Comentario de Gálatas 1:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
1:5 — a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. — al hablar del glorioso plan de salvación, Pablo fue constreñido a alabar a Dios (Efe 3:20-21; Rom 11:33-36). Aun en la salutación Pablo sugiere tres razones fuertes para no alejarse del evangelio puro: (1) para mostrar gratitud hacia Dios; (2) para estar siempre libres del presente siglo malo; y (3) para respetar la voluntad soberana de Dios.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Al cual sea la gloria. 1Cr 29:13; Sal 41:13; Sal 72:19; Isa 24:15; Isa 42:12; Mat 6:13; Luc 2:14; Rom 11:36; Rom 16:27; Efe 1:12; Flp 4:20; 1Ti 1:17; 2Ti 4:18; Heb 13:21; 1Pe 5:11; 2Pe 3:18; Jud 1:25; Apo 4:9-11; Apo 5:12; Apo 7:12; Apo 14:7.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Esta doxología muestra que Dios (Gál 1:4) merece la gloria en todos los trances de la vida (por los siglos de los siglos), algo que el evangelio y ministerio de Pablo claramente hacen (Gál 1:23, Gál 1:24).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
1:5 — a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. — al hablar del glorioso plan de salvación, Pablo fue constreñido a alabar a Dios (Efe 3:20-21; Rom 11:33-36). Aun en la salutación Pablo sugiere tres razones fuertes para no alejarse del evangelio puro: (1) para mostrar gratitud hacia Dios; (2) para estar siempre libres del presente siglo malo; y (3) para respetar la voluntad soberana de Dios.
Fuente: Notas Reeves-Partain
Esta sección inicial de la carta termina con una expresión de alabanza que Pablo conoce de su propia tradición judía: A quien sea la gloria por los siglos de los siglos. La palabra gloria puede ser entendida como sinónimo de “alabanza”. Es una expresión litúrgica de reconocimiento y celebración de la grandeza de Dios. El tono festivo y la costumbre de expresarlo en voz alta pueden reforzarse en las traducciones añadiendo signos de admiración, como hacen varias versiones: «¡Gloria a Dios para siempre!» (DHH96), «¡Que todos lo alaben por siempre!» (TLA), “¡Que Dios sea siempre honrado y respetado!”
El amén final es una de las muchas palabras arameas que pasaron del culto judío al culto cristiano y se incorporaron a los diversos idiomas donde se afirmó el cristianismo. Su sentido es dar una respuesta afirmativa a la exhortación de alabar a Dios, por lo que también puede traducirse: “¡Sí, así sea!”, o “¡Sí, sí, muy bien!”
Reflexión bíblica y pastoral
La Carta a los Gálatas refleja mucho del carácter apasionado de Pablo y de su ferviente deseo de cumplir con fidelidad la tarea que Dios le encomendó. Pablo inicia su argumentación señalando su título de apóstol con el propósito de que quede claro que lo que va a decir a continuación lo hace en calidad de enviado y representante de Jesucristo. La convicción con que Pablo cumple su misión puede ser inspiradora para los actuales seguidores y seguidoras de Cristo en el cumplimiento de los diversos ministerios.
Pablo deja bien claro que su llamamiento no proviene de ninguna persona, ni siquiera de una comunidad o institución, sino directamente de Dios y de Jesucristo. Esto puede funcionar como una llamada de atención para las cristianas contemporáneas, pues hoy con frecuencia ocurre que en muchos lugares se multiplican presuntos ministerios y llamamientos de “apóstoles”, “profetas”, “padres de multitudes” y otros títulos que las personas se asignan a sí mismas. Con frecuencia, tales personas no ratifican con su vida que su llamamiento proviene realmente de Dios.
Pablo no intenta diferenciar su apostolado del de los Doce; más bien, señala su origen común. Él no se siente superior a los demás apóstoles, pero tampoco inferior, porque sabe que el Dios que hizo apóstol a Pedro, a Juan y a los otros, es el mismo que lo llamó a él al ejercicio de su apostolado. No se trata de crear rivalidades en el liderazgo, sino de sumar esfuerzos en la ardua tarea de anunciar el evangelio.
Pablo no es un apóstol solitario, sino un estratega como organizador de comunidades de creyentes y equipos de trabajo para la evangelización. Por ello, al escribir su carta menciona a los “hermanos” ―lo cual seguramente incluye también a “hermanas”― que están con él y comparten sus convicciones: el evangelio se vive en comunidad y crea comunidad. La teología de Pablo no es la construcción teórica de un intelectual solitario, sino la reflexión madura y responsable de las experiencias de vida y de fe de comunidades de creyentes. La teología de Pablo es, en este sentido, siempre una teología pastoral.
Pablo recurre desde el mismo inicio de la carta a la principal confesión de fe de la Iglesia de los orígenes. Pablo experimentó a Dios como aquel “que resucitó a Jesús de entre los muertos”. Este Dios que encomendó a Pablo el anuncio del evangelio es un Dios que ama la vida, y no la muerte, y eso lo demostró claramente al resucitar a Jesús.
A pesar de las intensas emociones que experimenta al escribir la carta, Pablo no deja de desearles “gracia y paz” a las comunidades de Galacia. Su ejemplo muestra que no es nuestra tarea convertirnos en jueces de nuestros hermanos y hermanas, que consideramos errados o inmaduros, sino ser pregoneros de la gracia y la paz de Dios, con palabras y acciones.
Pablo llama “el presente siglo malo” a la realidad del mundo alejado de Dios, al mismo tiempo que anuncia la llegada de un tiempo distinto, de salvación, inaugurado por la muerte y la resurrección de Jesucristo. Cristo inauguró una nueva época, en la que los creyentes pueden vivir una realidad diferente, en libertad. En nuestros días también debemos recuperar esta conciencia escatológica, dado que las iglesias cristianas parecen más preocupadas por adaptarse al mundo ―con sus criterios de éxito material, de prosperidad y de prestigio― que por alzar la voz en nombre de su Señor con el propósito de anunciar la llegada de ese “otro mundo posible”. La esperanza y la certeza de la presencia del Señor en la vida de las comunidades de Galacia es lo que permite a Pablo expresar una bella alabanza, en medio de una situación muy difícil: “¡Gloria a Dios para siempre!”
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
REFERENCIAS CRUZADAS
l 11 Rom 16:27
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
MT183 En vista del contexto debe introducirse un imperativo: sea gloria.