Pero ahora, vé, pues yo te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los hijos de Israel.
1Sa 12:6; Sal 77:20; Sal 103:6, Sal 103:7; Sal 105:26; Isa 63:11, Isa 63:12; Ose 12:13; Miq 6:4; Hch 7:34, Hch 7:36.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
te enviaré. El llamamiento divino hacía de Moisés a la vez guía y libertador de Israel y embajador de Dios ante Faraón.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Ven, por tanto, ahora: Expresa el llamado de Dios a Moisés para una tarea particular. Este versículo representa su vocación, específicamente. Otras opciones son: «Y ahora anda» (NBE), «así que disponte a partir» (NVI), «por lo tanto, ponte en camino» (DHH). La traducción debe mostrar un llamado a una acción concreta que ha de realizarse inmediatamente.
Aspectos históricos y literarios
La tierra buena y ancha, donde fluyen leche y miel
Cuando en el versículo Éxo 3:8 se describe la tierra prometida como buena y ancha, se supone que el lector tendría en mente ―y también los mismos israelitas― la tierra de Egipto, donde ahora habitaban, para comparar. Esto nos conduce a entender que la descripción no se refiere al aspecto geográfico y climático, sino a la experiencia que el pueblo vive en la tierra donde habitan en ese momento. Geográficamente, la superficie de Egipto (aún tomando sólo la zona del delta del Nilo y las inmediaciones a lo largo del río) es mucho más grande que la de Canaán, y su fertilidad supera a la de cualquier otra zona de la región. No obstante, toda esa abundancia no era objeto de disfrute por parte de los esclavos y menos aún por parte de aquellos que sabían de la promesa de una tierra propia. De modo que la amplitud y la bondad de la tierra prometida tienen que ver con el disfrute que provocará vivir en ella, aprovechar plenamente de sus frutos y poseerla como propia.
Cuando se dice que en esa tierra fluye leche, se refiere principalmente a leche de cabra. La expresión que fluye leche indica un lugar donde habitan cabras silvestres, pasibles de ser domesticadas y ordeñadas. A la vez, supone una tierra capaz de producir la pastura necesaria para su mantenimiento. Se da por sentado que la leche es un producto básico, esencial para la supervivencia, y del cual se derivan otros productos.
La miel a que se alude no es miel de abejas, sino una especie de almíbar que se extrae de los dátiles. Es muy dulce y alimenticio, y constituye otro de los alimentos esenciales de la región hasta el día de hoy. Esta mención de los dátiles también supone una tierra con abundancia de palmeras y con agua suficiente para que las mismas se desarrollen. Se ha señalado que tanto la leche como la miel suponen también el trabajo humano de extraerlas, elaborarlas y trabajar con ambas para que den lo mejor de sus productos. No se piensa en un lugar donde todo surge sin esfuerzo, sino en una tierra para trabajar.
De modo que la expresión leche y miel significa mucho más que dos alimentos naturales. La promesa de la existencia de ambos elementos sonaba al oído de los israelitas como descripción de una tierra rica en suelo, en agua y en vegetación. Entendida la frase en este sentido, creemos que es necesario decir sin dudas que los israelitas que llegaron a entrar en la tierra no fueron defraudados. Encontraron una tierra donde podían criar su ganado y cultivar su tierra a fin de que entregara sus frutos.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
REFERENCIAS CRUZADAS
ñ 86 1Sa 12:6; Sal 105:26; Isa 63:11; Hch 7:34