Así que, todos sois hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús,
3:26 — pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; — Todos, tanto gentiles como judíos, no son hijos de Dios por obedecer la ley de Moisés (el ayo que ya fue despedido), sino por la fe (el evangelio). El judío ha llegado a la madurez para disfrutar de sus derechos y privilegios en la casa del Padre. «Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu» (Rom 8:4).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Gál 4:5, Gál 4:6; Jua 1:12, Jua 1:13; Jua 20:17; Rom 8:14-17; 2Co 6:18; Efe 1:5; Efe 5:1; Flp 2:15; Heb 2:10-15; 1Jn 3:1, 1Jn 3:2; Apo 21:7.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
por la fe en Cristo Jesús los creyentes no sólo son bendecidos como hijos de Abraham (vv. Gál 3:7, Gál 3:9), sino también como hijos de Dios (Jua 1:12) y herederos de Dios (Gál 4:7). Los creyentes son adoptados por el mismo Dios. Aunque éramos sus enemigos, somos hechos sus hijos. Aunque merecemos el juicio, recibiremos una herencia eterna de nuestro Padre.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
hijos de Dios. Mientras que Dios es el Padre de todos los humanos en un sentido general porque los creó (Hch 17:24-28), solo aquellos que ponen su fe en Jesucristo son los verdaderos hijos espirituales de Dios. Los incrédulos son hijos de Satanás (Mat 13:38; Jua 8:38; Jua 8:41; Jua 8:44; Hch 13:10; 1Jn 3:10; cp. Efe 2:3; 1Jn 5:19).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
3:26 — pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; — Todos, tanto gentiles como judíos, no son hijos de Dios por obedecer la ley de Moisés (el ayo que ya fue despedido), sino por la fe (el evangelio). El judío ha llegado a la madurez para disfrutar de sus derechos y privilegios en la casa del Padre. «Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu» (Rom 8:4).
Fuente: Notas Reeves-Partain
Aquí Pablo juega con la imagen que ha venido utilizando del hijo. La usa para refutar a sus oponentes, quienes, según parece, enseñaban a los gálatas que para ser “hijos de Abraham” o “hijos de la promesa” había que cumplir las instrucciones de la ley. Pablo les asegura a los gálatas que existe una filiación más maravillosa, la de ser hijos de Dios: Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Este versículo encierra una cuestión teológica de mucha trascendencia. Se trata de saber a quiénes abarca el “todos” utilizado por Pablo: ¿abarca sólo a los gálatas que han creído en Cristo? ¿Abarca a los judíos y a los no judíos? ¿O acaso Pablo también está pensando en los maestros rivales que quieren imponer el cumplimiento de la ley? Desde el punto de vista gramatical, no es posible responder estas preguntas. Tomando en cuenta el pensamiento general de Pablo, nos inclinamos a creer que Pablo está incluyendo aquí a todos los no judíos creyentes en Cristo y a todos los judíos. La mayoría de las versiones, sin embargo, parece restringir la filiación sólo a los judíos y no judíos que han creído en Cristo. Presentamos dos versiones que permiten entender la filiación en sentido amplio: «Pues por la adhesión al Mesías Jesús sois todos hijos de Dios» (NBE), y «efectivamente, todos ustedes son hijos de Dios en Cristo Jesús mediante la fe» (BA).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Gál 4:5; Jua 1:12-14; Rom 8:15-16.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Conclusión: los verdaderos hijos. La palabra hijos (gr. huioi) en el v. 26 es una palabra clave que había sido introducida en el mismo comienzo de esta importante sección (v. 7, en DHH “descendientes”). Esta es una clave importante para comprender la lógica del argumento de Pablo. Podemos pensar en los vv. 26-29 como una recapitulación de ese argumento. Pero así como un compo sitor no hace una mera repetición de un tema al final de un movimiento sinfónico, del mismo modo, aquí Pablo no se conforma con hablar de la condición de hijos de Abraham. En cambio, toma la idea y la lleva un paso más adelante: todos sois hijos de Dios (concepto que ampliará en 4:1-7). Otros temas prominentes de este capítulo están entretejidos en este pasaje: la promesa (14), la herencia (18) y la fe en Jesucristo (22). Como un comentarista antiguo dijera con referencia al v. 29: “La declaración del v. 7 se ve ahora extensamente sustanciada y ampliada por 22 versículos del más profundo, más variado y más abarcador razonamiento que existe en la totalidad de las obras del Apóstol” (C. J. Ellicot, A Critical and Grammatical Commentary on St. Paul’s Epistle to the Galatians [J. W. Parker and Son, 1854, p. 72]).
Además, otros dos temas importantes son planteados aquí por primera vez. Primero, la unidad en Cristo. Por supuesto, la noción de que el evangelio ha derribado la división entre los judíos y los gentiles (cf. Ef. 2:11-18) subyace todo lo que Pablo dice en esta carta. En el v. 28, sin embargo, el Apóstol expresa esta verdad en forma enérgica, destacando que otras divisiones (esclavo/libre; hombre/mujer) tampoco tienen peso alguno en nues tra posición ante Dios. Aunque este versículo ha sido usado y se ha abusado de él en un intento por desarrollar una ética cristiana, no podemos darnos el lujo de ignorar su gran significado en relación con el te ma que estamos tratando. Especialmente en nuestra época, en que nos hemos vuelto muy conscientes del poder destructivo del prejuicio (ya sea basado en la identidad étnica, la posición social, o el sexo), deberíamos gozarnos en este evangelio que no da lugar a las preferencias en lo espiritual, y aprender a conducirnos en una forma que declare esa verdad ante un mundo confundido.
El segundo tema que se hace explícito aquí es el de la unión con Cristo. La idea ya fue sugerida en la gran importancia que Pablo asigna a la fe en Cristo, pero se refuerza con la referencia a ser bautizados en Cristo y revestidos de él (27; cf. Rom. 6:1-4; 13:14; Ef. 4:24; Col. 3:10), también por la declaración de que somos uno en Cristo (28), y por el comentario final de que pertenecemos a Cristo (29). No es posible exagerar la importancia de esta doctrina para la enseñanza de Pablo; esto es lo que da coherencia a todo lo que dice sobre la salvación. Comenzamos a ver más claramente por qué Pablo habló de Cristo como la descendencia: somos descendencia de Abraham en la medida que disfrutamos de unión y solidaridad con la descendencia.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
c 165 Ose 1:10; Jua 1:12; Rom 8:14
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
26 super (1) Hijos mayores de edad, que ya no tienen necesidad de estar bajo la custodia del tutor que era un esclavo. Bajo el antiguo pacto, los escogidos de Dios eran considerados niños. Ahora, bajo el nuevo pacto, son considerados hijos mayores de edad, que heredarán la bendición prometida: el Espíritu todo-inclusivo de Cristo.
26 super (2) La fe en Cristo nos introduce en El, haciéndonos uno con Cristo, en quien está la filiación. Es necesario que estemos identificados con Cristo por medio de la fe para que en El seamos hijos de Dios.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
?V. 26:? ?Pues todos sois hijos de Dios por la le en Cristo Jesús.?Por el hecho de que la fe no es otra cosa que la bendición y no otra cosa que la herencia prometida? ?a Abraham en Cristo, su descendiente, el que tiene fe en Cristo tiene la herencia prometida por Dios. Y si? ?tiene la herencia, ya no está bajo el ayo, sino que goza de plena libertad, es señor y a la vez heredero. Sin? ?embargo, la herencia no es dada a nadie sino a los hijos. De esto se sigue que el que cree en Cristo es hijo? ?de Dios, como leemos en ?Juan 1? (v. 12): «A los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hijos de? ?Dios».?