Comentario de Gálatas 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Pablo, apóstol—no de parte de hombres ni por medio de hombre, sino por medio de Jesucristo y de Dios Padre, quien lo resucitó de entre los muertos—
1:1 — Pablo, apóstol — así empieza sus epístolas en las cuales solamente su propio nombre aparece en la salutación; si incluye a otro(s)Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
apóstol. Rom 1:1; 1Co 1:1.
no de los hombres. Gál 1:11, Gál 1:12, Gál 1:17.
ni por hombre. Hch 1:16-26; Hch 13:2-4.
sino por Jesucristo. Hch 9:6, Hch 9:15, Hch 9:16; Hch 22:10, Hch 22:14-21; Hch 26:16-18; Rom 1:4, Rom 1:5; 2Co 3:1-3; Efe 3:8; 1Ti 1:11-14; 2Ti 1:1; Tit 1:3.
y por Dios el Padre. Mat 28:18-20; Jua 5:19; Jua 10:30; Jua 20:21.
que lo resucitó de los muertos. Hch 2:24-32; Hch 3:15; Rom 4:24, Rom 4:25; Rom 10:9; Rom 14:9; Efe 1:19, Efe 1:20; Heb 13:20; 1Pe 1:21; Apo 1:5, Apo 1:18; Apo 2:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
RESUMEN DE GALATAS
Los gálatas, o galo-gracianos, eran descendientes de los galos, que emigraron de su propio país y, después de una serie de desastres, obtuvieron un gran distrito en Asia Menor, llamado Galacia (Pausanias, Ático, c. Iv). Los historiadores los mencionan como un pueblo alto y valiente, que iba casi desnudo, y usaba para las armas solo un escudo y una espada; y se dice que la impetuosidad de su ataque fue irresistible. Su religión, antes de su conversión era extremadamente corrupta y supersticiosa; se dice que adoraron a la madre de los dioses, bajo el nombre de Adgistis; y haber ofrecido sacrificios humanos a los prisioneros que tomaron en la guerra. A pesar de que hablaban el idioma griego en común con casi todos los habitantes de Asia Menor, sin embargo, parece desde Jerome que conservaron su lengua Gaulish original, incluso tan tarde como el siglo quinto. El cristianismo parece haber sido plantado por primera vez en estas regiones por el propio San Pablo (Gál 1:6, Gál 4:13); quien visitó las iglesias al menos dos veces en ese país (Hch 16:6, Hch 18:23). Es evidente que esta epístola fue escrita poco después de recibir el evangelio, ya que se queja de su rápida apostasía por su doctrina (Gál 1:6); y como no se conoce su segundo viaje a ese país, se ha supuesto, con mucha probabilidad, que fue escrito poco después del primero, y consecuentemente alrededor del año 52 o 53. Parece que poco después de que el Apóstol los dejó. algunos maestros judaizantes se inmiscuyeron en las iglesias; alejándolos del verdadero evangelio, para depender de las observancias ceremoniales y del vano intento de «establecer su propia justicia». Fue para oponerse a este falso evangelio que San Pablo se dirigió a los Gálatas, y después de saludar a las iglesias de Galacia, y estableciendo su comisión apostólica contra los ataques de los falsos maestros, los reprende por apartarse de ese evangelio que les había predicado, y confirmado por el don del Espíritu Santo, demuestra que la justificación es solo por fe, y no por las obras de la ley, del ejemplo de Abraham, el testimonio de las Escrituras, la maldición de la ley, la redención de Cristo y el pacto abrahámico, que la ley no pudo anular, muestra el uso de la ley en conexión con el pacto de gracia; concluye que todos los creyentes son liberados de la ley y se convierten en la simiente espiritual de Abraham por la fe en Cristo; ilustra su inferencia por el tratamiento que Dios da a la iglesia judía, la cual sometió a la ley, cuando un padre pone a un menor bajo un guardián; muestra la debilidad y locura de los gálatas al someterse a la ley, y que al someterse a la circuncisión quedan sujetos a toda la ley, y perderán los beneficios del pacto de gracia; les da varias instrucciones y exhortaciones para su conducta cristiana, y particularmente sobre el uso correcto de su libertad cristiana; y concluye con un breve resumen de los temas discutidos y al encomendarlos a la gracia de Cristo.Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pablo se sorprende de que tan pronto se hayan apartado de él y del evangelio, Gál 1:1-7;
y pronuncia maldición contra aquellos que predican cualquier otro evangelio que el predicado por él, Gál 1:8-10.
No aprendió el evangelio de los hombres, sino de Dios, Gál 1:11-13;
y manifiesta lo que era antes de su llamado, Gál 1:14-16;
y lo que hizo inmediatamente después del mismo, Gál 1:17-24.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
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EN TODA LA BIBLIA NO HAY UNA AFIRMACIÓN DE LA VERDAD DEL evangelio más apasionada y completa, aunque concisa, que Gálatas. La salvación es por la fe en Jesucristo solamente (Gál 2:16; Gál 3:11, Gál 3:12). Ninguna obra puede ganar la salvación. La sucinta refutación de Pablo a los judaizantes en esta carta transformó la vida de muchos, desde Martín Lutero hasta Wesley. En general, la gente quiere ganarse la salvación por medio de obras que se pueden identificar fácilmente. En esta carta, Pablo revela la arrogancia de ese modo de pensar. Equivale a apostatar de la verdad del evangelio y a apartarse de Dios (Gál 1:6). Podemos permanecer justificados ante Dios sólo por medio de la fe en Jesucristo; ninguna otra cosa nos puede salvar.
Es claro que Pablo estaba consciente de una perversión del evangelio de la gracia que en forma activa infectaba las iglesias de Galacia. Los falsos maestros que llegaron a Galacia después del ministerio de Pablo abogaban por la salvación «por las obras de la ley»; es decir, por la observancia de la Ley. Se ponía especial énfasis en el rito judaico de la circuncisión.
La carta de Pablo a los Gálatas fue un intento rápido y decisivo de oponerse a este mensaje, que era otro evangelio. Pablo tenía que convencer a sus «hijitos en la fe», a quienes evangelizó personalmente, de que la nueva enseñanza en realidad era una tergiversación del evangelio de Cristo. En su argumento, Pablo reafirma su autoridad de apóstol, que fue minimizada por los maestros judaizantes. Pablo escribe no por ira, sino por amor. Ve que los gálatas dejaban el camino recto al agregar al mensaje del evangelio, y amaba a sus hermanos creyentes tanto como para no permitir que se desviaran.
Gálatas contiene los tres elementos normales de una típica carta del primer siglo: Introducción (Gál 1:1-5), cuerpo (Gál 1:6-24; Gál 2:1-21; Gál 3:1-29; Gál 4:1-31; Gál 5:1-26; Gál 6:1-10), y conclusión (Gál 6:11-18). Sin embargo difiere de muchas de las demás cartas de Pablo. Por ejemplo, la mayoría de las demás cartas de Pablo contienen una sección introductora de acción de gracias que sirve como prólogo (Flp 1:3-11). La sorprendente ausencia de dicha acción de gracias al comienzo de Gálatas posiblemente indique la gravedad de la situación ante los ojos de Pablo. Virtualmente nada hay por lo cual Pablo pueda agradecer, dado que algunos de los Gálatas abandonaban el evangelio que una vez abrazaron. De igual manera la carta carece de saludos finales, que eran largos, como en Rom 16:3-23, o breves, como en 2Co 13:12, 2Co 13:13. Sólo hay una lacónica bendición y saludo final (Gál 6:16, Gál 6:18).
Si hay una frase repetida que resuma el tema de Gálatas, es «la verdad del evangelio». A diferencia de Romanos, que presenta el evangelio como la respuesta a la pecaminosidad universal del hombre (Rom 3:23; Rom 6:23), Gálatas aclara el mensaje del evangelio en contraste con el sutil, pero mortal peligro de la salvación por las obras. A ningún pecador se le otorgó jamás la vida eterna sobre la base de las obras. Más aun, todo el que vive confiado en sus obras es «maldito», porque nadie puede cumplir en forma perfecta la Ley (Gál 3:10). En consecuencia, agregar obras, ritos o la ley al mensaje de lo que se necesita para ser cristiano es tergiversar las buenas nuevas. El lugar correcto de la Ley es declararnos culpables de nuestro pecado, lo que demuestra la urgente necesidad de la redención provista por Jesucristo.
Entonces, ¿cuál es el evangelio básico que Pablo expone extensamente para aclararlo y salvaguardarlo? La única forma en que una persona puede ser justificada delante de Dios es por la fe en Jesucristo (Gál 2:16). Pablo enfatiza este punto repetidas veces. La fe en Cristo, nada más y nada menos, es la respuesta adecuada al evangelio. Este énfasis sobre la fe no es sobre la dimensión histórica del evangelio que está abierta para una investigación racional: Jesús observó en forma perfecta la ley de Moisés (Gál 4:4), murió en la cruz (Gál 2:20), y resucitó de entre los muertos (Gál 1:1). Más bien, Pablo subraya la fe en Cristo debido a que las controversias en Galacia giraban en torno a la recepción del evangelio en la vida de los nuevos creyentes.
Pablo también trata los temas que tienen que ver con la vida cristiana, o el vivir la nueva libertad que el cristiano posee en Cristo. Entre los extremos de una santificación legalista y el libertinaje hedonista, Pablo señala un camino intermedio de «fe que obra por el amor» y el poder del Espíritu Santo (Gál 5:5-6). Por lo tanto, no es sólo la justificación que es por la sola fe, sino también la santificación.
Pablo describe la vida de fe en forma variada como andar en el Espíritu (Gál 5:16, Gál 5:25), ser «guiado por el Espíritu» (Gál 5:18), producir «el fruto del Espíritu» (Gál 5:22, Gál 5:23), y sembrar «para el Espíritu» (Gál 6:8). Concretamente, «la fe que obra por el amor» (Gál 5:6) se expresa en el amor al prójimo, especialmente por los demás creyentes, y en llevar los unos las cargas de los otros (Gál 5:14; Gál 6:2, Gál 6:6). El peligro siempre presente es que en vez de descansar en el poder del Espíritu, el creyente comience a exhibir las corruptas «obras de la carne». Las obras son buenas sólo cuando se cumplen en el poder del Espíritu Santo dado a quienes ponen su fe en Cristo (Gál 6:7-10).
El autor de Gálatas se identifica como Pablo (Gál 1:1). Afirma que es apóstol, y luego procede a argumentar extensamente en favor de la autoridad apostólica que respalda su mensaje del evangelio. Gran parte de la información personal que da en el curso de su defensa corresponde con los relatos acerca de Pablo en el libro de los Hechos, y al material autobiográfico de Flp 3:4-6. El uso del AT. en los capítulos Gál 3:1-29 y Gál 4:1-31 es coherente con su rigurosa educación en el judaísmo. Finalmente, la teología de esta epístola corresponde en forma perfecta con la teología de Pablo expuesta en sus otros escritos, especialmente en la epístola a los romanos.
Pablo dirige su carta «a las iglesias que están en Galacia» (Gál 1:2) y a los lectores que expresamente llama «gálatas» (Gál 3:1), pero no es fácil determinar precisamente lo que esto significa. En la época en que Pablo escribe, la palabra gálatas se podía usar en sentido étnico o con una connotación política.
En gran medida la asignación de una fecha para Gálatas depende de una decisión acerca del destino de la carta. Si las iglesias de Galacia fueron fundadas por Pablo en su segundo viaje misionero en la parte norte de Galacia (Hch 16:6), la fecha más antigua de escritura sería alrededor del año 52 d.C. La similitud del contenido de Gálatas y Romanos, entre otras cosas, llevó a fechar la epístola a mediados de la década del 50. Por otra parte, si por Galacia se entiende la parte sur, incluidas Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia (Hch 14:21), que son congregaciones que Pablo plantó en su primer viaje misionero, la carta pudo escribirse hacia el año 48 d.C.
Para determinar la fecha también hay que tener en cuenta el posible rol del concilio de Jerusalén. Si Gálatas fue escrita después que el concilio de Jerusalén tomó su autoritativa decisión, quizás Pablo basara sus argumentos en dichas decisiones, o por lo menos, hubiera hecho una inequívoca alusión a ellas. Puesto que eso no ocurre, es probable que Gálatas pueda ser fechada en el año 48 d.C. Esto significa que es uno de los primeros libros del Nuevo Testamento.
Bosquejo
I. Introducción Gál 1:1-9
A. Saludo y vista previa de los temas de la carta Gál 1:1-5
B. Ocasión de la carta: condenación del error Gál 1:6-9
II. Defensa de la autoridad apostólica del evangelio Gál 1:10-24; Gál 2:1-21
A. Llamado apostólico: fuente divina del evangelio de Pablo Gál 1:10-16
B. Confirmación apostólica: acuerdo humano con el evangelio de Pablo Gál 1:17-24; Gál 2:1-21
III. Base bíblica del mensaje del evangelio Gál 3:1-29; Gál 4:1-31
A. Identificación de las raíces del evangelio en el AT. Gál 3:1-25
B. Aclaración del significado del evangelio: hijos de Dios o esclavos Gál 3:26-29; Gál 4:1-31
IV. El mensaje del evangelio: sus implicaciones para la vida cristiana Gál 5:1-26; Gál 6:1-10
A. Evitar los extremos del legalismo y el libertinaje Gál 5:1-15
B. Andar en el poder del Espíritu Gál 5:16-26
C. Servir los unos a los otros conforme a la ley de Cristo Gál 6:1-10
V. Conclusión Gál 6:11-18
A. Firma personal Gál 6:11
B. Resumen del problema de la iglesia: legalismo externo Gál 6:12, Gál 6:13
C. Resumen de la solución del evangelio: la cruz y la nueva criatura Gál 6:14, Gál 6:15
D. Bendición, petición y saludos Gál 6:6-18
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
La introducción de la carta incluye los tres elementos comunes que se usan en una sección de salutación epistolar:
(1) El escritor: Pablo (Gál 1:1);
(2) el destinatario: a las Iglesias de Galacia (Gál 1:2); y
(3) los saludos: Gracia y paz sean a vosotros (Gál 1:3).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Pablo se llama a sí mismo apóstol para afirmar su autoridad otorgada divinamente, para hablar de los problemas que enfrentan las iglesias de Galacia.
por Jesucristo y por Dios el Padre se refiere al único llamado de Pablo para ser Apóstol (vv. Gál 1:15, Gál 1:16) que recibió al mismo tiempo que su salvación en el camino a Damasco (Hch 26:12-18).
resucitó de los muertos es una referencia a la resurrección de Jesucristo, una creencia de la fe cristiana (1Co 15:1-58).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Introducción a Gálatas
Bosquejo
Introducción (Gál 1:1-10)
A. Saludos (Gál 1:1-5)
B. Asombro por su caída del evangelio de la gracia (Gál 1:6-10)
I. Pablo presenta la defensa personal de la autoridad de su evangelio y llamamiento (Gál 1:11-24; Gál 2:1-21)
A. Cristo le reveló el evangelio (Gál 1:11-24)
B. Santiago, Pedro y Juan lo reconocieron y ratificaron (Gál 2:1-10)
C. Fue vindicado en un conflicto con Pedro (Gál 2:11-21)
II. Pablo presenta la defensa doctrinal del mensaje de su evangelio (Gál 3:1-29; Gál 4:1-31)
A. Se recibe al Espíritu y la nueva vida por la fe y no por las obras (Gál 3:1-14)
B. La salvación es por la promesa y no por la ley (Gál 3:15-24)
C. Los que confían en Cristo son hijos y no esclavos (Gál 3:25-29; Gál 4:1-7)
D. Una apelación a los gálatas a que reconsideren su decisión (Gál 4:8-20)
E. Los que confían en la ley son esclavos y no hijos (Gál 4:21-31)
III. Pablo presenta la defensa práctica de la libertad de su evangelio (Gál 5:1-26; Gál 6:1-10)
A. La libertad del creyente se relaciona con la salvación por gracia (Gál 5:1-12)
1. La conservación de la libertad del creyente (Gál 5:1)
2. La consecuencia del sometimiento a la circuncisión en la ley (Gál 5:2-12)
B. La libertad del creyente no debe convertirse en excusa para la satisfacción de los deseos de la carne (Gál 5:13-26)
1. El mandamiento del amor (Gál 5:13-15)
2. Vida por el Espíritu, no por la carne (Gál 5:16-26)
C. La libertad del creyente debe expresarse mediante la ley de Cristo (Gál 6:1-10
)
1. Llevar las cargas unos de otros (Gál 6:1-5)
2. Ayudar a los ministros de la Palabra (Gál 6:6)
3. No cansarse de hacer el bien (Gál 6:7-10)
Conclusión (Gál 6:11-18)
Autor : Pablo
Tema : Salvación por gracia mediante la fe Fecha: ca. 49 d.C.
Trasfondo
Pablo escribió esta epístola (Gál 1:1; Gál 5:2; Gál 6:11) «a las iglesias de Galacia» (Gál 1:2). Algunos creen que los gálatas eran los galos del norte de Galacia. Es mucho más probable que Pablo haya escrito esta epístola a las ciudades de la región del sur de la provincia de Galacia (Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra, Derbe) donde él y Bernabé evangelizaron y establecieron iglesias durante su primer viaje misionero (Hch 13:1-52; Hch 14:1-28). La fecha más satisfactoria de su redacción es después del retomo de Pablo a la iglesia de Antioquía de Siria, que lo envió, y poco antes del concilio de Jerusalén (Hch 15:1-41).
El principal asunto de Gálatas es el mismo que se debatió y resolvió en Jerusalén (ca. 49 d.C.; cf. Hch 15:1-41). Tal asunto implica dos preguntas:
(1) ¿Es la fe en Jesucristo como Señor y Salvador el único requisito para la salvación?
(2) ¿Se requiere obedecer ciertas costumbres y leyes judaicas del AT para obtener la salvación en Cristo? Parece que Pablo escribió Gálatas antes que la controversia sobre la ley se debatiera formalmente en Jerusalén y se decidiera la posición oficial de la iglesia. Eso significaría que Gálatas fue la primera epístola neotestamentaria que escribió Pablo.
Propósito
Pablo supo que ciertos maestros judíos estaban inquietando a sus recién convertidos de Galacia al imponerles la circuncisión y el yugo de la ley mosaica como requisitos necesarios para la salvación e inclusión en la iglesia. Al oír eso, Pablo escribió
(1) para negar enfáticamente que los requisitos legales tales como la circuncisión del antiguo pacto tuvieran algo que ver con la operación de la gracia de Dios en Cristo para la salvación en el nuevo pacto; y
(2) para reafirmar con claridad que el creyente recibe el Espíritu Santo y se le imparte vida espiritual mediante la fe en el Señor Jesucristo, y no mediante la fidelidad a la ley del AT.
Visión panorámica
Se deduce por el contenido de esta epístola que los adversarios judíos de Pablo en Galacia lo estaban atacando personalmente para socavar su influencia en las iglesias. Los adversarios de Pablo lo acusaban de que
(1) él no era del grupo original de los apóstoles y por eso no tenía autoridad auténtica (cf. Gál 1:1; Gál 1:7; Gál 1:12; Gál 2:8-9);
(2) su mensaje se alejaba del evangelio que se predicaba en Jerusalén (cf. Gál 1:9; Gál 2:2-10); y
(3) su mensaje de la gracia produciría una vida sin ley (cf. Gál 5:1; Gál 5:13; Gál 5:16; Gál 5:19-21).
Pablo respondió directamente a estos tres cargos:
(1) Defendió con vigor su autoridad de apóstol de Jesucristo, que recibiera de Dios y fuera ratificada por Santiago, Pedro y Juan (caps. Gál 1:1-24 y Gál 2:1-21).
(2) Defendió con pasión el evangelio de salvación por gracia mediante la fe en Cristo (caps. Gál 3:1-29 y Gál 4:1-31).
(3) Por último, Pablo afirmaba que el verdadero evangelio de Cristo incluye la libertad de la esclavitud del legalismo judío por una parte, y la del pecado y las obras de la carne por otra. La verdadera libertad del creyente abarca el vivir por el Espíritu y cumplir la ley de Cristo (caps. Gál 5:1-26 y Gál 6:1-18).
Gálatas contiene la descripción de los creyentes judíos que se oponían a Pablo en Galacia, Antioquía y Jerusalén (Hch 15:1-2; Hch 15:5), y en la mayoría de los lugares donde ministraba. Pablo los calificaba de perturbadores, tergiversa dores (Gál 1:7), obstaculizadores (Gál 5:7) e individuos que procuraban causar una buena impresión exterior y evitar la persecución por causa de la cruz de Cristo (Gál 6:12). Indirectamente Pablo los describió como personas que trataban de agradar a los hombres (Gál 1:10), falsos hermanos (Gál 2:4), los de la circuncisión (Gál 2:12) y los manipuladores (Gál 3:1).
Características especiales
Esta epístola tiene cuatro características peculiares.
(1) Es la más vigorosa defensa del NT de la naturaleza esencial del evangelio. Su tono es agudo, intenso y urgente, ya que Pablo trata con adversarios que están en error (e.g., Gál 1:8-9; Gál 5:12) y reprende a los gálatas por su credulidad (Gál 1:6; Gál 3:1; Gál 4:19-20).
(2) Es la segunda después de 2 Corintios en referencias autobiográficas.
(3) Esta es la única epístola en que Pablo se dirige explícitamente a una pluralidad de iglesias (véase introducción a Efesios).
(4) Contiene una lista del fruto del Espíritu (Gál 5:22-23) y el más extenso catálogo en el NT de las obras de la carne (Gál 5:19-21).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Introducción, 1:1-10.
Salado epistolar, 1:1-5.
1 Pablo, apóstol, no de hombres ni por hombres, sino por Jesucristo y por Dios Padre, que le resucitó de entre los muertos, 2 y todos los hermanos que conmigo están, a las iglesias de Galacia: 3 La gracia y la paz sean con vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo, 4 que se entregó por nuestros pecados, para librarnos del presente siglo malo, según la voluntad de nuestro Dios y Padre, 5 a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
No obstante su apenado ánimo por el comportamiento de los gálatas, San Pablo no se dispensa del acostumbrado saludo, deseándoles “la gracia y la paz” de parte de Dios Padre y de Jesucristo (v.3; cf. Rom 1:7). Hay, sin embargo, en este saludo algo que lo distingue del de otras cartas, como es la insistencia en hacer resaltar su condición de apóstol (v.1) y el interés en poner de relieve ya en el saludo la eficacia redentora de la muerte de Cristo (v.4). Llama también la atención el que designe a secas a los destinatarios (“iglesias de Galacia,” v.2), sin elogio de ninguna clase, como suele hacer en las otras cartas (cf. Rom 1:7; 1Co 1:2). Todo esto indica que están presentes en su mente ya desde un principio los predicadores judaizantes, que difundían doctrinas directamente opuestas a esas verdades, a los que los gálatas, con su curiosidad característica, parece que prestaban gustosamente oídos. De hecho, no los alaba.
La frase, pues, “apóstol no de (από ) hombres ni por (δια ) hombre, sino por (δια ) Jesucristo y Dios Padre” (v.1), es como la presentación de sus cartas credenciales. Se le acusaba de no ser apóstol como los “notables” (1Co 2:2), como las “columnas” (1Co 2:9), sino, todo lo más, un apóstol de segunda línea, cuya autoridad estaba sujeta a discusión; por eso urge recalcar desde un principio que también él es “apóstol” o, lo que es lo mismo, mensajero auténtico del Evangelio, escogido directamente por Dios, igual que lo habían sido los Doce (cf. 1Co 9:1; 1Co 15:5-10). Las dos preposiciones άπό -διά , tomadas en su genuina significación, indicarían origen e intermediario, fuente y canal. San Pablo niega, pues, que su “apostolado” tenga origen en los hombres (οστό ), cosa en fin de cuentas que es propia de todo verdadero apostolado cristiano; pero niega también que le haya sido conferido por ministerio de ningún hombre (δια ), cosa que sólo es propia de los Doce, o de los que de modo extraordinario a ellos hayan sido agregados (cf. Hec 1:15-26; Hec 13:1-3). Los demás reciben su misión o investidura a través de otros hombres (cf. Hec 6:6; Hec 14:23; 1Ti 4:14). El, sin embargo, la ha recibido “por (δια ) Jesucristo y Dios Padre” (cf. v.12.15). Es curioso que ponga sólo la preposición δια , que cuadra bien respecto de Jesucristo, mediador entre Dios y los hombres, pero no parece que hubiera de tener aplicación al Padre, respecto del cual esperaríamos la preposición από . Υ es que el Apóstol trata como de identificar la acción del Padre y de Cristo, lo mismo que hará también en v.3 (“de parte [από ] de Dios. y el Señor Jesucristo”), con la diferencia que aquí usa la preposición από , y no δια , dado que menciona antes al Padre que a Jesucristo. En ambos casos, lo mismo δια que από , están incluyendo los dos sentidos (origen-mediación), tomando uno u otro, según que se apliquen al Padre o a Cristo. Y es importante hacer notar que esta íntima asociación de Cristo con el Padre, contraponiéndolo a los “seres humanos” es clara señal de que San Pablo no considera a Cristo como puro hombre, sino algo muy superior; es a saber, Dios igual al Padre, como aparece claro en otros textos (cf. Rom 9:5; Flp 2:6; Tit 2:13).
La segunda idea que San Pablo trata de hacer resaltar ya en el saludo es, como antes dijimos, la de la eficacia redentora de la muerte de Cristo (v.4). Las doctrinas difundidas por los predicadores judaizantes, exigiendo la observancia de la Ley en orden a poder obtener la salud, equivalían a negar la eficacia del sacrificio redentor de Cristo (cf. 2:17.21); de ahí, la preocupación de San Pablo por inculcar a los gálatas esa verdad a él tan querida. La expresión “se entregó.,” repetida en otros muchos lugares de sus cartas (cf. 2:20; Efe 5:2; 1Ti 2:6), indica que Cristo ha dado su vida libre y espontáneamente; eso, sin embargo, no se opone a que, como ahí mismo indica el Apóstol, sea siempre “la voluntad del Padre,” motor último de la historia, la que hayamos de ver al fondo de todo (cf. Rom 3:24-25; 1Ti 8:32; 2Co 5:21; Flp 2:8; Col 1:13). Algo más difícil de explicar, al menos en su sentido exacto y preciso, resulta la expresión “librarnos del presente siglo malo” (. εκ του αΐώνοβ του ενεστώτας πονεροΰ ). Parece que el Apóstol califica de “presente siglo malo” el período de tiempo anterior al Evangelio, período de perversidad y corrupción, en que ejercen su dominio el pecado y la muerte, y del que nos saca Cristo para introducirnos en otro período mejor, el siglo “venidero” o mesiánico, que El inaugura (cf. 4:3-5; Rom 5:12 :21). La expresión literaria contraponiendo siglo “presente,” de injusticia y dolor, a siglo “venidero,” de justicia y felicidad, parece que está tomada de la apocalíptica judía. De suyo, con la venida del Mesías, ya comenzó el siglo “venidero” y todos nosotros, por nuestra participación en la victoria de Cristo mediante la fe, pertenecemos a esta nueva era y somos “nueva criatura” (cf. 6:15); sin embargo, el “presente siglo malo” continúa su propia existencia, y su influencia actúa continuamente también sobre aquellos que, en Cristo, ya han triunfado y han sido transportados al mundo de la luz (cf. Col 1:12-14), pero con peligro aun de volver a caer bajo el dominio del mundo, si se separan de Cristo. Puede, pues, decirse que los dos períodos coexisten temporalmente, y sólo en la parusía la desaparición del primero será total. En la actualidad, los hombres pertenecerán a uno u otro, según la actitud que adopten respecto de Cristo.
Sobre el término “iglesia,” con que se designa a las comunidades cristianas de Galacia (v.1), así como sobre el título de “Señor” aplicado a Cristo (v.3), nada hemos de añadir a lo ya dicho al comentar Hec 5:11 y 11:20. Pero sí queremos advertir del inciso “todos los que conmigo están” (v.2), con lo que parece dar a entender que lo que va a decir en la carta no es una doctrina personal, sino algo que pertenece al Evangelio tal como lo aceptan los verdaderos discípulos de Cristo.
Dolorido reproche α los gálatas, 1:6-10.
6 Me maravillo de que tan pronto, abandonando al que os llamó a la gracia de Cristo, os paséis a otro evangelio. 7 No es que haya otro; lo que hay es que algunos os turban y pretenden pervertir el Evangelio de Cristo. 8 Pero aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema. 9 Os lo hemos dicho antes, y ahora de nuevo os lo digo: Si alguno os predica otro evangelio distinto del que habéis recibido, sea anatema. 10 ¿Busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿Acaso busco agradar a los hombres? Si aún buscase agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Al saludo epistolar no hace seguir aquí San Pablo, como es habitual en sus cartas (cf. Rom 1:8; 1Co 1:4; Flp 1:3; 1Te 1:2), la rendida acción de gracias a Dios por los beneficios concedidos a los destinatarios. Entra ex abrupto en materia, mostrando así desde un principio la gravedad de la situación. Que no le vayan diciendo que hay dos evangelios: el predicado por él y el que posteriormente han predicado sus adversarios; sólo hay un Evangelio, el de Cristo, y ése es precisamente el que él les ha predicado (v.6-10). He ahí indicado en estos versículos, por vía indirecta, el tema central de la carta. No le queda al Apóstol sino probar esa tesis (c.1-4) y sacar las adecuadas consecuencias (c.5-6).
Cuando dice a los gálatas que se maravilla de que “tan pronto” (ούτως ταχέως ) se pasen a otro evangelio (v.6), ese “tan pronto” no implica necesariamente que la defección tenga lugar a poco de haberse convertido los gálatas o a poco de haber pasado por allí San Pablo, como ha sido frecuente interpretar esa frase. Puede muy bien referirse el Apóstol, y esto es lo más probable, a la facilidad con que los gálatas aceptan las doctrinas de los judaizantes, admirándose de que tan rápidamente, al primer ataque del enemigo, se pasen al campo contrario. Vendría, pues, a decirles: han comenzado esos perturbadores a atacar el evangelio que os he predicado, y en seguida os pasáis a ellos. La expresión “abandonar al que os llamó a la gracia de Cristo” (. του καλέσαντος υμαβ εν χάριτι Χρίστου , ν .6) está refiriéndose al Padre, a quien el Apóstol suele atribuir la vocación o llamada a la fe (cf. Rom 8:28-30; 1Co 1:9; 1Te 2:12; 2Te 2:14). No está claro si hemos de traducir “a la gracia de Cristo” (sentido final), como hemos hecho nosotros, o más bien “por medio de la gracia de Cristo” (sentido instrumental). En realidad, el significado de fondo apenas si se altera, pues en cualquiera de las dos interpretaciones aparece Cristo como centro y eje de esa nueva obra sobrenatural que sucede a la Ley mosaica (cf. Rom 6:14), en la que nos introduce el Padre.
Lo más característico de todo este pasaje es la seguridad que muestra el Apóstol sobre la verdad de su evangelio. Imposible ser más categórico: aunque yo mismo o, hipótesis todavía más inverosímil, un ángel del cielo os predicara otro evangelio distinto del que os he predicado, sea anatema (v.8-9; cf. Rom 9:3). Es la fórmula que luego adoptó la Iglesia en muchos de los concilios contra los que osen rechazar sus definiciones solemnes e infalibles. Y a este respecto será oportuno notar cómo el Apóstol, en su manera de expresarse, da claramente a entender que el cristianismo es una “religión de autoridad,” cuyas doctrinas no quedan sujetas a la libre interpretación de cada uno; sin que ello quiera decir, claro está, que no sea esencialmente una “religión del espíritu,” como en esta misma carta hará también resaltar (cf. 2:20; 3:2; 4:4-7; 5:22-25). Escribe San Pablo que lo que ahora dice a los gálatas ya se lo había dicho “antes” (v.10). ¿A qué se refiere ese “antes”? Es posible que el Apóstol esté refiriéndose a haberlo dicho de palabra durante su segunda visita a Galacia, en que habría notado ya el peligro, aunque sin sospechar que la defección iba a ser tan rápida (cf. v.6). Si así fuera, se explicaría mejor el plural “os hemos dicho antes,” incluyendo también los compañeros de Pablo. Sin embargo, bien puede ser que con ese “antes” el Apóstol se refiera simplemente a haber afirmado ya la misma cosa en v.8, y que la vuelve a repetir para más inculcarla. El plural sería un plural mayestático de autor, como es frecuente en San Pablo (cf. 2Co 1:13; 2Co 5:11; 2Co 10:7; 2Co 13:6).
Después de señalar lo seguro que está de su doctrina y de lanzar anatema contra todos los que la atacan y deforman, el Apóstol deduce la conclusión: “¿busco yo ahora (άρτι ) el favor de los hombres?” (v.10). Como diciendo: me acusáis, lo mismo que han hecho en otras partes (cf. 1Te 2:4-6; 2Co 4:2), de que soy un oportunista y de que, si no exijo la circuncisión a los gentiles, es simplemente para mejor ganarlos a mi causa; pues bien, ¿también ahora, lanzando esos anatemas, busco agradar a los hombres? Si así fuese, no tendría más que ceder, y fácilmente me granjearía su estima; mas eso sería renunciar a mi condición de “siervo de Cristo,” entregado en cuerpo y alma a defender su causa (cf. Rom 1:1). No quiere decir San Pablo que no sea a veces conveniente buscar el agrado de los hombres (cf. 1Co 10:33; Hec 17:22; Hec 24:10); mas eso nunca podrá hacerse si para ello hay que renunciar a nuestra condición de “siervos de Cristo,” transigiendo en desfigurar su doctrina. Eso es lo que de manera tan categórica excluye el Apóstol. Cuando dice: “si aún (έτι ) buscase.” (v.10), parece insinuar que hubo un tiempo de su vida en que lo hacía, refiriéndose quizás al período anterior a su conversión; con todo, podría también interpretarse la frase sin darle por parte de Pablo ese sentido concesivo, aludiendo más bien a que, después de lo que sabe y ha dicho de los judaizantes, pervertidores del Evangelio de Cristo, si aún pretendiera agradarles, sería traicionar su condición de “siervo de Cristo.”
I. Autoridad Apostólica de Pablo, 1:11-2:21.
Pablo llamado al Apostolado Directamente por Dios, 1:11-24.
11 Porque os hago saber, hermanos, que el evangelio por mí predicado no es de hombre, 12 pues yo no lo recibí o aprendí de los hombres, sino por revelación de Jesucristo. 13 En efecto, habéis oído mi conducta de otro tiempo en el judaísmo, cómo con gran furia perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, 14 aventajando en el celo por el judaísmo a muchos de los coetáneos de mi nación, y mostrándome extremadamente celador de las tradiciones paternas. 15 Pero cuando aquel que me segregó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, 16 se dignó revelar en mí a su Hijo para que lo anunciase a los gentiles, al instante, sin pedir consejo a la carne y a la sangre 17 ni subir a Jerusalén a los apóstoles que eran antes de mí, partí para la Arabia y de nuevo volví a Damasco. 18 Luego, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, a cuyo lado permanecí quince días. 19 A ningún otro de los apóstoles vi, si no fue a Santiago, el hermano del Señor. 20 En esto que os escribo, bien sabe Dios que no miento. 21 En seguida vine a las regiones de Siria y de Gilicia, 22 pero era personalmente desconocido para las iglesias de Cristo en Judea; 23 sólo oían decir: “El que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que antes pretendía destruir.” 24 Y glorificaban a Dios en mí.
Lo primero que Pablo necesitaba dejar bien claro ante los gálatas, dado el ambiente formado contra él por los agitadores judaizantes, era su condición de verdadero apóstol. Sin ese presupuesto era inútil pasar a Jia cuestión doctrinal. Fácilmente le hubieran respondido que él podía pensar como quisiera, pero que los auténticos apóstoles de Cristo, los Doce, seguían observando las prescripciones de la Ley, y a eso había que atenerse. De ahí la necesidad de comenzar por la cuestión personal, y dejar bien sentado que también él, Pablo, era auténtico apóstol de Cristo, no inferior a los Doce, por lo que resultaba inútil tratar de oponer su evangelio al de ellos. Sobre el significado y amplitud del término “apóstol,” ya hablamos al comentar Hec 14:4-14. Es lo que hace en la primera parte de su carta (1:11-2:21).
En la perícopa que ahora comentamos (1:11-24) insiste sobre todo en dos puntos: ha recibido su evangelio directamente de Dios (v.11-16), no ha tenido necesidad de ponerse en contacto con los Doce para que le den información doctrinal (v. 17-24). Trataremos de ir recogiendo ordenadamente y explicando las frases más características de San Pablo referentes a estos dos puntos.
Comienza el Apóstol afirmando (v. 11-12) que su evangelio no es “de hombre” (κατά άν -9ρωπον ) ο dicho de otra manera, que no lo “ha recibido ni aprendido” (ουδέ τταρέλαβον . ούτε έδιδάχβην ) de hombres, sino “por revelación de Jesucristo” (δτ άττοκαλύψεως Ιησού Χρίστου ). Aquí tenemos indicado ya el punto base de su argumentación ante los gálatas. La expresión “de hombre” (v.11) equivale a decir que no es doctrina elaborada por hombres, con los defectos inherentes a todo lo que es humano; de suyo, esta expresión no es del todo equivalente a “recibida o aprendida de hombres” (v.12), a pesar del “pues” con que San Pablo enlaza ambos versículos, pues una doctrina que se “reciba” por tradición puede también ser divina y no necesariamente “de hombre.” Sin embargo, parece que en este caso, a juzgar por el v.12, San Pablo amplía el significado de la expresión “no de hombre,” con la que no solamente negaría que su evangelio sea doctrina “humana,” elaborada en las escuelas de los hombres, sino también que sea una doctrina que le haya sido “transmitida” por hombres. Eso piden los dos verbos “no recibí. ni aprendí de los hombres,” y eso exige la frase positiva que pone como contrapartida: .” sino por revelación de Jesucristo” 225. Desde luego, San Pablo podía haber llegado al conocimiento del Evangelio, doctrina “divina,” a través de otros hombres, como de hecho llegamos nosotros. Pero no fue así; y esa su independencia en el apostolado, colocándose en la misma línea que los Doce, es lo que trata de recalcar aquí. Se ha preguntado qué es lo que incluye San Pablo bajo el término “evangelio” (v.11), cuando dice que no lo ha recibido ni aprendido de hombres, sino “por revelación de Jesucristo” (v.12). ¿Es que no había recibido información alguna sobre Jesucristo y su doctrina a través de la catequesis apostólica y de conversaciones mismas con testigos oculares de la vida del Señor? Evidentemente que sí. Incluso antes de convertirse tenía ya noticias de los dogmas principales del cristianismo, y por eso precisamente, por considerarlo incompatible con sus doctrinas de celoso fariseo, perseguía furiosamente a los cristianos (cf. Hec 8:3). Su mismo modo de hablar aludiendo a “tradiciones” que hay que conservar, más bien indican lo contrario (cf. 1Co 11:2; 1Co 15:3; 2Te 2:15). ¿Cómo dice, pues, sin más, que el “evangelio” que él predica lo ha recibido no de hombres, sino “por revelación de Jesucristo”? Hay autores que, para resolver la dificultad, dicen que en este lugar, con la palabra “evangelio,” San Pablo se refiere únicamente a la doctrina de salud por la fe sin necesidad de las obras de la Ley, que era lo que estaba en litigio. Sin embargo, no nos parece que haya motivos para hacer esa limitación. Más bien creemos que el término “evangelio,” lo mismo que en otros pasajes de los escritos del Apóstol (cf. Rom 16:25), incluye, en general, el contenido de la predicación cristiana, y si San Pablo dice que ese contenido lo ha recibido “por revelación de Jesucristo,” no es excluyendo cualquier otra clase de información, sino recalcando que para él la fuente principal de la doctrina que predica ha sido la “revelación,” hasta el punto de que incluso lo recibido de otra manera está filtrado a través de la luz sobrenatural que recibió en la gran revelación de Damasco (cf. Hec 9:13-19) y en otras que la siguieron (cf. Hec 22:17; Hec 26:16).
En los v.13-14, a fin de que aparezca mejor que todo lo debe a la intervención directa de Dios, San Pablo hace una breve historia de su vida anterior a la gran revelación de Damasco, haciendo notar cómo se distinguía entre todos sus compatriotas por su furor persecutorio contra los cristianos (cf. Hec 8:3; Hec 9:1-2). Esta su furia persecutoria contra la “Iglesia de Dios” (v.13; cf. Hec 5:11) es un pecado que frecuentemente se echa en cara a sí mismo (cf. 1Co 15:9; Efe 3:8), aunque alegando en su descargo que lo hacía por ignorancia (cf. 1Ti 1:13). Y llega el momento de la gran “revelación,” que lo transforma en apóstol, igual a los Doce. San Pablo presenta ese momento con toda solemnidad: “Pero cuando Aquel que me segregó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar en mí a su Hijo (ευδόκησεν . άποκαλύψαι τον υίόν αυτού εν εμοί ) para que lo anunciase a los gentiles., no pedí consejo a la carne y a la sangre.” (v. 15-16). Son frases cargadas de ideas que, al mismo tiempo, rezuman agradecimiento. Es Dios, dice, quien en sus inescrutables designios, igual que había hecho con otros para otras misiones (cf. Isa 49:1; Jer 1:5; Luc 1:15), me “segregó” o eligió ya desde antes de nacer y me “llamó” por pura misericordia (v.15; cf. 1Co 15:10). No está claro si con esos dos verbos “segregó., llamó” (άφορίσαβ . καλέσαβ )| San Pablo está aludiendo a fases sucesivas del plan divino sobre él, el acto eterno de predestinación y el temporal de vocación (cf. Rom 8:29-30), o más bien “elección” y “llamamiento” vienen en este caso a significar lo mismo, designando, en general, el plan providencial de Dios sobre él, anterior al “llamamiento” histórico del camino de Damasco, a que aludirá luego en el v.16. La construcción gramatical del período, no obstante la acepción contraria del término “llamar” en otros pasajes (cf. Rom 1:1; Rom 8:30), parece aconsejar esto último. En cuanto a la frase: .” se dignó revelar en mí a su Hijo para que lo anunciase a los gentiles” (v.16), también hay algo que no es del todo claro. Nos referimos a la expresión “en mí” (εν έμοί ), que muchos interpretan como dativo instrumental (= por mi medio), otros como de provecho (= a mí) y otros como locativo ( = en mi interior). Nos inclinamos, dado el contexto, a esta última interpretación. Lo que San Pablo trataría de hacer notar es que Dios le manifestó a Jesucristo en visión interior, inmediata y penetrante, a fin de que luego él lo diese a conocer a los gentiles: era una exigencia de su nueva condición de “apóstol,” testigo de Jesús y de su obra (cf. Hec 1:8), del mismo rango que los Doce. Naturalmente, lo que aquí dice San Pablo, recalcando el aspecto interior de la visión, en modo alguno excluye el carácter objetivo de la misma, como ya explicamos al comentar Hec 9:3-9.
Lo que resta de la narración v. 17-23) es consecuencia y al mismo tiempo confirmación de lo dicho. En efecto, supuesta esa revelación plena y auténtica de Jesucristo, por la que Dios elegía directamente a Pablo para apóstol, éste ya no necesitaba pedir instrucciones a nadie en orden a la predicación del Evangelio, ni siquiera al grupo de los Doce. Es precisamente lo que en estos versículos va haciendo resaltar. La expresión “la carne y la sangre” (v.16) es frase hebrea, que equivale prácticamente a “naturaleza humana” (cf. Mat 16:17; 1Co 15:50; Efe 6:12); por tanto, al decir el Apóstol que “no pidió consejo a la carne y a la sangre,” no quiere decir sino que no tuvo necesidad de contar con ningún hombre para comenzar a ejercer el apostolado 226. En esta afirmación universal están de suyo incluidos también los apóstoles; y si luego se fija en ellos expresamente (v.17) es recalcando la misma verdad, de modo que quede bien clara su independencia apostólica.
A continuación nos informa de sus desplazamientos a Arabia, Damasco, Jerusalén, Siria y Cilicia (v. 17-21); con la intención manifiesta de hacer ver que no ha recibido su evangelio de los apóstoles, de los que sólo ha visto a dos, y brevemente. De la estancia en Arabia y vuelta a Damasco ya hablamos al comentar Hec 9:19-25. En cuanto a la subida a Jerusalén (cf. Hec 9:26-28), expresamente nos dice que fue “para conocer personalmente (ίστορήσοα ) a Pedro,” y que de los demás apóstoles sólo vio a Santiago (v. 18-19). Es de notar esa especie de complacencia en designarle con el nombre de “Cefas” (Hec 1:18; Hec 2:9.11.14; 1Co 1:12; 1Co 9:5; 1Co 15:5), nombre que, según las narraciones evangélicas, le habría sido impuesto por el Señor (cf. Jua 1:42; (Mat 16:18) y que a un semita no puede menos de sugerir espontáneamente su especial cargo y autoridad. El haberse visto con Santiago fue, dado el tenor de la narración, algo incidental, no buscado, como la visita a Pedro 227. No se ve claro el porqué de esa especie de juramento que San Pablo intercala en el v.20, interrumpiendo la narración. Quizá porque los gálatas habían oído de esa visita a Jerusalén, cuya finalidad desfiguraban, considerándola como una especie de investidura por parte de los Doce, San Pablo necesitaba recalcar, en defensa de su tesis, cuál había sido el verdadero motivo de la visita. La ida luego a las “regiones de Siria y Cilicia” (v.21) parece referirse, en conformidad con lo que sabemos por los Hechos, a su regreso a Tarso (Cilicia) desde Jerusalén (cf. Hec 9:30) y a su predicación en Antioquía (Siria) años más tarde, junto con Bernabé (cf. Hec 11:25-26). San Pablo habría unido ambos momentos, aunque cronológicamente separados, cual si se tratase de un viaje único preconcebido; y si pone antes Siria que Cuida, sería no porque en realidad hubiese sido ése el orden, sino porque, siendo Siria más importante que Gilicia, ésa era la manera ordinaria de expresarse cuando había que nombrar ambas regiones. Otra explicación sería que San Pablo no esté aludiendo a su predicación en Antioquía junto con Bernabé, sino a otra predicación anterior que hubiese realizado en tierras de Siria durante los años de su permanencia en Tarso, como parece insinuarse en Hec 15:41. Con lo que luego añade en los v.22-24, haciendo notar cómo su apostolado en las regiones de Siria y Cilicia fue motivo de que las “comunidades cristianas de Judea,” no obstante serles “personalmente desconocido,” se alegrasen y “glorificasen a Dios” en él, parece perseguir claramente un fin: el de mostrar a los gálatas cómo las iglesias mismas de Judea, con ese “glorificar a Dios” por su apostolado, confirmaban a su manera lo que él venía defendiendo; es a saber, que, sin la intervención de los Doce, el antiguo perseguidor se había convertido en auténtico apóstol, debido a la acción directa de Dios. Lo de ser “desconocido personalmente” de las comunidades cristianas de Judea ha de entenderse sobre todo de las establecidas fuera de Jerusalén, aunque es probable que también en Jerusalén, donde sólo había estado “quince días” (v.18), fuera poco conocido.
Fuente: Biblia Comentada
La Epístola de Pablo a los Gálatas
TítuloGálatas deriva su título (pros Galatas) de la región en Asia Menor (Turquía moderna) en donde las iglesias a las que se dirigió el escritor estaban localizadas. Es la única de las epístolas de Pablo específicamente dirigida a iglesias en más de una ciudad (Gál 1:2; cp. Gál 3:1; 1Co 16:1).
Autor y fecha
No hay razón para cuestionar las afirmaciones internas de que el apóstol Pablo escribió Gálatas (Gál 1:1; Gál 5:2). Pablo nació en Tarso, una ciudad en la provincia de Cilicia, no lejos de Galacia. Bajo el famoso rabino Gamaliel, Pablo recibió un entrenamiento intenso en las Escrituras del AT y en las tradiciones rabínicas en Jerusalén (Hch 22:3). Siendo miembro de la secta ultraortodoxa de los fariseos (Hch 23:6), él fue una de las estrellas emergentes del judaísmo del primer siglo (Gál 1:14; cp. Flp 3:5-6).
La dirección de la vida de Pablo dio un giro repentino y total cuando, viniendo de Jerusalén camino a Damasco para perseguir a los cristianos, fue confrontado por el Cristo resucitado, glorificado (vea las notas sobre Hch 9:1-43). Ese dramático encuentro convirtió a Pablo del principal perseguidor del cristianismo a su más grande misionero. Sus tres viajes misioneros y su viaje a Roma convirtieron al cristianismo de una fe que incluía a tan solo a un pequeño grupo de creyentes palestinos judíos en un fenómeno a nivel imperio. Gálatas es una de las trece cartas inspiradas que él dirigió a congregaciones gentiles o sus colaboradores. Para obtener mayor información biográfica de Pablo, vea la Introducción a Romanos: Autor y fecha.
En el cap. Gál 2:1-21, Pablo describió su visita al Concilio de Jerusalén de Hch 15:1-41 (vea la nota sobre el Gál 2:1), por lo tanto debe haber escrito Gálatas después de ese acontecimiento. Debido a que la mayoría de los eruditos fechan el Concilio de Jerusalén alrededor del 49 d.C., la fecha más probable para Gálatas es poco tiempo después.
Contexto histórico
En el día de Pablo, la palabra Galacia tenía dos significados distintos. En un sentido estricto étnico, Galacia era la región central de Asia Menor habitada por los gálatas. Era un pueblo céltico que había migrado a esa región de Galia (Francia moderna) en el tercer siglo a.C. Los romanos conquistaron a los gálatas en el 189 a.C. pero les permitieron tener cierta medida de independencia hasta el 25 a.C. cuando Galacia se convirtió en una provincia romana, incorporando algunas de las regiones no habitadas por los gálatas étnicos (p. ej. partes de Licaonia, Frigia, y Pisidia). En un sentido político, Galacia, llegó a describir la provincia romana entera, no meramente la región habitada por los gálatas étnicos.
Pablo fundó iglesias en las ciudades gálatas del sur de Antioquía, Iconio, Listra y Derbe (Hch 13:14-52; Hch 14:1-23). Estas ciudades, aunque estaban dentro de la provincia romana de Galacia, no estaban en la región étnica de Galacia. No hay registro de que Pablo haya fundado iglesias en esa región del norte, en donde hay menos población.
Esos dos usos de la palabra Galacia hacen más difícil determinar quiénes fueron los destinatarios originales de la epístola. Algunos interpretan Galacia en su sentido racial estricto y argumentan que Pablo dirigió esta epístola a las iglesias en la región del norte de Galacia, habitada por los descendientes étnicos de Galia. Aunque el apóstol aparentemente cruzó la frontera y entró a los bordes de Galacia étnica por lo menos en dos ocasiones (Hch 16:6; Hch 18:23), Hechos no registra que él fundó iglesia alguna o que se involucró en algún ministerio evangelístico ahí.
Debido a que ni Hechos ni Gálatas menciona a alguna ciudad o persona de Galacia del norte (étnica), es razonable creer que Pablo dirigió esta epístola a las iglesias localizadas en la parte sur de la provincia romana, pero afuera de la región étnica de Galacia. Hechos registra el establecimiento de tales iglesias por parte del apóstol en Antioquía de Pisidia (Hch 13:14-50), Iconio (Hch 13:51-52; Hch 14:1-7; cp. Hch 16:2), Listra (Hch 14:8-19; cp. Hch 16:2), y Derbe (Hch 14:20-21; cp. Hch 16:1). Además, las iglesias a las que Pablo se dirigió aparentemente habían sido establecidas antes del Concilio de Jerusalén (Gál 2:5), y las iglesias de Galacia del sur encajan con ese criterio, habiendo sido fundadas durante el primer viaje misionero de Pablo antes de que el concilio se reuniera. Pablo no visitó Galacia del norte (étnica), sino hasta después del Concilio de Jerusalén (Hch 16:6).
Pablo escribió Gálatas para contrarrestar a falsos maestros judaizantes que estaban minando la doctrina central del NT de la justificación por la fe (vea la nota sobre Rom 3:31). Ignorando el decreto explícito del Concilio de Jerusalén (Hch 15:23-29), esparcieron su enseñanza peligrosa de que los gentiles primero deben de convertirse en prosélitos judíos y someterse a toda la ley mosaica antes de que pudieran convertirse en cristianos (vea Gál 1:7; Gál 4:17; Gál 4:21; Gál 5:2-12; Gál 6:12-13). Sacudido por la apertura de los gálatas a esa herejía destructora (cp. Gál 1:6), Pablo escribió esta carta para defender la justificación por la fe, y advertir a estas iglesias de las terribles consecuencias de abandonar esa doctrina esencial. Gálatas es la única epístola que Pablo escribió que no contiene una felicitación para sus lectores, esa obvia omisión refleja lo motivado que estaba a confrontar la deserción y defender la doctrina esencial de la justificación.
Temas históricos y teológicos
Gálatas provee información histórica invaluable acerca del contexto de Pablo (caps. Gál 1:1-24; Gál 2:1-21), incluyendo su estancia de tres años en Arabia Nabatea (Gál 1:17-18), lo cual Hechos no menciona; su visita de quince días con Pedro después de su estancia en Arabia (Gál 1:18-19); su viaje al Concilio de Jerusalén (Gál 2:1-10); y su confrontación de Pedro (Gál 2:11-21).
Como ya se notó, el tema central de Gálatas (como el de Romanos) es justificación por la fe. Pablo defiende esa doctrina (la cual se encuentra en el corazón del evangelio) tanto en sus ramificaciones teológicas (caps. Gál 3:1-29; Gál 4:1-31) como prácticas (caps. Gál 5:1-26; Gál 6:1-18). Él también defiende su posición como un apóstol (caps. Gál 1:1-24; Gál 2:1-21) debido a que, como en Corinto, falsos maestros habían tratado de ganarse una audiencia para su enseñanza hereje al minar la credibilidad de Pablo. Los principales temas teológicos de Gálatas impactan por su similitud con los que se encuentran en Romanos, p. ej. la incapacidad de la ley para justificar (Gál 2:16; cp. Rom 3:20); el estado de muerte del creyente a la ley (Gál 2:19; cp. Rom 7:4); la crucifixión del creyente con Cristo (Gál 2:20; cp. Rom 6:6); la justificación de Abraham por la fe (Gál 3:6; cp. Rom 4:3); que los creyentes son los hijos espirituales de Abraham (Gál 3:7; cp. Rom 4:10-11) y por lo tanto, bienaventurados (Gál 3:9; cp. Rom 4:23-24); que la ley no trae salvación sino la ira de Dios (Gál 3:10; cp. Rom 4:15); que el justo por la fe vivirá (Gál 3:11; cp. Rom 1:17); la universalidad del pecado (Gál 3:22; cp. Rom 11:32); que los creyentes son espiritualmente bautizados en Cristo (Gál 3:27; cp. Rom 6:3); la adopción de los creyentes como los hijos espirituales de Dios (Gál 4:5-7; cp. Rom 8:14-17); que el amor cumple la ley (Gál 5:14; cp. Rom 13:8-10); la importancia de andar en el Espíritu (Gál 5:16; cp. Rom 8:4); la batalla de la carne contra el Espíritu (Gál 5:17; cp. Rom 7:23; Rom 7:25); y la importancia de que los creyentes sobrelleven las cargas los unos de los otros (Gál 6:2; cp. Rom 15:1).
Retos de interpretación
En primer lugar, Pablo describió una visita a Jerusalén y una reunión subsiguiente con Pedro, Jacobo, y Juan (Gál 2:1-10). Hay una cuestión que tiene que ser resuelta en ese texto, para saber si esa fue su visita al Concilio de Jerusalén (Hch 15:1-41), o su visita anterior trayendo alivio al hambre de la iglesia de Jerusalén (Hch 11:27-30). En segundo lugar, aquellos que enseñan regeneración bautismal (la falsa doctrina que afirma que el bautismo es necesario para la salvación) apoyan su posición en el Gál 3:27. En tercer lugar, otros han usado esta epístola para apoyar sus ataques en contra de los papeles bíblicos de los hombres y las mujeres, diciendo que la igualdad espiritual enseñada en el Gál 3:28 es incompatible con el concepto tradicional de autoridad y sumisión. En cuarto lugar, aquellos que rechazan la doctrina de la seguridad eterna argumentan que la frase «de la gracia habéis caído» (Gál 5:4) describe a creyentes que perdieron su salvación. En quinto lugar, hay desacuerdo en que si la afirmación de Pablo: «Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano» se refiere a la carta entera, o solamente a los versículos de conclusión. Finalmente, muchos dicen que Pablo borró la línea entre Israel y la iglesia cuando identificó a la iglesia como el «Israel de Dios» (Gál 6:16). Esos retos serán resueltos en las notas de los pasajes apropiados.
Bosquejo
I) Personal: El predicador de justificación (Gál 1:1-24; Gál 2:1-21)
A) Disciplina apostólica (Gál 1:1-9)
B) Credenciales apostólicas (Gál 1:10-24; Gál 2:1-10)
C) Confianza apostólica (Gál 2:11-21)
II) Doctrinal: Los principios de la justificación (Gál 3:1-29; Gál 4:1-31)
A) La experiencia de los gálatas (Gál 3:1-5)
B) La bendición de Abraham (Gál 3:6-9)
C) La maldición de la ley (Gál 3:10-14)
D) La promesa del pacto (Gál 3:15-18)
E) El propósito de la ley (Gál 3:19-29)
F) Los creyentes como hijos (Gál 4:1-7)
G) La futilidad del ritualismo (Gál 4:8-20)
H) La ilustración de las Escrituras (Gál 4:21-31)
III) Práctica: Los privilegios de la justificación (Gál 5:1-26; Gál 6:1-18)
A) Libertad del ritual (Gál 5:1-6)
B) Libertad de los legalistas ((Gál 5:7-12)
C) Libertad en el Espíritu (Gál 5:13-26)
D) Libertad de la esclavitud espiritual (Gál 6:1-10)
E) Conclusión (Gál 6:11-18)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Pablo. Vea la Introducción a Romanos: Autor y fecha; Vea la nota sobre Hch 9:1. apóstol. En términos generales, significa «aquel que es enviado con una comisión». Los apóstoles de Jesucristo (los doce y Pablo) fueron embajadores o mensajeros especiales escogidos y adiestrados por Cristo para echar los cimientos de la iglesia primitiva y ser los canales de la revelación completa de Dios (vea la nota sobre Rom 1:1; cp. Hch 1:2; Hch 2:42; Efe 2:20). no de hombres … sino por Jesucristo. Para defender su apostolado del ataque de los falsos maestros, Pablo recalcó que Cristo mismo lo había nombrado como apóstol antes de que se encontrara con los demás apóstoles (cp. el vv. Gál 1:17-18; Hch 9:3-9). lo resucitó de los muertos. Vea las notas sobre Rom 1:4. Pablo incluyó este hecho importante para mostrar que Cristo mismo, resucitado y ascendido, lo había comisionado y designado (vea las notas sobre Hch 9:1-3 ; Hch 9:15), así que Pablo era un testigo válido y confiable de su resurrección (cp. Hch 1:22).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:1 — Pablo, apóstol — así empieza sus epístolas en las cuales solamente su propio nombre aparece en la salutación; si incluye a otro(s) — por ejemplo, Timoteo — dice, «siervos de Jesucristo» (Flp 1:1).
— (no de hombres ni por hombre, — los judaizantes (los que enseñaban que los conversos gentiles deberían conformarse a las prácticas y maneras de los judíos) ponían en tela de juicio el apostolado de Pablo, afirmando que él no había sido escogido personalmente por Jesús como lo fueron los doce apóstoles, sino que él había recibido su autoridad de otros apóstoles y que fue enviado por ellos y las iglesias. Por lo tanto, al comenzar esta carta Pablo defiende su apostolado. El no fue escogido ni enseñado por los doce apóstoles como le acusaban los judaizantes. Estos decían que Pablo era un mensajero infiel de los doce apóstoles, que no había visto a Jesús y, por eso, lo que él enseñaba era incorrecto. El verdadero problema era que los judaizantes aborrecían la verdad predicada por Pablo y, por eso, perseguían al predicador.
— sino por Jesucristo — Pablo no anduvo con Jesús como los doce apóstoles. Estos estuvieron con Jesús por cuarenta días después de su resurrección; por eso, eran testigos de su resurrección (Hch 1:8; Hch 2:32; Hch 10:41), pero Pablo también vio a Jesús después de su resurrección (9:5; 22:14; 1Co 9:1; 1Co 15:8). Aunque el Señor escogió a Matías (Hch 1:24-26), los apóstoles estuvieron involucrados en el proceso, pero en la selección de Pablo ningún hombre estuvo involucrado.
— y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos). — Dice que Dios «me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia» (1:15, 16). El mismo Dios que levantó a Jesús llamó a Pablo. Los judaizantes no pusieron énfasis en la resurrección de Jesús sino en guardar la ley de Moisés, especialmente la circuncisión (Hch 15:6). Según ellos, la muerte y resurrección de Jesús no era suficiente para salvarnos, pero Pablo dice que Jesús «fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación» (Rom 4:25), y la justificación es el tema de su carta a los gálatas. El afirma que sin la resurrección de Jesús todo es en vano (1Co 15:19).
Fuente: Notas Reeves-Partain
CAPÍTULO 1
ENCABEZAMIENTO 1,1-5
1. REMITENTE Y SEÑAS (1/01-02).
1 Pablo, apóstol no por autoridad humana ni por mediación de un hombre, sino por Jesucristo y por Dios Padre, que lo resucitó de entre los muertos.
Al principio de la carta está el nombre del remitente. Junto al nombre, Pablo añade inmediatamente su título de apóstol. Así da a su carta, ya desde el principio, carácter oficial. El apóstol es el «enviado» a quien se ha dado un mensaje y autoridad. Tiene una misión que desempeñar. Este tipo de enviados plenipotenciarios se conocía ya en el judaísmo de la diáspora anterior al cristianismo; llegaban a las comunidades de la diáspora en nombre de las autoridades centrales de Jerusalén. Este mismo contenido es el que yace en la idea cristiana de apóstol. Sólo que aquí quien confía la misión es Cristo.
Pablo afirma que su misión no provino de una autoridad humana. Tampoco ha recibido su autoridad por mediación de un hombre. Según parece, en las comunidades gálatas se ha olvidado esto. Los falsos maestros que se han introducido en las comunidades después de su fundación y de la visita del Apóstol, han impugnado entre los gálatas la autoridad apostólica de Pablo Probablemente menospreciaban al Apóstol diciendo que no pertenecía a los doce que Jesús había elegido y enviado, que Pablo no había estado desde el principio junto a Jesús y que, por tanto, no podía ser apóstol. Una vez que estos argumentos habían encontrado eco se podía hacer sospechosa también la predicación de Pablo.
El problema es digno de ser tomado en serio: ¿sólo puede ser apóstol quien ha conocido a Jesús en su vida terrena? 3. En la elección del apóstol Matías éste fue el requisito decisivo. Pero Jesucristo había elegido también otro instrumento y le había hecho apóstol suyo sin seguir ese camino «normal». Nadie puede trazar sus caminos; es libre en sus decisiones y acciones.
Pablo es enviado por Jesucristo. De el ha recibido su misión apostólica, a las puertas de Damasco. Sabe muy bien que Pedro y el resto de los doce vieron al resucitado antes que él (1Co 15:5), que él es «el menor de los apóstoles», «indigno de llamarse apóstol», porque ha perseguido a la Iglesia de Dios. Pero sabe también que es apóstol por la gracia de Dios (1Co 15:8-10). Es, pues, el mensaje de Cristo el que Pablo predicó y predica a los gálatas y es con la autoridad de Cristo con la que les habló y les habla. Es el mismo Cristo quien nos sale al encuentro en Pablo.
Tras Jesucristo está Dios Padre. Aunque Pablo le nombra aquí después de Cristo, designa al Padre como principio último del ministerio apostólico. En último término, el poder apostólico es una misión de parte de Dios, no de parte de alguna autoridad humana. En la revelación de Cristo, que tuvo lugar a las puertas de Damasco, Pablo conoció que Dios es quien resucitó a Jesús de entre los muertos, tuvo experiencia del Dios viviente, el creador, que actúa aún hoy en la resurrección del Hijo y también en la vocación de Pablo. El poder creador de Dios es actual.
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3. Cf. Hec 1:21 s.
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2… y todos los hermanos que están conmigo, a las Iglesias de Galacia:
Junto con Pablo, otros cristianos envían la carta. Son corremitentes. No son mencionados por sus nombres, pero Pablo da importancia al hecho de escribir y enseñar de acuerdo con los hermanos. No se refiere tanto a algunos individuos determinados cuanto a la totalidad de los hermanos. El apóstol no habla sólo en virtud de su autoridad apostólica; habla de acuerdo con todos los demás cristianos. La fe de la Iglesia es norma para cada una de las comunidades. Un individuo puede equivocarse, pero la totalidad de los cristianos está bajo la asistencia del Señor y de su Espíritu 4.
Las iglesias de Galacia son las destinatarias de la carta. Se refiere a varias comunidades cristianas de la región de Galacia. La carta es una circular que debe pasar de una comunidad a otra; todas las comunidades corren el mismo peligro: ser desgajadas de la comunión de la fe por los falsos maestros. Deben acordarse de la comunidad mayor a que pertenecen.
Pablo se dirige a los cristianos, que conoce, llamándolos, muy escuetamente, «lglesias de Galacia». Al principio había aludido a su cargo de apóstol y ahora omite algo que pone en casi todas sus cartas posteriores a las comunidades. No designa a las Iglesias de Galacia con ningún título. Pablo no llama a los gálatas «Iglesia de Dios» (2Co 1:1), «santificados en Cristo Jesús» (1Co 1:2), «amados de Dios y santos por vocación» (Rom 17) «santos en Cristo Jesús» (Flp 1:1). «¡Considera su profunda indignación!», dice ya Juan Crisóstomo en su comentario 5. Con toda certeza, no sólo por razones pedagógicas se mantiene tan reservado, sino que con ello se expresa también toda la indignación del hombre Pablo. Solo una vez trata Pablo a los gálatas de «hijitos míos» (Flp 4:19). En el resto predomina la breve fórmula «hermanos» 6. La indignación no hace que el apóstol pierda objetividad: sabe que habla a sus hermanos.
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4. Cf. Mat 28:20b; Luc 24:49; Jua 14:16 s; Hec 2:1.4.
5. Cf. JUAN CRISÓSTOMO, Homilías sobre la carta a los Gálatas, a propósito de Gal 1:2.
6. Cf. 1,11; 3,15; 4,12.28.31 y passim.
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2. SALUDO (1/03-05).
3 …a vosotros gracia y paz de parte de Dios Padre y de nuestro señor Jesucristo, …
El saludo que Pablo dirige a los destinatarios de la carta no es sólo un deseo de bendición, sino un proporcionarles la bendición. No sólo se desea a los gálatas gracia y paz, sino que se les da (cf. 6,16). El saludo del Apóstol es, pues, más que un deseo; cuando el Apóstol saluda a la comunidad, le comunica activamente la bendición del cielo. La gracia hay que entenderla ante todo como la benevolencia, la actitud benigna de que Dios usa. Usa de ella también con los pecadores y los que yerran. Pablo coloca a los gálatas, a los que tiene que hacer amargos reproches, dentro del ámbito de la gracia divina. Mientras la teología judía sostenía que la «misericordia» de Dios debía suplir en último término lo que faltaba a las obras humanas, el cristiano sabe que está confiado totalmente a la «gracia» de Dios.
La paz viene de Dios. Esta palabra significa para los cristianos, como significaba ya para los judíos, algo más que la existencia de relaciones armoniosas entre los hombres y Dios. Paz es simplemente la salvación, la totalidad de lo que Dios quiere dar a los hombres y de lo que el hombre anhela de Dios.
La gracia y la paz las da Dios Padre. Se comunican por Jesucristo, que es nuestro Señor. La gracia es la atmósfera que Dios, mediante Cristo, ha creado. En el seno de ella brota la paz. Esa atmósfera la comunica Pablo con su saludo. Hace eficaz entre los gálatas la actuación de Dios, la paz de Dios.
4 …que se entregó por nuestros pecados, para librarnos de este mundo actual y malvado, según el plan de Dios nuestro Padre.
Tan pronto como Pablo llega a hablar del Señor del cielo y juez futuro, Jesucristo, debe mencionar el hecho mediante el cual Jesús, el Mesías, puso en movimiento la salvación de Dios. El fin de esta acción salvadora de Dios en Cristo fue la redención del hombre. Cristo se ha entregado a la muerte. Su muerte es, en su esencia más profunda, entrega de sí mismo, obediencia. Al igual que el Antiguo Testamento hablaba de la entrega expiatoria del siervo de Dios (Isa 53:12), Pablo dice que Jesús se ha entregado
espontáneamente. Cristo murió por los pecados de los hombres, es decir, fue a la muerte porque nosotros habíamos pecado y para librarnos del pecado.
Pablo especifica a continuación el fin de la muerte de nuestro Señor. No tiene en cuenta aquí el efecto que ya se ha producido, sino que habla de algo que aún no es más que intención de Cristo, de acuerdo con el plan del Padre celestial. Cristo quiere librarnos de este mundo actual y malvado. El mundo malvado, que se levanta frente a nosotros, es un poder amenazador de cuyas manos debemos ser arrancados. Pablo no escribe esto generalizando, sino con la mirada vuelta hacia los gálatas. Lo que entre ellos está sucediendo revela el poder amenazador de esta época del mundo; se manifiesta en la forma como la comunidad se enreda en la legalidad. Según el plan de Dios, que es nuestro padre bondadoso, el hombre debe quedar libre de ese cautiverio. El cristiano pertenece ya al tiempo nuevo de la libertad; se anticipa a su tiempo. Seguir la piedad legal, que ve el camino de la salvación en el cumplimiento de preceptos, sería retornar al mundo antiguo, pero actual, en el que vive Israel. La muerte de Jesucristo ha traído un mundo nuevo, la nueva creación (6,15) de la que hablaron los profetas de la antigua alianza 7. El horizonte que traza el Apóstol es muy amplio. Los puntos particulares de que Pablo quiere tratar hay que considerarlos sobre este fondo. Sólo a partir de la muerte de Cristo puede el cristiano enjuiciar y resolver los problemas vitales.
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7. Cf. Jer 31:22; Isa 65:17.
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5 ¡A él la gloria por los siglos de los siglos! Amén.
El encabezamiento concluye con una alabanza a Dios, autor de nuestra salvación, por cuya voluntad paterna Cristo nos ha redimido. Tales alabanzas eran usuales en el judaísmo. Se añadían, siguiendo casi un esquema prefijado, al nombrar a Dios. Su uso no se debe, en Pablo, a mera tradición; está preñado de sentido. Cuando se pone a hablar de uno de los grandes hechos de Dios añade esta alabanza 8. Se debe a influencia de los actos de culto y también, originariamente, a la costumbre judía. Cuando en los actos litúrgicos se proclaman las acciones salvadoras de Dios, la comunidad responde con una alabanza; de igual modo, Pablo alaba a Dios por la obra salvadora de Cristo. Siempre que el cristiano toma conciencia de las obras salvadoras de Dios, se ve impulsado a dar gracias…
También el amén confirmativo del final del encabezamiento es un eco de la liturgia. En la carta a los gálatas sirve para dar peso especial a lo que se ha dicho antes. «Así es y así debe ser.» Debemos saber que Dios nos ha dado la salvación y a el le corresponde la gloria. No es el hombre el que produce su salvación; Dios es el redentor; él ha introducido la nueva creación.
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8. Véanse Rom 11:36; Efe 3:20 s; Flp 4:20; 1Ti 1:17.
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Parte primera
MISIÓN APOSTÓLICA DE PABLO 1,6-2,21
La carta a los Gálatas es un escrito polémico. A eso se debe que no esté estructurada sistemáticamente. Con todo, pueden distinguirse tres partes. La parte primera del texto se distingue claramente de las dos siguientes. Pablo defiende su cargo de apóstol contra las acusaciones de los falsos maestros gálatas, después de exponer el motivo de su escrito: la verdad del Evangelio que Pablo ha predicado está puesta en duda entre los cristianos de Galacia (1,6-10). Para defenderse, el Apóstol debe justificar que ha recibido ese Evangelio inmediatamente del mismo Cristo. A la afirmación siguen tres argumentos. El Evangelio no le fue dado a Pablo por su estudio, sino por Cristo, que transformó en apóstol al fariseo radical (1,13-24). El Evangelio no es, pues, obra de hombres. Tampoco su Evangelio es diverso del de los demás apóstoles, pues éstos han reconocido el Evangelio de Pablo (2,1-10). Por eso, en definitiva, pudo Pablo hacer valer incluso frente a Pedro la verdad del Evangelio cuando éste, en Antioquía, se condujo equivocadamente, por cobardía (2,11-21). El episodio de Pedro, que ya antes sirvió para mostrar la verdad de la predicación de Pablo, le lleva a la parte segunda de su escrito polémico, que se prepara ya en 2,15-21. En la parte tercera trata del contenido del Evangelio al que los gálatas están a punto de volver la espalda.
I. MOTIVO DE LA CARTA: LA VERDAD DEL EVANGELIO (1/06-10).
Después del saludo de bendición le urge al Apóstol pasar al grano. Sin añadir, como en las demás cartas suyas, una acción de gracias a Dios, Pablo pasa en seguida a exponer el motivo de su carta. Omite dar gracias a Dios por lo que ha obrado en las Iglesias de Galacia o, mejor dicho, omite expresar esta acción de gracias. La obra de Dios en los gálatas está en peligro, su fe se ha hecho vacilante.
1. Los FALSOS MAESTROS (1,6-7).
6 Me sorprende que tan pronto volváis la espalda al que os llamó por la gracia de Cristo, para pasar a un Evangelio diferente; 7 y no es que haya dos; lo que pasa es que hay algunos que os están perturbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo.
El Apóstol no tiene más remedio que sorprenderse de la rapidez con que ha comenzado en Galacia el proceso de apostasía. Apenas hace un año que Pablo visitó las comunidades y ya los cristianos, todavía neófitos en su cristianismo, se apartan de Dios. Dios les había llamado al ámbito de la gracia. Cuando los cristianos de lengua griega hablaban de «comunidad, Iglesia», en la palabra ekklesía resonaba la conciencia de haber sido llamados por Dios a la comunidad de su pueblo. En él estaban seguros de la benevolencia y del amor paterno de Dios; eran sus hijos amados.
Por eso le sorprende al Apóstol que los cristianos de Galacia quieran separarse de Dios y volverse a algo que no hay. No hay más Evangelio que el que Pablo ha predicado. Primero, porque -igual que el de los demás apóstoles- es el único Evangelio de Jesucristo y además porque, lo que los innovadores predican en Galacia, se opone a la esencia del Evangelio como buena nueva. El Evangelio de Jesús es la buena nueva de la bondad paterna de Dios, de la liberación del hombre. Los nuevos maestros quieren cargar de nuevo sobre los cristianos el yugo de la ley. El mensaje de Jesús, en cambio, dice: «Venid a mí todos los que andáis agobiados y cargados y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mat 11:28-30).
Quien, pues, vuelve la espalda a aquel que le ha llamado a la gracia, corre hacia el vacío, persigue ilusiones. Cree estar escuchando otro Evangelio, pero la nueva doctrina que escucha se mostrará como falsa y como yugo pesado.
Naturalmente, los falsos maestros sólo pudieron tener éxito porque hicieron pasar su doctrina por Evangelio. Al obrar así, son causa de perturbación. Se respaldan con Jesús y sus apóstoles, pero sin razón. ¿Cómo pueden distinguir los cristianos el verdadero mensaje del Señor de los falsos mensajes? Cierto que no siempre es fácil, pero hay una cosa que es característica y no puede faltar en el verdadero mensaje de Jesús: es una nueva de gozo y no un yugo pesado.
Pero no sólo lo que Cristo ha predicado es Evangelio de Cristo. él mismo es el contenido esencial de su predicación y de la predicación de sus apóstoles. La resurrección de Cristo representa el principio de una nueva creación. También esto es buena nueva. Por fin, «Evangelio de Cristo» significa también que, en la predicación del Evangelio, Cristo mismo nos sale al encuentro. No es con una ley y con su intimación con las que tiene que vérselas el cristiano; cuando escucha el Evangelio encuentra a Cristo, el Señor viviente.
2. EL EVANGELIO NO PUEDE SER FALSIFICADO (Mat 1:8-9).
8 Pero aun cuando fuésemos nosotros mismos o un ángel bajado del cielo el que os anunciara un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema.
Si en la predicación del Evangelio se predica a Cristo mismo, toda falsificación del mensaje es un atentado contra él. Por eso puede Pablo anatematizar al que intenta falsificarlo. Se trata de algo esencial. Si el mismo Apóstol, o incluso un mensajero del cielo, cambiara el único Evangelio, le alcanzaría también el anatema. Pablo lanza este anatema en virtud de su autoridad y de su misión. Esta fórmula, que procede del Antiguo Testamento, implica la exclusión del anatematizado de la comunidad de Cristo. Aquí se limita a amenazar, para que se tome conciencia y miedo de la seriedad y significado de la falsificación del mensaje de Dios. En algunos casos concretos, como en el del incestuoso de Corinto, se lanzó de hecho, en la época neotestamentaria, este anatema, la exclusión de la comunidad. Pero aun entonces aparece claramente que este alejamiento del pecador debía servir a su mejoría y conversión y que no significaba que, con ello, se le excluía definitivamente de la salvación eterna (1Co 5:1-5).
La Iglesia, al velar por la verdad y pureza del Evangelio, está en la misma línea que el Apóstol; debe estar, pues, impregnada de la misma seriedad que el Apóstol, pues se trata de Dios y no de intereses terrenos. Por eso existe, aún hoy día, esa severísima medida de disciplina eclesiástica: la exclusión de la comunidad, especialmente de la eucaristía (excomunión). Pero antes de usarla hay que haber agotado todos los caminos del amor y de la solicitud fraterna (cf. Mat 18:15-17).
9 Ya lo dijimos anteriormente y ahora lo vuelvo a repetir: si alguno os anuncia un Evangelio distinto del que habéis recibido, sea anatema.
De nuevo lanza el Apóstol su anatema. Había puesto el caso extremo: que él mismo, o un ángel, desfigurase el Evangelio; ahora vuelve su vista hacia aquellos que tergiversan en Galacia el mensaje de Cristo. A estos adversarios innominados de Cristo los entrega Pablo al juicio. Es claro que está encolerizado. Pero su enfado no se debe a egoísmo celoso, sino a preocupación por la pureza del Evangelio. Existe una cólera justa en el amor a Cristo y en la fidelidad a su palabra.
3. EL APÓSTOL AL SERVICIO DE DIOS Y DE CRISTO (1,10).
10a ¿Es que yo trato de ganarme el favor de Dios o el de los hombres? ¿Es que yo busco agradar a los hombres?
Evidentemente los falsos maestros han intentado desacreditar a Pablo entre los gálatas, echándole en cara que su mensaje sobre la libertad del cristiano ha querido agradar a los hombres y que, con él, ha persuadido y engatusado a los gálatas. Pablo les pregunta si los duros anatemas anteriores (1,8s) suenan como un querer congraciarse. Son cualquier cosa menos adulación. Se podría más bien decir que el Apóstol habla para agradar a Dios. Cuando anatematiza al que desfigura el mensaje del Hijo de Dios, quiere lo que Dios quiere. No, Pablo no dice a los hombres lo que a éstos les gustaría oír. Quiere mantenerse ante Dios con la cabeza alta.
10b Si estuviera yo todavía tratando de agradar a los hombres, no sería servidor de Cristo.
A las amargas preguntas sigue una reflexión casi triste. Hubo un tiempo en que Pablo quería agradar a los hombres: cuando, con celo de fariseo, perseguía a la Iglesia. Pero desde que vio a Cristo ante Damasco, el Señor celestial, es su siervo. He aquí una visión exacta de la tarea apostólica. El enviado de Cristo debe servir. «Que sólo vean en vosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, en un administrador lo que se busca es que sea fiel» (1Co 4:1 s). Pablo habla con conciencia de que ser apóstol es ser siervo (doulos). Esta palabra griega expresa a la vez la dependencia plena del esclavo, la fidelidad del criado y la sujeción y la nobleza del que, como los profetas del Antiguo Testamento, puede ser «siervo de Dios».
II. LA Revelación DIVINA HECHA AL APÓSTOL (,21).
1. TESTIMONIO DEL APÓSTOL: EL EVANGELIO PROCEDE DE CRISTO (1/11-12).
11 Y, en efecto, hermanos, os hago saber que el evangelio predicado por mí no es de origen humano; 12 pues yo no lo he recibido ni aprendido de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
Solemnemente encarece Pablo su declaración fundamental. Trata a los gálatas de hermanos, como si quisiera captar su atención. Apela a la fraternidad, que existe a pesar de todo y que exige que uno escuche a su hermano cuando habla de cosas fundamentales. Un hermano no puede cerrar los oídos a la voz de su hermano.
Se trata aquí de la esencia del Evangelio paulino. Lo que Pablo ha predicado a los gálatas no es de carácter humano, no es una sabiduría inventada por hombres, a favor de la cual uno hace proselitismo. No se trata de que uno haya visto algo importante y de que ahora se alegre de poder conducir a otros a la misma visión.
Pablo, exactamente igual que los primeros ap6stoles, ha recibido de Cristo su Evangelio. El origen del mensaje está en Cristo. Esto es lo importante para Pablo. No argumenta a partir del contenido del mensaje. éste no consiste, ante todo, en una doctrina cuya verdad pueda comprobarse; el Evangelio anuncia primordialmente acontecimientos históricos. Por eso remite Pablo al origen del mensaje; lo ha recibido por «revelación» inmediata de Jesucristo.
Esta revelación es un desvelar los misterios de Dios, que están ocultos a la experiencia natural. Si Dios no descorriera el velo, estos hechos sobrenaturales no serían accesibles al hombre. La revelación en que Dios hizo visible su Hijo a Pablo, capacitó y autorizó a éste para predicar a Cristo como el Resucitado. Puesto que Cristo no permaneció en la muerte, ya que fue resucitado de entre los muertos, es el Señor celestial. Este es el Evangelio que Pablo recibió por revelación de Jesucristo. Si el Evangelio revelado llega a los hombres por este camino, el hombre no debe enfrentarse con él cavilando, pensando o investigando, sino aceptarlo con fe y sentirse agradecido.
Nadie enseñó a Pablo su Evangelio. No aprendió el Evangelio como un alumno o un discípulo aprenden algo bajo la guía de su profesor o de su maestro. La instrucción se hace de hombre a hombre; la revelación procede de arriba. No podemos por menos de notar que el Apóstol ha de insistir aquí en el hecho de que su mensaje es independiente, por su origen, de la tradición de los demás apóstoles. Esto no significa que se aparte del Evangelio de los demás; al contrario, Pablo es también transmisor de determinadas verdades que él mismo ha recibido de la tradición9. El hecho de que el mensaje del Evangelio sea revelación que proceda de Cristo, nos da seguridad y claridad en problemas vitales que son inaccesibles a la reflexión humana.
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9. Como se nos muestra en 1Co 11:23 y 15,1-5.
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2. PRIMER ARGUMENTO: LA CONDUCTA DE PABLO ANTES Y DESPUéS DE SU VOCACIÓN (1/13-24).
Resta aún preguntar por la objetividad de esta revelación mediante la cual, como Pablo dice, le fue revelado Jesucristo, Pablo apoya a continuación con argumentos su declaración solemne.
a) Pablo era un fariseo fanático (1,13-14).
13 Habéis oído hablar, en efecto, de mi conducta, cuando yo militaba en el judaísmo: con qué encarnizamiento perseguía a la Iglesia de Dios y pretendía destruirla; …
Los gálatas ya conocen el pasado del Apóstol. él mismo debe haberles informado. No ha querido ocultárselo. Ahora lo hace notar porque su pasado judío puede probar que no puede haber recibido el Evangelio de aquellos a quienes perseguía fanáticamente. Pablo estaba plenamente enraizado en la religión judía. De ahí provenía que persiguiera a la Iglesia. A los ojos del judío Pablo, ésta era una comunidad de renegados. La persiguió con encarnizamiento, con el fin de aniquilarla. Ahora sabe que esa comunidad es la Iglesia de Dios. Es el pueblo elegido de Dios. Por eso, la persecución iba dirigida contra Dios mismo.
… 14 y había prosperado en el judaísmo más que muchos compatriotas míos, siendo en extremo celoso de las tradiciones de mis padres.
El perseguidor prosperaba en el judaísmo. Cuando perseguía a la Iglesia nunca sintió vacilar su postura de auténtico judío, al contrario, cada vez se confirmaba más en su actitud. Mientras sus compatriotas obraban tal vez por conciencia del deber, Pablo era perseguidor por más profunda convicción.
Pablo era celoso de las tradiciones de sus padres. Era un fariseo auténtico, para el que las tradiciones valían tanto como la ley mosaica. Estas tradiciones, que, por su origen, debían explicar la ley del Sinaí y adaptarla a las nuevas situaciones vitales, las observaba el fariseo auténtico literalmente, como la ley misma. Constituían como la «cerca» con la que había de proteger la ley. Contra esas tradiciones se enconaba Jesús cuando sometía a crítica el judaísmo farisaico (cf. Mat 7:1-13). ¡Los fariseos transgredían incluso la ley de Dios por causa de esas tradiciones! Puesto que Pablo era fariseo, experimentó profundamente esa actitud vital y esa piedad. Ahora tenía que estigmatizar esa «legalidad», como camino equivocado.
Pero Pablo no es un renegado que quema lo que antes ha adorado. Incluso como cristiano habla con respeto de «su» pueblo, de las tradiciones de «sus» padres. El deseo de su corazón y su oración a Dios es que «sean salvos» (Rom 10:1). «Doy testimonio de ellos y me consta que tienen celo por las cosas de Dios, pero sin discernimiento. Porque, no conociendo la justicia de Dios y esforzándose en establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios» (Rom 10:2-3).
b) El Evangelio vino de Dios (Rom 1:15-17).
15 Pero cuando aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, se dignó 16a revelar a su Hijo en mí, …
Dios se dignó revelar su Hijo al perseguidor de la Iglesia. La revelación del Hijo de Dios a Pablo descansa en una decisión libre de Dios. Dios hizo lo que le pareció bien, lo que consideró justo. A nadie le hubiera parecido posible que de un perseguidor saliera un apóstoI de Cristo. Pero Dios realizó su plan a las puertas de Damasco.
Como a un profeta, Dios había separado ya a Pablo desde el seno de su madre. Esta separación significa que Dios cubre al hombre con armadura, le consagra y le santifica para su servicio. El servicio había de consistir en la predicación del Evangelio de Dios. El apóstol es instrumento en la mano de Dios.
La vocación de Pablo es obra de la gracia divina. Pablo no se convirtió en apóstol a consecuencia de haber reflexionado profundamente o de desearlo sinceramente. No se trata de una «conversión» como fruto de un conocimiento más perfecto o de un esfuerzo más sincero. Pablo fue llamado a ser apóstol por una irrupción de la gracia.
… 16b para que lo evangelizara entre los gentiles, …
Igual que Jeremías, al ser llamado, fue constituido «profeta entre las naciones ( = los gentiles)» (Jer 1:5), el siervo mesiánico de Dios no debía limitarse a «restaurar el linaje de Jacob y traer de nuevo a los salvados de Israel» (Isa 49:6a) No, el mensaje del profeta mesiánico debía ser universal. «Te he destinado para ser luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta el final de la tierra» (Isa 49:6b). Universal era la tarea del niño que Simeón pudo tomar en sus brazos: «Luz para iluminar a las naciones» (Luc 2:32). De igual amplitud debe ser la tarea de Pablo, el apóstol de los gentiles. «éste es para mí instrumento elegido para que sea portador de mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel» (Hec 9:15).
Como contenido principal del Evangelio se nombra aquí a Cristo mismo. Debe ser anunciado como buena nueva. En el Evangelio, Cristo mismo se hace palabra 11. Y Cristo es el Señor celestial, resucitado, que ha venido para todo el mundo y que se dirige a todos los hombres.
……………
11. Véase Rom 15:18 s; 1Co 1:23; 2Co 1:19; Flp 1:15.
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… 16c yo no fui corriendo a consultar con la carne y la sangre; 17 ni acudí a Jerusalén, a los apóstoles que me habían precedido; sino que me fui a Arabia y después volví nuevamente a Damasco.
A la vocación de apóstol estaba unida la tarea de una predicación universal. ¿De dónde recibió Pablo el contenido de su predicación? No lo recibió ni aprendió de carne ni de sangre, es decir, de hombres. Lo recibió junto con su vocación. Eso basta para predicarlo. Pablo no necesitó que nadie le explicase su revelación. Se encontró inmediatamente con el problema resuelto. No puede, por tanto, haber recibido su Evangelio de otros hombres. Lo ha recibido de Dios, no de un hombre. El núcleo del Evangelio no puede ser «descubierto» por la reflexión humana. A la profesión mesiánica de fe de Pedro respondió Jesús: «No te ha revelado eso la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos» (Mat 16:17). Después de su vocación, Pablo no buscó entrevistarse con otros cristianos; ni siquiera se puso en camino hacia Jerusalén. Su Evangelio permaneció, pues, intacto, tal como lo había recibido. No fue el desprecio a los primeros apóstoles el que le condujo a obrar así, sino la conciencia de su paridad con ellos. También Pablo es apóstol. Sólo mucho más tarde, por indicación de Dios, sometió su Evangelio al juicio de los demás apóstoles (Mat 2:1 s).
No se puso en contacto con la comunidad primitiva. Al contrario: se dirigió primero hacia Arabia. Alude a la comarca situada al sudeste de Damasco, la parte norte del reino de los nabateos, territorio no judío. Es probable que el Apóstol hubiera estado allí misionando en otra ocasión anterior. En todo caso, Arabia no era un desierto al que Pablo se retiró, sino territorio habitado. De allí volvió de nuevo a Damasco. El Evangelio de Pablo permaneció, pues, al margen de todo influjo humano.
c) Escasas relaciones con los primeros apóstoles (Mat 1:18-20).
18 Posteriormente, pasados tres años, subí a Jerusalén para visitar a Cefas y me quedé quince días con él.
No sólo durante los primeros años después de su vocación, sino durante más de un decenio, las relaciones de Pablo con los demás apóstoles fueron escasas.
Transcurridos dos años completos12 después de la experiencia de Damasco, subió a Jerusalén por primera vez. No lo hizo para someter su Evangelio al parecer de la comunidad primitiva, sino para visitar a aquel a quien el Señor había dado el nombre de «piedra» (kefa). Pablo se esfuerza por quitar importancia a su visita al que es cabeza de los apóstoles. Afirma que estuvo sólo catorce días14 con Pedro. Se contraponen tres años y dos semanas. En el breve espacio de dos semanas el Evangelio de Pablo no pudo haber recibido influencias esenciales.
El motivo del viaje a Jerusalén aparece claramente expresado en la palabra que Pablo usa al hablar de su visita a Pedro. Quiere visitar a Pedro, porque éste ocupa una posición preeminente. Juan Crisóstomo, con experiencia de la lengua griega, dice que Pablo usa la expresión «visitar» igual que la usan aquellos que quieren examinar cuidadosamente las ciudades grandes y famosas15. Pablo quiere conocer personalmente a aquellos que desempeñan el mismo servicio que él.
……………
12. En la antigüedad se contaban como completos los años comenzados; téngase esto en cuenta en Gal 2:1.
14. Tal vez usa números redondos y, con «quince días», pretende designar un periodo aproximado de dos semanas.
15. JUAN CRISÓSTOMO, Homilías sobre la carta a los gálatas, a propósito de 1,18.
…………..
19 Pero no vi a ningún apóstol; solamente vi a Santiago, hermano del Señor.
Pedro fue el único miembro del colegio apostólico que Pablo encontró en Jerusalén. Aparte de Pedro, sólo vio a Santiago, «hermano del Señor». éste, al principio de la actuación de Jesús, no lo entendía, como otros parientes, pero el resucitado le distinguió con una aparición (1Co 15:7). Ocupó un puesto directivo en la comunidad primitiva. Pablo sólo le vio de paso. Su objetivo, en Jerusalén, era encontrarse con Pedro.
20 Y en cuanto a lo que os estoy escribiendo, ante Dios atestiguo que no miento.
Desde el punto de vista de los gálatas -unos veinte años después de esta visita a Jerusalén- podía parecer extraño que Pablo no hubiera encontrado a ningún apóstol. Se concebía (igual que hacemos hoy fácilmente) a la comunidad primitiva de Jerusalén como un cuartel central de los mensajeros de la fe, como una especie de central misionera en la que siempre se podía encontrar a los doce. Pablo asegura bajo juramento que todo sucedió tal como él lo escribe. Lo afirma ante la faz de Dios. Dios es su testigo.
d) Las comunidades judías no conocieron personalmente a Pablo (1/21-24).
21 Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia; 22 y era personalmente desconocido a las Iglesias cristianas de Judea.
Después de la visita a Jerusalén, Pablo comenzó a trabajar en su campo propio de misión. Fue hacia el Norte y predicó en Siria, cuya capital, Antioquía, fue la primera gran ciudad que tuvo una comunidad cristiana de origen gentil. Subió luego más al Norte, hacia Cilicia, donde se encontraba Tarso, su ciudad natal. Una vez más se excluye la posibilidad de que su mensaje estuviera influido por los de Jerusalén. Pablo trabaja de nuevo en territorio gentil. Las comunidades cristianas de Judea, el territorio que rodeaba a Jerusalén, no le conocen personalmente. Han oído hablar de él, pero Pablo no se detuvo nunca entre ellas, no trabajó entre ellas como apóstol.
A estas Iglesias judeocristianas las llama literalmente iglesias en Cristo. No hay aún una palabra para decir «cristiano». La diferencia entre la comunidad judía de un lugar y la cristiana consiste en que los cristianos viven «en Cristo», bajo el dominio y la acción de su Señor.
23 Allí solamente se oía decir: «Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que entonces pretendía destruir», 24 y glorificaban a Dios en mí.
Las comunidades judías no conocen a Pablo más que de oídas. No hay duda de que no han influido en la predicación del Apóstol. Oyen, agradecidas y asombradas, que el perseguidor de ayer, hoy predica la fe. Primero había combatido la fe y ahora la edifica. Aquí fe no significa sólo la plenitud de fe del individuo. Es aquello que distingue al cristiano del judío, para quien la ley es el camino de la salvación; es el poder del mensaje de fe, la nueva realidad de Dios entre nosotros.
La noticia de que el perseguidor se ha convertido en mensajero de la fe produce asombro, pero no todo queda ahí. Las comunidades dan gracias a Dios y le glorifican. Saben que no se cumplió aquí un extraño destino humano, sino que Dios obró activamente en Pablo. La Iglesia responde a la acción de Dios dándole gracias y alabándole. Glorificaban a Dios en Pablo. Su vocación afecta a toda la Iglesia. La Iglesia sufre por el pecador particular y vive de aquel a quien Dios eleva a su gracia. Cuando Dios le reveló su Hijo, Pablo recibió el cargo de apóstol. Con eso se demuestra ya fundamentalmente que no ha recibido su mensaje de hombres; no hubiera sido posible, ni antes ni después de que Cristo le fuera revelado.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
INTRODUCCIÓN
1. Pablo escribió al menos trece epístolas del Nuevo Testamento. Por años se dio por sentado que 1 Tesalonicenses había sido su primera carta. Sin embargo, bastantes eruditos conservadores creen ahora que Gálatas fue su primera epístola.
2. Uno de los problemas en fechar el libro está relacionado con los destinatarios. ¿Escribió Pablo la carta a las iglesias en el norte de Galacia (donde el apóstol estuvo predicando durante su segundo y tercer viajes) o a las iglesias del sur en Galacia (donde estuvo ministrando durante su primer viaje)? Si aceptamos la teoría del sur, entonces Gálatas probablemente fue su primera carta.
3. Los gálatas eran un pueblo céltico intenso y emotivo. César dijo de ellos: «Son volubles en sus resoluciones, amantes del cambio y poco confiables.» Esto quedó demostrado durante la primera visita que Pablo les hizo, pues en la mañana querían adorarlo y en la tarde pensaban en matarlo (Hch 14:1-28). Eran una rama de los galos, procedentes originalmente del norte del mar Báltico, que se habían separado de una comente migratoria principal hacia Francia y habían terminado estableciéndose en Asia Menor durante el siglo III a.C.
4. La obra de Pablo en Galacia había resultado bastante exitosa. Muchas personas, la gran mayoría gentiles, habían aceptado a Cristo. Pero después que marchó de allí, los judaizantes de Jerusalén (un grupo de judíos que pervertían el evangelio), habían llegado a Galacia enseñando que los gentiles debían sujetarse a los requerimientos de la ley a fin de ser salvos. Los gálatas recibieron este mensaje con el mismo celo con el que habían aceptado el de Pablo, por lo que se produjo entre ellos una epidemia general de circuncisiones.
5. No solamente atacaron el mensaje de Pablo, sino también su apostolado.
6. La carta a los Gálatas pudo haber sido el único libro que Pablo escribió personalmente sin la ayuda de un amanuense (véase Gál 6:11).
7. Es, con 2 Corintios, la más autobiográfica de las cartas de Pablo y la única de sus epístolas dirigidas a un grupo de iglesias locales.
8. La palabra clave es libertad, usada once veces en la carta. Aparece más veces que en todas las demás epístolas juntas.
9. Se ha dicho que el judaismo fue la cuna del cristianismo y casi se convierte también en su sepultura. Pero Dios levantó a Pablo, como el Moisés de la iglesia cristiana, para liberar a los creyentes de la esclavitud.
10. Gálatas termina lo que Pablo empieza en 2 Corintios (en relación con su apostolado), y comienza lo que el apóstol termina en Romanos (concerniente a la justificación por la fe).
11. Podemos encontrar un notable paralelismo entre Gálatas y Romanos. Al menos diecinueve pasajes pueden ser comparados favorablemente. Gálatas es un boceto de lo que en Romanos aparece como un retrato acabado.
12. He aquí una sugerencia de la cronología de los hechos que encontramos en Gálatas:
a. Los sucesos de pentecostés, en el 29 d.C. (Hch 2:1-47).
b. La conversión de Pablo, en el 31 d.C. (Hch 9:1-43).
c. Su visita a Arabia, en el 31 d.C. (Gál 1:17).
d. El regreso a Damasco, en el 33 d.C.
e. Su primera visita a Jerusalén como creyente en Cristo, en el 33 d.C. (Gál 1:18; Hch 9:26).
f. Su partida para Siria y Cilicia, en el 35 d.C. (Hch 9:30; Gál 1:21).
g. Su ministerio en Antioquia, en el 35 d.C. (Hch 11:25-26).
h. Su segundo viaje a Jerusalén, en el 46 d.C. (Hch 11:29-30; Gál 2:1-10).
i. El primer viaje misionero desde Antioquia, en el 46 d.C. (Hch 13:1-52).
j. El regreso a Antioquia, en el 49 d.C. (Gál 2:11; Hch 14:26).
k. La confrontación con Simón Pedro en Antioquia (Gál 2:11-14).
l. Su epístola a los gálatas (intentando corregir su error mediante carta como antes lo había hecho de palabra con Pedro).
m. El concilio de Jerusalén, en el 49 d.C. (Hch 15:1-41).
13. La naturaleza de la carta a los Gálatas. J. Vemon McGee escribe:
a. «Es un mensaje solemne, severo, firme (Gál 1:6-9; Gál 3:1-5). No es para corregir la conducta, como en el caso de la carta a los Corintios, pero es correctiva, pues los creyentes gálatas estaban en grave peligro. Debido a que estaban atacando los fundamentos, todo estaba amenazado. La epístola no contiene ninguna palabra de elogio o agradecimiento; no hay petición de oración, ni se menciona su posición en Cristo; tampoco se menciona a ninguno de los que estaban con él (Gál 1:2). Comparar con las otras epístolas de Pablo.
b. El corazón de Pablo aparece totalmente al descubierto, y podemos percibir profundos sentimientos y fuertes emociones. Esta es su epístola de lucha, le vemos en plena acción de batalla. No muestra tolerancia por el legalismo. Alguien ha dicho que Romanos procede de la cabeza de Pablo, mientras que Gálatas brotó de su corazón. “Gálatas inicia en forma controversial lo que en Romanos aparece sistemáticamente?’
c. Es la declaración de emancipación de toda clase de legalismo. Esta era la epístola favorita de Martín Lutero, y se transformó en el estandarte de la Reforma. Ha sido llamada la Carta Magna de la iglesia primitiva, el manifiesto de la libertad cristiana, la fortaleza inexpugnable, el Gibraltar verdadero contra todo ataque al corazón del cristianismo. “Lleva la victoria inmortal sobre su frente.”
d. Es la más fuerte declaración y defensa de la doctrina de la justificación por la fe que encontramos en las Escrituras o fuera de ella. Es la polémica de Dios en nombre de la verdad más vital de la fe cristiana contra todo ataque. No solamente el pecador es salvado por gracia mediante la fe, sino que el pecador salvado vive por gracia. La gracia no es sólo el camino a la vida sino también un estilo de vida.» (Thru the Bible, p. 108.)
I. La vindicación: su defensa (caps. Gál 1:1-24 – Gál 2:1-21). Pablo defiende su apostolado.
A. La tristeza de Pablo por las dificultades por las que están pasando (Gál 1:1-9). «Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente» (Gál 1:6).
1. Este «evangelio» no era realmente un allos (término griego que significa «otro de la misma clase»), sino un heteros (palabra griega que significa «otro de otra clase diferente»).
2. Este «evangelio» no debía recibirse, aunque les llegara por medio de un ángel o de Pablo mismo.
3. Este «evangelio» si era recibido y creído resultaría en juicio y condenación divinos sobre sus receptores (Gál 1:8). La palabra griega anathema que Pablo usa aquí significa «caiga bajo maldición de Dios». (Véanse también Hch 23:14; 1Co 12:3; Rom 9:3; 2Ts 1:9.)
B. Pablo da un resumen de sus viajes hasta la fecha (Gál 2:1-10). Ya hemos observado que los perturbadores judaizantes habían atacado la autoridad y validez del apostolado de Pablo. Aparentemente le acusaban de ser un hombre que buscaba agradar a las personas (posiblemente un retorcimiento de su testimonio en 1Co 9:22), que estaba siendo manejado por los otros apóstoles, y que no era como parecía ser. Decían también que no era uno de los doce que estuvieron con Jesús, sino alguien que se había agregado después. Pablo refuta ahora estas acusaciones.
1. La fuente de su salvación y llamamiento apostólico.
«Pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo» (Gál 1:12).
El Salvador también le reveló a Pablo los hechos relacionados con:
a. La cena del Señor (1Co 11:23).
b. La muerte y resurrección de Cristo (1Co 15:3-4).
2. La necesidad de su salvación y llamamiento apostólico (Gál 1:13-15). Pablo nos da aquí su testimonio y nos habla de la clase de vida que vivió antes de su conversión. Al apóstol le encantaba relatar su testimonio. (Véanse Hch 22:1-16; Hch 26:1-20; 1Ti 1:12-16.)
Pablo agrega también que su llamamiento al ministerio cristiano empezó en realidad antes de su nacimiento: «Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia» (Gál 1:15).
Otros dos hombres experimentaron este llamamiento divino antes de su nacimiento:
a. El profeta Jeremías (Jer 1:4-10).
b. Juan el Bautista (Lev 1:15-17).
3. El propósito de su salvación y de su llamamiento apostólico (Gál 1:16): «Revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles…» (Gál 1:16). De manera que Dios le reveló a Cristo a fin de que él pudiera ser revelado por medio de Pablo.
4. Los eventos que siguieron a su salvación y llamamiento apostólico (Gál 1:17; Gál 2:21):
a. Se convirtió en el camino a Damasco (Hch 9:1-22).
b. Pasó aproximadamente tres años en Arabia (Gál 1:17).
c. Regresó a Damasco (Gál 1:17; Hch 9:23-25; 2Co 11:32-33).
d. Visita Jerusalén por primera vez desde su experiencia de salvación (Gál 1:18-20; Hch 9:26-29). En esta ocasión permanece sólo quince días en la ciudad y se entrevista con Pedro y con Santiago, el hermano del Señor.
e. Sale para Siria y Cilicia (Hch 9:30; Gál 1:21; Hch 22:17-21).
f. Ministra con Bernabé en Antioquia (Hch 11:25-26).
g. Vuelve a Jerusalén junto con Bernabé y Tito (Gál 2:1-10; Hch 11:29-30). Han pasado ya catorce años desde su conversión. Fue en este tiempo cuando los judaizantes empezaron a ejercer presión sobre Pablo para que mezclara su diabólico legalismo con la pura gracia de Dios, pero en lo que a este asunto se refiere tropezaron con un muro de piedra. Santiago, Pedro y Juan exhortaron a Pablo a seguir predicando el evangelio de la gracia de Dios a los gentiles.
h. Regresó a Antioquia junto con Bernabé y Juan Marcos (Hch 12:25).
i. Sale desde Antioquia para su primer viaje misionero en compañía de Bernabé y Juan Marcos (Hch 13:1-52).
j. Regresa a Antioquia (Hch 14:26).
k. Se enfrenta a Simón Pedro en Antioquia (Gál 2:11-14). Es difícil saber exactamente cuándo tuvo lugar esta confrontación. Algunos creen que tuvo que suceder más tarde, después del Concilio de Jerusalén. En cualquier caso, Pedro había permitido que la presión de los judaizantes, que siempre andaban cerca, le llevara a alejarse de los gentiles cuando llegaron ciertos judíos influyentes de Jerusalén. Pablo se lo recriminó severamente en público. Al hacer aquello Pedro estaba negando cinco doctrinas principales:
(1) La unidad de la Iglesia (Gál 2:14).
(2) La justificación sólo por la fe (Gál 2:15-16).
(3) La liberación de la ley (Gál 2:17-18).
(4) La suficiencia de Cristo y su presencia en el creyente (Gál 2:19-20).
(5) La gracia de Dios (Gál 2:21).
No conocemos la reacción inmediata de Pedro a la reprensión de Pablo. Evidente se arrepintió y no le guardó mala voluntad por ello (véase 2Pe 3:15). En Gál 2:20 Pablo nos deja una de las grandes declaraciones de la Biblia:
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.»
II. La denuncia: un desastre (caps. Gál 3:1-29; Gál 4:1-31). Pablo advierte a los gálatas acerca de la esclavitud de las obras. Usa aquí tres fuertes ilustraciones para convencerles de la gran diferencia entre el legalismo y la libertad.
A. Una ilustración personal. Un ejemplo basado en su experiencia personal (Gál 3:1-5). Pablo les dice aquí que tiene dos preguntas que hacerles:
1. Primeramente, ¿cómo recibieron la nueva naturaleza? «Esto sólo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír de la fe?» (Gál 3:2).
2. ¿Podemos añadir algo a la nueva naturaleza? «¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?» (Gál 3:3). Warren Wiersbe escribe:
«La ilustración del nacimiento humano es apropiada para explicar esto. Se necesitan dos padres humanos para que un niño sea concebido y nazca, y se requieren dos padres espirituales para que uno nazca dentro de la familia de Dios: el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios (Jua 3:1-8; 1Pe 1:22-25). Cuando un niño normal nace, tiene todo lo que necesita para vivir; no necesita que nada se le añada. Sería extraño que los padres tuvieran que llevar al niño de un mes al doctor para que recibiera los oídos, y a los dos meses los dedos.» (Usted puede ser libre, Editorial Bautista Independiente, p. 54.)
B. Una ilustración legal. Serie de ejemplos tomados de la ley mosaica (Gál 3:6; Gál 4:20).
1. Abraham y la ley.
a. Abraham fue tenido por justo mediante la fe en Dios mucho antes de que la ley fuera dada (Gál 3:6; Gál 3:17).
b. Dios dijo a Abraham (Gén 12:3) que los gentiles también serían justificados por la fe (Gál 3:8-9).
c. Dios no solamente perdona a los pecadores por la fe, sino que también los preserva mediante ella: «El justo por la fe vivirá» (Gál 3:11). Esta importantísima declaración está tomada del libro de Habacuc en el Antiguo Testamento (Gál 2:4) y aparece tres veces en el Nuevo Testamento (Rom 1:17 y Heb 10:38).
2. Los pecadores y la ley. «Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas» (Gál 3:10; véase Deu 27:26).
El autor del libro de Santiago en el Nuevo Testamento había ya escrito: «Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos» (Stg 2:10). De manera que la ley del Antiguo Testamento puede compararse a una larga cadena; para romper dicha cadena la persona sólo necesita partir un eslabón y toda ella queda rota.
3. Israel y la ley.
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Le fue entregada a Israel 430 años después de haberse dado la promesa (de la justificación por la fe). Warren Wiersbe escribe: «Calcular los 430 años mencionados en el versículo Gál 3:17 ha sido un problema para los estudiosos de la Biblia. Desde el llamamiento de Abraham (Gén 12:1-20) hasta la llegada de Jacob a Egipto (Gén 46:1-34) son 215 años. (Esto se puede computar de la manera siguiente: Abraham tenía 75 años cuando Dios lo llamó y 100 cuando Isaac nació (Gén 12:4; Gén 21:5). Esto nos da 25 años. Isaac tenía 60 años cuando Jacob nació (Gén 25:26); y Jacob tenía 130 años cuando llegó a Egipto (Gén 47:9). Así que, 25 + 60 +130 = 215 años). Pero Moisés nos dice que Israel vivió en Egipto 430 años (Éxo 12:40); así que, el número total de años desde el llamamiento de Abraham hasta la entrega de la ley es 645 años, no 430. El período de estadía en Egipto, según Gén 15:13 y Hch 7:6, fue de 400 años, en números redondos.
Se han presentado varias soluciones para descifrar este enigma, pero tal vez la que más satisface sea ésta: Pablo cuenta desde el tiempo en que Jacob entró en Egipto, cuando Dios se le apreció y le reafirmó el pacto (Gén 46:1-4). Los 430 años abarcan de la confirmación de la promesa a Jacob hasta la entrega de la ley en el Sinaí.» (Usted puede ser libre, Editorial Bautista Independiente, pp. 64–65.)
b. Fue un añadido para poner de manifiesto la desobediencia humana. «… Fue añadida a causa de las transgresiones…» (Gál 3:19).
c. «… fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador» (Gál 3:19). Veamos los siguientes versículos que dan testimonio del hecho de la actividad de los ángeles en el Sinaí en la entrega de la ley.
«Jehová vino de Sinaí … y vino de entre diez millares de santos, con la ley de fuego a su mano derecha» (Deu 33:2). «Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; el Señor viene del Sinaí a su santuario» (Sal 68:17). «Vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis» (Hch 7:53). «Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme…» (Heb 2:2).
d. Sirvió como el «ayo» (maestro o tutor y disciplinador) (de la palabra griega paidagogos). «De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevamos a Cristo…» (Gál 3:24). j. Vernon McGee escribe: «La palabra clave aquí es ayo, y tiene poco que ver con un maestro de escuela en el contexto de hoy día. El término designaba a un esclavo o siervo que en el hogar romano estaba a cargo de los niños de la familia. Era el que los alimentaba, vestía, bañaba, limpiaba la nariz y enseñaba a andar. Cuando el pequeño llegaba a la edad de ir a la escuela, le tomaba de la mano y le llevaba. De esta función surgió el nombre de paidagogos (el que dirige al niño). La ley tomó a la humanidad de la mano, la llevó a la cruz de Cristo y le dijo: “Necesitas a Cristo.” La ley nos lleva a Cristo. Estamos, pues, ahora bajo Cristo y no bajo la ley.» (Jhru the Bible, p. 110.)
4. Cristo y la ley.
a. Él nos ha liberado de su maldición. «Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)» (Gál 3:13; véase Deu 21:23). Ci-tamos de nuevo al doctor J. Vernon McGee:
«Esta era una ley extraña dado que el método de pena capital que se aplicaba bajo la ley era la lapidación. Pero si el delito había sido muy grave y horrible, el cadáver del criminal se colgaba para mostrar la seriedad del delito.» (Ibid. p. 110.)
b. Cristo hizo todo esto por medio de un cuerpo humano en el tiempo establecido por Dios. «Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos» (Gál 4:4-5).
c. Unió a todos los pecadores arrepentidos al integrarlos en su propio cuerpo por medio del bautismo del Espíritu. «Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa» (Gál 3:26-29). Había tres grandes divisiones en el mundo romano:
(1) Racial y religiosa: judíos y griegos.
(2) Social: esclavos y libres.
(3) El mundo del hombre y el de la mujer.
Pero en Cristo no hay distinción espiritual de ningún tipo.
d. Esto garantiza nuestra plena adopción como hijos de Dios. «Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo» (Gál 4:1-7).
Pablo aquí, por supuesto, no está diciendo que la ley nos hace niños de Dios, mientras que Cristo nos hace hijos de Dios. Pero sí está contrastando las diferencias entre un niño y un hijo bajo el sistema legal romano de aquellos días.
(1) La niñez habla de mi condición en la familia de Dios, mientras que la adopción se refiere a mi posición.
(2) Mediante la regeneración entramos en la familia, pero mediante la adopción gozamos de la familia.
(3) Las circunstancias que llevan a la niñez son privadas, mientras que aquellas que tienen que ver con la adopción son públicas.
(4) Un niño está bajo tutela, mientras que un adulto adoptado goza de plena libertad.
e. Pablo también contrasta las diferencias entre un hijo y un siervo (Gál 4:7).
(1) Un siervo retiene su vieja naturaleza, pero un hijo goza la de su padre.
(2) Un siervo tiene un dueño, mientras que un hijo tiene un padre.
(3) Un siervo obedece a causa de la ley y el temor, pero un hijo lo hace en base de la libertad y el amor.
(4) A un siervo no se le promete herencia, pero un hijo espera heredar legalmente todas las cosas.
5. La promesa y la ley.
a. La ley no puede cambiar la promesa (Gál 3:15-18).
b. La ley no es mayor que la promesa (Gál 3:19-20).
c. La ley no es contraria a la promesa (Gál 3:21-26).
d. La ley no puede hacer lo que la promesa hace (Gál 3:27-29).
6. Los gálatas y la ley (Gál 4:8-20). El apóstol Pablo vuelve ahora a sus lectores. Quiere saber:
a. ¿Por qué desean volver a ponerse las cadenas de la servidumbre después de haber sido liberados de la esclavitud espiritual (Gál 4:9-10)? Esto es lo que exactamente estaban haciendo al observar los días (sábados y festividades religiosas judías), meses (celebración de la luna nueva que empezaba cada mes del calendario lunar judío), tiempos (temporadas de festividades de una semana como la fiesta de los tabernáculos, los panes sin levadura, etc.), y años (como los años sabáticos y del jubileo).
b. ¿Dónde había quedado aquel espíritu feliz que hubo una vez entre el apóstol y los gálatas (Gál 4:11-15)? Les recuerda el afecto que sintieron una vez por él, que les hacía desear (si fuera posible) sacarse sus propios ojos para dárselos a él. Algunos conectan esta declaración en Gál 4:15 con la que aparece en 2Co 12:7 relacionada con el aguijón que Pablo tenía en su carne.
c. ¿Por qué se habían alejado de él, que era su verdadero padre espiritual, para verle como un enemigo y unirse a los falsos maestros (Gál 4:16-20)? Quizá en ningún otro versículo expresa el apóstol más intensamente su agonía y aspiración por todos sus convertidos como lo hace en Gál 4:19 : «Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros.»
d. La ilustración alegórica que nos da el ejemplo de Agar y Sara (Gál 4:21-31). Debemos dejar bien claro que Pablo no está negando la existencia histórica de estas mujeres en Génesis, ni tampoco intentado enseñar un «significado espiritual» más profundo y anteriormente escondido. Solamente está usando unos eventos del Antiguo Testamento para alegorizar un argumento.
(1) Los hechos de la alegoría de Pablo: Abraham tuvo dos hijos y dos esposas. Uno de los hijos (Ismael) era un hijo natural tenido con Agar, la esposa-esclava. El otro (Isaac) nació de manera sobrenatural de Sara, su esposa libre y legítima. Isaac es ridiculizado por Ismael en la ceremonia del destete. Por eso Dios le ordena a Abraham que despida tanto a Agar como a Ismael.
(2) Las aplicaciones de la alegoría de Pablo:
(a) Agar representa la ley, mientras que Sara habla de la gracia.
(b) Ismael representa la carne y a aquellos que intentan guardar la ley, y así permanecen como hijos esclavos.
(c) Isaac nos habla del espíritu y de aquellos que se vuelven a Jesús, y en consecuencia llegan a ser hijos libres.
(d) Agar representa al monte Sinaí y a la Jerusalén terrenal, que es el cuartel general del legalismo.
(e) Sara representa al monte de Sion (inferido) y a la Jerusalén celestial, el cuartel general de la libertad.
(f) Para el creyente, mezclar la ley y la gracia va a significar ser ridiculizado y perseguido como le sucedió a Isaac con Ismael.
III. La exhortación: un deseo (caps. Gál 5:1-26; Gál 6:1-18). Pablo le encomienda a la libertad en Cristo.
A. La libertad cristiana y el legalismo judío (Gál 5:1-12).
¿Qué significa rechazar esta gloriosa libertad en Cristo?
1. Significa cambiar el bendito yugo de Cristo por la pesada carga de la ley (Gál 5:1).
Notemos el contraste entre estos dos yugos.
a. El yugo de Cristo: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga» (Mat 11:28-30).
b. El yugo de la ley: «Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?» (Hch 15:10).
2. Significa hacerse deudor de toda la ley mosaica (Gál 3:3; véase también Deu 27:26). Warren Wiersbe escribe al respecto:
«Imagínese a un automovilista conduciendo en una calle de la ciudad y, ya sea deliberada o inconscientemente, pasándose una luz roja. Un policía lo detiene y le pide su licencia de conducir. Inmediatamente el conductor empieza a defenderse. “Oficial, sé que me pasé la luz roja, pero nunca he robado a nadie; ni he cometido adulterio; y nunca he mentido en mi declaración de impuestos.” El policía sonríe al llenar la boleta de infracción, pues sabe que ninguna cantidad de obediencia puede pagar por un acto de desobediencia. La misma ley que protege al obediente, castiga al ofensor. Cuando uno se jacta de guardar una parte de la ley mientras que quebranta otra, en efecto, confiesa que merece el castigo.» (Usted puede ser libre, Editorial Bautista Independiente, p. 105.)
3. Significa caer de la gracia (Gál 5:4). Esto no quiere decir, por supuesto, que han perdido su salvación, porque Pablo en la epístola se refiere a los gálatas como:
a. Hermanos (nueve veces; véanse Gál 1:2; Gál 1:11; Gál 3:15; Gál 4:12; Gál 4:31; Gál 5:11; Gál 5:13; Gál 6:1; Gál 6:18).
b. Hijos de Dios (Gál 3:26; Gál 4:6).
c. Herederos de la promesa (Gál 3:29).
La palabra griega de la que aquí traducimos «caído» es ekipto, y la encontramos en Hch 27:17; Hch 27:26; Hch 27:29; Hch 27:32, refiriéndose a un barco que está fuera de control. Este es el significado aquí en Gálatas. Ponerse otra vez bajo la ley significa negar el dulce y seguro control de la gracia de Dios. Pablo ha declarado ya que es trágicamente posible frustrar (literalmente, anular, o dejar sin efecto) la gracia de Dios (véase Gál 2:21).
4. Significa perder nuestra dirección en la carrera cristiana (Gál 5:7; véase también Heb 12:1-2). Quiere decir, en resumen, que quedamos reducidos a ser deudores, esclavos y corredores desorientados. Warren Wiersbe escribe acerca de esto: «El creyente que vive bajo la gracia de Dios es libre, rico y corre en la línea que lo lleva a la recompensa. El creyente que deja la gracia por la ley es un esclavo, un deudor y un corredor que ha perdido el rumbo. En otras palabras, es un perdedor. Y la única manera de llegar a ser un ganador es rendirse al Espíritu Santo y limpiarse de la levadura, la doctrina falsa que mezcla a la ley y a la gracia.» (Usted puede ser libre, Editorial Bautista Independiente, p. 110.)
B. La libertad cristiana y la licencia de los libertinos (Gál 5:13).
«Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.»
Pablo advierte ahora acerca de los peligros de lo opuesto al legalismo, que es el libertinaje.
C. La libertad cristiana y las obras de la carne (Gál 5:15-21) . En Rom 7:1-25 (al igual que en Gál 5:1-26) Pablo relaciona los mandamientos de Dios con la corrupción de la carne. Lo hace señalando lo siguiente:
La ley en sí es buena (Rom 7:7). El problema viene cuando el pecado usa la ley para que la persona se sienta culpable despertando en ella toda clase de deseos malos y prohibidos (Rom 7:8).
Concluye diciendo:
«Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte» (Rom 7:9-10).
Seguidamente relaciona en Gál 5:1-26 diecisiete obras de la carne, que resultan de un uso indebido de la ley, y son:
1. Adulterio (pecados sexuales entre personas casadas).
2. Fornicación (pecados sexuales entre personas no casadas).
3. Inmundicia (impureza).
4. Lascivia (sensualidad).
5. Idolatría (adoración de ídolos).
6. Hechicerías (la palabra griega es pharmakeia, que puede referirse a hechizos y/0 drogas).
7. Enemistades (odios).
8. Pleitos (en griego es eris, y se refiere a desavenencias, disensiones).
9. Celos (rivalidad, envidias).
10. Iras (cólera, rabia).
11. Contiendas (rivalidad, disputas).
12. Disensiones (divisiones).
13. Herejías (sectas).
14. Envidias (codicias, ambiciones).
15. Homicidios (quitar la vida ilegalmente a alguien).
16. Borracheras (quedar inutilizado por el alcohol).
17. Orgías (desenfreno).
D. Esta libertad y el fruto del Espíritu (Gál 5:22-23). Warren Wiersbe escribe: «El contraste entre obras y fruto es importante. El fruto debe salir de la vida, y en el caso del creyente, es la vida del Espíritu (Gál 5:25). Cuando hablamos de obras pensamos en esfuerzo, labor, agotamiento y fatiga; pero cuando hablamos de fruto pensamos en belleza, silencio, y la vida que se desarrolla. La carne produce “obras muertas” (Heb 9:14), pero el Espíritu produce fruto viviente. Y este fruto contiene la semilla que producirá más fruto (Gén 1:11). El amor genera más amor, y el gozo produce más gozo, y Cristo desea que llevemos «fruto…más fruto…mucho fruto” (Jua 15:2; Jua 15:5; Jua 15:8), porque así glorificamos a Dios. La vieja naturaleza no puede producir fruto; sólo la nueva lo puede hacer.
El Nuevo Testamento habla de varias clases de fruto: almas ganadas para Cristo (Rom 1:13); una vida santa (Rom 15:26-28), buenas obras (Col 1:10), y alabanza (Heb 13:15). El “fruto del Espíritu” mencionado en nuestro pasaje tiene que ver con el carácter (Gál 5:22-23).» (Usted puede ser libre, Editorial Bautista Independiente, pp. 120–121.)
Notemos ahora los diferentes aspectos de este fruto producido por el Espíritu:
1. Amor (interés divino por otros).
2. Gozo (paz y suficiencia internas).
3. Paz (confianza y quietud del alma).
4. Paciencia (persistencia que no abandona).
5. Benignidad (amabilidad).
6. Bondad (el amor en acción).
7. Fe (fidelidad, que se puede confiar en uno).
8. Mansedumbre (fortaleza bajo control).
9. Templanza (dominio propio).
E. La libertad cristiana y el deber del creyente. El creyente ha de:
1. Amar a su prójimo como así mismo (Gál 5:14-15).
2. Ser dirigido por el Espíritu (Gál 5:18; Gál 5:25).
3. Considerarse a sí mismo crucificado con Cristo (Gál 5:24). Los legalistas, por supuesto, no harían esto. Ellos enfatizaban la circuncisión no la crucifixión.
4. Evitar la vanagloria y la envidia (Gál 5:26).
5. Restaurar con mansedumbre y oración al caído (Gál 6:1).
6. Sobrellevar las caigas de los demás (Gál 6:2).
7. Los legalistas harían lo opuesto: añadir más carga a los demás (Hch 15:10; Mat 23:4).
8. Evitar autoengañarse (Gál 6:13).
9. Llevar su propia carga (Gál 6:5).
10. Probarse a sí mismo (Gál 6:4).
11. Compartir (económicamente) con sus líderes espirituales (Gál 6:6).
12. Cultivar hábitos de vida apropiados (Gál 6:8).
13. No cansarse de hacer el bien (Gál 6:9).
14. Hacer el bien a todos (Gál 6:10).
F. La libertad cristiana y las marcas de Pablo (Gál 6:11-18).
«De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús» (Gál 6:17). J. Sidlow Baxter escribe: «La epístola a los gálatas fue escrita a grupos de creyentes esparcidos en un área rural, en la que la mayoría eran obreros del campo de una clase u otra. A fin de comunicarse con la mentalidad y circunstancias de los gálatas, Pablo usa un lenguaje y unas metáforas que son especialmente apropiadas para ellos. Había cuatro cosas con las que ellos estaban especialmente familiarizados: llevar fruto, llevar las cargas, llevar las semillas, llevar las marcas (porque a causa de que muchos de los obreros del campo eran esclavos, llevaban la marca de sus propietarios). Veamos cómo lo usa Pablo al explicar la verdadera libertad en el Espíritu:
1. Llevar fruto: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, …” (Gál 5:22-23).
2. Llevar cargas: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gál 6:2).
3. Llevar la simiente: “… pues todo lo que el hombre sembrare…” (Gál 6:7). “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos…” (Gál 6:9).
4. Llevar marcas: “… traigo en mi cuerpo las marcas [o sello] del Señor Jesús” (Gál 6:17). Había cinco clases de personas que llevaban marcas: los esclavos (como señal de propiedad), los soldados (como señal de lealtad), los devotos (como señal de consagración), los criminales (como señal de reconocimiento), y los despreciados (como señal de vituperio). Las marcas del Señor Jesús en el cuerpo de Pablo incluían todas estas en una.» (Explore the Book, tomo 6, pp. 153, 154, 158. Véase 2Co 11:23-28 para un testimonio de algunas de estas marcas.)
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
1. Pablo escribió al menos trece epístolas del Nuevo Testamento. Por años se dio por sentado que 1 Tesalonicenses había sido su primera carta. Sin embargo, bastantes eruditos conservadores creen ahora que Gálatas fue su primera epístola.
2. Uno de los problemas en fechar el libro está relacionado con los destinatarios. ¿Escribió Pablo la carta a las iglesias en el norte de Galacia (donde el apóstol estuvo predicando durante su segundo y tercer viajes) o a las iglesias del sur en Galacia (donde estuvo ministrando durante su primer viaje)? Si aceptamos la teoría del sur, entonces Gálatas probablemente fue su primera carta.
3. Los gálatas eran un pueblo céltico intenso y emotivo. César dijo de ellos: «Son volubles en sus resoluciones, amantes del cambio y poco confiables.» Esto quedó demostrado durante la primera visita que Pablo les hizo, pues en la mañana querían adorarlo y en la tarde pensaban en matarlo (Hch 14:1-28). Eran una rama de los galos, procedentes originalmente del norte del mar Báltico, que se habían separado de una comente migratoria principal hacia Francia y habían terminado estableciéndose en Asia Menor durante el siglo III a.C.
4. La obra de Pablo en Galacia había resultado bastante exitosa. Muchas personas, la gran mayoría gentiles, habían aceptado a Cristo. Pero después que marchó de allí, los judaizantes de Jerusalén (un grupo de judíos que pervertían el evangelio), habían llegado a Galacia enseñando que los gentiles debían sujetarse a los requerimientos de la ley a fin de ser salvos. Los gálatas recibieron este mensaje con el mismo celo con el que habían aceptado el de Pablo, por lo que se produjo entre ellos una epidemia general de circuncisiones.
5. No solamente atacaron el mensaje de Pablo, sino también su apostolado.
6. La carta a los Gálatas pudo haber sido el único libro que Pablo escribió personalmente sin la ayuda de un amanuense (véase Gál 6:11).
7. Es, con 2 Corintios, la más autobiográfica de las cartas de Pablo y la única de sus epístolas dirigidas a un grupo de iglesias locales.
8. La palabra clave es libertad, usada once veces en la carta. Aparece más veces que en todas las demás epístolas juntas.
9. Se ha dicho que el judaismo fue la cuna del cristianismo y casi se convierte también en su sepultura. Pero Dios levantó a Pablo, como el Moisés de la iglesia cristiana, para liberar a los creyentes de la esclavitud.
10. Gálatas termina lo que Pablo empieza en 2 Corintios (en relación con su apostolado), y comienza lo que el apóstol termina en Romanos (concerniente a la justificación por la fe).
11. Podemos encontrar un notable paralelismo entre Gálatas y Romanos. Al menos diecinueve pasajes pueden ser comparados favorablemente. Gálatas es un boceto de lo que en Romanos aparece como un retrato acabado.
12. He aquí una sugerencia de la cronología de los hechos que encontramos en Gálatas:
a. Los sucesos de pentecostés, en el 29 d.C. (Hch 2:1-47).
b. La conversión de Pablo, en el 31 d.C. (Hch 9:1-43).
c. Su visita a Arabia, en el 31 d.C. (Gál 1:17).
d. El regreso a Damasco, en el 33 d.C.
e. Su primera visita a Jerusalén como creyente en Cristo, en el 33 d.C. (Gál 1:18; Hch 9:26).
f. Su partida para Siria y Cilicia, en el 35 d.C. (Hch 9:30; Gál 1:21).
g. Su ministerio en Antioquia, en el 35 d.C. (Hch 11:25-26).
h. Su segundo viaje a Jerusalén, en el 46 d.C. (Hch 11:29-30; Gál 2:1-10).
i. El primer viaje misionero desde Antioquia, en el 46 d.C. (Hch 13:1-52).
j. El regreso a Antioquia, en el 49 d.C. (Gál 2:11; Hch 14:26).
k. La confrontación con Simón Pedro en Antioquia (Gál 2:11-14).
l. Su epístola a los gálatas (intentando corregir su error mediante carta como antes lo había hecho de palabra con Pedro).
m. El concilio de Jerusalén, en el 49 d.C. (Hch 15:1-41).
13. La naturaleza de la carta a los Gálatas. J. Vemon McGee escribe:
a. «Es un mensaje solemne, severo, firme (Gál 1:6-9; Gál 3:1-5). No es para corregir la conducta, como en el caso de la carta a los Corintios, pero es correctiva, pues los creyentes gálatas estaban en grave peligro. Debido a que estaban atacando los fundamentos, todo estaba amenazado. La epístola no contiene ninguna palabra de elogio o agradecimiento; no hay petición de oración, ni se menciona su posición en Cristo; tampoco se menciona a ninguno de los que estaban con él (Gál 1:2). Comparar con las otras epístolas de Pablo.
b. El corazón de Pablo aparece totalmente al descubierto, y podemos percibir profundos sentimientos y fuertes emociones. Esta es su epístola de lucha, le vemos en plena acción de batalla. No muestra tolerancia por el legalismo. Alguien ha dicho que Romanos procede de la cabeza de Pablo, mientras que Gálatas brotó de su corazón. “Gálatas inicia en forma controversial lo que en Romanos aparece sistemáticamente?’
c. Es la declaración de emancipación de toda clase de legalismo. Esta era la epístola favorita de Martín Lutero, y se transformó en el estandarte de la Reforma. Ha sido llamada la Carta Magna de la iglesia primitiva, el manifiesto de la libertad cristiana, la fortaleza inexpugnable, el Gibraltar verdadero contra todo ataque al corazón del cristianismo. “Lleva la victoria inmortal sobre su frente.”
d. Es la más fuerte declaración y defensa de la doctrina de la justificación por la fe que encontramos en las Escrituras o fuera de ella. Es la polémica de Dios en nombre de la verdad más vital de la fe cristiana contra todo ataque. No solamente el pecador es salvado por gracia mediante la fe, sino que el pecador salvado vive por gracia. La gracia no es sólo el camino a la vida sino también un estilo de vida.» (Thru the Bible, p. 108.)
I. La vindicación: su defensa (caps. Gál 1:1-24 – Gál 2:1-21). Pablo defiende su apostolado.
A. La tristeza de Pablo por las dificultades por las que están pasando (Gál 1:1-9). «Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente» (Gál 1:6).
1. Este «evangelio» no era realmente un allos (término griego que significa «otro de la misma clase»), sino un heteros (palabra griega que significa «otro de otra clase diferente»).
2. Este «evangelio» no debía recibirse, aunque les llegara por medio de un ángel o de Pablo mismo.
3. Este «evangelio» si era recibido y creído resultaría en juicio y condenación divinos sobre sus receptores (Gál 1:8). La palabra griega anathema que Pablo usa aquí significa «caiga bajo maldición de Dios». (Véanse también Hch 23:14; 1Co 12:3; Rom 9:3; 2Ts 1:9.)
B. Pablo da un resumen de sus viajes hasta la fecha (Gál 2:1-10). Ya hemos observado que los perturbadores judaizantes habían atacado la autoridad y validez del apostolado de Pablo. Aparentemente le acusaban de ser un hombre que buscaba agradar a las personas (posiblemente un retorcimiento de su testimonio en 1Co 9:22), que estaba siendo manejado por los otros apóstoles, y que no era como parecía ser. Decían también que no era uno de los doce que estuvieron con Jesús, sino alguien que se había agregado después. Pablo refuta ahora estas acusaciones.
1. La fuente de su salvación y llamamiento apostólico.
«Pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo» (Gál 1:12).
El Salvador también le reveló a Pablo los hechos relacionados con:
a. La cena del Señor (1Co 11:23).
b. La muerte y resurrección de Cristo (1Co 15:3-4).
2. La necesidad de su salvación y llamamiento apostólico (Gál 1:13-15). Pablo nos da aquí su testimonio y nos habla de la clase de vida que vivió antes de su conversión. Al apóstol le encantaba relatar su testimonio. (Véanse Hch 22:1-16; Hch 26:1-20; 1Ti 1:12-16.)
Pablo agrega también que su llamamiento al ministerio cristiano empezó en realidad antes de su nacimiento: «Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia» (Gál 1:15).
Otros dos hombres experimentaron este llamamiento divino antes de su nacimiento:
a. El profeta Jeremías (Jer 1:4-10).
b. Juan el Bautista (Lev 1:15-17).
3. El propósito de su salvación y de su llamamiento apostólico (Gál 1:16): «Revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles…» (Gál 1:16). De manera que Dios le reveló a Cristo a fin de que él pudiera ser revelado por medio de Pablo.
4. Los eventos que siguieron a su salvación y llamamiento apostólico (Gál 1:17; Gál 2:21):
a. Se convirtió en el camino a Damasco (Hch 9:1-22).
b. Pasó aproximadamente tres años en Arabia (Gál 1:17).
c. Regresó a Damasco (Gál 1:17; Hch 9:23-25; 2Co 11:32-33).
d. Visita Jerusalén por primera vez desde su experiencia de salvación (Gál 1:18-20; Hch 9:26-29). En esta ocasión permanece sólo quince días en la ciudad y se entrevista con Pedro y con Santiago, el hermano del Señor.
e. Sale para Siria y Cilicia (Hch 9:30; Gál 1:21; Hch 22:17-21).
f. Ministra con Bernabé en Antioquia (Hch 11:25-26).
g. Vuelve a Jerusalén junto con Bernabé y Tito (Gál 2:1-10; Hch 11:29-30). Han pasado ya catorce años desde su conversión. Fue en este tiempo cuando los judaizantes empezaron a ejercer presión sobre Pablo para que mezclara su diabólico legalismo con la pura gracia de Dios, pero en lo que a este asunto se refiere tropezaron con un muro de piedra. Santiago, Pedro y Juan exhortaron a Pablo a seguir predicando el evangelio de la gracia de Dios a los gentiles.
h. Regresó a Antioquia junto con Bernabé y Juan Marcos (Hch 12:25).
i. Sale desde Antioquia para su primer viaje misionero en compañía de Bernabé y Juan Marcos (Hch 13:1-52).
j. Regresa a Antioquia (Hch 14:26).
k. Se enfrenta a Simón Pedro en Antioquia (Gál 2:11-14). Es difícil saber exactamente cuándo tuvo lugar esta confrontación. Algunos creen que tuvo que suceder más tarde, después del Concilio de Jerusalén. En cualquier caso, Pedro había permitido que la presión de los judaizantes, que siempre andaban cerca, le llevara a alejarse de los gentiles cuando llegaron ciertos judíos influyentes de Jerusalén. Pablo se lo recriminó severamente en público. Al hacer aquello Pedro estaba negando cinco doctrinas principales:
(1) La unidad de la Iglesia (Gál 2:14).
(2) La justificación sólo por la fe (Gál 2:15-16).
(3) La liberación de la ley (Gál 2:17-18).
(4) La suficiencia de Cristo y su presencia en el creyente (Gál 2:19-20).
(5) La gracia de Dios (Gál 2:21).
No conocemos la reacción inmediata de Pedro a la reprensión de Pablo. Evidente se arrepintió y no le guardó mala voluntad por ello (véase 2Pe 3:15). En Gál 2:20 Pablo nos deja una de las grandes declaraciones de la Biblia:
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.»
II. La denuncia: un desastre (caps. Gál 3:1-29; Gál 4:1-31). Pablo advierte a los gálatas acerca de la esclavitud de las obras. Usa aquí tres fuertes ilustraciones para convencerles de la gran diferencia entre el legalismo y la libertad.
A. Una ilustración personal. Un ejemplo basado en su experiencia personal (Gál 3:1-5). Pablo les dice aquí que tiene dos preguntas que hacerles:
1. Primeramente, ¿cómo recibieron la nueva naturaleza? «Esto sólo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír de la fe?» (Gál 3:2).
2. ¿Podemos añadir algo a la nueva naturaleza? «¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?» (Gál 3:3). Warren Wiersbe escribe:
«La ilustración del nacimiento humano es apropiada para explicar esto. Se necesitan dos padres humanos para que un niño sea concebido y nazca, y se requieren dos padres espirituales para que uno nazca dentro de la familia de Dios: el Espíritu de Dios y la Palabra de Dios (Jua 3:1-8; 1Pe 1:22-25). Cuando un niño normal nace, tiene todo lo que necesita para vivir; no necesita que nada se le añada. Sería extraño que los padres tuvieran que llevar al niño de un mes al doctor para que recibiera los oídos, y a los dos meses los dedos.» (Usted puede ser libre, Editorial Bautista Independiente, p. 54.)
B. Una ilustración legal. Serie de ejemplos tomados de la ley mosaica (Gál 3:6; Gál 4:20).
1. Abraham y la ley.
a. Abraham fue tenido por justo mediante la fe en Dios mucho antes de que la ley fuera dada (Gál 3:6; Gál 3:17).
b. Dios dijo a Abraham (Gén 12:3) que los gentiles también serían justificados por la fe (Gál 3:8-9).
c. Dios no solamente perdona a los pecadores por la fe, sino que también los preserva mediante ella: «El justo por la fe vivirá» (Gál 3:11). Esta importantísima declaración está tomada del libro de Habacuc en el Antiguo Testamento (Gál 2:4) y aparece tres veces en el Nuevo Testamento (Rom 1:17 y Heb 10:38).
2. Los pecadores y la ley. «Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas» (Gál 3:10; véase Deu 27:26).
El autor del libro de Santiago en el Nuevo Testamento había ya escrito: «Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos» (Stg 2:10). De manera que la ley del Antiguo Testamento puede compararse a una larga cadena; para romper dicha cadena la persona sólo necesita partir un eslabón y toda ella queda rota.
3. Israel y la ley.
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Le fue entregada a Israel 430 años después de haberse dado la promesa (de la justificación por la fe). Warren Wiersbe escribe: «Calcular los 430 años mencionados en el versículo Gál 3:17 ha sido un problema para los estudiosos de la Biblia. Desde el llamamiento de Abraham (Gén 12:1-20) hasta la llegada de Jacob a Egipto (Gén 46:1-34) son 215 años. (Esto se puede computar de la manera siguiente: Abraham tenía 75 años cuando Dios lo llamó y 100 cuando Isaac nació (Gén 12:4; Gén 21:5). Esto nos da 25 años. Isaac tenía 60 años cuando Jacob nació (Gén 25:26); y Jacob tenía 130 años cuando llegó a Egipto (Gén 47:9). Así que, 25 + 60 +130 = 215 años). Pero Moisés nos dice que Israel vivió en Egipto 430 años (Éxo 12:40); así que, el número total de años desde el llamamiento de Abraham hasta la entrega de la ley es 645 años, no 430. El período de estadía en Egipto, según Gén 15:13 y Hch 7:6, fue de 400 años, en números redondos.
Se han presentado varias soluciones para descifrar este enigma, pero tal vez la que más satisface sea ésta: Pablo cuenta desde el tiempo en que Jacob entró en Egipto, cuando Dios se le apreció y le reafirmó el pacto (Gén 46:1-4). Los 430 años abarcan de la confirmación de la promesa a Jacob hasta la entrega de la ley en el Sinaí.» (Usted puede ser libre, Editorial Bautista Independiente, pp. 64–65.)
b. Fue un añadido para poner de manifiesto la desobediencia humana. «… Fue añadida a causa de las transgresiones…» (Gál 3:19).
c. «… fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador» (Gál 3:19). Veamos los siguientes versículos que dan testimonio del hecho de la actividad de los ángeles en el Sinaí en la entrega de la ley.
«Jehová vino de Sinaí … y vino de entre diez millares de santos, con la ley de fuego a su mano derecha» (Deu 33:2). «Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; el Señor viene del Sinaí a su santuario» (Sal 68:17). «Vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis» (Hch 7:53). «Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme…» (Heb 2:2).
d. Sirvió como el «ayo» (maestro o tutor y disciplinador) (de la palabra griega paidagogos). «De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevamos a Cristo…» (Gál 3:24). j. Vernon McGee escribe: «La palabra clave aquí es ayo, y tiene poco que ver con un maestro de escuela en el contexto de hoy día. El término designaba a un esclavo o siervo que en el hogar romano estaba a cargo de los niños de la familia. Era el que los alimentaba, vestía, bañaba, limpiaba la nariz y enseñaba a andar. Cuando el pequeño llegaba a la edad de ir a la escuela, le tomaba de la mano y le llevaba. De esta función surgió el nombre de paidagogos (el que dirige al niño). La ley tomó a la humanidad de la mano, la llevó a la cruz de Cristo y le dijo: “Necesitas a Cristo.” La ley nos lleva a Cristo. Estamos, pues, ahora bajo Cristo y no bajo la ley.» (Jhru the Bible, p. 110.)
4. Cristo y la ley.
a. Él nos ha liberado de su maldición. «Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)» (Gál 3:13; véase Deu 21:23). Ci-tamos de nuevo al doctor J. Vernon McGee:
«Esta era una ley extraña dado que el método de pena capital que se aplicaba bajo la ley era la lapidación. Pero si el delito había sido muy grave y horrible, el cadáver del criminal se colgaba para mostrar la seriedad del delito.» (Ibid. p. 110.)
b. Cristo hizo todo esto por medio de un cuerpo humano en el tiempo establecido por Dios. «Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos» (Gál 4:4-5).
c. Unió a todos los pecadores arrepentidos al integrarlos en su propio cuerpo por medio del bautismo del Espíritu. «Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa» (Gál 3:26-29). Había tres grandes divisiones en el mundo romano:
(1) Racial y religiosa: judíos y griegos.
(2) Social: esclavos y libres.
(3) El mundo del hombre y el de la mujer.
Pero en Cristo no hay distinción espiritual de ningún tipo.
d. Esto garantiza nuestra plena adopción como hijos de Dios. «Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo» (Gál 4:1-7).
Pablo aquí, por supuesto, no está diciendo que la ley nos hace niños de Dios, mientras que Cristo nos hace hijos de Dios. Pero sí está contrastando las diferencias entre un niño y un hijo bajo el sistema legal romano de aquellos días.
(1) La niñez habla de mi condición en la familia de Dios, mientras que la adopción se refiere a mi posición.
(2) Mediante la regeneración entramos en la familia, pero mediante la adopción gozamos de la familia.
(3) Las circunstancias que llevan a la niñez son privadas, mientras que aquellas que tienen que ver con la adopción son públicas.
(4) Un niño está bajo tutela, mientras que un adulto adoptado goza de plena libertad.
e. Pablo también contrasta las diferencias entre un hijo y un siervo (Gál 4:7).
(1) Un siervo retiene su vieja naturaleza, pero un hijo goza la de su padre.
(2) Un siervo tiene un dueño, mientras que un hijo tiene un padre.
(3) Un siervo obedece a causa de la ley y el temor, pero un hijo lo hace en base de la libertad y el amor.
(4) A un siervo no se le promete herencia, pero un hijo espera heredar legalmente todas las cosas.
5. La promesa y la ley.
a. La ley no puede cambiar la promesa (Gál 3:15-18).
b. La ley no es mayor que la promesa (Gál 3:19-20).
c. La ley no es contraria a la promesa (Gál 3:21-26).
d. La ley no puede hacer lo que la promesa hace (Gál 3:27-29).
6. Los gálatas y la ley (Gál 4:8-20). El apóstol Pablo vuelve ahora a sus lectores. Quiere saber:
a. ¿Por qué desean volver a ponerse las cadenas de la servidumbre después de haber sido liberados de la esclavitud espiritual (Gál 4:9-10)? Esto es lo que exactamente estaban haciendo al observar los días (sábados y festividades religiosas judías), meses (celebración de la luna nueva que empezaba cada mes del calendario lunar judío), tiempos (temporadas de festividades de una semana como la fiesta de los tabernáculos, los panes sin levadura, etc.), y años (como los años sabáticos y del jubileo).
b. ¿Dónde había quedado aquel espíritu feliz que hubo una vez entre el apóstol y los gálatas (Gál 4:11-15)? Les recuerda el afecto que sintieron una vez por él, que les hacía desear (si fuera posible) sacarse sus propios ojos para dárselos a él. Algunos conectan esta declaración en Gál 4:15 con la que aparece en 2Co 12:7 relacionada con el aguijón que Pablo tenía en su carne.
c. ¿Por qué se habían alejado de él, que era su verdadero padre espiritual, para verle como un enemigo y unirse a los falsos maestros (Gál 4:16-20)? Quizá en ningún otro versículo expresa el apóstol más intensamente su agonía y aspiración por todos sus convertidos como lo hace en Gál 4:19 : «Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros.»
d. La ilustración alegórica que nos da el ejemplo de Agar y Sara (Gál 4:21-31). Debemos dejar bien claro que Pablo no está negando la existencia histórica de estas mujeres en Génesis, ni tampoco intentado enseñar un «significado espiritual» más profundo y anteriormente escondido. Solamente está usando unos eventos del Antiguo Testamento para alegorizar un argumento.
(1) Los hechos de la alegoría de Pablo: Abraham tuvo dos hijos y dos esposas. Uno de los hijos (Ismael) era un hijo natural tenido con Agar, la esposa-esclava. El otro (Isaac) nació de manera sobrenatural de Sara, su esposa libre y legítima. Isaac es ridiculizado por Ismael en la ceremonia del destete. Por eso Dios le ordena a Abraham que despida tanto a Agar como a Ismael.
(2) Las aplicaciones de la alegoría de Pablo:
(a) Agar representa la ley, mientras que Sara habla de la gracia.
(b) Ismael representa la carne y a aquellos que intentan guardar la ley, y así permanecen como hijos esclavos.
(c) Isaac nos habla del espíritu y de aquellos que se vuelven a Jesús, y en consecuencia llegan a ser hijos libres.
(d) Agar representa al monte Sinaí y a la Jerusalén terrenal, que es el cuartel general del legalismo.
(e) Sara representa al monte de Sion (inferido) y a la Jerusalén celestial, el cuartel general de la libertad.
(f) Para el creyente, mezclar la ley y la gracia va a significar ser ridiculizado y perseguido como le sucedió a Isaac con Ismael.
III. La exhortación: un deseo (caps. Gál 5:1-26; Gál 6:1-18). Pablo le encomienda a la libertad en Cristo.
A. La libertad cristiana y el legalismo judío (Gál 5:1-12).
¿Qué significa rechazar esta gloriosa libertad en Cristo?
1. Significa cambiar el bendito yugo de Cristo por la pesada carga de la ley (Gál 5:1).
Notemos el contraste entre estos dos yugos.
a. El yugo de Cristo: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga» (Mat 11:28-30).
b. El yugo de la ley: «Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?» (Hch 15:10).
2. Significa hacerse deudor de toda la ley mosaica (Gál 3:3; véase también Deu 27:26). Warren Wiersbe escribe al respecto:
«Imagínese a un automovilista conduciendo en una calle de la ciudad y, ya sea deliberada o inconscientemente, pasándose una luz roja. Un policía lo detiene y le pide su licencia de conducir. Inmediatamente el conductor empieza a defenderse. “Oficial, sé que me pasé la luz roja, pero nunca he robado a nadie; ni he cometido adulterio; y nunca he mentido en mi declaración de impuestos.” El policía sonríe al llenar la boleta de infracción, pues sabe que ninguna cantidad de obediencia puede pagar por un acto de desobediencia. La misma ley que protege al obediente, castiga al ofensor. Cuando uno se jacta de guardar una parte de la ley mientras que quebranta otra, en efecto, confiesa que merece el castigo.» (Usted puede ser libre, Editorial Bautista Independiente, p. 105.)
3. Significa caer de la gracia (Gál 5:4). Esto no quiere decir, por supuesto, que han perdido su salvación, porque Pablo en la epístola se refiere a los gálatas como:
a. Hermanos (nueve veces; véanse Gál 1:2; Gál 1:11; Gál 3:15; Gál 4:12; Gál 4:31; Gál 5:11; Gál 5:13; Gál 6:1; Gál 6:18).
b. Hijos de Dios (Gál 3:26; Gál 4:6).
c. Herederos de la promesa (Gál 3:29).
La palabra griega de la que aquí traducimos «caído» es ekipto, y la encontramos en Hch 27:17; Hch 27:26; Hch 27:29; Hch 27:32, refiriéndose a un barco que está fuera de control. Este es el significado aquí en Gálatas. Ponerse otra vez bajo la ley significa negar el dulce y seguro control de la gracia de Dios. Pablo ha declarado ya que es trágicamente posible frustrar (literalmente, anular, o dejar sin efecto) la gracia de Dios (véase Gál 2:21).
4. Significa perder nuestra dirección en la carrera cristiana (Gál 5:7; véase también Heb 12:1-2). Quiere decir, en resumen, que quedamos reducidos a ser deudores, esclavos y corredores desorientados. Warren Wiersbe escribe acerca de esto: «El creyente que vive bajo la gracia de Dios es libre, rico y corre en la línea que lo lleva a la recompensa. El creyente que deja la gracia por la ley es un esclavo, un deudor y un corredor que ha perdido el rumbo. En otras palabras, es un perdedor. Y la única manera de llegar a ser un ganador es rendirse al Espíritu Santo y limpiarse de la levadura, la doctrina falsa que mezcla a la ley y a la gracia.» (Usted puede ser libre, Editorial Bautista Independiente, p. 110.)
B. La libertad cristiana y la licencia de los libertinos (Gál 5:13).
«Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.»
Pablo advierte ahora acerca de los peligros de lo opuesto al legalismo, que es el libertinaje.
C. La libertad cristiana y las obras de la carne (Gál 5:15-21) . En Rom 7:1-25 (al igual que en Gál 5:1-26) Pablo relaciona los mandamientos de Dios con la corrupción de la carne. Lo hace señalando lo siguiente:
La ley en sí es buena (Rom 7:7). El problema viene cuando el pecado usa la ley para que la persona se sienta culpable despertando en ella toda clase de deseos malos y prohibidos (Rom 7:8).
Concluye diciendo:
«Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte» (Rom 7:9-10).
Seguidamente relaciona en Gál 5:1-26 diecisiete obras de la carne, que resultan de un uso indebido de la ley, y son:
1. Adulterio (pecados sexuales entre personas casadas).
2. Fornicación (pecados sexuales entre personas no casadas).
3. Inmundicia (impureza).
4. Lascivia (sensualidad).
5. Idolatría (adoración de ídolos).
6. Hechicerías (la palabra griega es pharmakeia, que puede referirse a hechizos y/0 drogas).
7. Enemistades (odios).
8. Pleitos (en griego es eris, y se refiere a desavenencias, disensiones).
9. Celos (rivalidad, envidias).
10. Iras (cólera, rabia).
11. Contiendas (rivalidad, disputas).
12. Disensiones (divisiones).
13. Herejías (sectas).
14. Envidias (codicias, ambiciones).
15. Homicidios (quitar la vida ilegalmente a alguien).
16. Borracheras (quedar inutilizado por el alcohol).
17. Orgías (desenfreno).
D. Esta libertad y el fruto del Espíritu (Gál 5:22-23). Warren Wiersbe escribe: «El contraste entre obras y fruto es importante. El fruto debe salir de la vida, y en el caso del creyente, es la vida del Espíritu (Gál 5:25). Cuando hablamos de obras pensamos en esfuerzo, labor, agotamiento y fatiga; pero cuando hablamos de fruto pensamos en belleza, silencio, y la vida que se desarrolla. La carne produce “obras muertas” (Heb 9:14), pero el Espíritu produce fruto viviente. Y este fruto contiene la semilla que producirá más fruto (Gén 1:11). El amor genera más amor, y el gozo produce más gozo, y Cristo desea que llevemos «fruto…más fruto…mucho fruto” (Jua 15:2; Jua 15:5; Jua 15:8), porque así glorificamos a Dios. La vieja naturaleza no puede producir fruto; sólo la nueva lo puede hacer.
El Nuevo Testamento habla de varias clases de fruto: almas ganadas para Cristo (Rom 1:13); una vida santa (Rom 15:26-28), buenas obras (Col 1:10), y alabanza (Heb 13:15). El “fruto del Espíritu” mencionado en nuestro pasaje tiene que ver con el carácter (Gál 5:22-23).» (Usted puede ser libre, Editorial Bautista Independiente, pp. 120–121.)
Notemos ahora los diferentes aspectos de este fruto producido por el Espíritu:
1. Amor (interés divino por otros).
2. Gozo (paz y suficiencia internas).
3. Paz (confianza y quietud del alma).
4. Paciencia (persistencia que no abandona).
5. Benignidad (amabilidad).
6. Bondad (el amor en acción).
7. Fe (fidelidad, que se puede confiar en uno).
8. Mansedumbre (fortaleza bajo control).
9. Templanza (dominio propio).
E. La libertad cristiana y el deber del creyente. El creyente ha de:
1. Amar a su prójimo como así mismo (Gál 5:14-15).
2. Ser dirigido por el Espíritu (Gál 5:18; Gál 5:25).
3. Considerarse a sí mismo crucificado con Cristo (Gál 5:24). Los legalistas, por supuesto, no harían esto. Ellos enfatizaban la circuncisión no la crucifixión.
4. Evitar la vanagloria y la envidia (Gál 5:26).
5. Restaurar con mansedumbre y oración al caído (Gál 6:1).
6. Sobrellevar las caigas de los demás (Gál 6:2).
7. Los legalistas harían lo opuesto: añadir más carga a los demás (Hch 15:10; Mat 23:4).
8. Evitar autoengañarse (Gál 6:13).
9. Llevar su propia carga (Gál 6:5).
10. Probarse a sí mismo (Gál 6:4).
11. Compartir (económicamente) con sus líderes espirituales (Gál 6:6).
12. Cultivar hábitos de vida apropiados (Gál 6:8).
13. No cansarse de hacer el bien (Gál 6:9).
14. Hacer el bien a todos (Gál 6:10).
F. La libertad cristiana y las marcas de Pablo (Gál 6:11-18).
«De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús» (Gál 6:17). J. Sidlow Baxter escribe: «La epístola a los gálatas fue escrita a grupos de creyentes esparcidos en un área rural, en la que la mayoría eran obreros del campo de una clase u otra. A fin de comunicarse con la mentalidad y circunstancias de los gálatas, Pablo usa un lenguaje y unas metáforas que son especialmente apropiadas para ellos. Había cuatro cosas con las que ellos estaban especialmente familiarizados: llevar fruto, llevar las cargas, llevar las semillas, llevar las marcas (porque a causa de que muchos de los obreros del campo eran esclavos, llevaban la marca de sus propietarios). Veamos cómo lo usa Pablo al explicar la verdadera libertad en el Espíritu:
1. Llevar fruto: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, …” (Gál 5:22-23).
2. Llevar cargas: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gál 6:2).
3. Llevar la simiente: “… pues todo lo que el hombre sembrare…” (Gál 6:7). “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos…” (Gál 6:9).
4. Llevar marcas: “… traigo en mi cuerpo las marcas [o sello] del Señor Jesús” (Gál 6:17). Había cinco clases de personas que llevaban marcas: los esclavos (como señal de propiedad), los soldados (como señal de lealtad), los devotos (como señal de consagración), los criminales (como señal de reconocimiento), y los despreciados (como señal de vituperio). Las marcas del Señor Jesús en el cuerpo de Pablo incluían todas estas en una.» (Explore the Book, tomo 6, pp. 153, 154, 158. Véase 2Co 11:23-28 para un testimonio de algunas de estas marcas.)
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
Introducción (Gál 1:1-10)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Pablo escribe a las comunidades cristianas de Galacia (Gál 1:1-5)
Análisis de discurso
La Carta a los Gálatas es, en su origen, un escrito convencional que envía Pablo a un grupo de comunidades cristianas con la intención de poner en claro varios temas controversiales. Las expresiones iniciales de este escrito responden a las convenciones literarias de su tiempo, que Pablo conoce muy bien. Por lo general, Pablo inicia sus cartas indicando su nombre, su trabajo o ministerio, la gente que lo acompaña en el momento de escribir, el grupo o persona a quien dirige la carta y algunas palabras de saludo y bendición.
Ahora bien, a pesar de que Pablo incluye estos elementos comunes en todas sus cartas conocidas, no deja de introducir también modificaciones significativas en cada carta en particular. En el caso de Gálatas, llama mucho la atención que agregue y deje bien sentado que su llamamiento como apóstol le vino directamente de Jesucristo y de Dios, lo cual, al parecer, había sido puesto en entredicho por los misioneros que se oponían a él, activos en Galacia. También llama la atención lo parco del saludo inicial y la falta de cualquier referencia amable para sus destinatarios. Esto se entiende luego, en el transcurso de la lectura de la carta, donde se va descubriendo el exaltado estado emocional de Pablo al momento de dictarla. Las comunidades de Galacia viven circunstancias críticas después de recibir una enseñanza diferente de parte de los misioneros rivales de Pablo, quienes ponen en duda la validez de su apostolado y de sus enseñanzas. Por su parte, Pablo califica las enseñanzas de tales misioneros como “evangelio diferente”.
Desde las primeras líneas de la Carta, Pablo deja entrever cuáles serán los asuntos que le preocupan: la defensa de su misión apostólica, la exposición de su mensaje de salvación y el fundamento de la libertad cristiana. Según parece, los misioneros rivales estaban poniendo en entredicho estos aspectos centrales de la enseñanza paulina. Toda la carta será, entonces, un intento de Pablo de afianzar su postura y de convencer a los gálatas de volver a creer exclusivamente en el mensaje que él les ha dado desde el primer encuentro.
TÍTULO: Proponemos para esta sección “Pablo escribe a las comunidades cristianas de Galacia”, pues contiene los elementos principales del texto: el remitente y los receptores. Además, este título deja claro que Pablo tiene en mente varias comunidades al escribir y especifica la ubicación regional de las mismas. Es importante mencionar que se trata de comunidades cristianas, pues la discusión que Pablo va a desarrollar tiene mucho que ver con las relaciones entre creyentes en Cristo como salvador y otros grupos que no aceptan a Cristo como tal. Los títulos de la mayoría de las versiones son muy parcos y no comunican mucho: «Saludo» (DHH96, TLA, BJ, BA), «Salutación» (RV95), “Encabezamiento” (Cothenet).
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Pablo, apóstol: La palabra apóstol tiene un significado especial en esta carta, pues uno de los temas de controversia era la calidad del ministerio apostólico de Pablo. El título de apóstol se aplicaba a una persona enviada a llevar un mensaje especial, generalmente en representación de otra persona más importante. En el Nuevo Testamento se aplica tanto en un sentido restringido, para referirse a los “doce apóstoles” llamados por Jesús, como en un sentido más amplio, que incluye a otros creyentes enviados a anunciar el mensaje de Jesús.
Según parece, los misioneros opositores no reconocían la calidad apostólica de Pablo, argumentando que éste no había andado con Jesús y que tal vez ni siquiera le había visto. En tal caso, su mensaje no podía tener la misma autoridad apostólica que el de los apóstoles que sí anduvieron con Jesús.
Casi todas las versiones inician, sencillamente, con Pablo, apóstol. Se puede acercar la traducción a una forma más familiar a los usos contemporáneos, como, por ejemplo: «De Pablo» (BP), «yo, Pablo» (TLA), o “de parte de Pablo”.
El título de apóstol pertenece al vocabulario familiar de las iglesias, pero el traductor puede remitirse a su significado original y traducirlo como “embajador”, “emisario”, “enviado especial” u otro similar, de acuerdo con el contexto de referencia de la traducción.
Pablo agrega una afirmación que parece algo brusca: No de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos. Con esta nota Pablo adelanta la defensa de su calidad de apóstol, que es un tema importante de la carta, especialmente al principio. La traducción de RV60 es la más cercana al sentido literal del texto griego, aunque es mejor no poner la frase entre paréntesis, pues de esa manera se sugiere que se trata de información aclaratoria, cuando en realidad se trata de una afirmación central para entender el sentido de toda la carta.
Pablo declara que el fundamento de su misión está en un llamamiento directo de parte de Jesucristo y de Dios, y que por esa razón él no depende de ninguna instancia humana: «No enviado ni nombrado por los hombres» (DHH96), «no me envió nadie de este mundo» (TLA), «no por investidura ni mediación humanas» (NVI), «no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno» (BJ); esta última versión, al igual que RV60, mantiene el cambio del plural al singular en su expresión. La mayoría de los especialistas opinan que dicho cambio es sólo cuestión de estilo y que no tiene un significado teológico especial. Lo importante en la traducción es que quede bien claro que el llamamiento de Pablo no tiene relación con ninguna persona o institución humanas.
La pasión con que Pablo ejerce su apostolado tiene origen en su convicción de que ha sido llamado directamente por Dios. El adversativo sino comunica con fuerza un contraste: «Sino por Jesucristo mismo y por Dios Padre que resucitó a Jesús» (DHH96). El texto griego introduce a Jesucristo y a Dios el Padre por el uso de una sola preposición, “por medio de”, aunque RV60 y DHH96 la repiten por ser una exigencia de la sintaxis española. Esto puede significar que para Pablo el llamamiento fue hecho por parte de Jesucristo y de parte de Dios, o que para el apóstol ambos están tan unidos que realizan un único llamamiento. Se puede acentuar la idea de la acción divina mediante expresiones como “por medio de la intervención de [ ]”, o “mediante una acción realizada por [ ]”.
El texto griego consigna aquí el nombre y el título por separado: “Jesús Cristo”. Algunas versiones se acercan a la literalidad en su traducción: «Cristo Jesús» (BL), «Jesús el Mesías» (NBE). Es mejor traducir “Jesucristo”, como hace la mayoría, pues en el cristianismo más antiguo pronto se convirtió en un nombre propio, sobre todo en las comunidades cristianas fundadas por Pablo o por sus discípulos.
“Cristo” es la traducción griega de la palabra hebrea “Mesías”, que significa “ungido”. Lo mejor es dejarla en su forma original griega, pues podría generar confusión en los lectores, habituados a la designación “Cristo”. Además, en Pablo este título alude al señorío de Jesús, instaurado después de su resurrección, y no a su mesianismo, que es más acentuado en los Evangelios sinópticos.
La acción que Dios realizó en Jesús está en el núcleo de la confesión cristiana más antigua: Lo resucitó de los muertos (cf. 1Co 15:4, 1Co 15:12-20; 2Co 4:14; Rom 4:24; Rom 8:11). En algunas culturas, la idea de resurrección es extraña, por lo cual se puede traducir «que lo levantó de entre los muertos» (NVI), o “quien hizo que Jesús viviera de nuevo”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
INTRODUCCIÓN
1. Pablo y los cristianos de Galacia
Galacia era una extensa región situada en el centro de Asia Menor. Sus habitantes, de origen céltico, descendían de las tribus de la antigua Galia. En el año 25 a. C., el emperador Augusto la constituyó provincia romana con Ancira, Pesinonte y Tavio como ciudades más importantes. A la Galacia propiamente dicha — la Galacia del Norte — se incorporaron algún tiempo después otros territorios y ciudades — Iconio, Derbe, Listra — dando lugar a la Galacia del Sur.
Pablo evangelizó estos territorios y ciudades del sur en el curso de su primer viaje misionero (ver Hch 13:13 — Hch 14:24). Los del norte debieron ser evangelizados durante el segundo viaje misional del Apóstol, probablemente hacia el año 49 d. C.; así lo deja sobreentender, aunque muy escuetamente, Hch 16:6. Según el propio Pablo (ver Gál 4:13) debió ser una grave e inesperada enfermedad la que lo obligó a detenerse un tiempo entre los gálatas y le proporcionó la ocasión de evangelizarlos. Fue una experiencia inolvidable que Pablo recordará con añoranza cuando las relaciones con los gálatas entren en una profunda crisis (Gál 4:13-14).
2. La crisis gálata
Todo fue bien durante algún tiempo. Pero en un determinado momento ciertos cristianos procedentes del judaísmo — los llamados “judaizantes” por cuanto exigían a los creyentes en Cristo la observancia de las prescripciones de la ley de Moisés, en especial la práctica de la circuncisión — se hicieron presentes en Galacia. Allí trataron de imponer sus criterios. Alardeaban de estar apoyados doctrinalmente por los apóstoles de Jerusalén y consideraban que Pablo no era un verdadero apóstol, pues no pertenecía al grupo de los Doce y, además, su versión del evangelio no destacaba suficientemente los aspectos morales de la conducta cristiana. Estos cristianos judaizantes tuvieron éxito. Consiguieron ganar a los gálatas para sus puntos de vista, haciéndoles desconfiar de Pablo y separándolos de la órbita del Apóstol.
A Pablo no le preocupa que lo ataquen o lo desprestigien personalmente. Pero sí le preocupa, y mucho, el daño que pueda hacerse a las jóvenes iglesias cristianas si se tergiversa el auténtico mensaje evangélico y, por consiguiente, si el movimiento iniciado por Jesús de Nazaret se convierte en un movimiento formalista y ritual, en una especie de secta judía en la que las prácticas exteriores constituyan el más importante, si no el único, camino de salvación. El peligro es, pues, serio. Pablo hubiera querido acudir personalmente a resolver la situación (Gál 4:20), pero algo se lo impidió y una vez más tuvo que emplear el recurso de la carta.
3. La carta y sus peculiaridades
Gálatas (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura Ga) es una carta singular. Lo es por estar dirigida no a una sino a varias comunidades cristianas, por contener abundantes y muy interesantes datos autobiográficos, por su carácter tremendamente polémico y por lo transcendental de su mensaje.
Nadie, ni en la antigüedad ni en tiempos más recientes, ha puesto en duda la autenticidad paulina de Ga. Sus preciosos datos autobiográficos, su estilo y sus ideas no admiten más autor que Pablo. Toda ella es una inmensa rúbrica paulina. Incluso cabe pensar que la escribió el propio Pablo de puño y letra, si no toda ella, al menos los párrafos finales (ver Gál 6:11). Por lo que se refiere a los recursos estilísticos utilizados, son de lo más variado: reconstrucciones históricas (Gál 1:11 — Gál 2:14), evocaciones personales (Gál 4:13-16), citas del AT (Gál 3:6-13), procedimientos exegéticos de corte rabínico (Gál 3:15-22; Gál 4:21-31), observaciones irónicas que rozan con lo sarcástico (Gál 5:12). Maldice, (Gál 1:9), apostrofa (Gál 3:1-15), recrimina sin respetos humanos (Gál 2:14), pero también ruega con dulzura y delicadeza (Gál 4:12; Gál 4:19). Hay que resaltar un detalle sin duda muy significativo: la acción de gracias habitual al comienzo de las cartas paulinas ha sido sustituida en Ga por una severa amonestación (Gál 1:6-10).
¿Cuándo y desde dónde escribió Pablo esta carta a las comunidades cristianas de Galacia? No disponemos de datos para responder con precisión a esta pregunta. Tal vez desde Éfeso, entre los años 53-55 d. C. O incluso algo más tarde, de camino hacia Corinto y no mucho antes de la carta a los Romanos que, según una cronología larga para la vida de Pablo, habría sido escrita hacia el año 57 (ver Introducción a Romanos). En cualquier caso, es este un dato más bien irrelevante para la interpretación del mensaje de la carta. Lo mismo que no tiene mayor importancia determinar si la carta tiene como destinatarios a las iglesias de la Galacia del Norte — hipótesis más probable — o más bien a las de la Galacia del Sur.
4. Contenido de la carta
Antes de entrar en el núcleo de la cuestión, Pablo quiere asegurar su condición y su autoridad de apóstol. De esta manera quedará bien claro que el mensaje de salvación por él proclamado, y que los gálatas recibieron, es el auténtico evangelio de Jesucristo y, mal que les pese a los judaizantes, no existe otra doctrina evangélica (Gál 1:7-9). A este propósito se orienta la primera sección de la carta, que es de carácter autobiográfico: Pablo ha sido elegido y llamado por Dios para ser apóstol de todos (Gál 1:11-24), pero especialmente de los paganos; así se lo han reconocido los dirigentes de la iglesia madre de Jerusalén, considerados como columnas de la Iglesia (Gál 2:1-14).
Sobre esta base, Pablo puede ya proclamar, y proclama sin ambages, que el acontecimiento decisivo de la salvación del ser humano es únicamente Cristo (Gál 4:4-7). Y no se puede colocar al lado de Cristo, como un elemento competidor, ninguna otra realidad paralela, en concreto la ley de Moisés, como pretendían los predicadores judaizantes. La ley no salva; por el contrario, esclaviza y es ocasión de pecado ya que dice lo que hay que hacer, pero no proporciona las fuerzas necesarias para hacerlo (Gál 2:15-21). Sólo Jesucristo, aceptado por la fe, es fuente de salvación. Pablo ilumina esta verdad acudiendo a la Escritura y proponiendo como puntos de referencia el ejemplo de Abrahán y la alegoría de Sara y Agar. El patriarca Abrahán se hace agradable a Dios no por sus méritos, sino por haberse fiado plenamente de Dios y de sus promesas (Gál 3:15-18). Agar y Sara, por su parte, tipifican, respectivamente, al judaísmo como religión de la esclavitud y al cristianismo como religión de la libertad (Gál 4:21-31).
En el tramo final de la carta (Gál 5:2 — Gál 6:10) Pablo saca las consecuencias de lo dicho. Aceptar a Cristo y su mensaje mediante la fe nos hace “personas libres” y “nuevas criaturas”. Pero al mismo tiempo comporta una serie de exigencias para la vida cristiana que el Apóstol formula en dos frases lapidarias: ¡No utilicen esa libertad como tapadera de apetencias puramente humanas! Al contrario, háganse esclavos los unos de los otros por amor (Gál 5:13); y aquella otra: Lo que cuenta es la fe, que actúa por medio del amor (Gál 5:6).
Concluye Pablo la carta de forma apasionada, escueta y exigente. Sin saludos personales, pero con un hermanos, único en las cartas paulinas, que es como un grito de angustia y, a la vez, de confianza en que los gálatas recapacitarán y volverán al único y auténtico mensaje de Cristo (Gál 6:11-18).
5. Protagonismo histórico-teológico de Gálatas
En el curso de la historia del cristianismo Ga ha sido, un poco como Jesucristo, “piedra de escándalo y signo de contradicción”. Ha sido llamada con toda justicia “la carta magna de la libertad cristiana” y, al margen de interpretaciones más o menos radicales, este singular escrito paulino se ha enfrentado y se seguirá enfrentando permanentemente a todo lo que signifique hipocresía o formulismo en el seno de la Iglesia cristiana. Siempre que la vida cristiana, tanto individual como comunitaria, se sienta amenazada por actitudes legalistas capaces de esterilizarla totalmente, será bueno volver, por parte de todos, a la lectura y meditación serias, sin condicionamientos ni prejuicios históricos, de ese singular escrito que es Ga.
6. Estructura de la carta
— Introducción (Gál 1:1-10)
I. — AUTORIDAD APOSTÓLICA DE PABLO (Gál 1:11 — Gál 2:21)
II. — SALVADOS POR LA GRACIA Y LA FE (Gál 3:1-29 — Gál 4:1-31)
III. — LA VERDADERA LIBERTAD CRISTIANA (Gál 5:1 — Gál 6:10)
— Conclusión (Gál 6:11-18)
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Hch 20:24; Rom 1:1; 1Co 1:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Prólogo
Una lectura superficial de estos versículos iniciales podría sugerir que aquí tenemos solamente un ejemplo más del saludo tradicional de Pablo, aunque quizá con algunas leves variaciones y agregados. El formato básico es bastante conocido: comienza nombrando al autor en el v. 1 (Pablo, apóstol); luego, en el v. 2, nombra a los destinatarios (a las iglesias de Galacia); finalmente, en el v. 3, se encuentra el saludo característico de Pablo (Gracia … y paz … )
Sin embargo, al mirarlos con mayor detenimiento, se ve claramente que este prólogo es bastante raro y que ofrece una clave importante del carácter distintivo de Gál. Por una parte, los destinatarios se describen muy sucintamente; en las otras cartas Pablo usa la palabra “santos”, o expresiones similares, para dirigirse a sus lectores. El significado de esta sutil omisión se aclarará en el v. 6.
Debemos notar, además, cuán extenso es este prólogo, en comparación con los de otras cartas. (Sólo en Rom., donde Pablo tenía que explicar su mensaje a una iglesia que no lo conocía, encontramos una introducción más prolongada.) El v. 4, cargado de significación teológica, es especialmente importante. Aquí Pablo subraya el sacrificio que Cristo hace de sí mismo, un tema que anticipa varios pasajes muy poderosos (p. ej. 2:20, 21). También toca el tema de la liberación, el cual refleja su gran preocupación por el contraste entre esclavitud y libertad. Esta liberación tiene un marcado tinte “escatológico” (relativo a los últimos tiempos). Al concentrarse en la presente época malvada, Pablo recuerda a sus lectores que la redención de Cristo introduce una nueva época como el cumplimiento de las promesas de Dios. Finalmente, el Apóstol afirma que la voluntad de Dios está tras estos acontecimientos. Los gálatas deben reconocer que este mensaje no es un invento de Pablo: rechazarlo es rechazar el plan divino. De cualquier manera, la grandeza de la obra de Cristo lleva a una doxología (expresión de alabanza) en el v. 5, algo que falta en los prólogos de todas las otras cartas.
Sin embargo, la característica distintiva más importante del prólogo se encuentra en el v. 1, donde Pablo interrumpe la fluidez de su saludo para incluir una negación enfática: su apostolado no tiene origen humano, sino divino. Es claro que algunas personas estaban cuestionando la autoridad de Pablo para hablar como apóstol de Cristo. La naturaleza exacta de tal cuestionamiento es motivo de cierto debate entre los eruditos, pero es posible que estuviera siendo acusado de predicar un mensaje extraño que contradecía la enseñanza de la iglesia en Jerusalén. Pablo tratará este tema más directamente a partir del v. 11.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
1.1 Pablo y Bernabé acababan de terminar su primer viaje misionero (Hechos 13.2-14.28) durante el cual visitaron Iconio, Listra y Derbe, ciudades en la provincia romana de Galacia (actualmente Turquía). Al poco tiempo de su retorno a Antioquía, Pablo fue acusado por algunos cristianos judíos de diluir el cristianismo, haciéndolo más favorable para los gentiles. Estos cristianos judíos no estaban de acuerdo con las declaraciones de Pablo de que los gentiles no tenían que cumplir con muchas de las leyes religiosas, que los judíos habían obedecido por siglos. Algunos de los acusadores de Pablo inclusive lo habían seguido a algunas de las ciudades de Galacia y dijeron a los gentiles convertidos que debían circuncidarse y cumplir con las leyes judías y sus costumbres para ser salvos. De acuerdo a estos hombres, los gentiles debían ser judíos a fin de llegar a ser cristianos.En respuesta a este ataque, Pablo escribió esta carta a las iglesias en Galacia; en ella, él explica que al cumplir con las leyes del Antiguo Testamento o las leyes judías no obtendrían salvación. Una persona es salva por gracia mediante la fe. Pablo escribió esta carta en 49 d.C., poco tiempo antes del concilio de Jerusalén, el que también trató sobre la ley versus la gracia (Hechos 15).1.1 Pablo fue llamado a ser apóstol por Jesucristo y Dios el Padre. Presentó sus credenciales desde el comienzo de esta carta porque algunos en Galacia estuvieron cuestionando su autoridad.1.1 Para mayor información acerca de la vida de Pablo véase su perfil en Hechos 9. En esa época Pablo había sido cristiano por casi quince años.1.2 En el tiempo de Pablo, Galacia era la provincia romana situada en la parte central de la actual Turquía. Gran parte de la región descansaba sobre una larga y fértil meseta y un gran número de personas se trasladó a esta región por ser favorable para la agricultura. Una de las metas de Pablo durante su viaje misionero fue visitar las regiones que fueran centros de numerosa población, a fin de alcanzar el mayor número posible de personas.1.3-5 El plan completo de Dios fue salvarnos por medio de la muerte de Jesús. Hemos sido rescatados del poder de este mundo malvado: un mundo gobernado por Satanás, lleno de crueldad, tragedia, tentación, y decepción. El haber sido rescatados de este mundo perverso no significa que hemos sido sacados fuera, sino que ya no estamos esclavizados a él. ¿Refleja su vida la gratitud por haber sido salvado? ¿Ha transferido usted la lealtad a este mundo por la lealtad a Cristo?1.6 Algunos estaban predicando «un evangelio diferente». Esta gente predicaba que para que los gentiles fueran salvos debían cumplir con las leyes y costumbres judías, especialmente el rito de la circuncisión. La fe en Cristo no era suficiente. Este mensaje dañó la verdad de las buenas nuevas de que la salvación es un regalo, no una recompensa por ciertas obras. Cristo Jesús permitió que estuviera disponible para todas las personas, no sólo para los judíos. Tenga cuidado de las personas que dicen que se requiere más que la fe en Cristo para obtener la salvación. Cuando la gente establece requisitos adicionales para la salvación, niegan el poder de la muerte de Cristo en la cruz (véase 3.1-5).1.7 Sólo hay un camino dado por Dios para el perdón de nuestros pecados: creer en Jesucristo como Señor y Salvador. Ninguna otra persona, método o ritual puede dar vida eterna a una persona. Algunos piensan que todas las religiones son igualmente válidas para ir a Dios. En una sociedad libre la gente tiene derecho a tener sus propias opiniones religiosas, pero eso no garantiza de que sus ideas sean correctas. Dios no acepta una religión hecha por el hombre como un sustituto de la fe en Jesucristo. El ha provisto un solo camino: Jesucristo (Joh 14:6).1.7 Aquellos que confundían a los creyentes de Galacia eran cristianos judíos radicales, que creían que las prácticas del Antiguo Testamento, tales como la circuncisión y las restricciones en la comida, eran requeridas para todos los creyentes en Cristo. Debido a que estos maestros querían cambiar a los cristianos gentiles en judíos, fueron llamados judaizantes. Algún tiempo después de que la carta a los Gálatas fue enviada, Pablo se encontró con los apóstoles en Jerusalén para discutir este asunto (véase Hechos 15).1.7 Los cristianos de Galacia era principalmente griegos, no familiarizados con leyes y costumbres judías. Los judaizantes formaban parte de una facción extremista de cristianos judíos. Ambos grupos creían en Cristo, pero sus estilos de vida eran considerablemente diferentes. No sabemos por qué los judaizantes viajaron grandes distancias para enseñar sus errores a los gentiles recién convertidos. Ellos pudieron haber sido motivados por (1) un deseo sincero de integrar el judaísmo con la nueva fe cristiana, (2) un sincero amor por su herencia judía o (3) un deseo, nacido de los celos, de destruir la autoridad de Pablo. Hayan sido sinceros o no, estos judaizantes, sus enseñanzas amenazaban estas iglesias nuevas y tenían que ser neutralizadas. Cuando Pablo dijo que estos maestros querían pervertir el evangelio, él no estaba rechazando todo lo que fuera judío. El mismo era un judío que adoró en el templo y asistió a las festividades religiosas. Pero él estaba consciente de que nada se puede conseguir fuera de la verdad sencilla de este mensaje: esta salvación, tanto para judíos como para gentiles, es sólo por la fe en Jesucristo.1.7 La verdad distorsionada es a veces más difícil de percibir que la mentira abierta. Los judaizantes estaban deformando la verdad acerca de Cristo. Declaraban seguirle, pero negaban que la obra de Jesús en la cruz fuera suficiente para la salvación. Siempre existirán personas que deformen las buenas nuevas. Sea porque no comprendan lo que la Biblia enseña o porque no están conformes con la verdad tal como se presenta. ¿Cómo podemos descubrir que la verdad está siendo tergiversada? Antes de aceptar las enseñanzas de cualquier grupo, descubra lo que este enseña acerca de Cristo. Si sus enseñanzas no están acordes con la verdad de la Palabra de Dios, ellos están pervirtiendo el evangelio.1.8, 9 Pablo denunció enfáticamente la perversión del evangelio de Cristo por parte de los judaizantes. El dijo que si aun un ángel del cielo viene y predica otro mensaje, debe ser «anatema». Si un ángel vino a predicar otro mensaje, no debió haber sido del cielo, sin importar su apariencia. En 2Co 11:14-15, Pablo advierte que Satanás y sus ángeles pueden tomar la forma de ángeles de luz. El invoca una maldición sobre el ángel que difunda un evangelio falso: una reacción adecuada con un emisario del infierno. Pablo extiende esa maldición a sí mismo en caso de que él haga lo mismo. Su mensaje no debe ser cambiado nunca, porque la verdad del evangelio nunca cambia. Pablo usó palabras duras porque está ocupándose de un asunto de vida o muerte.1.10 ¿Dedica usted su vida en tratar de agradar a otros? Pablo tuvo que hablar con dureza a los cristianos en Galacia porque estaban en serio peligro. No se disculpa por sus palabras directas, sabía que no estaría sirviendo fielmente a Cristo si permitía que los cristianos de Galacia siguieran en la senda equivocada. ¿A quién trata usted de agradar, a las personas o a Dios? Pida el valor necesario para dar el primer lugar a la aprobación de Dios.1.11ss ¿Por qué los gálatas debían escuchar a Pablo en lugar de los judaizantes? Pablo contesta esta pregunta implícita al mostrar sus credenciales: su mensaje era directamente de Cristo (1.12), había sido un judío ejemplar (1.13, 14), había tenido una conversión especial (1.15, 16; véase también Act 9:1-9), había sido confirmado en su ministerio por los otros apóstoles (Act 1:18-19; Act 2:1-9) Pablo presentó sus credenciales también a las iglesias en Corinto y Filipos (2 Corintios 11, 12; Phi 3:4-9).1.12 No conocemos detalles de esta revelación. Pablo se refiere a una experiencia diferente a la que tuvo en el camino a Damasco. El tema central era que sus palabras eran más que propias especulaciones o ideas.1.13, 14 Pablo llegó a ser uno de los más grandes religiosos judíos de su tiempo, cumplidor escrupuloso de la ley y celoso perseguidor de los cristianos (véase Act 9:1-2). Antes de su conversión fue aun mucho más celoso guardador de la ley que los mismos judaizantes. El había superado a sus contemporáneos en conocimientos y prácticas religiosas. Había sido sincero en su celo, pero estaba equivocado. Cuando se encontró con Jesús, su vida cambió. Ahora canaliza todas sus energías en la edificación de las iglesias cristianas.1.14 La palabra judaísmo no se refiere sólo a la nacionalidad sino también a la religión. Para ser judío completo, una persona debe ser descendiente de Abraham. Además, un judío fiel se adhiere a las leyes judías. Los gentiles (1.16) son aquellos que no son judíos, ya sea por su nacionalidad o religión. En los días de Pablo, los judíos pensaban que todos los gentiles eran paganos. Los judíos evitaban a los gentiles porque creían que un contacto con ellos acarrearía corrupción espiritual. Aunque los gentiles por nacionalidad pudieran llegar a ser judíos por la religión, aceptando la circuncisión y las leyes y costumbres judías, nunca serían aceptadas del todo. Muchos judíos tenían dificultad en aceptar que el mensaje de Dios era para judíos y gentiles por igual. Algunos judíos pensaban que los gentiles tenían que ser judíos antes de que llegaran a ser cristianos. Pero Dios planeó salvar a ambos: judíos y gentiles. El había revelado su plan a través de los profetas del Antiguo Testamento (véanse por ejemplo, Gen 12:3; Isa 42:6; Isa 66:19), y que tuvo su cumplimiento por medio de Jesucristo, y que estaba siendo proclamado a los gentiles por intermedio de Pablo.1.15, 16 Por el hecho de que Dios guiaba su ministerio, Pablo no hacía nada que Dios no hubiera planeado de antemano, habiéndole dado poder para hacerlo. De forma similar, Dios le dijo a Jeremías de que El lo había llamado aún antes de que naciera, para cumplir con una tarea especial para El (Jer 1:5). Dios lo conoce a usted íntimamente también, y decidió escogerlo para que sea de El antes de que naciera (véase Salmo 139). El quiere que se mantenga cerca de El y que cumpla con la tarea que le ha encomendado.1.15-24 Pablo se refiere a su conversión para mostrar que su mensaje vino directamente de Dios. Dios lo comisionó para predicar las buenas nuevas a los gentiles. Después de su llamado, Pablo no consultó con nadie, sino que pasó tres años en Arabia. Luego habló con Pedro y Santiago, desde entonces no tuvo contacto con cristianos judíos por varios años. En ese lapso, predicó a los gentiles el mensaje que Dios le había encomendado. Sus buenas nuevas no venían de un hombre, vinieron de Dios.1.18 Esta fue la primer visita de Pablo a Jerusalén ya como cristiano, como se registra en Act 9:26-30.1.21 A causa de la oposición en Jerusalén (véase Act 9:29-30), Pablo había ido a Siria y Cilicia. En estos lugares remotos no tuvo oportunidad de recibir instrucción de parte de los apóstoles.1.24 El cambio de vida en Pablo motivó alabanzas de personas que lo vieron u oyeron. Su nueva vida sorprendió a muchos, los que glorificaron a Dios porque sólo El pudo haber transformado a este celoso perseguidor de cristianos en un cristiano. Quizá no hayamos experimentado una transformación tan dramática como la de Pablo, pero nuestras nuevas vidas deben glorificar a Dios cada día. Cuando la gente lo mira a usted, ¿reconoce el cambio que Dios ha obrado en su vida? Si no, quizás no esté viviendo como debiera.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 0 Hch 13:9
b 1 Rom 1:5; Tit 1:1
c 2 Hch 9:15; Hch 26:16; Gál 1:12
d 3 Hch 22:14
e 4 Hch 2:24
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
apóstol. Véase coment. en Ro 1:1.
no de parte…ni mediante hombre. Pablo defiende su apostolado y hace ver a los gálatas el origen del mismo.
Fuente: La Biblia de las Américas
1 (1) Los libros de Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses forman un grupo de epístolas que constituyen el corazón de la revelación divina del Nuevo Testamento. El tema fundamental de estos cuatro libros es Cristo y la iglesia. Gálatas revela que Cristo es contrario a la religión y su ley; Efesios revela a la iglesia como el Cuerpo de Cristo; el tema de Filipenses es experimentar a Cristo, es decir, vivir a Cristo; y Colosenses revela al Cristo todo-inclusivo y extenso como la Cabeza del Cuerpo.
1 (2) Este libro fue escrito para que sus destinatarios supieran que el evangelio predicado por el apóstol Pablo no vino por enseñanza de hombre (vs.11-12) sino por revelación de Dios. Por esta razón, al comienzo Pablo recalcó que había llegado a ser apóstol no de parte de hombres ni por hombre, sino por Cristo y por Dios.
1 (3) La ley fue dirigida al hombre de la vieja creación, mientras que el evangelio hace del hombre la nueva creación en resurrección. Dios hizo de Pablo un apóstol, no por la ley según el hombre natural de la vieja creación, sino mediante la resurrección de Cristo conforme al hombre regenerado de la nueva creación. Por tanto, aquí Pablo no dice: «Dios el Padre, que dio la ley por medio de Moisés», sino «Dios el Padre, que lo resucitó [a Cristo] de los muertos». La economía neotestamentaria de Dios no tiene nada que ver con el hombre de la vieja creación, sino que se relaciona con el hombre de la nueva creación, por medio de la resurrección de Cristo.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
INTRODUCCIÓN A LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS GÁLATAS
AUTOR: PabloFECHA: 49 ó 55
Galacia En el tiempo en que se escribió esta carta, el término «Galacia» se usaba tanto en sentido geográfico como político. En el primer sentido, se refería a la parte centro-norte del Asia Menor, al norte de las ciudades de Antioquia de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe; en el segundo, a la provincia romana (organizada el año 15 a.C.), que incluía los distritos del sur y las ciudades anteriormente mencionadas. Si la carta fue escrita a los cristianos del norte de Galacia, las iglesias fueron fundadas en el segundo viaje misionero, y la epístola fue escrita en el tercer viaje misionero, o en una fecha temprana desde Éfeso (hacia el 53) o más tarde (hacia el 55) desde Macedonia. En favor de esto último está el hecho de que Lucas parece usar «Galacia» solamente para describir Galacia del Norte (Hch 16:6; Hch 18:23).
Si la carta fue escrita a los cristianos de Galacia del Sur, las iglesias fueron fundadas en el primer viaje misionero, la carta fue escrita después del final del viaje (probablemente desde Antioquia, hacia el 49, con lo que ésta sería la más antigua de las epístolas paulinas), y el concilio de Jerusalén (Hch 15:1-41) se habría reunido poco después. En favor de esta fecha está el hecho de que Pablo no menciona la decisión del concilio de Jerusalén, que tan directamente presionaba en el sentido del argumento de Pablo en Gálatas concerniente a los judaizantes, lo cual indica que el concilio no había tenido lugar todavía.
El problema ¿Cómo pueden los hombres (pecadores por naturaleza) llegarse a Dios (santo por naturaleza)? La respuesta de Pablo es: No hay más que un camino: aceptar la salvación que la gracia de Dios pone a nuestra disposición mediante la muerte y la resurrección de Cristo. Hay que olvidarse de la salvación por méritos mediante la obediencia a la ley de Moisés. El hombre es demasiado débil por naturaleza para alcanzar por sí mismo la salvación y la santificación. Ciertos cristianos judíos (los judaizantes) estaban enseñando que tales obras son necesarias, que el evangelio de Pablo no era correcto, y que él no era un apóstol genuino. Pablo responde proclamando la doctrina de la justificación por la fe sola, sin añadiduras, y la santificación a cargo del Espíritu Santo, no de la ley mosaica. Esta respuesta fue dada con la plena autoridad apostólica recibida de Cristo. Todas las teologías que enseñen la salvación por fe más el esfuerzo humano están contundentemente refutadas en esta gran epístola.
Contenido El tema, justificación por la fe, es defendido, explicado y aplicado. Otros asuntos importantes incluyen los tres años de Pablo en Arabia (Gál 1:17), la represión que hizo a Pedro (Gál 2:11), la ley como ayo (Gál 3:24), y el fruto del Espíritu (Gál 5:22-23).
BOSQUEJO DE GÁLATAS
I) INTRODUCCIÓN: La legitimidad del evangelio de Pablo es afirmada, Gál 1:1-10
II) La justificación por la fe es defendida: La autoridad de Pablo, Gál 1:11 – Gál 2:21
A) Su autoridad fue adquirida mediante revelación, Gál 1:11-24
B) Su autoridad fue aprobada por la iglesia en Jerusalén, Gál 2:1-10
C) Su autoridad fue reconocida al reprender a Pedro, Gál 2:11-21
III) La justificación por la fe es explicada: El evangelio de Pablo, Gál 3:1 – Gál 4:31
A) El argumento a base de la experiencia, Gál 3:1-5
B) El argumento a base de Abraham, Gál 3:6-9
C) El argumento a base de la ley, Gál 3:10 – Gál 4:11
D) El argumento a base del testimonio personal, Gál 4:12-20
E) El argumento a base de una alegoría, Gál 4:21-31
IV) La justificación por la fe es aplicada: La ética de Pablo, Gál 5:1 – Gál 6:10
A) Con relación a la libertad cristiana Gál 5:1-12
B) Con relación al libertinaje y al amor, Gál 5:13-15
C) Con relación a la carne y al Espíritu, Gál 5:16-26
D) Con relación a un hermano que peca, Gál 6:1-5
E) Con relación al dar, Gál 6:6-10
V) Conclusión: La sustancia de la instrucción de Pablo, Gál 6:11-18
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
El apostolado de Pablo no era de hombres. I.e., no tuvo su origen en ningún hombre, sino en Dios.
ni por hombre. I.e., no fue encomendado mediante ningún hombre, sino que vino directamente de Jesucristo.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
11 (I) Introducción (1,1-11).
(A) Praescriptio: Fórmula inicial (1,1-5).
Pablo amplía la praescriptio incorporando a ella motivos de la carta misma: la defensa de su apostolado (independencia y origen divino de éste); el plan de Dios para la justificación de la humanidad por medio de Cristo. 1. Pablo, apóstol: Pablo arguye contra la idea de que, puesto que no fue uno de los Doce, no tiene verdadera autoridad. Aquí adopta deliberadamente el título «apóstol» para hacer hincapié en su igualdad respecto a ellos, pues su misión dotada de autoridad procede del Señor resucitado. La palabra apostolos, rara vez encontrada en el griego extrabíblico o en los LXX, adquirió un específico matiz cristiano bajo la influencia de la institución judía contemporánea del seliah, «enviado»: un representante enviado con plenos poderes y encargado de cumplir un mandato determinado (legal, profético o misionero) (véase K. H. Rengstorf, TDNT 1.437-43; → Pensamiento del NT, 81:149-52). Dios Padre que lo resucitó: La misión de Pablo de predicar el evangelio procede directamente de Dios y no es fruto de la delegación de hombre alguno. Su origen se encuentra en aquel que pone el sello definitivo de aprobación a la misión misma de Cristo (4,4). Nótese que la resurrección de Cristo se atribuye al Padre (→ Teología paulina, 82:59). 3. gracia y paz: La gracia de Pablo invoca una participación en las bendiciones mesiánicas (→ Cartas del NT, 45:8), procedentes tanto del Padre como de Cristo; compárese su anatema (1,8-9). 4. que se entregó: Resuena aquí el acorde dominante de la carta: la salvación por Cristo según el plan o voluntad de Dios (→ Teología paulina, 82:41). El perverso mundo (eón) presente: La teología judía contemporánea contrastaba «este mundo (eón)» con «el mundo (eón) venidero». Pablo se hace eco de dicho contraste y ve el primero dominado por Satanás (véase 2 Cor 4,4). La «entrega» de sí mismo efectuada por Cristo ha llevado a cabo el encuentro de ambos eones (1 Cor 10,11) y ha liberado de «este eón» a los hombres.
12 (B) Exordium: Asombro (1,6-7), anatema (1,8-9), transición (1,10-11). En vez de su acostumbrada acción de gracias (→ Cartas del NT, 45:8B), Pablo expresa su sorpresa y disgusto ante la veleidad gálata. Al denunciar cualquier otra doctrina como un evangelio espurio, afirma que sólo el suyo es el auténtico «evangelio de Cristo». 6. tan pronto: Bien en el sentido de «tan pronto después de vuestra conversión (y mi evangelización)», bien en el de «tan fácilmente». Su asombro resulta suave comparado con la maldición invocada sobre quienes descaminan a los gálatas. a quien os llamó: El Padre, puesto que Pablo hace normalmente a theos el sujeto de «llamar» (Gál 1, 15; 1 Cor 1,9; Rom 4,17; 8,30; 9,24); el plan del Padre se ejecuta mediante la gracia (benevolencia) de Cristo. Una interpretación posible, pero menos probable: «apartándoos de Cristo, que os llamó en su gracia». 7. otro (evangelio): Puesto que el evangelio es una «fuerza de salvación» (Rom 1,16) procedente de Cristo, que no está dividido (1 Cor 1,13), no puede haber más que un evangelio. Y éste es el que Pablo les proclamó ya. algunos: Los judaizantes que provocan la inquietud (→ 7-8 supra). 8. un ángel del cielo: cf. 2 Cor 11,4. En Gál 3,19-20 Pablo hace referencia a la creencia judía de que la ley mosaica fue promulgada por ángeles. Aun cuando uno de ellos apareciera de nuevo con un evangelio modificado, no se le debe escuchar; de hecho, Pablo maldice a tal ser. anatema: Esta palabra denotaba originariamente una «ofrenda votiva depositada en un templo» (cf. Lc 21,5; cf. BAGD 54); pero con el tiempo, esp. debido a la influencia de los LXX (Nm 21,3; Dt 7,26), llegó a significar «objeto de maldición». Así, Pablo la utiliza para pronunciar una maldición solemne sobre los judaizantes (véanse 1 Cor 12,3; 16,22; Rom 9,3). 10. Este versículo y el siguiente son de transición, ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios?: Pablo rechaza una acusación implícita, la de que estaba rebajando el evangelio para ganar conversos (véanse 1 Tes 2,4; 2 Cor 5,11). todavía tratara de agradar a los hombres: Como antes, en el tiempo que precedió a su conversión, cuando perseguía a la Iglesia de Dios (1,13). Ahora el servicio de Cristo le ha librado de tal motivación y vanagloria, esclavo de Cristo: Su conversión lo liberó del «yugo de la esclavitud», que era la ley mosaica (5,1), con su insistencia en los logros humanos. Se convirtió en esclavo de Cristo, pronto a obedecerle (Rom 6,16-20). Puede haber además otro matiz. En Flp 1,1 y Rom 1,1 Pablo se llama a sí mismo «esclavo», posiblemente a semejanza de algunas grandes figuras del AT que sirvieron a Yahvé fielmente (Moisés, 2 Re 18,12 LXX; Josué, Jue 2,8; Abrahán, Sal 104,42). Si hubiera buscado el favor de los hombres no habría sido fiel a esa llamada. 11. quiero que sepáis: La misma afirmación solemne introduce el fragmento kerigmático que Pablo «recibió» y «transmitió» en 1 Cor 15,1. Pero este «evangelio» es de Cristo; como en 1 Tes 2,13, procede «de Dios», el evangelio anunciado por mí: La esencia de lo que a Pablo le gusta denominar «mi/nuestro evangelio» (1 Tes 1,5; 2 Cor 4,3; Rom 2,16) es que la salvación es posible para todos los hombres por igual mediante la fe en Cristo (→Teología paulina, 82:31-36).
13 (II) Narrado: La llamada histórica de Pablo a predicar el evangelio (1,12-2,14). Al parecer, los judaizantes habían acusado a Pablo de haber sacado su mensaje, no de Cristo -dado que no había sido en absoluto testigo del ministerio de Jesús-, sino de otros predicadores, y de haberlo rebajado para los gentiles eliminado la obligación de las prácticas judías. Él replica reafirmando su misión apostólica histórica y explicando su relación con la Iglesia madre de Jerusalén.
14 (A) El evangelio de Pablo no es de origen humano (1,12-24). Por el contrario, procede de Dios mismo. 12. por revelación de Jesucristo: El gen. puede ser objetivo (se revela a Cristo, véase 1,16) o subjetivo (quien revela el evangelio es Cristo, no los hombres). La revelación cerca de Damasco (→Pablo, 79,20-22) iluminó a Pablo acerca de Cristo y su significado para la humanidad -acerca del carácter esencial del evangelio, no necesariamente acerca de su «forma»-. El v. 12 no significa que los hechos acerca de la vida de Jesús le fueran comunicados a Pablo de manera que no tuviera que depender nunca de ninguna tradición primitiva procedente de la Iglesia de Jerusalén (→Teología paulina, 82:16-20).
15 13. mi antigua conducta como judío: La vida anterior de Pablo no brindaba precisamente las circunstancias psicológicas de las que podría haber surgido de forma espontánea su evangelio. En su calidad de fariseo (Flp 3,5-6) había rechazado firmemente lo que se oponía a la ley mosaica y a las tradiciones de los padres (es decir, a las interpretaciones farisaicas de la Torá; véase Mc 7,1-13). perseguía yo a la Iglesia de Dios: Véase 1 Cor 15,9 (cf. Hch 8,3; 9,1-2). Sobre la expresión «Iglesia de Dios», → Teología paulina, 82:134-35. 15. desde el seno de mi madre: Expresión de los LXX. Como Jeremías (Jr 1,5) o incluso el Siervo de Yahvé (Is 49,1), Pablo había sido destinado por el Padre a la llamada incluso antes de que llegara a existir. ¿Se consideraba Pablo otro Siervo de Yahvé? (véase D. M. Stanley, CBQ 16 [1954] 385-425). 16. revelarme a su Hijo: Lit. «en mí»; pero en con dat. puede equivaler al dat. de obj. indir. (BDF 220.1; cf. 1,12; 2,20; 1 Cor 15,10). Pablo insistía en que había «visto» al Señor (1 Cor 9,1; 15,8) y era, por tanto, apóstol. Otra trad., «a través de mí», es posible, pero parece redundante a la vista de la frase siguiente, para que yo anunciara su buena nueva entre los gentiles: Véase 2,7. Pablo conecta su misión apostólica con la revelación de Cristo, pero sus palabras no llevan necesariamente a la conclusión de que ambos acontecimientos fueran históricamente simultáneos (véase B. Rigaux, The Letters of St. Paul [Chicago 1968] 40-67). Para Cristo como contenido del evangelio, véase Rom 1,2-5. sin consultar a hombre alguno: Lit. «carne y sangre», expresión del AT (Eclo 14,18; 17,31) utilizada de nuevo en 1 Cor 15,50. La negación categórica de que su misión tuviera un origen humano se explica con los detalles cronológicos y geográficos que siguen. 17. a Jerusalén: Su conocimiento básico de Cristo no procedía del centro tradicional del cual salió la «palabra del Señor» (Is 2,3; Lc 24,48). apóstoles antes que yo: Pablo era consciente de que era el «menos importante» de los apóstoles, pero eso no significa que fuera tan sólo un apóstol de segunda categoría, a Arabia: Probablemente el reino nabateo de Aretas IV Filopatris (2 Cor 11,32; cf. G. W. Bowersock, JRS 61 [1971] 219-42; Román Arabia [Cambridge, MA, 1983]; J. Starcky, DBSup 7.886-1017), situado en Transjordania, al este y sur de Damasco, y que se extendía en dirección sudoeste hacia Suez. La índole y duración de este retiro no se indican, y la estancia de Pablo allí se pasa por alto en Hch (→ Pablo, 79:7-8).
16 18. luego, al cabo de tres años: A calcular desde el regreso de Pablo a Damasco tras su viaje a Arabia, para obtener de Cefas información: El significado del infin. gr. historésai se discute; lit. significa «preguntar acerca de» (una persona o cosa), «ir a examinar» (una cosa). Muchos intérpretes antiguos gr. y lat. lo entendieron simplemente como «ver» (Vg, vide re), a menudo interpretado como «hacer una visita [amistosa]» a Cefas. Sin embargo, existen pocas pruebas que apoyen tal significado. La interpretación preferible es que Pablo visitó a Cefas con el propósito de preguntarle (LSJ 842), para obtener de él información sobre el ministerio de Jesús (véase G. D. Kilpatrick, «Galatians 1:18, historésai Képhan», New Testament Essays [Fest. T. W. Manson, Manchester 1959] 144-49; cf. J. D. G. Dunn, NTS 28 [1982] 461-78; ZNW 76 [1985] 138-39; O. Hofius, ZNW 75 [1984] 73-85). Durante los 15 días que pasó con Cefas, Pablo probablemente aprendió «tradiciones» de la Iglesia de Jerusalén (1 Cor 11,2.23-25; 15,3-7). Aunque la identificación de Cefas y Pedro ha sido cuestionada (por K. Lake, D. W. Riddle, C. M. Henze; véase Betz, Galatians 97), es comúnmente aceptada (véase O. Cullmann, Peter [Filadelfia 1953] 18 n. 7; TDNT 6.100-112). El término képhas, forma gr. del ar. képa’, «roca», «piedra», «peñasco», que, como actualmente se sabe, se utilizó como nombre de persona (véase BMAP 8,10; cf. J. A. Fitzmyer, TAG 112-24), se le asignó a Simón a modo de título e indicaba el carácter de su portador (como «macabeo», «martillo»). En virtud de este título, Simón es «roca» del templo escatológico (= la Iglesia); él es también una de las «columnas» (2,9) de la Iglesia de Jerusalén. 19. sino sólo a Santiago: O posiblemente «excepto a Santiago». La conj. ei me puede ser adversativa, «pero», «sino» (como en Gál 2,16; Mt 12,4), o expresar una excepción (véase ZBG § 470). En el primer significado, que parece preferible, a Santiago se le distingue de los apóstoles; en el segundo se dice que Santiago es uno de ellos. Pero entonces no se ha de identificar con Santiago, hijo de Zebedeo, ni con Santiago, hijo de Alfeo, miembros de los Doce (Mc 3,17-18) . Pablo lo llama «el hermano del Señor»; se le consideró como el primer «obispo» de Jerusalén (Eusebio, HE 2.23.1; → Pensamiento del NT, 81:143). el hermano: En griego clásico y helenístico, adelphos significa «hermano de sangre». En los LXX traduce el hebr. ’áh, aun cuando se use en el sentido de «familiar» (Gn 13,8; 29,12-15; véase BAGD 16); en papiros gr. procedentes de Egipto tiene también el sentido amplio de «pariente» (véase J. J. Collins, TS 5 [1944] 484-94; cf. J. A. Fitzmyer, WA 221). A la vista del problema creado por Mc 6,3 y 15,40.47; 16,1, donde la frase «María, la madre de Santiago el menor y de Joset» difícilmente la puede utilizar el evangelista para designar a la madre del crucificado en el Calvario, el mejor modo de entender adelphos, aplicado a Santiago, es el de «familiar, pariente». 21. Siria y Cilicia: Ésta probablemente comprende Tarso, la ciudad natal de Pablo, que fue el lugar de una estancia paulina de varios años que posiblemente incluyó alguna actividad de apostolado; debido a ello, las «Iglesias de Judea» no lo conocían personalmente como cristiano.
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
un apóstol… → Rom 1:1; DIOS Padre… M↓ Dios el Padre.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R567 Al negar que el hombre tenga dominio sobre su apostolado, Pablo cubre la idea de fuente y agente, al usar ἀπό y διά.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
g Rom 1:1.
1.1 M i añaden y Dios el Padre.
?INTRODUCCION ? NOTAS?CAPITULO I V.1?.— PABLO, APÓSTOL? ??En una época como la nuestra en que prácticamente todo el orbe cristiano tiene conocimientos del griego,?1? y en que todos poseen y usan las Anotaciones de esta luminaria teológica llamada Erasmo,?2? no es necesario explicar el significado del vocablo griego «apóstol», excepto a los lectores no de Erasmo, sino míos. Apóstol, pues, significa lo mismo que «enviado»; y como nos informa San Jerónimo, es un término o concepto de los hebreos que en el idioma de ellos suena SILAS, esto es, un hombre al que se aplica el nombre «ENVIADO», del verbo “enviar”.?3? ?Así se lee también en Juan cap. 9 (v. 7): «Ve y lávate en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado) «; e Isaías, conocedor de este significado oculto, dice en el cap. 7: «Este pueblo desechó las aguas de Siloé, que corren mansamente».?4? Pero ya en ?Génesis 49? (v. 10) leemos: «Hasta que venga Siloh», lo que Jerónimo tradujo con: «El que debe ser enviado». Es al parecer a base de este texto que Pablo llama a Cristo «apóstol», es decir, un Silas, en su carta a los Hebreos (?He. 3:1?) . También Lucas en el Libro de los Hechos menciona a un Silas?5? ??Más importancia que esto tiene el hecho de que «apóstol» es un título modesto, pero -cosa que es de? ?admirar- a la vez también elevado y venerable, un nombre que expresa notable humildad aparejada con? ?grandeza. La humildad radica en que el apóstol es un enviado, con lo que se pone de manifiesto que está en relación de dependencia, servidumbre y obediencia, y se excluye además que alguien se deje seducir por este nombre como por un título honorífico, para depositar en él su confianza y gloriarse en él. Antes bien, el apóstol, por el mismo nombre de su oficio como «enviado», debe sentirse dirigido inmediatamente hacia el que lo envía y de quien procede la majestad y prominencia del enviado y siervo que hacen que éste sea recibido con reverencia. ¡Cuán distinta es la situación en nuestros días en que los nombres de «apostolado», «episcopado» y otros llegaron a significar paulatinamente no un servicio sino una dignidad y autoridad! A tales personas Cristo les da en ?Juan 10? (v. 8) el nombre opuesto: en vez de «enviados» los llama «hombres? ?que vinieron», en otras palabras, más claras aún, «ladrones y salteadores», por cuanto en lugar de traer la? ?palabra del que los envía con el encargo de apacentar con ella a las ovejas, no buscan sino su propio? ?beneficio en aras del cual sacrifican a las ovejas. «Todos los que vinieron», dice Cristo, esto es, todos los? ?que no fueron enviados, «son ladrones y salteadores». Lo mismo expresa el apóstol en ?Romanos 10? (v. 15):? ?«¿Cómo predicarán si no fueron enviados?» ¡Oh, que también en el siglo nuestro los pastores y dirigentes? ?del pueblo cristiano tomaran bien a pechos estas enseñanzas! En efecto: ¿quién puede predicar a menos que? ?sea un apóstol (un enviado)? ¿Quién empero es un apóstol sino el que trae la palabra de Dios? Y ¿quién? ?puede traer la palabra de Dios sino aquel que ha prestado oídos a Dios? Pero al que se viene con enseñanzas? ?de su propia cosecha, o extraídas de leyes y decretos humanos, o basadas en la sabiduría de los filósofos? ?¿puede llamarse a éste un apóstol? De ninguna manera, sino que es un hombre que viene por cuenta propia,? ?un ladrón, un salteador, un destructor y asesino de las almas. En Siloé se lava el ciego y recobra la vista (?Jn.? ?9:7?); las aguas de Siloé son saludables no las aguas impetuosas y orgullosas del rey de Asiria (?Is. 8: 7?) . «Él? ?(es decir, Dios) envió su palabra, y así los sanó» (?Sal. 107:20?) . En cambio, viene el Hombre con su propia? ?palabra y hace que el flujo de sangre se agrave.?6? Esto significa, para decirlo con toda claridad: cada vez que? ?se predica la palabra de Dios, ésta produce conciencias alegres, abiertas, tranquilas frente a Dios, porque es? ?la palabra buena y dulce de la gracia y de la remisión; en cambio, cada vez que se predica la palabra de un? ?hombre, ésta produce una conciencia triste, cerrada y temerosa frente a sí misma, porque es la palabra de la? ?ley, de la ira y del pecado, que muestra al hombre todo lo que dejó sin hacer y toda la enormidad de la deuda? ?que contrajo.? ??Por esto, desde sus mismos comienzos la Iglesia jamás se halló en una situación tan desafortunada? ?como ahora, y esta situación empeora día a día. Pues se la tortura con un cúmulo de decretos, leyes, estatutos y un sin fin de tormentos, y se la arruina de una manera mucho más atroz de lo que lo hicieron los? ?verdugos en tiempos de los mártires. Pero esta destrucción de las almas afecta a los pontífices tan poco, y? ?tan poco se afligen por el quebrantamiento de José (?Am. 6:6?), que incluso agregan al dolor de las heridas? ?nuevos dolores, como si con ello rindieran un servicio a Dios.?7?V. 1 – 2:? ?No de parte de hombres ni por medio de un hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que? ?lo resucitó de los muertos, y todos los hermanos que están conmigo.? ??Ya al comenzar su carta, Pablo lanza una estocada indirecta a los falsos apóstoles de los Gálatas: los? ?sindica como hombres que no fueron enviados por Jesucristo sino por sí mismos o por otros apóstoles cuya? ?enseñanza, sin embargo, estaban falsificando.? ??Éste es un punto que se debe tener muy en cuenta: Cristo no quiso que se hiciera apóstol a nadie por? ?iniciativa o voluntad de los hombres, sino que el llamado al apostolado debía partir de él, Cristo, exclusivamente. De ahí que los apóstoles no se atrevieran a elegir a Matías, sino que imploraran su designación desde el cielo (?Hch. 1:23? y sigtes.). También a Pablo mismo, Cristo lo llamó desde lo alto y lo hizo apóstol (?Hch. 9:3? y sigtes.). Pero en particular lo hizo mediante la voz del Espíritu Santo, ?Hechos 13? (v. 2) :«Apartadme» -dice- «a Pablo y a Bernabé para la obra a que los he llamado». Y así, Pablo mismo se gloria? ?en ?Romanos 1? (v. 1) de «haber sido apartado para predicar el evangelio de Dios». Pues mientras los demás? ?apóstoles fueron enviados a los judíos (lat. `a la circuncisión’), Pablo y Bernabé fueron apartados para? ?servir entre los incircuncisos y gentiles (?Gá. 2: 7?, ?9?) .? ??Nótese además: Pablo asigna al nombre «apóstol» un carácter tal de oficio y dignidad que lo usa a? ?modo de participio?8? , diciendo: «Apóstol no de parte de hombres», lo que equivale a «enviado no de parte? ?de hombres», a no ser que la locución aquí empleada tenga sabor a hebraísmo, como el pasaje del ?Salmo 4? ?(?Sal. 45:8?) : «Mirra, áloe y casia de tus vestidos, desde palacios de marfil.?9? Todo esto tiene por objeto? ?hacerte ver cuánto cuidado puso Cristo en instituir su iglesia y en protegerla contra cualquiera que se? ?arrogue arbitrariamente el derecho de enseñar; pues este derecho lo tiene sólo el que fue enviado por Cristo? ?mismo o por los que Él envió.?10? Pues así como el primero y más grande beneficio para la Iglesia es la? ?palabra de Dios, así por otra parte no hay perjuicio alguno que resulte más funesto para la Iglesia que la? ?palabra del hombre y las disposiciones humanas producto de la tradición. «Dios sólo es veraz, y todo? ?hombre mentiroso» (?Ro. 3:4?). Resulta, pues, que con la misma solicitud con que David proveyó en su? ?tiempo todo lo necesario para construir el templo y se lo dejó a Salomón para que éste concretara la obra,? ?así Cristo dejó el evangelio y los demás escritos sagrados para que con ellos y no por decretos humanos se? ?edificara la Iglesia. Cuán lamentablemente se descuidó e incluso se invirtió esto durante los últimos trescientos años, lo evidencia claramente el estado actual de la Iglesia en todos sus aspectos.? ??San Jerónimo?11? infiere de este pasaje la existencia de cuatro clases de apóstoles: la primera clase? ?son los que han sido llamados no de parte de hombres ni por medio de un hombre sino por Jesucristo y por? ?Dios el Padre, como los profetas de antaño y, todos los apóstoles. La segunda clase son los que también? ?recibieron su llamado de Dios, pero no en forma directa, sino por medio de un hombre, como los discípulos? ?de los apóstoles y todos los que hasta el fin del mundo son sucesores legítimos de los apóstoles, vale decir,? ?los obispos y sacerdotes;?12? y esta clase no puede existir sin la primera, a la que se remonta su origen. La? ?tercera clase comprende a los que han sido llamados por un hombre u hombres, no por Dios, como es el? ?caso cuando alguien obtiene su cargo por la protección o los manejos de otros, y estos casos los vemos a? ?diario, ya que los más de los sacerdotes no lo son por voluntad divina, sino porque han comprado el favor? ?popular. Esto son palabras de Jerónimo. Si este mal ya comenzaba a extenderse en tiempos de Jerónimo,? ?,qué hay de extraño si hoy reina en todas partes? Pues en esta clase hemos de incluir a todos aquellos que? ?antes de ser llamados, se ofrecen a sí mismos para el cargo de obispos y sacerdotes, impulsados por la más? ?baja avidez de llenarse el estómago y escalar posiciones. El provecho que la Iglesia saca de esa gente lo? ?tenemos a la vista. La cuarta clase se compone de los que no han sido llamados ni por Dios ni por parte de? ?hombres ni por medio de un hombre sino por sí mismos; son estos falsos profetas y falsos apóstoles de? ?quienes habla San Pablo como de «falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles? ?de Cristo» (?2 Co. 11:13?) y a quienes se refiere el Señor en ?Juan 10? (v. 8) diciendo: «Todos los que vinieron,? ?fueron ladrones y salteadores». Jeremías escribe al respecto, cap. 23 (v. 21) : «Yo no envié a aquellos? ?profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, sin embargo profetizaban». De este mal hay que cuidarse? ?muchísimo. Es por esto que Cristo no permitió a los demonios que hablaran (?Mr. 1:34?), aun cuando era? ?correcto lo que estaban por decir; porque de esta manera, bajo e1 manto de la verdad podría haberse? ?infiltrado una mortífera mentira. Pues el que habla de suyo, no puede hablar sino mentira, como dice Cristo? ?en ?Juan 8? (v. 44). Así, pues, para que los apóstoles no hablaran de suyo, les dio su Espíritu, respecto del cual? ?afirma: «No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros», y «yo os? ?daré palabra y sabiduría» etc. (?Mt. 10:20?; ?Lc. 21:15?).? ??En este contexto no puedo pasar por alto (aunque se trata (le una cosa de poca monta) una queja? ?levantada por muchas personas, especialmente monjes y sacerdotes, una queja tonta por cierto, pero que no? ?obstante constituye una tentación bastante fuerte. Se quejan, en efecto, de poseer un talento que Dios les? ?confirió, y que por tal motivo se ven en la obligación de enseñar, impelidos por el ineludible precepto del? ?Evangelio. Y así se formó en su conciencia la asombrosamente insensata idea de que si no enseñan, están? ?escondiendo el dinero de su señor (?Mt. 25:18?) y se hacen culpables de la condenación. Esto es obra del? ?diablo, que así trata de hacerlos vacilar en la vocación a la cual fueron llamados.?13? ¡Oh buen hermano mío!? ?con una sola palabra Cristo te libra de esta queja. Fíjate en lo que te dice en el Evangelio: «El hombre llamó? ?a sus siervos y les entregó sus bienes» (?Mt. 25:14?) . «Llamó», dice. A ti, ¿quién te llamó? Espera al que te? ?llama, y entre tanto no te inquietes. Es más: aunque superases en sabiduría al mismo Salomón y a Daniel,? ?debes huir más que al infierno el emitir una palabra si no tienes un llamado para ello. Si el Señor te necesita,? ?ya te llamará. Si no te llama, tu sabiduría tampoco te hará reventar. Y además, tu gran saber ni siquiera? ?existe en realidad, sino sólo en tu imaginación; y tonto como eres, sueñas con los frutos que con él podrías? ?obtener. Nadie obtiene frutos con su palabra a menos que sea llamado a enseñar, sin su voluntad. Pues «uno? ?es nuestro Maestro, Jesucristo» (?Mt. 23:8?). Él sólo enseña y obtiene frutos, y lo hace por medio de sus? ?siervos por Él llamados. Mas el que enseña sin tener un llamado, inevitablemente causará daño a sí mismo? ?y a sus oyentes; porque Cristo no está con él.? ??Por consiguiente: cuando el apóstol dice que él no fue enviado de parte de hombres, se coloca en? ?contraposición a los apóstoles falsos; y al decir que no fue enviado por medio de un hombre, se coloca en? ?contraposición también a los fieles que habían sido enviados por los apóstoles, de modo que con este? ?exordio se contrapone a tres clases de apóstoles.?14? Tenemos además el testimonio de Jerónimo de que? ?algunos judíos creyentes en Cristo penetraron en Galacia y enseñaron allí que también Pedro, Jacobo y? ?Juan observaban la ley. A esto nos referiremos en otra oportunidad con más detalles.? ??Sin embargo, insertar en este punto una alusión a la «resurrección de los muertos» podría parecer? ?superfluo. Pero es una amada costumbre del apóstol recordar la resurrección de Cristo, en especial cuando? ?se dirige contra los que confían en su propia justicia. De ahí que la mencione también y aún más ampliamente, en la salutación con que comienza la carta a los Romanos, porque también allí sostiene una enérgica polémica contra los que creen que por sus buenas obras serán tenidos por justos delante de Dios. En efecto: los que así opinan, consecuentemente tendrán que negar y hasta ridiculizar la resurrección de Cristo; pues en ?Romanos 4? (v. 25) se lee que «Cristo fue muerto por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación ». Por esto, el que presume de poder ser justo por otro medio que no sea la fe en Cristo, rechaza a Cristo y declara superflua su pasión y resurrección. En cambio, el que cree en el Cristo que murió por los pecados, muere al mismo tiempo también personalmente al pecado con Cristo; y el que cree en el Cristo que resucitó y vive, por esta fe resucita y vive también personalmente en Cristo, y Cristo vive en él (?Gá. 2:20?). Por esto, en la resurrección de Cristo radica nuestra justicia y nuestra vida, no sólo por el ejemplo que constituye, sino también por la virtud que posee. Sin la resurrección de Cristo nadie resucita, por numerosas que hayan sido sus buenas obras; y viceversa, por medio de la resurrección de Cristo cualquiera resucita, por numerosas que hayan sido sus obras malas, como lo detalla más ampliamente la carta a los Romanos (Ro. cap. 6). Tal vez, la resurrección suele rememorarse en la salutación también por el hecho de que mediante la resurrección de Cristo fue dado el Espíritu Santo. Como es sabido, por el Espíritu fueron repartidos los dones? ?del apostolado y otros, ?1 Corintios 12? ( v. 4-11) . De esta manera, Pablo dejaría sentado claramente que él? ?es apóstol por voluntad divina, mediante el Espíritu cuya presencia en los creyentes es operada por la? ?resurrección de Jesucristo.? ??«Y todos los hermanos que están conmigo». «Todos los hermanos» dice Pablo, con lo que nuevamente? ?parece distanciarse de los apóstoles falsos, los cuales, según referencias de Jerónimo, afirmaban que? ?también Pablo predicaba en otras partes una doctrina distinta de la que había llevado a los Gálatas.?15? ?Además, esta alusión a los hermanos se hizo por cuanto la opinión unánime de muchos acerca de un mismo? ?asunto es lo que más puede ayudar a corregir a los que se desviaron de la verdad.?
[1] Literalmente significa “los exiliados de Yah.” La raíz hebrea para Diáspora es galut, de ahí el término Galut-Yah. Según Pedro, estos eran el pueblo escogido de la dispersión diseminados por el área de la moderna Turquía y la antigua región de Aramea.
[2] El término moderno “ gentile” en inglés viene probablemente de la palabra galut (exilio) cambiando de lugar la L y la T y añadiendo una N al final y así la palabra “gentile,” aún etimológicamente tiene nexos con los exiliados Israel. Esd 4:1, Primera de Crónicas 5:6, Eze 25:3 todos usan galut, o alguna forma de esta palabra para describir a los exiliados de ambas casas de Israel. El área de Galacia tenía importantes remanentes de ambas casa durante el primer siglo.
[3] Puesto que las congregaciones de Israel estaban basadas en la Torah, él les está escribiendo a los exiliados de las diez tribus que desean un total estilo de vida obediente a la Torah.
[4] Una advertencia para Judah.
[5] Literalmente significa “las Buenas Nuevas” de la libertad de Israel de la esclavitud, o exilio.
[6] Una advertencia para Efrayím.
[7] Ya que las Buenas Nuevas son la verdadera liberación de los exiliados de Israel que estaban en esclavitud, la perversión de ese mensaje es considerado otro evangelio. Esta perversión forza a los Gálatas liberados a volverse esclavos nuevamente a un grupo diferente de maestros.
[8] Maldito sea y de todos execrado.[17] A predicar a Jesucristo, según la orden que había recibido de Dios.
* Literalmente, “no por hombres, ni a través de hombre”.
Biblia Peshitta 2006 Notas:
No hay duda de la autoría de Pablo, pero sí de la fecha en que se escribió. Los eruditos estiman que fue escrita entre el 51 y el 57 d.C., inclinándose más por la fecha temprana, lo cual la situaría como una de las primeras epístolas de Pablo. Galacia se encontraba ubicada en el área central de Asia Menor (hoy Turquía), y las zonas evangelizadas por Pablo estaban sumamente judaizadas. De ahí la insistencia de Pablo de no someterse a la esclavitud de la ley sino a la libertad de la gracia.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
Fuente: Comentario de Gálatas por Martin Lutero
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat
Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento
Fuente: Peshitta en Español