Hermanos, sed imitadores de mí y prestad atención a los que así se conducen, según el ejemplo que tenéis en nosotros.
3:17 — » sed imitadores de mí «, 4:9; 1Co 4:16; 1Co 11:1; 1Ts 1:6. No hay nada de soberbia en esta exhortación, sino una humilde confianza, porque Pablo sabía que él seguía a Cristo. Andaba en el camino correcto. Es guía fiel para nosotros. Si imitamos a Pablo, como él imitó a Cristo, nunca dejaremos el camino correcto y perseveraremos hasta el fin. Todo el mundo es imitador. Parece ser instintivo imitar a otros. Desde nacer imitamos a otros. Es cuestión, pues, de escoger a quién imitar. Siempre estamos rodeados de malos ejemplos, falsos maestros y guías ciegos. De estos Pablo habla en seguida (vers. 18,19). En 1Co 10:6 Pablo dice que los judíos eran «ejemplos» que no debemos imitar, pero también hay buenos ejemplos. Hay dos clases de ejemplos: debemos seguir a los espirituales y no seguir a los carnales. — » mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros «. «Mirad», SKOPEO, de la misma raíz viene la palabra SKOPOS, un vigilante, un atalaya. En Rom 16:17 dice «mirar» para evitar. Aquí dice «mirar» para imitar. Por ejemplo, en esta misma carta, el ejemplo de Timoteo (2:19-23) y Epafrodito (2:25-30). «Mirad» a ellos para seguirlos (en 1Co 16:15-16 dice «os sujetéis» a los tales). Debemos seguir a Cristo, seguir a Pablo como él siguió a Cristo, y también debemos imitar a los hermanos fieles. Véase 2Co 8:1-5; los corintios deberían imitar el ejemplo de los macedonios, como también esperaba que los de Macedonia imitaran a Acaya (los corintios, 9:2). Lo mismo 1Ts 1:7, «habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya». Heb 11:1-40 es un capítulo de ejemplos de hombres y mujeres de fe (fieles) a quiénes debemos seguir.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
sed imitadores de mi. Flp 4:9; 1Co 4:16; 1Co 10:32, 1Co 10:33; 1Co 11:1; 1Ts 1:6; 1Ts 2:10-14; 2Ts 3:7, 2Ts 3:9; 1Ti 4:12; Heb 13:7; 1Pe 5:3.
y mirad a los que así anduvieren, o se conducen. Sal 37:37; Rom 16:17; 2Ts 3:14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La palabra ejemplo tiene el sentido de una representación exacta del original. El ejemplo de la vida de Pablo es tan evidente que puede fácilmente verse y usarse como modelo de vida.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
imitadores de mí. Puesto que todos los creyentes son imperfectos, necesitan ejemplos de personas menos imperfectas que saben cómo lidiar con la imperfección y que son buenos ejemplos del proceso a seguir en la búsqueda de la semejanza a Cristo que es la meta de la vida cristiana. Pablo era ese ejemplo a seguir (1Co 11:1; 1Ts 1:6). mirad a los que así se conducen. Los filipenses debían enfocarse en otros ejemplos de creyentes piadosos como Timoteo y Epafrodito (Flp 2:19-20), y ver cómo se comportaban en su servicio a Cristo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
3:17 — » sed imitadores de mí «, 4:9; 1Co 4:16; 1Co 11:1; 1Ts 1:6. No hay nada de soberbia en esta exhortación, sino una humilde confianza, porque Pablo sabía que él seguía a Cristo. Andaba en el camino correcto. Es guía fiel para nosotros. Si imitamos a Pablo, como él imitó a Cristo, nunca dejaremos el camino correcto y perseveraremos hasta el fin. Todo el mundo es imitador. Parece ser instintivo imitar a otros. Desde nacer imitamos a otros. Es cuestión, pues, de escoger a quién imitar. Siempre estamos rodeados de malos ejemplos, falsos maestros y guías ciegos. De estos Pablo habla en seguida (vers. 18,19). En 1Co 10:6 Pablo dice que los judíos eran «ejemplos» que no debemos imitar, pero también hay buenos ejemplos. Hay dos clases de ejemplos: debemos seguir a los espirituales y no seguir a los carnales.
— » mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros «. «Mirad», SKOPEO, de la misma raíz viene la palabra SKOPOS, un vigilante, un atalaya. En Rom 16:17 dice «mirar» para evitar. Aquí dice «mirar» para imitar. Por ejemplo, en esta misma carta, el ejemplo de Timoteo (2:19-23) y Epafrodito (2:25-30). «Mirad» a ellos para seguirlos (en 1Co 16:15-16 dice «os sujetéis» a los tales). Debemos seguir a Cristo, seguir a Pablo como él siguió a Cristo, y también debemos imitar a los hermanos fieles. Véase 2Co 8:1-5; los corintios deberían imitar el ejemplo de los macedonios, como también esperaba que los de Macedonia imitaran a Acaya (los corintios, 9:2). Lo mismo 1Ts 1:7, «habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya». Heb 11:1-40 es un capítulo de ejemplos de hombres y mujeres de fe (fieles) a quiénes debemos seguir.
Fuente: Notas Reeves-Partain
RESIDENTES EN LA TIERRA
PERO CIUDADANOS DEL CIELO
Filipenses 3:17-21
Hermanos, seguid mi ejemplo, y poned los ojos en los que viven según el ejemplo que habéis visto en nosotros. Porque hay muchos que se conducen de tal manera ya os he hablado de ellos a menudo, y ahora lo hago con lágrimas- que demuestran ser enemigos de la Cruz de Cristo. Acabarán perdiéndose; no tienen más dios que su vientre; de lo que presumen deberían avergonzarse. ¡Hombres que tienen la mente solamente en la Tierra! Pero nuestra ciudadanía está en el Cielo, de donde también esperamos anhelantes al Señor Jesucristo como Salvador, porque Él reciclará el cuerpo que tenemos en este estado de humillación, y lo hará como Su propio cuerpo glorioso por la acción de ese poder Suyo con el que puede sujetar a Sí mismo todas las cosas.
Pocos predicadores se atreverían a hacer el llamamiento con el que Pablo empieza esta sección. J. B. Lightfoot lo traduce: «Competid entre vosotros en imitarme.» La mayor parte de los predicadores empiezan por tener que decir: «No hagáis lo que hago yo, sino lo que yo os digo.» Pablo podía decir, no sólo: «Escuchad mis palabras,» sino también «Seguid mi ejemplo.» Vale la pena notar en este pasaje lo que Bengel, uno de los más grandes intérpretes de la Escritura que haya habido nunca, traduce esto de una manera diferente: «Sed mis co-imitadores en imitar a Jesucristo.» Pero es mucho más probable -casi todos los demás intérpretes coinciden- que Pablo podía invitar a sus amigos, no simplemente a escucharle, sino también a imitarle.
Había en la iglesia de Filipos hombres cuya conducta era un escándalo manifiesto, y que, en sus vidas, daban señales de ser enemigos de la Cruz de Cristo. Quiénes eran, no estamos seguros; pero está claro que llevaban vidas glotonas e inmorales, y usaban su llamado cristianismo para justificarse. Sólo podemos suponer quiénes eran.
Puede que fueran gnósticos. Y los gnósticos eran herejes que trataban de intelectualizar el Cristianismo convirtiéndolo en una especie de filosofía. Empezaban por el principio de que, desde el principio del tiempo, había habido siempre dos realidades: el espíritu y la materia. El espíritu, decían, es totalmente bueno, y la materia es totalmente mala. Fue porque el mundo fue creado a partir de esa materia defectuosa por lo que el pecado y el mal están en él. Así que, si la materia es esencialmente mala, el cuerpo también lo es, y seguirá siendo malo hagas lo que hagas con él. Por tanto, haz lo que te dé la gana; puesto que es malo de todas maneras, es lo mismo lo que se haga con él. Así es que estos gnósticos enseñaban que la glotonería, el adulterio, la homosexualidad y las borracheras no tenían ninguna importancia, porque no afectaban nada más que al cuerpo, que no tenía ninguna importancia.
Había otro grupo de gnósticos que mantenían una posición diferente. Argüían que una persona no podía llegar a ser completa hasta que hubiera experimentado todo lo que la vida puede ofrecer, tanto bueno como malo. Por tanto, decían, una persona tenía el deber de sumergirse en las simas del pecado lo mismo que escalar las cimas de la virtud.
Dentro de la Iglesia había dos clases de personas a las que se podían aplicar estas acusaciones. Estaban los que tergiversaban el principio de la libertad cristiana, que decían que en el Cristianismo ya no existía ninguna ley, y que el cristiano tenía libertad para hacer lo que quisiera. Convertían la libertad cristiana en una licencia descristianizada, y presumían de dar rienda suelta a sus pasiones. Estaban los que tergiversaban la doctrina cristiana de la gracia. Decían que, puesto que la gracia era suficientemente amplia para cubrir cualquier pecado, uno podía pecar todo lo que quisiera sin preocuparse; todo daba lo mismo ante un Dios que lo perdonaba todo.
Así es que los que Pablo ataca puede que fueran intelectuales gnósticos que presentaban argumentos para justificar su vida de pecado, o cristianos confusos que tergiversaran las cosas más preciosas para justificar sus pecados más feos.
Quienesquiera que fueran, Pablo les recuerda una gran verdad: «Nuestra ciudadanía-les dice-está en el Cielo.» Esa era una figura que los Filipenses podían entender. Filipos era una colonia romana. Por todas partes, en puntos militarmente estratégicos, los Romanos establecían sus colonias. En tales lugares, los ciudadanos eran mayormente soldados que se habían licenciado después de cumplir los veintiún años de servicio, a los que Roma recompensaba con la ciudadanía plena. La característica principal de estas colonias era que, dondequiera que estuvieran, eran auténticas réplicas de Roma. Se vestía en ellas a lo romano; gobernaban magistrados Romanos; se hablaba latín; se administraba justicia romana; se observaba la moral romana. Hasta los fines de la tierra se mantenían inalterablemente romanas. Pablo les dice a los Filipenses: «Lo mismo que los de las colonias romanas no se olvidan nunca de que pertenecen a Roma, vosotros no debéis olvidar nunca que sois ciudadanos del Cielo, y vuestra conducta debe corresponder a vuestra ciudadanía.»
Para terminar, Pablo habla de la esperanza cristiana. El cristiano espera anhelante la venida de Cristo, cuando todo cambiará. Aquí la versión Reina-Valera fue cambiando en sucesivas revisiones de el cuerpo de nuestra bajeza (1862, 1909), a el cuerpo de la humillación nuestra (1960), a nuestro cuerpo mortal (1995). En el estado en que nos encontramos ahora, nuestros cuerpos están sujetos a cambios y desgaste, a enfermedad y muerte, cuerpos de un estado de humillación comparado con el estado glorioso del Cristo Resucitado; pero llegará el día cuando dejaremos a un lado este cuerpo mortal que ahora poseemos, y seremos semejantes a Jesucristo mismo. La esperanza del cristiano es que llegará un día en que su humanidad se transformará en nada menos que la divinidad de Cristo, y en el que la necesaria bajeza de la mortalidad se cambiará en el esplendor esencial de la vida inmortal.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
1Co 4:16; 1Co 11:1; 1Ts 1:6; (ver Efe 5:1; 1Pe 5:3).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— nos han tomado: No deja de sorprender esta utilización del plural que aparece de vez en cuando en Pablo y que no tiene fácil explicación. (Ver notas a 2Co 1:4; 2Co 6:11 y 2Co 8:18.).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
i 150 1Co 4:16; 2Ts 3:9
j 151 Flp 4:9; Tit 2:7; 1Pe 5:3
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
imitadores… → 1Co 4:16; 1Co 11:1.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
g 1Co 4:16; 1Co 11:1.