Comentario de Esdras 4:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Cuando los enemigos de Judá y de Benjamín oyeron que los que habían venido de la cautividad edificaban un templo a Jehovah Dios de Israel,
los enemigos. Esd 7:9; 1Re 5:4, 1Re 5:5; 1Cr 22:9, 1Cr 22:10; Neh 4:1-11; Dan 9:25; 1Co 16:9.
los venidos de la cautividad. Esd 1:11; Esd 6:16, Esd 6:19, Esd 6:20; Esd 10:7, Esd 10:16; Dan 5:13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Los adversarios, al no ser aceptados en la construcción del templo con los judíos, intentan obstruirla, Esd 4:1-6.
Su carta a Artajerjes, Esd 4:7-16.
La respuesta y decreto de Artajerjes, Esd 4:17-22.
La construcción es detenida, Esd 4:23-24.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
los enemigos de Judá eran los samaritanos. Esar-hadón (v. Esd 4:2), que gobernó Asiria desde el 681 al 669 a.C trasladó al pueblo conquistado del reino del norte a otras tierras. Luego trajo gente de otras tierras a Palestina. Estos extranjeros contrajeron matrimonio con los hebreos que fueron dejados en la tierra. Sus descendientes fueron los samaritanos.
Judá y Benjamín: El reino austral de Judá se conoce como la nación de Judá y Simeón. Este territorio también incluye tierras de Benjamín, en las cuales se ubica Jerusalén.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
LOS ENEMIGOS DE JUDÁ. Siempre los creyentes sufrirán algún grado de oposición de los impíos (2Co 11:13-15; Efe 6:12; 2Ti 3:12). Los justos, que proclaman la verdad y confían sólo en Dios, deben responder a esas amenazas con la oración constante y la fe sincera (véase Efe 6:11, nota).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
HASTA EL REINADO DE DARÍO REY DE PERSIA. Esta referencia al reinado de Darío se repite en el v. Esd 4:24. Esa clase de repetición se emplea en el AT para mostrar que el v. Esd 4:24 continúa donde termina el v. Esd 4:5. Los elementos informativos entre estos dos versículos es un paréntesis que completa la narración de la persecución samaritana hasta la época misma de Esdras. Luego el autor retorna a la narración de la reedificación del templo. Nótese que los vv. Esd 4:7-23 se refieren a la reedificación de la ciudad, no del templo. Es evidente que Esdras había recibido un mandato para edificar la ciudad, y los samaritanos querían que se revocara.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
EN EL REINADO DE ASUERO… ESCRIBIERON ACUSACIONES. Asuero es la forma latinizada del hebreo «ahashwerosh. Inscripciones antiguas muestran que los griegos lo llamaban Jerjes. Él reinó sobre el imperio persa desde 485 hasta 465 a.C. Los acontecimientos del libro de Ester tuvieron lugar durante ese período.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Exigencias de los samaritanos (4:1-3).
1 Cuando los enemigos de Judá y Benjamín supieron que los vueltos de la cautividad estaban reedificando el templo de Yahvé, Dios de Israel, 2llegáronse a Zorobabel y a los jefes de familia y les dijeron: “Queremos cooperar con vosotros en la reconstrucción, porque también nosotros buscamos a vuestro Dios, y a él sacrificamos desde los días de Asaradón, rey de Asiría, que aquí nos trajo.” 3 Dijéronles Zorobabel, Josué y los demás jefes de familia de Israel: “No conviene que juntos edifiquemos la casa de nuestro Dios; hemos de ser nosotros solos quienes la edifiquemos a Yahvé, Dios de Israel, pues así lo ha mandado el rey Giro, rey de Persia.”
No se mencionan explícitamente los enemigos de los repatriados, pero no cabe duda que fueron los samaritanos (Neh 4:2). El autor habla de “Judá y Benjamín,” las dos tribus que formaban fundamentalmente el reino de Judá, considerando el templo de Jerusalén como santuario nacional. A los repatriados llama el texto “los hijos de la cautividad.” Los samaritanos dirigiéronse a las autoridades civiles y religiosas, pidiendo se les autorizara contribuir a la obra. Alegan ellos que invocan a Yahvé y le ofrecen sacrificios. El texto hebraico, a causa de una corrección debida probablemente a los masoretas, pone en boca de los comisionados las palabras: “Y nosotros no sacrificamos.” Además de estas razones de carácter religioso, pretendían ellos otras ventajas políticas. Al colaborar con los repatriados, adquirían un derecho sobre el templo, se les facilitaba su presencia en Jerusalén y acaso se les abría el camino para ejercer sobre los sionistas una especie de control y autoridad. Los jefes de los repatriados no se dejaron engañar, rechazando el ofrecimiento por ser orden de Giro que fueran ellos solos los que edificaran el templo. Las autoridades no aducen las razones decisivas que motivaron su negativa. Fueron éstas de carácter religioso principalmente. ¿Como podían admitir la colaboración de unos sincretistas que “buscaban a Dios” y ofrecían al mismo tiempo sacrificios a los ídolos? ¿No era Yahvé un Dios celoso, que no toleraba competidores? (Exo 20:5; Exo 34:14). ¿Cómo podían autorizar esta colaboración sabiendo que con ellos se franqueaba la puerta del santuario a gentes incircuncisas e impuras? (Isa 52:1).
Reacción samaritana (Isa 4:4-5).
4Entonces las gentes de aquella tierra intimidaron al pueblo de Judá, queriendo impedir la construcción; 5y ganándose con dinero algunos consejeros de la corte, procuraron hacer fracasar su propósito durante todo el remado de Ciro, rey de Persia, hasta el reinado de Darío, rey de Persia.
La indignación apoderóse de los samaritanos, llamados aquí “pueblo de la tierra” (am haares), no en el sentido sociológico de terratenientes (2Re 23:30-35), en oposición a dalat haares, “los indigentes,” sino en el sentido de las gentes que ocupaban el país a la llegada de los repatriados. Con sus manejos impedían a los obreros que trabajaran, retrasando con ello la reconstrucción del templo. Para su causa ganaron la voluntad de algunos funcionarios residentes en Samaría, que paralizaron la obra del templo durante los años 538-530 de Ciro y durante todo el reinado de Cambises (530-522), con unos quince o dieciséis años en total. Seguramente que Ciro se hubiera opuesto a la idea de paralizar las obras, pero sus oficiales destacados en Palestina, ganados por el dinero, se daban maña para impedir que las quejas de los repatriados llegaran a la corte imperial. La historia conservó memoria de este primer fracaso en orden a la reedificación del templo. En contra de lo que sucederá más tarde (Age 1:3ss), la primera caravana de repatriados empezó la obra con entusiasmo, pero una oposición sistemática la paralizó en sus comienzos.
El autor, que ha hablado del obstruccionismo samaritano en tiempos de Ciro (Age 4:1-5), abandona el orden cronológico para insistir sobre el mismo tema, aduciendo unos hechos acaecidos bajo el reinado de Jerjes (485-465) y Artajerjes, que encontró en un escrito arameo.
En el mencionado documento se hablaba, conforme al orden cronológico (Age 5:1-6-18), de la reconstrucción del templo bajo el reinado de Darío (522-485), y, finalmente, de las tentativas de levantar los muros de Jerusalén en tiempos de Jerjes (485-464) y Artajerjes (464-424). Pero el autor invirtió conscientemente el orden con el fin de juntar 4:6-23 con 4:1-5 y reunir de esta manera toda la documentación relativa a las intrigas de los samaritanos.
Esta inversión del texto (5:1-6:18 después Deu 4:6-23) obedece a la semejanza de argumento. De hecho, tanto en la sección 4:6-23 como en 4:1-5 se habla de la paralización de las obras por intrigas de los samaritanos, aunque en el primero de los textos se hable de la reconstrucción de los muros en tiempos de Jerjes y en el segundo de la reedificación del templo en tiempos de Ciro. Otras explicaciones han sido propuestas por autores católicos y acatólicos, que, a nuestro parecer, presentan sus dificultades.
Los samaritanos durante el reinado de Asnero (4:6).
6 En el reinado de Asuero, al comienzo de él, escribieron una acusación contra los moradores de Judá y de Jerusalén.
El tema de la oposición de los samaritanos le apasiona tanto al autor, que le obliga a dar un salto histórico. Como en tiempos de Ciro, también en los del rey Asuero se mostraron los samaritanos hostiles a los judíos, escribiendo en contra suya una carta al monarca persa. Era éste Jerjes (485-464), hijo de Darío, llamado Asuero en el texto hebraico (ahashverosh), y del cual se habla largamente en el libro de Ester. Los autores de la carta eran tanto los samaritanos como las personas que se habían afincado después del exilio en tierras de Judá y de Jerusalén. Bajo la capa de patriotismo y adhesión al rey de Persia, escribieron una acusación a fin de conservar los derechos adquiridos sobre las tierras y domicilios, tratando, además, de impedir sucesivas oleadas de repatriados. Los samaritanos debían exponer al monarca el peligro que representaba la reconstrucción de las murallas de la capital del yahvismo.
Carta a Artajerjes (4:7).
7 Y en tiempos de Artajerjes, Bislam, Mitrídates, Tabeel y el resto de sus colegas escribieron a Artajerjes, rey de Persia. La carta fue traducida al arameo y transcrita con caracteres árameos.
Era Artajerjes el hijo menor de Asuero, al cual sucedió en el trono (464-424) después de haber dado muerte a su hermano mayor, Istaspes, que se lo disputaba. Durante su reinado recibió varias acusaciones de los samaritanos contra los judíos. La primera carta fue escrita por tres personajes conocidos, con la aprobación de todos sus colegas. Se discute si son tres o dos los firmantes de la carta con su nombre. Algunos autores (Ricciotti, Médiebelle) interpretan el término bishlam como equivalente al hebreo beshalom, en paz, de acuerdo, aduciendo en su apoyo la versión griega, árabe y siríaca. Rudolph propone la lectura besahlem, birushalayim, contra Jerusalén, siendo el sentido de la frase: “Escribieron contra Jerusalén a Artajerjes.” Bislam figura como primer promotor de la acusación. Mitrídates es un persa establecido en Palestina, ganado por los samaritanos a su causa. Dícese que la carta estaba escrita en arameo. Fueron los árameos tribus nómadas que habitaban los territorios comprendidos entre Arabia y Mesopotamia, que se infiltraban, ya sea en Siria, en TransJordania y Mesopotarnia. A últimos del siglo VIII, su lengua convirtióse en la lengua diplomática y de las relaciones comerciales entre los pueblos del Próximo Oriente (2Re 18:26). En el texto masorético dice la última parte del v.7: traducida al arameo. Falta esta última palabra en e texto griego, por lo cual se ha deducido que faltaba en el original, en el que entró por obra de un copista que quiso indicar que empezaba aquí la sección aramaica. En efecto, a partir del v.8 empieza el texto aramaico, que se prolonga hasta 6:18. Calla el texto el éxito de la carta. Tampoco se vislumbra en él si la letra fué escrita en arameo y traducida al persa, o viceversa.
Los samaritanos a la carga (4:8-10).
8 Rehum, el gobernador, y Simsaí, secretario, escribieron a Artajerjes, rey de Persia, acerca de Jerusalén, esta carta: 9 “Rehum, gobernador; Simsaí, secretario, y el resto de sus colegas, los jueces y los oficiales persas y los hombres de Erec, de Babilonia, de Susa, de Deha, de Elam 10 y de otros pueblos que el grande y glorioso Asnapar trasladó y estableció en la ciudad de Samaría y otros lugares del lado de acá del río,” etc.
Quizá la carta antes mencionada (v.7) no surtió efecto, por lo cual los samaritanos ganaron para su causa al gobernador de Samaria, Rehum (v.17), quien, a su vez, mandó otra a Artajerjes, que firmaron las autoridades supremas de la provincia, los funcionarios persas y los jefes de los colonos que habían sido trasladados a Palestina de varias regiones. Considerando los acontecimientos fríamente, se comprende e incluso se justifica esta conducta de los samaritanos. Desde el año 722 fué Samaría capital de una provincia creada por los reyes de Asiría. Después de la muerte de Godolías (587), el territorio de Judá fué sometido a la provincia de Samaría. Al regresar los sionistas a Jerusalén, encontráronse bajo el control de los samaritanos, quienes se esforzaron en mantener sus privilegios sobre Jerusalén y Judá. Ante el conflicto entablado entre samaritanos y sionistas, las autoridades provinciales apoyaron fuertemente los derechos adquiridos desde muchos años por los primeros, haciendo ver al monarca las fatales consecuencias que podían derivarse de un cambio político. La intervención personal del gobernador debía pesar mucho en el palacio del soberano persa. Algunos autores (Fernández, Pelaia, Michaeli, Médiebelle) toman las palabras que significan “los jueces, oficiales y delegados persianos” como nombres propios de dineos, afarsakeos, tarpeleos, afarseos. Hanse hecho muchas conjeturas acerca del lugar de origen de estos personajes – en el supuesto de que lo sean -. Los dineos pueden provenir de la Media o de una región vecina al lago Van. Se identifican los afarsakeos con los habitantes de Partasak o Partuka, tribus medas de las cuales se habla en la inscripción de Asaradón. En cuanto a los tarpeleos, pueden identificarse, o con los tapurai, de que habla Tolomeo 2, o los tapyroi, de Estrabón 3. Los afarseos pueden ser acaso los parsuas de los textos de Senaquerib, que habitaban al sur del lago Urmia. Como hemos dicho, con estos nombres se designan hipotéticamente unos colonos de Palestina procedentes de las regiones mencionadas. Pero es muy posible que se trate de nombres de oficio. Los hombres de Erec proceden de la ciudad del mismo nombre mencionada en Gen 10:10, hoy Warka. Los de Deha pueden identificarse quizá con los de Daai, de los griegos 4 tribus nómadas de Persia. Asnapar es Asurbanipal (668-626), llmado Sardanápolo por los griegos. Con la expresión “otros lugares del lado de acá del río” debe entenderse la región que se extiende desde el Eufrates hasta la frontera de Egipto, abarcando el territorio de la quinta satrapía (Abarnahara), llamada también Transpotamia y Transeufratena.
Contenido de la carta (Gen 4:11-16).
11 He aquí la copia de la carta que mandaron al rey Artajerjes: “Tus siervos, las gentes del lado de acá del río, etc. 12 Sepa el rey que los judíos que de ahí salieron y han llegado entre nosotros a Jerusalén, están reedificando la ciudad rebelde y rnala, alzando sus murallas y restaurando los cimientos. 13 Que sepa, pues, el rey que, si esta ciudad es reedificada y reconstruidas sus murallas, no pagarán tributo, ni impuesto, ni derecho de peaje, y que de ello se ha de resentir el real tesoro. 14 Ahora, pues, como nosotros comemos la sal del palacio y no creemos conveniente que el rey sea menospreciado, mandamos al rey esta información; 15 que se investiguen los libros de las historias de tus padres, y en ellos verás que esta ciudad es una ciudad rebelde, funesta para los reyes y sus provincias, y que ya de antiguo se movieron en ella revueltas, habiendo sido por esto destruida. 16 Hacemos saber al rey que, si esta ciudad se reedifica y se levantan sus murallas, perderás con esto mismo tus posesiones del lado de acá del río.”
En la carta se exponen fríamente los hechos. Ninguna acusación referente al templo, cuya construccion despertaba menos recelo que la construcción o reparación de las murallas. Una ciudad desmantelada, abierta, no puede hacer frente a un ejército; pero, en el caso de contar con potentes fortificaciones y gruesos muros, puede resistir largo tiempo. Este es el caso de la “ciudad rebelde y mala,” que resistió casi dos años a las tropas de Nabucodonosor. ¿Quiere ahora el rey que la historia se repita? Una vez los judíos se crean amparados por las murallas, volverán la espalda al rey e incluso se negarán a pagarle los tributos, impuestos y derechos de peaje por las grandes vías del imperio. Estos tributos en metálico, unidos a los impuestos que pagaban las gentes del país en especie, contribuían a sanear el erario público.
Al fin del v.13 se lee una palabra aramaica, que algunos consideran de origen persa y otros babilónico, traduciéndola por finalmente y en lo sucesivo, respectivamente. El texto original puede interpretarse en el sentido de que en tiempos de Artajerjes hubo una caravana de repatriados cuya misión era la de reconstruir 1 ciudad. Pero cabe el sentido más genérico de una repatriación α judíos procedentes de Babilonia y de Persia, sin aludir al tiempo en que tuvo lugar. No se conoce una repatriación en tiempos de Artajerjes.
La frase “comer la sal” puede significar que los firmantes eran asalariados del gobierno central, o puede referirse a la existencia de una alianza entre ellos y el soberano persa semejante al pacto de la sal de que se habla en Lev 2:13; Num 18:19; 2Cr 13:5. E1 contexto nos induce a inclinarnos por el primer significado. A los firmantes de la carta, que viven de un salario, no interesa que otros se adueñen de una situación que podría significar el cese en sus cargos. Las acusaciones lanzadas contra los judíos tienen fundamento histórico. Un repaso de las crónicas de sus antepasados (aramaico: “de tus padres”) confirmará las acusaciones. Los escribas reales tenían la misión de consignar los acontecimientos que sucedían. Esta costumbre es conocida en Israel, en donde se habla de los anales de los reyes de Samaría y de Judá.
Insisten los acusadores en decir que fue Jerusalén una ciudad rebelde y que en su recinto se fraguaron muchas revueltas. Es muy probable que con ello hagan referencia al hecho de que los últimos reyes de Judá (Joaquín y Sedecías) buscaran la alianza de Egipto para sacudir el yugo babilónico. La conclusión de la carta es de amenaza, pero sigue lógicamente lo dicho en las premisas. Mientras Jerusaíén carezca de murallas que la protejan, permanecerá fiel al gobierno central y no se volverá contra las autoridades provinciales. Una vez se reedifiquen las murallas, puede el rey temer que de un día a otro pierda no sólo aquella ciudad, sino todos los territorios de la provincia transeufratena, o sea, toda la quinta satrapía.
Respuesta del rey (2Cr 4:17-22).
17 Respuesta que mandó el rey a Rehum, gobernador; a Sirnsaí, secretario, y al resto de sus colegas que habitan en Samaría y otros lugares del lado de acá del río: “Salud, etc.18 Ahora, la carta que nos habéis enviado ha sido leída exactamente en mi presencia. 19 Por orden mía se hicieron investigaciones, y ha sido hallado que ya de antiguo esa ciudad se rebeló contra los reyes y que se dio a la sedición y a la revuelta. 20 Hubo en Jerusaíén reyes poderosos, dueños de toda la tierra del lado de allá del río, a los que se pagaba tributo, impuesto y derecho de peaje. 21 Por consiguiente, mando que cesen los trabajos de esas gentes, para que esa ciudad no sea reconstruida sin una autorización mía. 22 No dejéis de poner en esto gran diligencia, no sea que el mal aumente, con perjuicio de los reyes.”
El rey acusa recibo de la carta que le habían enviado desde ternaria. Los destinatarios son Rehum, Simsaí y otras autoridades Personajes de la satrapía transeufratena. La letra impresionó Monarca, que escuchó y meditó su contenido. Escrita en arameo, fue leída en persiano, despacio, acentuando cada palabra disfámente (mefarash). Atendiendo a las sugerencias que le hacían la carta, dio orden el rey de consultar las crónicas referentes a Juda, o, en general, al pueblo de Israel. Se leía allí que en un tiempo fue un reino muy poderoso, que se extendía hasta el Eufrates, y al cual los pueblos dominados pagaban tributos, impuestos y derecho de peaje. Sólo en tiempos de David y Salomón (2Sa 8:6; 1Re 4:24) conquistó Israel algunos territorios del lado de acá del Eufrates, pero emplea el texto un lenguaje hiperbólico. En cuanto a estos documentos, que el texto llama “memorias de los padres” cabe decir que, además de los anales de los reyes de Babilonia 1 pudo el rey persa conocer las memorias e historias de los reyes de Judá, trasladadas a Babilonia juntamente con los deportados.
En vista de los datos históricos que confirmaban los temores expresados por el gobernador de Samaría, dispuso el monarca el cese de los trabajos hasta que no disponga otra cosa. Artajerjes no niega de manera definitiva la autorización de construir las murallas de Jerusalén; sólo suspende la orden temporalmente.
Se cumple la orden real (1Re 4:23).
23 En cuanto la copia de esta carta del rey Artajerjes fue leída ante Rehurn, gobernador; Sirnsaí, secretario, y sus colegas, marcháronse apresuradamente a Jerusalén a los judíos e hicieron cesar los trabajos por la violencia y por la fuerza.
El texto refleja bien la tirantez de relaciones existentes entre Samaría y Jerusalén. Rehum (el gobernador, dice el texto griego), Simsaí y sus colegas marcharon precipitadamente a Jerusalén para hacer cumplir la orden real. Ante la resistencia de los judíos, apelaron a la fuerza y a la violencia. ¿Quién había autorizado la reconstrucción de la ciudad y de las murallas? No lo especifica el texto. Quizá los repatriados, amparándose en el permiso de reconstruir el templo, vieron la necesidad que tenían de protegerlo contra los ataques de los pueblos circunvecinos. De ahí que, andando el tiempo, atreviéronse a emprender esta obra, contando con la anuencia implícita del rey y con la indiferencia de las autoridades provinciales. Sus cálculos fallaron, teniendo que esperar a que el tiempo hiciese factible su legítimo anhelo.
Paralización de las abras del templo (1Re 4:24).
24 Entonces se pararon las obras de la casa de Yahvé en Jerusalén, quedando interrumpidas hasta el año segundo del reinado de Darío, rey de Persia.
Este verso sigue inmediatamente al v.5 de este mismo capítulo. La razón de su desplazamiento radica en que el autor, enfrascado en el tema de la hostilidad de los samaritanos, intercaló en su texto una narración antisamaritana hallada en un documento aramaico (v.6-23). Con ello pudo hacer resaltar que la enemistad de los samaritanos contra Jerusalén continuaba año tras año y se manifestaba todas cuantas veces intentaban los judíos emprender algo concerniente a su resurgimiento, seguridad y progreso, en perjuicio de los samaritanos. “Como el v.24 era no sólo natural conclusión del relato arameo paralelo a 4:1-5, sino que al mismo tiempo era oportuna introducción a 5:1ss, por esto lo conservó, colocándolo inmediatamente antes de la segunda restauración del templo” (Fernández). por algunos años quedaron paralizadas las obras del templo hasta los tiempos de Darío. Entre tanto, los repatriados aprovecharon el tiempo en asegurar e incrementar su patrimonio, mejoras de tierra, construcciones de casas confortables. ¿Ha venido para vosotros, les dirá Ageo, el tiempo de morar en casas artesonadas, mientras está en ruinas esta casa (el templo)? (Age 1:4).
Fuente: Biblia Comentada
los enemigos. Cp. Esd 5:3-17. Eran los enemigos de Israel en la región, que se resistían a su retorno.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
— los enemigos: Estos samaritanos, denominados “gentes del lugar”, eran los descendientes de familias del Reino de Israel que quedaron en la zona tras la caída de Samaría (722 a. C.) y que se mezclaron con pueblos arameos de Siria y Mesopotamia deportados por el rey asirio. Su religión era una mezcla de paganismo y adoración yavista.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Los primeros signos de oposición. Si el incidente de los vv. 1-3 ocurrió en el tiempo de Darío como se sugirió anteriormente, puede que explique por qué poco después todo el proyecto fue sometido a una investigación oficial en el cap. 5. Los que fueron desairados pronto comenzaron a tomar represalias. Aunque era posible recibir a cualquier persona de afuera como miembro de la comunidad (cf. 6:21) si otros grupos se unían como socios iguales, se arriesgaba perder la autoridad legal para reconstruir el templo. La investigación subsiguiente (cf. 5:3) dio la razón a la sabiduría en ponerse fir me en cuanto a este punto. Los enemigos de Judá y de Benjamín (1) fue escrito probablemente después de que se supo lo que pasó; en aquel momento puede ser que no se les consideraba de la misma manera.
Los vv. 4, 5 fueron añadidos por separado para explicar la demora desde la dedicación del altar (3:1-6) y la reconstrucción del templo.
Notas. 2 La repoblación del antiguo reino del norte con extranjeros por Esarjadón, rey de Asiria, no se menciona en los libros históricos (2 Rey. 17:24-41 concierne a Sargón II), pero se alude a ellos en Isa. 7:8. 5 Darío sucedió a Cambises como rey de Persia en 522 a. de J.C. y reinó hasta 486 a. de J.C. Los primeros dos años de su reinado fueron caracterizados por muchas rebeliones (no mencionadas en Esd. pero de posible significado en el esce nario de las profecías de Hageo y Zacarías), pero luego Esd. indica que reanudó las políticas de Ciro.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
4.1-3 Los enemigos de Judá y Benjamín eran personas que habían sido reubicadas en el reino del norte cuando Asiria conquistó Israel (véase 2 Reyes 17 y la nota a 3.3). En un intento por infiltrarse e interrumpir el proyecto, ofrecieron ayudar en el proyecto de reconstrucción. Querían vigilar de cerca lo que los judíos estaban haciendo. Esperaban evitar que Jerusalén volviera a ser fuerte. Sin embargo, los judíos descubrieron su maniobra. Tal sociedad con no creyentes hubiera tentado al pueblo de Dios a comprometer su fe.4.1-6 Los creyentes pueden esperar oposición cuando llevan a cabo la obra de Dios (2Ti 3:12). Los no creyentes y las fuerzas espirituales del mal siempre están trabajando en contra de Dios y de su pueblo. La oposición puede ofrecer alianzas comprometedoras (2Ti 4:2), esfuerzos para desalentarnos e intimidarnos (2Ti 4:4-5) o acusaciones injustas (2Ti 4:6). Si usted espera estas tácticas, no lo van a detener. Siga adelante con la obra que Dios ha planeado para usted y confíe en que El le mostrará el camino para superar los obstáculos.4.2 Estos enemigos afirmaban adorar al mismo Dios que Zorobabel y el resto de los judíos. En un sentido, esto era cierto, adoraban a Dios pero también a una multitud de otros dioses (véase 2Ki 17:27-29, 2Ki 17:32-34, 2Ki 17:41). A los ojos de Dios, esto no era adoración, sino pecado y rebelión. La verdadera adoración significa devoción únicamente a Dios (Exo 20:3-5). Para estos extranjeros, Dios era sólo otro «ídolo» para añadir a su colección. Su motivo real era interrumpir el proyecto del templo. Los creyentes de la actualidad deben tener cuidado de aquellos que proclaman ser cristianos pero cuyas acciones revelan claramente que usan al cristianismo sólo para su propio beneficio.4.4, 5 El desaliento y el temor son dos de los más grandes obstáculos para completar la obra de Dios. Muy a menudo se aparecen donde y cuando menos se les espera. El desaliento se devora nuestras motivaciones y el temor nos paraliza a tal punto que nos impide actuar. Reconozca estas barreras comunes. Recuerde que el pueblo de Dios en todas las épocas tuvo que enfrentar estos problemas, y con la ayuda de Dios, pudo vencerlos. Al estar firmes junto con otros creyentes, usted puede vencer el temor y el desaliento, y completar la voluntad de Dios. ZOROBABELEn algunas ocasiones, la propiedad de Dios sobre un proyecto se reconoce solamente después de que han fracasado nuestros mejores esfuerzos. Es peligroso pensar en Dios como en el responsable de los detalles insignificantes mientras que nos hacemos cargo de los aspectos más importantes del proyecto. En lugar de eso, es Dios el que está en control de todo y nosotros sólo jugamos una parte de su plan total. Cuando Dios nos da importantes trabajos para hacer, no es porque necesite nuestra ayuda. Zorobabel aprendió esta lección.El pueblo de Dios había permanecido cautivo en Babilonia por muchos años. Muchos se habían establecido ahí con confortables estilos de vida y querían quedarse. Había, sin embargo, casi 60.000 que no habían olvidado a Judá. Cuando en el 539 a.C. Babilonia fue derrotada, Ciro, el gobernante de Persia, permitió que los judíos regresaran a Jerusalén y reconstruyeran su templo. Zorobabel guió el regreso del primer y más grande grupo a la tierra prometida.El liderazgo de Zorobabel era por derecho y por reconocimiento. No sólo era un descendiente de David, sino que tenía cualidades personales de liderazgo. Cuando el pueblo llegó a Judá, se le dio tiempo para que estableciera sus viviendas, y luego fue llamado para comenzar la obra. Comenzaron no con los muros de la ciudad ni con los edificios gubernamentales, sino reconstruyendo el altar, adorando juntos a Dios y celebrando una fiesta. Bajo el liderazgo de Zorobabel, establecieron un cimiento espiritual para sus esfuerzos de construcción.Los cimientos del templo quedaron rápidamente terminados, lo que dio origen a otra ronda de celebración. Pero pronto surgieron dos problemas. Unos cuantos ancianos recordaron el glorioso templo de Salomón y se entristecieron de lo pequeño y menos glorioso que era este. Además, algunos enemigos de los judíos trataron de infiltrarse en la fuerza de trabajo y detuvieron la construcción con presiones políticas. El temor hizo que la obra se detuviera. La gente regresó a su casa y pasaron dieciséis años.No sabemos lo que hizo Zorobabel durante ese tiempo. El desaliento que siguió a aquellos primeros meses de entusiasmo y logros debió haber sido muy grande. A la larga, aquellos sentimientos se endurecieron hasta llegar a la desesperanza. Así que Dios envió a los profetas Hageo y Zacarías para ser los compañeros que alentarían a Zorobabel. Confrontaron la renuencia del pueblo y los confortaron en sus temores. El trabajo comenzó una vez más con renovadas fuerzas y se terminó en cuatro años.Como muchos de nosotros, Zorobabel sabía cómo empezar correctamente pero le fue difícil mantener el ritmo. Su éxito dependía de la calidad de aliento que recibía. Dejó que el desaliento se llevara lo mejor de él. Sin embargo, cuando permitió que Dios tomara el control, la obra se completó. Dios siempre tiene el control. No debemos dejar que las circunstancias o la falta de aliento nos impidan hacer las tareas que Dios nos ha encomendado.Puntos fuertes y logros :– Guió al primer grupo de judíos de regreso del cautiverio de Babilonia a Jerusalén– Terminó la reconstrucción del templo de Dios– Demostró sabiduría en la ayuda que aceptó y en la que rechazó– Comenzó su proyecto de construcción con la adoración como punto centralDebilidades y errores :– Necesitaba aliento constante– Permitió que los problemas y la resistencia detuvieran la obra de reconstrucciónLecciones de su vida :– Un líder necesita proveer no sólo la motivación inicial para un proyecto, sino el necesario aliento continuo para mantener el proyecto caminando– Un líder debe encontrar su propia fuente confiable de aliento– La fidelidad de Dios se muestra en la forma en la que preservó la línea de DavidDatos generales :– Dónde: Babilonia, Jerusalén– Ocupación: Líder reconocido de los cautivos– Familiares: Padre: Salatiel. Abuelo: Joaquín– Contemporáneos: Ciro, Darío, Zacarías, HageoVersículos clave :»Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella» (Zec 4:6-7).La historia de Zorobabel se relata en Esdras 2.2-5.2. Además se le menciona en 1Ch 3:19, Neh 7:7; Neh 12:1, Neh 12:47; Hageo 1.1, 12, 14; 2.4, 21, 23; Zec 4:6-10; Mat 1:12-13; Luk 3:27. 4.6-23 En estos versículos Esdras resume la historia completa de la oposición a la construcción del templo, de los muros y de otros edificios importantes de Jerusalén. Cronológicamente, 4.6 encaja entre los capítulos 6 y 7; 4.7-23 registra los acontecimientos entre Esdras 7 y Nehemías 1. Esdras los agrupó aquí para destacar la oposición persistente hacia el pueblo de Dios a través de los años, y la capacidad de El para superarla.4.7 Esta carta enviada al rey Artajerjes pudo haber sido escrita en tablas de arcilla, piezas de alfarería u hojas de pergamino.4.10 Asnapar era otro nombre para Asurbanipal (669-627 a.C.), el rey Asirio que terminó la reubicación de los israelitas cautivos. Fue el último de los reyes asirios fuertes, y después de su muerte la nación decayó rápidamente. Asiria fue conquistada por Babilonia en el 612.4.19, 20 Artajerjes dijo que Jerusalén «tiene una larga historia de revueltas contra reyes y ha sido un lugar de rebelión y sedición». Al leer los registros históricos supo que de Jerusalén habían salido reyes poderosos, y tal vez pudo haber temido que surgiera otro si reconstruían la ciudad. Salomón había gobernado un gran imperio (1Ki 4:21), y los reyes de Jerusalén se habían rebelado contra potencias poderosas; por ejemplo, a pesar de su voto de lealtad, Sedequías se rebeló contra Nabucodonosor (2Ch 36:13). Artajerjes no quiso ayudar en la reconstrucción de una ciudad y una nación rebeldes.4.23 Los contratiempos y las interrupciones son dolorosos y desalentadores para los que trabajan en la obra de Dios. Estos cautivos habían recibido una dosis doble de desánimo (véase 4.1-5 y 4.6-22). Los líderes deberían hacer todo lo posible para evitar que el trabajo se detenga, pero a veces las circunstancias están más allá de nuestro control. Cuando usted llegue a un punto de estancamiento, recuerde que todavía debe permanecer firme en el Señor.4.24 Esdras resume aquí su relato cronológico. Probablemente hayan pasado diez años desde que los israelitas trabajaron en el templo. Las obras no se reanudaron sino hasta el 520 a.C., en el segundo año del reinado del rey Darío (5.1ss).
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 185 Esd 4:7; Esd 4:23; Neh 4:7; Neh 4:11
b 186 Deu 30:3; 2Re 24:15; Esd 2:64
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
los enemigos. Estos enemigos se opusieron a la reconstrucción del templo en tiempos de Ciro (539– 530 a.C.; vers. 1– 5), Jerjes (486– 465 a.C.; vers. 6) y Artajerjes (465– 423 a.C.; vers. 7– 23). La obra se reanudó durante el reinado de Darío (vers. 24; cp. Hag 1:1– 12).
Judá y de Benjamín. Las únicas tribus presentes en número significativo eran Judá y Benjamín. Judá dio su nombre al territorio (Judá o Judea) y también al pueblo (judíos; cp. Esd 1:5).
Fuente: La Biblia de las Américas
los enemigos. Los descendientes de los matrimonios de israelitas con extranjeros que fueron trasladados a Samaría por Esarhadón, rey de Asiría, en el año 669 en cumplimiento de la profecía de Isa 7:8, pronunciada en el año 734 (2Re 17:24). Esa política de los asirios asfixió el espíritu nacionalista y creó una religión sincretista. Zorobabel y Josué rehusaron la oferta de ayuda.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
[.] Apoyados por el profeta HHHageo (Ag 2,10), los judíos rechazan la cooperación samaritana para la construcción del Templo. No querían mezclar lo impuro en esta obra religiosa. Para decirlo con otras palabras, estaban decididos a construir una comunidad cuya base fuera la práctica de la Ley, y no podían aceptar que gente no convertida tuviera derechos sobre el Templo. Lo mismo hoy, por muy deseosos que estemos de acoger a todos, no podemos entregar las cosas santas ni la dirección de las comunidades a los que no se han convertido, y tampoco aceptar para la Iglesia apoyos políticos que comprometan su libertad. El relato empezado en 4,1-5 sigue en los capítulos 5 y 6. Los judíos se mantienen firmes y la Providencia los ayuda. Los favorece Tatenai, intendente persa de la provincia de Transeufratina, que abarca toda Palestina con Samaria por capital.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[2] El cisma samaritano tuvo su origen en la colonización de Samaria, al ser reemplazados los israelitas de Efraín por los persas. 2 Re 17, 24.[6] Hijo de Ciro, llamado también Cambises.[8] Beelteem es nombre de oficio o dignidad. Se traduce gobernador.