Comentario de Efesios 1:15 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Por esta razón, yo también, habiendo oído de la fe que tenéis en el Señor Jesús y de vuestro amor para con todos los santos,
habiendo oido. Col 1:3, Col 1:4; Flm 1:5.
de vuestra fe. Gál 5:6; 1Ts 1:3; 2Ts 1:3; 1Ti 1:5, 1Ti 1:14.
y de vuestro amor. Sal 16:3; Col 1:4; 1Ts 4:9; Heb 6:10; 1Pe 1:22; 1Jn 3:17; 1Jn 4:21.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Nos encontramos aquí con una ardiente oración de intercesión de Pablo por estos cristianos. Tras dar gracias por ellos (vv. Efe 1:15, Efe 1:16), ora porque ellos tengan percepción espiritual (v. Efe 1:17) de la esperanza a que él os ha llamado (v. Efe 1:18), de la gloria de su herencia (v. Efe 1:18), y de la supereminente grandeza de su poder (vv. Efe 1:19-23).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
habiendo oído (Col 1:5, Col 1:9): Pablo no menciona orar por ellos antes de escuchar de su fe. Qué diferencia con la mayoría de nuestras oraciones. Nuestra tendencia es orar por la salvación de los perdidos para luego olvidarlos cuando llegan a la fe. Pablo hacía exactamente lo contrario. Tal vez aprendió del modelo de oración del Señor (Jua 17:9, Jua 17:20).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
vuestro amor para con todos los santos. El amor a otros creyentes es evidencia de la fe que salva (cp. Jua 13:34-35; 1Jn 4:16-18; 1Jn 4:20; 1Jn 5:1) y es una causa para la acción de gracias (v. Efe 1:16).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
LAS SEÑALES DISTINTIVAS DE LA IGLESIA
Efesios 1:15-23
Como he sabido de vuestra fe en Jesucristo y de vuestro amor a todos los que están consagrados a Dios, no dejo nunca de dar gracias por vosotros y de recordaron en mis oraciones. El propósito de mis oraciones al Dios de nuestro Señor Jesucristo, Padre glorioso, es que os dé Espíritu de sabiduría, el Espíritu que os traiga una nueva Revelación para que lleguéis a conocerle cada vez más plenamente. El propósito de mis oraciones es que se os iluminen los ojos del entendimiento para conocer la esperanza que os ha traído Su llamamiento, qué riqueza de gloria hay en nuestra herencia entre los santos, qué grandeza insuperable hay en Su poder para con nosotros los que creemos con una fe que produjo el poder de Su fuerza, aquel poder que obró en Cristo resucitándole de entre los muertos y situándole a la diestra de Dios en los lugares celestiales, sobre todos los gobernadores y autoridades y poderes y señoríos, sobre todas las dignidades que se honran no sólo en esta era sino también en la por venir. Dios Le ha sujetado todas las cosas y Le ha dado por Cabeza suprema a la Iglesia, la Iglesia que es Su complemento Cuerpo, la Iglesia que pertenece al Que está ocupando todas las cosas en todos los lugares.
La parte supremamente importante, el segundo gran paso del pensamiento de Pablo, está al final de este pasaje; pero hay ciertas cosas que debemos notar en los versículos precedentes.
Aquí se nos presentan en un perfecto resumen las características de la verdadera Iglesia. Pablo ha oído de la fe en Jesucristo de los destinatarios de su carta, y del amor que tienen a todas las personas que están consagradas a Dios. Las dos cosas que deben caracterizar a cualquier verdadera Iglesia son la lealtad a Cristo y el amor a todos los hombres.
Hay una lealtad a Cristo que no desemboca en el amor a nuestros semejantes. Los monjes y los ermitaños tenían una cierta lealtad a Cristo que les hacía abandonar las actividades normales de la vida haciéndoles vivir solos en lugares desiertos. Los cazadores de herejías de la Inquisición española y de otros muchos lugares y tiempos tenían una cierta lealtad a Cristo que les hacía perseguir a todos los que no pensaban como ellos. Antes de que viniera Cristo, los fariseos daban muestras de una cierta lealtad a Dios que les hacía despreciar olímpicamente a todos los que ellos consideraban menos leales a Dios que ellos.
El verdadero cristiano ama a Cristo y ama a sus semejantes. Y todavía más: sabe que no puede mostrarle su amor a Cristo de ninguna otra manera que mostrándoselo a sus semejantes. Por muy ortodoxa que sea una iglesia, por muy pura que sea su teología y por muy noble que sea su liturgia, no es una iglesia verdadera en el sentido real del término a menos que se caracterice por su amor a sus semejantes. Hay iglesias que rara vez hacen pronunciamientos públicos a menos que sea para censurar o criticar. Puede que sean ortodoxas, pero no son cristianas. La verdadera Iglesia se caracteriza por un doble amor: amor a Cristo, y amor a sus semejantes.
F W Boreham cita un pasaje de La sombra de la espada de Robert Buchanan, en el que este autor describe la Capilla del Odio: «Estaba situada en un monte inhóspito y desierto de la Bretaña francesa hace cien años. Estaba en ruinas; los muros estaban negros y sucios con el légamo de los siglos; alrededor del altar derruido había ortigas y otras malas hierbas de crecían hasta la altura del pecho; mientras una niebla negra preñada de lluvia se cernía noche y día sobre el lúgubre escenario. Por encima de la entrada de la capilla, pero medio borrado, estaba su nombre. Estaba dedicada a Nuestra Señora del Odio. «Aquí -dice Buchanan-, en horas de pasión y dolor, venían hombres y mujeres a lanzar maldiciones a sus enemigos: la moza a su amor falso, el amante a su querida infiel, el marido a su esposa traidora -pidiendo todos a una que nuestra Señora del Odio los oyera, y que la persona odiada muriera dentro de aquel año.»» Y entonces el novelista añade: «¡Con tal brillo y profundidad había brillado la tierna luz cristiana dentro de sus mentes!»
Una capilla del odio es una concepción horrible; y sin embargo, ¿estamos siempre tan lejos como debemos de ella? Odiamos a los comunistas o a los capitalistas; a los fundamentalistas o a los modernistas; a la persona que tiene una teología diferente de la nuestra; al católico romano o al protestante, según los casos. Hacemos declaraciones que se caracterizan, no por su amor cristiano, sino por una especie de amargura condenatoria. Haríamos bien en recordar de vez en cuando que el amor a Cristo y el amor a nuestros semejantes no pueden existir el uno sin el otro. Nuestra tragedia es que es verdad a menudo lo que dijo Swift una vez: «Tenemos suficiente religión para odiar, pero no para aMarcos»
LA ORACIÓN DE PABLO POR LA IGLESIA
Efesios 1:15-23 (continuación)
En este pasaje vemos lo que Pablo pide a Dios para la Iglesia que ama y que va bien.
(i) Pide el Espíritu de sabiduría. La palabra que usa para sabiduría es sofía, que ya hemos visto que es el conocimiento de las cosas profundas de Dios. Pide que la Iglesia sea conducida a mayores y mayores profundidades en el conocimiento de las verdades eternas. Para que eso suceda hacen falta ciertas cosas.
(a) Es necesario contar con personas que piensan. Boswell nos cuenta que Goldsmith le dijo una vez: » De la misma manera que adquiero mis zapatos del zapatero, y mi ropa del sastre, así adquiero mi religión del sacerdote.» Hay muchos que son así; y sin embargo la religión no es nada a menos que sea un descubrimiento personal. Como decía Platón hace mucho:
«Una vida sin examen de conciencia no vale la pena vivirla,» y una religión que no se ha examinado personalmente y a conciencia no es una religión que valga la pena tener. Es una obligación de toda persona pensante el pensar en su camino hacia Dios.
(b) Es necesario contar con un ministerio de enseñanza. William Chillingworth decía: «La Biblia, y la Biblia a secas, es la religión de los protestantes.» Eso puede que sea verdad, pero muchas veces no lo parece. La exposición de la Escritura desde el púlpito es una primera necesidad para un despertar espiritual.
(c) Es necesario que tengamos un sentido autoajustable de proporción. Es uno de los Hechos extraños de la vida de la Iglesia que, en los comités eclesiásticos como las juntas de iglesia, los presbiterios y hasta las asambleas generales, se dedican veinte horas a la discusión de problemas mundanos de administración por cada hora que se dedica a cuestiones espirituales.
(ii) Pablo pide a Dios para la Iglesia una Revelación y un conocimiento más plenos de Dios. Para el cristiano, el crecimiento en el conocimiento y en la gracia es esencial. Cualquier persona que tenga una profesión sabe que no se puede permitir dejar de estudiar. Ningún médico piensa que ha acabado de aprender cuando deja de asistir a las aulas de su facultad. Sabe que semana tras semana, y casi día a día, se descubren nuevas técnicas y tratamientos, y, si quiere seguir siendo de servicio a los que tienen enfermedades y sufren dolores, tiene que mantener el ritmo con ellos. Así sucede con los cristianos. La vida cristiana se podría describir como conocer mejor a Dios día a día. Una amistad que no crece en intimidad con el tiempo tiende a desvanecerse con el tiempo, y eso es lo que sucede entre nosotros y Dios.
(iii) Pide a Dios para la Iglesia una nueva concienciación de la esperanza cristiana. Es casi una característica de la edad en que vivimos que es una edad de desesperación. Thomas Hardy escribía en Tess: «Algunas veces pienso que los mundos son como las manzanas de nuestro árbol enfermo: algunas tienen un aspecto estupendo, y otras, de pena.» Y entonces llega la pregunta: «¿En qué clase de mundo vivimos? ¿En un mundo espléndido o en uno irremisiblemente malo?» La respuesta de Tess es: «En uno de pena.» Entre las guerras, sir Philip Gibbs escribía: «Si huelo a gases asfixiantes en Edgeware Road, no voy a ponerme la máscara antigás, o a meterme en un refugio antigás. Me saldré a aspirarlo a pleno pulmón, porque me daré cuenta de que la partida ha terminado.» H. G. Wells escribió una vez lúgubremente: «El ser humano, que empezó en una cueva soleada a cubierto del viento, terminará en un suburbio contaminado en ruinas.» Por todas partes resuenan las voces de los pesimistas; nunca hizo más falta que ahora el sonido de trompeta de la esperanza cristiana. Si el mensaje cristiano es verdad, el mundo no va de camino a su disolución, sino a su consumación.
(iv) Pide a Dios una nueva concienciación del poder de Dios. Para Pablo, la prueba suprema de ese poder había sido la Resurrección. Fue la demostración de que el propósito de Dios no se puede detener por ninguna acción humana. En un mundo que parece caótico, es bueno darse cuenta de que Dios sigue en control.
(v) Pablo acaba hablando de la conquista de Cristo en una esfera que no quiere decir gran cosa para mucha gente hoy. La versión Reina-Valera dice que Dios ha elevado a Jesucristo «sobre todo principado y autoridad, poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra.» En los días de Pablo se creía sin la menor duda tanto en los demonios. como en los ángeles; y estas palabras que usa Pablo son los títulos de diferentes grados de ángeles. Está diciendo que no hay ningún ser en el Cielo ni en la Tierra al que Jesucristo no sea superior. En esencia la oración de Pablo es que los creyentes nos demos cuenta de la grandeza del Salvador que Dios nos ha dado.
EL CUERPO DE CRISTO
Efesios 1:15-23 (conclusión)
Llegamos a los dos últimos versículos de este capítulo, en los que Pablo expone uno de los pensamientos más aventureros y elevados que haya tenido nadie jamás. Llama a la Iglesia por su título supremo: El Cuerpo de Cristo.
A fin de entender lo que Pablo quiere decir, volvamos al pensanúento clave de esta epístola. El mundo tal como se nos presenta es una desunión total. Hay desunión entre judíos y gentiles, entre griegos y bárbaros; hay desunión entre diferentes personas de la misma nación; hay desunión dentro de cada persona, porque en cada uno de nosotros el bien lucha con el mal; hay desunión entre la humanidad y la naturaleza, y, sobre todo, hay desunión entre el hombre y Dios. La tesis de Pablo era que Jesús había muerto para unir en uno todos los elementos discordantes de este universo, borrar las separaciones, reconciliar al hombre con el hombre y al hombre con Dios. Jesucristo era por encima de todo el instrumento de Dios para la reconciliación.
Fue para reunir todas las cosas y a todas las personas en una sola familia para lo que Cristo murió. Pero está claro que esa unidad no existe todavía. Echemos mano de una analogía humana. Supongamos que un gran médico descubre la cura del cáncer. Una vez que se ha descubierto, la cura existe; pero antes de que esté disponible para todos los enfermos que la necesitan tiene que salir al mundo. Los médicos y los cirujanos deben tener conocimiento de ella y entrenarse para usarla. La cura existe, pero una sola persona no puede llevarla a todos los que la necesitan; un cuerpo de médicos tiene que ser el agente que se encargue de que llegue a todos los pacientes del mundo. Eso es precisamente lo que es la Iglesia de Jesucristo. Es en Jesús en Quien todos los seres humanos y todas las naciones pueden llegar a ser una sola cosa; pero antes de que eso suceda tienen que conocer a Jesucristo, y esa es la tarea de la Iglesia.
Cristo es la Cabeza; la Iglesia es el Cuerpo. La cabeza tiene que tener un cuerpo para actuar. La Iglesia es literalmente las manos para hacer la obra de Cristo, los pies para ir por Él a todas partes y la voz para proclamar Su palabra.
En la frase final del capítulo, Pablo expone dos pensamientos tremendos. Dice que la Iglesia es el complemento de Cristo. De la misma manera que las ideas de la mente no se pueden realizar sin el cuerpo, la gloria maravillosa que Cristo trajo a este mundo no se puede hacer efectiva sin la obra de la Iglesia. Pablo pasa a decir que Jesús está llenando paulatinamente todas las cosas en todos los lugares, y que esa acción la está desarrollando la Iglesia. Este es uno de los pensamientos más alucinantes del Evangelio. Quiere decir nada menos que que el plan de Dios de un mundo unido depende de la Iglesia.
Hay una leyenda antigua que nos cuenta lo que pasó cuando Jesús volvió al Cielo después de haber pasado un tiempo en la Tierra. Aun en el Cielo seguía llevando las cicatrices de Su pasión. Los ángeles estaban hablando con Él, y Gabriel dijo: » Maestro, tienes que haber sufrido terriblemente por los humanos de allí abajo.» » Es verdad,» le contestó Jesús. » Y -siguió diciéndole Gabriel-, ¿ya saben todos cuánto los has amado y lo que has hecho por ellos?» » Oh no -dijo Jesús-,todavía no. Hasta ahora solo lo saben unos pocos en Palestina.» » ¿Y qué plan has hecho dijo Gabriel- para que todos lo sepan?» Jesús dijo: » Les he pedido a Pedro y a Santiago y a Juan y a otros pocos que dediquen sus vidas a hablarles a otros de Mí; y los otros se lo dirán a otros, y así a otros, hasta que el último ser humano en el último rincón de la Tierra sepa lo que Yo he hecho.» Gabriel parecía dudar, porque sabía muy bien lo poco de fiar que somos los humanos. «Sí -dijo-, ¿pero qué si Pedro y Santiago y Juan se olvidan? ¿Y si no cumplen los que vayan detrás? ¿Qué si allá abajo, en el siglo veinte, la gente no sigue hablando de Ti? ¿Es que no has hecho ningún otro plan?» Y Jesús respondió: «Pues no, no he hecho ningún otro plan. Cuento con ellos.» Decir que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo quiere decir que Jesús cuenta con nosotros.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Una oración de gratitud e intercesión, Efe 1:15-23
Análisis de discurso
El enunciado presente (vv. Efe 1:15-23) es bastante largo en el texto griego. Hay un punto en el v. Efe 1:19 y el otro hasta el final del v. Efe 1:23. Por ello es que las traducciones han dividido ese largo enunciado en varios más cortos. De hecho, la RV60 tiene punto y coma al final del v. Efe 1:21 y no tiene un punto final sino hasta el v. Efe 1:23. ¡Una sola oración gramatical! RV95 tiene tres largas oraciones. Hay tres puntos finales al final de los vv. Efe 1:19, Efe 1:21 y Efe 1:23. Todavía es muy larga. DHH tiene 6 oraciones, lo cual es mucho mejor. TLA contiene 11 oraciones, lo cual facilita enormemente la lectura de una oración bastante compleja, aunque no tanto como la anterior de Efe 1:3-14. El traductor deberá dividir lo más que pueda esta larga oración para facilitar su lectura y entendimiento. Le sugerimos mirar con atención lo que la TLA ha hecho. Por supuesto, las divisiones deben ser adecuadas desde el punto de vista de la sintaxis.
La oración de este pasaje (Efe 1:15-23) surge de la plena seguridad que provee el amor inefable de Dios a favor de sus elegidos y de las diversas maneras en que el Dios Trino lo ha manifestado en toda la historia (Efe 1:3-14). Pablo está agradecido porque la fe y el amor de los efesios muestra que Dios ya ha tomado la iniciativa para salvarlos y por ello ruega a Dios que lleve a los creyentes a un conocimiento y experiencia plenos de la gracia y poder de Dios.
Ellos se han manifestado ya, en el centro mismo de la historia, en la resurrección de Jesús el Mesías, de entre los muertos, y en el supremo señorío que ha alcanzado sobre toda la creación. Su Reino ya se manifiesta en la iglesia y ha de manifestarse en todo el universo. Esa es la razón de ser de la iglesia.
Los próximos capítulos apelarán a la manifestación, en el pasado inmediato, de ese poder y gracia en los cristianos (cap. Efe 2:1-10), a la creación de una comunidad alternativa, inclusiva y armoniosa, (Efe 2:11-22), al enorme privilegio que representa hoy ser siervos y ministros de Dios en esa tarea única y trascendental (cap. Efe 3:1-21), y al deber ético que la iglesia tiene de preservar la unidad y shalom de la nueva sociedad de fe, en medio de fuerte oposición interna (cap. Efe 4:1-32), externa (Efe 5:1-16), socio-cultural (Efe 5:17-33; Efe 6:1-11) e incluso de los poderes y gobiernos del universo (Efe 6:12-20).
TÍTULO: El pasaje es una larga oración con dos temas que se suceden el uno al otro. Inicia con “gratitud” a Dios por los efesios (Efe 1:15-16) y pasa a la triple petición a favor de ellos (Efe 1:17-23). Por ello es que hemos titulado el pasaje una oración de gratitud e intercesión. Se puede también expresar de manera más simple y decir: Pablo da gracias y pide por los efesios.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
La primera cláusula conecta esta nueva sección con la precedente. Las palabras Por esta causa muestran que, como resultado de lo que se ha dicho anteriormente, ahora el autor inicia una serie de acciones muy significativas. El traductor debe asegurarse que la conexión es clara entre ambas secciones y que sea claro que la presente sección es consecuencia de la anterior.
El autor pasa de la “adoración y alabanza” a Dios por sus grandiosas e innumerables bendiciones, a la “gratitud profunda”, debida a las evidencias (fe y amor) de la nueva vida en los efesios, de las cuales se ha enterado: habiendo oído.
Este participio circunstancial, habiendo oído, puede tener una idea adverbial de tiempo, “cuando oí”, o bien causal, “por cuanto oí/debido a que escuché”. Mientras que RV95 mantiene la traducción sin hacer explícita la idea adverbial, DHH le da un sentido causal: «como sé que ustedes tienen fe». TLA también inyecta el sentido causal al enunciado, de la siguiente manera: «Me he enterado de que ustedes confían mucho en el Señor Jesús y aman a todos los del pueblo de Dios. Por eso, y por lo que antes dije ». BJ le da un sentido temporal: «Por eso, también yo, al tener noticias». BP es similar: «al enterarme».
Son dos las manifestaciones de la nueva vida en Cristo que llaman la atención al autor y por las cuales da gracias a Dios: La fe en el Señor Jesús y el amor para con todos los santos (Col 1:4; Flm 1:5). Ellas son evidencia de que los efesios participan de las bendiciones de las que ya hablado el autor. Ellos son objeto de las riquezas de la gracia de Dios.
Fe puede traducirse también como “fidelidad” (cf. Efe 1:1). En ese sentido, no es sólo una alusión al surgimiento de la fe en los efesios sino también a su permanencia y perseverancia en ella. La fe/fidelidad está dirigida al Señor y posiblemente a los cristianos. Fe en TNT traduce esta frase así: the faith you have because Jesus is your Lord, (“la fe que ustedes tienen porque Cristo es su Señor”). Esa versión aclara que la preposición griega en no indica en el NT la “meta u objeto” de la fe (lo cual siempre se indica con las preposicionesepi y eis ligadas al verbo “creer”) sino más bien el “ámbito de la fe”. Barth traduce la frase como “fidelidad al Señor Jesús”.
El Señor Jesús, es una expresión que en el contexto del imperio romano y las pretensiones de divinidad del Cesar, que usaba este título, resultaba un desafío considerable. En ese contexto, también se puede leer la expresión anterior, que cobra incluso un mejor sentido: “su fidelidad que descansa en / que se afianza en la esfera d)el Señor[io de] Jesús”. La BP en una nota al pie comenta que el sentido de la expresión es “fe en Jesús como Señor”.
El amor hacia los hermanos, como veremos en el resto de la carta, es fundamental en la edificación del cuerpo de Cristo. En el v. Efe 1:15 la palabra amor no está presente en algunos manuscritos antiguos. Sin embargo, su inclusión en el texto está bien justificada por la mayoría de los comentaristas y versiones. El CTNTG justifica su inclusión explicando que su ausencia en algunos manuscritos se debe a un error llamado homeoarcton que cometió un copista. Esto se refiere a un error en la transcripción de un manuscrito que consiste en saltar de un elemento a otro elemento idéntico, por tener el mismo principio, omitiendo lo que está entre los dos. En el caso de este versículo, el texto griego tiene dos artículos idénticos entre la palabra amor. El copista saltó la palabra amor y siguió copiando las palabras que seguían al segundo artículo. Si bien es cierto que esta es una buena explicación, y que sin la palabra amor el texto es más difícil de leer, es precisamente por ello que la posibilidad de que esa sea la lectura original resulta más plausible. Por lo menos debemos considerar la posibilidad y su significado.
Si no estuviera la palabra amor e l texto leería así: “habiendo oído de vuestra fe/fidelidad en el Señor Jesús y para con todos los santos”. El sentido apuntaría al significado de pistiscomo fidelidad y así es aceptable hablar de una fidelidad hacia el Señor y hacia su pueblo. No conocemos ninguna traducción que siga esta lectura. Por ello, incluimos ambas palabras en nuestra traducción y, además del modelo de la RV95, sugerimos como otro ejemplo la traducción de la TLA que convierte en verbos los dos sustantivos: «Me he enterado de que ustedes confían mucho en el Señor Jesús y aman a todos los del pueblo de Dios».
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Rom 1:8-10; Col 1:3-4; Col 1:9; 1Ts 1:2; Flm 1:4-5.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Palabras de acción de gracias. En las cartas griegas se acostumbraba comenzar con una declaración de agradecimiento a los dioses, y asegurando a los lectores que se estaba intercediendo por ellos. Pablo utilizó normalmente esta forma, aunque desarrollándola en una forma distintivamente cristiana. La acción de gracias en sí misma (15, 16), que es específicamente por lo que Dios está haciendo en los lectores y, por lo tanto, tiene un enfoque diferente de los temas más generales de un panegírico, es breve, comparada con sus otras cartas (aunque Gál. no tiene ninguna), y notablemente desprovista de detalles personales (cf. Col. 1:3, 4 y Film. 4, 5, que siguen otro modelo). El “informe” sobre sus oraciones que sigue es, sin embargo, extraordinariamente largo, y mucho más en tretejido con enseñanzas que lo habitual. Se prolonga al menos hasta el v. 23 (en gr., los vv. 15-23 son, en realidad, una oración gramatical compuesta) o más probablemente hasta 2:10, y Pablo lo retoma en 3:1, 14-21. Estos fenómenos poco comunes probablemente se explican por el propósito general de la carta y por la intención de que fuera leída en varias congregaciones sin relación entre sí.
La oración habitual de Pablo por sus lectores es, dice él, para que reciban espíritu de sabiduría y de revelación (17), es decir que sean iluminados; que conozcan a Dios más profundamente, y que comprendan la naturaleza de la esperanza cristiana (18) y la naturaleza del poder de Dios que ya actúa en los cristianos (19a). Esta última afirmación la ejemplifica en dos formas diferentes: dice que ha sido revelada en la resurrección y exaltación de Cristo mismo (19b-23), y se revela en que nosotros hemos sido traídos de la “muerte” espiritual a la “vida” en unión con Cristo (2:1-10).
15, 16 La expresión inicial, por esta razón, se retrotrae a 1:14, y por intermedio de este versículo a la totalidad de 1:3-14. Pablo da gracias por los lectores de la provincia romana de Asia porque Dios los ha llevado a participar de su salvación. Brevemente, da gracias también por lo que ha oído sobre su fe y su amor (como en Col. y Film.), indicando que ve estas características como frutos de la gracia de Dios. Estos versículos son claras evidencias de que Pablo no estaba escribiendo principalmente a Efeso (donde permaneció durante tres años); muestra un conocimiento más detallado de las congregaciones colosenses en las acciones de gracias de las cartas destinadas a ellas (y nos dice que nunca las visitó personalmente: Col. 2:1) de lo que muestra aquí.
17-19 Estos tres versículos centran la atención en el contenido de la oración de Pablo. La oración del v. 17 pidiendo espíritu de sabiduría y de revelación es representativa de una forma de hablar típicamente judía; significa que Pablo ora para que experimenten al Espíritu que ya han recibido, otorgándoles estas cosas. Nótese que el propósito de la petición no es que reciban una información especial, sino que tengan una percepción y un conocimiento más profundos de Dios mismo (tal como se ha revelado en Cristo). Sabiduría, iluminación y revelación eran los dones más típicos que un judío podía esperar del Espíritu. Se menciona poder con mucha menos frecuencia (cf. Exo. 31:3; Deut. 34:9; Isa. 11:2; 1 Enoc 49:3; 1QS 4:3-5).
La oración del v. 18 es igualmente una oración para pedir que les sean abiertos los ojos de su entendimiento espiritual. Algunas versiones traducen lit. “corazón” (BJ; y ver nota de la RVA) que es un sinónimo parcial de mente, voluntad y espíritu, y significa el centro de percepción y decisión. Aunque Pablo, más que todos los escritores del NT, deseaba explicar y argumentar su teología para el entendimiento racional, tenía en claro que ésta sólo es una parte de la tarea. El corazón de una persona no necesita solamente conceptos teológicos más refinados, sino la obra del Espíritu integrando estos con su percepción y así reestructurando su voluntad y su vida. Pablo ora para que sus lectores puedan conocer (comprender) la esperanza que los espera en este sentido más pleno. Si realmente comprenden que Dios desea hacer de ellos, junto con to dos los santos, una maravillosa herencia para sí mismo, ese conocimiento (“por su gracia, seré un príncipe, no una rana”) los transformará con gozo y amor. Israel es frecuentemente descripto como herencia de Dios en el AT: ver, p. ej. Deut. 4:20; Sal. 33:12; Isa. 63:17; Jer. 10:16. Aquí Pablo lo aplica a la iglesia glorificada, y ora para que ellos comprendan la esperanza que domina su panegírico inicial (1:14, 5, 6, 12).
La tercera parte de la oración de Pablo (19a) es que los lectores comprendan la naturaleza y la potencia del poder de Dios que ya está actuando en ellos. Si los creyentes miran solamente lo que ven que Dios está haciendo en sus propias vidas ahora, fácilmente pueden subestimar el poder de Dios, sobre todo porque se manifestó en un amor con forma de cruz. Los lectores de Efeso, viniendo como venían de un ambiente plagado de creencias mági cas, quizá hayan considerado que el poder de Diana era más imponente y temible que el de Dios (Diana de los efesios era considerada la reina de los poderes celestiales, incluyendo los potentes poderes del zodíaco, y los dioses del mundo subterráneo; ver Arnold). Esto podría haber erosionado su confianza en Dios, y debilitado su determinación en el conflicto espiritual en el que estaban involucrados. Pablo sabía que las dimensiones especta culares del poder de Dios en su pueblo sólo serían plenamente reveladas al final de esta creación (por eso, lo que dice en 1:5, 6, 9, 10, 14), pero podía mostrar a los lectores dónde mirar en el presente para verlo (1:19b-2:10).
19b-23 El poder salvador de Dios revelado en la resurrección-exaltación de Cristo. Dado que Cristo es el Hombre verdaderamente representativo, su resurrección y glorificación son una figura de lo que Dios cumplirá en nosotros (cf. 1 Cor. 15:45-49; Fil. 3:21). Existe, naturalmente, una diferencia: la autoridad con la cual fue investido Jesús en su exaltación es única, aunque hay un sentido en que la compartimos (ver 2:6). Pero es esta misma diferencia la que lleva a Pablo a otra forma de asegurar a los efesios del poder de Dios en ellos, ya que termina diciendo que Jesús, a quien le ha sido dado todo el poder, es dado por Dios a la iglesia, la cual él llena (22, 23). Eso, por supuesto, significa que la plena autoridad y poder con que ha sido investido Jesús están activos en la iglesia.
Las afirmaciones de que Jesús había resucitado y que estaba exaltado a la diestra de Dios (20) eran tradicionales en la iglesia, y la última es parafraseada en el lenguaje del Sal. 110:1 (cf. Hech. 2:34-36; Rom. 8:34; Col. 3:1 y Heb. 1:3, 13). Habla de la entronización de Jesús como gobernador cósmico a quien le es dado el lugar de honor en el círculo celestial (de ahí, en los lugares celestiales). Jesús no ha perdido su influencia terrenal por la ascensión, precisamente lo opuesto: ha sido llevado al lugar donde tiene la máxima influencia sobre los asuntos de la tierra. Por ello, ningún otro poder o potestad, ni en la tierra ni en el cielo, bueno o malo, puede compararse a él; su autoridad, como aquel que está a la diestra de Dios, es sobre todo (21). Los lectores originales habrían comprendido el concepto: ninguno de los poderes que ellos tendían a temer podría compararse con Jesús.
Mientras que en el Sal. 110:1 Dios invita al Señor celestial a sentarse a su diestra “hasta que ponga a tus enemigos como estrado de tus pies”, el v. 22a aquí insiste en que Dios ya sometió … todas las cosas bajo los pies de Jesús. Esto no significa dejar de ser realista acerca de la continuidad del mal, sino un pasar del lenguaje del Sal. 110 al del Sal. 8:6. (Pablo hace lo mismo en 1 Cor. 15:25-27.) Aquí, Jesús se ve como un segundo Adán a quien se le da la tarea de ejercer dominio sobre el cosmos. Como tal, él es cabeza sobre todas las cosas (22b), es decir, gobernante o dueño, un significado de “cabeza” que ha sido bien comprobado en el gr. bíblico y en otros lugares. La esencia de lo que sigue en el v. 22b es, entonces, bien traducida por la RVA: Dios … le puso a él por cabeza sobre todas las cosas para la iglesia. Pablo difícilmente podría haber dado un retrato más dramático del poder que actúa en la iglesia pero, para enfatizarlo aun más, describe a la iglesia de dos maneras diferentes.
Primera, denomina a la iglesia cuerpo de Cristo (23a). En 1 Cor. la iglesia, como “cuerpo” de Cristo, tiene sus propios oídos, ojos y cabeza (1 Cor. 12:16-21): es un cuerpo completo que pertenece a Jesús y está íntimamente unido a él (1 Cor. 6:15; 12:12). Probablemente, es lo que Pablo quiere decir aquí también, no que la iglesia sea apenas un torso sin cabeza, para la cual Jesús mismo es la cabeza; ya que el v. 22 describe a Jesús como cabeza del cosmos, no de la iglesia, y utiliza “cabeza” en el sentido de “gobernador”, no de parte anatómica. Pero describir a la iglesia como su “cuerpo”, tan poco tiempo después de haber descripto a Jesús co mo “cabeza”, casi inevitablemente destaca al menos la connotación de la unión entre ambos (cf. 4:16; 5:23, 28, y el más notable, “él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia” en Col. 1:18).
23 Continúa describiendo a Jesús como aquel que todo lo llena en todo (cf. 4:10). “Llenar” es una metáfora de “estar presente en, y activo en relación con”, o “extender su influencia, o regir sobre”. Co mo “cabeza” sobre todas las cosas, Jesús las “llena”; así, entonces, comienza a cumplir el misterio del que se habla en los vv. 9 y 10, comienza la tarea de dominar la rebelión y traer todas las cosas a la unidad y la armonía en sí mismo. Pero, dice Pablo, la iglesia es, de manera suprema, su plenitud (es decir, aquello que él llena); y lo explicará más detalladamente en 2:1-22.
En suma, Pablo ora para que sus lectores comprendan que el poder que obra en la iglesia es el mismo poder que producirá la nueva creación, un nuevo universo en total armonía, unido bajo Cristo. En su unión con Cristo la iglesia ya ha recibido un anticipo de ese final.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
q 44 Col 1:4
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
15 super (1) Muchos mss. antiguos dicen: la fe en el Señor Jesús la cual está entre vosotros y que tenéis para con todos los santos.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
del amor… M↓ registran vuestro amor.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
T263 La preposición en πίστιν ἐν significa: en la esfera de.
BD224(1) El uso de κατά en vez del posesivo o del genitivo de sujeto es generalmente helenístico. En el N. T. se limita a los pronombres (καθʼ ὑμᾶς πίστιν en este caso es más que un simple genitivo -R608). [Editor. Parece que la preposición κατά se usa como un genitivo posesivo; el artículo posesivo de la siguiente frase paralela tiende a apoyar esto: la fe de ustedes.]
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Muchos mss. antiguos no incluyen: vuestro amor
Fuente: La Biblia de las Américas
M i registran vuestro.