Comentario de Filipenses 2:12 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

De modo que, amados míos, así como habéis obedecido siempre—no sólo cuando yo estaba presente, sino mucho más ahora en mi ausencia—, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor;

2:12 — » Por tanto «, recordando el ejemplo de la humildad y obediencia de Cristo y luego contemplando su exaltación y gloria.

— » como siempre habéis obedecido » «la doctrina que vosotros habéis aprendido» (Rom 16:17); al evangelio (Rom 10:16; 2Ts 1:8); «la enseñanza que recibisteis de nosotros… a lo que decimos por medio de esta carta» (2Ts 3:6; 2Ts 3:14).

— » no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia «. Los filipenses amaban y respetaban a Pablo. Estando él con ellos les era más fácil ser obedientes. La presencia de Pablo les daba mucha fuerza y aliento. Tal vez había peligro de que ellos dependieran demasiado de la presencia de Pablo (véase 1:27 también), pero ahora él no solamente no podía estar físicamente con ellos en Filipos como él quisiera, sino que tampoco podía estar seguro de la vida misma. Vivía cada día con el pensamiento de que pudiera «partir» (ser ejecutado) en cualquier momento. El emperador Nerón era un hombre muy caprichoso, y sin aviso podía terminar para siempre el ministerio personal de Pablo aquí en la tierra. Era indispensable, pues, que la fe de los filipenses estuviera firmemente puesta en Cristo, y no en Pablo.

En la actualidad muchos hermanos (hasta congregaciones enteras) dependen demasiado de sus «predicadores locales» («predicadores de planta»), y al salir estos (sea para evangelizar en otra parte, o que dejen de predicar) muchos miembros no siguen tan activos como antes. El número de los que asisten a las reuniones disminuye, como también la ofrenda. Algunas actividades de la congregación se suspenden hasta que el predicador regrese, o hasta que se consiga el servicio de otro «predicador de planta».

Hay muchas congregaciones que parecen ser «fuertes» (tienen muy buena asistencia, buena ofrenda y mucho aliento), pero ¿qué tan fuertes serían sin «predicador de planta»? La verdadera fuerza de una iglesia es la fuerza que tiene sin predicador. Los predicadores son evangelistas; no son «pastores» para visitar cada semana a los miembros, llevándolos en sus brazos, para que no dejen de asistir. Los predicadores tienen que evangelizar donde el Señor abra puertas. Deben llevar el evangelio a campos nuevos, establecer nuevas congregaciones y ayudar a confirmarlas, y preparar más obreros.

Los predicadores que sólo quieren ser «ministros locales» son más bien «pastores»; aunque no quieran usar el nombre, es lo que son en la práctica. Estos tienen a la congregación donde predican bien dependientes de ellos. Tales iglesias nunca maduran, y sin su «predicador local» mueren. La congregación que no quiere que «su predicador» salga para evangelizar en otros campos indica que es débil y dependiente, y que solamente tiene fuerza cuando esté el predicador. En su ausencia se debilita aun más, pierde miembros, baja la ofrenda y todo queda en decaimiento. Tal decrecimiento indica falta de madurez, falta de desarrollo, entre los miembros de la iglesia. Los miembros de la iglesia deben ser fieles, fuertes, activos y responsables si les ayuda algún predicador o si están solos. Si son fieles y activos solamente cuando hay predicador entre ellos, entonces están complaciendo (¿sirviendo?) al predicador y no a Cristo. Cristo siempre está entre ellos si son fieles. Los cristianos deben aprender a poner toda su confianza en Dios, y no en los hombres. Aun los predicadores más «grandes», de más renombre, pueden caer. ¿Qué pasa entonces con la fe de los que confían en ellos?

Este punto es importante. Pable se refiere a ello primero en 1:27, «Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio». Todo evangelista debe hacer todo lo posible por enseñar y confirmar a cada miembro de la iglesia para que éste siempre esté firme en Cristo aunque se vea obligado a estar solo durante toda la vida. En verdad estará firme si su fe está en Cristo, y no en algún predicador u otra persona.

— » ocupaos en vuestra salvación «. «Ocupar, KATERGAZOMAI, una forma enfática de ERGAZOMAI, trabajar, producir, llevar a cabo, con KATA, abajo, utilizado intensivamente, se traduce ‘ocupaos’ en Flp 2:12… dicho de ‘vuestra salvación'» (Vine). Santiago (2:24) dice clara y enfáticamente que «el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe». Pablo dice (Gál 5:4) que lo que «vale» es «la fe que obra por el amor», y en esta carta a los filipenses (3:1-13) enseña que debemos proseguir hacia la meta. La carta a los Hebreos (2:3; 3:12; 4:1, etcétera) habla claramente del peligro de descuidar la salvación. Dice 2Pe 1:5-7, «vosotros también, poniendo diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor» para ser participantes de la naturaleza divina (ver. 4).

Dice Pablo, » vuestra » salvación

— vuestra propia salvación — porque era de ellos y ellos mismos tenían que obrarla, efectuarla, llevarla a cabo. El hombre no puede proveer la salvación

— no puede proveer un salvador — pero puede y debe hacer su parte para aceptarla y de esa manera hacerla una realidad. Pablo no dice «la salvación de Dios», sino «vuestra salvación». Dice Pablo, » He peleado», » he acabado» y » he guardado». Dios hace posible la salvación, pero el hombre tiene que pelear, acabar y guardar. Yo «prosigo a la meta». «Hijitos, guardaos de los ídolos», (1Jn 5:21) porque ni Dios ni otros lo harán por vosotros, sino que tenéis que hacerlo vosotros mismos.

Los evangélicos (calvinistas), que enseñan que la salvación se obtiene por la fe sola, dicen que la palabra «salvación» en este texto se refiere a la «santificación» (véase Hendriksen). Según el calvinismo al creer la persona es justificada en ese momento y para siempre, pero que entonces debe obedecer los mandamientos de Dios para santificarse. Esta doctrina es falsa. La palabra «justificado» en Stg 2:24 es clara e irrefutable.

¿Por qué, pues, dice Pablo que no somos salvos por obras en varios textos (Gál 2:16; Efe 2:9; 2Ti 1:9; Tit 3:5)? ¿No hay contradicción entre estos textos? De ninguna manera. Somos salvos por gracia (Efe 2:8), porque el hombre no puede salvarse o redimirse solo; Dios tuvo que proveer la salvación. La gracia de Dios se refiere a la cruz de Cristo, a la sangre que El derramó para pagar el precio de rescate por nuestros pecados, pero la salvación no se obtiene por la gracia sola, porque la salvación no es incondicional. Dios provee la salvación, pero no todos serán salvos, porque no todos la aceptarán. ¿Cómo se acepta? Por la obediencia.

Ahora bien, en cuanto a las «obras» que no nos salvan, Pablo no se refiere a las obras requeridas por Cristo y los apóstoles en el Nuevo Testamento. No somos salvos por las obras de la ley de Moisés (Gál 2:16), ni por las buenas obras que hubiéramos hecho estando aun fuera de Cristo (Efe 2:9; 2Ti 1:9; Tit 3:4-5), ni por las «buenas obras» inventadas y autorizadas por los hermanos liberales pero no por Cristo. Los que esperan salvarse haciendo tales buenas obras serán tristemente decepcionados en el día final. Pero Stg 2:24; Gál 5:4; Hch 10:35, y otros textos (como Flp 2:12) se refieren a ocuparnos, trabajando y haciendo las obras enseñadas por Cristo, los apóstoles y otros escritores del Nuevo Testamento. Estos textos dicen la misma cosa que Mat 7:21; Mat 12:50; Luc 6:46, etcétera.

— » temor y temblor «, 1Co 2:3; 2Co 7:15; Efe 6:5. Los que se ocupan en la salvación con temor y temblor son aquellos que tienen conciencia profunda de la presencia de Dios (Gén 39:9).

Hay una conexión estrecha entre la obediencia y el «temor y temblor». Si la obediencia no es necesaria para la salvación (eterna), ¿por qué manda Pablo que nos ocupemos con temor y temblor? ¿Cuántos miembros de la iglesia están sirviendo a Dios con temor y temblor? «Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agrandándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor» (Heb 12:28-29). Este texto no significa que debemos servirle como esclavos temerosos de un amo cruel, sino como hijos obedientes que tienen respeto y reverencia hacia Dios y, a consecuencia de esto, viven con precaución seria, porque el trabajo es difícil y «la carne es débil» (Mat 26:41).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

amados míos. Flp 4:1; 1Co 4:14; 1Pe 2:11.

como siempre habéis obedecido. Flp 1:5, Flp 1:27, Flp 1:29.

ocupaos. Flp 3:13, Flp 3:14; Pro 10:16; Pro 13:4; Mat 11:12, Mat 11:29; Luc 13:23, Luc 13:24; Jua 6:27-29; Rom 2:7; 1Co 9:24-27; 1Co 15:58; Gál 6:7-9; 1Ts 1:3; Heb 4:11; Heb 6:10, Heb 6:11; Heb 12:1; 2Pe 1:5-10; 2Pe 3:18.

en vuestra salvación. Flp 2:19; Rom 13:11-14; 1Co 9:20-23; 2Ti 2:10.

con temor y temblor. Esd 10:3; Sal 2:11; Sal 119:120; Isa 66:2, Isa 66:5; Hch 9:6; Hch 16:29; 1Co 2:3; 2Co 7:15; Efe 6:5; Heb 4:1; Heb 12:28, Heb 12:29.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Por tanto: Pablo desea que los filipenses respondan positivamente a su consejo de tener el espíritu de Cristo (vv. Flp 2:5-8). La orden se dirige a todo el grupo dado que se utiliza el plural. El objetivo es la salvación mutua y colectiva (Flp 1:19, Flp 1:28; Luc 22:24-30).

ocupaos: El término griego habla de la liberación actual de los filipenses. La palabra que se traduce ocupaos la utiliza Estrabo, autor del siglo primero, para referirse a la extracción de la plata de las minas de plata. Así, la salvación puede ser comparada con un enorme regalo que debe ser desenvuelto para nuestro completo deleite. Nótese que Pablo alienta a los filipenses a desarrollar y explotar su salvación, pero no a trabajar por su salvación.

con temor y temblor: Demostrar la gracia y el poder de Dios al mundo por medio de nuestro amor y unidad (cf. con Jua 13:34, Jua 13:35) es una responsabilidad muy seria. Esto no es un temor que constituya cobardía sino respeto ante un gran valor. Debían soportar grandes dificultades y ocuparse de cumplir sus deberes correctamente. No debían temer la responsabilidad sino manejarla como una comisión del más alto orden. Los resultados determinarían su posición de privilegio y gloria en el Reino de Cristo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

OCUPAOS EN VUESTRA SALVACIÓN. Los creyentes salvados por gracia deben ocuparse en su salvación hasta el final. Si dejan de hacerlo, perderán la salvación recibida.

(1) No deben ocuparse en su salvación con simples esfuerzos humanos, sino mediante la gracia de Dios y el poder del Espíritu que reciben (véase el ARTÍCULO LA FE Y LA GRACIA, P. 1582. [Rom 5:21]).

(2) Para ocuparse en su salvación el creyente debe resistir al pecado y seguir los deseos del Espíritu Santo que vive en él. Eso comprende un esfuerzo constante a fin de usar cada medio que Dios ha provisto para derrotar el mal y revelar la vida de Cristo. De modo que el ocuparse en la salvación enfoca la importancia de la santificación (véanse Gál 5:17, nota, y el ARTÍCULO LAS OBRAS DE LA CARNE Y EL FRUTO DEL ESPÍRITU, P. 1678. [Gál 5:22-23]).

(3) El creyente se ocupa en su salvación acercándose siempre a Cristo (véase Heb 7:25, nota) y recibiendo el poder para tener la voluntad y actuar de acuerdo con los propósitos de Dios (véase v. Flp 2:13, nota). Así que los creyentes son «colaboradores de Dios» (1Co 3:9) para llevar su propia salvación a buen término en el cielo.

(4) Ocuparse en la salvación es de importancia tan vital que debe efectuarse «con temor y temblor» (véase la nota que sigue).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

TEMOR Y TEMBLOR. En la salvación realizada por medio de Cristo, Pablo le deja lugar al «temor y temblor». Todos los hijos de Dios deben tener un temor sagrado que los haga temblar ante la Palabra de Dios (Isa 66:2) y apartarse del mal (Pro 3:7; Pro 8:13). El temor (gr. tobos) del Señor no es, como se define con frecuencia, sólo «temor reverente», sino que incluye el temor del poder de Dios, de su santidad y de su justa retribución, y miedo de pecar contra Él y enfrentar las consecuencias (cf. Éxo 3:6; Sal 119:120; Luc 12:4-5). No es un temor destructivo, sino un temor que controla y redime, que acerca al creyente a Dios, a sus bendiciones, a la pureza moral, a la vida y a la salvación (cf. Sal 5:7; Sal 85:9; Pro 14:27; Pro 16:6; véase el ARTÍCULO EL TEMOR DE DIOS, P. 244. [Deu 6:1-2]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

obedecido. Su respuesta fiel a los mandatos divinos que Pablo les había enseñado (cp. Rom 1:5 ; Rom 15:18; 2Co 10:5-6). ocupaos en vuestra salvación. El verbo griego que se traduce «ocupaos» significa trabajar en algo sin interrupción hasta terminarlo por completo. No puede referirse a salvación por obras (cp. Rom 3:21-24; Efe 2:8-9), pero sí se refiere a la responsabilidad que tiene el creyente de obedecer en su proceso de santificación (vea las notas sobre Flp 3:13-14; Rom 6:19; cp. 1Co 9:24-27 ; 1Co 15:58; 2Co 7:1; Gál 6:7-9; Efe 4:1; Col 3:1-17; Heb 6:10-11; Heb 12:1-2; 2Pe 1:5-11). temor y temblor. La actitud con la que deben procurar los cristianos su santificación. Requiere un temor saludable de ofender a Dios y un respeto profundo por Él (cp. Pro 1:7 ; Pro 9:10; Isa 66:1-2).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:12 — » Por tanto «, recordando el ejemplo de la humildad y obediencia de Cristo y luego contemplando su exaltación y gloria.
— » como siempre habéis obedecido » «la doctrina que vosotros habéis aprendido» (Rom 16:17); al evangelio (Rom 10:16; 2Ts 1:8); «la enseñanza que recibisteis de nosotros… a lo que decimos por medio de esta carta» (2Ts 3:6; 2Ts 3:14).
— » no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia «. Los filipenses amaban y respetaban a Pablo. Estando él con ellos les era más fácil ser obedientes. La presencia de Pablo les daba mucha fuerza y aliento. Tal vez había peligro de que ellos dependieran demasiado de la presencia de Pablo (véase 1:27 también), pero ahora él no solamente no podía estar físicamente con ellos en Filipos como él quisiera, sino que tampoco podía estar seguro de la vida misma. Vivía cada día con el pensamiento de que pudiera «partir» (ser ejecutado) en cualquier momento. El emperador Nerón era un hombre muy caprichoso, y sin aviso podía terminar para siempre el ministerio personal de Pablo aquí en la tierra. Era indispensable, pues, que la fe de los filipenses estuviera firmemente puesta en Cristo, y no en Pablo.
En la actualidad muchos hermanos (hasta congregaciones enteras) dependen demasiado de sus «predicadores locales» («predicadores de planta»), y al salir estos (sea para evangelizar en otra parte, o que dejen de predicar) muchos miembros no siguen tan activos como antes. El número de los que asisten a las reuniones disminuye, como también la ofrenda. Algunas actividades de la congregación se suspenden hasta que el predicador regrese, o hasta que se consiga el servicio de otro «predicador de planta».
Hay muchas congregaciones que parecen ser «fuertes» (tienen muy buena asistencia, buena ofrenda y mucho aliento), pero ¿qué tan fuertes serían sin «predicador de planta»? La verdadera fuerza de una iglesia es la fuerza que tiene sin predicador. Los predicadores son evangelistas; no son «pastores» para visitar cada semana a los miembros, llevándolos en sus brazos, para que no dejen de asistir. Los predicadores tienen que evangelizar donde el Señor abra puertas. Deben llevar el evangelio a campos nuevos, establecer nuevas congregaciones y ayudar a confirmarlas, y preparar más obreros.
Los predicadores que sólo quieren ser «ministros locales» son más bien «pastores»; aunque no quieran usar el nombre, es lo que son en la práctica. Estos tienen a la congregación donde predican bien dependientes de ellos. Tales iglesias nunca maduran, y sin su «predicador local» mueren. La congregación que no quiere que «su predicador» salga para evangelizar en otros campos indica que es débil y dependiente, y que solamente tiene fuerza cuando esté el predicador. En su ausencia se debilita aun más, pierde miembros, baja la ofrenda y todo queda en decaimiento. Tal decrecimiento indica falta de madurez, falta de desarrollo, entre los miembros de la iglesia. Los miembros de la iglesia deben ser fieles, fuertes, activos y responsables si les ayuda algún predicador o si están solos. Si son fieles y activos solamente cuando hay predicador entre ellos, entonces están complaciendo (¿sirviendo?) al predicador y no a Cristo. Cristo siempre está entre ellos si son fieles. Los cristianos deben aprender a poner toda su confianza en Dios, y no en los hombres. Aun los predicadores más «grandes», de más renombre, pueden caer. ¿Qué pasa entonces con la fe de los que confían en ellos?
Este punto es importante. Pable se refiere a ello primero en 1:27, «Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio». Todo evangelista debe hacer todo lo posible por enseñar y confirmar a cada miembro de la iglesia para que éste siempre esté firme en Cristo aunque se vea obligado a estar solo durante toda la vida. En verdad estará firme si su fe está en Cristo, y no en algún predicador u otra persona.
— » ocupaos en vuestra salvación «. «Ocupar, KATERGAZOMAI, una forma enfática de ERGAZOMAI, trabajar, producir, llevar a cabo, con KATA, abajo, utilizado intensivamente, se traduce ‘ocupaos’ en Flp 2:12… dicho de ‘vuestra salvación'» (Vine). Santiago (2:24) dice clara y enfáticamente que «el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe». Pablo dice (Gál 5:4) que lo que «vale» es «la fe que obra por el amor», y en esta carta a los filipenses (3:1-13) enseña que debemos proseguir hacia la meta. La carta a los Hebreos (2:3; 3:12; 4:1, etcétera) habla claramente del peligro de descuidar la salvación. Dice 2Pe 1:5-7, «vosotros también, poniendo diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor» para ser participantes de la naturaleza divina (ver. 4).
Dice Pablo, » vuestra » salvación — vuestra propia salvación — porque era de ellos y ellos mismos tenían que obrarla, efectuarla, llevarla a cabo. El hombre no puede proveer la salvación — no puede proveer un salvador — pero puede y debe hacer su parte para aceptarla y de esa manera hacerla una realidad. Pablo no dice «la salvación de Dios», sino «vuestra salvación». Dice Pablo, » He peleado», » he acabado» y » he guardado». Dios hace posible la salvación, pero el hombre tiene que pelear, acabar y guardar. Yo «prosigo a la meta». «Hijitos, guardaos de los ídolos», (1Jn 5:21) porque ni Dios ni otros lo harán por vosotros, sino que tenéis que hacerlo vosotros mismos.
Los evangélicos (calvinistas), que enseñan que la salvación se obtiene por la fe sola, dicen que la palabra «salvación» en este texto se refiere a la «santificación» (véase Hendriksen). Según el calvinismo al creer la persona es justificada en ese momento y para siempre, pero que entonces debe obedecer los mandamientos de Dios para santificarse. Esta doctrina es falsa. La palabra «justificado» en Stg 2:24 es clara e irrefutable.
¿Por qué, pues, dice Pablo que no somos salvos por obras en varios textos (Gál 2:16; Efe 2:9; 2Ti 1:9; Tit 3:5)? ¿No hay contradicción entre estos textos? De ninguna manera. Somos salvos por gracia (Efe 2:8), porque el hombre no puede salvarse o redimirse solo; Dios tuvo que proveer la salvación. La gracia de Dios se refiere a la cruz de Cristo, a la sangre que El derramó para pagar el precio de rescate por nuestros pecados, pero la salvación no se obtiene por la gracia sola, porque la salvación no es incondicional. Dios provee la salvación, pero no todos serán salvos, porque no todos la aceptarán. ¿Cómo se acepta? Por la obediencia.
Ahora bien, en cuanto a las «obras» que no nos salvan, Pablo no se refiere a las obras requeridas por Cristo y los apóstoles en el Nuevo Testamento. No somos salvos por las obras de la ley de Moisés (Gál 2:16), ni por las buenas obras que hubiéramos hecho estando aun fuera de Cristo (Efe 2:9; 2Ti 1:9; Tit 3:4-5), ni por las «buenas obras» inventadas y autorizadas por los hermanos liberales pero no por Cristo. Los que esperan salvarse haciendo tales buenas obras serán tristemente decepcionados en el día final. Pero Stg 2:24; Gál 5:4; Hch 10:35, y otros textos (como Flp 2:12) se refieren a ocuparnos, trabajando y haciendo las obras enseñadas por Cristo, los apóstoles y otros escritores del Nuevo Testamento. Estos textos dicen la misma cosa que Mat 7:21; Mat 12:50; Luc 6:46, etcétera.
— » temor y temblor «, 1Co 2:3; 2Co 7:15; Efe 6:5. Los que se ocupan en la salvación con temor y temblor son aquellos que tienen conciencia profunda de la presencia de Dios (Gén 39:9).
Hay una conexión estrecha entre la obediencia y el «temor y temblor». Si la obediencia no es necesaria para la salvación (eterna), ¿por qué manda Pablo que nos ocupemos con temor y temblor? ¿Cuántos miembros de la iglesia están sirviendo a Dios con temor y temblor? «Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agrandándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor» (Heb 12:28-29). Este texto no significa que debemos servirle como esclavos temerosos de un amo cruel, sino como hijos obedientes que tienen respeto y reverencia hacia Dios y, a consecuencia de esto, viven con precaución seria, porque el trabajo es difícil y «la carne es débil» (Mat 26:41).

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA COOPERACIÓN EN LA SALVACIÓN

Filipenses 2:12-18

Por tanto, queridos míos, como en todas las ocasiones habéis sido obedientes, no sólo cuando yo estaba presente, ahora mucho más, tal como están las cosas, en mi ausencia, llevad a su perfecta conclusión la obra de vuestra salvación con temor y temblor; porque es Dios Quien, para llevar a cabo Su buena voluntad, hace producir efecto en vosotros tanto el querer inicial como la acción efectiva. Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, para mostraros intachables y puros, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación pervertida y retorcida, en medio de la cual resplandecéis como los luminares del mundo, reteniendo la Palabra que es la vida para que el Día de Cristo pueda tener la satisfacción de no haber corrido ni laborado en vano. Pero si mi propia vida se ha de derramar sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, para mí es un gozo, y me gozo con todos vosotros. Así que gozaos vosotros también compartiendo mi gozo.

Pablo exhorta a los Filipenses mucho más que a vivir en unidad en una situación dada; los exhorta a vivir una vida que conduzca a la salvación de Dios en el tiempo y en la eternidad.
En ningún otro lugar del Nuevo Testamento se presenta la obra de la salvación de una manera tan sucinta como aquí. Como la antigua versión Reina-Valera ponía los versículos 12 y 13: «Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.» Como siempre, Pablo escoge también aquí sus palabras cuidadosamente.

Ocupaos en vuestra salvación; la palabra que usa para ocupaos es katergázesthai, que contiene siempre la idea de llevar a su culminación. Es como si Pablo dijera: «¡No os paréis a mitad de camino! Seguid adelante hasta que la obra de vuestra salvación se realice plenamente en vosotros.» Ningún cristiano debería conformarse con nada menos que los beneficios totales del Evangelio.

» Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.» La palabra que usa Pablo para obrar y hacer es la misma, el verbo energuein. Hay aquí dos cosas significativas; siempre se usa de la acción de Dios, y de una acción efectiva. La obra de Dios no se puede frustrar, ni quedarse a medias; tiene que ser efectiva y completa.

Como hemos dicho, este pasaje presenta perfectamente la obra de la salvación.
(i) La salvación es cosa de Dios. (a) Es Dios Quien obra en nosotros el deseo de ser salvos. Es verdad que » nuestros corazones están inquietos hasta que encuentran el reposo en Él,» y también lo es que «no habríamos podido ni siquiera empezar a buscarle si no fuera porque El ya nos ha encontrado.» (Agustín). El deseo de la salvación de Dios no lo alumbra ninguna emoción humana, sino Dios mismo. El principio del proceso de nuestra salvación lo despierta Dios. (b) La continuación de ese proceso depende de Dios. Sin Su ayuda no podemos progresar en la bondad, ni conquistar ningún pecado, ni lograr ninguna virtud. (c) El final del proceso de nuestra salvación está en Dios, porque es la amistad con Dios, cuando somos Suyos y Él es nuestro. La obra de nuestra salvación empieza, prosigue y termina en Dios.

(ii) Esto tiene otra cara. La salvación es cosa del ser humano. «Ocupaos de vuestra propia salvación,» pide Pablo. Sin la cooperación de la persona, hasta Dios es incapaz. Es un hecho que uno tiene que recibir un beneficio o un regalo. Uno puede estar enfermo, y el médico receta las medicinas que le pueden sanar; pero si no se las aplica y rechaza testarudamente toda ayuda, no tiene remedio. Así sucede con la salvación. Dios nos la ofrece; si no, no la conseguiríamos de ninguna manera. Pero nadie puede recibir la salvación a menos que responda al ofrecimiento de Dios y tome lo que Dios le da.

No puede haber salvación aparte de Dios; pero lo que Dios ofrece, el ser humano lo tiene que recibir. No es nunca Dios el que retiene la salvación, sino la persona la que se priva de ella.

LAS SEÑALES DE LA SALVACIÓN

Filipenses 2:12-18 (continuación)

Cuando examinamos la línea de pensamiento de este pasaje vemos que Pablo establece lo que podemos llamar cinco señales de la salvación.
(i) Está la señal de la acción efectiva. El cristiano debe dar evidencia constante en su vida diaria de que está ocupándose realmente de su propia salvación; día a día debe ir cumpliéndose más plenamente. La gran tragedia de muchos de nosotros es que no adelantamos nada nunca. Seguimos siendo víctimas de los mismos hábitos y esclavos de las mismas tentaciones y culpables de los mismos fracasos. Pero la verdadera vida cristiana debe ser un progreso continuo, porque es un viaje hacia Dios.

(ii) Está la señal del temor y temblor. No se trata del terror y del temblor del esclavo que tiene le tiene un miedo cerval a su amo, ni tampoco del miedo y el temblor ante la perspectiva del castigo. Procede de dos cosas. En primer lugar, de un sentimiento de nuestra propia criaturidad y de nuestra propia impotencia para enfrentarnos triunfalmente con la vida. Es decir: no es el temor y temblor que nos hace escondernos de Dios, sino más bien el temor y temblor que nos impulsa a arrojarnos en Sus brazos, con la seguridad de que sin Su ayuda no podemos enfrentarnos efectivamente con la vida. Procede, en segundo lugar, del horror de ofender a Dios. Cuando amamos de veras a una persona, tio tememos el mal que nos pueda hacer, sino el que le podamos hacer nosotros. El gran temor del cristiano es el crucificar a Cristo otra vez.

(iii) Está la señal de la serenidad y la certeza. El cristiano lo hace todo sin murmuraciones ni discusiones. La palabra que usa Pablo para murmuraciones es poco corriente, gonguysmós. En el griego de las Sagradas Escrituras tiene una conexión especial. Es la palabra que se usa para las murmuraciones rebeldes de los israelitas durante su peregrinación por el desierto. El pueblo murmuró contra Moisés (Ex 15:24 ; Ex 16:2 ; Nm 16:41 ). Gonguysmós es una palabra onomatopéyica: describe el murmullo en voz baja, amenazador, descontento, de una multitud que desconfía de sus dirigentes y que está al borde de la rebelión. La palabra que usa Pablo para discusiones es- dialoguismós, que describe las disputas inútiles, y a veces malintencionadas. La vida cristiana tiene la serenidad y la certeza de la perfecta confianza.

(iv) Está la señal de la pureza. Los cristianos, como dice la versión Reina-Valera, han de ser irreprochables, sencillos y sin mancha. Cada una de estas palabras hace una contribución a la idea de la pureza cristiana.

(a) La palabra traducida por irreprochables es amemptós, y expresa lo que es el cristiano para el mundo. Su vida es de tal pureza que no hay nadie que pueda encontrar en ella nada que reprochar. A menudo se dice en los tribunales de justicia que los procedimientos no sólo deben ser justos, sino también parecerlo, es decir, que se vea que lo son. El cristiano no solo debe ser puro, sino que la pureza de su vida debe estar a la vista de todo el que quiera ver.

(b) La palabra traducida por sencillo es akéraios, que expresa lo que el cristiano es en sí mismo. Akéraios quiere decir literalmente sin mezcla, no adulterado. Se usa, por ejemplo, del vino o la leche a los que no se les ha añadido agua, o del metal que no tiene aleaciones. Cuando se usa de las personas implica que no tienen motivos bastardos. La pureza cristiana debe desembocar en una sinceridad total de pensamiento y carácter.

(c) La palabra traducida por sin mancha es ámómos, que describe lo que es el cristiano a los ojos de Dios. Esta palabra se usa especialmente en relación con los sacrificios que son aptos para ofrecerse en el altar de Dios. La vida cristiana debe ser tal que se pueda ofrecer como sacrificio sin mancha a Dios.

La pureza cristiana es irreprochable a los ojos del mundo, sincera para consigo y apta para soportar el escrutinio de Dios.
(v) Está la señal del esfuerzo misionero. El cristiano ofrece a todos la palabra de vida, es decir, la palabra que da la vida. Este esfuerzo misionero tiene dos aspectos. (a) Es la proclamación del ofrecimiento del Evangelio con palabras claras e inconfundibles. (b) Es el testimonio de una vida que es absolutamente recta en un mundo retorcido y pervertido. Es el ofrecimiento de la luz en un mundo tenebroso. Los cristianos han de ser luces en el mundo. La palabra que se usa para luces (fóstéres) es la misma que se usa en la historia de la Creación del Sol y de la Luna, que Dios colocó en el firmamento de los cielos para que iluminaran la Tierra Ge 1:14-18 ). El cristiano ofrece y muestra rectitud en un mundo retorcido y luz en un mundo tenebroso.


LAS ILUSTRACIONES DE PABLO

Filipenses 2:12-18 (conclusión)

Este pasaje concluye con dos ilustraciones gráficas típicas del pensamiento paulino.
(i) Anhela el progreso cristiano de los Filipenses para, al final del día, poder tener el gozo de saber que no ha corrido ni laborado en vano. La palabra que usa para laborar
es kopián. Hay aquí dos posibles imágenes. (a) Puede que esté pintando el cuadro de una labor agobiante. Vopián quiere decir trabajar hasta el agotamiento. (b) Puede que kopián describa el esfuerzo del atleta en la competición, y que lo que Pablo quiere decir sea que pide a Dios que toda la disciplina del entrenamiento que se ha impuesto no haya sido inútil.

Una de las características del estilo literario de Pablo es su amor a las ilustraciones de la vida del atleta. Y no nos sorprende. En todas las ciudades griegas había un gimnasio, que era mucho más que un campo de deportes. Era en el gimnasio donde Sócrates discutía a menudo los problemas eternos; era en el gimnasio donde los filósofos y los sofistas y los maestros y predicadores ambulantes encontraban muchas veces sus audiencias. En cualquier ciudad griega, el gimnasio era no solamente el campo de entrenamiento para los deportistas, sino también el club intelectual de la ciudad. En el mundo griego había los grandes)uegos ístmicos de Corinto, los grandes juegos pan jónicos de Efeso y, los más importantes de todos, los juegos olímpicos, que se celebraban cada cuatro años. Las ciudades griegas estaban enfrentadas a menudo y a veces en guerra; pero cuando llegaban los juegos olímpicos, no importaba lo seria que fuera la disputa, se declaraba un mes de tregua para que los juegos olímpicos se llevaran a cabo deportivamente. Los atletas no eran los únicos que iban, sino también los historiadores y los poetas para dar lectura a sus últimas obras, y los escultores de fama inmortal iban a hacer estatuas de los vencedores.

No cabe duda que Pablo iría a ver estos juegos en Corinto y en Éfeso. Donde había multitudes, allí estaría Pablo tratando de ganar a los más posibles para Cristo. Pero, aparte de para predicar, había algo en aquellas contiendas atléticas que encontraba un eco en el corazón de Pablo. Conocía los combates de los boxeadores (1Co 9:26 ). Conocía las carreras pedestres, las más famosas de todas las contiendas. Había visto al heraldo llamando a los corredores a la línea de salida (1Co 9:27 ); había observado el esfuerzo de los corredores hacia la meta (Fil 3:14 ); había visto al juez conceder el galardón al final de la carrera (2 Timoteo 4:8 ); conocía la corona de laurel de los vencedores y su júbilo (1Co 9:24 ; Fil 4:1 ). Conocía los rigores de la disciplina a la que tenía que someterse el atleta, y las reglas estrictas que tenía que observar (1 Timoteo 4:7 s; 2 Timoteo 2:5 ).

Así es que su oración era que no le pasara lo que a un atleta que se hubiera estado entrenando sin escatimar esfuerzos y privaciones para no llegar a nada. Para él el mayor premio de la vida era saber que por medio de él otros habían llegado a conocer y amar y servir a Jesucristo.
(ii) Pero Pablo presenta otra ilustración en el versículo 17. Tenía el don de hablar de tal manera que todos le podían entender. Una y otra vez tomaba sus ilustraciones de las ocupaciones normales de las personas a las que se dirigía. Ya nos ha presentado una tomada de los juegos atléticos; ahora toma otra de los sacrificios paganos. Una de las formas más corrientes de sacrificios paganos era la libación, que era una copa de vino que se derramaba sobre una ofrenda a los dioses. Por ejemplo: todas las comidas paganas empezaban y acababan con una libación de éstas, como una manera de dar gracias al principio y al final de la comida. Pablo ve aquí la fe y el servicio de los Filipenses como un sacrificio que ofrecían a Dios. Sabía que podía ser que su muerte no estuviera muy lejos, porque estaba escribiendo desde la cárcel y esperando ser juzgado. Así es que dice que está dispuesto a ser derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de la fe de los Filipenses. En otras palabras, lo que les está diciendo a los Filipenses es esto: » Vuestra fidelidad y lealtad cristiana ya son un sacrificio a Dios; y si a mí me tocara morir por Cristo, estoy dispuesto y contento de que mi vida se derrame como una libación sobre el altar en el que se ofrece vuestro sacrificio.»

Pablo estaba totalmente dispuesto a ofrecer su vida en sacrificio a Dios; y, si sucedía así, para él sería un gozo extraordinario. Y les advierte a sus amigos Filipenses que no se pongan en plan de duelo ante tal perspectiva, sino que se sumen a su gozo. Para él, cualquier llamada al sacrificio y al trabajo era una llamada a mostrar su amor a Cristo; y por tanto la recibía sin quejas ni pesares, sino con gozo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— con santo temor: Lit. con temor y temblor, es decir, con profundo respeto y veneración (ver 2Co 7:15).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El cuidado práctico de la salvación

12 El ejemplo de Cristo no es solo de humildad, sino también de obediencia (v. 8). A tal obediencia son llamados los filipenses, sea que Pablo esté con ellos o no (cf. 1:27). Ocupaos aquí tiene el sentido de procurar cumplimiento, no de ocuparse para la salvación. Jamás podríamos hacerlo. La palabra salvación (rescate) significa que no podemos salvarnos a nosotros mismos (cf. Juan 15:4, 5; 1 Cor. 15:10; Ef. 2:5, 8), pero sí podemos y debemos vivir vidas que muestren el poder salvífico de Dios del que nos hemos apropiado.

13 Tenemos nuestra parte en esto, pero lo que lo hace posible es el obrar de Dios en nosotros (la palabra gr. utilizada aquí y a menudo por Pablo para re ferirse al poder de Dios, es de la cual deriva la palabra “energía”). Dios nos da tanto el deseo como la fuerza para hacer lo que le agrada a él.

14 Más aun, no es sólo lo que se hace lo que cuenta, sino el espíritu con el que lo realizamos; “háganlo todo sin murmuraciones ni discusiones” (DHH). Esto tiene una constante aplicación a la vida y al servicio cristianos.

15 Las más altas normas se deben establecer si los cristianos han de vivir su fe en una sociedad que es moralmente torcida y espiritualmente perversa. Esta descripción se toma de Deut. 32:5, pero es trágicamente apta para gran parte de la sociedad occidental de hoy. Cada expresión de la vida cristiana es digna de ponderarse. Irreprensibles significa estar por arriba de toda crítica. Sencillos significa completamente sanos en carácter y en unidad mental. Los creyentes se describen como hijos de Dios, no solamente en privilegios (Juan 1:12), sino en responsabilidades para vivir en el mun do como aquellos que pertenecen a Dios y muestran las semejanzas familiares. La expresión sin mancha, era utilizada en los requerimientos para el sacrificio de animales en el AT. También se utilizó de Dios mismo en un sentido moral y espiritual (Heb. 9:14; 1 Ped. 1:19) y esta es la norma del cristiano. Como luminares (lit. “portadores de luz”) indica que Cristo es la luz (Juan 1:8, 9; 8:12) y nosotros tenemos que reflejarla a los demás.

16 La palabra utilizada aquí, reteniendo, puede significar “aferrarse a”, u “ofrecerla a”. Debemos aferrarnos a la palabra pero, por sobre todo, ofrecerla como palabra de vida para un mundo que perece (Juan 3:16; 6:68; Hech. 5:20; 2 Cor. 2:15, 16). Pablo considera su vida como corriendo una carrera y como trabajando hasta el agotamiento, pero con su vista espiritual fija en el Señor y teniendo su aprobación.

17, 18 El pensamiento de la muerte como posible desenlace de su prisión vuelve a la mente del Apóstol otra vez. Su muerte sería una ofrenda a Dios, pero solo como una libación derramada sobre un sacrificio mucho más significativo: la fe de los filipenses, la calidad de su vida y el servicio producido por la fe (para la primera de estas ofrendas, cf. 2 Tim. 4:6 y para la segunda, Rom. 12:1). Pablo ha llegado al punto de regocijarse en cual quier circunstancia, sea ésta de vida o sea de muerte, y anhela que sus amigos en Filipos tomen la misma actitud.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

x 84 Rom 16:19

y 85 2Co 7:15; Heb 12:28

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

ocupaos en vuestra salvación. La salvación debe estar acompañada de todo lo que Pablo ha dicho anteriormente (vers. 1– 11), tratando de lograrlo con temor y temblor (i.e., reverencia), confiando siempre en que Dios actuará en la vida del creyente (vers. 13).

Fuente: La Biblia de las Américas

12 (1) Es decir, como consecuencia de tomar a Cristo como un patrón o modelo de obediencia en los versículos anteriores.

12 (2) Esto corresponde a hacerse obediente en el v.8.

12 (3) Es decir, llevad a la conclusión final. Nosotros hemos recibido la salvación de Dios, cuyo punto culminante es que seamos exaltados por Dios en gloria así como lo fue el Señor Jesús (v.9). Necesitamos llevar a cabo esta salvación, o sea, llevarla a su conclusión final, obedeciendo constante y absolutamente, con temor y temblor. Hemos recibido esta salvación por fe; ahora tenemos que llevarla a cabo por obediencia, la cual incluye la unidad genuina en nuestras almas (v.2). Se recibe esta salvación por fe una sola vez y se lleva a cabo por toda la vida.

12 (4) No la salvación eterna que nos libra de la condenación de Dios y del lago de fuego, sino la salvación diaria, la cual es una Persona viviente. Esta salvación diaria resulta de tomar como nuestro patrón interno y externo al mismo Cristo que vivimos, experimentamos y disfrutamos. Los elementos principales de esta salvación son Cristo como la vida crucificada (vs.5-8) y Cristo en Su exaltación (vs.9-11). Cuando este patrón llega a ser la vida interior de los creyentes, llega a ser su salvación. Solamente esto hará que el gozo del apóstol sea completo.

En el cap.1 la salvación viene a través de la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, pero aquí la salvación viene del Dios que opera en nosotros. Este Dios es en realidad el Espíritu de Jesucristo. En ambos casos la salvación es una salvación práctica y diaria que se produce momento a momento. La salvación constante de 1:19 se refiere a que un creyente en una situación en particular sea salvo de un conflicto específico; mientras que la salvación constante de 2:12 se refiere a que un creyente cualquiera sea salvo de cosas ordinarias en situaciones comunes en su vida cotidiana.

12 (5) El temor es el motivo interno; el temblor es la actitud exterior.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Pablo vuelve ahora la vista a las obligaciones que el ejemplo de Cristo impone a los cristianos de Filipos. Deben aprender a sostenerse sobre sus propios pies, con un sentido de fragilidad humana, pero sabiendo que Dios está detrás de ellos (v. Flp 2:13). Deberían vivir en medio de la corrompida sociedad humana de tal manera que reflejasen la luz que viene de una fuente celestial (vv. Flp 2:14-15), proclamando constantemente el evangelio de una vida nueva (v. Flp 2:16 a). Así, en la venida de Cristo, Pablo tendría motivos para regocijarse en ellos (v. Flp 2:16 b). En los vv. Flp 2:17-18, Pablo emplea el lenguaje de las ofrendas judías y compara su propia muerte a una libación que acompañe a la presentación que los filipenses hagan de sí mismos como un holocausto (cp. Núm 15:10; Núm 28:7).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

R564 Κατεργάζομαι acentúa el hecho de llevar a cabo completamente la obra: trabajo completo, o desarrollo, mientras que ἐνεργῶν tiene la idea de trabajo interno.

M144 Ὥστε se usa como una partícula de inferencia, y significa: así que, por tanto.

MT174 El presente de imperativo tiene un sentido de comienzo: comiencen a desarrollar.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., como en

Fuente: La Biblia de las Américas