Comentario de Efesios 4:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

4:13 — «hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios».

Cuando estas notas se prepararon originalmente yo creía que esta frase se refería a la cesación de los dones del Espíritu. La palabra «hasta» y el pensamiento de revelar toda la «fe» (el evangelio) me llevó a esa conclusión. Así concluyen varios comentaristas respetables.

Sin embargo, después de más estudio he concluido que más bien esta expresión «la unidad de (genitivo posesivo) la fe» se refiere a la unidad que pertenece a la fe; es decir , la madurez espiritual en la iglesia, necesaria para «guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz», y que tiene aplicación en todo siglo.

Esta conclusión concuerda perfectamente con el tema general de la carta que es la unidad de los judíos y gentiles en un cuerpo, y con 4:1-3 que introduce el tema principal de este mismo texto («os ruego… soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz»).

En los vers. 4-6 Pablo define la «unidad del Espíritu»: un cuerpo, un espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Padre; es decir, la unidad enseñada por el Espíritu. Así también «la unidad de la fe» del ver. 13 puede referirse a la unidad enseñada y requerida por la fe (objetiva) que es el evangelio revelado por el Espíritu.

Ahora dudo que el ver. 13 equivalga a 1Co 13:10, porque tal pensamiento sería una desviación del tema de la carta y en especial del contexto inmediato; he concluido que no lo es. Estoy convencido que este texto

— como extensión del ver. 3 — tiene aplicación ahora y en toda época. Es muy aplicable a nosotros.

(En seguida se repite el comentario original. Lo que se afirma acerca de la cesación de los dones del Espíritu Santo es correcto y, sin duda, los apóstoles y profetas seguirían en su obra hasta lograr ese propósito. Pero el v. 11 también habla de evangelistas y pastores (y maestros) que aun en el primer siglo no eran necesariamente inspirados y, por lo tanto, no tenían parte en completar la revelación de Dios, pero tenían

— y tienen — mucho que ver con llevar a «todos» a la unidad requerida por el evangelio (la fe). Dios dio estos oficios también para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, y deben seguir funcionando en todo lugar y en toda época «hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, etc.

Este trabajo no termina hasta que llegue el fin del mundo. Tenemos que trabajar los ancianos, los diáconos, los evangelistas y maestros, y todos los miembros para llevar a cada miembro de la iglesia a la madurez indicada en este texto. Aun siendo «varón perfecto» debemos tener la actitud de Pablo (Flp 3:12-14).

El comentario original sigue :

«Los varios dones, oficios y ayudas que Cristo dio para la edificación y la unificación del cuerpo se mencionan en 1Co 12:8-10; 1Co 12:28; y aquí en Efe 4:11 (este último texto habla de los dones que Cristo dio, y da una lista parcial de ellos). La expresión «hasta que» establece un límite. En 1Co 13:8-12 Pablo explica claramente que los dones del Espíritu se acabarían cuando «lo perfecto» viniera. Dice que «las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará». Dice la Biblia de las Américas: «Porque nuestro conocimiento es incompleto, e incompleta nuestra profecía; pero cuando venga lo perfecto, lo incompleto se acabará».

«Es muy obvio que hay contraste aquí entre lo incompleto y lo completo (perfecto) de la revelación. La palabra «perfecto» puede ser traducida «completo». Pablo, Pedro, Juan y los otros autores inspirados escribían en esos días el Nuevo Testamento. Se terminó la obra cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis.

«La fe de 4:13 es la «una fe» de 4:5. Pablo no está diciendo que Cristo daría dones hasta que todos los creyentes tuviésemos la misma fe subjetiva. Habla de ‘la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios’. El pleno conocimiento dependería de una revelación completa. La unidad requerida por Pablo en este texto (4:3) requiere una revelación completa.

— «a un varón perfecto». «Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, deje lo que era de niño» (1Co 13:11). Los dones milagrosos y los oficios de apóstoles y profetas pertenecieron a la edad infantil de la iglesia. Eran «ayudas» para sus años principiantes. Fueron dados para el crecimiento y la perfección de los santos. El Señor dio dones para que su iglesia llegara al estado de un varón perfecto, fuerte, maduro y capacitado para llevar a cabo su misión divina. A los corintios que aparentemente usaban mal el don de lenguas Pablo dice (en medio de su exhortación acerca del uso de este don), ‘Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar'(1Co 14:20). Luego concluye la carta diciendo, ‘portaos varonilmente’ (1Co 16:13).»

(Fin de la cita del comentario original).

Los que concluyan que el ver. 13 se refiere a la perfección de la revelación deben, por lo menos, dar la interpretación que ahora se presenta en esta obra revisada como una posible alternativa.

Es muy cierto que la revelación completa tenía mucho que ver con el pleno desarrollo de la iglesia, pero es igualmente cierto que aun con la revelación completa muchísimas iglesias se encuentran divididas o con problemas serios.

Por lo tanto, aunque se afirme que el ver. 13 se refiere a completar la revelación, es imperativo que se siga con la exhortación central de la carta — y en particular, el tema de este texto desde el v. 1 y hasta el fin de la carta, de que todos los miembros (ver. 16) son obligados a promover la santidad y guardar la unidad enseñada por el Espíritu.

Obsérvese la palabra «pues» en el ver. 17. Habiendo escrito la sección anterior (vers. 1-16) Pablo hace aplicación más directa y específica, diciendo cómo obedecer su exhortación. No hay cambio de tema. Al describir la nueva vida en Cristo él explica qué tenemos que hacer para guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, y para llegar a la unidad de la fe a un varón perfecto. Tenemos que crucificar la carne (Gál 5:19-21), y llevar el fruto del Espíritu (Gál 5:22-23).

— «a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo». Es probable, pues, que este varón perfecto o maduro sea el mismo de Heb 5:14; 1Co 16:13; Flp 3:15, etc. Llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo es llegar a la plenitud de madurez, «perfeccionado» (ver. 12) para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo; es decir, llegamos a esa plenitud cuando llegamos a ser «varón perfecto» y llevamos a cabo la obra designida por el Señor.

Este «varón perfecto» es aquel varón de 2:15, «para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz».

La iglesia es el cuerpo de Cristo, «la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo» (1:23). «Y vosotros estáis completos en el» (Col 2:10). Dios llena la iglesia con todo lo necesario para que funcione de acuerdo a su voluntad, para su gloria. No le falta nada; por lo tanto, puede obedecer las exhortaciones de esta carta y las demás entregadas por el Espíritu Santo en los otros libros del Nuevo Testamento.

Los vers. 4-6 hablan de las siete unidades, la unidad perfecta y completa. Debemos y podemos guardar esta unidad en el vínculo de la paz.

Los vers. 7-16 nos hablan de los dones que Cristo nos dio cuando ascendió al cielo, dones para el desarrollo y la edificación de la iglesia, tanto los dones de evangelistas, pastores y maestros como también los dones de apóstoles y profetas.

Ahora en la actualidad tenemos el producto de los dones especiales (de inspiración). Tenemos el perfecto Nuevo Testamento, la completa y perfecta revelación de «la fe» que fue dada una vez para siempre a los santos. La inspiración no mora en los hombres (no hay ningún hombre inspirado en el mundo ahora), sino que mora en el libro inspirado, las Sagradas Escrituras. No nos falta nada en ese respecto; lo que nos hace falta es la aplicación de estas enseñanzas para estar verdaderamente unidos, practicando la enseñanza de los vers. 2, 3, 17-31, etc.

La iglesia no necesita de los dones milagrosos ahora, ni tampoco de otros apóstoles y profetas aparte de los del primer siglo escogidos por el Señor. La iglesia puede ser lo que Dios quiere que sea, y puede hacer lo que Dios quiere que haga, sin los dones del Espíritu. Desde luego, «tenemos» a los apóstoles y a los profetas ahora, como los judíos «tenían» a Moisés y a los profetas en el primer siglo (Luc 16:29), en sus escritos inspirados. Los judíos rebeldes no hubieran creído si alguno hubiera resucitado de los muertos en aquellos tiempos (Luc 16:31), y tampoco se persuadiría la gente rebelde ahora aunque la iglesia tuviera los dones milagrosos. Los dones milagrosos tuvieron el propósito de revelar y de confirmar la palabra, y ésta no necesita mas confirmación. Si hubiera la necesidad de tales poderes en la iglesia ahora, Dios los daría.

El no está privando en ningún sentido a su pueblo en este siglo. Todavía llena la iglesia con toda cosa necesaria. Tenemos el Nuevo Testamento

— el producto final y perfecto de la obra de los apóstoles y profetas — y todavía tenemos evangelistas, pastores y maestros para enseñar, edificar y perfeccionar a los santos.

(También es importante agregar que la iglesia es adecuada para hacer la obra que Dios le ha asignado, sin la invención de sociedades, instituciones humanas, iglesias patrocinadoras, etc. Tales organizaciones humanas, aunque creadas por las iglesias de Cristo, substituyen a la iglesia, y rechazan la sabiduría de Dios. El caso de tales innovaciones humanas es simplemente esto: si hubiera alguna necesidad de tales arreglos, Dios los hubiera establecido. La iglesia de hoy no está privada de ninguna cosa que sea necesaria para cumplir su misión y propósito en el mundo. Dios dejo un dechado perfecto para su iglesia, y este dechado o patrón se revela claramente en el Nuevo Testamento).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe. Efe 4:3, Efe 4:5; Jer 32:38, Jer 32:39; Eze 37:21, Eze 37:22; Sof 3:9; Zac 14:9; Jua 17:21; Hch 4:32; 1Co 1:10; Flp 2:1-3.

y del conocimiento del Hijo de Dios. Isa 53:11; Mat 11:27; Jua 16:3; Jua 17:3, Jua 17:25, Jua 17:26; 2Co 4:6; Flp 3:8; Col 2:2; 2Pe 1:1-3; 2Pe 3:18; 1Jn 5:20.

a un varon perfecto, o hombre maduro. Efe 4:12; Efe 2:15; 1Co 14:20; Col 1:28.

de la plenitud de Cristo. Efe 1:23.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

UNIDAD DE LA FE. En el cap. Efe 4:1-32 Pablo enseña que la «unidad del Espíritu» (v. Efe 4:3) y la «unidad de la fe» se mantienen y perfeccionan al:

(1) aceptar solamente la fe y el mensaje de los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros del NT (vv. Efe 4:11-12);

(2) crecer en gracia, avanzando hacia la madurez espiritual en todos los aspectos en Cristo (v. Efe 4:15), y llenándose de toda la plenitud de Cristo y de Dios (v. Efe 4:13; cf. Efe 3:19);

(3) no ser niño que acepta «todo viento de doctrina» sino, al contrario, tener el conocimiento de la verdad para rechazar a los falsos maestros (vv. Efe 4:14-15);

(4) sostener y expresar con amor la verdad revelada de las Escrituras (v. Efe 4:15); y

(5) vivir en verdadera justicia y santidad (v. Efe 4:24; cf. vv. Efe 4:17-32).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

unidad de la fe. Fe se refiere aquí al cuerpo de verdad revelada que constituye la enseñanza cristiana, en particular toda la doctrina y el contenido completo del evangelio. La unidad y la armonía entre los creyentes solo son posibles si se edifica sobre el fundamento de la doctrina sana. conocimiento del Hijo de Dios. Esto no se refiere al conocimiento de la salvación, sino al conocimiento profundo de Cristo que un creyente alcanza por medio de la oración, el estudio fiel de su Palabra y la obediencia a sus mandamientos (cp. Flp 3:8-10; Flp 3:12; Col 1:9-10; Col 2:2; vea la nota sobre 1Jn 2:12-14). la plenitud de Cristo. Dios quiere que cada creyente manifieste las cualidades de su Hijo, quien es Él mismo la medida de su madurez y perfección espiritual. Vea las notas sobre Rom 8:29; 2Co 3:18; Col 1:28-29.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:13 — «hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios».
Cuando estas notas se prepararon originalmente yo creía que esta frase se refería a la cesación de los dones del Espíritu. La palabra «hasta» y el pensamiento de revelar toda la «fe» (el evangelio) me llevó a esa conclusión. Así concluyen varios comentaristas respetables.
Sin embargo, después de más estudio he concluido que más bien esta expresión «la unidad de (genitivo posesivo) la fe» se refiere a la unidad que pertenece a la fe; es decir , la madurez espiritual en la iglesia, necesaria para «guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz», y que tiene aplicación en todo siglo.
Esta conclusión concuerda perfectamente con el tema general de la carta que es la unidad de los judíos y gentiles en un cuerpo, y con 4:1-3 que introduce el tema principal de este mismo texto («os ruego… soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz»).
En los vers. 4-6 Pablo define la «unidad del Espíritu»: un cuerpo, un espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Padre; es decir, la unidad enseñada por el Espíritu. Así también «la unidad de la fe» del ver. 13 puede referirse a la unidad enseñada y requerida por la fe (objetiva) que es el evangelio revelado por el Espíritu.
Ahora dudo que el ver. 13 equivalga a 1Co 13:10, porque tal pensamiento sería una desviación del tema de la carta y en especial del contexto inmediato; he concluido que no lo es. Estoy convencido que este texto — como extensión del ver. 3 — tiene aplicación ahora y en toda época. Es muy aplicable a nosotros.
(En seguida se repite el comentario original. Lo que se afirma acerca de la cesación de los dones del Espíritu Santo es correcto y, sin duda, los apóstoles y profetas seguirían en su obra hasta lograr ese propósito. Pero el v. 11 también habla de evangelistas y pastores (y maestros) que aun en el primer siglo no eran necesariamente inspirados y, por lo tanto, no tenían parte en completar la revelación de Dios, pero tenían — y tienen — mucho que ver con llevar a «todos» a la unidad requerida por el evangelio (la fe). Dios dio estos oficios también para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, y deben seguir funcionando en todo lugar y en toda época «hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, etc.
Este trabajo no termina hasta que llegue el fin del mundo. Tenemos que trabajar los ancianos, los diáconos, los evangelistas y maestros, y todos los miembros para llevar a cada miembro de la iglesia a la madurez indicada en este texto. Aun siendo «varón perfecto» debemos tener la actitud de Pablo (Flp 3:12-14).
El comentario original sigue :
«Los varios dones, oficios y ayudas que Cristo dio para la edificación y la unificación del cuerpo se mencionan en 1Co 12:8-10; 1Co 12:28; y aquí en Efe 4:11 (este último texto habla de los dones que Cristo dio, y da una lista parcial de ellos). La expresión «hasta que» establece un límite. En 1Co 13:8-12 Pablo explica claramente que los dones del Espíritu se acabarían cuando «lo perfecto» viniera. Dice que «las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará». Dice la Biblia de las Américas: «Porque nuestro conocimiento es incompleto, e incompleta nuestra profecía; pero cuando venga lo perfecto, lo incompleto se acabará».
«Es muy obvio que hay contraste aquí entre lo incompleto y lo completo (perfecto) de la revelación. La palabra «perfecto» puede ser traducida «completo». Pablo, Pedro, Juan y los otros autores inspirados escribían en esos días el Nuevo Testamento. Se terminó la obra cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis.
«La fe de 4:13 es la «una fe» de 4:5. Pablo no está diciendo que Cristo daría dones hasta que todos los creyentes tuviésemos la misma fe subjetiva. Habla de ‘la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios’. El pleno conocimiento dependería de una revelación completa. La unidad requerida por Pablo en este texto (4:3) requiere una revelación completa.
— «a un varón perfecto». «Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, deje lo que era de niño» (1Co 13:11). Los dones milagrosos y los oficios de apóstoles y profetas pertenecieron a la edad infantil de la iglesia. Eran «ayudas» para sus años principiantes. Fueron dados para el crecimiento y la perfección de los santos. El Señor dio dones para que su iglesia llegara al estado de un varón perfecto, fuerte, maduro y capacitado para llevar a cabo su misión divina. A los corintios que aparentemente usaban mal el don de lenguas Pablo dice (en medio de su exhortación acerca del uso de este don), ‘Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar'(1Co 14:20). Luego concluye la carta diciendo, ‘portaos varonilmente’ (1Co 16:13).»
(Fin de la cita del comentario original).
Los que concluyan que el ver. 13 se refiere a la perfección de la revelación deben, por lo menos, dar la interpretación que ahora se presenta en esta obra revisada como una posible alternativa.
Es muy cierto que la revelación completa tenía mucho que ver con el pleno desarrollo de la iglesia, pero es igualmente cierto que aun con la revelación completa muchísimas iglesias se encuentran divididas o con problemas serios.
Por lo tanto, aunque se afirme que el ver. 13 se refiere a completar la revelación, es imperativo que se siga con la exhortación central de la carta — y en particular, el tema de este texto desde el v. 1 y hasta el fin de la carta, de que todos los miembros (ver. 16) son obligados a promover la santidad y guardar la unidad enseñada por el Espíritu.
Obsérvese la palabra «pues» en el ver. 17. Habiendo escrito la sección anterior (vers. 1-16) Pablo hace aplicación más directa y específica, diciendo cómo obedecer su exhortación. No hay cambio de tema. Al describir la nueva vida en Cristo él explica qué tenemos que hacer para guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, y para llegar a la unidad de la fe a un varón perfecto. Tenemos que crucificar la carne (Gál 5:19-21), y llevar el fruto del Espíritu (Gál 5:22-23).
— «a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo». Es probable, pues, que este varón perfecto o maduro sea el mismo de Heb 5:14; 1Co 16:13; Flp 3:15, etc. Llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo es llegar a la plenitud de madurez, «perfeccionado» (ver. 12) para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo; es decir, llegamos a esa plenitud cuando llegamos a ser «varón perfecto» y llevamos a cabo la obra designida por el Señor.
Este «varón perfecto» es aquel varón de 2:15, «para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz».
La iglesia es el cuerpo de Cristo, «la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo» (1:23). «Y vosotros estáis completos en el» (Col 2:10). Dios llena la iglesia con todo lo necesario para que funcione de acuerdo a su voluntad, para su gloria. No le falta nada; por lo tanto, puede obedecer las exhortaciones de esta carta y las demás entregadas por el Espíritu Santo en los otros libros del Nuevo Testamento.
Los vers. 4-6 hablan de las siete unidades, la unidad perfecta y completa. Debemos y podemos guardar esta unidad en el vínculo de la paz.
Los vers. 7-16 nos hablan de los dones que Cristo nos dio cuando ascendió al cielo, dones para el desarrollo y la edificación de la iglesia, tanto los dones de evangelistas, pastores y maestros como también los dones de apóstoles y profetas.
Ahora en la actualidad tenemos el producto de los dones especiales (de inspiración). Tenemos el perfecto Nuevo Testamento, la completa y perfecta revelación de «la fe» que fue dada una vez para siempre a los santos. La inspiración no mora en los hombres (no hay ningún hombre inspirado en el mundo ahora), sino que mora en el libro inspirado, las Sagradas Escrituras. No nos falta nada en ese respecto; lo que nos hace falta es la aplicación de estas enseñanzas para estar verdaderamente unidos, practicando la enseñanza de los vers. 2, 3, 17-31, etc.
La iglesia no necesita de los dones milagrosos ahora, ni tampoco de otros apóstoles y profetas aparte de los del primer siglo escogidos por el Señor. La iglesia puede ser lo que Dios quiere que sea, y puede hacer lo que Dios quiere que haga, sin los dones del Espíritu. Desde luego, «tenemos» a los apóstoles y a los profetas ahora, como los judíos «tenían» a Moisés y a los profetas en el primer siglo (Luc 16:29), en sus escritos inspirados. Los judíos rebeldes no hubieran creído si alguno hubiera resucitado de los muertos en aquellos tiempos (Luc 16:31), y tampoco se persuadiría la gente rebelde ahora aunque la iglesia tuviera los dones milagrosos. Los dones milagrosos tuvieron el propósito de revelar y de confirmar la palabra, y ésta no necesita mas confirmación. Si hubiera la necesidad de tales poderes en la iglesia ahora, Dios los daría.
El no está privando en ningún sentido a su pueblo en este siglo. Todavía llena la iglesia con toda cosa necesaria. Tenemos el Nuevo Testamento — el producto final y perfecto de la obra de los apóstoles y profetas — y todavía tenemos evangelistas, pastores y maestros para enseñar, edificar y perfeccionar a los santos.
(También es importante agregar que la iglesia es adecuada para hacer la obra que Dios le ha asignado, sin la invención de sociedades, instituciones humanas, iglesias patrocinadoras, etc. Tales organizaciones humanas, aunque creadas por las iglesias de Cristo, substituyen a la iglesia, y rechazan la sabiduría de Dios. El caso de tales innovaciones humanas es simplemente esto: si hubiera alguna necesidad de tales arreglos, Dios los hubiera establecido. La iglesia de hoy no está privada de ninguna cosa que sea necesaria para cumplir su misión y propósito en el mundo. Dios dejo un dechado perfecto para su iglesia, y este dechado o patrón se revela claramente en el Nuevo Testamento).

Fuente: Notas Reeves-Partain

Gál 4:19; Col 1:28.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— la talla de Cristo. Podría también traducirse: hasta que alcancemos la plena madurez del Cristo total.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

b 205 1Co 14:20

c 206 Col 1:28

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

13 (1) O, alcancemos. Esto indica que se requiere un proceso para obtener la unidad práctica o llegar a ella.

13 (2) En el v.3 la unidad del Espíritu es la unidad de la vida divina en la realidad; en este versículo la unidad es la unidad de nuestro vivir en forma práctica. Ya tenemos la realidad de la unidad de la vida divina; simplemente necesitamos mantenerla. Sin embargo, necesitamos avanzar hasta que lleguemos a la unidad de nuestro vivir en forma práctica. Este aspecto de la unidad está constituido de dos cosas: la fe y el pleno conocimiento del Hijo de Dios.

Tal como se revela en Jud_1:3, 2Ti_4:7 y 1Ti_6:21, la fe no se refiere a la acción de creer, sino a las cosas en las cuales creemos, tales como la persona divina de Cristo y Su obra redentora efectuada para nuestra salvación. El pleno conocimiento del Hijo de Dios es la aprehensión de la revelación acerca del Hijo de Dios para que lo experimentemos. Cuanto más crezcamos en vida, más nos adheriremos a la fe y al conocimiento de Cristo, y más fácilmente dejaremos todos los conceptos doctrinales secundarios y menos significativos, los cuales causan divisiones. Luego llegaremos a la unidad práctica, o sea que la alcanzaremos; es decir, llegaremos a la medida de un hombre de plena madurez, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

13 (3) El Hijo de Dios se refiere a la persona del Señor como vida para nosotros, mientras que Cristo se refiere a Su comisión de ministrarnos vida, para que nosotros, los miembros de Su Cuerpo tengamos dones para funcionar. Véase la nota 16 (1) de Mt 16.

13 (4) Un hombre de plena madurez es un hombre completamente crecido. Se necesita la madurez en vida para tener la unidad en la práctica.

13 (5) La plenitud de Cristo es el Cuerpo de Cristo (1:23), el cual tiene una estatura con una medida. Para tener la unidad práctica es necesario llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Por lo tanto, a partir de la unidad en realidad, necesitamos avanzar a la unidad en forma práctica, hasta que lleguemos a las tres metas que se mencionan en este versículo: la unidad, un hombre de plena madurez, y la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

conocimiento pleno…Efe 1:17; perfecto… Esto es, maduro. El cuerpo, que es la iglesia conforme a la madurez del Mesías, que es la cabeza.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

g 1.17.

4.13 Esto es, maduro. El cuerpo, que es la Iglesia conforme a la madurez de Cristo, que es la cabeza.

Fuente: La Biblia Textual III Edición