En él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de nuestras transgresiones, según las riquezas de su gracia
1:7 — «redención», perdón, justificación; redención como resultado de la expiación; liberación de la culpa y de la pena de los pecados (véase 1Pe 1:18). — «sangre», el precio de la redención (Mat 26:28; Rom 3:24-26; Hch 20:28; Col 1:14; 1Pe 1:18-20). «La sangre es la vida» (Deu 12:23); Cristo dio su vida (Jua 10:15). El vio al hombre bajo la esclavitud de Satanás y estaba dispuesto a sufrir, derramar su sangre (morir), para redimirnos o rescatarnos de esa esclavitud. El hombre aprovecha este rescate al creer en Cristo y aceptar las condiciones o requisitos revelados por la divina voluntad, obedeciendo al evangelio (Mar 16:16; Hch 2:38). Solamente los creyentes obedientes son los beneficiados por este gran sacrificio de Cristo (Heb 5:8-9). Solamente los que están «en Cristo» son los redimidos (comprados) o rescatados.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
en él tenemos redención. Job 33:24; Sal 130:7; Dan 9:24-26; Zac 9:11; Zac 13:1, Zac 13:7; Mat 20:28; Mat 26:28; Mar 14:24; Hch 20:28; Rom 3:24; 1Co 1:30; Col 1:14; 1Ti 2:6; Tit 2:14; Heb 9:12-15, Heb 9:22; Heb 10:4-12; 1Pe 1:18, 1Pe 1:19; 1Pe 2:24; 1Pe 3:18; 1Jn 2:2; 1Jn 4:10; Apo 5:9; Apo 14:4.
el perdón de pecados. Éxo 34:7; Sal 32:1, Sal 32:2; Sal 86:5; Sal 130:4; Isa 43:25; Isa 55:6, Isa 55:7; Jer 31:34; Dan 9:9, Dan 9:19; Jon 4:2; Miq 7:18; Luc 1:77; Luc 7:40-42, Luc 7:47-50; Luc 24:47; Jua 20:23; Hch 2:38; Hch 3:19; Hch 10:43; Hch 13:38, Hch 13:39; Rom 4:6-9; Col 2:13; Heb 10:17, Heb 10:18; 1Jn 1:7-9; 1Jn 2:12.
según las riquezas de su gracia. Efe 1:6; Efe 2:4, Efe 2:7; Efe 3:8, Efe 3:16; Rom 2:4; Rom 3:24; Rom 9:23; 2Co 8:9; Flp 4:19; Col 1:27; Col 2:2; Tit 3:6.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
redención: La palabra significa «recompra» o «rescate». En la antigüedad, se podía recuperar una persona que se vendió como esclavo. Del mismo modo, a través de su muerte Cristo compró nuestra esclavitud al pecado.
su sangre: La sangre de Cristo es el medio a través del cual ocurre nuestra redención. Tanto el AT. como el NT. enseñan claramente que no existe perdón de pecados sin derramamiento de sangre. La sangre es aquí un símbolo gráfico de la muerte. Evoca el sistema de sacrificios del antiguo pacto, en el cual estaba siempre presente la perspectiva del sacrificio que Jesucristo se impondría Él mismo para quitar el pecado del mundo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
redención por su sangre. El término usado aquí se refiere al pago a Dios del rescate requerido para dejar en libertad a una persona esclavizada. El sacrificio de Cristo en la cruz pagó ese precio por cada persona elegida que había sido esclavizada por el pecado, para comprar su libertad y sacarlos de la esclavitud a la iniquidad (vea las notas sobre 2Co 5:18-19). El precio de la redención humana fue la muerte de Cristo (cp. Lev 17:11; Rom 3:24-25; Heb 9:22; 1Pe 1:18-19; Apo 5:8-10).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
b -8 el perdón de pecados … en toda sabiduría e inteligencia. La redención trae la gracia ilimitada de Dios (Rom 5:20) y perdón del pecado (cp. Mat 26:28; Hch 13:38-39; Efe 4:32; Col 2:13; 1Jn 1:9). También trae entendimiento de origen divino. Cp. 1Co 2:6-7; 1Co 2:12; 1Co 2:16.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:7 — «redención», perdón, justificación; redención como resultado de la expiación; liberación de la culpa y de la pena de los pecados (véase 1Pe 1:18).
— «sangre», el precio de la redención (Mat 26:28; Rom 3:24-26; Hch 20:28; Col 1:14; 1Pe 1:18-20). «La sangre es la vida» (Deu 12:23); Cristo dio su vida (Jua 10:15). El vio al hombre bajo la esclavitud de Satanás y estaba dispuesto a sufrir, derramar su sangre (morir), para redimirnos o rescatarnos de esa esclavitud. El hombre aprovecha este rescate al creer en Cristo y aceptar las condiciones o requisitos revelados por la divina voluntad, obedeciendo al evangelio (Mar 16:16; Hch 2:38). Solamente los creyentes obedientes son los beneficiados por este gran sacrificio de Cristo (Heb 5:8-9). Solamente los que están «en Cristo» son los redimidos (comprados) o rescatados.
El cántico de los 144,000 es el cántico de los redimidos. Dice Apo 14:3 que «nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra». Los 144,000 son los redimidos. Los no redimidos no pueden cantar el cántico de la redención.
— «riquezas». Pablo habla mucho de las «riquezas» espirituales: 1:18, «las riquezas de la gloria de su herencia»; 2:7, «las abundantes riquezas de su gracia»; 3:8, «el evangelios de las inescrutables riquezas de Cristo»; 3:16, «las riquezas de su gloria» (Col 1:27; Flp 4:19); «las riquezas de pleno entendimiento» (Col 2:2); «¿O menosprecias las riquezas de su benignidad…?» (Rom 2:4). Verdaderamente, somos «ricos en fe» (Stg 2:5).
Fuente: Notas Reeves-Partain
LOS DONES DE DIOS
Efesios 1:7-8
Porque es en Él en Quien tenemos una liberación que costó Su vida; en Él hemos recibido el perdón de los pecados, que solamente podía otorgarnos la magnanimidad de Su gracia, una gracia que Él nos dio con abundante provisión y que nos confiere toda sabiduría y toda prudencia.
En esta breve sección nos encontramos cara a cara con tres de las concepciones más grandes de la fe cristiana.
(i) Está la liberación. La palabra original es apolytrósis. Viene del verbo lytrún, que quiere decir redimir. Es la palabra que se usa para redimir a un prisionero de guerra o a un esclavo, o del continuo rescate que Dios otorga a Su pueblo en tiempos de prueba. Cada caso la concepción es la liberación de una persona de una condición de la que ella misma es incapaz de liberarse, o de un castigo que no habría podido evitar de ninguna manera.
Así que, en primer lugar, Pablo dice que Dios ha libertado a los hombres de una situación de la que ellos no se habrían podido nunca libertar a sí mismos. Precisamente eso es a lo que Cristo ha hecho por nosotros. Cuando Cristo vino a este mundo, la humanidad estaba agobiada por el sentimiento de su propia impotencia. Sabía que estaba viviendo una vida totalmente desquiciada; y también que era impotente para hacer ninguna otra cosa.
Séneca está lleno de esta clase de sentimiento de frustración irremediable. Los hombres, decía, eran abrumadoramente conscientes de su incapacidad en las cosas necesarias. Decía de sí mismo que era un homo non tolerabilis, una persona inaguantable. Los hombres, decía con una especie de desesperación, aman sus vicios y los odian al mismo tiempo. Lo que los hombres necesitan, clamaba, es que se les tienda una mano para levantarlos. Los pensadores más grandes del mundo pagano sabían que estaban en las garras de algo de lo que eran incapaces de librarse a sí mismos. Necesitaban liberación.
Fue precisamente esa liberación la que trajo Jesucristo; y sigue siendo verdad que Él puede liberar a las personas de la esclavitud a las cosas que las atraen y las repelen al mismo tiempo, de la que no se pueden librar a sí mismas. Para decirlo más sencillamente: Jesús todavía puede hacer que los malos se hagan buenos.
(ii) Está el perdón. El mundo antiguo estaba asediado por el sentimiento de pecado. Bien se podría decir que todo el Antiguo Testamento es un desarrollo del dicho «El alma que pecare, morirá» Ez 18:4 ). Las personas eran conscientes de su propia culpabilidad y vivían en constante terror de su dios o dioses. Se dice algunas veces que los griegos no tenían sentimiento de pecado. Nada podría estar más lejos de la verdad. «Los hombres -decía Hesíodo- deleitan sus almas en la contemplación de lo que es su ruina.» Todos los dramas de Esquilo se basan en un solo texto: «El que la hace, la paga.» Una vez que una persona había hecho algo malo, tenía a Némesis a sus talones; y el castigo seguía al pecado tan irremisiblemente como la noche seguía al día. Como dice Shakespeare en Ricardo Tercero:
Mi conciencia tiene mil lenguas diferentes, y cada una de ellas cuenta su propia historia, y cada historia me delata como villano.
Si había una cosa que la gente conociera era el sentimiento de pecado y el miedo a Dios. Jesús cambió todo eso. Enseñó, no a odiar a Dios, sino a amar a Dios. Porque Jesús vino al mundo, las personas, aun en su pecado, descubrieron el amor de Dios.
(iii) Hay sabiduría y prudencia. Las dos palabras en griego son sofía y fronésis, y Cristo nos las trajo las dos. Esto es muy interesante. Los griegos escribieron mucho sobre estas dos palabras. Si una persona tenía ambas cosas, estaba perfectamente equipada para la vida.
Aristóteles definía sofíá como el conocimiento de las cosas más preciosas. Cicerón la definía como el conocimiento de todo lo divino y lo humano. Sofia correspondía a la inteligencia investigadora. Sola era la respuesta a los eternos problemas de la vida y de la muerte, de Dios y del hombre, del tiempo y de la eternidad.
Aristóteles definía frónésis como el conocimiento de los asuntos humanos y de las cosas que es necesario planificar. Plutarco lo definía como el conocimiento práctico de todo lo que nos concierne. Cicerón lo definía como el conocimiento de las cosas que se han de buscar y de las que se han de evitar. Platón lo definía como la disposición de ánimo que nos permite juzgar qué cosas han de hacerse y cuáles no. En otras palabras, frónésis es el sentido práctico que permite a las personas enfrentarse con los problemas prácticos de la vida diaria, y resolverlos.
Pablo afirma que Jesús nos trajo sofía, el conocimiento intelectual que satisface la mente, y frónésis, el conocimiento práctico que nos permite resolver los problemas de la vida cotidiana. El carácter cristiano se presenta así como algo completo. Hay una clase de persona que está en su ambiente en el estudio, que se mueve con soltura entre los problemas filosóficos y teológicos, y que sin embargo se pierden en los asuntos ordinarios de la vida de cada día. Y hay otra clase de persona que se considera muy práctica, que se afana en los negocios de la vida, pero que no tiene interés en los asuntos del más allá. A la luz de los dones que Dios nos da por medio de Cristo, ambos caracteres son imperfectos. Cristo nos trae la solución de los problemas tanto de la eternidad como del. tiempo.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
El versículo Efe 1:7 nos menciona los beneficios que ya poseemos y disfrutamos gracias a nuestra unión con Cristo, la cual se señala, como ya indicamos anteriormente, con la expresión en él.
En primer lugar, tenemos la redención que es posible por medio del derramamiento de la sangre del Hijo. Encontramos aquí la idea de la compra de la libertad de un esclavo. El rescate pagado es un sacrificio humano, la sangre de Jesús. La idea como tal es un tanto extraña, ya que mezcla dos metáforas, una comercial y otra del ámbito cúltico (“redención” y “expiación”) para describir nuestra liberación. Este es un lenguaje que viene del AT y se refiere al sacrificio vicario de los animales para la expiación de los pecados. Jesús, como cordero pascual de Dios, ha derramado su sangre para lograr nuestro perdón (véase Heb 9:11).
Sin duda, una idea que se encuentra en el trasfondo del concepto de redención, es la liberación de los israelitas de la tierra de Egipto. El sacrificio del cordero pascual y la sangre que se untó en los dinteles de las puertas, hizo posible la liberación de la nación. En ese acto de liberación de un pueblo, las ideas de “sangre” y “redención” están íntimamente conectadas. Así pues, estamos ante un nuevo éxodo. Será muy importante que el traductor busque un término o expresión que comunique estas ideas. Por ejemplo, la BP traduce así esta expresión: Por él, por medio de su sangre, obtenemos el rescate, el perdón de los pecados.
La TLA hace más explícita la idea de que aquí encontramos una metonimia y la interpreta. El derramamiento de sangre implica la muerte de Jesús. Por eso TLA traduce así la expresión griega: «por la muerte de Cristo en la cruz». Esa redención se explica a continuación por medio de una aposición: «el perdón de los pecados» (TLA). Es una aposición en la que el primer término, redención, es interpretado a la luz de su principal efecto o resultado: el perdón de pecados. Una aposición como esta se puede traducir de la siguiente manera: “la redención, es decir, el perdón de nuestros pecados”.
La palabra que se usa en el griego para referirse a los pecados, paraptoma, pone de relieve la naturaleza voluntaria y personal de los mismos. Es decir, se refiere a “nuestros actos deliberados y a nuestras desobediencias que afrentan a Dios”. Así, el texto pone de realce la grandeza del amor de Dios al perdonar nuestras acciones desafiantes y ofensivas contra Dios.
La siguiente cláusula señala que, al perdonarnos, Dios estaba actuando en conformidad con su enorme y extraordinario amor: según las riquezas de su (Dios Padre) gracia.Nuevamente, su gracia es la razón y única explicación de la bondad y amor de Dios hacia nosotros.
Riquezas de su gracia. Expresión que señala la manera en que Dios nos trata al concedernos la salvación. La grandeza del amor de Dios hacia nosotros se expresa en términos de abundancia de recursos. Dios tiene en sí mismo innumerables recursos de amor gratuito y es así como nos trata. El tema se desarrolla de manera magistral en Efe 2:1-10.
La acumulación de términos (véase v. Efe 1:6) nos permite ver que el autor no encuentra palabras suficientes para expresar la enormidad del amor y gracia de Dios. Por eso habla de las riquezas de su gracia, y a continuación, en el v. Efe 1:8, señalará que Dios derramó e hizo abundar esa misma gracia en nosotros, al darnos a conocer su misterio. El traductor debe buscar la mejor manera de comunicar estos superlativos.
Nótese cómo lo hace la DHH: «Dios ha hecho desbordar sobre nosotros las riquezas de su generosidad».
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Col 1:13-14.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
t 20 Hch 20:28; Rom 3:25; Rev 5:9
u 21 Hch 13:38; Col 1:14; Col 2:13
v 22 Jua 1:16
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
redención. Véase coment. en Ro 3:24.
perdón. Los pecados de los creyentes han sido perdonados por la obra redentora de Cristo, que manifiesta la sobreabundante gracia de Dios (cp. Col 1:14; 2:13).
Fuente: La Biblia de las Américas
7 (1) Fuimos escogidos y predestinados. Pero después de ser creados, caímos. Por eso, necesitamos redención, la cual Dios efectuó por nosotros en Cristo por medio de Su sangre. Este es otro elemento de las bendiciones que Dios nos ha concedido.
7 (2) El perdón de nuestros delitos es la redención efectuada por la sangre de Cristo. Sin derramamiento de sangre, no hay perdón de pecados ( Heb_9:22). La redención se refiere a lo que Cristo realizó por nuestros delitos; el perdón es la aplicación a nuestros delitos de lo que Cristo realizó;
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
redención. Tres ideas están implicadas en la doctrina de la redención:
(1) el pago del rescate con la sangre de Cristo (1Co 6:20; 1Pe 1:18-19; Apo 5:9);
(2) la retirada de la maldición de la ley (Gál 3:13; Gál 4:5); y
(3) liberación de la esclavitud del pecado para entrar en la libertad de la gracia (1Pe 1:18). La redención es siempre por su sangre; i.e., mediante la muerte de Cristo (Col 1:14).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
la redención… M↓ omiten artículo definido la → Col 1:14; liberación… → §262; delitos… Gr. paráptoma.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit., quien
Fuente: La Biblia de las Américas
M i omiten artículo definido la.
1.7 g Col 1:14. Lit. caídas.