Así que, hermanos míos, amados y queridos, gozo y corona mía, estad firmes en el Señor, amados.
Resumen : En la primera sección de este capítulo Pablo les exhorta a los filipenses a estar firmes, ver. 1; les ruega a dos hermanas a reconciliarse, ver. 2; y a un compañero suyo a ayudarlas, ver. 3. En los vers. 4-9 les manda otra vez a que se regocijen (esta es la nota dominante de la epístola), ver. 4; que su gentileza sea conocida de todos, ver. 5; que vivan sin afán en cuanto a los asuntos mundanos, ver. 6; y que piensen en lo que es digno de alabanza, siguiendo el ejemplo apostólico, vers. 8,9. En los vers. 10-19 habla de la ofrenda de dinero que la iglesia le envió por manos de Epafrodito. En los vers. 20-23 se despide con las salutaciones finales. 4:1 — » Así que «, porque sois ciudadanos celestiales, aguardando la venida del Señor, según lo dicho en el capítulo anterior.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Así que, hermanos. Flp 3:20, Flp 3:21; 2Pe 3:11-14.
gozo y corona mía. Flp 2:16; 2Co 1:14; 1Ts 2:19, 1Ts 2:20; 1Ts 3:9.
estad así firmes en el Señor. Flp 1:27; Sal 27:14; Sal 125:1; Mat 10:22; Jua 8:31; Jua 15:3, Jua 15:4; Hch 2:42; Hch 11:23; Hch 14:22; Rom 2:7; 1Co 15:58; 1Co 16:13; Gál 5:1; Efe 6:10-18; Col 4:12; 1Ts 3:8, 1Ts 3:13; 2Ts 2:15; 2Ti 2:1; Heb 3:14; Heb 4:14; Heb 10:23, Heb 10:35, Heb 10:36; 2Pe 3:17; Jud 1:20, Jud 1:21, Jud 1:24, Jud 1:25; Apo 3:10, Apo 3:11.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Exhortación a la reconciliación, Flp 4:1-3,
exhortaciones generales, Flp 4:4-9,
se regocija en la generosidad de los filipenses, no tanto por sus propias necesidades pero por la gracia de Dios en ellos, Flp 4:10-18.
Concluye con oración y saludos, Flp 4:19-23.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La transición de Pablo («así que»), cierra la sección anterior (Flp 3:17-21) e introduce las exhortaciones siguientes.
gozo y corona mía: Pablo siente que las vidas de estos amados filipenses son la recompensa que corona lo que ha hecho.
estad así firmes: Con este mandato que llama a una acción permanente de parte de los filipenses, Pablo comienza una serie de exhortaciones que llegan hasta el versículo Flp 4:9.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Llamada a la concordia y al gozo espiritual, 4:1-9.
1 Así que, hermanos míos amadísimos y muy deseados, mi alegría y m1 Corona, perseverad firmes en el Señor, carísimos” 2 Ruego a Evodia y a Síntique tener los mismos sentimientos en el Señor. 3 Y a ti también, fiel compañero, te ruego que ayudes a esas que han luchado mucho por el Evangelio, conmigo y con Clemente y con los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida. 4 Alegraos siempre en el Señor; de nuevo os digo, alegraos. 5 Vuestra benevolencia sea notoria a todos los hombres. El Señor está próximo. 6 Por nada os inquietéis, sino que en todo tiempo, en la oración y en la plegaria, sean presentadas a Dios vuestras peticiones, acompañadas de acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8 Por lo demás, hermanos, atended a cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de puro, de amable, de laudable, de virtuoso, de digno de alabanza; a esto estad atentos, 9 y practicad lo que habéis aprendido y recibido y habéis oído y visto en mí, y el Dios de la paz será con vosotros.
A las exhortaciones precedentes, de carácter general, a las que sirve como de conclusión el v.1 de este capítulo 4, añade ahora el Apóstol algunas otras recomendaciones.
Primeramente, una de índole particular, referente a dos mujeres cristianas de Filipos, Evodia y Síntique, a las que pide concordia y que vivan en buena inteligencia (v.2). No sabemos en qué consistía la discrepancia. únicamente sabemos que habían sido colaboradoras de Pablo, “luchando a su lado por el Evangelio” (v.3). Α fin de facilitar esa concordia pide la ayuda de una persona que es llamada “fiel compañero” (γνήσιε σύζυγε ), aunque este último término podría ser también un nombre propio, Sizigos. Trátese de nombre propio o no, no sabemos quién sea este personaje, tan particularmente unido a Pablo y a su obra 272. Tampoco sabemos quién sea ese “Clemente,” citado entre sus colaboradores (v.3). Orígenes, al que luego hicieron eco muchos autores, supuso que era el Clemente, papa romano, del que poseemos la conocida carta a la iglesia de Corinto. Pero no hay pruebas. El nombre de Clemente era entonces frecuentísimo, y en las mismas inscripciones encontradas en Filipos aparece repetidas veces. En cuanto a la expresión “el libro de la vida” (v.3), es una metáfora usada, ya en el Antiguo (cf. éxo 32:33; Sal 69:29; Dan 12:1), ya en el Nuevo Testamento (cf. Luc 10:20; Rev 3:51Rev 20:15), como si Dios, al igual que solía hacerse en las familias y en los Estados, escribiese en un libro o registro el nombre de sus fieles. Ello significaba que eran como miembros de su familia y habían de juntarse luego con El en la vida eterna. Sin embargo, esto no implica nada en el asunto de la predestinación, pues el Apóstol no pretende afirmar, como algo que se le hubiese revelado, su salud final.
Terminados los avisos individuales, de nuevo el Apóstol, con un afecto paternal desbordante, da diversas recomendaciones generales respecto de la “alegría” cristiana (v.4; cf. 2:18; 3:1), de la “benevolencia” (ν .6), de la confianza en la Providencia (v.6; cf. Mat 6:25-34), de la “paz” (v.7; cf. Col 3:15; Jua 14:27). La frase “el Señor está próximo” (v.5), intercalada en este contexto, parece tener por finalidad reavivar el ánimo de los filipenses con el pensamiento de la proximidad del Señor, cosa que suele hacer con frecuencia el Apóstol en sus exhortaciones (cf. Rom 13:11-14).
Finalmente, como alimento de esa alegría y de esa vida de paz que nunca deben faltar en el cristiano, les propone un hermoso programa: donde quiera haya algo verdadero, algo noble, algo bueno., tenedlo en cuenta y hacedlo vuestro, informándolo de la savia cristiana (v.8-9). Principio éste de extraordinarias consecuencias. Todo lo humano: riquezas, ciencia, arte, literatura., separado de Cristo, no vale nada (cf. 3:8); pero, si lo informamos de la savia de Cristo, puede tener gran valor 273.
Epilogo, 4:10-23.
Agradecimiento por los socorros recibidos, 4:10-20.
10 Grande fue mi gozo en el Señor desde que vi que habéis reavivado vuestro afecto por mí. n En verdad sentíais afecto, pero no teníais oportunidad de manifestarlo. Y no es por mi necesidad por lo que os digo esto, pues sé muy bien contentarme con lo que tengo. 12 Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia; a todo y por todo estoy bien enseñado, a la tortura y al hambre, a abundar y a carecer. 13 Todo lo puedo en aquel que me conforta. 14 Sin embargo, habéis hecho bien tomando parte en mis tribulaciones. 15 Bien sabéis vosotros, filipenses, que, al comienzo del Evangelio, cuando partí de Macedonia, con ninguna iglesia tuve cuenta de dado y recibido, sino con vosotros. 16 Porque estando en Tesalónica. más de una vez me enviasteis con qué atender a mi necesidad 17 No es que yo busque dádivas, sino que busco fruto que produzca interés en vuestra cuenta. 18 Tengo ya de todo, vivo en abundancia y estoy al colmo después que recibí de Epafrodito lo que de vosotros me trajo, olor de suavidad, hostia acepta a Dios. 19 Mi Dios colmará todas vuestras necesidades, según sus riquezas en gloria, en Cristo Jesús. 20 A Dios y Padre nuestro, gloria por los siglos de los siglos. Amén.
San Pablo no quiere terminar su carta sin agradecer expresamente a los filipenses la generosidad de sus limosnas. Es admirable la delicadeza y altura con que muestra esa gratitud, donde no faltan palabras llenas de amor y reconocimiento, pero manteniéndose siempre en el plano de independencia apostólica necesario.
La afirmación que quiere vaya en primer lugar es la de que sus limosnas le han causado gran gozo, pues demuestran el afecto que le tienen (v.10). Y aún añade, con delicadeza exquisita, que ese afecto es de siempre, pero no habían tenido ocasión de demostrárselo (v.11a). No crean, sin embargo, que lo que le mueve a hablar así es el haber podido satisfacer a sus necesidades materiales, pues sabe pasar hambre y sabe abundar, siendo Cristo quien le da fuerzas para todo (v.11b-13). Dicho en otras palabras: tiene completa libertad de espíritu para no estar atado a cosas materiales, ni de los filipenses ni de nadie.
Salvada esa su independencia apostólica y como tratando de evitar la mala impresión que pudieran haber producido sus palabras, cual si estimase en poco la ayuda recibida, reanuda el elogio de los filipenses y agradece su acción, trayendo a la memoria otras ayudas pasadas, y que sólo de ellos había aceptado (v. 14-16). El lenguaje de “dado y recibido” (ν .16) es lenguaje comercial, que Pablo aplica a su caso. A las iglesias por él fundadas daba bienes espirituales, pero era opuesto a recibir de ellas, en cambio, bienes materiales, a fin de no poner obstáculo alguno a la difusión del Evangelio; únicamente hizo excepción con los filipenses, lo que era prueba de que tenía gran confianza en ellos (cf. 1Co 9:12; 2Co 11:7-12; Hec 18:3; Hec 20:33-34).
Todavía vuelve a insistir en que lo que realmente le alegra no es la “dádiva” o limosna que le han entregado, sino el “fruto” que esa dádiva produce a favor de los filipenses; ella es como un sacrificio ofrecido a Dios en olor de suavidad, y Dios es el que se encargará de la recompensa, colmándoles de toda clase de bendiciones (v.17-19).
Digno remate de esta hermosa perícopa es la doxología final, que brota espontánea en el corazón de Pablo ante el pensamiento de la liberalidad divina (v.20).
Saludos y bendición final,Hec 4:21-23.
21 Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Os saludan los hermanos que están conmigo. 22 Os saludan todos los santos, y principalmente los de la casa del César.23 La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.
La parte dedicada a saludos es muy breve. San Pablo no menciona a nadie en concreto, sino que saluda a “todos” los fieles de Filipos en general (v.21a). Igualmente, manda saludos de los “hermanos” que están con él, sin mencionar a ninguno de estos colaboradores en particular (v.21b), y de “todos” los fieles de la ciudad en que se encuentra. Entre éstos hace mención especial de los de la “casa del César” (v.22); quizás con la finalidad de animar a los filipenses, como dándoles a entender que hasta en el mismo palacio imperial había penetrado el Evangelio. No es probable que se trate de miembros de la familia imperial, de que no quedan testimonios, sino más bien de funcionarios, esclavos y libertos, al servicio del emperador.
La despedida o bendición final (v.23) es la corriente de sus cartas (cf. Gal 6:18), Probablemente es autógrafa, constituyendo esa especie de firma o garantía de autenticidad, de que expresamente habla en otros lugares (cf. Col 4:18).
266 Cf. B. Brinkmann, Num S. Paulus Ephesi fuerit captivus: Verb. Dom. 19 (1939) 321-332. – 266* Cf. S. Dockx, Lieu et date de Vép’üre aux Philippiens: Rev. Bibl. 8o (1973) 230-246. – 267 Cf. H. Schumacher, Christus in seiner Praeexistenz und Kenose nach Phil. 2:5-8. (Roma 1914); P. Henry, Kenose: Dict. Bibl.-Suppl., t.5 col.158-161; O, Michel, Zur Exe-gese v. Phil. 2.5-11: Theol. ais Glaubenswagnis (Hamburgo 1954) 79-95; G. Pérez, Humillación y exaltación de Cristo: Cult. Bíbl. 13 (1956) 4-10 y 84-88; P. Dacquino, Π testo cristo-lógico di FU. 2:6-11: Riv. Bibl. 7 (1959) 220-229; J. Jeremías, ¿u Phil. 2:7: Eauton ekenosen: Nouv. Test. 6 (1963) 182-88; A. Feuillet, L’hymne christologique de l’Epítre aux Philip-piens: Rev. Bibl. 72 (1965) 352-380 y 481-507; R. P. Martin, Carmen Christi: Phil. 2:5-11 (Cambridge 1967); J. T. Sanders, The New Testament Christological Hymns (Cambridge 1971); P. Grelot, Deux expressions difficiles de Phil. 2:6-7: Bibl. 53 (1972) 495-5O7· – 268 Cf. B. Rigaux, Sain Paul et ses letres (París 1962) p.184-196. – 269 Gf. M. Laconi, Non rapinam arbitratus est. (Phil 2:6): Riv. Bibl. 5 (1957) 126-140. – 270 Cf. M. Brunec, Cum timore et fremore vestram salutem operamini (PhiL 3:12-13): Verb. Dom. 40 (1962) 270-75. Tratando de conciliar ambas cosas, la acción de Dios y nuestra libertad, escribe San Agustín: “Certum est nos velle, cum volumus; sed ille facit ut veli-mus bonum. Certum est nos faceré, cum facimus; sed ille facit ut faciamus, praebendo vires efficacissimas voluntati” (De gratia et libero arbitrio 16: PL 44:900). – 271 Cf. A. Rolla, La cittadinanza greco-romana e la cittadinanza celeste di Filippesi 3:20: Stud. Paul, intern. cath., II (Roma 1963) 75-80. – 272 Lo que sí parece claro es que se trata de un varón, no de una mujer, como pide el adjetivo masculino “fiel” (γνήσιε ). Carece, pues, de fundamento la opinión de Clemente de Alejandría, que luego recoge Orígenes, aunque no la hace suya, de que se trata de la “esposa” (σύζυγος = cónyuge, o que lleva el mismo yugo) de Pablo. Apoyándose en esta opinión, tejió Renán una bella leyenda, diciendo que se trata de Lidia, con quien Pablo se habría casado después de bautizada (cf. Hec 16:14-15). Puras fantasías, tanto más que Pablo no estaba casado (cf. 1Co 7:7-8). – 273 Cf. J. Levie, Les “wieurs humm’nes” dans la théologie de saint Paul: Bibl. 40 (1959) 800-814.
Fuente: Biblia Comentada
amados y deseados. Pablo revela aquí su afecto profundo hacia los creyentes en Filipos. El término griego que se traduce «deseados» alude al dolor profundo que produce la separación de los seres queridos. gozo y corona mía. Pablo no derivaba su gozo de las circunstancias, sino de sus hermanos en la fe que estaban en Filipos (cp. 1Ts 2:19-20 ; 1Ts 3:9). El término griego que se traduce «corona» se refiere a la diadema de laureles que un atleta recibía por ganar una competencia (1Co 9:25) o una persona honrada por sus colegas en un banquete como símbolo de éxito o de una vida fructífera. Los filipenses eran prueba de que los esfuerzos de Pablo habían sido exitosos (cp. 1Co 9:2). estad así firmes. Esta palabra griega se usaba con frecuencia para describir a un soldado que cumplía su deber en el puesto asignado, y aquí suena como un mandato militar (cp. Flp 1:27), que es la expresión dominante de los vv. Flp 4:1-9.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Resumen : En la primera sección de este capítulo Pablo les exhorta a los filipenses a estar firmes, ver. 1; les ruega a dos hermanas a reconciliarse, ver. 2; y a un compañero suyo a ayudarlas, ver. 3. En los vers. 4-9 les manda otra vez a que se regocijen (esta es la nota dominante de la epístola), ver. 4; que su gentileza sea conocida de todos, ver. 5; que vivan sin afán en cuanto a los asuntos mundanos, ver. 6; y que piensen en lo que es digno de alabanza, siguiendo el ejemplo apostólico, vers. 8,9. En los vers. 10-19 habla de la ofrenda de dinero que la iglesia le envió por manos de Epafrodito. En los vers. 20-23 se despide con las salutaciones finales.
4:1 — » Así que «, porque sois ciudadanos celestiales, aguardando la venida del Señor, según lo dicho en el capítulo anterior.
— » gozo y corona mía «, gozo porque eran fieles (3Jn 1:4) y corona de honor aun ahora y mucho más en el día final (1Ts 2:19); como «la mujer virtuosa es corona de su marido», Pro 12:4; «corona de honra es la vejez», 16:31; «corona de los viejos son los nietos y la honra de los hijos, sus padres», 17:6; de esta manera Pablo habla de los hermanos fieles de Filipos como «gozo y corona mía». La salvación de ellos se identifica con el premio de Pablo, «la corona incorruptible» (véanse 1Co 9:25; 2Ti 4:8; Stg 1:12; 1Pe 5:4).
— » estad firmes «, Efe 6:13-14.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LAS GRANDES COSAS EN EL SEÑOR
Filipenses 4:1
Así que, hermanos míos a los que amo y anhelo, gozo y corona míos, manteneos firmes en el Señor, amados.
Todo este pasaje rezuma el calor del afecto de Pablo a sus amigos Filipenses. Los ama y anhela. Son su gozo y su corona. Los que él ha traído a Cristo son su mayor gozo cuando las sombras se cierran a su alrededor. Cualquier maestro conoce la emoción de poder señalar a alguna persona que ha triunfado en la vida y poder decir: «Era uno de mis chicos.»
Hay figuras gráficas tras la palabra que usa Pablo para decir que los Filipenses son su corona. Hay dos palabras griegas para corona, y tienen trasfondos diferentes. Una es diádéma, que quiere decir la corona real, la corona de un rey. Y la otra es stéfanos, que es la que aparece aquí, que tenía dos trasfondos. (i) Era la corona que recibía el atleta vencedor en los juegos deportivos griegos. Se hacía de hojas de olivo silvestre, entretejidas con perejil verde y hojas de laurel. El ganar esa corona era la cima de las aspiraciones del atleta. (ii) Era la corona con la que se adornaban los invitados a un banquete, en alguna gran ocasión festiva. Es como si Pablo dijera que sus amigos Filipenses eran la corona de todos sus esfuerzos; es como si dijera que en el banquete final de Dios serían su corona festiva. No hay gozo en el mundo comparable al de traer otra alma a Jesucristo.
Tres veces en los primeros cuatro versículos de este cuarto capítulo aparece la frase en el Señor. Hay tres grandes mandamientos que da Pablo en el Señor.
(i) Los Filipenses han de mantenerse firmes en el Señor. Solo con Jesucristo puede una persona resistir las seducciones de la tentación y la debilidad de la cobardía. La palabra que usa Pablo para mantenerse firmes (stékete) es la que se usaría de un soldado que tuviera que resistir el fragor de la batalla cuando el enemigo se lanzara sobre él. Sabemos muy bien que hay algunas personas en cuya compañía es fácil hacer lo que no se debe, y que hay otras en cuya compañía es fácil resistir al mal. Algunas veces, cuando miramos atrás y recordamos algún momento en que nos desviamos o caímos en tentación o perdimos nuestra dignidad, decimos anhelantes, pensando en alguien a quien amamos: » Si él o ella hubiera estado allí, aquello no me habría sucedido.» Nuestra única seguridad frente a la tentación está en el Señor, en sentir Su presencia a nuestro alrededor y en nosotros. La iglesia y el cristiano sólo pueden mantenerse firmes cuando están en Cristo.
(ii) Pablo exhorta a Evodia y a Síntique que estén de acuerdo en el Señor. No puede existir unidad si no es en Cristo. En los asuntos corrientes de la vida diaria sucede a menudo que personas de lo más diferentes se mantienen en una cierta relación porque reconocen a un gran dirigente. Se lealtad mutua depende totalmente de su lealtad hacia él. Prescindid del dirigente, y todo el grupo se desintegraría en unidades aisladas y a menudo en guerra. Las personas no se pueden amar unas a otras a menos que amen a Cristo. La fraternidad humana es imposible aparte del señorío de Cristo.
(iii) Pablo exhorta a los Filipenses a que se regocijen en el Señor. Lo único que todos los seres humanos necesitan aprender acerca del gozo es que no tiene nada que ver con las cosas materiales ni con las circunstancias externas. Es un hecho de la experiencia humana que una persona que viva en el regazo del lujo puede ser desgraciada, y la que viva en las simas de la pobreza puede estar rebosando de gozo. Un hombre al que aparentemente la vida no le haya asestado sus peores golpes puede ser un quejica amargado, mientras que otro al que sí se los haya asestado puede estar siempre serenamente jubiloso.
En su discurso rectoral a los estudiantes de la Universidad de Saint Andrews, J. M. Barrie citó la carta inmortal que el capitán Scott, el héroe de la expedición a la Antártida, le escribió cuando el helado aliento de la muerte se dejaba sentir en toda la expedición: » Estamos colocando estacas en un lugar desapacible… Nos encontramos en una situación desesperada -los pies helados, etc., sin combustible, a mucha distancia de los alimentos, pero le sentaría bien a tu corazón estar en nuestra tienda, escuchar nuestras canciones y nuestra conversación animada.» El secreto está en que la felicidad no depende de cosas ni de lugares, sino siempre de personas. Si estamos con la persona ideal, ninguna otra cosa importa; y si no estamos con esa persona, nada puede compensar por su ausencia. El cristiano está en el Señor, el más maravilloso de los amigos; nada puede separar al cristiano de Su presencia, así es que nada puede arrebatarle el gozo.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 4
Parte quinta
EXHORTACIONES Y DISPOSICIONES FINALES 4,2-20
En la parte final de esta carta se ha reunido toda una serie de cuestiones particulares: instrucciones a un dirigente de la comunidad para que tome su cuidado a dos mujeres: exhortaciones, dirigidas una vez más a toda la comunidad, y, finalmente, la gratitud del Apóstol por la ayuda, expresada con palabras excepcionalmente bellas.
1 EVODIA Y SINTIQUE (4/02-03).
2 Tanto a Evodia como a Síntique las exhorto a que tengan el mismo sentir en el Señor. 3 Y a ti te ruego, mi sincero Sízigo, que las ayudes, ya que ellas me asistieron en la lucha por el Evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
La palabra de Pablo se hace ahora totalmente concreta. Hay en Filipos dos mujeres -así se lo han contado- que se han peleado entre sí. Dado que ambas desempeñaron en la vida comunitaria un papel destacado, su disputa produce gran daño a la comunidad. Al hacérseles esta llamada para que vuelvan a la armonía y unidad de sentimientos, esta exhortación debe verse en conexión con la paraclesis del comienzo del capítulo segundo. No es muy frecuente que las cartas de Pablo nos permitan una ojeada tan inmediata sobre la vida de la comunidad. El Apóstol ha conocido personalmente a estas dos mujeres, Evodia y Síntique. No se puede mantener la idea de que las comunidades primitivas hayan sido congregaciones de hombres ideales. El pecado las amenazaba como a cualquiera otra comunidad de hombres. En la corrección fraterna y en la disposición a aceptarla se encuentra el medio para restablecer el orden en la comunidad.
A un cierto Sízigo (nombre que significa «compañero»), que había demostrado ser verdaderamente «compañero» del Apóstol (2) y ahora desempeñaba probablemente una función rectora en Filipos, se le ruega que zanje el asunto de estas dos mujeres. Vemos que en los comienzos de la fundación de la comunidad ellas estuvieron presentes y prestaron ayuda a los misioneros. Entre los cristianos de la primera época de Filipos se encuentra también un Clemente y algunos otros. Dios los había escogido. Conocía sus nombres desde el principio (3).
2. GOZO Y PAZ (4/04-09).
4 Gozaos siempre en el Señor; os lo repito: gozaos. 5 Que vuestro mesurado comportamiento sea conocido de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 No os afanéis por nada, sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean públicamente presentadas a Dios. 7 Y la paz de Dios, que está por encima de todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8 En fin, hermanos, todo lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, si hay alguna virtud o algo digno de alabanza: tenedlo en cuenta. 9 Y las cosas que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, llevadlas a la práctica; y el Dios de paz estará con vosotros.
De nuevo la marcha del pensamiento retorna al verdadero gozo. Aquí se ve con entera claridad que este gozo está más allá de la experiencia natural y también que debe ser uno de los sentimientos fundamentales del vivir de los cristianos, pues éstos deben estar siempre gozosos. La disposición interior, el sentimiento vital irrumpe en lo exterior. A la alegría y gozo en el Señor responde la bondad, la mansedumbre, que la comunidad debe irradiar en su mundo circundante: un punto de luz en el universo.
Cuanta más falta de comprensión, odio y vulgaridad existe, tanto más cuesta afrontarlo con amor, comprensión y amistad. Como lugar del amor mutuo, la comunidad cristiana puede ejercer su fuerza de atracción, puede ser punto de orientación. La falta de amor la convierte en una lámpara de luz mortecina. Uno de los hontanares de la alegría es la proximidad del Señor. La primitiva oración cristiana concluía con el grito de llamada: Maranatha!, ¡ven, Señor! (Cf. 1Co 16:22; Rev 22:20). También nosotros podemos hablar así, aunque ya no estamos poseídos del sentimiento de la espera próxima del final de todas las cosas. Pero sí nos es posible, conveniente y oportuno fijar la mirada en el Señor que llega, porque tenemos un futuro y nuestro futuro es él.
Con una bendición se invoca la paz de Dios sobre la comunidad. Paz es salvación. Viene de Dios y supera todas las humanas dimensiones y toda capacidad de compresión. Los riesgos de la fe son siempre agudos. También la incredulidad intenta anidar en el creyente. Suben del corazón pensamientos zozobrantes, preguntas que hacen cavilar, especialmente cuando la existencia terrena se ve amenazada, y más aún en la hora del peirasmos, de la tentación. Hace falta la protección divina, que tiene el poder de hacer perseverar y que está garantizada en el ámbito de Cristo Jesús.
También en el ámbito extracristiano existen virtudes indiscutibles, honestidad, amor, heroísmo. Sería temerario y falso limitar tales virtudes a la esfera cristiana. El Apóstol sabe que hay bondad en el mundo. No se avergüenza de recurrir para las instrucciones que da a sus comunidades a los códigos éticos, a los conceptos morales y a los catálogos de virtudes del mundo circundante, de los vecinos paganos. Existían en aquella época no pocos filósofos ambulantes, de ideología estoico-cínica, que enseñaban normas de vida. Pablo no cierra el oído a sus palabras. Cuando incita a la veracidad, a la honradez, a la justicia, a la probidad, etc., todo esto podía haberlo dicho también un estoico.
De aquí se deduce al menos que la comunidad cristiana no debe, en modo alguno, quedarse rezagada respecto de sus vecinos en cuanto a la autenticidad de la vida, ya que en este caso demostraría ser un mal testimonio. Pero, con todo, lo que la distingue de sus vecinos es la norma de la fe, que le fue transmitida por el Apóstol, una vez más en su palabra y en su ejemplo. Mientras tanto, han frecuentado la escuela cristiana y han estudiado su fe. Comienzan a crecer las tradiciones, que deben, a su vez, ser trasmitidas (Cf. 1Co 11:23; 1Co 15:3; 1Te 4:1 s; 2Te 2:15; 2Te 3:6).
Así, la comunidad sigue siendo, en la diáspora, un recinto, cuyos límites y separación sólo pueden ser percibidos con el sentido de la fe. Los hombres que están en su interior, apenas se distinguen de los que se encuentran en el exterior. Se da la virtud en ambos lados. Pero la fe está de su parte. Resiste. Tienen la promesa de la paz divina.
3. GRATITUD DEL APÓSTOL (4/10-20).
10 Me he alegrado sobremanera en el Señor, de que ya por fin haya florecido vuestro interés por mí; porque teníais estas aspiraciones; pero os faltaba oportunidad. 11 Y no es que yo hable a impulsos de mi escasez; pues yo aprendí ya a bastarme a mí mismo en cualquier situación. 12 Sé vivir en pobreza, y sé vivir en abundancia. En todas y cada una de las circunstancias estoy entrenado: en tener hartura y en pasar hambre, en tener de sobra y en padecer escasez. 13 Todo lo puedo en aquel que me da fuerzas. 14 Sin embargo, hicisteis bien en tomar parte en mi tribulación. 15 Y también sabéis vosotros, filipenses, que en los comienzos del Evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna Iglesia abrió conmigo cuentas de gastos e ingresos, sino vosotros solos; 16 pues incluso a Tesalónica me enviasteis una y otra vez lo que me era necesario. 17 Y no es que yo busque donativos; sino lo que busco es el rédito que aumente vuestra cuenta. 18 De todo acuso recibo, y estoy en abundancia; lleno estoy, después de haber recibido de manos de Epafrodito lo que me habéis mandado: olor de suavidad, sacrificio acepto, agradable a Dios. 19 En correspondencia, mi Dios colmará todas vuestras necesidades según su riqueza, en la gloria, en Cristo Jesús. 20 A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
De nuevo Pablo se hace personal. Ahora expresa su gratitud por el donativo que los filipenses le hicieron llegar por medio de Epafrodito. A decir verdad, se habría esperado esta gratitud ya en un momento anterior, pero la urgente situación del Apóstol y de la comunidad misma ocupaban el primer plano. No escribe una carta privada, sino que escribe en el desempeño de su misión apostólica. De ahí la manera de agradecer que ha elegido y que pudiera desconcertar.
La primera impresión que podría obtenerse es que Pablo se muestra impaciente porque la ayuda de parte de los filipenses se retrasó demasiado. Que finalmente hayan podido volver a desplegar sus cuidados es motivo de gozo. Pero Pablo prescinde totalmente de su persona. Apenas le interesa la cosa en sí. Se pone en la situación de ellos, juzga enteramente desde esta situación y participa así de su alegría, que consiste en que desde hacía tiempo venían buscando una ocasión de ayudarle y, finalmente, la han encontrado. Por eso les defiende. Les reconoce su buena voluntad, existente ya de antes.
Debe excluirse toda mala inteligencia. Sus palabras no están dictadas por la necesidad. Que la sufre -prisionero en la cárcel- está fuera de duda. Pero en su profesión apostólica ha hecho un duro aprendizaje, cuya escala de sufrimientos enumera en otro pasaje. Incluye desde azotes, peligros de ladrones, hambre y sed, hasta lapidaciones y naufragios en alta mar (Cf. 2Co 11:23-33; 2Co 6:3-10). Con todo esto sabe habérselas Pablo.
El dominio de la vida se extiende en dos direcciones: la pobreza y la abundancia. Ciertamente, el dominio de la pobreza, de la indigencia, es el más difícil. Pablo exagera un poco cuando habla de abundancia refiriéndose a sí mismo. El infatigable peregrino no tuvo ninguna oportunidad de acumular ganancias. Sólo quiere dar a entender que sabe también de la tentación de la abundancia y que también ha aprendido a superarla. ¿Es Pablo un asceta? ¿Tiene tan magistral dominio de sí mismo? Ciertamente, era un hombre muy impulsivo, lleno de vitalidad y fuerza de carácter. Pero él saca de otra parte su auténtica fuerza. Otro le hace fuerte, Cristo. Sabe bien que la debilidad del Apóstol es el medio de que se sirve Cristo para manifestar su fuerza (Cf. 2Co 12:9 s).
Desde el principio existían excelentes relaciones de confianza con los filipenses. Ya a las pocas semanas después de su partida de la ciudad habían comenzado a subvenir a sus necesidades económicas (4). Y siguieron haciéndolo también en adelante. Pablo aceptó con agrado este servicio, lo que significaba una distinción en favor de ellos, porque eran escasas las comunidades de las que aceptaba subvenciones. A este propósito, sabe que el trabajador merece su salario, que el misionero y el pastor de almas tienen derecho a ser mantenidos por la comunidad, pero no hace uso alguno de tal derecho, para que el Evangelio no pierda su fuerza ni se le pueda hacer a él mismo reproche alguno (Cf. 1Co 9:13-23). Filipos es la gran excepción. Pueden sentirse orgullosos de ella.
A Pablo no le interesa la ganancia material, sino el beneficio espiritual. Valora el donativo como demostración de sus buenos sentimientos, de su sentido de sacrificio y, por tanto, como señal de sus progresos en el ejercicio de la existencia cristiana. Hacer participar a los otros en los propios bienes por causa del Evangelio exige de parte de los que dan y de los que reciben una recta postura frente a la palabra. Aunque el Apóstol les extiende acuse de recibo, como un comerciante que firma una cuenta, para él la acción tiene un fondo esencial. Se servía a un hombre, pero con el servicio humano se alcanza a Dios. Llama la atención ver que Pablo pueda describir el donativo de los filipenses como un sacrificio hecho a Dios. «Sacrificio acepto, agradable a Dios» son expresiones conocidas por nosotros a través de la teología cultual vetero-testamentaria (Exo 29:18; Eze 20:41). Los verdaderos sacrificios son espirituales. Ante Dios no cuenta la sangre de machos cabríos y de novillos, sino el amor que se manifiesta en el servicio a los hombres y que brota de la fe.
Dios premia los buenos donativos. La alusión a Dios en estos contextos puede sonar fácilmente como increíble. Pero Dios y su riqueza no son pensados como una especie de tapaagujeros que deba saltar a la brecha en defensa de la pobreza humana. En Dios se remedia toda humana necesidad, la de Pablo y la de los filipenses. Considerada desde Dios, la vida humana es necesariamente algo relativo, referido a otra cosa.
Los creyentes están llamados a participar en la plenitud de la gloria divina. Esta llamada está tendida hacia el futuro del tiempo final. Dios se da a sí mismo, deja que se participe de lo que le es propio, sobre todo por parte de aquellos que están dispuestos a dar a su vez lo suyo.
Al final hay una pequeña alabanza. El Apóstol cierra la carta del mismo modo que la comenzó: orando.
Conclusión
SALUDO Y BENDICIÓN 4/21-23
21 Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Os saludan los hermanos que están conmigo. 22 Os saludan todos los santos, principalmente los de la casa del César. 23 La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.
Usualmente las cartas acaban con saludos. La costumbre sigue en vigor en nuestros días. Pero, una vez más, puede verse en este pasaje que las cartas del Apóstol tienen un sello peculiar, son expresión de su cargo apostólico, aunque también del sentido fraterno que unía indisolublemente a las comunidades entre sí. Los santos de éfeso saludan a los santos de Filipos. Se tienen mutuo afecto, no porque les unan los vínculos de la sangre, la amistad o la inclinación personal, sino la fe común, que crea la conciencia solidaria, el querer de unos a otros y con otros.
Hay un grupo en la comunidad efesina que merece una mención especial: los de la casa del César (5). Se trata de los esclavos imperiales que desempeñaban acaso sus trabajos en el pretorio, en los lugares en que se administraba justicia, de suerte que Pablo pudo tener posibilidad de verles y hablarles. Algunos de ellos eran cristianos.
Tanto la comunidad efesina como la filipense son fundaciones del Apóstol. Por eso las une también la persona misma de Pablo. A los saludos de los santos antepone los saludos de los hermanos, de los colaboradores que están en contacto con él, y los suyos propios. Saluda a todos ellos, a «todos los santos en Cristo Jesús». Se ponen de manifiesto, por última vez, las excelentes relaciones entre el Apóstol y los filipenses.
Lo último que ha de darles es el saludo de bendición. Es indudable que las cartas se solían leer en las asambleas de la comunidad. La bendición los abarca a todos en el espíritu. Un mismo espíritu anima a toda la comunidad. Y esto es expresión, garantía, manifestación visible del Espíritu divino, que creó e hizo posible la existencia y la comunidad cristianas.
……………
1. El predicado soter se encuentra, en el corpus paulino, preferentemente en las cartas pastorales; fuera de ellas, sólo en Efe 5:23. El soter Jesucristo es característico de la 2P.
2. Se hace un juego de palabras con el nombre de Sizigo.
3. La idea del libro de la vida aparece ya en el Antiguo Testamento: cf. Exo 32:32 s; Sal 69:29; Dan 12:1.
4. Tesalónica, donde los filipenses enviaron su primer socorro, fue, después de Filipos, la segunda estación en el segundo viaje misionero: 1Te 2:2; Hec 17:1 ss.
5. Sólo en este pasaje se menciona al César en Pablo. Cf. también Mar 12:13-17 par; Luc 2:1; Luc 3:1, Luc 3:23, Luc 3:2; Hec 25:8-12.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
— mi corona: Ver nota a 1Co 9:25.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
2Ts 2:15.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Apelación a mantenerse unidos
La expresión así que con la que comienza este versículo indica que la exhortación de Pablo está basada sobre lo que ha dicho anteriormente: el peligro de aquellos que quieren que los cristianos se conviertan al judaísmo y su desilusión con los que viven conforme a los deseos de la carne.
1 Las palabras usadas por Pablo aquí muestran la profundidad de sus sentimientos mientras escribía a sus amigos filipenses. Dos veces en el versículo usa la palabra amados. Pablo se goza en ellos, los considera como una corona sobre su cabeza (cf. 1 Tes. 2:19), los ama y los añora (cf. 1:8). Más que cualquier otra cosa, los alienta a estar firmes en el Señor (ver 1:27), como soldados determinados a no retroceder cualesquiera sean las fuerzas en su contra.
2, 3 Habiendo tratado en términos generales de las divisiones y el espíritu partidista en la iglesia (2:1-5), Pablo sentía que ahora debe tratar específicamente una disputa que estaba comprometiendo seriamente sus vidas. No sabemos nada más acerca de Evodia y Síntique, pero Pablo se refiere a ellas en términos muy cálidos, como hermanas que lucharon junto conmigo en el evangelio, mujeres que habían tenido de veras un ministerio. Sin embargo, él tuvo que suplicarles: que se pongan de acuerdo en el Señor, y pedir a uno de sus colegas fieles (sin nombre, a menos que leyéramos fiel compañero como nombre propio, del gr. Syzgus, sé cigo, ver la nota de la RVA) que las ayudara a reconciliarse una con la otra. Cuando Pablo critica, busca también afirmar y encomendar. Menciona a Clemente específicamente, pero reconoce a todos sus consiervos, y lo más grande que pueda decir de ellos es que sus nombres están escritos en el libro de la vida. En relación con este “libro de la vida”, cf. Exo. 32:32; Sal. 69:28; Dan. 12:1 y Apoc. 21:27, y recuerda las palabras del Señor Jesús cuando enseñó a sus discípulos a no regocijarse en los logros en su servicio, sino en la gracia de Dios que posibilitó que sus nombres estén “escritos en los cielos” (Luc. 10:20).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
4.1 ¿Cómo podemos estar «firmes en el Señor»? Esto se refiere a lo que Pablo enseñó en 3.20, 21. La forma de permanecer firmes es poner nuestros ojos en Cristo, recordar que este mundo no es nuestro hogar, y que Cristo tiene todas las cosas bajo control.4.2, 3 Pablo no advierte a los filipenses de errores doctrinales, pero enfatiza algunos problemas de relación. Estas dos mujeres habían trabajado por Cristo en la iglesia. Su relación rota no era un asunto sin importancia, porque muchas personas habían llegado a ser creyentes a través de sus esfuerzos. Es posible creer en Cristo, trabajar con fervor para su reino, y mantener relaciones rotas con otros que están abocados a la misma causa. Pero no es excusa para permanecer irreconciliados. ¿Necesita usted reconciliarse con alguien hoy?4.3 La identidad de este «compañero fiel» es un misterio. Puede ser Epafrodito, el portador de esta carta, o un camarada de prisión de Pablo. También se puede referir a alguien denominado Sísigo, otra manera de entender la palabra compañero.4.3 Aquellos «cuyos nombres están en el libro de la vida», son todos los que han sido sellados para salvación por medio de su fe en Cristo (véanse también Luk 10:17-20; Rev 20:11-15).4.4, 5 El gozo supremo viene cuando Cristo habita en nosotros. Cristo está cerca y en su Segunda Venida lo disfrutaremos en toda su plenitud. El que habita en nosotros cumplirá su máximo propósito.4.4 Parece extraño que un hombre preso pudiera decir a una iglesia que se regocije. Pero la actitud de Pablo nos enseña una lección importante: la actitud interior no necesita reflejar nuestras circunstancias externas. Pablo estaba lleno de gozo porque sabía que pese a lo que le sucediera, Cristo estaba con él. Pablo insta a los filipenses a regocijarse varias veces en esta carta, probablemente porque necesitaban oírlo. Es muy fácil desalentarse frente a circunstancias que no son placenteras o tomar hechos sin importancia como si lo fueran. Si usted no ha disfrutado el gozo últimamente, quizá sea porque no está mirando la vida desde la perspectiva correcta.4.5 Tenemos que ser amables (razonables, amplios y caritativos) con los que no pertenecen a la iglesia y no solo con los creyentes. Esto significa que no buscamos revancha contra aquellos que nos tratan injustamente, tampoco debemos expresar demasiado nuestros derechos personales.4.6, 7 ¡Imagínese no tener que estar «afanoso» jamás por nada! Esto parece imposible, todos tenemos preocupaciones en nuestro trabajo, en nuestros hogares, en el colegio. Pero Pablo nos aconseja cambiar nuestras preocupaciones en oraciones. ¿Quiere usted preocuparse menos? ¡Entonces ore más! En el momento en que empiece a preocuparse, deténgase y ore.4.7 La paz de Dios es diferente a la paz del mundo (véase Joh 14:27). La paz verdadera no se encuentra en el pensamiento positivo, en la ausencia de conflictos o en buenos sentimientos. Ella es producto de saber que Dios controla. Nuestra ciudadanía en el reino de Cristo está asegurada, nuestro destino está determinado y podemos tener victoria sobre el pecado. Permita que la paz de Dios guarde su corazón de toda ansiedad.4.8 Lo que dejamos entrar en nuestras mentes determina lo que expresamos con las palabras y acciones. Pablo nos dice que llenemos nuestras mentes con pensamientos verdaderos, honesto, justos, puros, amables, de buen nombre, virtud, dignidad y alabanza. ¿Tiene problema con pensamientos impuros y sueños ilusorios? Examine lo que esté dejando entrar en su mente a través de la televisión, los libros, la conversación, las películas y las revistas. Reemplace los materiales dañinos con materiales útiles. Sobre todo, lea la Palabra de Dios y ore. Pídale a El que le ayude a concentrarse en lo que es bueno y puro. Requiere práctica, pero puede lograrse.4.9 No es suficiente escuchar o leer la Palabra de Dios, ni incluso conocerla bien. Debemos también ponerla en práctica. Qué fácil es escuchar un sermón y olvidarnos de lo que dijo el predicador. Qué fácil es leer la Biblia y no pensar en cómo vivir de una manera diferente. Qué fácil es discutir lo que significa un pasaje y no vivir su significado. Exponernos a la Palabra de Dios no es suficiente. Ella nos debe conducir a la obediencia.4.10 En 1Co 9:11-18, Pablo dice que no aceptó las ofrendas de la iglesia en Corinto porque no quiso ser acusado de predicar solo por el dinero. Pero mantuvo que la iglesia tiene la responsabilidad de sostener a los ministros de Dios (1Co 9:14). Aceptó la ofrenda de los filipenses porque se la dieron voluntariamente y porque la necesitaba.4.10-14 ¿Está contento con la circunstancias que enfrenta? Pablo sabía estar contento, así estuviera en abundancia o padeciera necesidad. El secreto radicaba en el poder de Cristo para fortalecerlo. ¿Tiene usted muchas necesidades o está descontento porque no tiene lo que desea tener? Aprenda a apoyarse en las promesas de Dios y en el poder de Cristo que lo ayudará a contentarse a pesar de su situación. Si su deseo es tener siempre más, pida a Dios que trate ese deseo y que le enseñe a estar contento en cualquier situación. El suplirá todas sus necesidades, pero de la manera que El considere mejor para usted. (Si desea más información sobre la provisión de Dios, véase la nota a 4.19.)4.12, 13 Pablo estaba contento porque pudo ver la vida desde la perspectiva de Dios. Se concentró en lo que se suponía que debía hacer, no en lo que sintió que debía tener. Tenía sus prioridades definidas y estaba agradecido por cada cosa que Dios le había dado. Pablo se había despegado de las cosas no esenciales a fin de poder concentrarse en lo eterno. Casi siempre el deseo de más o mejores posesiones es en realidad un anhelo vehemente de llenar un espacio vacío en nuestras vidas. ¿A qué se siente atraído cuando siente un vacío interior? ¿Cómo puede hallar verdadera satisfacción? La respuesta radica en su perspectiva, en sus prioridades y en su fuente de poder.4.13 ¿Podemos en realidad hacer todo? El poder que recibimos en nuestra unión con Cristo es suficiente para hacer su voluntad y enfrentar los desafíos que surgen al comprometernos en realizarla. El no nos concede habilidades superhumanas para lograr cualquier cosa que podamos imaginar sin prestar atención a sus intereses. En la medida que contendamos por la fe, enfrentaremos problemas, presiones y pruebas. Cuando esto acontezca, pídale a Cristo que lo fortalezca.4.14 Los filipenses participaron en el sostén económico de Pablo mientras estuvo en prisión.4.17 Cuando damos a aquellos que están en necesidad, no se beneficia solo el que recibe, sino que también nosotros nos beneficiamos. No era la ofrenda de los filipenses, sino su espíritu de amor y devoción lo que más apreció Pablo.4.18 Pablo no se refería a una ofrenda por el pecado sino a una ofrenda de agradecimiento, «olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios» (Lev 7:12-15 contiene las instrucciones para una ofrenda de acción de gracias). Aunque los cristianos griegos y romanos no eran judíos y no habían ofrecido sacrificios conforme a las leyes del Antiguo Testamento, conocían bien los rituales paganos en los cuales se ofrecían sacrificios.4.19 Podemos confiar en que Dios suplirá siempre nuestras necesidades. El nos proveerá todo lo que necesitemos en esta tierra, aun el valor para enfrentar la muerte como lo hizo Pablo. El proveerá todo cuanto necesitemos en el cielo. Sin embargo, debemos recordar la diferencia entre nuestros deseos y nuestras necesidades. La mayoría de la gente quiere sentirse bien evitando el dolor y la incomodidad. Puede que no recibamos todo lo que deseamos. Al confiar en Cristo, nuestras actitudes y apetitos pueden cambiar de desear todo a aceptar su provisión y poder para vivir por El.4.22 Había muchos cristianos en Roma, algunos incluso estaban en el palacio del César. Tal vez Pablo, mientras esperaba el juicio, convirtió a algunos romanos del servicio civil. Pablo envió saludos de estos cristianos a los creyentes en Filipos. El evangelio se había difundido en todos los estratos de la sociedad, uniendo gente que no tenía otro vínculo más que Cristo. Los cristianos romanos y filipenses eran hermanos gracias a la unidad en Cristo. Hoy también los creyentes están unidos pese a las barreras culturales, económicas y sociales. Ya que todos los creyentes son nuestros hermanos y hermanas en Cristo, vivamos como la verdadera familia de Dios.4.23 En muchas formas la iglesia en Filipos fue un modelo de congregación. Estaba compuesta por diferentes clases de personas que iban aprendiendo a trabajar juntas. Pero Pablo reconoció que los problemas podrían presentarse, de manera que en su carta de agradecimiento, los preparó para las dificultades que pudieran surgir dentro del cuerpo de creyentes. Aun en su condición de prisionero en Roma, Pablo aprendió el verdadero secreto del gozo y la paz: imitar a Cristo y servir a otros. Al concentrar nuestras mentes en Cristo aprenderemos unidad, humildad, gozo y paz. También seremos motivados a vivir por El. Podemos vivir confiadamente para El porque tenemos «la gracia de nuestro Señor Jesucristo» (4.23) con nosotros.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) “Señor”, אABVg; J7,8,13,14,16,24: “Jehová”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 165 1Ts 2:19
b 166 Flp 1:27
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
corona mía. Los creyentes de Filipos eran causa de gozo y honor para Pablo.
estad…firmes. Véase coment. en 1 Co 15:58.
Fuente: La Biblia de las Américas
1 super (1) El gozo es algo interno; una corona es algo que se manifiesta exteriormente. Los creyentes eran la felicidad interior del apóstol y su gloria exterior.
1 super (2) En la manera presentada por el apóstol en el capítulo anterior.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Aquí comienza Pablo la sección final, que consiste primeramente en consejos prácticos, seguidos de mensajes personales.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
4,1. manteneos firmes: Exhortación final a no dejarse apartar de la nueva existencia ahora disfrutada «en el Señor».
28 (IV) Parte tercera: Exhortaciones a la unidad, la alegría y la paz (4,2-9).
(A) Llamamiento a la unidad (4,2-3). 2. Evodia y Síntique: Dos mujeres, prominentes en la comunidad (v. 3), por lo demás desconocidas para nosotros (W. D. Thomas, ExpTim 83 [1971-1972] 117-20). 3. Sízigus: También desconocido. La palabra puede ser simplemente un tratamiento afectuoso de Pablo, «colega», aplicado a alguna persona importante de la comunidad. libro de la vida: El registro celestial del pueblo escatológico de Dios (cf. Dn 12,1).
(B) Llamamiento a la alegría y la paz de espíritu (4,4-7). 5. el Señor está cerca: cf. la primitiva aclamación, maraña tha (1 Cor 16,22; cf. Ap 22,20). 7. la paz de Dios…: Ésta «supera toda inteligencia», bien porque está más allá de lo que la mente humana puede captar, bien porque realiza más de lo que podemos imaginar (cf. Ef 3,20).
(C) Llamamiento a la imitación de Pablo (4,8-9). 8. cuanto hay…: Pablo recomienda a la comunidad, que debe dar testimonio ante el mundo (cf. 2,15-16), una serie de virtudes inconfundiblemente gr. (estoicas).
29 (V) Parte cuarta: agradecimiento por la ayuda de la comunidad (4,10-20). Esta sección de Flp contiene la respuesta inicial de Pablo a la comunidad (→ 7 supra). 10. mi alegría ha sido grande: Pablo se muestra claramente muy agradecido por el interés que dio lugar a la ayuda (véase también el v. 14). Pero no hay ninguna expresión explícita de gratitud por la ayuda como tal. Esto le da cierta ambigüedad a toda su respuesta. 11-13. he aprendido a ser independiente: Pablo reitera en una breve digresión su principio de independencia económica por el evangelio (1 Tes 2,5-9; 1 Cor 9,4-18; 2 Cor 11,7-10; 12,13-18). 14. hicisteis bien: Aunque rigurosamente contrario a dicho principio, lo que los filipenses hicieron fue correcto. 15-16. al principio (de la predicación) del evangelio: Pablo inició la fase europea de su obra misionera en Filipos (Hch 16,9-10). ninguna otra Iglesia: El hecho de que Pablo recibiera -y estuviera dispuesto a aceptarapoyo de los filipenses señala la singularidad de su relación con ellos (→ Pablo, 79;29). se asoció a mis cuentas de gastos y entradas: Pablo utiliza un lenguaje comercial, aludiendo quizás a una forma de asociación legal (la societas consensual) extendida en la sociedad grecorromana (véase J. P. Sampley, Pauline Partnership in Christ [Filadelfia 1980]). 17. que se multipliquen los intereses en vuestra cuenta: La ayuda material de los filipenses les ha producido «intereses» espirituales. 18. estoy pagado más de lo debido: Empleando una expresión utilizada para acusar recibo, Pablo da a entender que en este momento se sentiría violento en el caso de recibir más obsequios, ofrenda de suave olor…: El lenguaje sacro, tomado del AT, indica que el verdadero destinatario del favor es Dios mismo. 19. riqueza de gloria: Dios, en su fidelidad, corresponderá a los filipenses con aquello en lo que es sumamente rico, a saber, con gloria. La gloria es el poder y presencia divinos, que realiza la transformación escatológica de los hombres a semejanza del mismo Dios (3,21; cf. 2 Cor 3,17-18; Rom 5,2; 8,18-25.29-30).
30 (VI) Conclusión (4,21-23). Ésta incluye una despedida (4,21-22) y una bendición final (4,23; → Cartas del NT, 45:8D). 22. la casa del césar: El cuerpo de funcionarios y sirvientes, en su mayoría libertos o esclavos, que se ocupaban de la casa y administración imperiales, no sólo en Roma, sino también en las grandes ciudades del imperio. Algunas inscripciones dan fe de su presencia en Éfeso (iCIL 3. 6082.6077; CIL 6. 8645.8653.8654).
[Traducido por José Pedro Tosaus Abadía]
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
M144 Ὥστε se usa como una partícula de inferencia, que significa: Así que, por eso.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
[7] El Libro de la Vida de El Cordero.
[1] Ésto no es jactancia, sino un recordatorio de que YHWH require creyentes maduros y líderes que guíen con el ejemplo.
[2] Pablo está diciendo que sus pensamientos no son quejas en contra de YHWH, porque aunque las cosas sean difíciles en ese momento por causa de las Buenas Nuevas y sus enemigos, Pablo ha aprendido a ser muy feliz a pesar de todo.
[3] Peshitta.
[4] La confianza en Dios y la sumisión a su divina voluntad son la raíz o el manantial de aquella paz y alegría verdadera que no goza el hombre carnal.[22] Del emperador Nerón.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat