Sin embargo, a cada uno de nosotros le ha sido conferida la gracia conforme a la medida de la dádiva de Cristo.
4:7 — «Pero a cada uno… fue dada la gracia». La diversidad de oficios y ayudas promueve la unidad porque todos estos oficios, poderes, dones, talentos, y bendiciones se usan en un mismo cuerpo. La diversidad de dones produce unidad si los recipientes los reconocen como bendición de Dios que debe ser utilizada en su obra, y no como el producto de su propio ingenio, y recordando que su don es solamente uno entre muchos. Hay perfecta armonía en el cuerpo humano porque todo miembro es dirigido por la cabeza. La misma armonía existirá en el cuerpo espiritual de Cristo si todos los miembros se sujetan a la misma Cabeza (Cristo), y si tienen cuidado el uno por el otro. Pablo presenta una explicación amplia de este mismo tema en 1Co 12:4-6. — «gracia», dones, ayudas, oficios («Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros evangelistas; a otros pastores y maestros», v. 11). Véanse 3:2, 7; Gál 2:9. Pablo no habla aquí de la gracia que trae salvación a todos (Tit 2:11), sino de la gracia que otorga oficios, dones, ayudas y talentos a los miembros del cuerpo.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
pero a cada uno. Efe 4:8-14; Mat 25:15; Rom 12:6-8; 1Co 12:8-11, 1Co 12:28-30.
fue dada la gracia. Efe 3:8; 2Co 6:1; 1Pe 4:10.
conforme a la medida del don de Cristo. Efe 3:2; Jua 3:34; Rom 12:3; 2Co 10:13-15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Al igual que Pedro (1Pe 4:10), Pablo enseña que todos los cristianos tienen un don o dones espirituales. Los dones los da soberanamente el Cristo ascendido para la edificación de la Iglesia (1Co 12:11). De este modo, el Cuerpo de Cristo debe operar como una máquina en la que cada parte es esencial para obtener el logro de una tarea. Pero a diferencia de una máquina, el Cuerpo de Cristo debe mantenerse a sí mismo y edificar a cada uno de sus miembros de modo que puedan realizar buenas obras (1Co 12:7).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Pero a cada uno. Podría traducirse «a pesar de eso» o «por otra parte», y establece un contraste entre lo que se acaba de decir y lo que va a decirse a continuación, para pasar del tema de la unidad de los creyentes («todos» v. Efe 4:6) al del carácter único de los creyentes individuales («cada uno»). gracia. La gracia es una definición del evangelio en una sola palabra, porque es la buena nueva de la oferta gratuita de salvación que Dios hace a la humanidad pecadora e indigna. Dios es el Dios de gracia porque Él es un Dios que da con generosidad y de forma gratuita. Esta generosidad no tiene que ver con algo que hayamos hecho, sino que es inmerecida y no puede ganarse ni merecerse. Vea las notas sobre Efe 2:7-10. la medida del don de Cristo. Cada creyente tiene un don espiritual único que Dios distribuye a escala individual de acuerdo con su voluntad y designio soberanos. El término griego que se traduce «don» no se enfoca en el Espíritu como su fuente, que es el término empleado en 1Co 12:1, ni en la gracia que lo motivó e inició, según Rom 12:6, sino en el carácter gratuito del don. Para comentarios sobre los dones, vea las notas sobre Rom 12:6-8; 1Co 12:4-10; 1Pe 4:10.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:7 — «Pero a cada uno… fue dada la gracia». La diversidad de oficios y ayudas promueve la unidad porque todos estos oficios, poderes, dones, talentos, y bendiciones se usan en un mismo cuerpo. La diversidad de dones produce unidad si los recipientes los reconocen como bendición de Dios que debe ser utilizada en su obra, y no como el producto de su propio ingenio, y recordando que su don es solamente uno entre muchos. Hay perfecta armonía en el cuerpo humano porque todo miembro es dirigido por la cabeza. La misma armonía existirá en el cuerpo espiritual de Cristo si todos los miembros se sujetan a la misma Cabeza (Cristo), y si tienen cuidado el uno por el otro. Pablo presenta una explicación amplia de este mismo tema en 1Co 12:4-6.
— «gracia», dones, ayudas, oficios («Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros evangelistas; a otros pastores y maestros», v. 11). Véanse 3:2, 7; Gál 2:9. Pablo no habla aquí de la gracia que trae salvación a todos (Tit 2:11), sino de la gracia que otorga oficios, dones, ayudas y talentos a los miembros del cuerpo.
— «conforme a la medida del don de Cristo». En 1Co 12:11, Pablo dice (después de alistar los dones del Espíritu), «Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como el quiere». Comparese Mat 25:14-30; dice el v. 15, «A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad». Los talentos en esta parábola representan las oportunidades que Dios nos da, conforme a nuestra capacidad.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LOS DONES DE LA GRACIA
Efesios 4:7-10
A cada uno de vosotros se le ha dado la gracia según la medida del don gratuito de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Ascendió a las alturas, y llevó a Sus cautivos consigo, y dio dones a los hombres. » (Cuando dice que ascendió, ¿qué otra cosa puede querer decir sino que Él también había descendido a lo más bajo de la tierra? El que descendió es la misma Persona Que ascendió por encima de todos los cielos para llenarlo todo con Su presencia).
Pablo vuelve a otro aspecto de su tema. Ha estado tratando de las cualidades de los miembros de la Iglesia de Cristo. Ahora va a hablar de sus funciones en la Iglesia. Empieza por establecer lo que era para él una verdad esencial: que todo lo bueno que pueda tener una persona es don de la gracia de Cristo.
Para probar su idea de Cristo como el dador de dones, Pablo cita, con una variante muy significativa, el Sal 68:18 . Este Salmo describe la vuelta de un rey conquistador. Asciende a las alturas: es decir, escala la carretera empinada del Monte de Sión por las calles de la Santa Ciudad. Le sigue una columna impresionante de prisioneros de guerra; es decir: desfila por las calles con sus prisioneros encadenados, que son la prueba de su poder conquistador. Y aquí viene la diferencia: El Salmo habla a continuación de los dones que recibe el conquistador. Pablo lo cambia por «dio dones a los hombres.»
En el Antiguo Testamento, el rey conquistador exigía y recibía dones de la población; en el Nuevo Testamento, el Conquistador, Cristo, ofrece y da dones a los hombres. Esa es la diferencia esencial que hay entre los dos testamentos. En el Antiguo Testamento, un Dios celoso insiste en el tributo que Le deben los hombres; en el Nuevo Testamento, un Dios amante derrama Su amor hacia los hombres. Esa es, sin duda, una Buena Noticia.
Entonces, como tantas veces, la mente de Pablo se le desvía por una palabra. Ha usado la palabra ascendió, y eso le hace pensar en Jesús. Y le hace decir una cosa muy maravillosa: Jesús descendió a este mundo cuando tomó nuestra naturaleza. Jesús ascendió de este mundo cuando salió de él para volver a Su gloria. El gran pensamiento de Pablo es que el Cristo que ascendió y el Cristo que descendió son una misma Persona. ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir que el Cristo de la gloria es el mismo que el Jesús que anduvo por la tierra; sigue amando a las personas; sigue buscando al pecador; sigue sanando a los dolientes; sigue consolando a los afligidos; sigue siendo el amigo de los marginados. El Cristo ascendido sigue siendo el amante de las almas.
Hay otro pensamiento que impacta a Pablo. Jesús ascendió a las alturas, pero no para dejar el mundo abandonado; ascendió a las alturas para llenar el mundo con Su presencia. Cuando Jesús estaba aquí personalmente, no podía estar nada más que en un sitio a la vez; Se encontraba con todas las limitaciones del cuerpo; pero cuando dejó este cuerpo y volvió a la gloria, Se vio libre de las limitaciones del cuerpo, y pudo estar en todas partes, en todo el mundo, mediante Su Espíritu. Para Pablo, la ascensión de Jesús no quiere decir que abandonó el mundo, sino que lo llenó.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
La transición a esta nueva idea es un poco abrupta. Podría hacerse más entendible con expresiones como estas: “Obviamente, a cada uno ”, o bien, “Es claro que a cada uno de nosotros ”. La construcción que RV95 ha mantenido no es muy clara. El uso del verbo con forma pasiva, fue dada la gracia, se puede aclarar poniendo a Cristo o a Dios como sujetos de la oración como hace la TLA y DHH: « ha recibido los dones que Cristo le ha querido dar».
La segunda parte también se puede mejorar. La idea principal es que el don que cada uno recibe es determinado por Cristo. El nos da dones de acuerdo a su decisión soberana y en la medida, naturaleza y cantidad que él mismo determina. Es lo que también encontramos en los evangelios (cf. por ejemplo, Mat 25:14-30; Luc 19:11-27).
TLA y DHH lo interpreta a la luz de los dones espirituales o carismas (lo mismo hacen LPD y NBE). Nótese, sin embargo, que las dos versiones citadas, en su esfuerzo por ofrecer una lectura sencilla, han diluido un concepto muy rico en el texto: la gracia. La BNM sigue el mismo camino: «Pero a cada uno de nosotros se le otorgó un don especial, según la medida en que Cristo se lo concedió». La traducción es clara; añade la palabra especial para calificar al don y darle así el realce debido. NVI (como la BJ) queda cerca de la RV95 pero hace un ligero cambio: « ha dado gracia en la medida en que Cristo ha repartido los dones». De esta manera, el texto mantiene un énfasis del griego, “Dios nos ha dado su gracia” (cf. definición de “gracia” en Efe 1:2), y ella se manifiesta en los dones recibidos.
En el contexto de esta carta, la gracia de Dios es la razón única por la cual estando muertos recibimos nueva vida (Efe 2:3-10). Y además, es la que nos capacita cotidianamente a responder al llamado de Dios a ser constructores y artesanos de una nueva humanidad, como es el caso notable del autor, que usa la misma frase para describir su propio ministerio (cap. Efe 3:2, Efe 3:7, Efe 3:8).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Rom 12:3; Rom 12:6; 1Co 12:11.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Los dones de la victoria de Cristo y el crecimiento hacia Cristo
En esta bella sección la apelación es implícita más que explícita. Básicamente se presentan tres conceptos. Primero, la iglesia universal es llamada a crecer como cuerpo unificado (15, 16) a partir de la unión que ya ha sido dada en Cristo (2:11-22) hacia la unión total con Cristo, en armonía cósmica que caracterizará la finalización de esta era, y la aparición de la nueva creación (13, 15). Segundo, cada cristiano tiene una parte vital en esto (7, 16b), según la gracia que le ha sido otorgada por el Cristo ascendido y liberador (8-10). Tercero, Cristo ha dado ciertas clases de líderes (fundamentalmente aquellos que tienen diversos tipos de dones de enseñanza) para promover y dirigir tal crecimiento, y para asegurar que exista una unidad cohesiva (11-13; 16a). El flujo de pensamiento en los vv. 11-16 (en gr. forman una sola frase) es especialmente delicado.
7-10 El lenguaje y el concepto aquí son similares a los de 1 Cor. 12 y Rom. 12:1-8 (el v. 7 es especialmente cercano a 1 Cor. 12:4-7 y Rom. 12:6). Cuando Pablo habla de la gracia de Dios que ha sido conferida en diversas expresiones a cada uno de nosotros (“todos los creyentes”; de la misma forma que utiliza el “nosotros” y “nos” en otras partes de la carta), no está restringiendo el alcance de lo que dice a los ministros del v. 11. Esto lo lleva a dar una descripción de Cristo como el dador de todas esas gracias. El presenta la resurrección-exaltación de Cristo como un nuevo y mayor cumplimiento del Sal. 68:18. Jesús llevó cautivo precisamente al poder que nos ataba (cf. Col. 2:15) y ahora derrama generosamente sobre nosotros los dones o regalos del vencedor (en vez de recibir dones, como dice el Salmo 68).
9, 10 Podrían interpretarse en una de tres maneras. Puede ser que el que ascendió a lo alto también descendiera al Hades; o que quien ascendió es aquel que anteriormente había descendido en la encarnación y la humillación de la cruz; o que quien ascendió volvió a descender luego (en el Espíritu) para traer sus dones a la humanidad. ¿Cómo saber cuál es la correcta?
La expresión las partes más bajas de la tierra probablemente esté bien interpretada por DHH al traducir “esta tierra” (como expresando el nivel más bajo del universo, visto desde el cielo; ver la segunda interpretación ofrecida por la BJ en nota al pie de página), por lo que deberíamos descartar la primera alternativa. La tercera alternativa es posible, pero el v. 10 sugiere que Cristo asciende y llena el universo desde el cielo (ver sobre 1:23), en lugar de descender nuevamente desde allí para traer dones. La segunda opción es probablemente la que debamos elegir; el concepto sería que aquel que ascendió y ahora llena la tierra (y nos otorga las diferentes gracias), no es otro que aquel que primero descendió en humildad para encarnarse y morir por nosotros (cf. 2:14-17). Su venida (2:17) en la cruz y la resurrección nos trajo la paz, las bendiciones y las gracias mesiánicas que disfrutamos.
Nota. 8 En tanto que el Sal. 68:18 dice del que ascendió: “Tomaste tributos de los hombres”, Pablo cambia esta expresión por dio dones a los hombres y hay diferentes explicaciones para el porqué de este cambio. ¿Conocía Pablo una tradición textual que interpretaba chalaq (compartir, dividir) en lugar de laqach (recibir), una transposición de sólo una consonante en heb.? ¿Leyó laqach con el (plausible) significado de “llevar, o recibir para una persona”, ya sea en términos generales o porque creía que el Sal. 68:18 era una referencia metafórica a los levitas, recibidos por Dios del pueblo (ver Núm. 18:6, 19)? ¿O refleja Pablo la interpretación rabínica y targúmica de Sal. 68:18, que dice que Moisés ascendió a lo alto (al cielo) para aprender las palabras de la ley que luego dio como dones a los hombres? No podemos estar seguros, pero es evidente que “dio” era una interpretación tradicional, ya fuera del sentido del versículo en sí o al menos de las implicaciones de la acción de “recibir” por parte de quien ascendió, que el versículo describe; y esta última es lo único que se requiere, ya que debemos recordar que el énfasis de Pablo no está en la referencia histórica al Salmo, sino en su cumplimiento tipológico en Cristo y sus dones a la iglesia.
11-16 El v. 11 ejemplifica los dones de la victoria de Cristo, señalando ciertos tipos de líderes en la iglesia. Pablo no está restringiendo el cumplimiento del Sal. 68:18 a estos dones: el y con que se inicia la cita muestra que Pablo también considera a la totalidad de las diferentes gracias mencionadas en el v. 7 como dones de la victoria de Cristo. Pero el Apóstol los enfatiza deliberadamente por la forma en que éstos controlan y modelan el crecimiento unificado de la iglesia (12, 16).
Esta selección de líderes destaca particularmente a aquellos que revelan, declaran y enseñan el evangelio. La mención específica, primero, de que Cristo dio apóstoles y profetas se corresponde con la función reveladora fundacional de los “apóstoles y profetas” en 2:20 y 3:5 (cf. 1 Cor. 12:28, también con “maestros”, como aquí). Pablo desea que sus lectores comprendan que la revelación que han recibido del evangelio de la reconciliación cósmica es la que debe continuar unificando y modelando a la iglesia y a su enseñanza. Pero no estamos en libertad de deducir que Ef. enseñe que siempre se darán apóstoles y profetas a la iglesia (como sostienen las iglesias de la Restauración), ni que el escritor los considere meramente como figuras del pasado, a las que reemplazan los pastores y maestros (como dicen muchos comentaristas modernos). Estos últimos se mencionan, porque son la forma de obreros cristianos que conocen los lectores. Fue principalmente a través de los evangelistas colaboradores de Pablo, no del Apóstol mismo, que el evangelio les fue revelado a los lectores de fuera de Efeso. Y hacia el fin del ministerio de Pablo, la palabra “pastor” se usaba, junto con “sobreveedor/obispo/presbítero/supervisor” y “anciano” como equivalentes aproximados de “líder de la iglesia” (cf. Hech. 20:17, 28 donde los “ancianos” son llamados “obispos” que “pastorean” al rebaño; cf. también diferentes traducciones). Los “pastores” y “maestros” comparten aquí un mismo artículo definido en gr., y esto sugiere que son un mismo grupo (“pastores que son también maestros”); pero en esta lista más extensa de diferentes ministerios, es más probable que Pablo tenga en vista dos grupos con funciones que se superponen (p. ej. la enseñanza; y los “maestros” eran un grupo distinto; 1 Cor. 12:28, 29; Gál. 6:6). Poco después de la época de Pablo el liderazgo de la iglesia se cristalizó en tres grupos: supervisor o sobreveedor/obispo, ancianos y diáconos. La ausencia de estos términos en Ef. 4:11 sigue siendo una clara evidencia de que la carta fue escrita en vida de Pablo, no más tarde.
12 Se dice que estos líderes han sido dados para cumplir tres propósitos coordinados. Cristo los dio para capacitar o completar a los santos, para servir a las necesidades de la iglesia y para edificar el cuerpo de Cristo. La interpretación protestante tradicional (ahora reflejada en todas las traducciones modernas) ha limitado la función de los líderes a la primera de estas tres, argumentando que los santos capacitados son quienes luego ministran a la iglesia y la edifican, no los líderes. Proponer que estos últimos son el sujeto de las tres frases, es visto como una interpretación “católica” y “clericalista”. Pero aunque cualquier interpretación “clericalista” queda claramente excluida por los vv. 7 y 16 (donde los santos tienen, claramente, su parte en la edificación de la iglesia), es más probable que sean las funciones de los líderes aquellas de las que se habla en todo el v. 12.
Según el v. 13, los líderes son dados para lograr los objetivos detallados en el v. 12 “hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios”. Pablo no está describiendo algún período futuro en que la iglesia gradualmente alcan ce unidad de creencias y de organización, como parecerían sugerir casi todas las versiones españolas. En cambio, anticipa la venida de Cristo que consumará la unidad cósmica iniciada en la cruz (2:11-22). Por fe, y en nuestro conocimiento del Hijo, ya participamos en esta unidad (por cierto, se nos da para que la “guardemos” [4:2]), pero aún seguimos esperando para ver su realización completa. A la venida de Cristo, y sólo entonces, nosotros, la iglesia total universal, llegaremos “al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo” (BJ), o mejor aun, un hombre de plena madurez, hasta la medida de la plenitud de Cristo (RVA). El concepto aquí es esencialmente el mismo de Col. 3:4, pero con un mayor énfasis en la existencia corporativa de la iglesia universal como un cuerpo único. Los líderes son dados para cumplir las funciones del v. 12 “hasta” que la venida de Cristo lleve a su iglesia a la madurez completa. Pero ese “hasta” también tiene la implicación de “hacia”. Lo que Cristo logrará plenamente al final es la meta hacia la cual, por la gracia de Dios, se ha dado a los líderes para que trabajen.
Algunos inician con el v. 14 un nuevo párrafo, y sugieren una era de oro futura para la iglesia histórica. Pero los vv. 14-16 son aún parte de la oración comenzada en el v. 11, y la línea del pensamiento es más sutil. Es que Cristo dio a los líderes durante este tiempo para brindar la dirección en que apuntan nuestra esperanza y el evangelio. Los dio para que ya no tengamos que estar atrapados por la inmadurez de la infancia (presa de toda presión), sino que comencemos a crecer hacia la madurez prevista, es decir, a la semejanza misma de Cristo. Mientras que los símbolos, hasta ahora, podrían casi sugerir que la iglesia crece hacia una adultez independiente como la de Cristo, el cambio de símbolos al final del v. 15 le recuerda al lector que Jesús es Señor (cabeza) de todo el proceso, y que el propósito para la iglesia es que crezca hacia una unión más íntima con él. Pablo cierra el párrafo con una forma revisada de Col. 2:19, que intenta resumir la totalidad de lo dicho hasta ahora. Todo el crecimiento del cuerpo proviene finalmente de Cristo, pero el cuerpo crece a medida que cada uno de los miembros cumple con la tarea de crecimiento que le corresponde en amor (reafirmando el v. 7, y aclarando que no son sólo los líderes quienes edifican la iglesia). Durante todo el proceso esa edificación y crecimiento se mantienen en unidad y cohesión por medio de todas las coyunturas (haciendo eco del papel de los líderes que enseñan). Todo esto presenta un desafío para el día de hoy: ¿Están nuestros líderes tratando de promover esta clase de crecimiento unido de la totalidad de la iglesia de Dios en conjunto? y, ¿queremos seguirlos?
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
ñ 191 Rom 12:3
o 192 Rom 12:6; 1Co 12:11; 2Co 9:15
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
a cada uno…gracia. Cristo por su gracia concede dones a los creyentes que los capacitan para servir en el cuerpo de Cristo (vers. 12).
Fuente: La Biblia de las Américas
7 super (1) Con respecto al Cuerpo de Cristo, todos los elementos básicos son uno, pero muchos y variados son los dones (las funciones).
7 super (2) Aquí la gracia fue dada, conforme al don; en Ro 12:6 los dones difieren conforme a la gracia. En realidad la gracia es la vida divina que produce y provee los dones. En Ro 12 la gracia produce el don.
Por lo tanto, el don se da conforme a la gracia. Aquí la gracia se da conforme al don, conforme a su tamaño. Esto es similar a la provisión que nuestra sangre da a los miembros de nuestro cuerpo de acuerdo a su tamaño.
7 super (3) La medida del don de Cristo es el tamaño de un miembro de Su Cuerpo.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
En 1Co 12:7-11, atribuye al Espíritu Santo la donación de los dones espirituales; aquí, al Cristo resucitado.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
don… Lit. regalo. Diferente del carisma.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit. regalo.