Comentario de Ester 8:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Ese mismo día el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán, el enemigo de los judíos. También Mardoqueo vino a la presencia del rey, porque Ester le declaró lo que él era de ella.
el rey Asuero dió … la casa. Job 27:16, Job 27:17; Sal 39:6; Sal 49:6-13; Pro 13:22; Pro 28:8; Ecl 2:18, Ecl 2:19; Luc 12:20.
vino delante del rey. Est 1:14; Est 2:7, Est 2:15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Mardoqueo es ascendido, Est 8:1-2.
Ester insta a revocar la orden de Amán, Est 8:3-6.
Asuero concede a los judíos que se defiendan, Est 8:7-14.
El regocijo de los judíos, Est 8:15-17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El mismo día de la ejecución, el rey le dio a la reina la casa de Amán. El término casa se refiere aquí a su estado. Esto era conforme con las leyes persas de dejar el estado de un traidor en manos de la corona.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Exaltación de Mardoqueo (8:1-2).
1 Aquel mismo día, el rey Asuero dio a Ester la casa de Aman, el enemigo de los judíos; y Mardoqueo fue presentado al rey, pues le había dado a conocer Ester el parentesco que a él le unía. 2 Quitóse el rey el anillo que había retirado a Aman y se lo dio a Mardoqueo. Ester, por su parte, estableció a Mardoqueo en la casa de Aman.
Los acontecimientos se precipitan de manera asombrosa. El rey, voluble, brusco y expeditivo en sus negocios, se deja fácilmente llevar por el último que le habla, aunque sean sus cortesanos (1:21; 5:5; 6:10; 7:5). En un día cambia de favorito, dando muerte al que ocupaba el segundo lugar en el reino y elevando al mismo rango a un empleado de la puerta real. A Asuero le duele la traición de Aman. A más de condenarle a muerte, dispone que Mardoqueo administre en adelante los bienes de la casa de Aman (Gen 39:4; Gen 44:1-4; 1Re 13:8) y vigile los movimientos de sus familiares hasta que la justicia disponga de otra cosa. Aman era rico (1Re 5:11) y tenía muchos hijos (1Re 9:10). Según las leyes i, la propiedad de los ajusticiados pasaba al Estado. El rey entrega la casa de Aman a Ester como prueba de confianza, y ésta la traspasa a Mardoqueo. Empiezan los judíos a enriquecerse a costa de su enemigo.
Ester intercede por su pueblo (1Re 8:3-6).
3 Volvió después Ester a hablar al rey y, echándose a sus pies llorando, le suplicó impidiera los efectos de la maldad de Aman, agagita, y la realización de sus proyectos contra los judíos. 4 El rey tendió a Ester el cetro de oro, y ésta se levantó, quedándose en pie delante del rey, 5 y le dijo: “Si al rey le place y si le parece justo mi ruego, y si soy grata a sus ojos, escriba revocando las cartas inspiradas por Aman, hijo de Hamedata, agagita, y escritas por él para exterminar a los judíos que hay en todas las provincias del rey, 6 porque ¿cómo podría yo ver que el infortunio alcanzara a mi pueblo? ¿Cómo podría ver el exterminio de mi raza?”
Ester y Mardoqueo estaban a salvo, pero era menester revocar el edicto de exterminio que pesaba sobre el pueblo judío desparramado por todo el imperio. El patriotismo de Ester se manifiesta de nuevo al presentarse por segunda vez al monarca sin haber sido llamada previamente. Por un artificio literario manifiesto, todo el capítulo 8 es una repetición, casi palabra por palabra, de lo dicho en 3:8-4:4, pero a la inversa. El paralelismo es perfecto entre la conducta de Aman en sus relaciones con el rey, la intervención de Ester para liberar al pueblo y las gestiones hechas por Mardoqueo. Señalamos las siguientes equivalencias: 8,5b-8 = 3:8-11; 8:9-12 = 3:12-13; 8:13-14 = 3:14-15; 8:15-17; 4:1-4.
El rey, bien dispuesto (8:7-8).
1 El rey Asuero dijo a la reina Ester y al judío Mardoqueo: “Yo he dado a Ester la casa de Aman y él ha sido colgado de la horca por haber extendido la mano contra los judíos. 8 Escribid, pues, en favor de los judíos lo que bien os parezca en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey, porque edicto escrito en nombre del rey y sellado con el anillo del rey, no puede ser revocado.”
Asuero se encuentra en situación embarazosa. Se ha puesto incondicionalmente de parte de Ester y Mardoqueo. Pero, como el edicto era irrevocable por llevar el sello real (Dan 6:9; Dan 6:13; Dan 6:16), sugiere que se busque una solución para neutralizar con otro lo que se prescribía en el primero. La solución consistió en otorgar a los judíos autorización y medios no sólo para repeler la agresión, contando con el apoyo de los órganos gubernativos, sino para vengarse de sus enemigos.
Manos a la obra (Dan 8:9-10).
9 Fueron entonces llamados los secretarios del rey el día veintitrés del mes tercero, que es el mes de Siyán; y se escribió, conforme a lo que fue ordenado por Mardoqueo, a los judíos, a los sátrapas, a los gobernadores y a los jefes de las ciento veintisiete provincias, desde la India a la Etiopía, a cada provincia según su escritura y a cada pueblo según su lengua, y a los judíos según su escritura y su lengua. 10 Se escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo del rey. Enviáronse las cartas por correos montados en ligeros caballos procedentes de los potreros reales.
Esta sección corresponde exactamente a 3:12-15. La diferencia principal está en que el remitente es Mardoqueo; entre los destinatarios se mencionan los judíos. Antes eran ellos las víctimas. Estamos en el mes de Si van (nombre de origen babilónico), por lo cual han transcurrido dos meses y diez días desde el edicto de Aman (3:12). Durante este tiempo se desarrollaron los hechos narrados en 4:1-8:2. El uso que hace el autor de los números prueba que maneja libremente la narración.
Privilegios a los judíos (8:11-13).
11 Se daba a los judíos, en cualquier ciudad en que estuviesen, permiso para reunirse y defender su vida, y para destruir, matar y exterminar a todos aquellos, con sus niños y mujeres, de cada pueblo y de cada provincia, que tomaran las armas para atacarlos, y para dar sus bienes al pillaje; 12 y esto en un solo día, en todas las provincias del rey Asuero, el día trece del duodécimo mes, que es el mes de Adar. 13 Estas cartas contenían una copia del edicto que había de publicarse en cada provincia, e informaban a todos los pueblos de que los judíos estarían aquel día prestos a vengarse de sus enemigos.
En el edicto anterior (3:13) se amenazaba a los judíos con el exterminio total; ahora se les autoriza a reunirse para defenderse, matar, destruir, exterminar a cuantos les ataquen (Dan 6:25). Se les autoriza asimismo para incautarse de los bienes de sus perseguidores. Otros textos permiten a los judíos no sólo defenderse, sino pasar al ataque (Dan 8:13; Dan 9:1-16). Esta matanza tendrá lugar el 13 del mes de Adar, coincidiendo con el día señalado por Aman para acabar con los judíos (Dan 3:13).
Renace la alegría (Dan 8:14-17).
14 Los correos partieron en seguida con toda prisa por la posta según la orden del rey. El edicto fue publicado también en Susa, la ciudadela. 15 Mardoqueo salió de la casa del rey vestido con un vestido real color violeta y lino blanco, con una gran corona y un manto de lino y de púrpura. 16 Hubo para los judíos luz y alegría, gozo y honra. La ciudad de Susa lanzaba gritos de regocijo, 17 y en cada provincia y en cada ciudad, por dondequiera que llegaron la orden del rey y su edicto, hubo entre los judíos gozo y regocijo, banquetes y fiestas; y muchas de las gentes de los pueblos de las regiones se hicieron judíos, porque se había apoderado de ellos el temor a los judíos.
Una vez hubo Aman arrancado del rey el edicto de exterminio de los judíos, púsose a banquetear con Asuero (Dan 3:15)· Mardoqueo, en paridad de circunstancias, abandonó el palacio y marchó a su casa. Anteriormente, con ocasión de su exaltación por Asuero (Dan 6:11), había vestido Mardoqueo vestiduras reales; pero en la actualidad lleva los vestidos que corresponden a su posición de gran visir. Entre los persas tenían éxito los vestidos amplios y multicolores 2. No son motivos nobles los que impulsan a los paganos a abrazar el judaísmo; pero el temor puede ser el principio de una conversión total. Nótese cómo el autor establece la antítesis entre el pueblo judío próximo a desaparecer (Dan 4:13) y la situación privilegiada de que goza en la actualidad. El autor ha probado suficientemente que Dios, tarde o temprano, se acuerda de su pueblo; que castiga a sus opresores y da su gracia a los que viven según el pacto de la alianza. A pesar de su apariencia laica, el texto original hebraico se muestra en el fondo extraordinariamente religioso y adicto a la mentalidad tradicional hebraica.
1 Heródoto, 1:133. L,a Biblia comen. 9,29
2 Rb (1909) 186-137.
1 Heródoto, 3:129.
Carta de asuero (16:1-22).
En el texto hebraico se habla de la carta y del contenido del decreto que en nombre del rey enviaba Mardoqueo a las autoridades del reino. El texto griego reproduce íntegramente su contenido, que llama la atención por su ampulosidad y sus consideraciones de matiz filosófico. Su mismo texto demuestra que no es una traducción del hebreo. Presenta analogías con los escritos reales que figuran en 3 Mac 7:1-9.
Destinatarios (16:1).
1 La copia de la carta es como sigue: “Artajerjes, rey grande,, a los gobernadores de las regiones de las ciento veintisiete satrapías desde la India hasta la Etiopía, y cuantos entiendan en nuestros negocios, salud.
En contra de lo dicho en 1:2, el autor griego confunde provincias con satrapías; acaso, por extensión, toma el término satrapía como sinónimo de provincia. Esta confusión puede provenir de la época relativamente reciente en que fue escrito el libro.
Conducta de los soberbios (16:2-4).
“2 Muchos, después de haber recibido honores singulares de la extremada bondad de sus bienhechores, aspiran a cosas más altas, 3 y no sólo tratan de oprimir a nuestros subditos, sino que, incapaces de sostener el peso de su dignidad, conspiran hasta contra el que se la confirió. 4 Y no sólo destierran de entre los hombres la gratitud, sino que, hinchados por el fausto de su inesperada prosperidad, procuran escapar a la justicia vengadora de Dios, perpetuo testigo de todas las cosas.
El autor quiere aludir a Aman, que, elevado a la más alta gloria por la extraordinaria bondad del monarca, se dejó arrastrar por el orgullo, oprimiendo no sólo a los humildes y subditos, sino conspirando incluso contra su bienhechor.
Peligro que acecha a las autoridades (16:5-6).
“5 Con frecuencia, a muchos de los constituidos en la suprema autoridad, la falaz adulación de aquellos a quienes encomendaron la dirección de los negocios los hace cómplices de sangre inocente y les causa irremediables males, 6 engañando con la mentirosa astucia de su malignidad la noble sencillez de los soberanos.
El autor se refiere veladamente al caso de Aman, que, fingiéndose amigo del rey, tutelando aparentemente sus derechos, lo engañó miserablemente hasta hacerle cómplice de sangre inocente. Se trata de disculpar al soberano y cargar la culpabilidad sobre Aman. No obstante, no sale Asuero bien parado, a pesar de las tentativas para disculparle, porque no debía confiar la suerte de una nación al capricho de un individuo. Es cómplice, por lo mismo, del crimen que rubricó con su firma.
Ejemplo actual (16:7-9).
“7 Esto podemos comprobarlo, no tanto por las historias antiguas, según dejamos indicado, cuanto por el examen de sucesos que tenéis a la vista, hechos impíamente consumados por la peste de los indignos gobernantes. 8 Por eso es preciso proveer para lo futuro, procurando con la paz un reino tranquilo a todos los hombres, 9 realizando los cambios necesarios y juzgando siempre con equidad los negocios que se ofrecieren.
Por las palabras anteriores podían barruntar los lectores que la carta, aunque en términos generales, tenía en vista la situación presente; ahora es el mismo rey quien descubre el misterio.
Se desenmascara al traidor (16:10-14).
“10 Vosotros sabéis cómo Aman, hijo de Hamedata, macedonio, enteramente extraño a la sangre de los persas y sobremanera desconocedor de nuestra bondad, por mí acogido hospitalariamente, 11 alcanzó la benevolencia que usamos con todas la naciones, en tanto grado, que fue apellidado nuestro padre y por todos venerado hasta postrarse a sus pies, dándole un poder correspondiente a la dignidad del trono real. 12 E incapaz de llevar el peso de tanta grandeza, intentó privarme del reino y de la vida, 13 y con toda suerte de maliciosos engaños trató de perder a mi salvador y bienhechor constante Mardoqueo y a la irreprochable compañera del reino, Ester, con toda su nación. 14 Así pensaba él aislarnos y pasar a los macedonios el imperio de los persas.
El autor de tantos males es un extranjero, “extraño a la sangre de los persas.” Se le llama el “Macedonio.” Es difícil explicar el porqué el calificativo de agagita (3:1; 8:3) ha sido substituido por el de macedonio. Acaso el contexto histórico de la narración alude a los conflictos en torno a la hegemonía entre medos y persas 1. Según Stummer, en tiempos de Alejandro Magno aparecen los macedonios como enemigos de los persas. Nuestro texto, añade, es originario del tiempo helenístico. Con estas maquinaciones trataba Aman de entregar a los macedonios el imperio de los persas. Las acusaciones contra el antiguo ministro son graves y aconsejan que se proceda contra él con el máximo rigor. La acusación de Aman contra los judíos, culpándoles de falta de patriotismo, es explotada ahora por los mismos para presentarlo ante la nación como favorecedor de las aspiraciones colonialistas de los odiados macedonios.
Elogio del pueblo judío (16:15-16).
15 Pero hemos averiguado que los judíos, entregados a la muerte por este consumado criminal, no son malhechores, antes se gobiernan por leyes santísimas, 16 que son hijos del Altísimo, sumo y viviente Dios, que conserva el reino en el mejor estado en favor nuestro, como de nuestros predecesores.
En la presente carta se desmienten las acusaciones contra los judíos. No son ellos malhechores ni enemigos del género humano. Se rigen por leyes santísimas, que en nada se oponen a la legislación estatal persiana. Por su fidelidad al Dios suyo son llamados “hijos de Dios” (Exo 4:22; Sab 9:7). Además, rindiendo ellos culto al “altísimo, sumo y viviente Dios,” muestran su patriotismo por cuanto conserva Dios el reino en el mejor estado.
Ordenes concretas (Sab 16:17-24).
17 Por esto haréis bien en no prestar atención a las cartas remitidas por Aman, hijo de Hamedata, 18 por cuanto el autor de ellas ha sido crucificado a las puertas de Susa con toda su casa, habiéndole dado sin tardanza su merecido castigo el Dios omnipontente. 19 La copia de esta carta haréis publicarla en todas partes, para que sea permitido a los judíos vivir según sus leyes, 20 y les prestaréis apoyo para que puedan rechazar a los que en el día de la tribulación los ataquen, el día trece del mes duodécimo, de Adar; 21 pues el Dios que todo lo domina, ha convertido en día de alegría el que estaba señalado para ruina de la nación escogida. 22 Vosotros, pues, celebraréis con todo regocijo, como una de vuestras festividades, el día señalado, 23 para que ahora y en lo futuro sea día de salud para vosotros y para todos los leales a los persas, y para los que maquinaban contra vosotros sea de infausta memoria. 24 Y toda ciudad o región en general que esto no cumpliere* sea inexorablemente destruida por el hierro y el fuego y hecha inaccesible no sólo a los hombres, sino también a las fieras y a las aves, y por siempre odiosa.”
De lo dicho anteriormente se saca la conclusión de que el primer edicto real no tiene fuerza de ley (Sab 13:6-7); por eso se recomienda a las autoridades que no presten atención a su contenido. Los términos con que está concebida la carta hacen dudar de su autenticidad. Es muy difícil creer que un rey persa convierta en fiesta oficial el día señalado para la destrucción del pueblo judío y ordene destruir las ciudades y arrasar las regiones que se opusieren a este edicto real. Además de su tono hiperbólico, la carta quiere ser una apología del pueblo judío, que demuestra los peligros a que se exponen los enemigos del mismo y aviva la confianza de aquellos judíos que habitan en territorio extranjero.
1 Heródoto,Sab 3:65.
2 Heródoto,Sab 9:109.
Fuente: Biblia Comentada
la casa de Amán. Era costumbre en Persia que la propiedad de un traidor fuera devuelta al rey. En este caso, él la entregó a su reina, Ester, que puso a Mardoqueo sobre ella (Est 8:2). Se desconoce la suerte de Zeres, la esposa de Mardoqueo, y de sus consejeros (Est 5:14; Est 6:12-13). Posteriormente murieron los diez hijos de Amán (Est 9:7-10).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Ver Pro 11:8.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— el rey Asuero dio a la reina: Las posesiones de un condenado a muerte pasaban a ser propiedad del rey. Ver 1Re 21:1-29.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
el Decreto de Aman Trastrocado
1, 2 A pesar de la muerte de Amán, quedaba mucho por hacer si Persia había de prosperar, y el autor cuidadosamente redondea la historia en los capí tulos finales. En el antiguo Cercano Oriente, la propiedad de los criminales condenados volvía al rey (ver la suposición de Jezabel en 1 Rey. 21:7-16), de aquí la facilidad con que el rey Jerjes pudo otorgar las posesiones de Amán a la reina Ester. Ella, por su parte, informó al rey de su parentesco con Mardoqueo y de su agradecimiento a él. Cuando el rey llamó a Mardoqueo ante su presencia era con la idea de honrarlo debidamente por los servicios que había prestado. La charada soñada por Amán (6:7-9) había sido absurda. Pero ahora a Mardoqueo le fue presentado el anillo del rey y fue puesto a cargo de los asuntos del Estado. Mientras que Amán había abusado de su poder, se esperaba que Mardoqueo continuara su fiel servicio al rey, una esperanza reforzada por Ester al escoger a Mardoqueo para que administrara la casa de Amán. La secuencia de eventos es una ironía tras otra, a medida que Mardoqueo se hace cargo de la posición y de la propiedad del enemigo de los judíos.
3-8 Quedaba por resolver un problema principal. El decreto de Amán estaba registrado en el libro de códigos y necesitaba ser trastocado. Había sido promulgado en nombre del rey, quien era el único que podía autorizar cualquier cambio, y había sido publicado en todas las provincias del Imperio. Era necesario que Ester se presentara ante el trono una vez más para suplicar por la vida de su pueblo. Esta vez fue lo suficientemente audaz como para arrodillarse a los pies del rey, llorar e implorar que el rey pusiera fin al plan que Amán había ideado contra los judíos. Una vez más Ester escogió bien sus palabras, omitiendo referencia a la legislación, porque, como decía el dicho: “Las leyes de Persia y de Media” (1:19) no pueden ser abrogadas, y no se podía esperar que el rey perdiera prestigio. El rey re compensó su sabiduría y valentía extendiendo su cetro, y de esta manera pidiéndole que se levantara.
Aun así Ester presentó su petición con el debido respeto, reconociendo que cualquier decisión debía ser reconocida por el rey, aunque por ahora ella halló gracia delante de él. El decreto había salido en nombre del rey, pero Ester afirmaba que el mensaje había sido concebido por Amán y, por lo tanto, abogó a favor de que se escriba para revocar las cartas … de Amán. Esta fue una idea genial de parte de ella, reforzada por la doble referencia a su propio estado de angustia: ¿cómo podría yo soportar … mi pueblo … mi gente? Ya que Ester había hablado a favor de Mardoqueo y de ella misma, el rey incluyó a ambos en su respuesta. Primero, el rey Jerjes se justificó en base al castigo drástico dado a Amán, y procedió a autorizar otro decreto en nombre del rey, aunque el mensaje quedó en manos una vez más del que le seguía en autoridad. El ahora pronunció las palabras que Ester tan cuidadosamente había evitado acerca de la imposibilidad de revocar los decretos del rey. Una vez más el autor ataca las inconsistencias de la realeza.
9-14 El mensaje se parecía al de 3:12-14, donde se asienta el decreto de Amán, sólo que el contenido del decreto se invierte completamente. En fin, así son las ironías de las leyes que “no se pueden cambiar”, y de los grandes hombres que las formulan. Amán había caído tan rápidamente como había ascendido al poder. Su decreto del primer mes había sido revocado en el tercer mes por orden de su enemigo, Mardoqueo, quien añadió el heb. a la lista de idiomas en que sería publicado el edicto. Veloces corceles reales aseguraron su rápida entrega.
Es importante notar las distintas interpretaciones del v. 11. Aunque no hay duda de que se les permitió a los judíos organizarse (v. 11), se cuestiona el objeto de los verbos destruir, matar y exterminar, citados de 3:13 del decreto de Amán. Allí el objeto era “todos los judíos: jóvenes y ancianos, niños y mujeres”, mientras que el decreto de Mardoqueo hizo que el objeto fuera todo ejército … que los asediase. Se dio permiso de tomar botín, pero aun eso era limitado al día específico, que Amán había considerado favorable. Los judíos estarían listos para tomar represalias si eran atacados, mientras que Amán tenía la intención de que fueran matados a sangre fría.
15-17 Mientras tanto en Susa, donde se había originado el decreto, hubo una bienvenida entusiasta para el nuevo régimen y lo que representaba, en contraste con la consternación ocasionada por el decreto de Amán en 3:15. No sintieron resentimiento por las insignias reales de Mardoqueo porque le tenían confianza. Su sabiduría le ganó el favor (Prov. 13:15) del pueblo en general, al igual que con los judíos, quienes tenían toda la razón para celebrar haber hallado gracia en vez de vivir bajo amenaza de muerte. Bajo el liderazgo de Mardoqueo la gente de otras naciones, anticipando que sería ventajoso ser judío, “se hicieron judíos”, un cambio completo de actitud del público casi de la noche a la mañana, y una señal positiva para el futuro de los judíos.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
8.1-7 Si bien no debemos esperar recompensas terrenales por ser fieles a Dios, a menudo llegan. Ester y Mardoqueo fueron fieles, hasta el punto de arriesgar sus propias vidas para salvar a otros. Cuando tuvieron la disposición de dejarlo todo, Dios los recompensó en proporción de su compromiso extremo.8.8 El mensaje de Amán había sido sellado con el anillo del rey y no podía ser anulado, ni siquiera por el rey. Era parte de la famosa «ley de los medas y persas». Ahora el rey dio permiso para que Mardoqueo emitiera cualquier otro decreto para compensar el primero, sin cancelarlo.8.12 Este fue el día establecido por Amán para el exterminio de los judíos.8.15-17 Todo el mundo quiere ser héroe y recibir alabanza, honor y riqueza. Pero sólo pocos están dispuestos a pagar el precio. Durante años, Mardoqueo sirvió fielmente al gobierno, soportó el odio y la opresión de Amán, y arriesgó su vida por su pueblo. El precio que tienen que pagar los héroes de Dios es un compromiso a largo plazo. ¿Está listo o dispuesto usted a pagar el precio? AMANLa gente más arrogante es a menudo la que debe medir el valor que tiene por el poder o la influencia que cree tener sobre los demás. Amán era un líder extremadamente arrogante. Reconocía al rey como su superior, pero no aceptaba que nadie fuera su igual. Cuando un hombre, Mardoqueo, rehusó inclinarse en sumisión a él, Amán quiso destruirlo. Se llenó de odio contra Mardoqueo. Ya estaba lleno de odio racial contra todo el pueblo judío debido a la larga tradición de odio entre los judíos y los antepasados suyos, los amalecitas. La dedicación a Dios de Mardoqueo y su rechazo a honrar a cualquier ser humano, representó un reto para la religión de Amán que se centraba en él mismo. Amán vio a los judíos como una amenaza a su poder, y decidió matarlos a todos.Dios había venido preparando la caída de Amán y la protección de su pueblo mucho antes de que Amán tuviera autoridad bajo el gobierno del rey Asuero. Ester, una judía, llegó a ser reina, y el papel de Mardoqueo al descubrir el complot de asesinato hizo que el rey estuviera en deuda con él. No sólo se le impidió a Amán que matara a Mardoqueo, sino que tuvo que sufrir la humillación de honrarlo públicamente. En pocas horas, Amán murió en la misma horca que había construido para colgar a Mardoqueo. Se frustró su plan de eliminar a los judíos. En contraste con Ester, quien lo arriesgó todo por Dios y ganó, Amán arriesgó todo por un propósito perverso y perdió.Nuestra respuesta inicial a la historia de Amán es decir que obtuvo lo que se merecía. Pero la Biblia nos lleva a hacernos preguntas más profundas: «¿Cuánto hay de Amán en mí?», «¿Deseo controlar a otros?», «¿Me siento amenazado cuando los demás no me aprecian como yo creo que debieran hacerlo?», «¿Busco venganza cuando mi orgullo es atacado?» Confiese estas actitudes a Dios y pídale que las reemplace con una actitud de perdón. De otra manera, la justicia de Dios se encargará de resolver el problema.Puntos fuertes y logros :– Alcanzó gran poder, fue el segundo en mando después de Asuero, rey de PersiaDebilidades y errores :– El deseo de controlar a los demás y recibir honor era su meta mayor– Fue cegado por su arrogancia y presunción– Planeó el asesinato de Mardoqueo y construyó una horca para él– Orquestó el plan para masacrar al pueblo de Dios de todo el imperioLecciones de su vida :– El odio será castigado– Dios tiene un registro sorprendente por hacer que planes perversos se vuelvan en contra de quienes los diseñan– La soberbia y la presunción serán castigados– La insaciable sed de poder y de prestigio resulta autodestructivaDatos generales :– Dónde: Susa, capital de Persia– Ocupación: Segundo en jerarquía en todo el imperio– Pariente: Esposa: Zeres– Contemporáneos: Asuero, Mardoqueo, EsterVersículos clave :»Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira. Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo» (Est 3:5-6).La historia de Amán se relata en el libro de Ester.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) “Artajerjes”, LXX.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 262 Est 5:11
b 263 Est 3:8; Est 9:24
c 264 Est 2:5; Est 2:7
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
dio a la reina Ester la casa. La propiedad de un traidor se revertía automáticamente al rey. Este es otro ejemplo del tema de la inversión: Amán no sólo había pensado matar a los judíos, también pensaba enriquecerse junto con los que cooperaran con él en la confiscación de las propiedades judías; pero ahora es la propiedad de Amán la que pasa a manos judías.
Fuente: La Biblia de las Américas
lo que él era respecto a ella. I.e., su primo y guardián.