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Comentario de Gálatas 1:10 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Gálatas 1:10 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

¿Busco ahora convencer a los hombres, o a Dios? ¿Será que busco agradar a los hombres? Si yo todavía tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.

1:10 — Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. — De lo que Pablo dice aquí y después (5:11) parece que los oponentes de Pablo decían que él practicaba la circuncisión cuando le convenía, (Hch 16:3) pues circuncidó a Timoteo para complacer a los judíos; y rehusó circuncidar a Tito (Gál 2:3) para complacer a los gentiles; y para congraciarse con ellos

— y ganar más seguidores — les daba más libertad (no requería la circuncisión); sino que los dejaba «imperfectos» para no ofenderles, etc.; en fin, que solamente buscaba el favor de los hombres. Sin duda torcieron lo que Pablo dijo con respecto a hacerse judío para ganar a los judíos, etcétera (1Co 9:20-23), pero esto no tenía nada que ver con comprometerse con falsos maestros, sino con las costumbres inocentes de la gente.

Pablo efectivamente refuta esta acusación al decir (5:11), «Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz». Y luego afirma que en realidad ellos

— los judaizantes — eran los que agradaban a los hombres: «Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo » (6:12).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? 1Sa 21:7; Mat 28:14; Hch 4:19, Hch 4:20; Hch 5:29; 2Co 5:9-11; 1Ts 2:4; 1Jn 3:9.

¿o trato de agradas a los hombres? 2Co 12:19; 1Ts 2:4.

que si agradara a los hombres. Mat 22:16; Rom 15:1, Rom 15:2; 1Co 10:33; Efe 6:6; Col 3:22; Stg 4:4.

no seria siervo de Cristo. Rom 1:1.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

el favor de los hombres tampoco era la motivación de Pablo, ni la fuente de su autoridad (v. Gál 1:1). Pablo continuamente buscaba la aprobación de Dios. No basaba sus decisiones en la opinión de otros. Más bien se inclina constantemente a agradar a Dios (Flp 3:14). Como apóstol, Pablo era un líder, pero siempre sería un siervo de Cristo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

¿BUSCO AHORA EL FAVOR DE LOS HOMBRES? No se puede ser verdadero ministro del evangelio y tratar de agradar a los demás acomodando las verdades del evangelio (cf. 1Co 4:3-6). Pablo consideraba que era su obligación hablar sin tratar de «agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones» (1Ts 2:4, nota). Todos los seguidores del evangelio de Cristo deben proponerse agradar a Dios, aun cuando eso signifique desagradar a algunas personas (cf. Hch 5:29; Efe 6:6; Col 3:22).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

todavía agradara a los hombres. La motivación de Pablo en el pasado, cuando solía perseguir a los cristianos en nombre de sus compatriotas judíos. siervo de Cristo. Vea la nota sobre Rom 1:1. Pablo se había convertido en un esclavo voluntario de Cristo, lo cual le costó una gran cantidad de sufrimiento (Gál 6:17). Esa clase de sacrificio personal es todo lo opuesto a la meta de agradar a los hombres (Gál 6:12).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Debido a que los falsos maestros procuraban menoscabar las credenciales espirituales de Pablo, él se dispuso a defender su apostolado y explicar una vez más (cp. el v. Gál 1:1) que fue comisionado y nombrado por Dios, no por los hombres.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:10 — Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. — De lo que Pablo dice aquí y después (5:11) parece que los oponentes de Pablo decían que él practicaba la circuncisión cuando le convenía, (Hch 16:3) pues circuncidó a Timoteo para complacer a los judíos; y rehusó circuncidar a Tito (Gál 2:3) para complacer a los gentiles; y para congraciarse con ellos — y ganar más seguidores — les daba más libertad (no requería la circuncisión); sino que los dejaba «imperfectos» para no ofenderles, etc.; en fin, que solamente buscaba el favor de los hombres. Sin duda torcieron lo que Pablo dijo con respecto a hacerse judío para ganar a los judíos, etcétera (1Co 9:20-23), pero esto no tenía nada que ver con comprometerse con falsos maestros, sino con las costumbres inocentes de la gente.
Pablo efectivamente refuta esta acusación al decir (5:11), «Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz». Y luego afirma que en realidad ellos — los judaizantes — eran los que agradaban a los hombres: «Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo » (6:12).

Fuente: Notas Reeves-Partain

La RV60 traduce con fidelidad el texto original, que inicia con dos preguntas retóricas: ¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Después de lo dicho, especialmente de la doble maldición, es claro que Pablo no busca la aprobación ni el reconocimiento de las personas. Algunas versiones prefieren evitar las preguntas retóricas y traducir la frase en forma de afirmación, con lo que se logra una mayor fuerza comunicativa: «Yo no busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios» (DHH96), «Yo no ando buscando que la gente apruebe lo que digo» (TLA). La BL agrega un tono de sarcasmo: «¡Miren cómo me estoy conciliando con los hombres!»

Parece que los misioneros opositores acusaban a Pablo de presentar un evangelio “fácil”, sin las exigencias propias de la circuncisión y de otros mandamientos, con lo cual buscaba quedar bien con la gente. Con esto ponían a Pablo al mismo nivel de los filósofos populares, a quienes se les acusaba de “embaucar” o “agradar” a la gente con palabras halagadoras. La dureza y la seriedad de las palabras de Pablo debieron ser suficiente prueba de que él no pretendía agradar a nadie, sino sólo a Dios: “Después de lo que he dicho, ¿hay alguien que aún crea que me interesa quedar bien con las personas?”

Pablo expresa la imposibilidad de quedar bien al mismo tiempo con las personas y con Dios: Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo, «¡Si yo quisiera quedar bien con los hombres, ya no sería un siervo de Cristo!» (DHH96). Es preferible traducir con “personas” o “seres humanos” para evitar el carácter exclusivo de la palabra hombres. Se puede intentar aún una mayor claridad y sencillez: “Yo soy servidor de Cristo y predico fielmente su mensaje, aun cuando por esa causa no sea nada popular”.

Aunque el término griego doulos significa literalmente “esclavo”, puede que Pablo lo esté usando en el sentido del Antiguo Testamento. En efecto, los profetas eran llamados frecuentemente “siervos de Dios”. Sin embargo, también es posible tomar el sentido literal de “esclavo”, ya que en la carta los temas de la libertad y la esclavitud son muy importantes.

Reflexión bíblica y pastoral

Esta sección perfila un tema central de la controversia de Pablo con las comunidades y los creyentes gálatas. En efecto, Pablo combate su alejamiento respecto al evangelio de la libertad que él ha predicado y ellos han aceptado. Pablo los exhorta con vehemencia a no alejarse de la gracia de Cristo para seguir ofertas espurias de salvación. En el evangelio que predica Pablo, la salvación se obtiene por la aceptación de la gracia ofrecida por Dios en Cristo, a través de su muerte en la cruz y su resurrección. Esta gracia es un don que libera a las personas de las diversas opresiones que actúan en su vida, haciéndolas libres para llevar una vida de fidelidad a Dios y de servicio al prójimo.

Los misioneros rivales consideran que el camino de salvación que enseña Pablo es demasiado simple. Por esa razón, quieren complementarlo mediante el agregado de algunas exigencias básicas de la ley como la circuncisión, las normas alimenticias y el respeto de los tiempos sagrados. Según Pablo, con tales exigencias están logrando precisamente lo contrario de lo que se proponen. Al llevar la salvación del plano de la gracia y de la libertad al plano del cumplimiento de preceptos, la están abaratando.

Lo mismo ocurre con frecuencia en la actualidad cuando ciertas iglesias o predicadores piden sometimiento a reglamentos y exigencias que no tienen ningún sustento en la Palabra de Dios, aunque ellos los presentan como si lo tuvieran. Exigen “sacrificios de fe”, “pactos”, “promesas” y otros motivos con cierto colorido bíblico, pero fuera de contexto, lo cual atenta contra el evangelio de la gracia de Cristo Jesús. No sólo en el tiempo de Pablo, sino también en nuestro tiempo se predican “evangelios diferentes”. ¡También hoy hay quienes pretenden cambiarnos el evangelio!

Seguramente, para la sensibilidad cristiana no resulta cómodo leer la doble maldición o anatema con que Pablo amenaza, pero este punto hay que entenderlo en relación con el contexto de escritura de esta carta. Para Pablo el evangelio de Jesucristo es algo tan sagrado, que cualquiera que quisiera deformarlo debería ser separado de la comunidad de los creyentes. Es su amor apasionado y su vocación de fidelidad total al Señor lo que le impulsa a usar este recurso de protección para el mensaje de salvación. Para Pablo, ni él mismo ni los ángeles tienen derecho a desfigurar el evangelio de la libertad. También en nuestro tiempo el evangelio debe ser protegido de muchos falsos “maestros”, “apóstoles” y “profetas” que se levantan con versiones muy extrañas del evangelio.

Pablo lucha por recuperar a los gálatas, aunque a veces en su intento actúa con brusquedad. Según él, los creyentes no se están alejando de una doctrina sino de la misma gracia de Dios, es decir, de la salvación y la libertad que ofrece Jesucristo. En el esfuerzo de Pablo podemos descubrir la confianza y la lealtad absoluta del gran apóstol al evangelio de Cristo, una dimensión de su vivencia cristiana que inspira a muchos creyentes aun en la actualidad.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

REFERENCIAS CRUZADAS

s 19 1Ts 2:4

t 20 Stg 4:4

u 21 Rom 1:1

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

10 super (1) O, persuado a los nombres o a Dios; esto es, procurar conciliar o satisfacer a los hombres o a Dios.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

¿busco el favor de los hombres…? I.e., suavizando el tono del mensaje. Pablo estaba siendo acusado de predicar una forma barata de ser admitido al reino de Dios. El contraataca diciendo que es un siervo de Cristo (lit., esclavo), ¿Cómo puede este camino centrado en la cruz ser visto como buscando agradar a los hombres?

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

satisfago… Lit. persuado.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit. persuado.

1.10 Lit. complacía.

1.10 Lit. era.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

?V. 10a: ?Pues ¿estoy aconsejando ahora a hombres o a Dios?? ??Los que leen al apóstol sólo en latín (o mejor dicho: los que sólo leen la versión hecha por un traductor?45? ?entenderán esta pregunta en el sentido de que Pablo esperaba para la primera parte una respuesta afirmativa,? ?y para la segunda, una respuesta negativa; pues dirán: como nadie puede dar consejos a Dios ante cuyos? ?ojos no hay nada oculto, sólo queda la alternativa de que Pablo tiene la intención de aconsejar a hombres.? ?El término «aconsejar» empero es aquí sinónimo de «conducir a la fe», como en ?Hechos 28? (v. 23): «…? ?persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas». En efecto: a nadie se le? ?puede impeler a la fuerza a creer, sino que sólo se le puede traer e inducir, como dice en ?Juan 6? (v. 44):? ?«Nadie viene a mí si el Padre no le trajere». Sin embargo, en nuestro siglo la curia romana ejerce una? ?verdadera presión sobre los turcos y aun sobre los cristianos para que abracen la fe, o mejor dicho, para que? ?odien la fe y se pierdan ellos mismos. Pero si bien esta interpretación del término «aconsejar» es compartida? ?por Jerónimo, Agustín y Ambrosio, resulta más convincente la opinión de Erasmo?46? : él da a esta frase,? ?que en griego está en caso acusativo,?47? el siguiente sentido: «¿Estoy aconsejando ahora ideas humanas o? ?divinas?», vale decir: la doctrina que yo enseño no es doctrina proveniente de hombres, sino doctrina? ?proveniente de Dios, como a renglón seguido el mismo Pablo lo explicará más detalladamente al afirmar? ?que su evangelio no es «según hombre ni de hombre alguno» (?Gá. 1:11?, ?12?). Por otra parte, también en latín? ?se emplea con cierta frecuencia este modismo, p. ej. «leo a Virgilio; comentó a Jerónimo», y en ?1 Corintios? ?1? (v. 23, 24) se lee: «Nosotros predicamos a Cristo, poder de Dios, etc.». Se trata, pues, de una metonimia.?48? ?Entendiéndolo de esta manera, lo precedente da un muy buen sentido; es como si Pablo quisiera decir:? ?«¿Por qué no habría de desear yo que fueran malditos los que enseñan un evangelio distinto? ¿Acaso yo? ?enseño doctrinas humanas? Antes bien, ¿no estoy enseñando doctrinas divinas, ante las cuales con razón? ?debe guardar silencio y ceder el lugar todo lo que hay en los cielos y en la tierra? Y lo que se opone a las? ?enseñanzas divinas, merece la maldición.» Sin embargo, también la versión tal como la tenemos delante de? ?nosotros,?49? cabe dentro de este marco, si tomamos el verbo «aconsejar» en sentido intransitivo. Análogamente? ?a ?Romanos 14? (6): «El que come, para el Señor come», tendríamos entonces aquí el siguiente significado:? ?Si aconsejo y soy consejero, no lo hago por los hombres o para obtener gloria o gracia de parte de hombres,? ?sino que al desempeñarme en este oficio, lo hago para Dios y para su gloria. Y este significado está en? ?perfecta concordancia también con lo que sigue: «Si todavía agradara a los hombres», lo que equivale a? ?decir: la finalidad de mi aconsejar no fue la de agradar a los hombres, sino a Dios solo.? ??Además el adverbio «ahora» se refiere al tiempo completo que duró el apostolado de Pablo, no sólo? ?al lapso en que escribió esta carta. Pues de hecho, la carta no es una instrucción en la gracia de Cristo a? ?partir de las nociones elementales, sino un llamado a retornar a la gracia dirigido a los que habían caído de? ?ella, y una confirmación en la gracia a los que ya la conocen. Por esta razón el apóstol usa más adelante? ?también el lenguaje alegórico (cap. 4: 22 y sigtes.), lo que sería improcedente en el caso de principiantes «a? ?quienes las lenguas son por señal», como observa en ?1 Corintios 14? (v. 22).?50? El significado es, por lo tanto:? ?«Malditos sean los que enseñan otro evangelio; porque yo, desde que he sido convertido y apartado de las? ?tradiciones de la ley, ya no enseño doctrinas humanas sino divinas.» Y te ruego que observes cuidadosamente? ?este detalle y no lo olvides: que Pablo se atreve a llamar «doctrinas humanas» a la ley de Moisés, a? ?pesar de que fue entregada «por medio de los ángeles» (?Gá. 3: 19?). De esto hablaré más tarde con mayor? ?amplitud.? ??V. 10b:? ¿O busco agradar a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.? ??Esto lo dice porque los apóstoles falsos, al enseñar una justicia basada en la observancia de la ley,? ?lo hacían también para evitar que a causa del evangelio tuvieran que padecer persecuciones por parte de los? ?judíos. Pues éstos, en su lucha en pro de la ley de Moisés y en contra de la palabra de la cruz, atacaban con? ?furia a todo el mundo, como Pablo lo describe en ?1 Tesalonicenses 2? (v. 14 y sigtes.). De este proceder de? ?los falsos apóstoles habla también en otro pasaje de la presente carta (cap. 6: 12) : «Todos los que quieren? ?agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para que no tengan que padecer? ?persecución a causa de la cruz de Cristo». Para hacer frente, pues, a un espíritu tan pusilánime, Pablo? ?enseña que por amor a Cristo se debe desdeñar a los hombres, y no se debe renunciar a la palabra de Dios? ?por el deseo de granjearse el favor de los hombres.? ??La palabra «hombres» tiene en este pasaje un énfasis particular; se refiere a los «que son hombres? ?sólo conforme a su primer nacimiento de Adán, sin contacto con Cristo y la fe en él».?51? Pues éstos, apartados como se hallan de la verdad, necesariamente tienen que estar llenos de mentira y de odio hacia la? ?verdad. Bien se dice (en el ?Salmo 116:11?): «Todo hombre es mentiroso»; y en ?1 Corintios 3? (v. 4): «¿No? ?sois todos hombres?»52 Por cierto, en el uso idiomático de las Escrituras es casi una afrenta ser llamado? ?“hombre”; porque allí no se lo designa así al ser humano de acuerdo a su sustancia, en un sentido metafísico? ?(pues en este sentido, los teólogos no ven en el hombre nada que no sea digno de encomio), sino en un? ?sentido teológico -tal como es ante los ojos de Dios. Los justos en cambio raras veces son llamados “hombres”, sino que hasta se los llama “dioses”, como en el Salmo (Vulg.) 81 (82: 6, 7): “Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos sois hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis”. Por esto, el Salmo (Vulg.) ?52? (53: 5) dice con justa razón: “Dios ha esparcido los huesos de los que agradan a los hombres; han sido avergonzados, porque Dios los desechó”. ¿Por qué? Porque temiendo ser perseguidos, niegan a Dios y su palabra por amor a los hombres. Por otra parte leemos: “El Señor guarda todos sus huesos” (?Sal. 34: 20?) . ¿Los huesos de quiénes? De los justos. ¿Y quiénes son los justos? Los que desagradan a los hombres; ellos disfrutan de honores porque Dios es su protector. Y en ?Lucas 16? (v. 15) se afirma: “Lo que los hombres tienen por sublime, es abominación ante Dios”. Mas como también nosotros somos hombres, es preciso que nos? ?desagrademos a nosotros mismos, conforme a la palabra de Cristo: “El que ama su vida, la perderá” (?Jn.? ?12: 25?).? ??Vean por lo tanto los que comieron del árbol de Porfirio?53? y los que aprendieron de las enseñanzas? ?de Aristóteles?54? y otros filósofos a alabar, ensalzar y amar al hombre racional, y en consecuencia a confiar? ?en sus propias afirmaciones y a justificar sus propias ideas -vean cuán acertada es su opinión si se la? ?compara con la verdad de la Escritura, la cual cataloga todo 😮 humano como mentira, vanidad, y cosa? ?sujeta a la perdición, por esta misma razón, la Escritura nos enseña también que debemos deplorar toda? ?ocasión en que se nos alabe como hombres, como poseedores de razón y de libre albedrío, en fin, por? ?;malquiera de nuestras obras, cuando la realidad es, según la usara afirmación de Pablo, que nadie puede? ?ser siervo de Cristo, es decir, de la verdad, si quiere ser del agrado de sí mismo y de los hombres.? ??Nótese que el verbo «agradar» se toma aquí («si agradara a los hombres») más bien como definición? ?de un estado anímico, como «deseo de resultar agradable», puesto que no está en nuestras manos el? ?disponer a quién agradar y a quién no, como el apóstol mismo lo explica con suficiente claridad. Habiendo? ?dicho anteriormente: «¿O busco agradar …?», no vuelve a decir ahora: «Si todavía buscara agradar… «, sino? ?simplemente: «Si todavía agradara». Así se expresa también en ?1 Corintios 10? (v. 33): «Agradad a todos en? ?todo, como también yo agrado a todos en todas las cosas». ¿De qué manera «agradas a todos»? Las palabras que siguen dan la respuesta: «No procurando mi propio beneficio, sino el de muchos». Así que «agradar» significa «buscar agradar a todos», aunque quizás no se agrade a nadie o sólo a unos pocos. En efecto: en el caso de Cristo y de los suyos, la regla es que causan desagrado a pesar de que buscan agradar, y a pesar de que su actuar es tal que en realidad debiera producir agrado. Vale aquí lo que dicen las Escrituras: «En pago de aquello por lo cual decían haberme amado, me calumniaban» (?Sal. 109: 4?); «me aborrecieron sin causa» ( ?Sal. 69: 4? ) ; «me hacían guerra sin causa» (?Sal. 120: 7?),?55? o sea: a pesar de que yo les daba motivo para amarme. En consecuencia, siguiendo el ejemplo de Cristo debemos sacrificar lo que nos beneficia a nosotros para buscar aquello con que podamos agradar a todos. Y de ningún modo debemos buscar aquello que nos hace aparecer agradables a nosotros; antes bien, conforme a lo que Pablo dice en ?Romanos 15? (v. 2) , «cada uno agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación», pero no para satisfacer los deseos desordenados y la vanidad del prójimo.? ?

Fuente: Comentario de Gálatas por Martin Lutero