Comentario de Efesios 1:4 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Asimismo, nos escogió en él desde antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.

1:4,5 — «según nos escogió… predestinado…» Lo que Dios hace es lo que El siempre pensaba hacer. Dios no hace nada por casualidad. Este texto y muchos otros indican claramente que el plan de Dios es más antiguo que el mundo. No fue cosa originada paso por paso en el primer siglo. Todo detalle era y es parte de su plan original. Aun antes de Abraham y Moisés Dios pensaba salvar tanto a los gentiles como a los judíos, y a ambos desligados de la ley de Moisés y de la circuncisión.

— «antes de la fundación del mundo». La Biblia afirma que antes de la fundación del mundo:

A. Cristo fue » destinado» a ofrecerse a sí mismo como cordero de Dios (1Pe 1:20; Hch 2:23; Hch 4:28).

B. Dios » predestinó» su sabiduría (el evangelio), (1Co 2:7); y su «propósito eterno» (Efe 3:10-11).

C. «Nos escogió para que fuésemos santos y sin mancha» (Efe 1:4), «para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo (Rom 8:29); nos ha «escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad» (2 Tesalon 2:13).

D. » preparó de antemano» las «buenas obras » en que debemos andar (Efe 2:10).

El «escogimiento» del ver. 4 y la «predestinación» de los vers. 5 y 11 no tienen que ver absolutamente nada con la «predestinación individual e incondicional» enseñada por Juan Calvino (fundador de la Iglesia Presbiteriana). La elección es mencionada por Pablo en muchos textos para hacer notorio el hecho de que ahora en la iglesia todos los obedientes, tanto los gentiles como los judíos, tienen bendiciones y herencia. En Deu 7:6 Dios le recordó a su pueblo que a ellos (los israelitas) y solamente a ellos perteneció el nombre de «pueblo especial»: «Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios:. Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra».

Pero ahora los escogidos o elegidos son los cristianos, tanto gentiles como judíos. Pablo emplea estos términos frecuentemente en sus cartas (véanse Rom 8:33; Col 3:12; 1Ti 5:21; 2Ti 2:10; Tit 1:1; Tit 1:1-16 Tesalon 1:4). Pedro también: 1Pe 1:2; 2Pe 1:10.

La predestinación calvinista se basa en la supuesta depravación total del hombre desde su nacimiento (véase 2:1-5, notas).

El punto clave que Pablo enfatiza es que todos los obedientes son los «escogidos», según el plan eterno de Dios, y esto no tiene nada que ver con alguna supuesta selección arbitraria de individuos, hecha incondicionalmente.

Dios predestinó a cierta clase de gente, a la gente dispuesta para aceptar su divina invitación a través del evangelio, «para ser adoptados hijos suyos», para que «fuésemos santos y sin mancha», y «conformes a la imagen de su Hijo».

A esta disposición de mente o voluntad, Jesús se refiere en Jua 10:16, «También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor». En verdad, uno de los propósitos principales de esta carta a los efesios es desarrollar e ilustrar el tema de juntar a los cristianos gentiles («otras ovejas») en el mismo rebaño con los cristianos judíos.

Dice Hch 18:9-10 que «el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad». Esto lo dijo no con referencia a conversos, sino con respecto a los dispuestos a oír y a obedecer. A estos y a todos los que tengan esta actitud Dios antes conoció (favoreció), y los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, y a éstos llamó por medio del evangelio (2 Tesalon 2:14), y a estos justificó (perdonó), y los glorificó (Rom 8:29-30).

La recompensa para este pueblo es el reino celestial. «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria… dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo» (Mat 25:31-34).

— «adoptados hijos», para ser herederos legales con todos los derechos y privilegios de un hijo. Cuando un hombre adopta a un hijo, le da su nombre y lo trata en todas las cosas como si fuera su hijo natural. Pablo emplea este término para enseñar que no somos hijos de Dios por generación, sino por la regeneración. Somos hijos de Dios por medio de una relación espiritual, habiendo sido redimidos por Cristo (Gál 3:26-29; Gál 4:1-7). El Espíritu Santo nos ayuda a través de su Palabra a desarrollar la mente filial (Rom 8:12-14).

El plan de Dios, antes de la fundación del mundo, tenía el diseño y propósito de juntar un pueblo especial que estuviera con El para siempre en el cielo. Este plan incluyó a los hombres de todas las naciones. Este pueblo, la iglesia de Cristo, sería adoptado por Dios para ser sus hijos, herederos de todas las bendiciones espirituales en Cristo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

según nos escogió. Deu 7:6, Deu 7:7; Sal 135:4; Isa 41:8, Isa 41:9; Isa 42:1; Isa 65:8-10; Mat 11:25, Mat 11:26; Mat 24:22, Mat 24:24; Mat 24:31; Jua 10:16; Hch 13:48; Hch 18:10; Rom 8:28, Rom 8:30, Rom 8:33; Rom 9:23, Rom 9:24; Rom 11:5, Rom 11:6; 2Ts 2:13, 2Ts 2:14; 2Ti 2:10; Tit 1:1, Tit 1:2; Stg 2:5; 1Pe 1:2; 1Pe 2:9.

antes de la fundación del mundo. Mat 25:34; Jua 17:24; Hch 15:18; 1Pe 1:20; Apo 13:8; Apo 17:8.

para que fuésemos santos. Efe 2:10; Luc 1:74, Luc 1:75; Jua 15:16; Rom 8:28, Rom 8:29; Col 3:12; 1Ts 4:7; 2Ti 1:9; 2Ti 2:19; Tit 2:11, Tit 2:12; 2Pe 1:5-10.

y sin mancha. Efe 5:27; 1Co 1:8; Flp 2:15; Col 1:22; 2Pe 3:14.

en amor. Efe 3:17; Efe 4:2, Efe 4:15, Efe 4:16; Efe 5:2; Gál 5:6, Gál 5:13, Gál 5:22; Col 2:2; 1Ts 3:12; 1Jn 4:16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

amor aquí, en griego, es ágape, el amor que es por decisión propia o por propia voluntad, no sólo un sentimiento emocional.

habiéndonos predestinado: La predestinación no es un determinismo o destino frío, sino una elección de amor de parte de Dios.

según (Gr. kata) es una palabra importante en Efesios, pero no se le toma en cuenta por ser una preposición común. En esta epístola Pablo la usa diez veces. En el capítulo Efe 1:1-23 leemos «según el puro afecto de su voluntad» (v. Efe 1:5), «según las riquezas de su gracia» (v. Efe 1:7), «según su beneplácito» (v. Efe 1:9) y «conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad» (v. Efe 1:11). En el capítulo Efe 3:1-21 leemos: «según la operación de su poder» (v. Efe 1:7) y «según el poder que actúa en nosotros» (v. Efe 1:20). El sentido de todo esto es que Dios simplemente no prodiga su gracia sobre nosotros «de» (ek) su abundancia, sino de acuerdo con (kata) su abundancia. Esto lo han ilustrado muy bien con el millonario que regala monedas de diez centavos en la calle. Si diera como Dios da, «según sus riquezas», tendría que dar billetes de cien dólares.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ESCOGIÓ. Véase el ARTÍCULO LA ELECCIÓN Y LA PREDESTINACIÓN, P. 1684. [Efe 1:4-5]

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

ARTÍCULO

La elección y la predestinación

Efe 1:4-5

Según nos escogió en el antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.

LA ELECCIÓN. La elección de Dios de los que creen en Cristo es una doctrina importante para el apóstol Pablo (véanse Rom 8:29-33; Rom 9:6-26; Rom 11:5; Rom 11:7; Rom 11:28; Col 3:12; 1Ts 1:4; 2Ts 2:13; Tit 1:1). La elección (gr. eklego) se refiere a la elección de Dios en Cristo de un pueblo para que sea santo y sin mancha a sus ojos (cf. 2Ts 2:13). Pablo ve esa elección como una expresión del amor de Dios cuando Dios recibe como suyos a todos los que reciben a su Hijo, Jesucristo (Jua 1:12). La doctrina de la elección abarca las verdades siguientes:

(1) La elección es cristocéntrica, es decir, la elección de los seres humanos ocurre solo en unión con Jesucristo. «Nos escogió en el» (Efe 1:4; véase Efe 1:1, nota). Cristo es el primero de todos los elegidos de Dios. Con respecto a Jesús, Dios declara: «He aquí mi siervo, a quien he escogido» (Mat 12:18; cf. Isa 42:1; Isa 42:6; 1Pe 2:4). Cristo, elegido, es el fundamento de la elección. Solo en unión con Cristo los creyentes se cuentan entre los elegidos (Efe 1:4; Efe 1:6-7; Efe 1:9-10; Efe 1:12-13). Nadie es elegido separado de la unión con Cristo por la fe.

(2) La elección es en El, «en quien tenemos redención por su sangre» (Efe 1:7). Dios tuvo el propósito antes de la creación (Efe 1:4) de formar un pueblo por la muerte redentora de Cristo en la cruz. Por eso la elección se basa en la muerte expiatoria de Cristo para salvar de los pecados (Hch 20:28; Rom 3:24-26).

(3) La elección en Cristo es primordialmente colectiva, es decir, la elección de un pueblo (Efe 1:4-5; Efe 1:7; Efe 1:9). Se les llama a los elegidos el «cuerpo de Cristo» (Efe 4:12), «mi iglesia» (Mat 16:18), «pueblo adquirido por Dios» (1Pe 2:9) y la «esposa» de Cristo (Apo 19:7). Por lo tanto, la elección es colectiva y comprende a las personas solo en la medida que se identifican y asocian con el cuerpo de Cristo, la verdadera iglesia (Efe 1:22-23). Esto era así también en lo referente a Israel en el AT (véanse Deu 29:18-21, nota; 2Re 21:14, nota; y el ARTÍCULO EL PACTO DE DIOS CON LOS ISRAELITAS, P. 272. [Deu 29:1]).

(4) La elección para salvación y santidad del cuerpo de Cristo siempre es segura. Pero la certidumbre de la elección de las personas sigue condicionada a la fe viva y personal en Jesucristo y a la perseverancia en unión con El. Pablo demuestra esto como sigue:

(a) El eterno propósito de Dios para la iglesia es que los creyentes sean «santos y sin mancha delante de él» (Efe 1:4). Eso se refiere al perdón de los pecados (Efe 1:7) y a la santificación y santidad de la iglesia. El Espíritu Santo conduce al pueblo elegido de Dios hacia la santificación y la santidad (véanse Rom 8:14; Gál 5:16-25). El apóstol insiste en el énfasis de este importante plan de Dios (véanse Efe 2:10; Efe 3:14-19; Efe 4:1-3; Efe 4:13-24; Efe 5:1-18).

(b) El cumplimiento de este plan para la iglesia colectiva es seguro: Cristo quiere «presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa… santa y sin mancha» (Efe 5:27).

(c) El cumplimiento de este plan para los creyentes es condicional. Cristo los presentara «santos y sin mancha delante de él» (Efe 1:4) solo si continúan en la fe. Pablo declara que Cristo va a presentarlos «santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio» (Col 1:22-23).

(5) La elección para salvación en Cristo se ofrece a todos (Jua 3:16-17; 1Ti 2:4-6; Tit 2:11; Heb 2:9) y llega a ser una realidad para las personas en particular según su arrepentimiento y fe cuando aceptan el don de la salvación de Dios en Cristo (Efe 2:8; Efe 3:17; cf. Hch 20:21; Rom 1:16; Rom 4:16). Por la fe, el Espíritu Santo incorpora al creyente al cuerpo elegido de Cristo (la iglesia) (1Co 12:13), con lo cual llega a ser uno de los elegidos. Así Dios y los seres humanos toman una decisión en elección (véanse Rom 8:29, rota; 2Pe 1:1-11).

LA PREDESTINACION. Le predestinación (gr. proorizo) significa: «decidir de ante mano», y se aplica a los planes de Dios incluidos en la elección. Mediante la elección Dios escoge «en Cristo» a un pueblo (la verdadera iglesia) para sí. La predestinación comprende lo que sucederá al pueblo de Dios (todos los genuinos creyentes en Cristo).

(1) Dios predestina a sus elegidos para que sean:

(a) llamados (Rom 8:30);

(b) justificados (Rom 3:24; Rom 8:30);

(c) glorificado (Rom 8:30);

(d) conformes a la imagen de su Hijo (Rom 8:29);

(e) santos y sin mancha (Efe 1:4);

(f) adoptados como hijos suyos (Efe 1:5);

(g) redimidos (Efe 1:7); (h) destinados a una herencia (Efe 1:14);

(i) para alabanza de su gloria (Efe 1:12; 1Pe 2:9);

(j) destinatarios del Espíritu Santo (Efe 1:13; Gál 3:14) y

(k) creados para hacer buenas obras (Efe 2:10).

(2) Le predestinación, como la elección, se refiere al cuerpo colectivo de Cristo (i.e., la verdadera iglesia espiritual), e incluye a las personas solo en asociación con ese cuerpo mediante una fe viva en Jesucristo (Efe 1:5; Efe 1:7; Efe 1:13; cf. Hch 2:38-41; Hch 16:31).

RESUMEN. Con respecto a la elección y 1a predestinación, se pudiera emplear la analogía de una gran nave rumbo al cielo. Dios escoge la nave (la iglesia) para que sea su embarcación personal. Cristo es el Capitán y el Piloto de esa nave. Todos los que deseen formar parte de esa nave elegida y de su Capitán pueden hacerlo mediante la fe viva en Cristo, por lo cual pueden abordarla. Mientras están en la nave, en compañía del Capitán, están entre los elegidos. Si optan por abandonar la nave y al Capitán, dejan ser parte del los elegidos. La elección siempre es solo en unión con el Capitán y su nave. La predestinación tiene que ver con el destino de la nave y con lo que Dios ha preparado para los que permanecen en ella. Dios invita a todo el mundo a subir, mediante la fe en Jesucristo, a la nave elegida.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

nos escogió. La doctrina de la elección es recalcada a través de todas las Escrituras (cp. Deu 7:6; Isa 45:4; Jua 6:44; Hch 13:48; Rom 8:29; Rom 9:11; 1Ts 1:3-4; 2Ts 2:13; 2Ti 2:10; Vea la nota sobre 1Pe 1:2). La forma del verbo griego tras la palabra «escogió» indica que Dios no solo escogió por sí mismo, sino para Él mismo y para alabanza de su propia gloria (vv. Efe 1:6; Efe 1:12; Efe 1:14). La elección o predestinación de Dios no anula ni opera aparte de la responsabilidad del hombre para creer en Jesús como Señor y Salvador (cp. Mat 3:1-2; Mat 4:17; Jua 5:40). antes de la fundación del mundo. A través de la voluntad soberana de Dios antes de la creación del mundo y por lo tanto, independiente de toda influencia humana y aparte de todo mérito humano, aquellos que son salvos han alcanzado la unidad eterna con Cristo. Cp. 1Pe 1:20; Apo 13:8; Apo 17:8. santos y sin mancha delante de él. Esto describe tanto un propósito como un resultado en la elección divina de los que habrán de ser salvos. Las personas injustas son declaradas justas, los pecadores indignos son declarados dignos de la salvación, todo porque son escogidos «en Él» (Cristo). Esto se refiere a la justicia imputada de Cristo que es concedida a los creyentes (vea las notas sobre 2Co 5:21; Flp 3:9), una justicia perfecta que pone a los creyentes en una posición santa y libre de culpa ante Dios (Efe 5:27; Col 2:10), aunque la vida diaria haga inevitable que no vivan todo el tiempo conforme a su parámetro de santidad perfecta.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:4,5 — «según nos escogió… predestinado…» Lo que Dios hace es lo que El siempre pensaba hacer. Dios no hace nada por casualidad. Este texto y muchos otros indican claramente que el plan de Dios es más antiguo que el mundo. No fue cosa originada paso por paso en el primer siglo. Todo detalle era y es parte de su plan original. Aun antes de Abraham y Moisés Dios pensaba salvar tanto a los gentiles como a los judíos, y a ambos desligados de la ley de Moisés y de la circuncisión.
— «antes de la fundación del mundo». La Biblia afirma que antes de la fundación del mundo:
A. Cristo fue » destinado» a ofrecerse a sí mismo como cordero de Dios (1Pe 1:20; Hch 2:23; Hch 4:28).
B. Dios » predestinó» su sabiduría (el evangelio), (1Co 2:7); y su «propósito eterno» (Efe 3:10-11).
C. «Nos escogió para que fuésemos santos y sin mancha» (Efe 1:4), «para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo (Rom 8:29); nos ha «escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad» (2 Tesalon 2:13).
D. » preparó de antemano» las «buenas obras » en que debemos andar (Efe 2:10).
El «escogimiento» del ver. 4 y la «predestinación» de los vers. 5 y 11 no tienen que ver absolutamente nada con la «predestinación individual e incondicional» enseñada por Juan Calvino (fundador de la Iglesia Presbiteriana). La elección es mencionada por Pablo en muchos textos para hacer notorio el hecho de que ahora en la iglesia todos los obedientes, tanto los gentiles como los judíos, tienen bendiciones y herencia. En Deu 7:6 Dios le recordó a su pueblo que a ellos (los israelitas) y solamente a ellos perteneció el nombre de «pueblo especial»: «Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios:. Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra».
Pero ahora los escogidos o elegidos son los cristianos, tanto gentiles como judíos. Pablo emplea estos términos frecuentemente en sus cartas (véanse Rom 8:33; Col 3:12; 1Ti 5:21; 2Ti 2:10; Tit 1:1; Tit 1:1-16 Tesalon 1:4). Pedro también: 1Pe 1:2; 2Pe 1:10.
La predestinación calvinista se basa en la supuesta depravación total del hombre desde su nacimiento (véase 2:1-5, notas).
El punto clave que Pablo enfatiza es que todos los obedientes son los «escogidos», según el plan eterno de Dios, y esto no tiene nada que ver con alguna supuesta selección arbitraria de individuos, hecha incondicionalmente.
Dios predestinó a cierta clase de gente, a la gente dispuesta para aceptar su divina invitación a través del evangelio, «para ser adoptados hijos suyos», para que «fuésemos santos y sin mancha», y «conformes a la imagen de su Hijo».
A esta disposición de mente o voluntad, Jesús se refiere en Jua 10:16, «También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor». En verdad, uno de los propósitos principales de esta carta a los efesios es desarrollar e ilustrar el tema de juntar a los cristianos gentiles («otras ovejas») en el mismo rebaño con los cristianos judíos.
Dice Hch 18:9-10 que «el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad». Esto lo dijo no con referencia a conversos, sino con respecto a los dispuestos a oír y a obedecer. A estos y a todos los que tengan esta actitud Dios antes conoció (favoreció), y los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, y a éstos llamó por medio del evangelio (2 Tesalon 2:14), y a estos justificó (perdonó), y los glorificó (Rom 8:29-30).
La recompensa para este pueblo es el reino celestial. «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria… dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo» (Mat 25:31-34).
— «adoptados hijos», para ser herederos legales con todos los derechos y privilegios de un hijo. Cuando un hombre adopta a un hijo, le da su nombre y lo trata en todas las cosas como si fuera su hijo natural. Pablo emplea este término para enseñar que no somos hijos de Dios por generación, sino por la regeneración. Somos hijos de Dios por medio de una relación espiritual, habiendo sido redimidos por Cristo (Gál 3:26-29; Gál 4:1-7). El Espíritu Santo nos ayuda a través de su Palabra a desarrollar la mente filial (Rom 8:12-14).
El plan de Dios, antes de la fundación del mundo, tenía el diseño y propósito de juntar un pueblo especial que estuviera con El para siempre en el cielo. Este plan incluyó a los hombres de todas las naciones. Este pueblo, la iglesia de Cristo, sería adoptado por Dios para ser sus hijos, herederos de todas las bendiciones espirituales en Cristo.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Jua 15:16; Jua 17:24; Rom 8:28-30; Col 1:22.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— amorosamente: La palabra amorosamente también puede referirse a la frase anterior, por lo que procede traducir: Él nos ha elegido por amor en la persona de… O bien: para que el amor nos mantenga sin mancha ante sus ojos. En este último caso se trataría del amor del ser humano a Dios.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) Lit.: “un echar [simiente]”. Gr.: ka·ta·bo·lés.

REFERENCIAS CRUZADAS

j 9 Isa 43:10; Jua 17:24; Jud 1:1

k 10 1Pe 1:20

l 11 Efe 5:27; Col 1:22

m 12 Stg 2:5

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

nos escogió. En la elección, Dios llama sólo por su gracia (Ro 8:30; 9:24; 1 Ts 1:4), aparte de méritos humanos (Ro 11:5– 6; Ef 2:8– 9; 2 Ti 1:9). La elección no anula la responsabilidad humana; es necesario creer en Jesucristo para ser salvo (Jn 20:31; Hch 16:31).

Fuente: La Biblia de las Américas

4 (1) Después del v.3, los vs.4-14 presentan una lista de todas las bendiciones espirituales con las cuales Dios nos bendijo, desde que El nos eligió en la eternidad hasta la producción del Cuerpo de Cristo para expresarlo a El por la eternidad. Así que, la elección de Dios es la primera bendición que El nos otorgó. La elección de Dios se refiere al hecho de que El nos escogió. De entre un sinnúmero de personas El nos escogió a nosotros, y esto lo hizo en Cristo. Cristo fue la esfera en la cual fuimos elegidos por Dios. Fuera de Cristo no somos la elección de Dios.

4 (2) Esto sucedió en la eternidad pasada. Antes de crearnos, Dios nos escogió según Su presciencia infinita. Esto implica que el mundo, que es el universo, fue fundado para la existencia del hombre a fin de cumplir el propósito eterno de Dios.

El libro de Romanos comienza con los hombres caídos que están sobre la tierra; Efesios comienza con los escogidos de Dios que están en los lugares celestiales.

4 (3) La palabra santos no sólo significa santificados, apartados para Dios, sino también diferentes, distintos, de todo lo profano. Sólo Dios es diferente, distinto, de todas las cosas. Por lo tanto, El es santo; la santidad es Su naturaleza. El nos escogió para que fuésemos santos. Nos hace santos impartiéndose a Sí mismo, el Santo, en nuestro ser, a fin de que todo nuestro ser sea impregnado y saturado de Su naturaleza santa. Para que nosotros, los escogidos de Dios, seamos santos necesitamos participar de la naturaleza divina de Dios (2 P 1:4) y permitir que todo nuestro ser sea empapado de Dios mismo. Esto es diferente de ser perfecto, puro y no pecar. Esto hace que nuestro ser sea santo en la naturaleza y el carácter de Dios, tal como lo es Dios mismo.

4 (4) Una mancha es como una partícula ajena en una piedra preciosa. Los escogidos de Dios deben estar saturados únicamente; de Dios mismo, sin ninguna partícula ajena, tal como el elemento humano natural y caído, la carne, el yo o las cosas mundanas. Esto es no tener mancha, ni mezcla alguna, ni otro elemento que no sea la naturaleza santa de Dios. La iglesia, después de ser lavada completamente por el agua en la palabra, quedará santificada hasta tal punto (5:26-27).

4 (5) La frase delante de El indica que somos santos y sin mancha a los ojos de Dios conforme a Su norma divina. Esto nos hace aptos para permanecer en Su presencia y disfrutarla.

4 (6) La expresión en amor podría unirse con la primera frase del v.5.

4 (7) El amor que se menciona aquí se refiere al amor con el cual Dios ama a Sus escogidos y con que Sus escogidos lo aman a El. Es en este amor donde los escogidos de Dios llegan a ser santos y sin mancha delante de El. Primero, Dios nos amó; luego, este amor divino nos inspira, como respuesta, a amarlo a El. En tal condición y ambiente de amor, somos saturados de Dios para ser santos y sin mancha, como El.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

O, seamos

Fuente: La Biblia de las Américas

† O, “en unión con él”.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento