Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros,
4:11 — «Y él mismo constituyó a unos apóstoles…» «Y El dio a algunos como apóstoles…» (BAS); «Y él mismo dio a unos, como apóstoles..» (H-A). Hay dos grupos de oficios en el v 11: A. Apóstoles y profetas, hombres inspirados encargados de revelar la voluntad de Cristo, y de predicar y edificar a la iglesia; siguen en su oficio hasta el día de hoy a través de sus escritos inspirados (el Nuevo Testamento).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
él mismo dio, o constituyó. Efe 4:8; Efe 2:20; Efe 3:5; Rom 10:14, Rom 10:15; 1Co 12:28; Jud 1:17; Apo 18:20; Apo 21:14.
evangelistas. Hch 21:8; 2Ti 4:5.
pastores y maestros. 2Cr 15:3; Jer 3:15; Mat 28:20; Hch 13:1; Rom 12:7; 1Co 12:29; Heb 5:12; 1Pe 5:1-3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
apóstoles significa «enviados» o «embajadores», en su sentido más restringido se refiere a aquellos que vieron a Cristo en su forma resucitada, realizaron milagros y fueron especialmente seleccionados por Cristo mismo para narrar acerca de Él desde su posición de testigos oculares. En tal concepto, actualmente no existen apóstoles. Los profetas entregaban revelaciones de Dios antes que se escribiera el NT. (1Co 14:1-40). Ellos predecían las acciones de Dios en el futuro y proclamaban lo que Dios ya había dicho en las Escrituras. Los evangelistas son los predicadores del evangelio, quienes facilitan a las personas su incorporación al Cuerpo de Cristo. Llevan esto a cabo a través de la presentación de la oferta de Cristo de salvación por gracia mediante la fe (Efe 2:8, Efe 2:9). Puesto que cada una de estas categorías es responsable de equipar a los creyentes, los evangelistas pueden también entrenar a otros para compartir efectivamente su fe. Los pastores hacen por la iglesia todo aquello que los pastores literales hacen por las ovejas: las alimentan, crían, cuidan y protegen de los enemigos. La tarea del pastor no consiste en conseguir ovejas. Sin embargo, si un pastor realiza aquello que se espera de él, tendrá ovejas saludables y el rebaño crecerá.
Maestros: Si bien en este caso el griego vincula estrechamente los títulos maestros y pastores, en todas partes se enumeran separadamente (Rom 12:7; 1Pe 5:2).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
ÉL MISMO CONSTITUYÓ. Véase el ARTÍCULO LOS DONES DE MINISTERIO DE LA IGLESIA, P. 1690. [Efe 4:11].
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
ARTÍCULO
Los dones de ministerio de la iglesia.
Efe 4:11
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.
EL DADOR Efe 4:11 enumera los dones de ministerio (i.e., dirigentes espirituales talentosos) que Cristo dio a la iglesia. Pablo dice que Cristo dio esos dones de ministerio
(1) a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio» (Efe 4:12) y
(2) para el crecimiento y desarrollo espiritual del cuerpo de Cristo según el plan de Dios (Efe 4:13-16; véase el ARTÍCULO DONES ESPIRITUALES PARA LOS CREYENTES, P. 1632. [1Co 12:7]).
APOSTOLES. El titulo «apóstol» se aplica a ciertos dirigentes en el NT. El verbo apóstelo
Significa: enviar a alguien en una misión especial como mensajero y representante personal del que lo envía. Se emplea el título con respecto a Cristo (Heb 3:1), los doce discípulos (Mat 10:2), Pablo (Rom 1:1; 2Co 1:1; Gál 1:1) y otros (Hch 14:4; Rom 16:7; Gál 1:19; Gál 2:8-9; 1Ts 2:6-7).
(l) Se empleo el término «apóstol » en el NT en sentido general para un representante designado de una iglesia, tales como los primeros misioneros cristianos. Por lo tanto, en el NT «apóstol » se refería a cualquier mensajero designado y enviado como misionero o para alguna otra responsabilidad especial (véanse Hch 14:4; Hch 14:14; Rom 16:7; 2Co 8:23; Flp 2:25). Eran hombres que manifestaban liderazgo espiritual extraordinario, eran ungidos con poder para enfrentarse directamente a los poderes de la oscuridad y para confirmar el evangelio con milagros, y estaban dedicados a establecer iglesias conforme a la verdad y la pureza apostólica. Esos siervos viajeros arriesgaban la vida por el nombre del Señor Jesucristo y el avance del evangelio (Hch 11:21-26; Hch 13:50; Hch 14:19-22; Hch 15:25-26) Eran hombres de fe y de oración llenos del Espíritu (véanse Hch 11:23-25; Hch 13:2-5; Hch 13:46-52; Hch 14:1-7; Hch 14:14; Hch 14:21-23).
(2) En ese sentido general, los apóstoles aun son esencia es para el plan de Dios en la iglesia. Si las iglesias dejan de enviar a personas llenas del Espíritu, entonces se obstaculizara la difusión del evangelio por todo el mundo. Por otra parte, siempre que la iglesia produzca y envié a tales personas, cumplirá su tarea misionera y permanecerá fiel a la gran comisión del Señor (Mat 28:18-20).
(3) También se emplea el término «apóstol » en un sentido especial, para referirse a los que vieron a Jesucristo después de su resurrección y recibieron la comisión del Señor resucitado de predicar el evangelio y establecer la iglesia (e.g., los doce discípulos y Pablo). Ellos tenían la autoridad extraordinaria dentro de la iglesia relacionada a la revelación divina y al mensaje evangélico original que no puede existir en nadie más actualmente (véase Efe 2:20, nota). Por eso el oficio de apóstol en ese sentido especializado es exclusivo y no se puede repetir. Los apóstoles originales no pueden tener sucesores (véase 1Co 15:8 nota).
(4) Una tarea preponderante de los apóstoles del NT era establecer iglesias y asegurarse de que se fundaran o restauraran con la sincera devoción a Cristo y la fe del NT (cf. Jua 21:15-17; 1Co 12:28; 2Co 11:2-3; Efe 4:11-12; Flp 1:17).
Esa tarea comprendía dos obligaciones principales:
(a) el urgente deseo dado por Dios de mantener la pureza de la iglesia y su separación del pecado y del mundo (1Co 5:1-5; 2Co 6:14-18; Stg 2:14-26; 1Pe 2:11; 1Pe 4:1-5; 1Jn 2:1; 1Jn 2:15-17; 1Jn 3:3-10) y
(b) una obligación continua de proclamar el evangelio del NT y defenderlo de herejías, nuevas tendencias teológicas y falsos maestros (Rom 16:17;1Co 11:2;1Co 11:2;2Co 11:3-4; 2Co 11:14, notas; Gál 1:9, nota; 2Pe 1:1-21; 2Pe 2:1-22; 2Pe 3:1-18; 1Jn 4:1-6; 2Jn 1:7-11; Jud 1:3-4; Jud 1:12-13; véase el ARTÍCULO LOS OBISPOS Y SUS DEBERES, P. 1554. [Hch 20:28]).
(5) Aunque los primeros apóstoles que echaron los cimientos de la iglesia no tienen sucesores, la iglesia de hoy todavía depende del mensaje y de la fe de ellos. La iglesia debe obedecer y permanecer fiel a sus escritos originales. Rechazar al Señor mismo (Jua 16:13-15; 1Co 14:36-38; Gál 1:9-11). Por otra parte, creer el mensaje apostólico, obedecerlo y protegerlo de toda deformación es permanecer fiel al Espíritu Santo (Hch 20:28; 2Ti 1:14) y garantizar la vida, la bendición y la presencia continuas de Dios en la iglesia (Véase Efe 2:20, nota).
PROFETAS. Los profetas eran creyentes que hablaban bajo el impulso directo del Espíritu Santo en el nombre de Dios, y cuyo principal interés era la vida y la pureza espirituales de la iglesia. Bajo el nuevo pacto el Espíritu Santo los designo y capacito para trasmitir un mensaje de Dios a su pueblo (Hch 2:17; Hch 4:8; Hch 21:4).
(1) Se precisa de la base de los profetas del AT para comprender el ministerio profético en la iglesia primitiva. Su tarea principal era dar un mensaje de Dios por medio del Espíritu a fin de alentar al pueblo de Dios a permanecer fiel a su relación del pacto. A veces también predecían el futuro como el Espíritu se lo revelaba (véase el ARTÍCULO EL PROFETA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO, P. 916. [Isa 6:8-9]). Cristo y los apóstoles sirven de ejemplos del ideal del AT (Hch 3:22-23; Hch 13:1-2).
(2) Los profetas funcionaban dentro de la iglesia del NT de la siguiente manera:
(a) Eran proclamadores e intérpretes de la Palabra de Dios, llenos del Espíritu, llamados por Dios para exhortar, animar, edificar y consolar (Hch 2:14-36; Hch 3:12-26; 1Co 12:10; 1Co 14:3).
(b) Debían ejercer el don de profecía (véase el ARTÍCULO DONES ESPIRITUALES PARA LOS CREYENTES, P. 1632. [1Co 12:7]).
(c) A veces eran videntes (cf. 1Cr 29:29) que predecían el futuro (Hch 11:28; Hch 21:10-11).
(d) Como los profetas del AT, los del NT tenían la misión de poner al descubierto el pecado, proclamar la justicia, advertir del juicio venidero y combatir la carnalidad y la tibieza entre el pueblo de Dios (Luc 1:14-17). Debido a su mensaje de justicia, los profetas y su ministerio pueden esperar el rechazo de muchas personas de la iglesia durante los tiempos de tibieza y apostasía.
(3) El carácter, la obligación, el deseo y la capacidad del profeta comprenden:
(a) el celo por la pureza de la iglesia (Jua 17:15-17; 1Co 6:9-11; Gál 5:22-25);
(b) la profunda sensibilidad ante el mal, y la capacidad para identificar, definir y aborrecer la injusticia (Rom 12:9; Heb 1:9);
(c) la aguzada comprensión del peligro de las falsas enseñanzas (Mat 7:15; Mat 24:11; Mat 24:24; Gál 1:9; 2Co 11:12-15);
(d) la inmanente dependencia de la Palabra de Dios para confirmar el mensaje del profeta (Luc 4:17-19; 1Co 15:3-4; 2Ti 3:16; 1Pe 4:11);
(e) el interés por el éxito espiritual del reino de Dios y la participación de los sentimientos de Dios (Mat 21:11-13; Mat 23:37; Luc 13:34; Jua 2:14-17; Hch 20:27-31).
(4) Los mensajes de los profetas no se han de considerar infalibles. Sus mensajes se sujetan a la evaluación de la iglesia, a otros profetas y a la Palabra de Dios. Se requiere que la congregación discierna y pruebe si lo que contienen es de Dios (1Co 14:29-33; 1Jn 4:1).
(5) Los profetas aún son esenciales en la realización del plan de Dios para la iglesia. La iglesia que rechaza a los profetas de Dios será una iglesia decadente que va a la deriva hacia lo camal y el acomodo de las verdades bíblicas (1Co 14:3; cf. Mat 23:31-38; Luc 11:49; Hch 7:51-52). Si no se les permite a los profetas que den mensajes de reprensión y amonestación, inspirados por el Espíritu, que pongan al descubierto el pecado y la injusticia (Jua 16:8-11), entonces la iglesia se convertirá en un lugar donde ya no puede escucharse la voz del Espíritu. La política eclesiástica y el poder mundanal reemplazaran al Espíritu (2Ti 3:1-9; 2Ti 4:3-5; 2Pe 2:1-3; 2Pe 2:12-22). Al contrario, si la iglesia y sus dirigentes oyen la voz de los profetas, se verán estimulados a la vida renovada y a la comunión con Cristo, abandonaran el pecado y la presencia del Espíritu será evidente entre los fieles (1Co 14:3; 1Ts 5:19-21; Apo 3:20-22).
EVANGELISTAS. En el NT, los evangelistas eran hombres de Dios que El capacitaba y comisionaba para proclamar el evangelio (i.e., las buenas nuevas) de salvación a los que no eran salvos y ayudar a establecer una nueva obra en una ciudad. Cuando se proclama el evangelio, siempre lleva consigo la oferta y el poder de salvación.
(1) El ministerio de Felipe «el evangelista» (Hch 21:8) da una clara descripción de la obra de un evangelista según la norma del NT
(a) Felipe predicaba el evangelio de Cristo (Hch 8:4-5; Hch 8:35).
(b) Muchos se salvaban y se bautizaban con agua (Hch 8:6; Hch 8:12).
(c) Señales, milagros, sanidades y liberación de los espíritus inmundos acompañaban su predicación (Hch 8:6-7; Hch 8:13).
(d) El se interesaba en que los recién convertidos fueran llenos del Espíritu Santo (Hch 8:12-17; cf. Hch 2:38; Hch 19:1-6).
(2) El evangelista es esencial para el plan de Dios para la iglesia. La iglesia que deja de alentar y respaldar el ministerio del evangelista dejara de ganar convertidos como Dios desea. Se convertirá en una iglesia inactiva, desprovista de crecimiento y de obra misionera. La iglesia que valora el don espiritual del evangelista y mantiene un ferviente amor e interés por los perdidos proclamara el mensaje con poder de convicción y salvación (Hch 2:14-41).
PASTORES. Los pastores supervisan y cuidan de las necesidades espirituales de una congregación local. También se les llama «ancianos» (Hch 20:17; Tit 1:5) y «obispos» (1Ti 3:1; Tit 1:7).
(1) La tarea de los pastores es proclamar la sana doctrina, refutar herejías (Tit 1:9-11), enseñar la Palabra de Dios y ejercer el liderazgo en la iglesia local (1Ts 5:12; 1Ti 3:1-5); ser ejemplo de pureza y sana doctrina (Tit 2:7-8); y ver que todos los creyentes permanezcan en la gracia divina (Heb 12:15; Heb 13:17; 1Pe 5:2). Esa tarea se describe en Hch 20:28-31 como salvaguardas de la verdad apostólica y del rebano de Dios que vigilan por si surgen falsas doctrinas y falsos maestros dentro de la iglesia (véase el ARTÍCULO LOS OBISPOS Y SUS DEBERES, P. 1554. [Hch 20:28]). Los pastores funcionan como quienes cuidan ovejas, de los cuales Jesús como el buen Pastor es modelo (Jua 10:11-16; 1Pe 2:25; 1Pe 5:2-4).
(2) La norma del NT muestra que varios pastores dirigen la vida espiritual de una iglesia local (Hch 20:28; Flp 1:1). Se elegía a los pastores, no por política ni juegos de poder, sino por la sabiduría del Espíritu que se le daba al grupo mientras examinaba las cualidades espirituales del candidato (véase el ARTÍCULO REQUISITOS MORALES DE LOS OBISPOS, P. 1740. [1Ti 3:1-2]).
(3) Los pastores son esenciales para el cumplimiento de la voluntad de Dios para su iglesia. La iglesia que no elige pastores piadosos y fieles ya no será gobernada según la mente del Espíritu (véase 1Ti 3:1-7). Sera una iglesia que queda expuesta a las fuerzas destructivas de Satanás y del mundo (véase Hch 20:28-31). Se tergiversará la predicación de la Palabra y se perderán las normas del evangelio (2Ti 1:13-14). No se cuidará a los creyentes y a las familias de la iglesia como Dios quiere (1Ti 4:6; 1Ti 4:12-16; 1Ti 6:20-21). Muchos se apartarán de la verdad y se volverán a fabulas (2Ti 4:4). Al contrario, si se designan pastores piadosos, estos nutrirán a los creyentes con palabras de fe y con la sana doctrina, y los disciplinarán con el fin de la piedad (1Ti 4:6-7). Se enseñara a la iglesia a perseverar en la doctrina de Cristo y de los apóstoles para asegurar así su salvación y la de los que oigan (1Ti 4:16; 2Ti 2:2).
MAESTROS. Los maestros tienen un don especial que Dios les ha dado a fin de esclarecer, exponer y proclamar la Palabra de Dios para edificar el cuerpo de Cristo (Efe 4:12).
(1) La tarea especial de los maestros es defender, con la ayuda del Espíritu Santo, el evangelio que se les ha confiado (2Ti 1:11-14). Han de guiar fielmente a la iglesia a la revelación bíblica y al mensaje original de Cristo y de los apóstoles, y perseverar en esa tarea.
(2) El propósito principal de la enseñanza bíblica es preservar la verdad y producir santidad al guiar al cuerpo de Cristo a una consagración inexorable a la vida piadosa según la Palabra de Dios. Las Escrituras declaran que la meta de la instrucción para el creyente es «el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida» (1Ti 1:5). Por lo tanto, la evidencia del aprendizaje del creyente no es solamente lo que sabe, sino como vive, es decir, la manifestación de su amor, de su pureza, de su fe y de su piedad.
(3) Los maestros son esenciales en el plan de Dios para su iglesia. La iglesia que rechaza o se niega a escuchar a los maestros y teólogos que permanecen fieles a la revelación bíblica dejaran de preocuparse por la autenticidad del mensaje bíblico y por la correcta interpretación de la doctrina original de Cristo y de los apóstoles. La iglesia en la cual permanecen callados tales maestros y teólogos no seguirá firme en la verdad. Nuevos vientos de doctrina se aceptaran sin críticas, y la experiencia religiosa y las ideas humanas, en vez de la verdad revelada, serán la guía definitiva de la doctrina, las normas y la conducta de la iglesia. Al contrario, la iglesia que escucha a los maestros y teólogos piadosos tendrá para sus enseñanzas y practicas la medida del testimonio original y fundamental del evangelio, se pondrán al descubierto los conceptos falsos y la pureza del mensaje original de Cristo se les trasmitirá a sus hijos. La Palabra inspirada de Dios llegara a ser la prueba de toda doctrina, y la iglesia siempre recordara que la Palabra inspirada por el Espíritu es la verdad y la autoridad suprema, y como tal, se mantiene sobre las iglesias y sus instituciones.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
él mismo constituyó a unos. Como lo evidenció su cumplimiento perfecto de la voluntad de su Padre, Cristo poseía toda la autoridad y soberanía para asignar los dones espirituales (vv. Efe 4:7-8) a aquellos que el había llamado al servicio en su Iglesia. No solo dio dones, sino hombres bien dotados por Él mismo. apóstoles. Vea la nota sobre Efe 2:20. Un término que se aplica en particular a los doce discípulos que habían visto al Cristo resucitado (Hch 1:22), incluido Matías que reemplazó a Judas. Más adelante, Pablo también fue llamado y apartado de forma única como el apóstol de Jesucristo a los gentiles (Gál 1:15-17) y fue contado entre los apóstoles. Este apóstol también tuvo un encuentro personal y milagroso con Jesús al convertirse en el camino a Damasco (Hch 9:1-9; Gál 1:15-17). Esos apóstoles fueron escogidos por Cristo de forma directa y por eso llegaron a conocerse como «apóstoles de Jesucristo» (Gál 1:1; 1Pe 1:1). Cristo les asignó tres responsabilidades básicas: 1) poner los cimientos fundamentales de la Iglesia (Efe 2:20), 2) recibir, declarar y escribir la Palabra de Dios (Efe 3:5; Hch 11:28; Hch 21:10-11) y 3) dar confirmación de esa Palabra por medio de señales, prodigios y milagros (2Co 12:12; cp. Hch 8:6-7; Heb 2:3-4). El término «apóstol» también se emplea en sentido más general para designar a otros hombres en la iglesia primitiva, como Bernabé (Hch 14:4), Silas, Timoteo (1Ts 2:6) y otros (Rom 16:7; Flp 2:25). Estos se denominan «apóstoles de las iglesias» (2Co 8:23) y no «apóstoles de Jesucristo» como los primeros trece. Ninguno de los apóstoles se perpetuó en su oficio ni fue reemplazado al morir. profetas. Vea la nota sobre Efe 2:20. No se trata de creyentes corrientes que tuvieran el don de profecía, sino de hombres con una comisión especial en la iglesia primitiva. El oficio de profeta parece haber sido para el provecho exclusivo de una congregación local, esto se debe a que no eran «enviados» como los apóstoles (vea Hch 13:1), aunque al igual que los apóstoles, su oficio cesó al quedar completado el NT. En algunas oportunidades pronunciaron ciertas revelaciones prácticas para la Iglesia que procedieron directamente de Dios (Hch 11:21-28) y también hablaban sobre revelación ya dada para explicarla al resto de los creyentes (esto se implica en Hch 13:1). No fueron usados para recibir las Escrituras. Sus mensajes debían ser juzgados por otros profetas para su convalidación (1Co 14:32) y debían conformarse a la enseñanza de los apóstoles (v. 1Co 14:37). Esos dos oficios fueron reemplazados por el ministerio de los evangelistas y los pastores maestros. evangelistas. Hombres que proclamaban las buenas nuevas de salvación en Jesucristo a los no creyentes. Cp. el uso de este término en Hch 21:8; 2Ti 4:5. El verbo relacionado que se traduce «predicar el evangelio» ocurre cincuenta y cuatro veces y el sustantivo relacionado que se traduce «evangelio» se emplea setenta y seis veces en el NT. pastores y maestros. Esta frase se entiende mejor en el contexto de un solo ministerio o cargo de liderazgo en la iglesia. La palabra griega que se traduce «y» puede significar «en particular» (vea 1Ti 5:17). El significado normal de pastor es «apacentador», así que las dos funciones definen en conjunción el ministerio del pastor que enseña. Se identifica como un siervo que está en sumisión al «gran Pastor» Jesús (Heb 13:20-21; 1Pe 2:25). La persona que ejerce este oficio también se llama «anciano» (vea las notas sobre Tit 1:5-9) y «obispo» (vea las notas sobre 1Ti 3:1-7). Hch 20:28 y 1Pe 5:1-2 incluye todos los términos en unidad.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:11 — «Y él mismo constituyó a unos apóstoles…» «Y El dio a algunos como apóstoles…» (BAS); «Y él mismo dio a unos, como apóstoles..» (H-A). Hay dos grupos de oficios en el v 11:
A. Apóstoles y profetas, hombres inspirados encargados de revelar la voluntad de Cristo, y de predicar y edificar a la iglesia; siguen en su oficio hasta el día de hoy a través de sus escritos inspirados (el Nuevo Testamento).
B. El otro grupo, evangelistas y pastores que también son maestros, hombres que también recibieron dones espirituales en el primer siglo, pero cuyo oficio continúa hasta el día de hoy en hombres vivos en la tierra, pero no inspirados. Cristo dio dones, y uno de los primeros y principales es que constituyó a unos apóstoles para ser sus testigos (Hch 1:8), embajadores (2Co 5:20), y mensajeros (Mat 28:19). Hechos de Apóstoles y 1 Juan deben estudiarse con cuidado para apreciar este oficio tan importante. Desde Pentecostés ocupan doce tronos para juzgar la iglesia universal a través de su palabra inspirada (Mat 19:28). Cristo les dio autoridad para atar (prohibir) y ligar (permitir) (Mat 16:19; Mat 18:18), y de perdonar pecados (Jua 20:22-23), en el sentido de revelar la ley de Cristo. Guiados por el Espíritu Santo predicaron el plan de salvación, y fueron guiados a toda la verdad (Jua 14:26; Jua 16:13).
— «profetas». Véanse Hch 2:17-18; Hch 11:27; Hch 13:1; Hch 15:32; Hch 21:9. 1Co 14:1-40 explica la gran importancia del don de profecía para edificar a la iglesia (v. 4). El profeta (y las profetisas) hablaron bajo inspiración para revelar la voluntad de Dios, y para enseñar, exhortar, y amonestar para la edificación de los miembros del cuerpo. Podían predecir el futuro (Hch 11:27-28; Hch 21:10-11), pero su trabajo no fue limitado a esta función. Los profetas del Antiguo Testamento eran predicadores, y su mensaje principal era el arrepentimiento.
No hay profetas vivos sobre la tierra ahora, porque estos dones cesaron cuando se completó la revelación del Nuevo Testamento. Véase el v. 13 (notas) y 1Co 13:8-10. Sin embargo, estos mismos profetas del primer siglo viven ahora, y siguen revelando la voluntad de Dios a través de sus escritos (el Nuevo Testamento).
— «evangelistas», los que evangelizan (predican el evangelio), como Felipe (Hch 21:8) cuya actividad se describe en Hch 8:1-40. Las cartas de Pablo a Timoteo y Tito son instrucciones amplias para los evangelistas. Todo evangelista debe leer estas cartas frecuentemente para grabarlas en su corazón. A cada momento y en toda ocasión el evangelista debe estar listo para predicar, enseñar, exhortar, reprender y redargüir (2Ti 4:1-5). La obra del evangelista es don de Dios, igual que la obra del apóstol y la del profeta, pero los evangelistas del tiempo presente no son inspirados.
La Biblia no hace distinción entre evangelistas y ministros del evangelio. El concepto de que el evangelista viaja y el ministro obra con una iglesia local es idea que nació en el sectarismo. El ministro o predicador que no evangeliza lo más que pueda y hasta donde pueda no es fiel. El evangelista enseña y exhorta a toda congregación que pueda. No hay ninguna diferencia bíblica entre la obra del evangelista y la obra del ministro del evangelio; son la misma cosa. Y no debe haber distinción entre las dos cosas en la practica ahora.
— «pastores y maestros». Pablo no dice, «a otros pastores; y a otros, maestros». Se refiere al oficio de los pastores quienes apacientan al rebaño (instruyen a los miembros de la iglesia). Estos son los ancianos u obispos que, según Pablo, deberían ser nombrados en cada congregación (Hch 14:23). En Hch 20:17 Pablo «hizo llamar a los ancianos de la iglesia» de Efeso. Hablando con ellos, les llama «obispos», y agrega el concepto de pastores al decir, «apacentar la iglesia». La palabra «apacentar» aparece en la exhortación de Pedro a los ancianos (1Pe 5:1-2).
Según Hch 14:23, «constituyeron ancianos en cada iglesia». En Heb 13:17 vemos que los pastores velan por las almas de los hermanos.
Es importante observar que constituyeron una pluralidad de ancianos en cada congregación. Véanse Hch 11:30; Hch 14:23; Hch 15:2; Flp 1:1. Nunca se lee en el Nuevo Testamento de un solo anciano ni de un solo pastor u obispo en alguna congregación.
También es importante recordar que la jurisdicción de los obispos se limita a una sola congregación. Constituyeron ancianos en cada iglesia. No hubo «ancianos de distrito», ni «ancianos diocesanos», ni «ancianos patrocinadores «. Cada congregación es independiente y debe tener sus propios ancianos.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LOS RESPONSABLES EN LA IGLESIA
Efesios 4:11-13
Y Él, Cristo, dio a la Iglesia a algunos como apóstoles, y a algunos, como profetas, y a algunos, como evangelistas, y a algunos, como pastores y maestros. Esto lo hizo para que pueblo consagrado a Dios esté plenamente equipado, para que la labor del servicio siga adelante, y el Cuerpo de Cristo se vaya edificando. Y esto ha de proseguir hasta que todos lleguemos a la unidad completa de la fe y del conocimiento de Dios, hasta que alcancemos la perfecta humanidad, hasta que alcancemos la estatura que se puede medir por la plenitud de Cristo.
Este pasaje tiene un interés especial porque nos da una descripción de la organización y de la administración de la Iglesia Primitiva. En la Iglesia Primitiva había tres clases de responsables. Había unos pocos cuya autoridad se extendía por toda la Iglesia. Había bastantes cuyo ministerio no estaba confinado a un lugar, sino que tenían un ministerio ambulante e iban adonde el Espíritu los movía. Había algunos cuyo ministerio se limitaba a una congregación y a un lugar.
Los apóstoles eran los que tenían autoridad en toda la Iglesia. Los apóstoles incluían a más de los doce. Bernabé era un apóstol Hch 14:4; Hch 14:14 ); Santiago, el hermano de nuestro Señor, era un apóstol (1 Corintios 1 S: 7; Gal 1:19 ); Silvano era un apóstol (1Ts 2:6 ); Andrónico y Junias eran apóstoles (Rm 16:7 ).
Para ser apóstol se tenían que tener dos grandes cualificaciones. La primera era haber conocido a Jesús personalmente. Cuando Pablo insiste en sus propios derechos en vista de la oposición que se lé hacía en Corinto, afirma: «¿Es que yo no soy un apóstol? ¿Es que no he visto a Jesús nuestro Señor?» 1Co 9:1 ). La segunda, un apóstol tenía que ser un testigo de la Resurrección del Señor. Cuando los once se reunieron para elegir al que había de tomar el puesto que dejó vacante Judas, el traidor, se decía que tenía que ser uno que hubiera sido de la compañía durante todo el ministerio terrenal de Jesús, y un testigo de Su Resurrección (Hch 1:21 s).
En un sentido, los apóstoles tenían que acabarse, porque al cabo de cierto tiempo ya se habían muerto todos los que habían conocido a Jesús y habían sido testigos de Su Resurrección. Pero, en otro sentido todavía superior, la cualificación continúa abierta. El que haya de presentar a Cristo, debe conocerle personalmente; y el que haya de manifestar el poder de Cristo a otros debe haber experimentado el poder del Cristo Resucitado.
(ii) Estaban los profetas. Los profetas no tenían la misión exclusiva de pronosticar el futuro, sino de proclamar la voluntad de Dios. Al proclamar la voluntad de Dios, hasta cierto punto, tenían que anunciar cosas futuras; porque anunciaban las consecuencias que traería el obedecer o desobedecer esa voluntad.
Los profetas se movían por toda la Iglesia. Su mensaje no era el resultado de su pensamiento o estudio, sino que les era revelado directamente por el Espíritu Santo. No tenían hogar ni familia ni medios de subsistencia. Iban de iglesia en iglesia proclamando la voluntad de Dios tal como Dios se la había revelado.
Los profetas, como un ministerio reconocido, desaparecieron de la Iglesia antes de mucho. Eso sucedió por tres razones.
(a) En tiempos de persecución, los profetas eran los primeros en caer; no podían ocultarse, y eran los primeros en morir por la fe. (b) Los profetas llegaron a ser un problema. A medida que las iglesias iban creciendo se desarrollaba su organización local. Cada congregación se iba volviendo una organización con un pastor permanente y una administración local. Antes de mucho, el ministerio establecido empezó a objetar a la intrusión de estos profetas ambulantes, que a menudo inquietaban a sus congregaciones. El resultado inevitable fue que los profetas fueran desapareciendo poco a poco. (c) El ministerio de profeta estaba expuesto a los abusos. Estos viajeros proféticos gozaban de un prestigio considerable. Algunos de ellos abusaban de su autoridad, y la convertían en una excusa para vivir cómodamente a expensas de las congregaciones que visitaban. El libro más antiguo de administración eclesiástica que se conoce es la Didajé, La Enseñanza de los Doce Apóstoles, que surgió allá por el año 100 d C. En él se ven claramente tanto el prestigio como las sospechas que despertaban los profetas. Se establece el orden del culto de comunión, así como las oraciones que se habían de usar; y a continuación se dice que un profeta puede dirigir el culto como quiera. Pero hay algunas otras disposiciones. Se establece que un profeta ambulante puede quedarse uno o dos días en una congregación, pero si quiere quedarse tres días es un falso profeta; se establece que si un profeta ambulante, en un supuesto momento de inspiración, solicita dinero o una comida, es un falso profeta.
(iii) Estaban los evangelistas. Los evangelistas eran también ambulantes. Corresponden a los que nosotros llamaríamos misioneros. Pablo le dice a Timoteo: » Haz la obra de evangelista» (2 Timoteo 4: S). Eran los que daban a conocer la Buena Noticia. No tenían el prestigio ni la autoridad de los apóstoles, que habían visto al Señor; ni ejercían la influencia de los profetas inspirados por el Espíritu; eran los obreros habituales de la Iglesia que llevaban la Buena Nueva a los que todavía no la conocían.
(iv) Estaban los pastores y maestros. Parece que estas dos palabras describen a una sola clase de personas. En cierto sentido tenían la tarea más importante de toda la Iglesia: no eran ambulantes sino fijos en una congregación. Tenían una triple función.
(a) Eran maestros. En la Iglesia Primitiva había pocos libros. La imprenta no se había de inventar hasta mil cuatrocientos años después. Todos los libros tenían que escribirse a mano, y un libro del tamaño del Nuevo Testamento costaría por lo menos el sueldo de todo un año de un obrero. Eso quería decir que la historia de Jesús se tenía que transmitir principalmente de viva voz. La historia de Jesús se fue contando oralmente antes de que se escribiera, y estos maestros tenían la tremenda responsabilidad de ser los depositarios de la historia del Evangelio. Era su función el conocer y el transmitir la historia de la vida de Jesús.
(b) Las personas que se incorporaban a la Iglesia procedían directamente del paganismo. No sabían absolutamente nada del Cristianismo, excepto que Jesucristo había tomado posesión de sus corazones. Por tanto, estos maestros tenían que desplegar la fe cristiana ante los conversos, tenían que explicar sus grandes doctrinas. Es a ellos a los que debemos el que la fe cristiana se mantuviera pura y no fuera distorsionada en su transmisión.
(c) Estos maestros eran también pastores. Pastor era la palabra latina que designaba, lo mismo que la española; al que cuidaba de un rebaño. Por algún tiempo la Iglesia Cristiana no era más que una isleta en un mar de paganismo. Las personas que venían a ella acababan de salir del paganismo, y estaban en constante peligro de volver a él; y el deber del pastor era guiar su rebaño y mantenerlo a salvo.
Esta palabra es antigua y honorable. En el pasado lejano de Homero, al rey Agamenón se le llamaba «el pastor de su pueblo.» Jesús se había llamado a Sí núsmo El Buen Pastor Jn 10:11; Jn 10:14 ). El autor de Hebreos llamaba a Jesús El gran Pastor de las ovejas (Hebreos 1Co 3:20 ). Pedro Le llama Pastor y Obispo de vuestras almas (1Pe 2:25 ). También Le llama El Príncipe de los pastores (1Pe 5:4 ). Jesús encargó a Pedro que se cuidara de Sus ovejas (Jn 21:16 ). Pablo advirtió a los ancianos de Éfeso que guardaran el rebaño que Dios había puesto a su cuidado (Hch 20:28 ). Y Pedro exhorta a los ancianos a que se cuiden del rebaño de Dios (1Pe 5:2 ).
La figura del pastor se halla indeleblemente retratada en el Nuevo Testamento. Era el que se cuidaba del rebaño y guiaba a las ovejas a lugares seguros; era el que buscaba las ovejas descarriadas y, si era necesario, exponía su vida para salvarlas. El pastor del rebaño de Dios es el hombre que lleva al pueblo de Dios en el corazón, que los alimenta con la verdad, los busca cuando se extravían y los defiende de todo lo que pueda dañar sus almas. Y a cada cristiano se le encarga que sea un poco el pastor de sus hermanos.
EL OBJETIVO DEL RESPONSABLE
Efesios 4:11-13 (conclusión)
Después de nombrar a los diferentes responsables de la Iglesia, Pablo pasa a hablar de sus objetivos y de lo que deben tratar de hacer.
Su objetivo es que los miembros de la iglesia estén debidamente equipados. La palabra que usa Pablo para equipados es interesante. Es katartismós, que viene del verbo katartizein. Es una palabra que se usaba en cirugía con el sentido de colocar un miembro roto, o poner en la debida posición una articulación. En política se usaba con el sentido de acercar o unir posiciones opuestas para que el gobierno pudiera proseguir su labor. En el Nuevo Testamento se usa para remendar las redes (Mr 1:19 ), y para disciplinar a un ofensor para que vuelva a ocupar su puesto en la comunión de la iglesia (Gal 6:1 ). La idea básica de la palabra es la de poner algo en las condiciones debidas. Es la función de los responsables de la Iglesia el asegurarse de que los miembros sean instruidos, guiados, cuidados, buscados cuando se desvían, para que lleguen a ser como Dios quiere.
Su cometido es que el servicio siga adelante. La palabra que se usa aquí para servicio es diakonía; y la idea principal que subyace en esta palabra es la del servicio práctico. El responsable no tiene que ser uno que habla simplemente de cuestiones de teología y de cosas de la Iglesia; está a cargo de comprobar que el servicio práctico a favor de los pobres y de los desvalidos de Dios se lleva a cabo.
Su finalidad es comprobar que el Cuerpo de Cristo es edificado. La obra del responsable es siempre la construcción, y no la destrucción. Su objetivo no es causar problemas, sino resolverlos; fortalecer siempre, y nunca debilitar la fábrica de la iglesia.
El responsable tiene todavía una misión más alta que estas, que puede decirse que son sus funciones inmediatas; pero por encima de ellas tiene otras más importantes.
Su objetivo es que los miembros de la iglesia lleguen a la unidad perfecta. No debe permitir nunca que se formen partidos en la iglesia, ni que se haga nada que produzca diferencias en ella. Mediante la enseñanza y el ejemplo debe tratar de hacer que los miembros de la iglesia mantengan una unidad cada vez más íntima.
Su objetivo es que los miembros de la iglesia lleguen a un pleno desarrollo. La iglesia no se puede contentar nunca con que sus miembros vivan vidas respetables. Su finalidad debe ser que sean ejemplos de la. perfecta hombría y feminidad cristianas.
Así que Pablo acaba con un objetivo sin igual. El objetivo de la iglesia es el que sus miembros alcancen la estatura que se mide mediante la plenitud de Cristo. La finalidad de la iglesia no es nada menos que producir hombres y mujeres que son el reflejo perfecto de Jesucristo mismo. Durante la guerra de Crimea, Florence Nightingale estaba una noche pasando revista en una sala de un hospital. Se detuvo ante una cama y se inclinó hacia un soldado que estaba gravemente herido. El herido levantó la vista y dijo: «Tú eres Cristo para mí.» Un santo se ha definido como «alguien en quien Cristo vuelve a vivir.» Eso es lo que el verdadero miembro de iglesia debe ser.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Aunque los términos que aquí se enumeran son de uso común en las iglesias y no plantean dificultades para su traducción, en algunas culturas pueden ser desconocidos. En tales casos, el traductor tendrá que buscar equivalencias que representen, lo más fielmente posible, los ministerios aquí presentados. Por ejemplo, LPD usa «predicadores del Evangelio» para evangelistas. La BJ usa el término más dinámico «evangelizadores» (también BNM). En la BNM encontramos «el recibir revelaciones divinas» para los profetas.
El sujeto de la oración inicial es Jesús, el Cristo, del cual se ha estado hablando en los versículos anteriores. El verbo constituyó (gr. edoken) literalmente significa «dio» (así traduce BJ y BL) y es el mismo que se usa en el v. Efe 4:8. TLA traduce: «dio la capacidad de ser » En este contexto, el verbo indica que una persona ha sido asignada para una tarea especial que beneficiará a otros. Así que se puede traducir como “designar”, “establecer”, «nombrar» (BP), «constituir» (RV95, NVI), «conceder» (BNM, DHH), «comunicar» (LPD).
El texto griego puede aparecer un poco extraño, pues literalmente dice: “dio a los apóstoles, a los profetas ”. Por ello es que las versiones han buscado una manera más clara de expresar esa idea. Algunas se refieren al don que Dios les dio a las personas para capacitarles para un ministerio. Otras sugieren, como lo ha hecho RV95, que Dios le dio esos ministerios a la iglesia.
En la primera categoría encontramos las siguientes: DHH y BNM dicen: «Y él mismo concedió a unos [el] ser apóstoles y a otros profetas ». TLA: «Él fue quien les dio a unos la capacidad de ser ». BJ, BL y BLA: «Dio a unos el ser apóstoles ». LPD interpreta un poco más el verbo y dice: «El comunicó a unos el don de ser apóstoles ». Se inclinan más por la segunda categoría las siguientes: NBE: «dio a unos como apóstoles ». BP lo hace más oficial: «El nombró a unos apóstoles ».
Para una definición de cada uno de los oficios o ministerios ver el comentario de los respectivos textos, apóstoles (Efe 1:1), profetas (Efe 2:20), o las definiciones en los párrafos siguientes. En otra lista de dones (1Co 12:28-29), Pablo sigue un orden diferente.
Con un ministerio similar a los profetas del AT, los del NT no solo se dedicaron a predecir eventos que Dios mismo les reveló, sino que fueron voceros divinos que les hablaron a sus contemporáneos, expresando la voluntad de Dios para su “aquí y ahora”. Su ministerio fue itinerante y sirvieron a las iglesias bajo el influjo del Espíritu Santo.
Los evangelistas, como su nombre lo indica, eran portadores de la Buena noticia de Jesucristo. Al igual que los profetas, tenían un ministerio itinerante. De manera especial, visitaban lugares donde no existían comunidades cristianas y hacer todo lo posible por dejar una comunidad cristiana establecida. Por eso, se les considera como los primeros misioneros de la iglesia cristiana.
Los pastores y maestros, de acuerdo con varios comentaristas, eran dos ministerios practicados por lo general por una misma persona (este argumento es apoyado por el hecho de que en cada uno de los ministerios de la lista, el autor le agrega el artículo definido, cosa que no hace con el sustantivo “maestros”). Como pastores cuidaban el “rebaño” y como maestros instruían. A diferencia de los profetas y evangelistas, el pastor-maestro se mantenía, por un tiempo más extenso, en un solo lugar. En los casos en los que la comunidad sufría los embates de falsas enseñanzas o doctrinas, tanto el trabajo de pastor como de maestro se conjugan: el pastor protege a sus ovejas de falsas enseñanzas y doctrinas enseñándoles el verdadero evangelio.
Es importante resaltar, sobre todo a la luz de los versículos siguientes, que lo que tienen en común los ministerios de estas personas es la palabra de Dios. Ya sean enviados a predicarla, o sean instrumentos de su revelación, que la proclamen a otros o la enseñen, todos ellos son ministros de la Palabra de Dios. No tanto en un sentido oficial e institucional, como hoy día se usa en las iglesias, sino en un sentido mucho dinámico y práctico. Ellos constituyen un regalo que Cristo ha hecho a la iglesia para que la sirvan revelando, proclamando, anunciando y enseñando la Palabra. Sin duda, es fundamental para las iglesias reconocer la importancia que la Palabra tiene para su vida diaria. En un contexto en que diversas enseñanzas, ideologías y propaganda impregnaban el ambiente cotidiano en el Asia Menor, era esencial que los cristianos desarrollaran una mentalidad distinta, saturada con la Palabra de Dios.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
— profetas: Ver nota a Efe 2:20.
— dirigir y enseñar a los fieles: Lit. pastores y maestros.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Rom 12:4-11; 1Co 12:4-11; 1Co 12:28.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
NOTAS
(1) O: “misioneros”. Gr.: eu·ag·gue·li·stás; lat.: e·van·ge·lí·stas.
REFERENCIAS CRUZADAS
v 199 Mat 10:2
w 200 1Co 12:28
x 201 Hch 21:8
y 202 Hch 13:1; Stg 3:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
11 (1) Cada uno en el v.7, incluye a todos los miembros del Cuerpo de Cristo, cada uno de los cuales ha recibido un don general; mientras que las cuatro clases de personas dotadas mencionadas aquí son aquellos que han sido dotados con un don especial.
11 (2) Conforme a la construcción gramatical, pastores y maestros se refiere a una misma clase de personas dotadas. Un pastor debe saber enseñar, y un maestro debe ser capaz de pastorear.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
apóstoles. Véase nota en Mat 10:2.
profetas. En sentido estricto, aquellos a quienes Dios daba una revelación directa para que la comunicasen a los hombres.
evangelistas. i.e., predicadores del evangelio.
pastores y maestros. Los dos ministerios se unen aquí, aunque se les halla separados en todos los demás lugares (Rom 12:7; 1Pe 5:2).