Comentario de Filipenses 3:20 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos ardientemente al Salvador, el Señor Jesucristo.

3:20 — » Mas nuestra ciudadanía está en los cielos «. Literalmente, nuestra comunidad, nuestra patria. Somos gobernados por leyes celestiales. El cielo es nuestro verdadero hogar. Nuestros intereses principales están arriba. Nuestros nombres están escritos allí (4:3). Nuestras oraciones ascienden al cielo. Nuestros tesoros están depositados en el banco celestial (Mat 6:19-20), y por lo tanto, nuestro corazón está allí también. Nuestra esperanza, el ancla del alma (Heb 6:18-19), está en el cielo. Nuestra madre es «Jerusalén de arriba» (Gál 4:26). Aquí en este mundo somos peregrinos y extranjeros (Heb 13:14; 1Pe 2:11). Véase Flp 1:27, notas; Jua 18:36; Efe 1:3. Los demás («cuyo dios es el vientre») no tienen ciudad celestial; solamente viven para el tiempo presente.

— » esperamos «, «anhelo ardiente», Rom 8:19; «gemimos… esperando», Rom 8:23. Véanse también 1Co 1:7; Gál 5:5; Heb 9:28. «Esperamos (con anhelo intenso) al Salvador». Algunos hacen burla de esta bendita promesa (2Pe 3:4), pero para el cristiano es el ancla del alma (Heb 6:19), el consuelo vital (1Ts 4:13-18) que lo sostiene. Cristo prometió volver (Jua 14:1-3); los ángeles dijeron que «vendrá como le habéis visto ir al cielo» (Hch 1:11). El libro final de la Biblia (Apocalipsis) principia y termina con esta promesa: 1:7, «He aquí viene con las nubes, y todo ojo le verá» y 22:20, «Ciertamente vengo en breve».

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

mas nuestra ciudadanía. Sal 16:11; Sal 17:15; Sal 73:24-26; Pro 15:24; Isa 26:1, Isa 26:2; Mat 6:19-21; Mat 19:21; Luc 12:21, Luc 12:32-34; Luc 14:14; 2Co 4:18; 2Co 5:1, 2Co 5:8; Gál 4:26; Efe 2:6, Efe 2:19; Col 1:5; Col 3:1-3; Heb 10:34, Heb 10:35; Heb 12:22; 1Pe 1:3, 1Pe 1:4; Apo 21:10-27.

de donde también. Hch 1:11; 1Ts 4:16; 2Ts 1:7, 2Ts 1:8; Apo 1:7.

esperamos al Salvador. Flp 1:10; 1Co 1:7; 1Ts 1:10; 2Ti 4:8; Tit 2:13; Heb 9:28; 2Pe 3:12-14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Los cristianos necesitan recordar que aun cuando estamos en este mundo no somos de este mundo; nuestra ciudadanía final está en los cielos. Fervientemente esperamos: Pablo presenta aquí un claro contraste con el enfoque terrenal de los enemigos de la cruz en el v. Flp 3:19. El ferviente deseo de los cristianos no es por las cosas terrenales sino por una persona celestial, el Salvador, el Señor Jesucristo (Rom 8:19-25).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

NUESTRA CIUDADANÍA ESTÁ EN LOS CIELOS. Los creyentes ya no son ciudadanos de este mundo; han llegado a ser extranjeros y peregrinos en la tierra (Rom 8:22-24; Gál 4:26; Heb 11:13; Heb 12:22-23; Heb 13:14; 1Pe 1:17; 1Pe 2:11; véase el ARTÍCULO EL LLAMAMIENTO DE ABRAHAM, P. 24. [Gén 12:1-3]).

(1) Con relación al paso de la vida, los valores y la dirección, el cielo es ahora la patria de los creyentes. Han nacido de nuevo (Jua 3:3), sus nombres están registrados en el cielo (Flp 4:3), su vida se guía por normas celestiales, y sus derechos y herencia están reservados en el cielo.

(2) Es al cielo adonde suben las oraciones de los creyentes (cf. 2Cr 6:21; 2Cr 30:27) y adonde se dirige su esperanza. Muchos de sus amigos y familiares ya están allí, y pronto ellos estarán también. Jesucristo está allí, preparando un lugar para ellos, y Él ha prometido volver y llevarlos consigo (véanse Jua 14:1-31; Jua 2:1-25; Jua 3:1-36, notas; cf. Jua 3:3; Jua 14:1-4; Rom 8:17; Efe 2:6; Col 3:1-3; Heb 6:19-20; Heb 12:22-24; 1Pe 1:4-5; Apo 7:9-17). Por eso los creyentes anhelan una patria mejor, es decir, celestial. Así que Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, y les ha preparado una ciudad eterna (Heb 11:16).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

nuestra ciudadanía. El término griego se refiere a una colonia de extranjeros. En una fuente secular se empleó para describir una ciudad capital que mantenía los nombres de sus ciudadanos en un registro. en los cielos. El lugar donde mora Dios y Cristo está presente. Es el hogar de los creyentes (Jua 14:2-3), donde el nombre de cada uno de ellos está registrado (Luc 10:20) y les aguarda su herencia (1Pe 1:4). Allí están los demás creyentes (Heb 12:23). Nosotros pertenecemos al reino que está bajo el mando de nuestro Rey celestial, y obedecemos las leyes del cielo. Cp. 1Pe 2:11. esperamos. El verbo griego se encuentra en la mayoría de los pasajes que hablan sobre la segunda venida de Cristo y expresa la idea de aguardar con paciencia pero también con gran expectación (Rom 8:23; 2Pe 3:11-12).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

3:20 — » Mas nuestra ciudadanía está en los cielos «. Literalmente, nuestra comunidad, nuestra patria. Somos gobernados por leyes celestiales. El cielo es nuestro verdadero hogar. Nuestros intereses principales están arriba. Nuestros nombres están escritos allí (4:3). Nuestras oraciones ascienden al cielo. Nuestros tesoros están depositados en el banco celestial (Mat 6:19-20), y por lo tanto, nuestro corazón está allí también. Nuestra esperanza, el ancla del alma (Heb 6:18-19), está en el cielo. Nuestra madre es «Jerusalén de arriba» (Gál 4:26). Aquí en este mundo somos peregrinos y extranjeros (Heb 13:14; 1Pe 2:11). Véase Flp 1:27, notas; Jua 18:36; Efe 1:3. Los demás («cuyo dios es el vientre») no tienen ciudad celestial; solamente viven para el tiempo presente.
— » esperamos «, «anhelo ardiente», Rom 8:19; «gemimos… esperando», Rom 8:23. Véanse también 1Co 1:7; Gál 5:5; Heb 9:28. «Esperamos (con anhelo intenso) al Salvador». Algunos hacen burla de esta bendita promesa (2Pe 3:4), pero para el cristiano es el ancla del alma (Heb 6:19), el consuelo vital (1Ts 4:13-18) que lo sostiene. Cristo prometió volver (Jua 14:1-3); los ángeles dijeron que «vendrá como le habéis visto ir al cielo» (Hch 1:11). El libro final de la Biblia (Apocalipsis) principia y termina con esta promesa: 1:7, «He aquí viene con las nubes, y todo ojo le verá» y 22:20, «Ciertamente vengo en breve».

Fuente: Notas Reeves-Partain

Efe 2:19; Heb 11:10; Heb 11:16; Heb 12:22; Heb 13:14.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) O: “nuestra vida en calidad de ciudadanos”.

REFERENCIAS CRUZADAS

o 157 Efe 2:19

p 158 Jua 18:36; Efe 2:6; Col 3:1

q 159 1Ts 1:10; Heb 9:28

r 160 1Co 1:7; Tit 2:13

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

20 (1) La palabra griega significa todos los ciudadanos, las asociaciones de vida.

20 (2) En contraste con terrenal en el versículo anterior. Aquellos que practicaban la filosofía, de los epicúreos ponían su mente en las cosas terrenales, pero nuestra ciudadanía está en los cielos.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

ciudadanía. Esta figura de dicción sería apreciada de una manera especial por los filipenses, en vista del status de su ciudad como colonia romana, cuyos habitantes eran ciudadanos romanos.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

T190 La posición del pronombre personal ἡμῶν indica que expresa un fuerte hincapié: nuestra ciudadanía.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, patria, lit., comunidad

Fuente: La Biblia de las Américas

Biblia Peshitta 2006 Notas:

[4] 3.20 Arameo, puljanan bashemaya. En el texto griego dice nuestra ciudadanu237?a estu225? en los cielos. En el contexto inmediato, Pablo está contrastando la labor terrenal de los enemigos de la cruz del Señor con la labor de él en la Tierra, la cual es conforme a lo que se establece en el Cielo, y no terrenal. Este texto es la conclusión de lo que Pablo diserta en los versículos 17-19.

Fuente: Peshitta en Español