Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿No escucháis la ley?
4:21 — Decidme, — Luc 7:42; Isa 1:18.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
los que queréis estar bajo la ley. Gál 4:9; Gál 3:10, Gál 3:23, Gál 3:24; Rom 6:14; Rom 7:5, Rom 7:6; Rom 9:30-32; Rom 10:3-10.
no habéis oido. Mat 21:42-44; Mat 22:29-32; Jua 5:46, Jua 5:47.
la ley. Jua 10:34; Jua 12:34; Jua 15:25; Rom 3:19.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
En esta sección Pablo desarrolla una alegoría para complementar su argumento de que la justificación siempre fue por la fe y que esto no cambió por la promulgación de la Ley (Gál 3:6-25). Aunque hay otros ejemplos bíblicos de alegoría, al dar un significado figurado a los detalles de la historia (Isa 5:1-7), Pablo no recomienda, ni siquiera condona, el uso de una interpretación alegórica. Una alegoría es un recurso literario legítimo que conlleva una verdad literal; mientras, una alegorización es una distorsión ilegítima de hechos históricos para crear un significado espiritual escondido y profundo. Pablo recurre a un recurso judío en boga por esos días que usaron probablemente los falsos maestros en Galacia para apoyar sus opiniones. Pablo le daría «la vuelta a la tortilla» al usar este método para desacreditar sus posiciones.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Una vez más, Pablo habla de la ley y de la experiencia de Abraham, al referirse al respeto fundamental que los falsos maestros sienten por este patriarca (Gál 3:6-9) o a la infatuación gálata de vivir bajo la ley. Para remachar su largo argumento sobre la esclavitud a la ley y la libertad que se encuentra en Cristo, Pablo utiliza el ejemplo de los dos hijos de Abraham. Ellos son Ismael (hijo de la esclava Agar, v. Gál 4:24) e Isaac (hijo de Sara, la verdadera esposa de Abraham, la libre). Con mucha propiedad, Pablo contradice el celo de los falsos maestros judíos por la Ley con un argumento que se basa en la propia Ley, el Pentateuco (Gén 16:15; Gén 21:2). Se vale de la alegoría para probar su parecer, debido a que es la técnica retórica que usaban los falsos maestros. En otras palabras, Pablo demuestra que puede argumentar apoyándose en la misma Ley como ellos lo hacen, pero para probar que la ley de Moisés apuntaba hacia el Mesías, Jesucristo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
bajo la ley: Vea la nota sobre Gál 3:10.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Pablo continúa el contraste de gracia y ley, obras y fe. Para ello emplea una historia del AT como analogía o ilustración de lo que ha enseñado hasta ahora.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:21 — Decidme, — Luc 7:42; Isa 1:18.
— los que queréis estar bajo la ley: — Los judaizantes y los hermanos gálatas convencidos por ellos creían que para ser justificados tenían que aceptar la circuncisión y guardar la ley.
— ¿no habéis oído la ley? — Una vez más (y por última vez en esta carta) Pablo apela a las Escrituras para convencer a los cristianos gálatas de la insensatez (3:1) de sujetarse a la ley de Moisés. Aunque los judaizantes leían la ley todos sábados, no oían lo que les decía, porque la ley misma les presentó una alegoría para hacerles ver que no deberían estar bajo la ley si querían ser verdaderos hijos de Dios. «La ley misma os aparta de sí para acercaos a Cristo» (Estio, citado por JFB).
¿No habéis considerado el caso de Agar y Sara y sus hijos? ¿No habéis oído lo que Isa 54:1 dice acerca de ese caso? Aparentemente los judaizantes ignoraban la lección que el Espíritu Santo presenta aquí basada en el Antiguo Testamento (Gén 16:15; Gén 21:2; Isa 54:1). Según la alegoría que Pablo presenta, al contar la historia de la diferencia entre el nacimiento de los dos hijos de Abraham, la ley misma les advirtió a los gálatas a que no se sometieran a la ley. Antes de estudiar la alegoría recuérdese que Pablo ha recalcado que la sujeción a la ley es esclavitud espiritual mientras que la sujeción al evangelio de Jesús es libertad.
Con esta pregunta Pablo nos recuerda que no basta con leer la Biblia sino que debemos oír (prestar atención a) lo que dice (Mat 10:14; Mat 13:9; Mat 13:13; Luc 16:29; Luc 16:31).
Fuente: Notas Reeves-Partain
UNA HISTORIA ANTIGUA
CON UN NUEVO SIGNIFICADO
Gálatas 4:21-5:1
Decidme, los que queréis someteros a la Ley: Vosotros prestáis atención cuando se os lee, ¿no es eso? Pues bien, en ella está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno fue el hijo de la chica esclava, y el otro, de la mujer libre. El hijo de la chica esclava nació como nacen normalmente todos los niños, mientras que el hijo de la mujer libre nació en relación con una promesa. Ahora bien, en estas cosas hay una alegoría. Porque estas dos mujeres representan los dos pactos. Uno de estos pactos -el que se originó en el Monte Sinaí- engendra hijos en una condición de esclavitud y ese es el que está representado por Agar Ahora bien: Agar representa al Monte Sinaí, que está en Arabia, y que corresponde a la Jerusalén actual; porque esta es esclava, así como sus hijos. Pero la Jerusalén de Arriba es libre, y es nuestra madre. Porque escrito está: «¡Regocíjate, oh estéril, que nunca tuviste hijos! ¡Prorrumpe en gritos de júbilo, oh tú, que no sabías lo que eran los dolores del parto de un niño! Porque los hijos de la que fue abandonada son más que los de la que tuvo marido.» Pero nosotros, hermanos, estamos en la misma posición que Isaac: somos hijos de la promesa. Pero en el tiempo de la antigüedad, el niño que había nacido conforme a la naturaleza humana persiguió ad hijo que nació por una razón espiritual; y exactamente la misma cosa sucede ahora. Pero, ¿qué dice la Escritura? «Despide a la mujer esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no debe heredar con el hijo de la mujer libre.» Así que nosotros, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre. Es para que tengamos esta libertad para lo que Cristo nos ha libertado. Por tanto, manteneos en ella, y no os dejéis uncir otra vez al yugo de la esclavitud.
Cuando tratamos de interpretar un pasaje como este, debemos recordar que para los judíos devotos y estudiosos, y especialmente para los rabinos, la Escritura tenía más de un sentido; y que el sentido literal se consideraba a menudo el menos importante. Para los rabinos judíos, un pasaje de la Escritura tenía cuatro significados. (i) Peshat, su sentido sencillo y literal. (ii) Remaz, el sentido que sugería. (iii) Derush, el sentido que se deduce mediante la investigación. (iv) Sód, el sentido alegórico. Las letras iniciales de estas cuatro palabras -P R D S- eran las consonantes de la palabra pardés, paraíso; y cuando una persona conseguía penetrar en estos cuatro sentidos diferentes, ¡alcanzaba el gozo del paraíso!
Es de notar que la cima de todos los significados era el sentido alegórico. Por tanto, sucedía a menudo que los rabinos tomaban una porción sencilla de una narración histórica del Antiguo Testamento, y le extraían sentidos ocultos que muchas veces nos parecen fantásticos, pero que eran de lo más convincentes para las personas de su tiempo. Pablo era un rabino instruido; y eso es lo que está haciendo aquí. Toma la historia de Abraham, Sara, Agar, Ismael e Isaac (Génesis, capítulos 16, 17, 21), que es una narración seguida en el Antiguo Testamento, y la alegoriza para ilustrar su punto de vista.
El hilo de la historia es el siguiente: Abraham y Sara eran avanzados en años, y Sara no tenía hijos. Ella hizo lo que cualquier esposa habría hecho en aquellos tiempos patriarcales, y le dio a Abraham a su esclava Agar para que ella le diera un hijo en su representación. Agar tuvo un hijo varón, que se llamó Ismael. Mientras tanto, Dios se había revelado a Sara, y le había prometido que tendría un hijo, lo cual era tan difícil de creer que les pareció imposible a Abraham y a Sara; pero a su debido tiempo nació Isaac. Es decir: Ismael nació como resultado de la unión carnal entre un hombre y una mujer, mientras que Isaac nació porque Dios lo prometió. Y Sara era una mujer libre, mientras que Agar era una esclava. Desde el principio, Agar se mostró inclinada a tenerse por superiora de Sara, porque la esterilidad era una lacra vergonzosa para una mujer; había un ambiente cargado de problemas en la familia. Más tarde, Sara encontró a Ismael » burlándose» (R-V) de Isaac -esto lo relaciona Pablo con la persecución de los cristianos por los judíos- e insistió en que se echara de la casa a Agar para que el hijo de la esclava no tuviera parte en la herencia con su hijo libre. Además, Arabia se consideraba una tierra de esclavos donde vivían los descendientes de Agar.
Pablo toma esa .antigua historia, y la alegoriza. Agar representa el antiguo pacto de la Ley, hecho en el Monte Sinaí, que está de hecho en Arabia, la tierra de los descendientes de Agar. Agar misma era una esclava, y todos sus hijos nacían en la condición de la esclavitud; y ese pacto cuya base es la Ley hace a las personas esclavas de la Ley. El hijo de Agar nació a consecuencia de impulsos meramente humanos; el legalismo es lo mejor que un ser humano puede hacer. Por otra parte, Sara representa el nuevo pacto en Jesucristo, una nueva manera en que Dios se relaciona con las personas, no por la Ley, sino por la Gracia. Su hijo nació libre, y, como resultado de la promesa de Dios -y todos sus descendientes deben de ser libres. Como el hijo de la joven esclava persiguió al hijo de la mujer libre, los hijos de la Ley ahora persiguen a los hijos de la Gracia y de la promesa. Pero, como al final se echó de casa al hijo de la esclava para que no tuviera parte en la herencia, así al final los que son legalistas serán excluidos por Dios, y no tendrán parte en la herencia de la Gracia.
Aunque todo esto nos parezca muy extraño, encierra una gran verdad. La persona que hace de la Ley el principio de su vida se encuentra en la posición de un esclavo; mientras que la persona que hace de la Gracia el principio de su vida es libre porque, como lo expresó un gran santo, la máxima cristiana es: » Ama a Dios, y haz lo que quieras.» Es el poder de ese amor, y no la obligatoriedad de la Ley, lo que nos mantiene en relación con Dios; porque el amor es más poderoso que la Ley.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Los verdaderos descendientes de Abraham son las personas libres de la ley (Gál 4:21-31)
Análisis de discurso
En esta sección, Pablo retoma el argumento que interrumpió en Gál 4:7 para iniciar la sección anterior, en la que se dirige a los gálatas de manera tan personal y afectiva (vv. Gál 4:8-20). Aquí, en efecto, retoma una vez más la contraposición entre la libertad y la esclavitud. Es un último intento de convencer a los gálatas del error de seguir la ley como camino de salvación.
El apóstol utiliza el método de la alegoría, un tipo de interpretación que ya usó en Gál 3:15-18. El método alegórico era muy común entre los rabinos o maestros judíos de las Escrituras, y Pablo lo utiliza con frecuencia. La alegoría consiste en interpretar acontecimientos o personajes de la Escritura como prefiguraciones de verdades religiosas. En este pasaje, las dos madres representan dos pactos y dos comunidades, y el antagonismo entre los dos hijos representa, en cierto sentido, el conflicto entre la posición de los maestros rivales y la posición de Pablo. El punto central de todo el argumento es que hay dos grupos que reclaman ser descendientes de Abraham, el de aquellos que permanecen en esclavitud y el de aquellos que son libres.
Entender esta alegoría no es fácil. Se trata, en realidad, del pasaje más complicado de toda la carta. Para acercarse al mismo de manera más precisa se requiere conocer tanto los pasajes del Antiguo Testamento sobre los cuales se funda como algo de la historia de la interpretación de tales pasajes en el judaísmo. Aquí sólo mencionaremos algunos de esos pasajes para dar una idea del ambiente en el que Pablo se mueve y así reducir un poco el efecto de extrañeza que produce este texto.
Pablo quiere demostrar que no es suficiente ser descendiente de Abraham para ser libre, sino estar vinculado con él de la manera adecuada. Ismael era hijo de Abraham, pero, por ser también hijo de la esclava Agar, heredó la condición de esclavo. Interpretando Gén 16:1-16, Pablo afirma que Ismael nació de manera natural, que es hijo “según la carne” y representa la alianza del Sinaí. Pablo vincula esta alianza con la Jerusalén terrestre, la cual, por tanto, sigue engendrando una descendencia ligada a la esclavitud. En cambio, Isaac nació de Sara, la mujer libre, y por eso heredó también la condición de libre. En efecto, Isaac nació como consecuencia de la promesa de Dios a Abraham y, en cierta manera, como producto del Espíritu, por lo cual es libre y heredero de la promesa. Luego, interpretando Gén 21:1-34, Pablo recuerda que Agar e Ismael fueron expulsados por Abraham, porque Sara quería reservar la herencia sólo para Isaac.
Por medio de este complicado sistema de asimilaciones, Agar queda identificada con la Jerusalén terrestre, la cual, a su vez, se relaciona con el monte Sinaí y con la ley de Moisés que se proclamó en ese lugar. De esta manera, Pablo puede concebir que los judíos siguen la ley como esclavos (cf. Gál 3:23; Gál 4:5). En cambio, Pablo identifica a Sara con una ciudad celestial que fue anunciada por los profetas (cf. Isa 54:1) y es retomada en la literatura apocalíptica (cf. Apo 21:2). Esta Jerusalén celestial, preparada desde el principio de los tiempos, es la ciudad donde reina el Señor (cf. Flp 3:20.). A la vez que ciudad y esposa, es la madre de todos los creyentes, según Pablo, los cristianos, quienes además gozan del estatus de personas libres.
La narración del Antiguo Testamento termina de una manera terrible, con la expulsión de Agar e Ismael de la casa de Abraham: “Expulsa a la esclava y a su hijo” (Gén 21:10). A las supuestas amenazas que Ismael hacía pender sobre Isaac corresponden las persecuciones que los opositores judíos hacen sufrir a Pablo (cf. 2Co 11:24) y a las iglesias de Judea (cf. 1Ti 2:14). Es probable que este tipo de situación llevara a Pablo a aplicar el tratamiento alegórico contra los perturbadores y a pedir a los creyentes gálatas que no prestasen atención a los maestros judaizantes en las congregaciones.
TÍTULO: Todas las versiones mencionan en sus títulos a Sara y Agar, pues ambas aparecen en estos versículos. «Sara y Agar» (BA) o «Agar y Sara» (BP, NVI) son títulos demasiado generales. Otras versiones expresan el carácter no literal y didáctico del texto: «Alegoría de Sara y Agar» (RV95), «Las dos alianzas: Agar y Sara» (BJ), «Lo que simbolizan Agar y Sara» (DHH96), «El ejemplo de Agar y Sara» (TLA). Otro posible título es el siguiente: “Alianza de libertad o alianza de esclavitud”.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
El cambio de tono y la introducción de un nuevo argumento permiten ver este versículo claramente como el inicio de una nueva sección. En efecto, el imperativo “díganme” marca un cambio de tono respecto a la sección precedente. Ahora el lenguaje es menos emotivo y más formal.
Pablo se dirige, al parecer, sólo al grupo de los que quieren volver a cumplir los mandamientos de la ley, lo cual implica que no toda la comunidad estaba siguiendo esa dirección. Las versiones lo expresan así: Decidme, los que queréis estar bajo la ley, «díganme una cosa, ustedes, los que quieren someterse a la ley» (DHH96), «los que quieren vivir bajo el dominio de la ley» (BA). También puede traducirse: “Les pregunto a aquellos que quieren amarrarse de nuevo a la ley de Moisés”, “Respóndanme los que quieren vivir aferrados a lo que manda la ley de Moisés”.
El texto original dice, literalmente: “¿La ley no oyen?” En el pensamiento judío el “oír” no es sólo una actividad física. Oír la ley o la palabra de Dios es entenderla, interiorizarla y obedecerla. En este contexto particular, “oír” debe entenderse en el sentido de tener una comprensión plena del tema en discusión. Se dice “oír”, y no “leer”, pues la gente en aquella época aprendía las Escrituras al escucharlas durante la lectura pública o durante algunos actos litúrgicos especiales. También Pablo pensaba que sus cartas debían leerse en las reuniones de las comunidades cristianas a las que escribía.
La pregunta no espera una respuesta inmediata, “sí” o “no”, sino que, simplemente, procura captar la atención para la alegoría que se presenta a continuación. Hay buenas formas de traducir la pregunta: «¿Acaso no han escuchado lo que la ley dice?» (DHH96), «¿por qué no le prestan atención a lo que la ley misma dice?» (NVI), «¿por qué no escucháis lo que dice la Ley?» (NBE). Se puede ser más enfático: “¿Entienden ustedes realmente lo que la ley exige?”, “¿tienen claras las consecuencias de seguir aferrados a las instrucciones de la ley de Moisés?” Puede ponerse también como una afirmación negativa: “Ustedes realmente no entienden lo que la ley exige”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Apelación al testimonio de la Torah. El tratamiento de este pasaje como una nueva apelación -y por lo tanto, no como parte del argumento básico- sugeriría que el párrafo no es demasiado importante. Por cierto, algunos ven la ironía del v. 21 como una evidencia de que Pablo en realidad no quiere decir lo que está diciendo. La verdad, sin embargo, es que la historia de Sara y Agar juega un papel muy importante en el esfuerzo de Pablo por persuadir a los gálatas. Además, la distinción específica entre Ismael e Isaac se volverá crucial a medida que el Apóstol elabora su doctrina en Rom. (cap. 9, especialmente los vv. 6-12). Aun así, es correcto reconocer que este relato de Gén. no es el fundamento de su punto de vista sobre la justificación, una doctrina que fue claramente explicada en el capítulo anterior. Hasta puede darse el caso que el relato haya sido traído a colación por los mismos judaizantes, y que Pablo tuviera que responder a él (no obstante, esta sugerencia no puede probarse).
Se ha discutido mucho sobre el significado del v. 24: En estas cosas hay una alegoría. Pablo utiliza la palabra gr. allegoroumena, por lo cual una traducción más lit. sería: “Estas cosas fueron escritas alegóricamente”, o “estas cosas pueden ser interpretadas alegóricamente”. Es seguro que Pablo no está haciendo uso del método alegórico hecho famoso por Filón de Alejandría, que restaba mucha im portancia (o incluso negaba) al carácter histórico de la narrativa del AT, y que servía como vehículo para formular complejos sistemas filosóficos. En vista del significado algo específico que el término “alegoría” tiene hoy en las mentes de muchas personas (la palabra gr. podía ser utilizada en varias formas, más generales), probablemente utilizarlo para describir lo que Pablo está haciendo en este pasaje llevaría a conclusiones erróneas.
Por otra parte, no hay duda de que aquí el Apóstol ve algo que no es parte de lo que generalmente llamamos “el significado histórico” de un pasaje. El autor de la narrativa de Gén., hasta donde sea po sible saber, no estaba buscando distinguir entre dos pactos, ni intentaba describir la relación entre judaizantes y gentiles. ¿Está Pablo, entonces, utilizando en forma errónea el AT?
Es importante tener en cuenta que en toda la historia de la redención pueden verse patrones claros en las formas en que se desarrollan los acontecimientos. Quizá el más obvio sea el de “la búsqueda de la comprobación, que resulta en desobediencia”, que podemos ver claramente en Adán, y en los israelitas en el desierto, el cual es quebrado por Jesús al ser tentado. Especialmente importante resulta la distinción entre lo natural y lo sobrenatu ral, es decir, lo que los seres humanos tienden a hacer con sus propias fuerzas, en contraste con aquello en que dependen del poder de Dios para llevarlo a cabo. Ese principio se comunica muchas veces en la historia bíblica, y la historia de Ismael e Isaac es un ejemplo muy claro. Seguramente, Dios le estaba enseñando a su pueblo a depender de él para su salvación. ¿Qué podría ser más apropiado que tomar ese principio y aplicarlo a la controversia en Galacia?
Algunos eruditos prefieren utilizar el término “tipología” en lugar de “alegoría” para referirse al método que Pablo usa aquí. El punto es que, lejos de minimizar el relato para servir a los intereses de la teología, la historia se considera como una encarnación de esa teología y, por lo tanto, una anticipación de acontecimientos posteriores que serán manifestaciones más completas del principio en cuestión. Además, algunos sugieren que aunque el autor humano de Gén. no tuviera en mente lo que Pablo rescata del pasaje, el autor divino sí lo tenía. Es verdad que puede abusarse de este enfoque para justificar toda clase de malas interpretaciones, pero sin duda es cierto que un Dios omnisciente (sin hablar de su capacidad de conocer las cosas que sucederán) ve claramente las implicaciones de los acontecimientos en formas que los seres humanos de esa época no pueden siquiera imaginar. Para Pablo no podía ser una coincidencia que el relato del Gén. tuviera puntos tan importantes de coincidencia con el tema de los judaizantes. Estas correspondencias se presentan en forma de contrastes: Agar/Sara; esclava/libre; pacto del Sinaí/(nuevo) pacto; Jerusalén actual/Jerusalén de arriba; Ismael/Isaac; nacimiento común (según la car ne)/nacimiento por la promesa/Espíritu; perseguidor/perseguido; desechado/heredero.
De varias ideas interesantes que implican estos contrastes, al menos dos requieren especial atención. Primera, nótese la referencia a la Jerusalén actual en contraste con la Jerusalén de arriba (25, 26). Es claro que el pensamiento de Pablo está fuertemente influido por un punto de vista “escatológico” (de los últimos días) de la historia bíblica, según el cual la venida de Cristo traerá la época futura. El tema ya surgió en 1:4 y subyace tales pasajes sobre el “cumplimiento”, como 3:23-25 y 4:4 (cf. también 1 Cor. 10:11).
Segunda, nótese el contraste entre carne y promesa/Espíritu en los vv. 23 y 29. (DHH traduce correctamente el concepto griego de “carne” como “según las leyes de la naturaleza”, aunque a expensas del contraste teológico.) Ese contraste fue presentado por primera vez en 3:4 (ver el comentario sobre ese versículo), por lo que es significativo que esta sección central de la carta comience y termine con tal referencia. Estas expresiones están fuertemente relacionadas con la manera en que el evangelio entiende “los últimos días”. La carne -es decir, la naturaleza humana caída que obra en sus propias fuerzas naturales- es la característica distintiva de la era actual. El Espíritu Santo, por otra parte, inaugura la era futura, de manera que hasta puede decirse que los cristianos están sentados en lugares celestiales (Ef. 2:6; cf. Fil. 3:20; Col. 3:1-4). La importancia ética de este contraste se desarrolla más profundamente en 5:13-26.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
n 214 Rom 7:6; Gál 5:1
ñ 215 Gál 3:24
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
21 (1) En los vs. 21-31 hay dos mujeres, Agar y Sara; dos ciudades, la Jerusalén terrenal y la Jerusalén celestial; dos pactos, uno de la ley y el otro de la promesa; y dos hijos, uno según la carne y el otro según el Espíritu. El apóstol quería que los gálatas supieran que eran hijos de la Jerusalén de arriba, hijos de la mujer libre, y quería que se apropiaran del pacto de la promesa y, conforme al Espíritu, disfrutaran el Espíritu todo-inclusivo como la bendición del evangelio (3:14). En esta sección Sara, la mujer libre, simboliza el pacto de la promesa, el cual también está simbolizado por la Jerusalén de arriba, que es nuestra madre; la madre simboliza la gracia, por la cual nacimos para ser hijos de Dios, quien es la fuente misma de la gracia. Así que, la mujer libre, el pacto de la promesa, la Jerusalén de arriba y la madre, todo ello se refiere a la gracia de Dios, que es el medio mismo de nuestro nacimiento espiritual. Fue de esta gracia, Cristo, que habían caído los gálatas quienes habían sido distraídos por el judaismo (5:4).
21 (2) Este libro trata severamente el asunto de estar bajo la ley y desviarse así de Cristo. Tal desviación excluye a los creyentes del disfrute de Cristo como su vida y su todo.
21 (3) Según los versículos siguientes, la ley aquí incluye el libro de Génesis. El Antiguo Testamento en conjunto es llamado la ley y los profetas ( Mat_22:40). La primera parte es la ley, y la segunda, los profetas.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
?V. 21:? ?Decidme los que queréis estar bajo la ley, ¿no habéis leído la ley,??En Jerónimo y en el texto griego se lee: «¿No habéis oído la ley?» Le cuesta mucho a Jerónimo entender cómo se puede llamar aquí «ley» al libro de Génesis del cual el apóstol extrae lo que está diciendo. Pero como entre los hebreos los cinco libros de Moisés son designados con el nombre TORA, es decir, LEY, es enteramente apropiado que el apóstol use el nombre de LEY para el libro de Génesis, el cual, aunque no contenga otra legislación, por cierto contiene al menos la referente a la circuncisión, la ley más importante para los judíos y la primera de todas.