Comentario de Gálatas 3:20 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y el mediador no es de uno solo, pero Dios es uno.

3:20

— Y el mediador no le es de uno solo; pero Dios es uno. — La palabra mediador implica un pacto o contrato entre dos partes, pero tal contrato tiene requisitos y si éstos no se cumplen, el contrato queda invalidado. Así fue la ley. Los israelitas «invalidaron mi pacto» (Jer 31:31-34) y, por eso, fue cancelado. Sin embargo, la promesa (vers. 14, 16, 17, 18, 19, 21, 22, 29) depende solamente de Dios. El la dio y la cumplió. Lo que los israelitas u otros hubieran hecho no podía evitar que Dios cumpliera la promesa porque El

— y solamente El — estaba y está involucrado en su cumplimiento.

Se usa la palabra pacto como un acuerdo o convenio, pero el pacto con Abraham era como el pacto de Gén 9:9 y significaba promesa. Esto es obvio en este capítulo porque la palabra pacto en el ver. 17 significa la promesa (vers. 16, 17, 18).

El punto principal es, pues, que para demostrar la naturaleza provisional de la ley de Moisés, Pablo les explica que la ley fue dada a través de un mediador, indicando que era un contrato entre dos partes y que había condiciones o requisitos. Para seguir en vigor ambas partes tenían que cumplir los requisitos. Obviamente, pues, no fue un arreglo absoluto sino condicional. Por eso, la ley de Moisés podía ser abolida, pero el pacto hecho con Abraham era pacto de otra naturaleza. Era una promesa incondicional. No había condiciones ni requisitos y dependía únicamente de Dios. La promesa (en la cual está el evangelio) ofrece salvación a todos (3:13, 14, 26-27).

Desde luego las bendiciones del evangelio son condicionales (2Ts 1:7-9), pero aunque la ley se canceló debido a que una de las partes falló y no cumplió (Jer 31:31-34; Heb 8:6-13), la promesa no podía y no puede ser invalidada porque fue hecha por Dios y no había otra parte. El no invalidará su propia palabra (promesa). El hombre puede fallar en su cumplimiento de las condiciones del evangelio pero Dios no puede fallar (2Ti 2:13) y su oferta de salvación a todos los hombres hasta el fin del mundo se basa en su palabra irrevocable.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

y el mediador no es. Job 9:33; Hch 12:20; 1Ti 2:5.

pero Dios es uno. Gál 3:17; Gén 15:18; Gén 17:1, Gén 17:2; Deu 6:4; Rom 3:29.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

mediador. Parece que el punto de Pablo es que se requiere de un «mediador» si hay más de una parte contractual, pero Dios fue el único que ratificó el pacto con Abraham (vea las notas sobre Gén 15:7-21).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

3:20 — Y el mediador no le es de uno solo; pero Dios es uno. — La palabra mediador implica un pacto o contrato entre dos partes, pero tal contrato tiene requisitos y si éstos no se cumplen, el contrato queda invalidado. Así fue la ley. Los israelitas «invalidaron mi pacto» (Jer 31:31-34) y, por eso, fue cancelado. Sin embargo, la promesa (vers. 14, 16, 17, 18, 19, 21, 22, 29) depende solamente de Dios. El la dio y la cumplió. Lo que los israelitas u otros hubieran hecho no podía evitar que Dios cumpliera la promesa porque El — y solamente El — estaba y está involucrado en su cumplimiento.
Se usa la palabra pacto como un acuerdo o convenio, pero el pacto con Abraham era como el pacto de Gén 9:9 y significaba promesa. Esto es obvio en este capítulo porque la palabra pacto en el ver. 17 significa la promesa (vers. 16, 17, 18).
El punto principal es, pues, que para demostrar la naturaleza provisional de la ley de Moisés, Pablo les explica que la ley fue dada a través de un mediador, indicando que era un contrato entre dos partes y que había condiciones o requisitos. Para seguir en vigor ambas partes tenían que cumplir los requisitos. Obviamente, pues, no fue un arreglo absoluto sino condicional. Por eso, la ley de Moisés podía ser abolida, pero el pacto hecho con Abraham era pacto de otra naturaleza. Era una promesa incondicional. No había condiciones ni requisitos y dependía únicamente de Dios. La promesa (en la cual está el evangelio) ofrece salvación a todos (3:13, 14, 26-27).
Desde luego las bendiciones del evangelio son condicionales (2Ts 1:7-9), pero aunque la ley se canceló debido a que una de las partes falló y no cumplió (Jer 31:31-34; Heb 8:6-13), la promesa no podía y no puede ser invalidada porque fue hecha por Dios y no había otra parte. El no invalidará su propia palabra (promesa). El hombre puede fallar en su cumplimiento de las condiciones del evangelio pero Dios no puede fallar (2Ti 2:13) y su oferta de salvación a todos los hombres hasta el fin del mundo se basa en su palabra irrevocable.

Fuente: Notas Reeves-Partain

La afirmación que se hace en este versículo es oscura y sus implicaciones teológicas no son fáciles de captar. Sólo el estudio del contexto ayuda a acercarse al pensamiento del apóstol. Aquí Pablo utiliza nuevamente métodos rabínicos para defender su posición. Su intención es reafirmar la superioridad de la promesa sobre la ley. Para el apóstol, la promesa es también superior a la ley porque no fue dada por un mediador, sino que vino directamente de Dios. Pablo está dando a entender que, a menos que haya dos partidos, no se necesita de un mediador: Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno, «Pero no hay necesidad de intermediario cuando se trata de una sola persona, y Dios es uno solo» (DHH96). Con frecuencia, es mejor utilizar una afirmación positiva: “Sólo se requiere un mediador cuando hay dos partidos”, “Sólo se necesita de alguien que medie cuando hay dos grupos diferentes”.

Aparentemente, el pensamiento que está detrás de la expresión empleada por Pablo es que “Dios actúa directamente” o que “Dios actúa como una persona, sin un mediador”. TLA se distancia de la traducción literal, pero expresa bien el sentido de la frase: «Pero cuando Dios le hizo la promesa a Abraham, no usó mensajeros sino que se la hizo personalmente».

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

NOTAS

(1) “Dios”, P46אABVgSyp; J7,8: “Jehová”.

REFERENCIAS CRUZADAS

o 151 Deu 6:4

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

un mediador…ya que Dios es uno solo. El pacto de Dios con Israel (la ley) fue por medio de un mediador, Moisés (Jn 1:17), pero el pacto de Dios con Abraham (la gracia) fue por medio de Dios solo (cp. Gn 15:12– 18).

Fuente: La Biblia de las Américas

20 super (1) En cuanto a la ley hay un mediador entre dos partidos, Dios y los hijos de Israel, En cuanto a la promesa sólo tenemos a Dios, quien está directamente relacionado con el que recibe la promesa, y no hay intermediario. La responsabilidad en cuanto a la ley no depende de una sola parte sino de las dos, mientras que la responsabilidad en cuanto a la promesa depende únicamente del dador, Dios. Por lo tanto, la ley es inferior a la promesa. Los gálatas renunciaron a lo superior y volvieron a lo inferior.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

I.e., de una de las partes

Fuente: La Biblia de las Américas

?V. 20:? ?Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.?¿Quién hubiera esperado jamás una respuesta tal, una puesta que por cierto contradice a todos los? ?que suelen tan sabiamente de lo útiles que son las leyes? Pablo dice la ley fue dada o añadida o anexada? ?para que las transgresiones abundasen -en el mismo sentido como en ?Romanos 5? (v. 20) donde el apóstol? ?declara: «La ley se introdujo para que el pecado, abundase».?San Jerónimo por su parte da a este pasaje un significado negativo: para él, la ley fue dada para que? ?sirviera de freno a las transgresiones.?65? Sin embargo, hay diversos factores se oponen a esta interpretación:?En primer lugar: En tal caso debía haberse dicho más bien: «La ley fue añadida para que hombre alcanzase? ?por ella la justificación»; porque una ley es dada para que se la cumpla.?66? En segundo lugar: Es muy común en los escritos de Pablo este modo de expresarse: “La ley es el poder del pecado» (?I Co. 15:56?), es la «ocasión para el pecado» (?Ro. 7:8?, ?11?), es una ley para muerte» (?Ro. 7:10?; ?8:2?), y una ley de ira» (?Ro. 4:15?).??En efecto, en ?Romanos 4? (v. 15) el apóstol escribe que «la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco? ?hay trasgresión». De la misma manera puede afirmarse que donde no hay trasgresión, tampoco hay remisión; y donde no hay remisión, allí tampoco hay salvación. Consecuentemente, así como existe la remisión a causa de la salvación, y la trasgresión a causa de la remisión, así existe también la ley a causa de la trasgresión. La ley hace surgir (ponit) el pecado, el pecado la remisión, y la remisión la salvación. Y todo esto porque sin la ley, el pecado permanece muerto y no es reconocido, según Romanos cap. 5 y 7. El? ?pecado estaba en el mundo, pero no le era imputado al hombre, hasta el advenimiento de Moisés y su ley.?El sentido es, pues: la ley fue dada a causa de la trasgresión, para que la trasgresión exista como tal y? ?abundase, y para que de esta suerte el hombre, llevado al conocimiento de sí mismo por medio de la ley,? ?buscase la mano del misericordioso Dios; porque sin la ley, el hombre está en ignorancia acerca de su? ?pecado y se tiene a sí mismo por sano.?En tercer lugar. Tampoco la frase que sigue -hasta que viniese la simiente» concuerda con lo que? ?opina Jerónimo; porque resulta absurdo que la trasgresión tenga que ser refrenada hasta el advenimiento de? ?Cristo, como si a partir de entonces ya no tuviera que ser refrenada.?67? Lo que el apóstol quería decir es todo? ?lo contrario, a saber por medio de la ley, el pecado no sólo no fue refrenado, sino que incluso fue aumentado, hasta que vino Cristo y puso fin a la ley cumpliéndola y trayendo al mundo la gracia, como dice Gabriel en el cap. 9 (v. 24) del libro de Daniel: « … para poner fin al pecado, … y para traer la Justicia perdurable que es como decir: «El pecado tuvo su origen en Adán, creció más aún por la ley, y llegará al punto final por la obra de Cristo solamente, el cual, una vez muerto el pecado, trae la -justicia perdurable, así como leemos en el ?Salmo 110? (111:3) y 111 (112:3): «Su justicia permanece como siempre».?En Cuarto lugar: La Interpretación de Jerónimo tampoco condice con la pregunta de Pablo: «¿Luego? ?la ley es contraria a las promesas de Dios?» (3:21). Una objeción de esta naturaleza no se habría hecho? ?si el apóstol hubiese querido que sus palabras se entendieran en el sentido de que la ley fue dada para? ?refrenar las transgresiones; porque en tal caso, la ley no estaría en contra de las promesas sino a favor de? ?ellas En cambio ahora, siendo que la ley aumenta el pecado y suscita ira, está visto que no impulsa a Dios? ?a cumplir sus promesas, sino al contrario, lo irrita y le sirve de impedimento. Entendiendo así el pensamiento de Pablo, el contexto forma un todo de admirable coherencia; de otra manera ten que inventar tantas opiniones como oraciones hay en pasaje.?En quinto lugar: Las palabras «en mano de un mediador. Pablo las escribe, a juicio mío, para? ?subrayar que la ley no fue puesta en la mano nuestra para que nosotros la cumplamos sino en la mano del? ?Cristo que habría de venir para cumplirla.?68? Por esto, la ley fue puesta no para que efectuara la justificación,? ?sino más bien para que acusara a los pecadores y exigiera, la mano de un mediador. Pues era preciso poner coto a la soberbia del hombre para impedir que éste creyera que el Hijo de Dios encarnó por los méritos de él, el hombre, así se hiciera indigno de una misericordia tan grande ahora, habiendo caído en demérito, a causa de la ley, a ese Dios cuya fidelidad y misericordia llegamos a con siempre mejor a medida que nos damos más perfecta de lo indignos que somos nosotros a quienes él demostró, amor tan grande. Pues el provecho que nosotros obtenemos por medio de la ley es sólo el llegar al conocimiento; cumplirla empero y ponerla por obra -esto lo puede únicamente Cristo.?«Hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa»: esto es, en «la simiente» se daría la? ?bendición, la justicia y el cumplimiento de la ley; y las transgresiones que existían por medio de la ley, ya? ?no tendrían que ser refrenadas sino que serían extinguidas -lo cual es efectuado por la fe en Cristo.?Para lo que sigue inmediatamente, no encuentro referencias en ningún comentario teológico. Jerónimo,? ?Agustín y Ambrosio lo pasan por alto. Lo único que dicen es que Cristo es el mediador entre Dios y? ?los hombres; pero no muestran que relación hay entre estas palabras, ni cómo se las debe entender. Otros? ?autores más recientes traen una serie de pensamientos que ni siquiera están en relación con el texto. Por? ?esto someto a consideración del piadoso lector las reflexiones que yo mismo soy capaz de ofrecer.?«La ley» -dice el apóstol- «fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador». Lo? ?mismo dice también San Esteban en ?Hechos 7? (v. 53): «Vosotros recibisteis la ley por disposición de? ?ángeles, y no la guardasteis y en ?Hebreos 2? (v. 2) leemos: ‘Porque si la palabra dicha por medio de los? ?ángeles fue firme etc.». La opinión evidente del apóstol es, por lo tanto, que la ley es una letra, y que como? ?tal, la única, función que le compete es la de ser «el poder del pecado» (?1 Co. 15:56?). Así lo expresa? ?también en ?2 Corintios 3? (v. 6): «La letra mata, mas el espíritu vivifica». Es, a no dudarlo, algo muy grande? ?que la ley haya sido «ordenada por medio de ángeles”; pero en lo tocante a la justicia, este hecho no tiene? ?importancia alguna, ya que los ángeles no son capaces ni de cumplir la ley por nosotros ni de damos aquello con que podamos cumplirla. Lo único de que son capaces es de transmitimos la ley por disposición divina.?Pero por el hecho de que la ley nos fue transmitida por disposición de Dios, sin duda alguna se nos quiere? ?dar a entender que la debemos cumplir en todas sus partes; porque los ángeles no fueron los autores de la? ?ley, sino sus servidores, por medio de los cuales, conforme a lo dispuesto, la ley había de negar hasta? ?nosotros. Aquella disposición, por lo tanto, habría de quedar sin efecto, y ya no habría un ángel como? ?mediador entre Dios y el hombre, sino Dios mismo, el que hace disposiciones por medio de los ángeles y? ?nos mantiene a nosotros a gran distancia de él -este mismo Dios, digo, vendría y nos enseñaría la ley, aquel? ?Dios cuyas palabras serán espíritu y vida (?Jn. 6:63?). Pues de nada le sirve enviar cualquier tipo de mensajeros, si no viene él mismo. Ahora bien: la ley puede haber sido ordenada por medio de ángeles, pero no fue puesta en mano de ángeles. De ninguna manera, sino que fue puesta en mano de un mediador que debía absolver y justificar a los que son acusados Por la ley. Porque la expresión «en mano de un mediador. Yo la interpreto como que él, siendo el único que no está sujeto a la ley, es dueño y señor de la ley ordenada por medio de ángeles, de tal manera que él no tiene ninguna obligación Para con la ley y puede liberar de ella a quien él quiera. A nosotros en cambio la ley nos tiene en sus manos y nos mantiene sujetos a ella por medio del pecado. Con todo esto, Pablo quiere decimos que es imposible para nosotros ser salvos Por medio de nosotros mismos, pero que es fácil serlo por la mano de otro, a saber, de un mediador. Por otra parte, si alguien cree que la interpretación correcta del «ordenado por Medio de ángeles en mano de un mediador» debe ser «ordenada a la potestad o autoridad de un mediador no tengo nada contra, siempre que no crea que con el «mediador» debe entenderse simplemente a Moisés como mediador del Antiguo Testamento, así como en la carta a los Hebreos (8:6) Cristo es llamado el mediador de un testamento nuevo y mejo?.?69??En lo que atañe a la expresión «Pero el mediador no lo es de uno solo», Pablo deduce de la palabra? ?«mediador» nuestro estado de pecaminosidad es tal que las obras de la ley resultan del todo insuficientes.?Si sois justos por medio de la ley, dice, ya no necesitáis un mediador. Pero tampoco Dios necesita, puesto? ?que él es Uno y está en perfecto acuerdo consigo mismo. Se busca por lo tanto un mediador entre dos partes entre Dios y el hombre. O dicho con otras palabras: Sería la más abyecta ingratitud si rechazáis a vuestro mediador y enviáis de vuelta a Dios que es Uno. Lo rechazáis empero si sois capaces de ser justificados a base de la ley. Así resultará que él no puede ser un mediador para vosotros, por cuanto no lo queréis, ni tampoco puede serlo para Dios, por cuanto Dios: no lo necesita. De ahí que la ley estará ahora también en la vuestra, y no será ya ordenada por medio de ángeles en sentido de que será cumplida por un mediador, sino que cumplida en su totalidad por vosotros mismos. Si debajo este significado se oculta algún otro, búsquelo quien quiera-, por mi parte amaino las velas?.?70?

Fuente: Comentario de Gálatas por Martin Lutero

‡ El concepto que se expresa aquí es que el Antiguo Testamento necesitaba un mediador (Moisés). Pero en el caso de la promesa, esta fue hecha directamente a Abrahán, y de acuerdo al argumento que Pablo desarrolla aquí, la promesa se cumplió directamente mediante Jesucristo. De este modo, dice Pablo, la promesa y su cumplimiento son superiores a la ley.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento