Comentario de Gálatas 1:24 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Y daban gloria a Dios por causa de mí.
1:24 Y glorificaban a Dios en mí. — Glorificaban a Dios por la conversión de Saulo. Conclusión :Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Núm 23:23; Luc 2:14; Luc 7:16; Luc 15:10, Luc 15:32; Hch 11:18; Hch 21:19, Hch 21:20; 2Co 9:13; Col 1:3, Col 1:4; 2Ts 1:10, 2Ts 1:12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El ministerio del evangelio de Pablo hace que Dios sea glorificado, en concordancia con la constante y eterna «gloria» que Dios tiene y merece de la humanidad (Gál 1:5).
EN FOCO
|
«Revelación de Jesucristo»
|
(Gr. apokalupsis Iesou Christou) (Gál 1:12; 1Pe 1:13; Apo 1:1) # en Strong G602; G2424; G5547: En el griego esto puede ser un genitivo objetivo: una revelación acerca de Jesucristo; o un genitivo subjetivo: una revelación dada por Jesucristo. Ambos pensamientos son coherentes con el contexto de la «revelación de Jesucristo» a Pablo. Lo habilitaban para ver que Cristo es el Hijo de Dios (Gál 1:16), exclusivo objeto de nuestra fe (Gál 2:16), y la única fuente de la unidad de todos los creyentes: sean judíos o gentiles, esclavos o libertos, varón o mujer (Gál 3:27, Gál 3:28; Efe 3:1-11). Pablo recibe este conocimiento por una revelación especial (1Co 11:23; 1Co 15:3; Efe 3:3; 1Ts 4:15). Pablo fue así un testimonio independiente del evangelio; y aunque él no recibió directamente instrucciones de los apóstoles, sólo del Espíritu Santo, sus enseñanzas concuerdan con las de ellos.
|
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
glorificaban a Dios en mí. La prueba de que el evangelio que Pablo predicaba era el mismo que los otros apóstoles habían enseñado a los cristianos en Judea.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
1:24 Y glorificaban a Dios en mí. — Glorificaban a Dios por la conversión de Saulo.
Conclusión :
La argumentación de Pablo es lo siguiente: (1) que el evangelio predicado por él no vino de Jerusalén; (2) que él no tuvo prisa de ir a Jerusalén; (3) que cuando por fin fue a Jerusalén no fue con el propósito de perfeccionar su conocimiento del evangelio; (4) que estuvo muy poco tiempo en Jerusalén (por eso, que no hubo tiempo para recibir instrucción en el evangelio); (5) que los de esa área sólo sabían de su conversión y por esta causa glorificaban a Dios en él.
Resumen : En el capítulo 1 Pablo establece con los siguientes argumentos el hecho de que él no era apóstol de los hombres sino de Jesucristo: (1) que él recibió su evangelio por revelación, ver. 12; (2) que aunque él había sido líder de los perseguidores de la iglesia, Dios le llamó al apostolado; en realidad había sido apartado desde su nacimiento para este propósito, vers. 13-15; (3) que cuando Dios lo llamó, él no consultó con los otros apóstoles y que, en lugar de ir a Jerusalén, fue a Arabia y luego volvió a Damasco (vers. 16, 17); (4) que por tres años después de convertido ni siquiera había visto a los otros apóstoles y que, cuando por fin fue a Jerusalén, no fue en calidad de estudiante sino de visitante, para conocer a Pedro con quien pasó quince días y que no vio a los otros apóstoles sino solamente a Jacobo, el hermano del Señor (vers. 18-19); y (5) que fue entonces a las regiones de Siria y Cilicia y que los de Judea no le conocieron de vista pero sí se daban cuenta de la predicación de él, la aprobaban y glorificaban a Dios en él, (vers. 21-24).
Fuente: Notas Reeves-Partain
Literalmente, el versículo dice: “Y glorificaban en mí a Dios”, lo cual puede ser difícil de traducir en algunos idiomas. Aquí la preposición griega en se usa para indicar la razón o fundamento de la acción: «Y alababan a Dios por causa mía» (DHH96), «y por mi causa daban gloria a Dios» (BP). El “en mí” o “por mi causa” se refiere al cambio que Dios realizó en Pablo, convirtiéndolo de perseguidor de las comunidades de creyentes en Cristo en predicador del evangelio. TLA es específica: «Y alababan a Dios por el cambio que él había hecho en mí». Otras opciones son: “Y reconocían el gran poder de Dios, que me había convertido de perseguidor en predicador”, “y cantaban con alegría a Dios al enterarse de cómo había transformado completamente mi vida”.
Reflexión bíblica y pastoral
Pablo ha iniciado su carta en un tono fuerte, pues está muy decepcionado con el cambio que los gálatas están efectuando. Sin embargo, ahora se dirige a ellos en un tono afectuoso y conciliatorio, como “hermanos y hermanas”, una forma de uso corriente en las comunidades cristianas de los orígenes, que reafirma la convicción de pertenecer todos a la misma familia de Dios. De esta manera, el apóstol no deja que la decepción prevalezca sobre el amor cristiano que lo une a las comunidades.
Pablo se mueve en la convicción de que el evangelio no es invención humana, sino que es de origen divino y que él lo ha recibido por revelación. Sin embargo, es importante comprender que tanto el carácter divino como la comunicación por revelación no son para él cosas llenas de misterio y ajenas a la vida, sino cosas comprensibles y que se pueden experimentar en la vida cotidiana.
Pablo experimentó el evangelio como un poder para vivir su vida de manera diferente, no como un poder para ir de un lado a otro haciendo milagros. Por esta razón, narra a grandes rasgos algunas estaciones de su vida en los últimos años, no guiado por el interés de dar a conocer su biografía, sino por el de mostrar cómo la gracia de Dios ha operado en su propia transformación como persona. Para él, la veracidad del mensaje se demuestra, más que con palabras, con el cambio de vida. Sólo el poder de Dios lo transformó y lo llevó de ser perseguidor de la iglesia a ser uno de sus más fervientes misioneros y pastores. Precisamente, el carácter divino del evangelio se manifiesta de manera específica en la transformación de la vida de las personas que lo aceptan. Por el hecho de venir de Dios, el evangelio no está sometido a ninguna instancia humana y no se deja encerrar en moldes institucionales ni doctrinales. Está al servicio de la vida y de la libertad de los seres humanos para que ellos logren una vida plena en comunidad.
Debe notarse que Pablo no habla de conversión, sino de llamamiento. La palabra “conversión” tiene la connotación del paso de una religión falsa a una verdadera, de un sistema negativo a otro positivo. Este no es el caso de Pablo, que siempre fue un hombre religioso y fiel a sus convicciones. Pablo no quiere narrar el paso del judaísmo al cristianismo. Más bien, quiere dejar clara la dimensión diferente que adquirió su vida por medio del encuentro con Jesucristo. La libertad para amar y servir fue la principal consecuencia de este conocimiento directo.
La experiencia juega un papel muy importante en la vida religiosa de Pablo. Él experimentó a Cristo, la gracia de Dios, el poder del evangelio. Para el apóstol, la experiencia es una forma de conocimiento, pero se trata de una experiencia que ofrece espacio para ser considerada por la reflexión. En el cristianismo contemporáneo existe la tendencia a acentuar una sola cosa: o la experiencia o la reflexión, pero lo ideal es cultivar una vida cristiana que contemple ambas dimensiones y las asuma como mutuamente complementarias.
Pablo siempre fue muy consciente de que su llamamiento fue una obra de gracia, un regalo de Dios, quien lo escogió para hacer de él el apóstol de los pueblos no judíos. También esta dimensión es vital en la vida cristiana contemporánea. Cristianos y cristianas podemos vivir en la convicción de que la fe que hemos recibido o heredado es un regalo de Dios, y tenemos la oportunidad de construir la vida en la fuerza que el evangelio y la fe nos proporcionan.
Pablo siempre tuvo presente la importancia de la unidad de la iglesia. Ello lo motivó a visitar Jerusalén para conocer y conversar con los apóstoles más antiguos, y a realizar otros importantes gestos de unidad posteriores. Él sabía que su experiencia y su comprensión del evangelio eran distintas de las de otros líderes, pero también sabía lo importante que era mantenerse en diálogo y comunión en aras de la unidad de la iglesia. Las divergencias no lo llevaban al aislamiento o la ruptura, sino a la búsqueda de formas de acuerdo que permitieran la mejor manera de llevar adelante la tarea común de la evangelización.
Pablo no era un maestro y misionero improvisado. Pasaron al menos catorce años de reflexión teológica y práctica misionera antes del mencionado encuentro en Jerusalén. Esto debe invitarnos a la prudencia en la actualidad, cuando en algunas iglesias se le da a cualquier neófito la posibilidad de asumir tareas tan serias como la enseñanza o la predicación.
Por último, es muy ilustrativa la convicción de Pablo de que Dios reveló a su Hijo “en él” o “por medio de él” (en mí o “por medio de mí”). A pesar de que en el texto original presenta cierta ambigüedad, ambas posibilidades son, en realidad, complementarias. Dios le reveló a Pablo el Cristo y el sentido de su obra salvadora, pero también Dios convirtió a Pablo en un hombre por medio del cual era posible descubrir quién era el Hijo de Dios, ya fuera por el mensaje que daba o por su forma de ejemplificar el poder transformador del evangelio y el sentido de una vida de libertad al servicio de los demás. Una vida así desafía e inspira permanentemente a todas las personas que quieren ser fieles al mensaje del evangelio y desean convertirse en testimonios vivientes de su poder transformador.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
REFERENCIAS CRUZADAS
s 46 Hch 21:20
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
glorificaban a Dios. Esta actitud de los creyentes de Judea era muy distinta a la de los judaizantes (2:4).
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit., en