Entonces respondió Moisés y dijo: —¿Y si ellos no me creen ni escuchan mi voz, sino que dicen: “No se te ha aparecido Jehovah”?
Éxo 4:31; Éxo 2:14; Éxo 3:18; Jer 1:6; Eze 3:14; Hch 7:25.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Moisés, Éxo 4:1-5.
Su mano se torna leprosa, Éxo 4:6-9.
Rehúsa ser enviado, Éxo 4:10-12.
Aarón es designado para ayudarle, Éxo 4:13-17.
Moisés se separa de Jetro, Éxo 4:18-20.
Dios, Éxo 4:21-23.
Séfora circuncida a su hijo, Éxo 4:24-26.
Aarón es enviado a encontrarse con Moisés, Éxo 4:27-28.
El pueblo cree en ellos, Éxo 4:29-31.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
pero si: Intimidado por lo enorme de la tarea, Moisés comienza a pensar, en una forma muy humana, en los problemas que puede enfrentar.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
4. La Obstinación de Moisés.
L os críticos no convienen al dividir el capítulo y distinguen diversas fuentes que se interfieren mutuamente en la narración. En general se caracteriza por su índole descriptiva y popular1.
Las Señales Dadas a Moisés (1-9).
1Moisés respondió: “No van a creerme, no van a escucharme; me dirán que no se me ha aparecido Yahvé.” 2Yahvé le dijo: “¿Qué es lo que tienes en la mano?” El respondió: “Un cayado.” 3“Tíralo a tierra,” le dijo Yahvé. El lo tiró, y el cayado se convirtió en serpiente, y Moisés echó a correr, huyendo de ella. 4Yahvé dijo a Moisés: “Extiende la mano y agárrala por la cola.” Moisés extendió la mano y la tomó, y la serpiente volvió a ser cayado en su mano. 5“Para que crean que se te ha aparecido Yahvé, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” 6Díjole, además, Yahvé: “Mete tu mano en el seno.” Metióla él, y cuando la sacó estaba cubierta de lepra, como la nieve. 7Yahvé le dijo: “Vuelve a meterla.” El volvió a meterla, y, cuando después la sacó, estaba la mano como toda su carne. 8“Si no te creen a la primera señal, te creerán a la segunda, 9y si aún a esta segunda no creyeran, coges agua del río y la derramas en el suelo, y el agua que cojas se volverá en el suelo sangre.”
Moisés no cree que su misión sea factible, pues, entre otras cosas, tiene que probar que realmente le ha enviado Dios, y para ello insinúa la necesidad de ciertos prodigios que convenzan a los ancianos y al pueblo y que sean como testimoniales de su misión de mandatario de Yahvé. Por ello, Dios le da un gran poder taumatúrgico, ante el que no pueden resistir los más incrédulos Para reforzar la fe vacilante del propio Moisés, le ordena realizar dos prodigios inauditos. El primero de ellos consiste en convertir el cayado en serpiente (v.4). Entre los magos egipcios, uno de los trucos consistía precisamente en hacer ver que cambiaban el “cayado” ó varita mágica en serpiente. Los hebreos podían estar seguros que su taumaturgo hará otro tanto ante el faraón, y de hecho Moisés y Aarón, hermano de Moisés, lo realizaron2. El segundo prodigio de la mano “leprosa” también era demasiado manifiesto para que no se rindieran a la evidencia. Uno de los grandes problemas entonces era el de los “leprosos,” considerados como incurables3. Una curación de la “lepra” era signo evidente de la omnipotencia divina. El tercer prodigio ofrecido para los recalcitrantes es el cambio del agua del Nilo en “sangre.” Es el portento más espectacular, y, según la narración bíblica, fue una de las históricas plagas de Egipto4.
Aarón, Intérprete de Moisés ante el Faraón (10-17).
10Moisés dijo a Yahvé: “Pero, Señor, yo no soy hombre de palabra fácil, y esto no es ya de ayer ni de anteayer, y aun ahora que te habla tu siervo soy torpe de boca y de lengua.” 11Yahvé le respondió: “Y ¿quién ha dado al hombre la boca? Y ¿quién hace al sordo y al mudo, al que ve y al ciego? ¿No soy por ventura yo, Yahvé? 12Ve, pues; yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que has de decir.” 13Moisés replicó: “¡Ah Señor!, manda tu mensaje, te lo pido, por mano del que debas enviar.” 14Encendióse entonces en cólera Yahvé contra Moisés y le dijo: “¿No tienes a tu hermano Aarón el levita? El es de fácil palabra. Al encuentro te sale, y al verte se alegrará su corazón. 15Habíale a él y pon en su boca las palabras, y yo estaré en tu boca y en la suya, y os mostraré lo que habéis de hacer. 16El hablará por ti al pueblo y te servirá de boca, y tú serás Dios para él. 17El cayado que tienes en la mano llévalo, y con él harás los prodigios.”
Moisés, que a toda costa no quiere ir a Egipto, expone una nueva dificultad: no es fácil de palabra para presentarse ante el faraón. ¿Cómo va a exponer sus proyectos y convencerle? Por otra parte, apenas si se acuerda de la lengua de los egipcios. Dios resuelve la cuestión recordándole que estará con él y le sugerirá lo necesario (v. 12). Pero Moisés, recalcitrante, pide que por favor envíe a otro más capacitado para tan difícil e ingrata misión (v.13). Quizá él se considere desprestigiado ante sus compatriotas por los sucesos pasados, ya sea por haber estado en la corte del faraón o por haber huido al desierto, desconectándose de los problemas de sus compatriotas, y por eso cree que no es el más indicado para llevar a cabo su cometido. Siempre habla en el supuesto de hallarse solo, sin los auxilios divinos ofrecidos. Por eso Yahvé se encoleriza (v.14), y le ofrece a su hermano Aarón como portador del mensaje liberador ante el faraón. El calificativo de levita puede ser una adición posterior para justificar su facilidad de hablar, como habituado a explicar la Ley5; pero puede ser una simple determinación étnica para recordar su vinculación a la tribu de Leví, a la que pertenecía el mismo Moisés6. Y como prueba de que su hermano le ayudará, le anuncia que Aarón le saldrá al encuentro por inspiración suya (v.27). Sin embargo, ante el pueblo, aunque Aarón sea el “portavoz,” hablará por ti al pueblo (v.16), Moisés será el auténtico “enviado” de Yahvé, y como tal debe sugerir a su hermano lo que debe transmitir como intérprete de sus pensamientos: te servirá de boca, y serás Dios para él (v.16). La expresión hay que entenderla en el contexto: Dios habla ahora a Moisés comunicándole sus designios salvadores sobre su pueblo, y Moisés debe comunicarlos a su hermano para que éste los transmita al pueblo. En ese caso hace las veces Moisés de “Dios,” en cuanto que comunica a su hermano los designios salvadores divinos. Los LXX y la Vg encuentran la expresión demasiado dura, y la atenúan: “Tú serás para él (¿un intérprete?) en lo concerniente a Dios.”
Por fin, Dios, vencida la obstinación de Moisés, le ordena que se lleve su “cayado,” que va a ser instrumento de prodigios ante el faraón7. En todo este diálogo hay un sello marcado de tradiciones populares, en las que se destaca lo taumatúrgico y prodigioso, que es lo que más impresión hace a los pueblos de mentalidad poco desarrollada.
En el libro de la Sabiduría se hace un comentario teológico-midrásico a este relato: “La Sabiduría libró de la nación opresora al pueblo santo, al pueblo puro, a la descendencia irreprochable.”.., porque entró en el alma del servidor de Dios e hizo frente a reyes temibles con prodigios y señales… Porque la Sabiduría abrió la boca de los mudos e hizo elocuentes las lenguas de los niños.”8
Moisés, Camino de Egipto (18-26).
18Fuese Moisés, y, de vuelta a casa de su suegro, le dijo: “Hazme el favor de dejarme partir a ver a mis hermanos de Egipto, si viven todavía.” Jetro dijo a Moisés: “Vete en paz.” 19En tierra de Madián dijo Yahvé a Moisés: “Ve, retorna a Egipto, pues han muerto ya los que buscaban tu vida.” 20Tomó, pues, Moisés a su mujer y a su hijo y” montándolos sobre un asno, volvió a Egipto, llevando en sus manos el cayado de Dios. 21Yahvé le dijo: “Partido para volver a Egipto, ten cuenta de hacer delante del faraón los prodigios que yo he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón y no dejará salir al pueblo; 22pero tú le dirás: Así habla Yahvé: Israel es mi hijo, mi primogénito. 23Yo te mando que dejes a mi hijo ir a servirme, y si te niegas a dejarle ir, yo mataré a tu hijo, a tu primogénito.” 24Por el camino, en un lugar donde pasaba la noche, salióle Yahvé al encuentro, y quería matarle; 25pero Séfora, agarrando en seguida un cuchillo de piedra, circuncidó a su hijo, y tocó sus pies diciendo: “Esposo de sangre eres para mí,” 26y le dejó, diciendo ella lo de esposo de sangre por la circuncisión.
Sin indicar nada de lo sucedido, Moisés vuelve a su suegro para despedirse de él, pretextando la visita a sus hermanos o familiares de Egipto (v.18). Sin duda que calló su verdadera misión para que no le disuadieran de ella, poniéndole delante los peligros a los que se exponía con el retorno.
El v.19 parece una adición tomada de otra fuente, pues después de lo ocurrido no se explica esta nueva orden de retorno a Egipto, con la indicación de que ya han muerto sus perseguidores. Algunos autores creen que está fuera de lugar y que debe leerse después Deu 3:22a.
Moisés, conforme a la orden divina, se puso en camino de Egipto con su mujer e hijo9. Durante el camino le ocurrió un incidente singular: Yahvé le sale al paso en actitud amenazadora: quería matarle (v.24). ¿Por qué esto? El contexto inmediato siguiente lo insinúa: su hijo no estaba circuncidado, y, por tanto, carecía de la señal de la alianza de Abraham10, por la que formaba parte del pueblo elegido, y Dios, para resaltar la enormidad de esta falta, hace ademán de atentar contra la vida de Moisés, responsable de este inexplicable olvido en el que había de ser el padre espiritual de Israel. Tal vez los madianitas no practicaban la circuncisión, y Moisés se atuvo a esta costumbre, como veremos que hizo Israel en el desierto11. Algunos autores creen que esta amenaza de Dios contra Moisés no hay que tomarla al pie de la letra, sino como expresión de una enfermedad enviada por Dios, en la que estuvo a punto de morir. En todo caso, Séfora, la esposa de Moisés, creyó ver en ella un castigo de Dios, y suponiéndola causa de ello, circuncidó a su hijo (v.25). La cruenta operación la hizo con un cuchillo de piedra o de sílex, que aún hoy día se hallan en las estepas del Sinaí en abundancia como resto de civilizaciones primitivas. El cuchillo de piedra será el instrumento ritual de la circuncisión12, lo que indica que la práctica se remontaba a tiempos anteriores a la edad de los metales. Séfora, según el texto, circuncidó a su hijo para librar a Moisés de la muerte (v.25), y después tocó sus pies, según el TM. Aquí pies parece ser un eufemismo para designar los órganos de generación, como es usual en el lenguaje bíblico. El texto puede referirse a Moisés o al hijo. Supuesta esta versión, parece que Séfora viera un efecto mágico en la sangre del hijo para salvar la vida del padre, y por eso exclamó: Esposo de sangre eres para mi. La frase misteriosa parece aludir al hecho de que el descuido de Moisés en circuncidar a su hijo ha sido la causa del derramamiento doloroso de sangre actual que ella ha practicado. Y el precio de rescate de la vida de Moisés (amenazada por Yahvé) ha sido la sangre del hijo13. El dolor que el corazón de la madre sintió al practicar ella misma esta operación en la carne tierna de su hijo, es lo que le induce a exclamar: Esposo de sangre eres para mí, aludiendo a la sangre que había derramado al circuncidar a su querido hijo. En el texto de los LXX, el sentido es más claro: “He aquí la sangre de la circuncisión de mi hijo.” La circuncisión era muy usual en Egipto, y probablemente Moisés estaba circuncidado, por influencia del ambiente egipcio y aun de sus compatriotas, que la habían recibido de los antiguos patriarcas. Quizá Moisés, al no circuncidar a su hijo al octavo día de su nacimiento, como estaba ordenado en el pacto con Abraham, se conformaba con la costumbre del ambiente de los árabes, que practican la circuncisión en los varones cuando llegan a la edad viril, cuando son aptos para el matrimonio, de tal forma que en hebreo y en árabe para decir “suegro” y “yerno” se expresa con los términos “el que circuncida” (joten) y “circuncidado” (jatan)14.
Los v.21-23 parecen desplazados y han de colocarse después del v.17, y así se comprende bien la recomendación de hablar ante el faraón pidiendo la salida de Israel de Egipto, al que se le llama amorosamente mi primogénito, como pueblo elegido entre todas las naciones (v.22). La frase yo endureceré su corazón, en labios de Dios, ha de entenderse según el lenguaje bíblico, en el que se atribuyen todos los hechos directamente a Dios, prescindiendo de las causas segundas. Esta frase se repite muchas veces en el éxodo15, y ha de entenderse en el sentido de voluntad permisiva de Dios para hablar con nuestra terminología teológica. Los prodigios cumplidos por Moisés, enviado de Dios, son ocasión del endurecimiento de corazón del faraón, y en este sentido el endurecimiento se atribuye a Dios, que obra los prodigios16. Moisés debe anunciar al faraón que, si no permite al primogénito de Dios (Israel) salir, será aquél privado de su primogénito natural (v.23). La amenaza es cumplida en la última plaga, como veremos17.
Moisés y Aarón Ante el Pueblo (27-31).
27Yahvé dijo a Aarón: “Ve al desierto al encuentro de Moisés.” Partió Aarón, y, encontrándose con su hermano en el monte de Dios, le besó. 28Moisés dio a conocer a Aarón todo lo que Yahvé le había dicho al encomendarle la misión y los prodigios que le había mandado hacer. 29Prosiguieron Moisés y Aarón su camino, y, llegados, reunieron a los ancianos de Israel. 30Aarón refirió todo lo que Dios había dicho a Moisés, y éste hizo los prodigios a los ojos del pueblo. 31El pueblo creyó, y al ver que Yahvé había visitado a los hijos de Israel y había atendido a su aflicción, postrándose, le adoraron.
Conforme a lo que se dijo en el v.14, Aarón salió al encuentro de Moisés en el monte de Dios, Horeb. Esta indicación parece, pues, provenir de otra fuente complementaria, ya que localiza el encuentro de ambos hermanos en el lugar de las revelaciones hechas a Moisés. Puesto de acuerdo y enterado Aarón de las comunicaciones hechas a su hermano, ambos se presentaron ante los “ancianos” de Israel y ante el “pueblo,” comunicándoles el mensaje recibido, que fue confirmado por los prodigios prometidos. El resultado fue que todos adoraron a su Dios, que los había visitado con el designio salvador de dar término a su prolongada servidumbre.
1 Cf. A. Clamer, o.c., p.88. – 2 Cf. Exo 7:9-12. En 4:30 y en 7:9-10 se dice que es sólo Aarón el que realiza los prodigios. – 3 Cf. Leve.13. – 4 Cf. Exo 4:30; Exo 4:21; Exo 7:20. – 5 Cf. Deu 33:10. – 6 Algunos autores creen que aquí levita alude a una categoría jerárquica en relación con actos de culto, y así sería un precedente para explicar el origen del sacerdocio mosaico, cuya misión era sacrificar y enseñar al pueblo la Ley. – 7 Cf. Exo 7:15. – 8 Sab 10:15-21. Véase el artículo Yo soy Yahvé, que te saqué de la tierra de Egipto: CT (1915) p.ii.ii?. – 9 El TM dice hijos. Hasta ahora no se ha dado más que el nombre de uno, Gersom (Exo 2:22), y, por otra parte, la operación que hace Séfora sólo tiene lugar en uno. Quizá el pl. hijos dependa de Exo 18:2-4. – 10 Cf. Gen 17:10. – 11 Cf. Jos 5-5. – 12 Cf. Jos 5:3. – 13 En las versiones de los LXX, Símaco, Teodoción y Peshitta se lee: “y ella cayó a sus pies.” – 14 Cf. E. Dhorme, La religión des Hébreux nómades p.287-288. – 15 Cf. Exo 7:3; Exo 9:12; Exo 10:1; Exo 10:20; Exo 10:27; Exo 11:10; Exo 14:4; Exo 14:8; Exo 14:17. – 16 Cf. Isa 10:10; Deu 29:4; Sal 81:13; Mar 4:10-12. En todos estos textos se atribuye a Dios el designio de condenar a los pecadores. – 17 Cf. Exo 11:5; Exo 12:29.
Fuente: Biblia Comentada
Entonces Moisés respondió diciendo. En una tercera objeción, Moisés dio una respuesta indigna, después de la prolongada explicación de Dios a Moisés en Éxo 3:14-22. En este punto, la situación hipotética propuesta se convirtió más en una objeción que en una indagación razonable.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
I. Israel en Egipto (Éxo 1:1-22; Éxo 2:1-25; Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-31; Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-36)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
6. Diálogo de Dios con Moisés (Éxo 3:11-22; Éxo 4:1-17)
Análisis de discurso
A continuación del llamado de Moisés viene un diálogo en el que éste opone cinco argumentos para no aceptar el desafío que tiene delante. Existe en Moisés un deseo de evitar asumir la misión, y se vislumbra que tiene dudas de ser la persona adecuada para realizarla. En cada uno de los cinco casos, Dios responde a Moisés dando una solución al problema planteado, y le muestra que es él, y no otro, el convocado para llevar adelante el plan de Dios. Esta actitud de intentar eludir el llamado de Dios será luego recurrente en varios profetas (Isa 6:5; Jer 1:6).
La diagramación no ayuda a la lectura, sobre todo por la falta de puntuación. Propongo tabular para comprender más fácilmente la estructura.
Objeción de Moisés | Respuesta de Dios |
Éxo 3:11-12 No tengo autoridad | Yo estaré contigo |
Éxo 3:13-15 ¿Quién eres tú? | Yo soy Jehová |
Éxo 3:16-22 | Plan de Dios para Israel y Moisés |
Éxo 4:1-9 No me creerán | Daré señales |
Éxo 4:10-12 No sé hablar | Yo te daré palabras |
Éxo 4:13-17 Envía a otro | Tu hermano te ayudará |
De este esquema surge que, luego de la segunda objeción, se intercala una nueva descripción del plan de Dios. Este es presentado en forma progresiva desde Éxo 2:24-25, pasando por Éxo 3:7-8. Ahora, la presentación incorpora otros elementos que no estaban en los textos anteriores.
TÍTULO: Proponemos que toda la sección Éxo 3:10-22; Éxo 4:1-17 se titule: “Diálogo de Dios con Moisés”.
Análisis textual y morfosintáctico
a. Primera objeción de Moisés (Éxo 3:11-12)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
d. Tercera objeción de Moisés (Éxo 4:1-9)
Esta tercera objeción de Moisés ofrece la oportunidad para que Dios muestre las señales que le permitirán a Moisés convencer a los israelitas respecto de quién lo ha enviado.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Respondió y dijo: Se entiende que responde a Dios, aunque algunas traducciones prefieren agregar, como TLA, «y dijo a Dios», a fin de aclarar a quién se dirige la respuesta, ya que el largo discurso de Éxo 3:16-22 ha alejado al interlocutor y el lector podría no identificarlo bien. Otras traducciones buscan formas distintas de significar lo mismo: «Moisés replicó» (NBE), «Moisés volvió a preguntar» (NVI). DHH coloca: «Ellos no me creerán, ni tampoco me harán caso, contestó Moisés», una forma de enganchar el texto con la indicación del versículo Éxo 3:15, a la que está respondiendo.
No me creerán [ ] pues dirán: “No se te ha aparecido Jehová”: Esta objeción apunta al hecho de que aun contando Moisés con la ayuda de Dios, y conociendo su nombre, todavía los israelitas podrían dudar de la veracidad de sus palabras. En ese caso, “no se te ha aparecido Jehová” significa que ellos no consideran cierto lo que Moisés cuenta de su encuentro con Dios. El Señor capta ese sentido y responde a Moisés dándole señales que él podrá reproducir delante de sus compatriotas y del faraón mismo, las cuales testificarán de la veracidad de sus palabras. Una traducción alternativa es: “Pues dirán: no es verdad lo que dices”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
4.1 El temor de Moisés lo causaba su anticipación. Estaba preocupado por cómo iba a responder el pueblo. Casi siempre anticipamos los sucesos y luego nos aterrorizamos por lo que puede salir mal. Dios no nos pide que vayamos a donde El no ha proporcionado los medios para ayudarnos. Vaya a donde El lo guíe, confiando en que le dará el valor, la confianza, y los recursos en el momento oportuno.4.2-4 El cayado de un pastor era por lo regular una vara de madera de uno a dos metros con un gancho en la punta. El pastor lo utilizaba para caminar, para guiar a su rebaño, para matar serpientes y para otras muchas tareas. Aun así, era tan solo un palo. Pero Dios utilizó la simple vara que Moisés llevaba para enseñarle una lección importante. Dios a veces disfruta mucho usando cosas ordinarias con propósitos extraordinarios. ¿Cuáles son las cosas ordinarias de su vida: su voz, una pluma, un martillo, una escoba, un instrumento musical? Aunque es fácil suponer que Dios puede usar sólo los dones especiales, no debe impedir el uso que El haga de las contribuciones diarias que usted pueda hacer. Moisés nunca se imaginó el poder que su simple cayado tendría al convertirse en la vara de Dios.4.6, 7 La lepra era una de las enfermedades más temidas de ese tiempo. No había cura, y un gran sufrimiento precedía a una muerte posterior. Moisés aprendió que Dios podía provocar o curar cualquier clase de problema. Moisés vio que Dios ciertamente tenía todo el poder y lo estaba comisionando para ejercitarlo a fin de sacar a los hebreos de Egipto.4.10-13 Moisés le suplicó a Dios que no lo enviara a esta misión. Después de todo, no era un buen orador y probablemente avergonzaría tanto a Dios como a sí mismo. Pero Dios veía el problema de Moisés de un modo completamente diferente. Todo lo que Moisés necesitaba era un poco de ayuda y quién mejor que Dios podía ayudarlo a decir y a hacer las cosas correctamente. Dios creó su boca y podía darle las palabras a decir. Es muy fácil para nosotros mirar nada más nuestras debilidades, pero si Dios nos pide que hagamos algo, nos ayudará a realizar el trabajo. Si la tarea incluye algunas de nuestras áreas débiles, podemos estar seguros que El proporcionará las palabras, la fortaleza, el valor y la habilidad donde sea necesario.4.14 Dios finalmente aceptó que Aarón hablara por Moisés. Los sentimientos de incapacidad de Moisés eran tan fuertes que no pudo confiar ni siquiera en la habilidad de Dios para ayudarlo. Moisés tuvo que enfrentarse a estos sentimientos profundos de incapacidad en muchas ocasiones. Cuando nos enfrentamos a situaciones que son muy difíciles o que nos causan temor, debemos estar dispuestos a permitir que Dios nos ayude.4.16 La frase «serás para él en lugar de Dios» significa que Moisés le diría a Aarón lo que este debía decir, tal como Dios se lo había dicho a él.4.17-20 Moisés se asió fuertemente a su cayado de pastor cuando salió a Egipto para enfrentar el gran reto de su vida. Su vara le proporcionaba la seguridad de la presencia de Dios y su poder. En medio de la incertidumbre, algunas personas necesitan algo para equilibrarlos y darles seguridad. Para darnos seguridad en medio de grandes pruebas, Dios nos ha dado promesas en su Palabra y ejemplos de grandes héroes de la fe. Cualquier cristiano puede asirse fuertemente a ellas.4.24-26 Dios amenazó con matar a Moisés porque no había circuncidado a su hijo. ¿Por qué Moisés no lo había hecho? Recuerde que había pasado la mitad de su vida en el palacio de Faraón y la otra mitad en el desierto de Madián. Quizá no estaba muy familiarizado con las leyes de Dios, especialmente porque todos los requisitos del pacto de Dios con Israel (Génesis 17) no se habían llevado a cabo activamente durante unos cuatrocientos años. Además, muchos eruditos creen que la esposa de Moisés, debido a sus antecedentes madianitas, se oponía a la circuncisión. Pero él no podía servir efectivamente como libertador del pueblo de Dios hasta que hubiera cumplido las condiciones de su pacto, y una de ellas era la circuncisión. Antes de que avanzaran más, Moisés y su familia tenían que obedecer completamente los mandamientos de Dios. En la ley del Antiguo Testamento, el no circuncidar a un hijo era perder las bendiciones de Dios para uno mismo y para su familia. Moisés pronto aprendería que desobedecer a Dios era aún más peligroso que enfrentarse a un Faraón egipcio.4.25, 26 ¿Por qué hizo Séfora la circuncisión? Muchos eruditos creen que pudo haber sido Séfora la que, como madianita que desconocía los requisitos de la circuncisión, había persuadido a Moisés para que no circuncidara a su hijo. Si impidió la acción, ahora tenía que realizarla. También es posible que Moisés se sintiera enfermo al permitir la desobediencia y que Séfora tuviera que llevar a cabo la circuncisión para salvar tanto a su esposo como a su hijo. Esto no la haría feliz, de aquí su comentario poco halagador para Moisés.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 114 Éxo 2:14; Hch 7:25
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
creen. O sea, confiar. La palabra hebrea traducida creen viene de una raíz que significa confiar. Fe en el A.T. incluye más que un consentimiento intelectual; está basada en la confianza creada en una relación personal.
Fuente: La Biblia de las Américas
[=] *Mt 13:57
[.] Muchas veces Moisés no dará cuentas de su actuación, sino que se valdrá de la misma autoridad de Dios, y por eso recibe el poder de hacer milagros que lo acrediten. Este párrafo está adaptado al mundo en que vivió Moisés. Encontramos aquí el tipo de portentos que se atribuían a los brujos egipcios.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[12] Mat 10, 20.[13] Los padres generalmente entienden que Moisés pide la venida del Mesías, llamado en la Escritura Enviado o Embajador de Dios.[15] Ex 7, 2.[20] Era el mismo bastón que usaba Moisés por su oficio de pastor; y se llama vara de Dios, por los prodigios que había de obrar.[21] San Agustíndice que Dios no endurece jamás dando la malicia; sino meramente negando la misericordia, esto es, la gracia que ablande el corazón del pecador y lo convierta.