Comentario de Gálatas 4:27 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
porque está escrito: Alégrate, oh estéril, que no das a luz; prorrumpe en grito de júbilo y levanta la voz, tú que no estás de parto; porque más son los hijos de la desolada que los de la que tiene marido.
4:27 — Porque está escrito (Isa 54:1; Isa 51:2) : — Los judaizantes no podían rechazar la palabra de los profetas.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Alégrate. Isa 54:1-5.
estéril. 1Sa 2:5; Sal 113:9.
de la dejada. Rut 1:11-13; Rut 4:14-16; 2Sa 13:20; Isa 49:21; 1Ti 5:5.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Al usar la profecía de la restauración de Israel del juicio y del cautiverio, Pablo cita a Isa 54:1, para ilustrar cómo los hijos posteriores a la promesa serán mayores en número que la primera descendencia.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Pablo aplica el pasaje de Isa 54:1 a la Jerusalén de arriba.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:27 — Porque está escrito (Isa 54:1; Isa 51:2) : — Los judaizantes no podían rechazar la palabra de los profetas.
— Regocíjate, oh estéril (Sara) , tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de la desolada (Sara) que de la que tiene marido (Agar) . — Agar tenía marido en el sentido de poder concebir. Cuando Sara no podía tener hijos su condición era como la que no tiene marido (por eso, desolada). Esta profecía se refería a la conversión de los gentiles. Sara se considera la madre de ellos porque llegó a ser madre de naciones, que son más numerosas que los judíos inconversos que son representados como hijos de Agar (todavía esclavos bajo la ley de Moisés).
Dios dijo acerca de Sara, «Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones» (Gén 17:16). «Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza» (1Pe 3:6).
Fuente: Notas Reeves-Partain
Isa 54:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
z 227 Isa 54:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
27 super (1) Esto indica que los descendientes espirituales de Abraham, que pertenecen a la Jerusalén celestial, al pacto de la promesa bajo la libertad de la gracia, son mucho más numerosos que sus descendientes naturales, que pertenecen a la Jerusalén terrenal, al pacto de la ley bajo la esclavitud de la ley:
27 super (2) Denota una mujer sin marido; por tanto, una mujer desolada.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
→ Isa 54:1.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
BD430[3] El uso de οὐ con los participios es un hebraísmo (en este caso es algo característico de la LXX, note la cita); en consecuencia, aquí no hay una especial significación por el hecho de que se usa οὐ.
MT127 Ἡ τίκτουσα es común en las tragedias como un sinónimo práctico de ἡ μήτηρ (la madre), el título de una relación continua.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
g Isa 54:1.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
?V. 27:? ?Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido.??Estas palabras están escritas en ?Isaías 54? (v. 1), y por su extraña formulación antitética y contradictoria constituyen una verdadera paradoja. La mujer estéril y viuda se regocija en los muchos hijos, y por otra parte, la casada y fecunda carece de descendencia. ¿Quién puede entender esto? Pablo habla en terminología alegórica y espiritual, tomando como ejemplo el engendramiento físico que da lugar a la concepción de hijos mediante la fecundación de la mujer por parte del marido, y aquel hombre alegórico, en relación al cual las mujeres son ora casadas, ora viudas, ora estériles, ora fecundas -aquel hombre alegórico, digo-, es la ley. En griego, observa San Agustín,?100? el concepto ‘ley’ está expresado en una forma más apropiada, pues allí ‘ley’ nomoV, sustantivo masculino, lo mismo que la palabra ‘muerte’, danatoV, de la cual el apóstol habla igualmente en género masculino llamándola ‘el postrer enemigo’ (?1 Co. 15:26?). La ley, digo, el marido de la sinagoga o de cualquier pueblo situado al margen de la gracia de Dios, por cierto engendra muchos hijos, pero muy a pesar suyo; mas todos son pecadores, por cuanto confiando en el saber que da la ley y en justicia que se obtiene con obras de la ley, se glorían en esa ley, jactándose de que a base de la ley llegaron a ser lo que son, de que todo el aspecto exterior de su vida refleja la similitud en su padre, o sea, la ley. Y sin embargo, en su interior, en espíritu, no concuerdan en nada con las normas establecidas por la ley, dado que la ley más bien incrementa el pecado, como ya dije. La ley pone de manifiesto el pecado, pero no lo quita, como lo expone el apóstol con mayor amplitud en Romanos (7 (v. 5): «Mientras estábamos en la carne -dice- las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros, llevando fruto para muerte».?Pues bien: aquel marido alegórico fecunda a su mujer, es decir, enseña a la sinagoga cosas buenas.Pero ésta, abandonada (?Lat.? deserta) por el espíritu de la gracia, da a luz únicamente pecadores, que simulan cumplir la ley, pero en realidad son incitados siempre más en contra de ella, como lo fueron los judíos en el desierto en contra de Moisés, quien fue un tipo de la ley y de aquel marido. De este marido, la iglesia (o un pueblo cualquiera) es liberada por medio de la gracia: la gracia hace que la iglesia «muera a la ley»?101? en el sentido de que ya no necesita de la ley con sus apremios y exigencias, sino que hace voluntaria y libremente todo lo que corresponde hacer según la ley, y lo hace como si no hubiese ley alguna, puesto que «la ley no fue dada para el justo» (?1 Ti 1: 9?) . Así sucede que la que antes estaba sujeta a la ley cual mujer fecunda con descendencia pecaminosa, ahora ha quedado viuda, sin ley, abandonada y estéril. Sin embargo, esta viudez y esterilidad es buena y afortunada, pues por medio de ella, la iglesia llega a ser esposa de otro, a saber, de la gracia o de Cristo. Pues la gracia ocupa el lugar de la ley, y Cristo ocupa el lugar de Moisés. Dotada de otra fecundidad por este otro marido, ella pronuncia las conocidas palabras de ?Isaías 49? (v. 21, 22): «¿Quién me engendró éstos? Porque yo había sido estéril y privada de hijos, peregrina y cautiva; ¿quién, pues, crió éstos? Así dice Dios, el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera: y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros.» Esto se dice por cuanto los hijos de la iglesia reciben su instrucción no por una letra que les imparte enseñanzas, sino por el Espíritu de Dios que los toca, como se declara en ?Juan 6? (v. 45): «Serán todos enseñados por Dios». En efecto: donde no toca el Espíritu, allí enseña la ley, y la multitud del pueblo da a luz hijos, pero nada más que pecadores, como ya dije. Lo que allí se lleva a efecto sólo es obra de hombres: la gente que producen es del mismo tipo que ellos mismos; pero ni los unos ni los otros son buenos. Los buenos son producidos sin la ley, por la sola gracia del Espíritu.?Es preciso, empero, que nos familiaricemos con el lenguaje alegórico que Pablo emplea aquí, para que lo raro e inusitado del sentido no tienda un velo sobre las palabras del apóstol; tanto más preciso es por cuanto también San Agustín muestra de una manera muy convincente que el concúbito de las hijas de Lot con su padre (Gn. cap. 19) señala hacia la situación que se plantea en el presente pasaje. Lot es la personificación del nsmoV, o sea, es la Ley, a quien sus hijas emborrachan, quiere decir: hacen mal uso de la ley. Tampoco la entienden correctamente las sinagogas de los pueblos; con el vino de su propia interpretación ‘emborrachan’ la ley al obligarla a ser y aparecer lo que no es. Como paso siguiente, quedan embarazadas por la ley así emborrachada: son enseñadas, conciben, dan su asentimiento, y dan a luz moabitas y amonitas, quiere decir, gente supersticiosa y carente de la gracia del Espíritu, gente que se acta de las obras de la ley, y que por toda la eternidad no ingresará en la iglesia de Dios. De ahí que ‘Moab’ se traduzca correctamente con ‘del padre’,?102? y ‘Amón’ con ‘pueblo de la tristeza’,?103? porque lo único de que pueden jactarse los confiados de su justicia legalista y los hipócritas es esto: que ellos, ‘provienen de la ley’, que viven en conformidad con la ley, que se arrogan derechos exclusivos a las Escrituras como si ellos fuesen los hijos legítimos de la ley. En esto se basa también Jerónimo al decir que `Moab’ significa `sobremanera orgulloso’. ?104? Sin embargo, con todo esto no se dan cuenta de que tienen una conciencia sumamente intranquila, y de que en realidad son un ‘pueblo de la tristeza’, por cuanto sin la gracia que a firmeza al corazón, y confiando en las obras de la ley, no ceden hallar reposo; en vano «soportan la carga y el calor del día» (?Mt. 20:12?). La mayor de las hijas ciertamente es la más avergonzada. Se gloria de tener un hijo de su padre: «Moab», dice, «de mi padre». Esta hija mayor es la sensualidad y la carne en la que se glorían los que se enorgullecen de su propia justicia diciendo que ellos «provienen de la ley». Pues a los ojos los hombres, las obras de la ley y los que las hacen aparecen rodeados de gran brillo. La hija menor en cambio no se gloría, sino que llama a su hijo un «pueblo infortunado». La hija menor es la conciencia, en la cual la ley y las obras de la ley no engendran tranquilidad sino antes bien desasosiego confusión. Con esto basta. Dice, pues, el apóstol que nuestra madre (la Jerusalén de arriba, v. 26) tiene muchos hijos, a pesar de que su estado es el de una mujer abandonada, estéril, viuda, sin marido, sin ley, hijos que fueron enseñados y preparados a base de la ley. ti, es precisamente la razón por la cual ella debe regocijarse prorrumpir en júbilo y exclamaciones de gozo por ser estéril este sentido, sin hijos, sin dolores de parto, en tanto que hijos de la ley van disminuyendo y los hijos de la gracia son siempre más numerosos. Esta situación es prefigurada admirablemente por lo que se escribe en ?1 Samuel 1? (v. 4-5) acerca de Ana y Penina, máxime si se añade el cántico de Ana (1 S. Cap. 2) . Parecería que la profecía citada aquí (?Gá. 4:27?) la tomó Isaías de aquel mismo pasaje, y que le asistió y lo iluminó el mismo Espíritu. «Hasta la estéril», dice Ana, «ha dado a luz numerosa descendencia. y la que tenía muchos hijos languidece, porque ningún hombre será fuerte por su propia fuerza» (1 S. 2:5, 9).?
Fuente: Comentario de Gálatas por Martin Lutero
‡ Isa 54:1.