Biblia

Comentario de Gálatas 2:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Gálatas 2:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Sin embargo, ni siquiera Tito quien estaba conmigo, siendo griego, fue obligado a circuncidarse,

2:3 — Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; — Esta es la primera vez que se menciona la circuncisión, pero es obvio que esta práctica es el punto principal de la carta, siendo el acto sobresaliente que ocupaba la atención de los judaizantes. Aunque Tito no está mencionado en Hechos, él era un caso que sería ejemplo a seguir, porque si los hermanos aceptaran a un solo gentil sin circuncidarle, tendrían que aceptar a todos sin circuncidarles. Pablo circuncidó a Timoteo cuya madre era judía (Hch 16:3) para no poner tropiezo al evangelio (1Co 9:20), pero no permitió que Tito, «con todo y ser griego» fuera circuncidado. Entonces, si no se requería que Tito fuera circuncidado, entonces no se podía exigir que ningún gentil se circuncidara.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Gál 5:2-6; Hch 15:24; Hch 16:3; 1Co 9:20, 1Co 9:21.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Tito (v. Gál 2:1) era un gentil «a prueba». La palabra circuncidarse introduce un tema central de la falsa enseñanza judía, a la que Pablo alude repetidamente en Gálatas (Gál 5:2, Gál 5:3, Gál 5:6). A diferencia de Timoteo, a quien Pablo circuncidó porque su madre era judía, Tito no era circuncidado. Su circuncisión podía ser señal para todos los otros gentiles que se requería seguir la ley judía para ser cristiano. Como Pablo explica en esta carta, eso sería rechazar las buenas nuevas de que la salvación es un regalo de Dios para los que creen en su Hijo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

griego. Vea la nota sobre Rom 1:14. obligado a circuncidarse. En el núcleo del sistema de obras de los judaizantes estaba la prescripción mosaica de la circuncisión (vea las notas sobre Gén 17:9-14; Rom 4:9-12). Ellos enseñaban que no podía haber salvación sin circuncisión (Hch 15:1; Hch 15:5; Hch 15:24). Pablo y los apóstoles negaron esto, y el asunto se resolvió de forma concluyente en el concilio de Jerusalén (Hch 15:1-22). Vea las notas sobre Gál 5:2-12; Gál 6:15; Rom 4:10-12; cp. 1Co 7:19. Como un creyente verdadero, Tito era prueba viva de que la circuncisión y las regulaciones mosaicas no eran requisitos previos ni componentes necesarios de la salvación. Al abstenerse de obligar a Tito que se circuncidara, los apóstoles verificaron el rechazo de la iglesia a la doctrina de los judaizantes (cp. Timoteo, Hch 16:1-3).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:3 — Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; — Esta es la primera vez que se menciona la circuncisión, pero es obvio que esta práctica es el punto principal de la carta, siendo el acto sobresaliente que ocupaba la atención de los judaizantes. Aunque Tito no está mencionado en Hechos, él era un caso que sería ejemplo a seguir, porque si los hermanos aceptaran a un solo gentil sin circuncidarle, tendrían que aceptar a todos sin circuncidarles. Pablo circuncidó a Timoteo cuya madre era judía (Hch 16:3) para no poner tropiezo al evangelio (1Co 9:20), pero no permitió que Tito, «con todo y ser griego» fuera circuncidado. Entonces, si no se requería que Tito fuera circuncidado, entonces no se podía exigir que ningún gentil se circuncidara.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse muestra que lo más importante en la posición de Pablo era su opción de apertura de la salvación para toda la gente, fuera o no judía. Esta información está presentada en el texto original como prueba de la aceptación de la postura de Pablo por parte de los otros apóstoles, lo cual debe quedar claro en la traducción: «Ni siquiera a Tito» (TLA), «Pues bien, ni siquiera Tito» (BJ), «Ahora bien, ni siquiera Tito» (NVI). Más claro aún: “¡Pero fíjense que ni siquiera a Tito [ ]!”

El texto original presenta a Tito como “griego”, designación que conserva la mayoría de las versiones. En la argumentación de Pablo esto es importante, pues es posible que Tito fuera el único no judío en aquella reunión, y se habrá esperado que se le exigiese la circuncisión para reforzar la unidad de la iglesia. No obstante, el énfasis está puesto en que, aun siendo griego y compañero de Pablo, no se le obligó a la circuncisión: Con todo y ser griego, “aunque era griego”, “y a pesar de la circunstancia de que era griego”.

El verbo griego traducido como obligado puede entenderse como una acción que incluye el uso de la fuerza. El sentido es que los líderes de Jerusalén aceptaron la posición de Pablo sin reservas, a pesar de que la presencia del griego Tito ―un pagano, para los cristianos judíos― podría haber sido motivo de escándalo. Las versiones en español mantienen el verbo “obligar”. BL ofrece una buena alternativa: «No impusieron».

El término “circuncisión” aparece con frecuencia en la carta y es importante mantener siempre la misma designación en la traducción. Para lectores y lectoras actuales, tal vez sea una palabra extraña. Es difícil encontrar una traducción satisfactoria, pues se trata de un rito muy específico, un corte en el prepucio que los judíos practicaban (y practican hasta hoy) como señal de la elección y de la alianza con Dios. Una posibilidad es traducir con expresiones como “corte de identificación”, “señal de pertenencia” u otra similar, lo cual no clarifica mucho el sentido. Nos parece mejor mantener la palabra “circuncisión” y agregar una nota explicativa sobre su significado, ya sea al pie de página o en el glosario.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— que no era judío: Lit. que era griego. Aquí, como en otros lugares, el vocablo “griego” sirve para designar a todo el mundo civilizado no judío.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

g 53 2Co 2:13

h 54 Hch 16:3

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

3 (1) Esto indica que cuando Pablo hacía algo para el testimonio del Señor; a él no le importaba la observancia de la ley.

3 (2) El judaísmo fue edificado sobre la ley dada por Dios, con sus tres columnas: la circuncisión, el sábado y las santas regulaciones dietéticas. Dios dispuso estas tres cosas ( Gén_17:9-14 ; Éxo_20:8-11 ; Lv 11) como sombras de lo que había de venir ( Col_2:16-17). La circuncisión era sombra de la crucifixión de Cristo, en el aspecto de despojarse de la carne, como lo representa el bautismo ( Col_2:11-12). El sábado tipificaba a Cristo como el reposo para Su pueblo ( Mat_11:28-30). La dieta santa simbolizaba personas limpias y personas inmundas, aquellas con quienes el pueblo santo de Dios podía tener contacto y aquellas con quienes no ( Hch_10:11-16 , Hch_10:34-35). Después de la venida de Cristo, todas estas sombras debían haberse terminado. Así que, la observancia del sábado fue abolida por el Señor Jesús en Su ministerio ( Mat_12:1-12) , las santas regulaciones dietéticas fueron anuladas por el Espíritu en el ministerio de Pedro ( Hch_10:9-20), y a la circuncisión se le quitó todo valor en la revelación que Pablo recibió en su ministerio (5:6; 6:15). Además, la ley, la base del judaísmo, ha sido terminada y reemplazada por Cristo ( Rom_10:4 ; Gál_2:16). Por consiguiente, el judaísmo en su totalidad llegó a su fin.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Tito. Un experimento decisivo: si le obligaba a circuncidarse, también a los demás gentiles se les podía obligar si no, entonces quedaba confirmada la libertad respecto a la ley.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

M102 El participio ὤν es ambiguo, pues no se sabe si se usa en un sentido concesivo o causal. ¿Significa: aunque, o porque él era griego? [Editor. El significado de este participio no puede determinarse atendiendo sólo a consideraciones gramaticales, ya que Pablo lo usa tanto en sentido concesivo como en sentido causal; comp. 1Co 9:19 y 1Ts 5:8 . Pero aquí puede tener un significado causal, ya que la circuncisión era una costumbre judía, y a los gentiles no se les requería que fueran circuncidados (comp. Hch 15:1; Hch 15:23 y sigs).]

BD448(6) Ἀλλʼ οὐδὲ Τίτος probablemente es un pensamiento posterior: además, aun Tito no fue … El v. 3 cuadra mejor entre los vv. 6 y 7.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

?V. 3-5:? Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, fue obligado a circuncidarse, a pesar de ser griego. Pero a causa de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra? ?libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para qué la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.? ??San Jerónimo observa que los antiguos códices latinos presentaban la declaración paulina. en forma? ?afirmativa: «a los cuales accedimos por un momento».?7? Pero esta versión es rechazada por Jerónimo? ?como incompatible tanto con el original griego como con el claro significado de la frase precedente, donde? ?Pablo niega que Tito haya sido obligado a circuncidarse, y en cambio hace hincapié en que él mismo no? ?cedió. Luego, Jerónimo encuentra una dificultad con la conjunción «pero» o “sin embargo», de la cual? ?opina que debe tacharse, para que el texto diga así: «Mas ni aun Tito fue obligado a circuncidarse a causa? ?de los hermanos introducidos» etc. Pero sí algo vale el parecer mío: yo diría que Pablo hace aquí una? ?trasposición de palabras, o una de esas omisiones propias del hebreo, de modo que la conjunción «pero» se? ?refiere al verbo «cedimos», si no es que debemos sobrentender con esta conjunción otro verbo, p. ej.,? ?^«resistimos, o nos opusimos, y vencimos, y así procedimos no por odio o desprecio de la ley o las obras? ?hechas conforme a ella, sino a causa de los falsos hermanos que intentaban convertir nuestra libertad en? ?esclavitud etc.». Por otra parte, tales omisiones se hallan también en otros pasajes donde el apóstol escribe? ?bajo el influjo de una fuerte excitación; y como todos sabrán, también en el Antiguo Testamento ocurren? ?con bastante frecuencia.? ??También la frase «a los cuales ni por un momento accedimos a someternos» podría haberse formulado? ?algo más claramente; podría haberse dicho: «a los cuales ni por un tiempo (así lo tiene Jerónimo)? ?cedimos en sumisión» o «para que nos sometieran»; esto es: «con tanta firmeza insistimos en nuestra? ?libertad evangélica, que no lograron ni siquiera esto: que cediéramos por un tiempo, y por esta sola vez, sin? ?perjuicio de retomar nuestro anterior camino una vez que mediante esta concesión hubiera quedado satisfecho el ánimo de los celosos defensores de la ley», ya que por circunstancias del tiempo, del lugar y de las personas solemos hacer tantas cosas que más tarde podemos dejar de lado con entera libertad. Sin embargo, este modo de proceder sólo es admisible donde no implique un peligro para la verdad divina y la libertad evangélica; estando en juego éstas, no debemos atender a circunstancias del tiempo ni del lugar ni de las personas. Vayan estas observaciones en cuanto al aspecto gramatical del pasaje.? ??Por lo demás, el peso principal de esta controversia no reside en definir qué son «obras de la ley»,? ?^sino en poner en claro cuál es el motivo para hacerlas: la necesidad, o la libertad. En efecto: si Cristo mató? ?las obras de la ley y la ley misma, y les puso fin (?Ro. 7:4?; ?10:4?), no lo hizo en el sentido de que ya no se las? ?deba practicar en modo alguno (como San Jerónimo, influido por su maestro Orígenes, sostiene en más de? ?una oportunidad),?8? sino sólo en el sentido de que la salvación debe ser recibida sin ellas, en fe, por medio? ?de Cristo solo, quien es el fin de la ley, y con miras a cuyo advenimiento fueron dadas las leyes.?9? Pues una? ?vez que Cristo hubo venido, él abrogó las obras de la ley de tal manera que ahora se las puede hacer o no? ?hacer a voluntad; pero bajo ningún concepto pueden ser consideradas ya como algo obligatorio. Así lo? ?demostrará Pablo algo más adelante, en el capítulo 4 (v. 1 y sigtes.), con el hermoso ejemplo del heredero? ?menor de edad. Por esto, los demás apóstoles practicaron las obras de la ley, y con ellos también los judíos que habían llegado a la fe; Pablo en cambio y Bernabé las practicaron algunas veces, otras veces no, para demostrar que estas obras son en sí ni meritorias ni perjudiciales,?10? y que llevan el carácter de quien las practica,?11? como se lee en ?1 Corintios 9? (v. 20, 21): «Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley, aunque yo mismo no esté sujeto a la ley me he hecho como sujeto a la ley …A los que estaban sin ley, como si yo estuviera sin ley… «. ¿Podría el apóstol haber hallado palabras más claras para explicar lo que es la libertad evangélica? «Vine a los judíos -dice- para predicarles a Cristo.? ??Pero para que me prestaran oídos, me fue preciso, en bien de ellos, no hacer uso todavía de esta libertad, y? ?no mostrar desprecio hacia ellos y sus obras. Hice por lo tanto lo que ellos también hacían, hasta que? ?lograría convencerlos de que estas obras no eran necesarias, y que la sola fe en Cristo era suficiente. Con la? ?misma táctica me dirigí a los gentiles: ahora ya no hice nada de lo que había hecho estando entre los judíos, sino que comí y bebí exactamente lo mismo que ellos, hasta que tuve la oportunidad de enseñarles acerca de Cristo; ¿cómo habrían admitido mi enseñanza, si ya de entrada yo les hubiese mostrado mi desprecio en esas cosas neutrales?» Por otra parte, si es lícito y aun meritorio afrontar dolores, padecimientos, muerte y penalidades en bien del hermano y del prójimo, ¡cuánto más lícito será que se hagan «obras legales» de cualquier índole si el amor fraternal así lo requiere! Has de saber, sin embargo, que las debes hacer no por coacción de la ley (pues este opresor ya quedó vencido por el Niño que nos ha sido dado [?Is. 9:4?, ?6?] ), sino movido por el amor que sirve gustosa y alegremente. Por lo tanto, si por consideración hacia tu hermano fuere preciso que te hagas circuncidar, bien puedes hacerlo; tal proceder no sólo estará exento de peligro (ya que al circuncidarte no lo haces por causa de la ley ni obligado por ella), sino que hasta puede llamarse muy meritorio.?Es por esto también que el apóstol escoge tan cuidadosamente sus palabras; no dice «no quiso, no? ?era lícito» sino «no fue obligado a circuncidarse». El circuncidarse en sí no habría sido un acto reprochable; pero obligarlo a uno a someterse a la circuncisión como si ésta fuese un requisito necesario para ser? ?justificado, ahora que el solo Cristo nos hace justos por su gracia -esto sí habría sido un acto reprobable, y? ?una ofensa contra la gracia justificadora de Cristo. Por ende, desde que vino Cristo, las obras de la ley están? ?en un mismo plano con las riquezas, la honra, el poder, el correcto comportamiento como ciudadano?12? o? ?cualquier otro bien de este tiempo presente: no por tenerlos eres mejor a los ojos de Dios, y no por carecer? ?de ellos eres peor. Más que censurable serías, en cambio, si afirmaras que tales cosas las necesita el hombre para poder agradara Dios.?Fíjate por lo tanto en las palabras claves con que el apóstol nos da a entender lo que tiene en mente:? ?«Obligado», dice, y además «libertad, esclavitud, sumisión». Con estas palabras pone en claro que entre? ?los de Jerusalén hubo algunos que lo venían controlando cuando él, haciendo uso de la licencia y libertad? ?que le asistía, a veces observaba la ley y otras veces hacía lo contrario, tal como lo juzgaba conveniente? ?para su tarea de ganar almas y predicar el evangelio. Y ahora, aquellos lo denunciaron y lo acusaron de que? ?no guardaba la ley, que no circuncidaba a los gentiles, etc., con lo que querían ejercer una coerción sobre él.?A esto se refiere Pablo aquí al hablar de «sumisión» y «esclavitud». Pues la «libertad» que el apóstol? ?ensalza, y que según sus palabras «poseemos en Cristo», consiste en que no estamos atados en modo? ?alguno a ni una sola obra exterior, antes bien, somos libres para hacer lo que nos plazca, respecto de? ?quienquiera, en cualquier tiempo y forma, excepto allí donde ello atente contra el amor al hermano y contra? ?la paz, como se lee en Romanos ?13? (v. 8): «No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros». Por? ?consiguiente -como Pablo dirá algo más adelante, en el capítulo 3 (v. 28) el verdadero cristiano no es ni? ?libre ni esclavo, ni judío ni gentil, ni hombre ni mujer, ni clérigo ni laico, ni religioso ni secular; no reza ni? ?lee,?13? no hace ni deja de hacer, sino que está en una posición de completa libertad frente a todo. Hace lo que le viene a la mano, y deja sin hacer lo que se sustrae a su mano, tal como Samuel dijo a Saúl en ?1 Samuel 10? (v. 6, 7): «Serás mudado en otro hombre», y «Haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo».?Pero si el uno toma mujer, el otro entra en un monasterio, y el tercero se deja contratar para alguna otra? ?actividad, no lo hace porque la ley le obligue a ello, sino que por su propia voluntad se «sujeta a la esclavitud? ?». Si lo hace por amor, hace muy bien; en cambio, si lo hace porque se siente obligado, o por temor, no? ?obra como un cristiano sino simplemente conforme a lo que es humano. Por esta razón, los hombres de? ?nuestros días, ante todo los clérigos y monjes, cometen un gravísimo error: a causa de la magnificencia? ?exterior de su culto, a causa de sus ritos y ceremonias en que se hallan enredados hasta el extremo de llevar a las almas a una perdición irremediable, ellos sienten hacia los que no lucen la hermosa apariencia que lucen ellos, un desprecio tal que los abruman con interminables recriminaciones; y no sólo esto, sino que se atreven a declarar abiertamente que no tienen el menor deseo de concordar ni de tener que ver nada con ellos.?Por último: parece que la «verdad del evangelio» debe entenderse aquí no como el contenido doctrinal? ?mismo del evangelio, sino como el correcto uso del evangelio; porque el evangelio siempre es verdadero,? ?mas su uso es desvirtuado no pocas veces por la hipocresía. «Verdad del evangelio» es, en efecto,? ?saber que «todo es lícito (?1 Co. 10:23? )», que «todas las cosas son puras para los puros ( ?Tit. 1: 15? )», que no hay ninguna obra de la ley que sea necesaria para poder alcanzar salvación y justicia, puesto que la ley está muerta y ya no tiene fuerza obligante. Sin embargo, cada cual tiene la libertad de hacer las obras prescriptas en la ley siguiendo los impulsos del amor, pero no como obras impuestas por la ley.?

Fuente: Comentario de Gálatas por Martin Lutero