostrar que no existe idea alguna de azar o de algo fortuito. Lo cual se refuerza a continuación con dos cláusulas que expresan la manera en que Dios actúa. Conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad. Dios actúa en conformidad a su propósito y al designio de su voluntad. DHH se ha quedado con un lenguaje todavía muy abstracto y complicado, no lejos de RV95: «de acuerdo con el propósito de Dios mismo, que todo lo hace según la determinación de su voluntad». Estos términos se pueden expresar de manera más simple. La idea central es que “Dios hace que todas las cosas sucedan tal y como él quiere”. La TLA lo dice así: «Así lo había decidido Dios, quien siempre lleva a cabo sus planes».

El enunciado con el que termina esta estrofa, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, está conectado al verbo principal con el que inicia el v. Efe 1:11, tuvimos herencia. Quien expresa más claramente esta conexión es la BP que dice: «nos había predestinado a ser herederos de modo que nosotros fuéramos la alabanza de su gloria». El traductor debe tener mucho cuidado para que en su traducción ambas partes de esta compleja oración no queden tan separadas que el lector no vea su conexión, como sucede en las otras versiones que estamos usando.

La última oración con la que cierra esta estrofa, especifica quiénes deben vivir para la alabanza de la gloria de Dios: nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. La mayoría de los comentaristas toman esta oración como una clara referencia a los judíos. El autor distingue entre judíos y gentiles varias veces en la carta, usando los pronombres “nosotros” y “ustedes” (véase Efe 1:8 y Efe 1:9; Efe 2:1 y Efe 2:3; y en especial Efe 2:11 donde dice: vosotros, los gentiles en cuanto a la carne.También Efe 2:17-22). No implica que sólo los judíos están llamados a vivir para la gloria de Dios sino que, cronológicamente, ellos fueron los primeros en oír las buenas nuevas.

Reflexión bíblica y pastoral

Dios tiene también un proyecto eterno, centrado en su hijo Jesús, a quien ha designado como la cabeza de toda la creación y como punto de convergencia de la nueva humanidad y creación. Jesús ha venida a construir la paz verdadera, genuina alternativa de la Pax Romana. Ambos proyectos se garantizan por medio de la cruz, símbolo de muerte. Roma garantiza su paz llevando a la cruz a los que se le oponen; Jesús establece la paz, dando su vida en la cruz por sus enemigos. Roma ha formado un imperio por medio de la fuerza, la ley, la exclusión y explotación de sus súbditos. Jesús ha empezado a crear la iglesia, familia de Dios y nueva humanidad, fundada en su misma persona, con la fuerza del amor, el poder del Espíritu y bajo los principios de su Palabra, y los valores del amor (que es entrega y servicio a los demás).

Esta nueva sociedad es incluyente y reivindicadora del valor y dignidad de todos los seres humanos.

Vivir para la gloria de Dios es vivir haciendo aquello que Dios mismo ha dicho que es su gloria: la paz (shalom), la armonía y reconciliación de todo el universo bajo el señorío de Jesús el Cristo. «Dios bendice a los que trabajan para que haya paz en el mundo, pues ellos serán llamados hijos de Dios» (Mat 5:9, TLA).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Efe 1:14; Efe 1:18; Hch 20:32; Col 1:12; 1Pe 1:4; Rom 8:28-29.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— de la herencia: Posible alusión al reparto de la tierra prometida donde cada tribu israelita recibió su parte (ver Jos 13:1-33; Jos 14:1-15; Jos 15:1-63; Jos 16:1-10; Jos 17:1-18; Jos 18:1-28; Jos 19:1-51).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

f 32 Rom 8:17; Efe 3:6; 1Pe 3:7

g 33 Isa 46:10; Rom 8:28

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

predestinados. Véase coment. en 1:4, 5.

propósito…consejo…voluntad. Estas palabras son una clara expresión de la soberanía de Dios: El controla todas las cosas.

Fuente: La Biblia de las Américas

11 (1) O, hemos obtenido herencia. El verbo griego significa elegir o asignar por suertes. Así que, esta cláusula literalmente significa que en Cristo fuimos designados como herencia electa. Fuimos designados como herencia para recibir la herencia de Dios. Por un lado, hemos llegado a ser la herencia de Dios (v.18) para Su deleite; por otro, heredamos a Dios como nuestra herencia (v.14) para nuestro deleite.

11 (2) O, señalados de antemano. Véase la nota 5 (1) .

11 (3) Es decir, plan.

11 (4) La voluntad de Dios es Su intención; el consejo de Dios es Su consideración acerca de cómo cumplir Su voluntad o intención.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

tuvimos herencia. Podría traducirse: «fuimos hechos Su herencia». Ambas ideas son verdaderas: nosotros somos herencia de Cristo, así como Él es nuestra herencia.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

energizando… Gr. energéo = energizar → §317.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., en quien también

O, fuimos hechos una herencia

Fuente: La Biblia de las Américas