Yo soy el Dios de tus padres: el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su cara, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
Yo soy el Dios. Éxo 3:14, Éxo 3:15; Éxo 4:5; Éxo 29:45; Gén 12:1, Gén 12:7; Gén 17:7, Gén 17:8; Gén 26:24; Gén 28:13; Gén 31:42; Gén 32:9; 1Re 18:36; Est 3:4; Sal 132:2; Jer 24:7; Jer 31:33; Jer 32:38; Eze 11:20; Zac 8:8; Mat 22:32; Mar 12:26; Luc 20:37; Hch 7:32, Hch 7:32.
de tu padre. Aunque la palabra [avicha,] “tu padre,” se usa aquí en singular, Esteban cita el pasaje (Hch 7:32), utilizando el plural, ο εως των πατρων σου, “el Dios de tus padres”; y las palabras siguientes demuestran que éste es su significado. Esta lectura es confirmada por el samaritano y el copto.
Moisés cubrió su rostro. Gén 17:3; Jue 13:22; 1Re 19:13; Neh 9:9; Job 42:5, Job 42:6; Sal 106:44, Sal 106:45; Isa 6:1-5; Dan 10:7, Dan 10:8; Mat 17:6; Luc 5:8; Hch 7:34; Heb 12:21; Apo 1:17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Dios se identifica como el Dios de tu padre, el Dios que adoró Abraham, Isaac y Jacob (v. Éxo 3:15). Al anunciar estos nombres, Jehová aseguraba a Moisés que su pacto con los padres de Israel seguía vigente.
Moisés se escondió: Moisés una vez ocultó un cuerpo con temor (Éxo 2:12, Éxo 2:14), ahora esconde su rostro de la presencia de Jehová. Hacia el fin de su destacada vida, Moisés reflexionaría en esta experiencia. Al pronunciar su bendición para la tribu de José incluyó las palabras: «Y la gracia del que habitó en la zarza» (Deu 33:16).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Yo soy el Dios de tu padre. Las palabras iniciales de Dios, aunque importantes para los oídos de Moisés, llevan al lector de vuelta a Éxo 2:24, donde se muestra que el Dios de Israel ha recordado a su pueblo y ha comenzado a actuar (cp. Mat 22:32; Mar 12:26; Luc 20:37; Hch 3:13; Hch 7:32). Moisés cubrió su rostro. Moisés dio ejemplo de una reacción adecuada de temor reverente en presencia de lo divino.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Yo soy el Dios de tu padre: La forma singular tu padre es propia del Génesis (Gén 31:5, Gén 31:29; Gén 46:1, Gén 46:3, passim) y a partir de este momento será reemplazada por el plural “tus padres”. Mientras que el singular alude a un patriarca, el plural tendrá como referencia a los patriarcas (Éxo 3:16; Éxo 4:5) o a todo el pueblo de Israel. Debe evitarse traducir aquí «el Dios de tus antepasados» (TLA, DHH), precisamente porque se pierde el singular del texto original y porque en este caso la expresión no se refiere a los ancestros en forma general sino al Dios del padre de Moisés como eslabón de una cadena que a continuación se mostrará como mucho más extensa (el Dios de Abraham, el Dios de ).
Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios: Ya hemos comentado el sentido bíblico del verbo “temer” (ver Éxo 1:17). La opción de TLA: «No se atrevió a mirar a Dios y se tapó la cara», aunque más alejada del hebreo, expresa bien esta idea de respeto y prudencia ante la presencia de Dios. Las diversas traducciones son coincidentes en este párrafo. La rendición de NBE es la más disonante: «Moisés se tapó la cara temeroso de mirar a Dios». El traductor debe tener en cuenta que el énfasis debe colocarse en el valor del respeto dirigido a Dios y no en el miedo a una eventual muerte causada por el hecho de verlo.
Aspectos históricos y literarios
Encuentro de Moisés con Dios
No sólo los lectores deben haberse asombrado de este encuentro con Dios, sino el mismo Moisés. El elemento sorpresa es crucial en este pasaje y es acentuado por varios datos textuales que conducen hacia el mismo. La radicalidad del llamado de Moisés debe evaluarse a la luz de tres datos que hacen evidente el cambio que ha de operarse en su vida y que explican también su resistencia a dicho cambio en la escena siguiente.
En primer lugar, Moisés no salió a buscar a Dios ni su orientación para su vida. Más bien, él estaba trabajando y, en cierto sentido, gozando de un pasar razonablemente bueno, luego de ser recibido en casa de un hombre prestigioso de Madián y de tomar esposa de entre sus hijas. Ya tenía un hijo ¿A qué más podía aspirar?
En segundo lugar, es también sorprendente la aparición de Dios en el desierto. Hasta este momento de la narración (Génesis en adelante), el Dios de Israel había habitado siempre junto a los patriarcas. No aparecía en lugares insólitos, sino que acompañaba a su pueblo. Moisés quiso acercarse a ver de qué se trataba porque no cruzó por su mente que Dios podía estar allí. Por esta razón, lo primero que hace Dios es presentarse diciendo: “Yo soy el Dios de tu padre” (v. Éxo 2:6), a fin de no dejarle dudas a Moisés.
En tercer lugar, es de destacar que todo induce a pensar que Moisés ya se había olvidado de su pasado, de la suerte de sus compatriotas en Egipto, e incluso de su propia familia. Esto se hace evidente en Éxo 2:23, cuando se nos informa de la muerte del faraón que perseguía a Moisés y, por tanto, de la caducidad de la condena. No obstante, no se manifiesta en el fugitivo la voluntad de regresar. Todo hace pensar que Moisés ha encontrado otro lugar para desarrollar su vida, lejos de su pueblo y del Dios de su padre.
Descalzarse en los lugares sagrados
El traductor debe tener en cuenta estos actos simbólicos y su significación. En ocasiones, tales actos pueden tener un sentido distinto en otras culturas. De ser así, debería evaluarse la necesidad de una nota aclaratoria. El sentido básico de este gesto es distinguir entre un lugar sagrado y otro profano. El lugar donde Dios está, y por el solo hecho de su presencia, deviene un lugar diferenciado del resto. Quitarse el calzado indicaba humildad, reconocimiento de la divinidad y deseo de estar en contacto directo con la realidad de Dios. Al hacerlo, se dejaba fuera del área la soberbia y se ponía en evidencia la distancia entre uno y otro. A su vez, se consideraba que el calzado separaba a la persona del suelo sagrado y, por consiguiente, la alejaba de Dios, de modo que el acto de descalzarse restituía una relación quebrada. Esta costumbre se practica actualmente en el Islam, en el budismo y en otras expresiones religiosas. El hecho que el Antiguo Testamento no haya insistido en esta costumbre (sólo hay una mención marginal más en Jos 5:15) muestra que la fe de Israel buscó otras formas de expresar esta distinción.
El nombre de Dios
En Éxo 3:2, Éxo 3:4 aparece por primera vez en este libro el nombre propio de Dios. Este nombre es tradicionalmente transliterado como Jehová, siguiendo a RV desde los comienzos. Otras traducciones prefieren colocar el genérico «Dios» (DHH), mientras que otras optan por seguir la tradición de la Vulgata y colocar en su lugar «Señor» (NBE, NVI; esta última, coloca esta palabra siempre en letras mayúsculas, para diferenciarlo de, por ejemplo, Señor Pérez, González, etc.). Finalmente, están las versiones que ―como en el caso de BJ― intentan reconstruir el sonido original de la palabra y colocan «Yahvé».
Esta diversidad se relaciona con el hecho que esta palabra encierra una dificultad, derivada de la omisión de su pronunciación en la lectura que ejercieron los rabinos durante siglos, hasta hoy. En su lugar los rabinos leen Adonay, que significa “Señor”, lo cual, con el paso del tiempo, condujo al olvido de la pronunciación original (para ampliar, consultar el artículo de Edesio Sánchez registrado en la Bibliografía, al final del presente comentario).
Según nuestro criterio, el traductor debe investigar cuál es la opción más adecuada en la lengua receptora. Debe tener en cuenta que, de ser posible, conviene distinguir los casos donde se utiliza el nombre propio “Jehová” del genérico “Dios” (‘elohim). Esta distinción se encuentra en RV95 y permite retener el sentido de un Dios personal, que se vincula también desde los afectos, y al que se lo puede llamar por su nombre propio.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
— el Dios de tus antepasados, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob: Esta referencia a los patriarcas relaciona el relato de Éxodo con las promesas hechas a los antepasados de Israel (ver Éxo 6:2-3).
— se tapó la cara: Es tal la transcendencia de Dios que, según la concepción semita, ninguna persona puede ver a Dios y seguir viviendo (Éxo 33:20; Gén 32:29; Deu 5:24-27; Jue 6:22-23; Jue 13:21-22; Isa 6:5).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
NOTAS
(1) “Padre”, MLXXSyVg; Sam: “padres”.
(2) Véase Ap. 1F.
REFERENCIAS CRUZADAS
i 80 Gén 26:24; Gén 32:9; Mat 22:32; Hch 7:32
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
[=] *Mc 12:26 *Gn 28:17 *Gn 32:31 *Is 6:5 *Mc 4:41 *Lc 4:36