Comentario de Éxodo 17:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin, para continuar sus etapas, según el mandato de Jehovah; y acamparon en Refidim, donde no había agua para que el pueblo bebiese.
desierto de Sin. Éxo 16:1; Núm 33:12-14.
acamparon en Refidim. Éxo 17:8; Éxo 19:2.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El pueblo murmura por agua en Refidim, Éxo 17:1-5.
Dios les envía a la roca en Horeb por agua, Éxo 17:6.
El lugar es llamado Masah y Meriba, Éxo 17:7.
Amalec es vencido por Josué mientras Moisés levantaba sus manos con la vara de Dios, Éxo 17:8-13.
Amalec es condenado a destrucción; y Moisés construye un altar a Jehová, Éxo 17:14-16.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Refidim puede que se encuentre ubicado en Wadi Refayid al suroeste de Sinaí (v. Éxo 17:8; Éxo 19:2; Núm 33:14, Núm 33:15).
no había agua: Era un inmenso problema la necesidad del agua para la gente y para los rebaños, sin importar el número de ellos (Éxo 12:37).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
17. Incidencias en el Desierto.
El Agua Milagrosa (1-7).
1Partióse la congregación de los hijos de Israel del desierto de Sin, según las etapas que Yahvé les ordenaba, y acamparon en Rafidim, donde no halló el pueblo agua que beber. 2Entonces el pueblo se querelló contra Moisés, diciendo: “Danos agua que beber.” Moisés les respondió: “¿Por qué os querelláis contra mí? ¿Por qué tentáis a Yahvé?” 3Pero el pueblo, sediento, murmuraba contra Moisés y decía: “¿Por qué nos hiciste salir de Egipto, para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?” 4Moisés clamó a Yahvé, diciendo: “¿Qué voy a hacer yo con este pueblo? Poco más y me apedrean.” 5Yahvé dijo a Moisés: “Vete delante del pueblo y lleva contigo a los ancianos de Israel; lleva en tu mano el cayado con que heriste el río, y ve, 6que yo estaré ante ti en la roca que hay en Horeb. Hiere la roca, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.” Hízolo así Moisés en presencia de los ancianos de Israel, 7y dio a este lugar el nombre de Masa y Meribá, por la querella de los hijos de Israel y porque habían tentado a Yahvé, diciendo: “¿Está Yahvé en medio de nosotros o no?”
El gran problema para el caminante por la estepa sinaítica es la falta de agua, pues son muy contados los pozos y fuentes que existen en aquella zona Los israelitas, al adentrarse en el desierto, sintieron al punto la falta de agua, pues la nueva estación, Rafidim (el actual wady Refayed), carecía totalmente de ella1. Como siempre, manifestaron su descontento a Moisés, y éste les echa en cara sus exigencias y falta de fe: ¿Por qué tentáis a Yahvé? (v.2). Tentar aquí equivale a poner a prueba el poder y la providencia especial de Yahvé, tantas veces manifestada. Yahvé manda a Moisés que lleve consigo a los ancianos de Israel, para que sean testigos cualificados de un nuevo prodigio, y que tome su cayado, utilizado en Egipto para hacer venir las plagas (v.5). La localización de Horeb ha de tomarse como genérica, para dar a entender que es un milagro distinto del de Cades2. Moisés hirió la roca de Horeb con su cayado, y brotó agua, dando al lugar el nombre de Masa (“tentación,” de nassah: tentar) y Meribá (“querella,” de rib: querellarse), por la querella de los hijos de Israel y porque habían tentado a Yahvé (v.7).
La exégesis haggádica se dio cuenta de que no bastaba proveer al pueblo de agua las dos veces que el texto sagrada nos narra, pues el agua es de necesidad continua, como lo es el alimento, al que Dios había proveído con el maná cotidiano. De aquí sacó que la roca-mantial (sobre la que estaba Yahvé, v.6) acompañaba al pueblo en sus jornadas por el desierto para satisfacer sus necesidades. San Pablo, que conocía esta exégesis rabínica, la aplica alegóricamente a Cristo: “No quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres estuvieron bajo la nube, que todos atravesaron el mar, que todos comieron el mismo pan espiritual (milagroso), y que todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.”3 Sí, Cristo era la roca; el agua espiritual que de ella brotaba es el agua viva “que salta a la vida eterna,”4 la gracia del Espíritu Santo, que por Cristo nos comunicaba. Taí es la exégesis típico-alegórica de este pasaje que nos da el Apóstol.
La Victoria Sobre los Amalecitas (8-16).
8Amalee vino a Rafidim a atacar a los hijos de Israel, 9y Moisés dijo a Josué: “Elige hombres y ataca mañana a Amar lee. Yo estaré sobre el vértice de la colina con el cayado de Dios en la mano.” 10Josué hizo lo que le había mandado Moisés, y atacó a Amalee. Aarón y Jur subieron con Moisés al vértice de la colina. 11Mientras Moisés tenía alzada la mano, llevaba Israel la ventaja, y cuando la bajaba, prevalecía Amalee. 12Moisés estaba cansado, y sus manos le pesaban; tomando, pues, una piedra, la pusieron debajo de él para que se sentara, y al mismo tiempo Aarón y Jur sostenían sus manos, uno de un lado y otro de otro, y así no se le cansaron las manos hasta la puesta del sol, 13y Josué derrotó a Amalee al filo de la espada. 14Yahvé dijo a Moisés: “Pon esto por escrito para recuerdo, y di a Josué que yo borraré a Amalee de debajo del cielo.” 15Moisés alzó un altar y le dio el nombre de “Yahvé-Nissi,” 16diciendo: “Pues alzó la mano contra el trono de Yahvé, estará Yahvé en guerra contra Amalee de generación en generación.”
El desierto no lo es tanto que no dé lugar a que algunas tribus de beduinos vegeten en él con sus famélicos rebaños. Una de estas tribus era la de Amalee, a quien el hambre mantiene siempre dispuesto a lanzarse sobre los pueblos vecinos al desierto o sobre los viajeros que lo atraviesan, para despojarlos de cuanto llevan. Por algo los egipcios abominaban de los pastores del desierto, y los faraones habían tenido que proteger con fortalezas la frontera oriental de Egipto. Los “amalecitas,” que conocemos por el Génesis5, eran una población antiquísima, “el primero de los pueblos”6, y por los diversos textos bíblicos se deduce que habitaban la parte septentrional de la península sinaítica y el Negueb, o parte meridional de Palestina. Como nómadas, andaban por las soledades del desierto en busca de pastos, defendiendo los pequeños oasis junto a los pozos contra las incursiones de tribus enemigas. Inesperadamente se encontraron con unos intrusos en la inmensa estepa, los hebreos, que iban cargados de botín de Egipto. Con ánimo de apoderarse de él, los amalecitas atacaron por sorpresa, como es ley en las razzias del desierto7. Moisés encargó a Josué la misión de repeler la agresión. Llamado Oseas, cambiará su nombre en Josué (“Dios ayuda”) en Cades8. El redactor, pues, cita al aguerrido guerrero con el nombre simbólico que después se le dio por sus victorias.
Es una anticipación literaria. Josué se defendió, y los amalecitas quedaron frustrados en sus planes. Pero el autor sagrado nos hace ver que la victoria no fue debida tanto a los esfuerzos de los guerreros de Israel -novatos en la lucha- cuanto a las oraciones de su caudillo, Moisés. Es éste el primer encuentro de Israel con Amalee. En él aprendió que no podía vivir en paz con este pueblo, dispuesto siempre a lanzarse sobre todo el que llevase algo. No se puede vivir en paz con los ladrones, por lo cual se dirá que Israel no tendrá paz con Amalee (v.14)9. En memoria de la victoria, Moisés levantó como trofeo un altar, que llamó Yahvé-Nissi: “Yahvé es mi enseña” (v.15), y Dios le mandó que pusiera por escrito este suceso para memoria en el futuro. Es la primera alusión a la actividad literaria de Moisés como es sabido, este pasaje ha sido tradicionalmente invocado para probar la autenticidad mosaica del Pentateuco. Pero en el contexto debemos fijarnos que se manda poner por escrito sólo lo referente a la victoria contra los amalecitas; pero no supone esto que el libro en el que escribe el hecho sea ya el Pentateuco como conjunto10. La palabra aquí libro o rollo (séfer) es un término genérico que puede ser un papiro -usual en Egipto- u otra materia para poner por escrito algo. Al lado de esta consignación por escrito se dice literalmente: ponió en las orejas de Josué, alusión a la tradición oral, tan importante en la historia de Israel.
La erección del altar con motivo de la victoria entra dentro de la tradición patriarcal11, y su nombre, Yahvé es mi estandarte, parece aludir al hecho de que el nombre de Yahvé ha sido en el combate como el estandarte bajo el cual ha combatido Israel, y como tal es prenda de victoria. Los LXX traducen: “El Señor es mi refugio.”
1 En Num 33:12-14 se ponen dos estaciones más antes de llegar a Rafidim. En Núm 20, 1-13 se narra otro milagro análogo en Cades. – 2 Cf. Num 20:1-13. – 3 1Co 10:1-4. – 4 Jua 4:14. – 5 Cf. Gen 14:7. – 6 Num 24:10. – 7 Cf. Deu 25:17-18. – 8 Cf. Núm 13:16. – 9 La exterminación de los amalecitas fue un hecho cumplido posteriormente: cf. 1Sa 15:7-9; 1Sa 28:8; 1Cr 4:42-43; Deu 25:19. – 10 En el TM se dice “en el libro,” mientras que en los LXX: εί$ βιβλίον (***), “en un libro” – 11 Cf. Gen 33:20.
Fuente: Biblia Comentada
Refidim. Se identifica con el actual Wadi Refayid.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Esta sección relata la marcha de los israelitas desde Egipto hasta el monte Sinaí.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
ii. De Egipto al Sinaí (Éxo 12:37-51; Éxo 13:1-22; Éxo 14:1-31; Éxo 15:1-27; Éxo 16:1-36; Éxo 17:1-16; Éxo 18:1-27)
Análisis de discurso
Esta segunda parte del libro del Éxodo narra el período que va desde la salida de Egipto hasta la llegada al monte Sinaí. Allí se establecerán los israelitas para recibir las tablas de la ley, que, en sentido amplio, incluirán todo el sistema de leyes regulativas de la vida social y religiosa de Israel. La estancia en Sinaí se prolongará más allá de nuestro libro hasta Núm 11:33, donde se narra la partida de ese lugar, camino a Canaán.
Esta parte está construida sobre el esquema llamado “del itinerario”. Este estilo literario organiza el relato de acuerdo con las etapas del viaje y establece las características de cada estancia. Algunas de estas estancias están más desarrolladas que otras, pero todas tienen su propio sentido. Cada etapa se comienza a narrar con una fórmula del tipo: «Partieron de y acamparon en ». A veces la mención de ambos lugares está en el mismo versículo, mientras que otras veces la mención del lugar de arribo está indicada lejos de la primera parte.
Entre Egipto y el Sinaí hay seis etapas, y el séptimo lugar al que arriban los israelitas es el monte el Dios. Siete es un número simbólico, es el número de lo completo y acabado, de modo que la designación del Sinaí en séptimo término indica la importancia que el texto otorga a ese lugar. En el análisis iremos viendo cada una de las etapas y su significación particular.
A. De Ramsés a Sucot (Éxo 12:37-51; Éxo 13:1-19)
Para comenzar el itinerario, los israelitas se trasladaron de la ciudad de Ramsés hasta Sucot, todavía dentro de Egipto. Es improbable que todos los israelitas de Egipto estuvieran en esa ciudad, aunque quizás, por el contrario, la comunidad se había establecido allí y, efectivamente, partió en su totalidad desde ese lugar únicamente. Es difícil afirmar una u otra posibilidad. En general, pensamos que el texto tiende a simplificar los procesos históricos y que pudo suceder que allí hubiera una concentración mayor de israelitas y que llegaran otros desde diversos puntos del país. En esta narración se incluyen prescripciones acerca de la Pascua y de los primogénitos, así como diversas informaciones relativas al tiempo de estancia en Egipto y detalles de la partida.
1. Comienzo de la marcha (Éxo 12:37-42)
TÍTULO: Tanto RV95 como TLA distinguen esta unidad y le dan un título que consideramos correcto y evidente (también DHH). NVI titula «El éxodo». Es para resaltar que no todas las versiones coinciden en que el éxodo comienza en este versículo. BJ coloca el comienzo en Éxo 13:17, aunque el hecho de poner el título allí implica hacer caso omiso de la información previa.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
F. De Sin a Refidim (Éxo 17:1-16; Éxo 18:1-27)
Análisis de discurso
El texto narra la sexta etapa del itinerario hacia el Sinaí, lugar al que se arribará en la séptima y última parte del camino. En esta parada se suceden cuatro escenas que poseen cierta independencia literaria y están unidas por pequeños lazos temáticos. Con excepción de la primera, que continúa con la sucesión de problemas de provisiones en el desierto (agua, en Éxo 15:24; comida, en Éxo 16:3; agua, en Éxo 17:1), las tres siguientes tienen que ver con el primer enfrentamiento bélico contra habitantes del desierto, y luego, con la vuelta a escena de Jetro, el suegro de Moisés, quien interviene en la creación de la institución de los jueces.
Con las historias de estos dos capítulos, se continúa presentando, uno por uno, los problemas de la vida en el desierto y las sucesivas respuestas a los mismos: la alimentación, la guerra y la administración de justicia.
1. Agua en la roca (Éxo 17:1-7)
TÍTULO: Ambas versiones base ponen un título a esta unidad. La propuesta de TLA es más explícita y enfatiza que es Dios quien obra el milagro. También puede utilizarse la propuesta de BJ: «Brota agua de la roca».
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Toda la congregación: Ver nuestras observaciones en Éxo 12:3.
Avanzando por jornadas: Es una traducción literal, aunque bastante clara. Si el traductor considera que no es factible trasladarla así al idioma receptor, puede utilizar como alternativa «para continuar sus jornadas» (BJ), o «se detenían en cada lugar» (TLA).
Conforme al mandamiento de Jehová: Quiere decir que Dios guiaba la marcha indicando cuándo seguir y cuándo detenerse. Esta idea no está bien expresada en RV95; es preferible la versión TLA ―«que Dios les ordenaba»― o alguna de las siguientes propuestas: «A la orden de Yahveh» (BJ); «según lo había ordenado el Señor» (NVI); «de acuerdo con las órdenes del Señor» (DHH).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Este milagro también se narra en Núm 20:1-13; aunque allí no se sitúa en Refidín sino en la región de Cadés.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El pueblo murmura por agua. Un nuevo altercado ocurrió entre los israelitas y Moisés en Refidim a causa de la falta de agua. El conflicto fue superado cuando Moisés, siguiendo instrucciones divinas usó su vara para producir agua de la roca (6). Mientras que en el episodio anterior Dios había probado a los israelitas (16:4), ahora ellos le probaron a él por su falta de confianza (2, 7). Por causa de sus acciones el lugar fue llamado Masa y Meriba, … altercado … prueba (7; cf. v. 2). Pablo se refiere a este incidente en 1 Cor. 10:3, 4, sugiriendo que el Cristo preexistente fue el que sustentó al pueblo con comida y agua.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
17.2 Una vez más el pueblo se quejó de su problema en vez de orar. Algunos problemas se pueden resolver pensando cuidadosamente o arreglando nuestras prioridades. Algunos pueden ser resueltos con la discusión y el buen consejo. Pero otros sólo se pueden resolver con la oración. Debemos hacer un esfuerzo determinado para orar cuando nos sintamos con ganas de quejarnos, ya que quejarse sólo incrementa nuestro nivel de estrés. La oración silencia nuestros pensamientos y emociones y nos prepara para escuchar.17.8 Los amalecitas eran descendientes de Amalec, un nieto de Esaú. Era una tribu nómada feroz que vivía en la región desértica del Mar Muerto. Parte de su sostenimiento se basaba en las frecuentes incursiones a otros poblados, llevándose grandiosos botines. Mataban por placer. Uno de los más grandes insultos en la cultura israelita era llamar a alguien «amigo de Amalec». Cuando los israelitas entraron en la región, los amalecitas vieron una oportunidad perfecta tanto para el placer como para el provecho. Pero esta tribu hostil se estaba acercando al pueblo equivocado, un pueblo guiado por Dios. Para los esclavos israelitas derrotar a tal nación de guerreros era más que una prueba suficiente de que Dios estaba con ellos como les había prometido.17.9 Aquí nos encontramos por primera vez con Josué. Más tarde se convirtió en el gran líder que llevó al pueblo de Dios a la tierra prometida. Como general del ejército israelita, estaba logrando una experiencia valiosa para las grandes batallas que vendrían más tarde.17.10-13 Aarón y Hur estuvieron parados junto a Moisés y sostuvieron sus brazos en alto para asegurar la victoria en contra de Amalec. También, necesitamos «levantar las manos» de nuestros líderes espirituales. Delegar un poco de responsabilidad, proporcionar una palabra de aliento u ofrecer una oración, son formas de reanimar a nuestros líderes espirituales en su trabajo.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Lit.: “boca”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 741 Núm 33:12
b 742 Núm 33:2
c 743 Núm 33:14
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Israel marchó por jornadas. La lista de lugares en Nm 33:12– 14 incluye Dofca y Alús, entre el desierto de Sin y Refidim. Si Israel hubiera ido por la ruta meridional, Dofca (relacionada a la palabra egipcia para turquesa) sugiere las minas egipcias de turquesa y cobre en Serabit el-Khadim. Si es este el caso, la ruta del éxodo se hubiera vuelto tierra adentro.
Refidim. Refidim estaba en el oasis Wadi Feiran, uno de los valles más fértiles de la península del Sinaí, rodeada de peñascos y montes.
Fuente: La Biblia de las Américas
Se hicieron paradas en Dofca y Alus antes de llegar a Refidim (cp. Núm 33:11-14).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Lit., por sus
Lit., a la boca
Fuente: La Biblia de las Américas
[=] *Num 20:1
[.] En el desierto, Dios pone a Israel a prueba ¿hasta cuándo esta gente común aceptará seguir un destino que sale de lo común? ¿Hasta dónde alcanzará su fe? También Israel tienta a Dios, o sea, le pide pruebas porque no tiene confianza en él. Exige milagros estás con nosotros, muéstralo, y sin demora. La Biblia recuerda este enfrentamiento en el suceso del agua salida de la roca. También Moisés fue puesto a prueba en dicho lugar; ver el mismo hecho relatado en Núm 20. En tiempos posteriores la tradición judía vio en esta roca una figura de Dios, fuente de vida, presente en medio de su pueblo, Roca milagrosa que los acompañaba en sus andanzas (ver 1 Cor 10,4). Dios es la Roca impenetrable que retiene su secreto hasta que acepte ser herido y de su misma herida mana la vida. Dios es quien se anonada en la persona de Jesús para que se nos revele el secreto de su amor -o mejor habría que decir- el secreto de Dios mismo, tan capaz de hacerse débil entre nosotros aun cuando se da el lujo de lanzar al aire varios millones de soles. El Evangelio enfatiza que del corazón de Jesús, herido por la lanzada, salió sangre y agua, que figura al Espíritu Santo Jn 7,37 y 19,34.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[2] Num 20, 4.[6] El monte Horeb estaba junto a Sinaí. Pablo vio en esta peña que brotó agua, el misterio de Jesucristo. 1 Cor 10.[8] Deut 25, 17; Jdt 4, 13; Sab 11, 3.[12] Algunos padres ven en Moisés con los brazos extendidos una figura de Jesucristo en la cruz.[16] Deut 25, 18.