Porque si la herencia fuera por la ley, ya no sería por la promesa; pero a Abraham Dios ha dado gratuitamente la herencia por medio de una promesa.
3:18 — Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. — Aquí Pablo explica la relación entre la ley y la promesa. La promesa hecha a la simiente de Abraham llegó a ser su herencia, pero herencias no proceden de dos partes (por la ley y por la promesa) sino solamente de una (de la promesa a Abraham). Si la herencia hubiera sido por la ley, entonces cuando ésta fue abolida, la herencia también hubiera sido abolida.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
si la herencia. Gál 3:10, Gál 3:12, Gál 3:26, Gál 3:29; Gál 2:21; Rom 4:13-16; Rom 8:17.
pero Dios la concedió. Gál 3:16; Sal 105:6-12, Sal 105:42; Miq 7:18-20; Luc 1:54, Luc 1:55, Luc 1:72, Luc 1:73; Heb 6:12-15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La ley de Moisés y la promesa que Dios hizo a Abraham estaban en oposición entre sí. Pablo demuestra que la opinión de los falsos maestros de que la Ley era el cumplimiento del Pacto Abrahámico no tiene base en las Escrituras.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Pablo recalcó de nuevo que no existe un punto medio entre la ley (obras) y la promesa (gracia). Los dos principios son caminos de salvación que se excluyen entre sí por completo (cp. Rom 4:14). Por definición, una «herencia» es algo otorgado y no algo por lo cual se trabaja, como lo demuestra el caso de Abraham.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
3:18 — Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. — Aquí Pablo explica la relación entre la ley y la promesa. La promesa hecha a la simiente de Abraham llegó a ser su herencia, pero herencias no proceden de dos partes (por la ley y por la promesa) sino solamente de una (de la promesa a Abraham). Si la herencia hubiera sido por la ley, entonces cuando ésta fue abolida, la herencia también hubiera sido abolida.
Fuente: Notas Reeves-Partain
Este versículo expresa un contraste directo entre la ley y la promesa. Pablo afirma que si la bendición de Dios depende del cumplimiento de la ley, entonces ya no puede depender de la promesa que Dios le hizo a Abraham. O es la ley o es la promesa lo que trae la herencia, y ambas opciones se excluyen mutuamente.
Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa es una traducción fiel al texto original, pero puede no resultar suficientemente clara en español. Otras versiones mantienen la misma fidelidad y son más claras: «Pues si lo que Dios prometió darnos dependiera de la ley de Moisés, ya no sería una promesa» (DHH96), «si tenemos que observar una Ley para conseguir la herencia, ésta ya no tiene carácter de cosa prometida» (BL). Habría que especificar que “observar” o “guardar” la ley se refiere a cumplir los mandamientos de la misma. También sería mejor dejar claro que “herencia” se refiere aquí al hecho de que todos los que creen en Cristo son parte del pueblo de Dios por ser hechos descendientes de Abraham, y por esa razón “justificados” o “en correcta relación con Dios”. Se puede traducir en lenguaje cotidiano: “Una de dos: o recibimos lo que Dios nos prometió por cumplir lo que manda la ley o lo recibimos simplemente porque él lo prometió”. Una vez que Pablo ha planteado la disyuntiva en la primera parte del versículo, expresa con toda claridad lo que piensa, en la segunda parte: Pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.
La palabra griega para “dar” es una forma verbal de la palabra “gracia”. Su énfasis es que lo que Dios da, lo da libremente, aun cuando se entiende que los receptores de su don no merecen sus favores. La fuerza del argumento es que la bendición de Dios fue dada a Abraham no por haber hecho algo para merecerla, sino sólo gracias a la promesa que Dios le hizo previamente. Tampoco los gálatas, entonces, tienen que hacer nada para recibir la promesa de Dios, pues se trata de un regalo. Este aspecto de gratuidad es bien captado y expresado por la mayoría de las versiones: «Pero el hecho es que Dios prometió a Abraham dárselo gratuitamente» (DHH96), «y a Abrahán se la regaló Dios en virtud de la promesa» (BP), «Dios le concedió la herencia gratuitamente por medio de una promesa» (BA), «pero lo cierto es que cuando Dios le aseguró a Abraham que le daría lo prometido, no le pidió nada a cambio» (TLA).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
REFERENCIAS CRUZADAS
j 145 Rom 11:6
k 146 Gén 22:17
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
18 super (1) La ley no da nada; sólo exige. La herencia no es por la ley sino por la promesa. Por lo tanto, la herencia fue concedida a Abraham mediante la promesa.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
la promesa… → Rom 4:14.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R583 Mediante el uso de διά aquí, se funden las ideas de medio y de manera en un concepto: por la promesa.
M15 Un uso interesante del tiempo perfecto es el perfecto de alegoría, que aparece varias veces en el N.T. cuando se está exponiendo el A.T. Era como si este tipo de interpretación cristiana considerara la narrativa del A.T. como contemporánea y, por tanto, podía decir: tal y tal incidente han ocurrido (como sucede aquí con κεχάρισται).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, es
Fuente: La Biblia de las Américas
g Rom 4:14.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
?V. 18a:? ?Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa.?Esto quiere decir: Si la justicia prometida a Abraham, en bendición que recibió, es una justicia que? ?procede de las obras de la ley y de nosotros mismos, la promesa ha quedado invalidada y resulta superflua.?No es posible que una cosa (la justicia) proceda de nosotros y de Dios, siendo que «Dios es veraz, nosotros? ?en cambio somos mentirosos» (?Ro. 3:4?). Con esta declaración suya (v. 18a) , Pablo prueba la veracidad de? ?lo que acaba de afirmar (v. 17), a saber, que la promesa no es invalidada por la ley. «Porque si la herencia es por la ley», sigue diciendo, «ya la promesa es invalidada por la ley», como lo recalca también en ?Romanos 4? (v. 14): «Si los que son de la ley son los herederos, la promesa resulta anulada». En un párrafo anterior?60? ?detallé ampliamente un modo de hablar característico del apóstol: ley, obras de la ley, justicia de la ley -todo esto son para él conceptos idénticos; porque una justicia de esta índole jamás puede ser el producto de nuestra buena voluntad, sino sólo producto de la dura exigencia de la ley. Nuestros teólogos emplean para? ?esto expresiones como “de nosotros mismos” o “por nuestras propias fuerzas” o “por simple capacidad? ?natural:?61? es por esto que no logran entender a este Pablo que parece elevar acusaciones contra la ley?.?62??V. 18b:? ?Pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.?No le asignó la herencia por medio de la ley, sino que se la donó por medio de su promesa libre y? ?espontánea, cuando todavía no existía la ley. Más absurdo aún sería afirmar que? ?Dios cumplió su promesa mediante el advenimiento de la ley: en esto culmina toda la argumentación del? ?apóstol acerca de este punto.?Ahora nos corresponde averiguar por qué Pablo dice que «la ley fue dada cuatrocientos treinta años? ?después». Está visto que se trata de un cómputo de años que arranca con la partida de Abraham de su tierra, momento en que por primera vez recibió la promesa, ?Génesis 12? (v. 3), y se extiende hasta el éxodo de los hijos de Israel. He aquí los detalles: A la edad de setenta y cinco años, Abraham emigró de su tierra,? ?Génesis 12? (v. 4), y a los cien años de edad engendró a su hijo Isaac, ?Génesis 21? (v. 5). Esto te da veinticinco años, Isaac, siendo de sesenta años de edad, engendró a Jacob y Esaú, ?Génesis 25? (v. 26). Anótate sesenta años. Jacob, ya nonagenario, engendró a José (anótate también estos noventa años), como se puede colegir de diversos capítulos del Génesis. José alcanzó una edad de ciento diez años, ?Génesis 50? (v. 26). Después de su muerte, los hijos de Israel pasaron sesenta y cinco años de esclavitud en Egipto, según datos que Jerónimo dice haber extraído de Filón.?63? Al cabo de este tiempo nació Moisés; y cuando éste tenía ochenta años, se produjo el éxodo de los hijos de Israel. Luego, desde el año septuagésimo quinto de Abraham hasta el octogésimo de Moisés median cuatrocientos treinta años. Si esta cuenta es exacta, véanlo otros. Yo me adhiero a la opinión de San Jerónimo, quien dice: Muchos son los que buscaron la solución de este problema; no sé si alguien la encontró.?64? Creo empero que respecto de los «cuatrocientos treinta años» el apóstol no se basó en ese cómputo sino en el capítulo 12 (v. 40) del libro de 12xodo, donde se lee: «El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta años». De igual manera procedió Esteban, ?Hechos 7? (v. 6), al recapitular a base de ?Génesis 15? (v. 13) la historia en que Dios predijo a Abraham que su simiente viviría en la esclavitud por cuatrocientos años. Pablo por su parte, uniendo ambos pasajes, cuenta cuatrocientos treinta años.?Digno de notar es además el hecho de que el apóstol llama las promesas de Dios un «testamento». Con el mismo término se las designa también en otros pasajes de las Escrituras. Es esta una forma velada? ?de indicar lo que habría de suceder: Dios moriría, y por lo tanto, en la promesa divina, comparable a la? ?apertura formal de un testamento, sería dable ver al mismo tiempo la encarnación y la pasión de Dios. Pues? ?como dice en ?Hebreos 9? (v. 17): «El testamento con la muerte se confirma». Consecuentemente, tampoco? ?el testamento de Dios Podía quedar «confirmado» a menos que Dios muriera, por lo que el mismo pasaje? ?(?He. 9:15?) afirma con respecto a Cristo: «Por eso es mediador de un nuevo testamento, para interviniendo? ?muerte… reciban la promesa». Y éste debió ser precisamente aquel «día de Cristo» que Abraham «vio» conforme a la promesa de Dios «y se gozó» (?Jn. 8:56?). A tono con lo antedicho está también la observación? ?de San Jerónimo que en hebreo se habla más bien de un «pacto» que de un «testamento». El que está en? ?pleno goce de vida concierta un pacto: el que está a punto de morir redacta un testamento. Así, Jesucristo? ?como Dios inmortal concertó un «pacto»; pero al mismo tiempo redactó un «testamento» por cuanto habría? ?de llegar a ser un hombre mortal: así como el mismo Jesucristo es Dios y hombre, son lo mismo también su pacto y su testamento.?