porque Dios es el que produce en vosotros tanto el querer como el hacer, para cumplir su buena voluntad.
2:13 — » produce «, «obra» (VM y BAS), ENERGON, de la cual tenemos la palabra «energía». La salvación es «obra» de Dios: obra o produce ciertos efectos en nuestras vidas; produce tanto el «querer» como también el «hacer». ¿Cómo lo hace? Véase 1Ts 2:13, «la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes». Son paralelas estas dos frases: «Dios obra en vosotros tanto el querer como el hacer» y «la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes». Dios obra en nosotros por medio de la palabra. La «espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Efe 6:17). El Espíritu Santo obra en nosotros a través de su instrumento, la palabra inspirada. La Biblia es el libro que nos motiva; Dios ha empleado todo incentivo que se puede utilizar para movernos hacia el cumplimiento de su divina voluntad, «su buena voluntad». Como dice Heb 8:10, «Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré». Dios nunca obra en nosotros aparte de nuestra propia voluntad. El no nos quita el libre albedrío; el ver. 12 bien establece esta verdad. Dios no obra en lugar de nosotros (no hace por nosotros lo que debemos hacer por nosotros mismos). Nadie está obligado obedecer en contra de su propia voluntad. Dios no hace a un lado la volición del hombre. Además, el cristiano puede «apagar al Espíritu», es decir, puede apagar el fuego del don del Espíritu (1Ts 5:19; 2Ti 1:6); puede también «contristarlo» (Efe 4:30). Puede resistir al Espíritu Santo, es decir, su enseñanza y obra (Hch 7:51). Dios nos da libre albedrío y cuando lo ejercitamos de acuerdo a la voluntad de Dios, El nos ayuda. El obra en nosotros cuando «la palabra de Dios… actúa» en nosotros. Dios obra a través de su palabra para movernos y motivarnos a hacer su voluntad. El cristiano necesita de la ayuda divina para vencer la tentación y el pecado.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Dios es el que en vosotros produce. 2Cr 30:12; Isa 26:12; Jer 31:33; Jer 32:38; Jua 3:27; Hch 11:21; 2Co 3:5; Heb 13:21; Stg 1:16-18.
así el querer como el hacer. 1Re 8:58; 1Cr 29:14-18; Esd 1:1, Esd 1:5; Esd 7:27; Neh 2:4; Sal 110:3; Sal 119:36; Sal 141:4; Pro 21:1; Jua 6:45, Jua 6:65; Efe 2:4, Efe 2:5; 2Ts 2:13, 2Ts 2:14; Tit 3:4, Tit 3:5; 1Pe 1:3.
por su buena voluntad. Luc 12:32; Rom 9:11, Rom 9:16; Efe 1:5, Efe 1:9, Efe 1:11; Efe 2:8; 2Ts 1:11; 2Ti 1:9.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Dios mismo trabaja en nuestras vidas y todo lo que hace en ellas es hecho por su buena voluntad (Rom 8:28). A Dios le complace hacer nuestro bien. Pero Él sólo puede bendecir la obediencia a su voluntad (Jua 15:10). Nuestra meta última debiera ser complacerlo en todo lo que hacemos. Dios provee tanto el deseo como la capacidad de cumplir su voluntad. Sólo necesitamos apropiarnos de lo que provee.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
DIOS ES EL QUE EN VOSOTROS PRODUCE. La gracia de Dios obra en sus hijos para producir el deseo y el poder para hacer su voluntad (véase el ARTÍCULO LA FE Y LA GRACIA, P. 1582. [Rom 5:21]). Sin embargo, la obra de Dios no es de imposición ni de gracia irresistible. La obra de gracia en los creyentes (Flp 1:6; 1Ts 5:24; 2Ti 4:18; Tit 3:5-7) siempre depende de su fidelidad y cooperación (vv. Flp 2:12; Flp 2:14-16).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Dios es el que en vosotros produce. Aunque el creyente es responsable de ocuparse en su salvación (v. Flp 2:12), el Señor es quien en realidad produce buenas obras y fruto espiritual en la vida de los creyentes (Jua 15:5; 1Co 12:6). Esto se lleva a cabo porque Él obra por medio de nosotros con su Espíritu en nuestro interior (Hch 1:8; 1Co 3:16-17; 1Co 6:19-20; cp. Gál 3:3). así el querer como el hacer. Dios infunde energía tanto a los deseos como a las acciones del creyente. La palabra griega que se traduce «querer» indica que Dios no solo se enfoca en simples deseos o emociones antojadizas, sino a la intención metódica de cumplir un propósito planificado. El poder de Dios hace que su Iglesia se disponga todos los días a llevar vidas piadosas (cp. Sal 110:3). buena voluntad. Dios quiere que los cristianos hagan lo que a Él le satisface. Cp. Efe 1:5 ; Efe 1:9; 2Ts 1:11.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
2:13 — » produce «, «obra» (VM y BAS), ENERGON, de la cual tenemos la palabra «energía». La salvación es «obra» de Dios: obra o produce ciertos efectos en nuestras vidas; produce tanto el «querer» como también el «hacer». ¿Cómo lo hace? Véase 1Ts 2:13, «la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes». Son paralelas estas dos frases: «Dios obra en vosotros tanto el querer como el hacer» y «la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes». Dios obra en nosotros por medio de la palabra. La «espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Efe 6:17). El Espíritu Santo obra en nosotros a través de su instrumento, la palabra inspirada.
La Biblia es el libro que nos motiva; Dios ha empleado todo incentivo que se puede utilizar para movernos hacia el cumplimiento de su divina voluntad, «su buena voluntad». Como dice Heb 8:10, «Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré». Dios nunca obra en nosotros aparte de nuestra propia voluntad. El no nos quita el libre albedrío; el ver. 12 bien establece esta verdad. Dios no obra en lugar de nosotros (no hace por nosotros lo que debemos hacer por nosotros mismos). Nadie está obligado obedecer en contra de su propia voluntad. Dios no hace a un lado la volición del hombre. Además, el cristiano puede «apagar al Espíritu», es decir, puede apagar el fuego del don del Espíritu (1Ts 5:19; 2Ti 1:6); puede también «contristarlo» (Efe 4:30). Puede resistir al Espíritu Santo, es decir, su enseñanza y obra (Hch 7:51). Dios nos da libre albedrío y cuando lo ejercitamos de acuerdo a la voluntad de Dios, El nos ayuda. El obra en nosotros cuando «la palabra de Dios… actúa» en nosotros. Dios obra a través de su palabra para movernos y motivarnos a hacer su voluntad. El cristiano necesita de la ayuda divina para vencer la tentación y el pecado.
El «príncipe de la potestad del aire» «opera en los hijos de desobediencia» (Efe 2:2), y Dios opera en los hijos de obediencia. «Mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte» (Rom 7:5), pero ahora somos guiados por el Espíritu de Dios y llevamos el fruto del Espíritu (Gál 5:22-23). A los que no aman la verdad Dios «les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados» (2Ts 2:10-12), pero a sus hijos Dios envía el Espíritu de su hijo (Gál 4:6). Si caemos, su benignidad nos guía al arrepentimiento (Rom 2:4). ¡Qué consuelo! «Somos hechura suya» (Efe 2:10) y Dios sigue obrando en nosotros.
Ahora bien, que nadie diga que solamente la palabra obra en nosotros y Dios no. ¡Dios obra! pero obra a través de su palabra. El obra en los que están ocupados en su propia salvación. Dios salva a través de los que predican su palabra (1Ti 4:16); emplea agencias humanas.
— » por su buena voluntad «, («para su beneplácito», BAS), (Mat 11:26; Luc 2:14; Efe 1:5; Efe 1:9; 2Ts 1:11). ¿Qué produce su beneplácito? Lo que El hace por nosotros, y nuestra actividad en su servicio.
Fuente: Notas Reeves-Partain
— buena disposición: También otra posible traducción: para llevar a término su designio de amor.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Jua 15:5; 1Co 12:6; 2Co 3:5; Efe 2:10.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
z 86 Jer 31:33; 2Co 3:5; Heb 13:21
a 87 2Cr 30:12; 1Ts 4:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
13 (1) Porque introduce la razón por la cual necesitamos obedecer siempre. La razón es que Dios opera en nosotros. En la economía de Dios, tenemos al Señor Jesús como nuestro patrón o modelo (vs.6-11), como la norma dé nuestra salvación (v.12), y también tenemos a Dios produciendo en nosotros así el querer como el hacer para que nuestra salvación sea llevada a cabo, llevada a su conclusión final. No es que nosotros mismos la llevemos a cabo, sino que Dios opera en nosotros para hacerlo. La única cosa que tenemos que hacer es obedecer al Dios que opera dentro de nosotros.
13 (2) El Dios que opera en nosotros es el Dios Triuno -el Padre, el Hijo y el Espíritu-, el mismo Dios que es Cristo en nosotros ( 2Co_13:3 a, 5) y el Espíritu en nosotros ( Rom_8:11). Los tres -el Espíritu, Dios y Cristo- son uno.
13 (3) O, da energía.
13 (4) El querer es por dentro; el hacer es por fuera. El querer tiene lugar en nuestra voluntad, lo cual indica que la operación de Dios empieza en nuestro espíritu (cfr. 4:23) y se extiende a nuestra mente, nuestra parte emotiva y nuestra voluntad. Esto corresponde a Ro 8, donde vemos que Dios opera desde nuestro espíritu ( Rom_8:4), a través de nuestra mente ( Rom_8:6), y finalmente se extiende a nuestro cuerpo físico ( Rom_8:11).
13 (5) O, actuar. La misma palabra griega se traduce realiza en este versículo.
13 (6) Es decir, el beneplácito de Su voluntad ( Efe_1:5). El beneplácito de Dios es que nosotros lleguemos al punto culminante de Su salvación suprema.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
energizando… energizado…. Gr. energéo= energizar → §317.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R1059 Los dos infinitivos de este versículo son el complemento directo de ἐνεργῶν: porque Dios está obrando tanto el querer como el hacer.
M65 No es seguro si θεὸς … εὐδοκίας significa: con el propósito de (llevar a cabo) su buena voluntad, o si debemos conectar la expresión ὑπὲρ τῆς εὐδοκίας con las palabras siguientes, πάντα ποιεῖτε, y traducir: con el propósito de que le agrademos (ὑπέρ sugiere el objeto al cual uno está apuntando: para -R632). [Editor. Parece que lo mejor es tomar la frase prepositiva con lo que precede: θεὸς γὰρ ἐστιν ὁ ἐνεργῶν, puesto que la pausa con un punto después de εὐδοκίας es virtualmente indiscutible en los manuscritos. Además, el uso más común de la preposición favorece la anterior sugerencia de Moule (comp. 2Co 1:6).]
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, por
Fuente: La Biblia de las Américas
Esto es, produce la energía.