Comentario de Gálatas 4:6 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: “Abba, Padre.”

4:6 — Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, — Rom 8:9; Flp 1:19. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo (Jua 15:26).

— el cual clama: ¡Abba, Padre! — Padre, en cualquier idioma (Rom 8:15). Solamente los hijos pueden decir Abba, Padre. Compárese Apo 14:3, «Y cantaban un cántico nuevo delante del trono… y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta mil que fueron redimidos de entre los de la tierra». Solamente los redimidos pueden cantar el cántico nuevo porque es un cántico de redención (¿cómo pueden cantar de la redención los que no han sido redimidos?).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Dios envió. Luc 11:13; Jua 7:39; Jua 14:16; Rom 5:5; Rom 8:15-17; 2Co 1:22; Efe 1:13; Efe 4:30.

el Espíritu de su Hijo. Jua 3:34; Jua 15:26; Jua 16:7; Rom 5:5; Rom 8:9, Rom 8:15; 1Co 15:45; Flp 1:19; 1Pe 1:11; Apo 19:10 el cual clama: ¡Abba, Padre! Isa 44:3-5; Jer 3:4, Jer 3:19; Mat 6:6-9; Luc 11:2; Rom 8:26, Rom 8:27; Efe 2:18; Efe 6:18; Heb 4:14-16; Jud 1:20.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Así como «Dios envió a su hijo» en «el cumplimiento del tiempo» en la historia del mundo (v. Gál 4:4), Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo en el momento preciso para cada persona que cree en Cristo. Dentro de su corazón los cristianos pueden tener intimidad con el Padre a causa del Espíritu que mora en ellos (Rom 8:1-17).

 PARA VIVIRLO

Derechos

Vivimos en un tiempo en que vemos que cada uno se preocupa por ejercer sus «derechos». En efecto, la sociedad se ha polarizado a medida que se forman diversos grupos alrededor de su percepción de los derechos que sienten que les niegan. Mientras más intensa es la lucha por conseguir estos derechos, mayor es el conflicto social que se observa.

Pablo señala a los Gálatas que ante Dios nadie tiene derecho alguno; cualquiera de los derechos que el hombre tuvo se perdieron como resultado del pecado. Para hacer entender esta situación a sus lectores, Pablo usa la metáfora de un esclavo (Gál 4:1-3), una imagen que los gálatas probablemente conocían bien, ya que el Imperio Romano dependía en gran medida de la labor de los esclavos (Rom 6:16).

Los gálatas llegaron a ser hijos de Dios, pero antes, ellos estaban en cautiverio a causa del pecado, bajo los «rudimentos del mundo» (Gál 4:3; cf. con Col 2:8, Col 2:20). Como siervos del pecado, no tenían derechos ante Dios. Él nada les debe. Ellos son del pecado, al que están obligados a servir. La emancipación de esta posición tenía que venir de otra fuente distinta de su propio poder, ingenuidad o moralidad.

Tal es la condición de todos los pecadores ante Dios; desvalidos y desesperanzados (Rom 3:23; Jua 3:19, Jua 3:20). Pero así como Dios dio vida, recursos, y responsabilidad a los humanos en el principio (Gén 1:26-31; Gén 2:1-4), ahora dio a Cristo su Hijo para rescatar o «redimir» al pueblo del pecado y concederles todos los privilegios de la adopción en la familia de Dios (Gál 4:4-7). Nadie es merecedor de esto, lo cual es la razón de por qué es un regalo recibir una nueva vida en Cristo y sus correspondientes derechos.

Si como creyentes recibimos estos tesoros de Dios estamos obligados a dar a cocer a otros que la misma oportunidad está disponible para ellos.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

EL ESPÍRITU… EL CUAL CLAMA: ¡ABBA, PADRE! Una de las tareas del Espíritu Santo es la de crear en los hijos de Dios un sentimiento de amor filial que los haga conocer a Dios como su Padre.

(1) El término «Abba» es arameo y significa: «Padre». Era la palabra que Jesús empleaba al referirse a su Padre celestial. La combinación del término arameo «Abba» con el término griego para padre (pater) expresa la profundidad de la intimidad, la emoción, el anhelo, el afecto y la confianza por los cuales el Espíritu impulsa al creyente a que clame a Dios (cf. Mar 14:36; Rom 8:15; Rom 8:26-27). Dos señales seguras de la obra del Espíritu en el creyente son el clamor espontáneo a Dios como «Padre», y la obediencia espontánea a Jesucristo como «Señor» (véase 1Co 12:13, nota).

(2) En este pasaje, Pablo pudiera estarse refiriendo principalmente al bautismo en el Espíritu Santo y a su plenitud incesante (cf. Hch 1:5; Hch 2:4; Efe 5:18), ya que Dios envía el Espíritu Santo como consecuencia de su relación con los creyentes como hijos. Es decir que, al ser ya «hijos» por la fe en Cristo, Dios derrama el Espíritu en el corazón de los creyentes. Se recibe «la adopción de hijos» (v. Gál 4:5) antes del envío del Espíritu del Hijo de Dios (véanse Gál 3:5, notas).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

el Espíritu de su Hijo. El Espíritu Santo realiza la obra de confirmar a los creyentes su adopción como hijos de Dios (vea la nota sobre Rom 8:15). La seguridad de salvación es una obra de gracia por parte del Espíritu Santo y no tiene origen humano en absoluto. Abba. Un término familiar y cariñoso en arameo que los niños pequeños usaban para hablar a sus padres. El equivalente de esta palabra es la expresión «papito» (vea la nota sobre Rom 8:15).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:6 — Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, — Rom 8:9; Flp 1:19. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo (Jua 15:26).
— el cual clama: ¡Abba, Padre! — Padre, en cualquier idioma (Rom 8:15). Solamente los hijos pueden decir Abba, Padre. Compárese Apo 14:3, «Y cantaban un cántico nuevo delante del trono… y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta mil que fueron redimidos de entre los de la tierra». Solamente los redimidos pueden cantar el cántico nuevo porque es un cántico de redención (¿cómo pueden cantar de la redención los que no han sido redimidos?).

Fuente: Notas Reeves-Partain

Al final del versículo Gál 4:5, Pablo usa el pronombre de primera persona plural, un “nosotros” que parece incluir a todos los cristianos. Sin embargo, al comienzo del versículo Gál 4:6, cambia a la segunda persona del plural, un “ustedes” que representa una apelación más directa a sus lectores de Galacia.

En la segunda parte de este versículo, Pablo cambiará de nuevo el pronombre al “nosotros”, con lo cual Pablo establece un vínculo de unidad con los hermanos y hermanas de la comunidad. La mayoría de las versiones optan por no seguir estos cambios, tal vez por considerar que la redacción no quedaría muy clara. Algunas pocas se mantienen más cercanas a la redacción del texto original: «Y la prueba de que ustedes son hijos es que Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo» (BA), «ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo» (NVI).

En algunos contextos puede ser difícil de entender lo del Espíritu “en nuestros corazones”, por lo que podría ser mejor comunicarlo como “el Espíritu en nuestra vida” o “en nuestro interior”. En el pensamiento bíblico el “corazón” es el asiento de la vida intelectual y emocional en general, y el centro de la vida moral y espiritual, en particular.

El regalo del Espíritu es la confirmación a los creyentes de su estatus de hijos e hijas de Dios. La expresión el Espíritu de su Hijo, referida al Espíritu Santo, es usada sólo aquí en el Nuevo Testamento.

La expresión Abba, Padre es una combinación de los términos que corresponden a “padre” en arameo y en griego. Probablemente, dicha expresión fue usada en el cristianismo de los orígenes como una invocación litúrgica. Es una palabra que Jesús usaba con frecuencia para dirigirse a Dios en oración, y es probable que por esa razón fuera usada también en las primeras comunidades cristianas. La mayoría de las versiones optan por mantener la palabra aramea en la traducción. BA hace del término griego una explicación: «“Abba”, es decir, “Padre”». También hay algunas pocas versiones que prefieren evitarla: «“Papá, querido Papá”» (TLA).

Una traducción de conjunto puede ser “¡Ahora ustedes son hijos de Dios! Por esta razón, Dios ha llenado nuestra vida con el mismo Espíritu de su Hijo, y cuando oramos, podemos decirle con toda confianza: ‘Papá, muy querido Papá’ ”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

NOTAS

(1) “Abba.” Una palabra aram. que significa: “el padre”, o quizás: “¡Oh Padre!”.

REFERENCIAS CRUZADAS

k 184 Jua 14:26; Rom 5:5

l 185 Mar 14:36; Rom 8:15

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Abba. Palabra aramea que Jesús también usó para dirigirse al Padre (v. Mr 14:36; v. coment. en Ro 8:15).

Fuente: La Biblia de las Américas

6 (1) De hecho, fue en nuestro espíritu donde entró el Espíritu de Dios en el momento de nuestra regeneración ( Jua_3:6 ; Rom_8:16). Ya que nuestro espíritu está escondido en nuestro corazón ( 1Pe_3:4), y puesto que lo dicho aquí se refiere a un asunto que está relacionado con nuestros sentimientos y nuestro entendimiento, los cuales pertenecen al corazón, este versículo dice que el Espíritu del Hijo de Dios fue enviado a nuestros corazones.

6 (2) El Hijo de Dios es la corporificación de la vida divina ( 1Jn_5:12). Por lo tanto, el Espíritu del Hijo de Dios es el Espíritu de vida ( Rom_8:2). Dios nos da Su Espíritu de vida no porque guardemos la ley sino porque somos Sus hijos. Como personas que guardan la ley, no tenemos el derecho de disfrutar el Espíritu de vida de Dios; como hijos de Dios, tenemos la posición y el pleno derecho de participar del Espíritu de Dios, quien tiene el abundante suministro de vida. Tal Espíritu, el Espíritu del Hijo de Dios, es el enfoque de la bendición de la promesa de Dios a Abraham (3:14). Los vs.4-6 de este capítulo hablan de cómo el Dios Triuno produce muchos hijos para el cumplimiento de Su propósito eterno. Dios el Padre envió a Dios el Hijo para redimirnos de la ley con la intención de que recibiéramos la filiación. También El envió a Dios el Espíritu para impartirnos Su vida con la finalidad de hacernos Sus hijos en realidad.

6 (3) En Rom_8:15, un versículo análogo a éste, vemos que nosotros los que hemos recibido espíritu filial clamamos en este espíritu: «Abba, Padre»; mientras que aquí el Espíritu del Hijo de Dios clama en nuestro corazón: «Abba, Padre». Esto indica que nuestro espíritu regenerado y el Espíritu de Dios están mezclados como uno, y que nuestro espíritu está en nuestro corazón. También indica que la filiación divina viene a ser real para nosotros por medio de nuestra experiencia subjetiva en lo profundo de nuestro ser. En este versículo Pablo, para sustentar su revelación, apeló a esta experiencia de los creyentes gálatas. Esta apelación fue convincente e irrefutable porque contenía no sólo doctrinas objetivas, sino también hechos subjetivos y experimentales.

6 (4) Abba es una palabra aramea, y Padre es la traducción de la palabra griega Patér. Este término compuesto fue empleado primero por el Señor Jesús en Getsemaní mientras oraba al Padre ( Mar_14:36). La combinación del título arameo con el título griego expresa un afecto muy intenso al clamar al Padre. Un clamor tan cariñoso implica una íntima relación en vida entre un hijo verdadero y el padre que lo engendró.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

El Espíritu Santo en el corazón del creyente muestra que éste es aceptado por Dios como hijo y heredero (v. Gál 4:7).

Abba es la palabra aramea para padre.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

nuestros… TR registra vuestros; Abba… Aram. Apelativo cariñoso dentro de la familia, papi, papito.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R441 En los vv. 6 y sigs., Pablo cambia del plural ἐστέ al singular εἶ, para dar la variedad estilística.

M147 La cláusula ὅτι no significa: por cuanto ustedes son hijos, Dios envió …, sino (en prueba) de que ustedes son hijos de Dios (es el hecho de que) Dios envió … El contexto favorece claramente este sentido (ὅτι significa: que, y no porque).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

El TR registra vuestros.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

?V. 6:? ?Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!??San Jerónimo, y también el original griego, tienen «nuestros corazones», lo que coincide con ?Romanos 8? (v. 15): «Habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: “¡Abba, Padre!» No dice «por el cual clamáis», a pesar de que está hablando a los romanos en segunda persona. Lo mismo hace también aquí en Gálatas. «Abba, Padre» -¿a qué se deberá esta duplicidad?.?19? Como no hay razón gramatical aparente para ella, me inclino a aceptar una muy difundida explicación de este misterio, a saber, que el mismo espíritu de la fe habita en los judíos y en los gentiles, dos pueblos, pero propiedad de un solo Dios, como lo recalca el apóstol también en ?romanos 1? (v. 16) y 2 (v. 10): «Al judío primeramente, y también al griego».??Fíjate bien en esto: por cuanto había hablado de «hijos de Dios», el apóstol llama al Espíritu Santo «Espíritu del Hijo de Dios». Con esto quiere evidenciar que el mismo Espíritu que está en Cristo, el hijo de Dios, fue enviado también a los fieles. Más aún: pone claramente de manifiesto que la Santa Trinidad es un solo Dios. Pues el Hijo, por ser verdadero Dios, vive en su Espíritu (en el Espíritu de Dios), en el cual sin duda vive también el Padre; y así como en otro pasaje (?Ro. 8:9?) lo llama a este Espíritu «el Espíritu de Dios», así lo llama aquí «Espíritu del Hijo». Lo mismo se aplica también a nosotros: «En Dios somos, somos movidos, y vivimos»?20? (?Hch. 17:28?). «Somos en él» a causa del Padre que es la «esencia» (?Lat.? substantia) de la divinidad;?21? «somos movidos» en él por la imagen del Hijo, el cual nació del Padre, movido, por decirlo así, por un movimiento divino y eterno; «vivimos» en él conforme al Espíritu en el cual el Padre y el Hijo reposan y en cierto modo «viven». Pero estas cosas son demasiado sublimes como para que podamos tratarlas en este contexto.??Atención aún mayor merece el testimonio del apóstol de que a los que creen, se les da en el acto también el «Espíritu de hijos». «Por cuanto sois hijos», dice (hijos mediante la fe, por supuesto, como ya se reiteró a menudo), «Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo». Con esto se puede resolver sin dificultad el problema de aquellos que preguntan: «¿Cómo se puede enseñar que el hombre es justificado y salvado por la sola fe?» No tienes por qué inquietarte: Si la fe es genuina, y si en verdad se es un «hijo», no faltará el Espíritu. Mas si está presente el Espíritu, él «derramará el amor» (?Ro. 5: 5?) y hará aflorar toda esa sinfonía de virtudes que en ?1 Corintios 13? (v. 4) se atribuyen al amor: «El amor es sufrido, es benigno, etc.».??Por lo tanto, cuando el apóstol habla de la fe que justifica, se refiere a «la fe que obra por el amor», como dice en otra parte (?Gá. 5:6?) . Pues la fe es la causa por la cual Dios otorga su Espíritu,?22? como ya vimos en uno de los pasajes precedentes (cap. 3:2): «¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?» Por otra parte, la fe que «hace temblar a los demonios» (?Stg. 2:19?) y que capacita a los incrédulos a hacer milagros,?23? no es la fe genuina; pues estos demonios e incrédulos todavía no son «hijos» ni «herederos de la bendición».?

Fuente: Comentario de Gálatas por Martin Lutero

Biblia Peshitta 2006 Notas:

[4] 4.6 Arameo, Aba, Abon.

Fuente: Peshitta en Español