Biblia

Comentario de Éxodo 1:22 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Éxodo 1:22 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces el faraón mandó a decir a todo su pueblo: “Echad al Nilo a todo niño que nazca, pero a toda niña conservadle la vida.”

Año 1573 a.C. Echad en el río todo hijo. Éxo 1:16; Éxo 7:19-21; Sal 105:25; Pro 1:16; Pro 4:16; Pro 27:4; Hch 7:19; Apo 16:4-6.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Puesto que no podía contar con las parteras, Faraón ordenó a los egipcios matar a los bebés varones ahogándolos en el río, el Nilo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

El fracaso del programa de exterminio exigido a las comadronas llevó finalmente a Faraón a ordenar que todos sus súbditos se implicasen en el asesinato de los niños varones recién nacidos.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Todo: Llegado a este punto del fracaso de su plan (ver nuestro comentario en la siguiente sección), el faraón da la orden de arrojar al río a todo niño varón que nazca. En el versículo se utiliza tres veces la expresión “todo”, aplicada primero al pueblo egipcio, luego a los niños y, por último, a las niñas. Este recurso resalta el poder del faraón y su deseo de que nada quede fuera de su ámbito de decisión. Es un acierto de RV95 el mantener la repetición de esta palabra, pues de otro modo podría perderse la intencionalidad del texto hebreo. Las razones de estilo para omitirla en el tercer caso (así TLA, DHH, NVI, BJ; NBE omite también el segundo) son, a nuestro criterio, injustificadas, porque debilitan la fuerza destructiva de la acción del faraón.

Todo hijo que nazca: Si el versículo es leído de manera aislada, puede entenderse que la orden de arrojar a los niños al río es válida tanto para los niños israelitas como para los egipcios. Para evitar este malentendido, varias traducciones (TLA, DHH, NVI) ponen «niños hebreos» o «israelitas» donde el TM sólo dice “hijos”. En realidad, el lector que viene leyendo la narración no puede dudar que la acción de arrojar al río a los pequeños se limita sólo a los recién nacidos israelitas; por tanto, la modificación del texto aparece como innecesaria. De todos modos, el traductor debe asegurarse que en la lengua receptora sea evitada toda posible confusión.

Aspectos históricos y literarios

Las parteras

En las narrativas bíblicas hay pocas menciones de parteras. Las encontramos en Gén 35:17 y Éxo 38:28. Luego tenemos testimonios de mujeres que estaban presentes en el parto, como en 1Sa 4:20 y en Rut 4:14, Rut 4:17. En este último caso, especialmente, se destaca que las mujeres vecinas son quienes ponen el nombre al niño en un acto colectivo de suma significación. Esto confirma que los menesteres relativos al nacimiento y a la atención de la mujer en sus necesidades vinculadas con el bebé fueron, en la época antigua, un campo reservado a las mujeres. No debe, entonces, asombrarnos que el faraón recurriera a las parteras para intentar llevar a cabo su propósito de asesinar a los niños varones.

La identidad israelita de estas parteras es reforzada por los nombres que se les puso, ambos de origen semítico y no egipcio. El primero pertenece a la raíz que alude a la belleza y se puede traducir como “ser hermosa”. Se lo ha encontrado en listas de nombres de esclavas asiáticas en Egipto. El segundo nombre aparece en la literatura ugarítica y su origen es menos conocido. Parece tener que ver con la “fragancia de los pimpollos”, que luego habría derivado en un sinónimo de “niña”.

Las palabras que Sifra y Fúa dirigen al rey denotan la intención del autor de mostrar cómo ambas están en consonancia con el plan de Dios y recurren a todas sus artes para ser fieles a ese mandato. A tal punto es bueno el argumento, que convencen al faraón del fracaso de esa estrategia y lo obligan a abandonarla y a recurrir a otro medio para llevar adelante su propósito. No hay que dejar de señalar que, en el primer acto de liberación contra la opresión y el genocidio, la narración bíblica coloca como sujeto central en favor de la vida a mujeres pobres que se oponen, desde su lugar de trabajo, a los designios de muerte del hombre más poderoso de la tierra.

El término “hebreo”

Con el término “hebreo” se designa al pueblo de Dios, al igual que sucede con la palabra “israelita”. Esta última expresión tiene una relación evidente con la tierra de Israel, la cual el pueblo habitaría definitivamente luego del éxodo, en tanto que la primera expresión se remonta a tiempos mucho más antiguos y su origen es difuso. En su forma lingüística, la terminación propia del gentilicio ha sido añadida a la raíz ‘ever, que significa “del otro lado”, lo cual hace posibles tanto un sentido geográfico como uno étnico. Si nos atenemos al sentido étnico, debemos ir a Gén 10:21, Gén 10:24 y Gén 11:14 para encontrar que uno de los dos hijos de Sem se llamaba Heber y que por esa descendencia se llegaba hasta Abraham. Desde el punto de vista de la lingüística, los hebreos bien podrían ser los descendientes de Heber, aunque si ese fue el origen del término debió perderse la memoria de la vinculación, porque no encontramos en todo el Antiguo Testamento una sola vez en que se establezca esta relación o se aluda a ella.

El uso del término en el Antiguo Testamento da apoyo masivo a su sentido étnico. Tanto en la historia de José (Gén 39:14, Gén 39:17; Gén 40:15; Gén 41:12; Gén 43:32) como en el Éxodo (Gén 1:15, Gén 1:16, Gén 1:19; Gén 2:6, Gén 2:7, Gén 2:11, Gén 2:13; Gén 5:3; Gén 7:16; Gén 9:1, Gén 9:13; Gén 10:3), se utiliza la palabra “hebreo” o “hebrea” en oposición a “egipcio” o “egipcia”. Luego, en 1 Samuel (1Sa 4:6, 1Sa 4:9; 1Sa 13:3, 1Sa 13:7, 1Sa 13:19; 1Sa 14:11, 1Sa 14:21; 1Sa 29:3), se la utiliza en oposición a “filisteo”. De modo que “hebreo” es un término que designa claramente la pertenencia a un pueblo.

El infanticidio

El versículo Éxo 1:22 muestra al faraón, en el límite de su desmesura, pidiendo que “todo” su pueblo arroje al río Nilo a los bebés varones israelitas. La práctica del infanticidio está atestiguada en fuentes antiguas en relación con la sospecha por parte de un monarca de que había nacido un niño que le disputaría el trono y lo sucedería en el mismo. Estas historias tienen un fuerte tinte legendario y se narran desde la perspectiva del niño y no del genocida, de modo que concluyen con el fracaso del intento de asesinato, la demostración de la crueldad del rey que luego será depuesto y la milagrosa salvación del recién nacido que devendrá en monarca. Así sucede con las historias de Ciro II, el persa, y de Jesús (Mat 2:16-17), en este caso no ya un monarca, sino el hombre revelado como Hijo de Dios.

¿Por qué preservar a las niñas? Seguramente no por piedad, sino porque en aquellos tiempos se entendía que el varón era el que daba continuidad a un linaje o a una identidad cultural. Las mujeres eran asimilables mediante casamiento a otros pueblos y no transmitían su identidad a la nueva casa. Por eso, luego de una conquista, se solía matar a las mujeres ya casadas junto con los hombres, pero a las solteras y a los niños ―también asimilables― se los retenía para incorporarlos a la población y a la fuerza de trabajo (Deu 20:14; Jue 21:10-12). En el contexto de nuestra narración, también juega un papel importante el hecho que se considerara a las mujeres como no aptas para la guerra y, por tanto, personas que no comprometían la estabilidad de la corona.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Hch 7:19.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

g 33 Sal 105:25; Mat 2:16; Hch 7:19

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

al río. I.e., el Nilo.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

nacido… TM omite de los hebreos; vida…Hch 7:19.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Algunas versiones antiguas agregan: a los hebreos

Fuente: La Biblia de las Américas

LXX registra: de los hebreos.

1.22 g Hch 7:19.

Fuente: La Biblia Textual III Edición