Comentario de Gálatas 5:22 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

5:22

— Mas el fruto del Espíritu es — «Andad en (por) el Espíritu» (5:16) y no haréis las obras de la carne, sino que llevaréis este fruto (Jua 15:4; Jua 15:8). Recuérdese que el andar o vivir por el Espíritu simplemente significa vivir de acuerdo con el evangelio o la ley de Cristo.

Pablo no da aquí una lista de los dones del Espíritu (hablar en lenguas, profetizar, sanar, etc.) . Este fruto no es llevado por poseer los dones del Espíritu Santo para obrar milagros, sino porque mora el Espíritu en nosotros (Rom 8:9); es decir, El nos guía a través de su palabra (Rom 8:14; Gál 5:16) y participamos de las cosas del Espíritu (2Co 13:14).

— amor — agape. El amor no es expresión de los sentimientos o emociones, sino de la voluntad. «El amor cristiano, sea que se ejercite hacia los hermanos, o hacia hombres en general, no es un impulso que provenga de los sentimientos, no siempre concuerda con la general inclinación de los sentimientos, ni se derrama sólo sobre aquellos con los que se descubre una cierta afinidad. El amor busca el bien de todos, Rom 15:2; y no busca el mal de nadie, 13:8-10; el amor busca la oportunidad de hacer el bien a ‘todos, y mayormente a los de la familia de la fe’. Gál 6:10» (Vine). «El significado de agape es benevolencia inconquistable, buena voluntad que no se vence. Agape es el espíritu en el corazón que nunca buscará otra cosa sino el bien máximo de sus semejantes. No importa cómo sus semejantes lo traten;… no importa la actitud de ellos hacia él, éste nunca buscará otra cosa sino el bien máximo de ellos». (Barclay).

Los filósofos griegos enseñaban que el amor era solamente para aquellos que lo merecían,

— y parece que mucha gente está de acuerdo con ellos — pero Jesús nos enseña que debemos amar a los no amables (los que no lo merecen), Mat 5:44-48; Rom 5:8.

Recuérdese lo que Pablo ya había dicho acerca del amor en este capítulo: 5:6, 13, 14; como también lo que dice en Rom 13:10; 1Co 13:1-13; Efe 5:2. Dice Cristo, «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» (Jua 13:35). «Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto» (Col 3:14). No solamente Pablo sino también Juan (1Jn 3:14; 1Jn 4:8; 1Jn 4:19) y Pedro (1Pe 4:8) dan prioridad a esta gracia. «El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor» (1Jn 4:8). Por eso, es indispensable que los santos posean el amor verdadero para ser «participantes de la naturaleza divina» (2Pe 1:4).

El amor de Dios nos disciplina (Heb 12:4-11); el amor de padres disciplina (Efe 6:4); y el amor de los santos disciplina (1Co 5:5). Después de todas las exhortaciones y amonestaciones de la primera carta a los corintios, el apóstol Pablo la termina con estas palabras: «Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén» (1Co 16:24). Pablo amaba a las iglesias «con el entrañable amor de Jesucristo» (Flp 1:8).

Por amar a Dios y la verdad y por amar las almas de los gálatas Pablo escribió Gál 1:6-9. Los carnales dirán que ese texto no refleja amor, benignidad y paciencia, pero el proclamar el evangelio puro y condenar el error son actos de amor. Hay diferencia significativa entre el contender por la fe y los pleitos, etc., que son obras de la carne.

— gozo, — chara. Este gozo no tiene que ver con circunstancias externas, sino que resulta de la buena relación con Dios. Este gozo está en el corazón de aquel que aprende la voluntad de Dios y la obedece . Flp 4:4, «Regocijaos en el Señor siempre», porque Dios nos perdonó, porque tenemos comunión con Dios y con hermanos fieles, porque tenemos la dicha de poder participar en su obra y porque tenemos una esperanza viva. Col 1:12, «con gozo dando gracias al Padre» y se aplica al versículo anterior, «paciencia y longanimidad; con gozo… » . Con gozo se debe llenar la vida con amor, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y dominio propio. Con gozo hemos de añadir a nuestra fe virtud, conocimiento, dominio propio; paciencia, piedad, afecto fraternal y amor (2Pe 1:5-7). 1Ts 5:16 «Estad siempre gozosos».

Rom 14:1-23 trata de opiniones (el comer o no ciertos alimentos y el estimar o no ciertos días como especiales) y explica que «el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (ver. 17).

Los tesalonicenses recibieron «la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo» (1Ts 1:6). Cuando el etíope obedeció al evangelio «siguió gozoso su camino» (Hch 8:39). 59

Cuando el carcelero se bautizó » se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios» (Hch 16:34). Las iglesias establecidas por algún hermano son su » gozo y corona» (Flp 4:1; 1Ts 2:19-20).

— paz, — eirene. Los creyentes verdaderos tienen gozo y paz: «La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da… Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Jua 14:27; Jua 16:33); «Y el Dios de esperanza os llene de gozo y paz en el creer» (Rom 15:13). «Gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno» (Rom 2:10). «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo» (Rom 5:1). Esto significa que ahora Dios nos acepta (habiéndonos perdonado) y sostenemos una relación buena con El. Por eso, el evangelio se llama «el evangelio de la paz» (Hch 10:36). El que predica y enseña este evangelio de la paz es «pacificador» (Mat 5:9).

Los que tienen paz con Dios también tendrán paz unos con otros. «Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación» (Rom 14:19; dando preferencia a otros, Gén 13:9; y aun sufriendo el agravio, 1Co 6:7); «Tened paz entre vosotros» (1Ts 5:13). También en cuanto sea posible tendrán paz con todos (Rom 12:18; Heb 12:14; 1Pe 3:10-11). Sin embargo, el «Príncipe de paz» (Isa 9:6) dijo, «No penséis que he venido para traer paz a la tierra, no he venido para traer paz, sino espada» y luego habla de conflictos entre parientes por causa del evangelio (Mat 10:34-38).

Cristo quitó la pared intermedia (la ley de Moisés) que había separado a los judíos de los gentiles (Efe 2:14-17), «haciendo la paz».

Al decir, «Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz» (4:3) Pablo explicó la base de la verdadera paz y unidad: un cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Padre (vers. 4-6).

«Busque la paz, y sígala», (1Pe 3:11).

— paciencia (longanimidad, VM), — makrothumia (palabra compuesta de largo + temperamento; por eso, largura de ánimo) . En las versiones más comunes makrothumia no siempre se traduce longanimidad, tal vez porque esta palabra no es tan común y conocida como paciencia, pero aparecen las dos palabras en Col 1:11, «fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia (hupomonen) y longanimidad» (también se ven juntas en Stg 5:10 (makrothumia), 11 (hupomonen); 2Co 6:4; 2Co 6:6; 2Ti 3:10. Según Trench (Synonyms) hupomone significa «permanecer debajo de dificultades sin sucumbir, mientras que makrothumia es la dilatada resistencia que no busca tomar represalias» (citado por ATR). Según Larousse, longanimidad significa «grandeza de ánimo». Longánimo es magnánimo, generoso. La palabra bíblica describe la disposición de no perder la paciencia con otros aunque sean «difíciles de soportar» (1Pe 2:18). El hermano longánimo no tolera el pecado y el error (Rom 16:17; 1Co 5:1-13), pero alienta a los de poco ánimo, sostiene a los débiles y es paciente para con todos (1Ts 5:14). «El amor es sufrido, es benigno… Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1Co 13:4-7).

La longanimidad es la base de la humildad y es necesaria para perdonar, y es necesaria para que no se interrumpa la comunión entre hermanos. «Con larga paciencia se aplaca el príncipe» (Pro 25:15); «Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad» (Pro 16:32).

«Y tened entendido que la paciencia (makrothumia) de nuestro Señor es para salvación» (2Pe 3:15). «El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente (makrothumia) para con nosotros, no queriendo que ninguna perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2Pe 3:9). «¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado;» (Éxo 34:6-7). «Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia» (Neh 9:17; véanse también Sal 103:8; Sal 86:15; Sal 145:8). Jonás sabía esto y, por eso, huyó y no quería predicar a los de Nínive (Jon 4:2).

En este contexto (Gálatas) la longanimidad es indispensable para que haya buena relación entre hermanos en Cristo porque, con la excepción de Heb 6:15, parece que makrothumia siempre expresa paciencia ante personas hostiles. «Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia (longanimidad) los unos a los otros en amor» (Efe 4:2). Este es el uniforme del cristiano; debe vestirse de estas cualidades de carácter. «Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia (longanimidad); soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros» (Col 3:12-13).

Los evangelistas que agradan a Dios predican con en pase makrothumia, con toda longanimidad (2Ti 4:2). Algunos tienen mecha corta y con poca provocación hay explosión. El iracundo no debe ser escogido por la congregación para ser uno de los obispos (Tit 1:7), pero tampoco debe ser invitado a predicar.

Todo cristiano debe ser paciente (makrothumeo) como el labrador que espera el fruto de la tierra, aguardando con paciencia (makrothumeo) hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía (Stg 5:7; y otra vez en los vers. 8 y 10).

— benignidad, — chrestotes. 2Co 6:6; Esta es otra característica de Dios («él es benigno para con los ingratos y malos», Luc 6:35). La benignidad de Dios ha sido manifestada en el evangelio de Cristo (Tit 3:4-7). Su benignidad se demostró al dar a su Hijo para salvarnos; Efe 2:7, «para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad (chrestotes) para con nosotros en Cristo Jesús».

Por eso, la benignidad de Dios nos guía al arrepentimiento. «¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?» (Rom 2:4). Un pensamiento semejante se encuentra en 1Pe 2:1-3 («si es que habéis gustado la benignidad del Señor» debéis desechar toda malicia, todo engaño, etcétera). «Vestíos… de benignidad» (Col 3:12) para ser como Dios. «Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo» (Efe 4:32), porque de otro modo se pierde la salvación. Es muy importante y muy bueno que hayamos sido bautizados y que asistamos a los servicios para participar de la mesa del Señor, etc., pero si no somos benignos como Dios y si no perdonamos a otros, entonces Dios no nos perdonará (Mat 6:14-15). «Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque El es benigno para con los ingratos y malos» (Luc 6:35).

Al describir como las ramas naturales fueron desgajadas Pablo dice, «Mira, pues, la bondad (benignidad, chrestotes) y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado» (Rom 11:22). No conviene, pues, abusar de la benignidad de Dios.

Este fruto del Espíritu debe manifestarse en nuestra predicación del evangelio (2Ti 2:24-26), pero muchos tienen un concepto erróneo de la benignidad porque creen que no son benignos los que condenan el error, y mayormente cuando sostienen discusiones públicas (debates) para defender la verdad y exponer el error. Pablo es un ejemplo bueno de la benignidad pero léanse Rom 16:17; Flp 1:16; Flp 1:27; 2Ti 4:2-4; compárense Jud 1:3; 2Jn 1:9-11. ¿Dejó de ser benigno nuestro Señor cuando denunció la hipocresía de los fariseos y escribas? (Mat 23:1-39). La benignidad no significa la tolerancia del pecado y error.

La palabra chrestos (el adjetivo) aparece en Mat 11:30, «porque mi yugo es fácil (chrestos), y ligera mi carga». El yugo de Cristo es benigno porque está bien acomodado a nosotros. Es una crueldad poner sobre el cuello del animal un yugo que no le quede bien, que esté mal ajustado y, por eso, le irrite y moleste. Así es el yugo del pecado, pero nadie debe quejarse del yugo de Cristo porque es fácil y benigno.

— bondad, — agathosune. Esta palabra se encuentra en solamente otros tres pasajes: Rom 15:14 «lleno de bondad»; Efe 5:9, «el fruto del espíritu es en toda bondad, justicia y verdad»; 2Ts 2:17. Algunos piensan que agathosune es la manifestación práctica de chrestotes. Tal vez generosidad sea buen sinónimo. Lenski cree que la traducción más correcta es beneficencia.

— fe (fidelidad, LBLA) — pistis. Fiel, leal, honrado, honesto, confiable; persona que llena sus compromisos; persona en la cual se puede tener plena confianza sin quedar decepcionado. Jesús habla del «siervo fiel y prudente», Mat 24:45; «Bien, buen siervo y fiel» (Mat 25:21). Los administradores deben ser fieles (1Co 4:2). Algunos de los gálatas ya no mostraban la misma lealtad o fidelidad hacia Pablo y el evangelio puro que habían demostrado al principio (1:6-9; 4:13-17; 3:1; 5:7).

Debemos ser fieles como Dios es fiel (1Co 1:9; 1Co 10:13; 1Ts 5:24; 2Ts 3:3; 2Ti 2:13) y como Cristo es fiel (Apo 1:5; Apo 19:11; Heb 2:17; Heb 3:2; Heb 3:5).

Pablo habla de la fidelidad de sus colaboradores: Timoteo (1Co 4:17); Tíquico (Efe 6:21); Epafras (Col 1:7); Onésimo (Col 4:9). Pedro dijo que Silvano era «hermano fiel» (1Pe 5:12) y Juan dijo a Gayo, «Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos» (3Jn 1:5). «Las mujeres asimismo sean… fieles en todo» (1Ti 3:11).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

mas el fruto del Espíritu. Gál 5:16-18; Sal 1:3; Sal 92:14; Ose 14:8; Mat 12:33; Luc 8:14, Luc 8:15; Luc 13:9; Jua 15:2, Jua 15:5, Jua 15:16; Rom 6:22; Rom 7:4; Efe 5:9; Flp 1:11; Col 1:10.

es amor. Gál 5:13; Rom 5:2-5; Rom 12:9-18; Rom 15:3; 1Co 13:4-7; Efe 4:23-32; Efe 5:1, Efe 5:2; Flp 4:4-9; Col 3:12-17; 1Ts 1:3-10; 1Ts 5:10-22; Tit 2:2-12; Stg 3:17, Stg 3:18; 1Pe 1:8, 1Pe 1:22; 2Pe 1:5-8; 1Jn 4:7-16.

bondad. Rom 15:14.

fe. 1Co 13:7, 1Co 13:13; 2Ts 3:2; 1Ti 3:11; 1Ti 4:12; 1Pe 5:12.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Espíritu: Existe la incertidumbre sobre si Pablo se refería específicamente a las obras que hace el espíritu humano regenerado o a las obras que hace el propio Espíritu Santo en la vida de un creyente. La analogía del fruto nos recuerda las enseñanzas de Jesús de la vid, los pámpanos y la cosecha fructífera (Jua 15:1-5). Es bueno que el cristiano recuerde esto, sin Cristo y su Espíritu (Gál 4:6) «nada podéis hacer» (Jua 15:5). Debido a que fruto aparece en singular, probablemente ve las características (amor … templanza) como una armoniosa unidad. Es un prisma multifacético que despliega su hermosura en maneras diversas pero integradas. De este modo, hasta el mismo punto donde hay amor, hay templanza. Debido a que se habló del amor en (Gál 5:6, Gál 5:13, Gál 5:14) de una manera que resume las cualidades en la vida de un cristiano, es posible que se coloque amor en el primer lugar de la lista por ser el más básico y completo de los elementos de ella. Ciertamente, esta descripción compuesta del carácter se asemeja a la de Jesucristo, se corresponde con la del creyente que está «en Cristo Jesús» por la fe (Gál 5:5, Gál 5:6) y que tiene en él su Espíritu (Gál 4:6), el cual guía sus pasos (Gál 5:18).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

EL FRUTO DEL ESPÍRITU. Véase el ARTÍCULO LAS OBRAS DE LA CARNE Y EL FRUTO DEL ESPÍRITU, P. 1678. [Gál 5:22-23], para comentarios sobre los diversos aspectos del fruto del Espíritu.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

ARTÍCULO

Las obras de la carne y el fruto del Espíritu

Gál 5:22-23 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Ningún pasaje de la Biblia traza un contraste más claro entre la manera de vivir del creyente lleno del Espíritu y la del que está dominado por la naturaleza humana pecaminosa que Gál 5:16-26. Pablo no sólo trata sobre las diferencias generales de la manera de vivir, al hacer hincapié en que el Espíritu y la carne están en conflicto, sino que también incluye una lista específica de obras de la carne y del fruto del Espíritu.

LAS OBRAS DE LA CARNE. La «carne» (gr. sarx) describe la naturaleza humana con sus deseos inmorales. La «carne» permanece en los creyentes después de su conversión y es su enemigo mortal (Rom 8:6-8; Rom 8:13; Gál 5:17; Gál 5:21). Los que practican las obras de la carne no pueden heredar el reino de Dios (Gál 5:21). Por lo tanto, se debe oponer resistencia y dar muerte a esa carne en una batalla continua que el creyente libra mediante el poder del Espíritu Santo (Rom 8:4-14; véase Gál 5:17, nota). Las obras de la carne (Gál 5:19-21) comprenden:

(1) «Adulterio» (gr. moicheia), es decir, relaciones sexuales de una persona casada con alguien que no sea su cónyuge (cf. Éxo 20:14; Deu 5:18; Mat 5:31-32);

(2) «Fornicación» (gr. porneia), es decir, conducta y relaciones sexuales inmorales; incluye el complacerse en fotos, películas o publicaciones pornográficas (cf. Mat 5:32; Mat 19:9; Hch 15:20; Hch 15:29; Hch 21:25; 1Co 5:1);

(3) «Inmundicia» (gr. akatarsia), es decir, pecados sexuales, obras y vicios malvados, incluso pensamientos y deseos del corazón (Efe 5:3; Col 3:5);

(4) «Lascivia» (gr. aselgeia :), es decir, sensualidad; seguir los deseos y las malas pasiones hasta el punto de no tener vergüenza ni decencia alguna (2Co 12:21);

(5) «Idolatría» (gr. eidololatriá), es decir, adoración de espíritus, personas o imágenes talladas; confianza en cualquier persona, institución u objeto como si tuviera igual o mayor autoridad que Dios y su Palabra (Col 3:5);

(6) «Hechicerías» (gr. farmakeiá), es decir, brujería, espiritismo, magia negra, adoración de demonios y uso de drogas para producir experiencias «espirituales» (Éxo 7:11; Éxo 7:22; Éxo 8:18; Apo 9:21; Apo 18:23;

(7) «Enemistades» (gr. ectra), es decir, intenciones y acciones hostiles e intensas; antipatía u odio extremos;

(8) «Pleitos» (gr. eris), es decir, querellas, antagonismo; lucha por la superioridad (Rom 1:29; 1Co 1:11; 1Co 3:3);

(9) «Celos» (gr. zelos), es decir, resentimiento, envidia del éxito de otro (Rom 13:13; 1Co 3:3);

(10) «Iras» (gr. tumos), es decir, enojo explosivo que se inflama y se convierte en palabras o acciones violentas (Col 3:8);

(11) «Contiendas» (gr. eriteia), es decir, búsqueda de poder (2Co 12:20; Flp 1:16-17);

(12) «Disensiones» (gr. dicostasiá), es decir, la introducción de enseñanzas divisorias no respaldadas por la Palabra de Dios (Rom 16:17);

(13) «Herejías» (gr. jairesis), es decir, división de la congregación en grupos egoístas o camarillas que destruyen la unidad de la iglesia (1Co 11:19);

(14) «Envidias» (gr. ftonos), es decir, antipatía resentida de otra persona que tiene algo que se desea;

(15) «Homicidios» (gr. fonos), es decir, dar muerte a una persona sin el apoyo de la ley y con malicia;

(16) «Borracheras» (gr. mete), es decir, deterioro del control físico o mental por las bebidas alcohólicas;

(17) «Orgías» (gr. kromos), es decir, fiesta y parranda excesivas; espíritu festivo que incluye alcohol, drogas, sexo, o algo parecido.

El comentario final de Pablo sobre las obras de la carne es severo y contundente: Cualquiera que llamándose creyente se ocupa de ese tipo de actividades queda excluido del reino de Dios, es decir, no tiene salvación eterna (Gál 5:21; véase 1Co 6:9, nota).

EL FRUTO DEL ESPÍRITU. En contraste con las obras de la carne está la manera de vivir sin dobleces llamada «el fruto del Espíritu». Este se produce en los hijos de Dios a medida que permiten que el Espíritu dirija y ejerza tal influencia en su vida que destruyen el poder del pecado, sobre todo las obras de la carne, y caminan en comunión con Dios (véanse Rom 8:5-14, nota; Rom 8:14, nota; cf. 2Co 6:6; Efe 4:2-3; Efe 5:9; Col 3:12; Col 3:15; 2Pe 1:4-9). El fruto del Espíritu comprende:

(1) «Amor» (gr. agape), es decir, interés y búsqueda del mayor bien de otra persona sin móviles de ganancia personal (Rom 5:5; 1Co 13:1-13; Efe 5:2; Col 3:14);

(2) «Gozo» (gr. jara), es decir, la sensación de gozo fundado en el amor, la gracia, las bendiciones, las promesas y la cercanía de Dios que tienen los que creen en Cristo (Sal 119:16; 2Co 6:10; 2Co 12:9; véanse Flp 1:14, nota; 1Pe 1:8);

(3) «Paz» (gr. eirene), es decir, el sosiego de la mente y del corazón fundado en el conocimiento de que todo anda bien entre el creyente y su Padre celestial (Rom 15:33, Flp 4:7; 1Ts 5:23; Heb 13:20);

(4) «Paciencia» (gr. makrotumia), es decir, constancia, conformidad; ser lento para el enojo o la desesperación (Efe 4:2; 2Ti 3:10; Heb 12:1);

(5) «Benignidad» (gr. crestotes), es decir, no querer ofender a nadie ni causarle dolor (Efe 4:32; Col 3:12; 1Pe 2:3);

(6) «Bondad» (gr. agatosune), es decir, celo por la verdad y la justicia y aborrecimiento del mal; puede expresarse en actos de amabilidad (Luc 7:37-38) o en la reprensión y la corrección del mal (Mat 21:12-13);

(7) «Fe» (gr. pistis), es decir, lealtad firme y constante a una persona a quien se está unido por promesa, compromiso, carácter fidedigno e integridad (Mat 23:23; Rom 3:3; 1Ti 6:12; 2Ti 2:2; 2Ti 4:7; Tit 2:10);

(8) «Mansedumbre» (gr. prautes), es decir, moderación acompañada de fortaleza y valor; describe a una persona que puede enojarse cuando se necesita el enojo y ser humildemente sumisa cuando se necesita la sumisión (2Ti 2:25; 1Pe 3:15; sobre la mansedumbre de Cristo, compárese Mat 11:29 con Mat 23:1-39 y Mar 3:5; sobre la de Pablo, compárese 2Co 10:1 con 2Co 10:4-6 y Gál 1:9; sobre la de Moisés, compárese Núm 12:3 con Éxo 32:19-20);

(9) «Templanza» (gr. egkrateia), es decir, el dominio de las propias pasiones y deseos, incluso la fidelidad a los votos nupciales; también la pureza (1Co 7:9; 1Co 9:25; Tit 1:8; Tit 2:5).

El comentario final de Pablo sobre el fruto del Espíritu indica que no hay restricción alguna a la manera de vivir que se describe aquí. Los creyentes pueden y deben practicar estas virtudes una y otra vez; nunca descubrirán una ley que les prohíba vivir según estos principios.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

fruto del Espíritu. Actitudes piadosas que caracterizan la vida de los que pertenecen a Dios por fe en Cristo y poseen el Espíritu de Dios. El Espíritu produce fruto que consiste en nueve características o actitudes que se conectan de forma inextricable entre sí y que se mandan a los creyentes en todo el NT. amor. Una de varias palabras griegas que se traducen «amor», agape se refiere al amor por elección de la voluntad y no al afecto emocional, la atracción física o el lazo familiar, sino a respeto, devoción y afecto que incluyen siempre el servicio voluntario y la disposición incondicional al sacrificio (Jua 15:13; Rom 5:8; 1Jn 3:16-17). gozo. Una felicidad basada en promesas divinas que no cambian y realidades espirituales eternas. Es una conciencia de bienestar experimentada por la persona que sabe que todo está bien en su vida por virtud de su relación con el Señor (1Pe 1:8). El gozo no es producto de circunstancias favorables y ocurre aun en las circunstancias más dolorosas y severas (Jua 16:20-22). El gozo es un don de Dios, y como tal los creyentes no deben fabricarlo de manera artificial, sino deleitarse en la bendición que ya poseen (Rom 14:17; Flp 4:4). paz. La calma interior que viene como resultado de la confianza total en la relación de salvación con Cristo. La forma verbal denota la suma perfecta de todas las cosas y se refleja en la noción de «tenerlo todo». Como el gozo, la paz no tiene que ver con las circunstancias temporales (Jua 14:27; Rom 8:28; Flp 4:6-7; Flp 4:9). paciencia. Se refiere a la capacidad para soportar ataques infligidos por otros y la disposición tranquila para aceptar situaciones irritantes o dolorosas (Efe 4:2; Col 3:12; 1Ti 1:15-16). benignidad. Un interés sincero en los demás que se refleja en el deseo de tratarlos con amabilidad, tal como el Señor trata a todos los creyentes (Mat 11:28-29; Mat 19:13-14; 2Ti 2:24). bondad. Excelencia moral y espiritual que se manifiesta en la iniciativa para emprender actos de bondad (Rom 5:7). Dios manda a los creyentes que sean bondadosos para dar ejemplo a los demás (Gál 6:10; 2Ts 1:11). fe. También se traduce «fidelidad» y se refiere conducirse como una persona leal y digna de confianza (Lam 3:22; Flp 2:7-9; 1Ts 5:24; Apo 2:10).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:22 — Mas el fruto del Espíritu es — «Andad en (por) el Espíritu» (5:16) y no haréis las obras de la carne, sino que llevaréis este fruto (Jua 15:4; Jua 15:8). Recuérdese que el andar o vivir por el Espíritu simplemente significa vivir de acuerdo con el evangelio o la ley de Cristo.
Pablo no da aquí una lista de los dones del Espíritu (hablar en lenguas, profetizar, sanar, etc.) . Este fruto no es llevado por poseer los dones del Espíritu Santo para obrar milagros, sino porque mora el Espíritu en nosotros (Rom 8:9); es decir, El nos guía a través de su palabra (Rom 8:14; Gál 5:16) y participamos de las cosas del Espíritu (2Co 13:14).
— amor — agape. El amor no es expresión de los sentimientos o emociones, sino de la voluntad. «El amor cristiano, sea que se ejercite hacia los hermanos, o hacia hombres en general, no es un impulso que provenga de los sentimientos, no siempre concuerda con la general inclinación de los sentimientos, ni se derrama sólo sobre aquellos con los que se descubre una cierta afinidad. El amor busca el bien de todos, Rom 15:2; y no busca el mal de nadie, 13:8-10; el amor busca la oportunidad de hacer el bien a ‘todos, y mayormente a los de la familia de la fe’. Gál 6:10» (Vine). «El significado de agape es benevolencia inconquistable, buena voluntad que no se vence. Agape es el espíritu en el corazón que nunca buscará otra cosa sino el bien máximo de sus semejantes. No importa cómo sus semejantes lo traten;… no importa la actitud de ellos hacia él, éste nunca buscará otra cosa sino el bien máximo de ellos». (Barclay).
Los filósofos griegos enseñaban que el amor era solamente para aquellos que lo merecían, — y parece que mucha gente está de acuerdo con ellos — pero Jesús nos enseña que debemos amar a los no amables (los que no lo merecen), Mat 5:44-48; Rom 5:8.
Recuérdese lo que Pablo ya había dicho acerca del amor en este capítulo: 5:6, 13, 14; como también lo que dice en Rom 13:10; 1Co 13:1-13; Efe 5:2. Dice Cristo, «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» (Jua 13:35). «Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto» (Col 3:14). No solamente Pablo sino también Juan (1Jn 3:14; 1Jn 4:8; 1Jn 4:19) y Pedro (1Pe 4:8) dan prioridad a esta gracia. «El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor» (1Jn 4:8). Por eso, es indispensable que los santos posean el amor verdadero para ser «participantes de la naturaleza divina» (2Pe 1:4).
El amor de Dios nos disciplina (Heb 12:4-11); el amor de padres disciplina (Efe 6:4); y el amor de los santos disciplina (1Co 5:5). Después de todas las exhortaciones y amonestaciones de la primera carta a los corintios, el apóstol Pablo la termina con estas palabras: «Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén» (1Co 16:24). Pablo amaba a las iglesias «con el entrañable amor de Jesucristo» (Flp 1:8).
Por amar a Dios y la verdad y por amar las almas de los gálatas Pablo escribió Gál 1:6-9. Los carnales dirán que ese texto no refleja amor, benignidad y paciencia, pero el proclamar el evangelio puro y condenar el error son actos de amor. Hay diferencia significativa entre el contender por la fe y los pleitos, etc., que son obras de la carne.
— gozo, — chara. Este gozo no tiene que ver con circunstancias externas, sino que resulta de la buena relación con Dios. Este gozo está en el corazón de aquel que aprende la voluntad de Dios y la obedece . Flp 4:4, «Regocijaos en el Señor siempre», porque Dios nos perdonó, porque tenemos comunión con Dios y con hermanos fieles, porque tenemos la dicha de poder participar en su obra y porque tenemos una esperanza viva. Col 1:12, «con gozo dando gracias al Padre» y se aplica al versículo anterior, «paciencia y longanimidad; con gozo… » . Con gozo se debe llenar la vida con amor, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y dominio propio. Con gozo hemos de añadir a nuestra fe virtud, conocimiento, dominio propio; paciencia, piedad, afecto fraternal y amor (2Pe 1:5-7). 1Ts 5:16 «Estad siempre gozosos».
Rom 14:1-23 trata de opiniones (el comer o no ciertos alimentos y el estimar o no ciertos días como especiales) y explica que «el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (ver. 17).
Los tesalonicenses recibieron «la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo» (1Ts 1:6). Cuando el etíope obedeció al evangelio «siguió gozoso su camino» (Hch 8:39). 59
Cuando el carcelero se bautizó » se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios» (Hch 16:34). Las iglesias establecidas por algún hermano son su » gozo y corona» (Flp 4:1; 1Ts 2:19-20).
— paz, — eirene. Los creyentes verdaderos tienen gozo y paz: «La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da… Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Jua 14:27; Jua 16:33); «Y el Dios de esperanza os llene de gozo y paz en el creer» (Rom 15:13). «Gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno» (Rom 2:10). «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo» (Rom 5:1). Esto significa que ahora Dios nos acepta (habiéndonos perdonado) y sostenemos una relación buena con El. Por eso, el evangelio se llama «el evangelio de la paz» (Hch 10:36). El que predica y enseña este evangelio de la paz es «pacificador» (Mat 5:9).
Los que tienen paz con Dios también tendrán paz unos con otros. «Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación» (Rom 14:19; dando preferencia a otros, Gén 13:9; y aun sufriendo el agravio, 1Co 6:7); «Tened paz entre vosotros» (1Ts 5:13). También en cuanto sea posible tendrán paz con todos (Rom 12:18; Heb 12:14; 1Pe 3:10-11). Sin embargo, el «Príncipe de paz» (Isa 9:6) dijo, «No penséis que he venido para traer paz a la tierra, no he venido para traer paz, sino espada» y luego habla de conflictos entre parientes por causa del evangelio (Mat 10:34-38).
Cristo quitó la pared intermedia (la ley de Moisés) que había separado a los judíos de los gentiles (Efe 2:14-17), «haciendo la paz».
Al decir, «Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz» (4:3) Pablo explicó la base de la verdadera paz y unidad: un cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Padre (vers. 4-6).
«Busque la paz, y sígala», (1Pe 3:11).
— paciencia (longanimidad, VM), — makrothumia (palabra compuesta de largo + temperamento; por eso, largura de ánimo) . En las versiones más comunes makrothumia no siempre se traduce longanimidad, tal vez porque esta palabra no es tan común y conocida como paciencia, pero aparecen las dos palabras en Col 1:11, «fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia (hupomonen) y longanimidad» (también se ven juntas en Stg 5:10 (makrothumia), 11 (hupomonen); 2Co 6:4; 2Co 6:6; 2Ti 3:10. Según Trench (Synonyms) hupomone significa «permanecer debajo de dificultades sin sucumbir, mientras que makrothumia es la dilatada resistencia que no busca tomar represalias» (citado por ATR). Según Larousse, longanimidad significa «grandeza de ánimo». Longánimo es magnánimo, generoso. La palabra bíblica describe la disposición de no perder la paciencia con otros aunque sean «difíciles de soportar» (1Pe 2:18). El hermano longánimo no tolera el pecado y el error (Rom 16:17; 1Co 5:1-13), pero alienta a los de poco ánimo, sostiene a los débiles y es paciente para con todos (1Ts 5:14). «El amor es sufrido, es benigno… Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1Co 13:4-7).
La longanimidad es la base de la humildad y es necesaria para perdonar, y es necesaria para que no se interrumpa la comunión entre hermanos. «Con larga paciencia se aplaca el príncipe» (Pro 25:15); «Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad» (Pro 16:32).
«Y tened entendido que la paciencia (makrothumia) de nuestro Señor es para salvación» (2Pe 3:15). «El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente (makrothumia) para con nosotros, no queriendo que ninguna perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2Pe 3:9). «¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado;» (Éxo 34:6-7). «Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia» (Neh 9:17; véanse también Sal 103:8; Sal 86:15; Sal 145:8). Jonás sabía esto y, por eso, huyó y no quería predicar a los de Nínive (Jon 4:2).
En este contexto (Gálatas) la longanimidad es indispensable para que haya buena relación entre hermanos en Cristo porque, con la excepción de Heb 6:15, parece que makrothumia siempre expresa paciencia ante personas hostiles. «Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia (longanimidad) los unos a los otros en amor» (Efe 4:2). Este es el uniforme del cristiano; debe vestirse de estas cualidades de carácter. «Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia (longanimidad); soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros» (Col 3:12-13).
Los evangelistas que agradan a Dios predican con en pase makrothumia, con toda longanimidad (2Ti 4:2). Algunos tienen mecha corta y con poca provocación hay explosión. El iracundo no debe ser escogido por la congregación para ser uno de los obispos (Tit 1:7), pero tampoco debe ser invitado a predicar.
Todo cristiano debe ser paciente (makrothumeo) como el labrador que espera el fruto de la tierra, aguardando con paciencia (makrothumeo) hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía (Stg 5:7; y otra vez en los vers. 8 y 10).
— benignidad, — chrestotes. 2Co 6:6; Esta es otra característica de Dios («él es benigno para con los ingratos y malos», Luc 6:35). La benignidad de Dios ha sido manifestada en el evangelio de Cristo (Tit 3:4-7). Su benignidad se demostró al dar a su Hijo para salvarnos; Efe 2:7, «para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad (chrestotes) para con nosotros en Cristo Jesús».
Por eso, la benignidad de Dios nos guía al arrepentimiento. «¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?» (Rom 2:4). Un pensamiento semejante se encuentra en 1Pe 2:1-3 («si es que habéis gustado la benignidad del Señor» debéis desechar toda malicia, todo engaño, etcétera). «Vestíos… de benignidad» (Col 3:12) para ser como Dios. «Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo» (Efe 4:32), porque de otro modo se pierde la salvación. Es muy importante y muy bueno que hayamos sido bautizados y que asistamos a los servicios para participar de la mesa del Señor, etc., pero si no somos benignos como Dios y si no perdonamos a otros, entonces Dios no nos perdonará (Mat 6:14-15). «Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque El es benigno para con los ingratos y malos» (Luc 6:35).
Al describir como las ramas naturales fueron desgajadas Pablo dice, «Mira, pues, la bondad (benignidad, chrestotes) y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado» (Rom 11:22). No conviene, pues, abusar de la benignidad de Dios.
Este fruto del Espíritu debe manifestarse en nuestra predicación del evangelio (2Ti 2:24-26), pero muchos tienen un concepto erróneo de la benignidad porque creen que no son benignos los que condenan el error, y mayormente cuando sostienen discusiones públicas (debates) para defender la verdad y exponer el error. Pablo es un ejemplo bueno de la benignidad pero léanse Rom 16:17; Flp 1:16; Flp 1:27; 2Ti 4:2-4; compárense Jud 1:3; 2Jn 1:9-11. ¿Dejó de ser benigno nuestro Señor cuando denunció la hipocresía de los fariseos y escribas? (Mat 23:1-39). La benignidad no significa la tolerancia del pecado y error.
La palabra chrestos (el adjetivo) aparece en Mat 11:30, «porque mi yugo es fácil (chrestos), y ligera mi carga». El yugo de Cristo es benigno porque está bien acomodado a nosotros. Es una crueldad poner sobre el cuello del animal un yugo que no le quede bien, que esté mal ajustado y, por eso, le irrite y moleste. Así es el yugo del pecado, pero nadie debe quejarse del yugo de Cristo porque es fácil y benigno.
— bondad, — agathosune. Esta palabra se encuentra en solamente otros tres pasajes: Rom 15:14 «lleno de bondad»; Efe 5:9, «el fruto del espíritu es en toda bondad, justicia y verdad»; 2Ts 2:17. Algunos piensan que agathosune es la manifestación práctica de chrestotes. Tal vez generosidad sea buen sinónimo. Lenski cree que la traducción más correcta es beneficencia.
— fe (fidelidad, LBLA) — pistis. Fiel, leal, honrado, honesto, confiable; persona que llena sus compromisos; persona en la cual se puede tener plena confianza sin quedar decepcionado. Jesús habla del «siervo fiel y prudente», Mat 24:45; «Bien, buen siervo y fiel» (Mat 25:21). Los administradores deben ser fieles (1Co 4:2). Algunos de los gálatas ya no mostraban la misma lealtad o fidelidad hacia Pablo y el evangelio puro que habían demostrado al principio (1:6-9; 4:13-17; 3:1; 5:7).
Debemos ser fieles como Dios es fiel (1Co 1:9; 1Co 10:13; 1Ts 5:24; 2Ts 3:3; 2Ti 2:13) y como Cristo es fiel (Apo 1:5; Apo 19:11; Heb 2:17; Heb 3:2; Heb 3:5).
Pablo habla de la fidelidad de sus colaboradores: Timoteo (1Co 4:17); Tíquico (Efe 6:21); Epafras (Col 1:7); Onésimo (Col 4:9). Pedro dijo que Silvano era «hermano fiel» (1Pe 5:12) y Juan dijo a Gayo, «Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos» (3Jn 1:5). «Las mujeres asimismo sean… fieles en todo» (1Ti 3:11).

Fuente: Notas Reeves-Partain

LAS COSAS HERMOSAS

Gálatas 5:22-26

Pero el fruto del Espíritu es el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fidelidad, la consideración y la disciplina. No hay ley que condene cualidades semejantes. Los que pertenecen a Jesucristo han crucificado sus personalidades no regeneradas con todas sus pasiones y deseos.
Si estamos viviendo en el Espíritu, guardemos el paso con el Espíritu. No os volváis buscadores de una reputación vacía, ni os provoquéis los unos a los otros, ni tampoco os envidiéis.

Como en los versículos anteriores Pablo había trazado la lista de las malas cualidades que caracterizan a la naturaleza humana sin Cristo, ahora traza la de las cualidades positivas, que son el fruto del Espíritu. De nuevo, vale la pena considerar cada palabra por separado.

Amor: La palabra que se usa en el Nuevo Testamento para amor es agapé. No es una palabra corriente en griego clásico. En griego hay cuatro palabras para amor. (a) Erós quiere decir el amor que siente un joven por una joven; es un amor que incluye la pasión. No aparece nunca en el Nuevo Testamento. (b) Filía es el amor cálido que sentimos hacia nuestros seres queridos; es algo del corazón. (c) Storgué quiere decir más bien afecto, y se usa del amor entre padres e hijos. (d) Agapé, la palabra cristiana quiere decir una benevolencia sin límites. Quiere decir que no importa lo que una persona nos pueda hacer por medio de insultos, ofensas o humillaciones, nosotros nunca procuraremos sino lo mejor para ella. Por tanto es un sentimiento de la mente tanto como del corazón. Implica la voluntad tanto como las emociones. Describe el esfuerzo deliberado -que solamente podemos hacer con la ayuda de Dios- de no buscar nada más que lo mejor hasta para los que procuran hacernos todo el daño que pueden.

Gozo: La palabra griega es jara, y lo característico de esta palabra es que muy corrientemente describe el gozo que procede de una experiencia espiritual (cp. Sal 30:11 ; Rm 14:17; Rm 14:15 :13; Fil 1:4; Fil 1:25 ). No es la alegría que nos producen las cosas materiales, menos aún el triunfar sobre otros en una competición..Es el gozo cuyo fundamento está en Dios.

Paz: En el griego coloquial contemporáneo esta palabra (eiréné) tenía dos usos interesantes. Se usaba de la serenidad que disfruta un país bajo el gobierno justo y benéfico de un buen emperador; y también del buen orden de un pueblo o aldea. Las aldeas tenían un funcionario que se llamaba el superintendente de la paz de la aldea, el que mantenía la paz en ella. En el Nuevo Testamento la palabra griega eiréné corresponde a la palabra hebrea shalóm en el Antiguo Testamento, que quiere decir, no solamente ausencia de problemas y de guerra, sino todo lo que contribuye al mayor bienestar humano. Aquí quiere decir la tranquilidad de corazón que se deriva de la fe en que todo está en las manos de Dios. Es interesante advertir que Jara y Eiréné se empezaron a usar pronto como nombres propios en la Iglesia original.

Paciencia, makrothymía es una gran palabra. El autor de 1 Macabeos dice que fue por su makrothymía por lo que los Romanos llegaron a ser los amos del mundo, por lo que quiere decir la tenacidad de los Romanos, que nunca hacían la paz con los enemigos, ni siquiera después de vencerlos, una especie de paciencia victoriosa (8:4). En sentido general esta palabra no se usa en relación con la paciencia que hay que tener con las cosas o con los acontecimientos, sino con las personas. Crisóstomo decía que es la gracia de la persona que, pudiendo vengarse, no se vengaba, sino que era lenta para la ira. Lo que más esclarece el sentido de esta palabra es que es la que se usa corrientemente en el Nuevo Testamento acerca de la actitud de Dios para. con los humanos (Rm 2:4 ; Rm 9:22 ; 1 Timoteo 1:16 ; 1Pe 3:20 ). Si Dios hubiera sido una persona humana, ya hace mucho que habría borrado el mundo; pero Él tiene esa paciencia que soporta todas nuestras maldades y no nos deja por imposibles. En nuestras relaciones con nuestros semejantes debemos reproducir esa actitud amable, doliente, perdonadora y paciente de Dios para con nosotros.

La amabilidad y la bondad están íntimamente relacionadas. A la amabilidad corresponde la palabra original jréstótés. También se traduce corrientemente por bondad (Rm 3:12 ; Rm 11:22 ; Ef 2:7 ; Col 3:12 ; Tit 3:4 ). Alguna versión la traduce en 2Co 6:6 por dulzura. Plutarco dice que tiene una amplitud mayor que la justicia. El vino añejo se llama jréstós. El yugo de Cristo se nos dice que es jréstós (Mt 11:30 ), que no hace daño. Encierra la idea de una bondad que es amable. La palabra que usa Pablo para bondad (agathosyné) es típica de la Biblia, y no ocurre en el griego secular (Rm 15:14 ; Ef 5:9 ; 2Ts 1:11 ). Es la palabra más amplia, para bondad; se define como » la virtud totalmente equipada.» ¿En qué se diferencian? Agathosyné puede, y debe, reprender y disciplinar; jréstótés no hace más que ayudar. El gran lexicógrafo del Nuevo Testamento Trench dice que Jesús dio muestras de agathosyné cuando limpió el templo y echó a los que lo habían convertido en un bazar; pero de jréstótés en Su actitud para con la mujer pecadora. Los cristianos necesitamos esa bondad que es al mismo tiempo amable y fuerte.

Fidelidad. Esta palabra (pistis) es corriente en el griego secular con el sentido de ser digno de confianza. Es la característica de la persona que es de fiar.

Consideración, praytés, es la palabra más difícil de traducir. En el Nuevo Testamento tiene tres sentidos diferentes. (a) Quiere decir sumiso a la voluntad de Dios (Mt 5:5 ; Mt 11:29 ; Mt 21:5 ). (b) Quiere decir dócil, es decir, que acepta la enseñanza y la disciplina (Stg 1:21 ). (c) El sentido más corriente es el de considerado (1Co 4:21 ; 2Co 10:1 ; Ef 4:2 ). Aristóteles definía praytés como el término medio entre la excesiva ira y la carencia de ira; es decir, la cualidad de la persona que se indigna cuando debe indignarse, y nunca cuando no debe. Lo que arroja más luz sobre el significado de esta palabra es que el adjetivo prays se usa en relación con un animal domesticado y que obedece y es fácil de dominar para su amo; así es que esta palabra refleja el dominio propio que solo Cristo puede dar.

Disciplina. La palabra original es enkráteia, que Platón usaba para autocontrol. Es el espíritu que ha dominado sus deseos y la búsqueda del placer. Se usa de la disciplina del atleta (1Co 9:25 ) y del dominio del sexo que caracteriza al cristiano (1Co 7:9 ). En griego secular se usa de la virtud de un emperador que nunca deja que sus intereses privados ejerzan influencia en el gobierno de su pueblo. Es la virtud de la persona que la hace tan dueña de sí que la capacita para servir a los demás.

La experiencia y la convicción de Pablo eran que el cristiano moría con Cristo y resucitaba con Cristo a una vida nueva y limpia en la que las cosas malas del viejo hombre habían desaparecido, y las preciosas cualidades del Espíritu habían empezado a desarrollarse.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Amor, «amor» (DHH96), «nos hace amar a los demás» (TLA), “amar a todo el mundo”.

Gozo, «alegría» (DHH96), «estar siempre alegres» (TLA), “estar contentos a pesar de las dificultades”.

Paz, «paz» (DHH96), «vivir en paz con todos» (TLA), “estar en armonía”.

Paciencia, literalmente “longanimidad”, «paciencia» (DHH96), «nos hace ser pacientes» (TLA), “ser aguantadores”.

Benignidad, «amabilidad» (DHH96), «y amables» (TLA), “portarse bien con todos”.

Bondad, «bondad» (DHH96), «tratar bien a los demás» (TLA), “tener corazón abierto”.

Fe, «fidelidad» (DHH96), «tener confianza en Dios» (TLA), “sonreír confiados al futuro”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

2Co 6:6; Efe 5:9; 1Ti 6:11.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

p 277 Flp 1:11; Col 1:10

q 278 Efe 5:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

fruto del Espíritu. Este fruto es evidencia de que uno está controlado por el Espíritu y no por la carne.

Fuente: La Biblia de las Américas

22 (1) La carne obra sin vida (v.19), pero el Espíritu produce fruto lleno de vida. Sólo se mencionan aquí como ejemplo nueve aspectos del fruto del Espíritu, que son diferentes expresiones del Espíritu, quien es vida en nosotros. El fruto del Espíritu incluye otros aspectos, tales como humildad ( Efe_4:2 ; Flp_2:3), compasión ( Flp_2:1) , piedad ( 2Pe_1:6), justicia ( Rom_14:17 ; Efe_5:9) , santidad ( Efe_1:4 ; Col_1:22), y pureza ( Mat_5:8). En Efe_4:2 y en Col_3:12 se menciona la humildad como una virtud además de la mansedumbre de esta lista. En Rom_14:17 la justicia, la paz y el gozo son aspectos del reino de Dios hoy en día. Aquí sólo se mencionan la paz y el gozo, y no la justicia. En 2Pe_1:5-7 la piedad y la perseverancia figuran con el dominio propio y con el amor como características del crecimiento espiritual, pero no se mencionan aquí. En Mat_5:5-9 la justicia, la misericordia y la pureza se mencionan junto con la mansedumbre y la paz como el requisito para estar en la realidad del reino hoy en día. No obstante, aquí no se menciona ninguna de estas tres virtudes. De la misma manera que la carne es la expresión del viejo Adán, el Espíritu es Cristo hecho real para nosotros. En realidad, a Cristo se le vive como el Espíritu. Los aspectos del fruto del Espíritu enumerados aquí son las características mismas de Cristo.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

fe. Mejor, fidelidad (RV 1977) en palabras y obras.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

espíritu… → §117; §118; §159.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

O, fe

Fuente: La Biblia de las Américas

espíritu g §118. (ver comentario §117.).

5.22 g §159

Fuente: La Biblia Textual III Edición

?V. 22, 23a:? ?Mas el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,. longanimidad,? ?mansedumbre, fe, moderación, templanza, castidad.? ??No hay duda de que Pablo enumeró sólo nueve frutos, como se desprende claramente de los comentarios? ?de San Jerónimo y San Agustín y del texto griego, donde la lista reza como sigue: «El fruto del? ?espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza». Es evidente? ?empero que el número aquel fue elevado a doce a raíz de la laboriosidad de algunos imperitos. Estos, al? ?haber hallado en una glosa o al margen o sea Jerónimo la palabra «paciencia», la insertaron en el texto en el? ?cuarto lugar donde debía haberse puesto «longanimidad», a la cual relegaron al séptimo lugar. Además se? ?enteraron de que «templanza», según San Jerónimo, significa lo mismo que «moderación» y «castidad».? ??Entonces añadieron también estos dos vocablos al texto, y cambiaron además la ubicación de «fe» y «mansedumbre? ?».?102? ??Consecuentemente, con esto queda invalidada la base para la doctrina de los doce frutos sustentada? ?por aquellos teólogos,?103? no sólo por la inexactitud del número sino también por la forma de interpretación? ?que ellos aplican. Estos teólogos, en efecto, convierten los frutos en sus «hábitos Inherentes subjetivamente? ?en el alma»; el apóstol en cambio los presenta como obras vitales del espíritu que se hallan difundidas en el? ?hombre entero, ya que los opone a las obras de la carne. Pero además, el «espíritu» significa en este pasaje? ?(pese a la opinión discrepante de Jerónimo) no el Espíritu Santo, sino el hombre espiritual, de modo que la? ?antítesis es: «Obras de la carne» «frutos del espíritu». La «carne» es el árbol malo que produce espinas y? ?abrojos, el «espíritu» es el árbol bueno que produce uvas e higos, como se lee en ?Mateo 7? (v. 16 y sigtes.).? ??Por otra parte, también Ambrosio dice que es la ley del espirito la que produce estas obras; y San Jerónimo,? ?volviendo al camino correcto, interpreta el «espíritu» como el «árbol bueno». Asimismo, Pablo habla, de? ?las «obras» de la carne, no de los «frutos», y de los «frutos» del espíritu, no de sus «obras». ¿Por qué será?? ?Seguramente porque las obras de la carne no sirven para nada, ya que nadie saca provecho de las espinas y? ?los abrojos; al contrario, son obras malas que no hacen más que daño. Pero las obras del espíritu son útiles,? ?y de ellas podemos disfrutar por toda la eternidad. Son los higos y las uvas de la Tierra de Promisión. Por? ?lo tanto, con toda razón se los distingue con el honroso nombre de «frutos».? ??El primero de estos frutos es el amor. Respecto del amor ya dijimos?104? que no es una «propiedad? ?oculta». Antes bien, así como San Agustín, hablando de la fe, afirma que «cada cual la reconoce con? ?absoluta certeza si la tiene», así también cada cual se da perfecta cuenta si tiene esperanza, e igualmente se? ?da perfecta cuenta si tiene amor, ante todo en tiempo de prueba. El amor es, por ende, esa afectuosa inclinación? ?hacia el Dios airado y el prójimo que nos ofende. Pues es en los momentos en que Dios hiere y? ?perturba cuando se prueba el amor que se le tiene, como quedó demostrado en el caso de los mártires, y? ?como lo vemos en el Cristo padeciente. Y es en los momentos en que el prójimo nos ofende y parece? ?merecer nuestro odio cuando se prueba el amor que le tenemos. Por otra parte, casi no hay otra virtud tan? ?expuesta a la hipocresía, al extremo de que en ?Romanos 12? (v. 9) el apóstol manifiesta esta sola inquietud:? ?«El amor sea sin fingimiento». El hecho es que Dios tiene muchos «amantes» del tipo que se describe en el? ?Salmo (49:18; Vulg. 48:19): «Te dará su reconocimiento cuando le hicieres bien» y en el ?Salmo 78? (v. 36;? ?Vulg. 77:36): «Y le amaron con su boca, y con su lengua le mentían». Es posible, pues, que el amor? ?permanezca oculto en días de paz; pero en tiempo de guerra, nada se siente más vivamente que el amor, la? ?esperanza y la fe -a no ser que no se sienta tampoco la infidelidad, desesperación y el odio.? ??El segundo fruto, el gozo, tiene que ver, igual que el amor, tanto con Dios como con el prójimo: Con? ?Dios, cuando nos alegramos a causa de la misericordia divina, y cuando aun en medio de las tempestades de? ?este mundo, alabamos y bendecimos al Señor en el horno de fuego día y noche.?105? Y con el prójimo, cuando? ?no le envidiamos los bienes que posee sino que le congratulamos por ellos como si fuesen los nuestros? ?propios, y cuando alabamos los dones de Dios que hay en él. Pero así como los seguidores de la carne? ?fingen amor sólo mientras el tiempo esté sereno, así lo hacen también con el gozo: alaban a Dios y alaban? ?los dones de Dios en los hombres, pero sólo mientras no se los ofenda: entonces salen a la superficie las? ?obras de la carne. Las obras de Dios que antes habían alabado -ahora las denigran, y se enfadan si sus? ?denuestos no surten efecto y si el buen nombre del prójimo no sufre mengua. Pues nadie puede imaginarse? ?cuán profunda es la maldad de la carne; ¡a cuántos no los arrastra a la perdición meciéndolos en una? ?engañosa seguridad, hasta que son tentados y puestos a prueba.? ?Las palabras del apóstol parecen sencillas y claras; pero si te pones a llevarlas a la práctica, verás? ?cuán difícil es no hacer las obras de la carne. Aquellos «insensatos»?106? su creen estar infinitamente distanciados? ?de estas obras, cuando en realidad están llenos de ellas hasta la coronilla. Pues estas obras desbordan? ?cual impetuoso torrente incluso sobre las prácticas religiosas, las observancias, las buenas obras, las reglas,? ?los estatutos, las tradiciones y la moral hecha por los hombres. Pero de ahí reciben también ese manto del? ?“amor a la justicia” bajo el cual ocultan su celo, y conforme a su santa religiosidad destruyen con seguridad? ?el amor y la paz y el gozo. Hoy en día, esta locura ha tomado posesión de casi todos los monasterios, todas? ?las iglesias, y, como dice el salmista, “de los escogidos de Israel” (?Sal. 78: 31?). Pues en los hombres que son? ?manifiestamente malos, las obras de la carne se reconocen sin dificultad; pero bajo las tonsuras, las ínfulas?107? ?y otros sagrados elementos rituales, este Behemot?108? es engordado admirablemente y reina en plena? ?seguridad, en tanto que aquellos creen rendir un servicio a Dios si aman la carne de su propio partido y en? ?cambio persiguen e inculpan con odio Inextinguible a los extraños.? ??El tercer fruto es la paz, que por su parte también es doble: relacionada con Dios, es la buena? ?conciencia que se apoya en la misericordia divina. Pero a veces, esta paz «sobrepasa todo entendimiento»? ?(?Fil. 4?:7); y esto ocurre al ser turbada por cuanto Dios se oculta y esconde su rostro, quedando así la? ?conciencia abandonada a si misma. Paz con el prójimo empero existe allí donde se cede a la voluntad de? ?éste. Pues esta paz con los hombres jamás puede ser duradera si cada cual justifica, protege, busca y exige? ?lo suyo propio. Lo vemos en nuestros dice en que la curia romana y sus tribunales han llenado la iglesia de? ?pleitos, demandas y litigios. Pero entre tanto se conforman con un mísero pedacito de paz que lograron? ?concertar con sus propios partidarios, y se proveen a sí mismos de un «pretexto para hacer lo malo» (1 P.? ?2:16), de modo que lo que menos piensan es que puedan estar sumergidos en las obras de la carne. Pues no? ?se fijan en el número de aquellos con quienes viven en discordia, sino sólo en el número de aquellos con? ?quienes viven en concordia, e incluso tienen a mano buenos consejos para los demás acerca de cómo se? ?puede mantener la paz. Esta gente no entiende un ápice de la paz que elogia el apóstol en ?Romanos 12? (v.? ?18) diciendo: «En cuanto depende de vosotros, estad en paz con todos los hombres», y de la que se habla en? ?Mateo 5? (v. 9): «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios».? ?Pero los juristas excusan el quebrantamiento de esta paz -de una manera muy erudita, por supuesto al? ?enseñar que a la violencia hay que repelerla con la violencia. Declaran ostentosamente que se debe? ?proteger la justicia -¡como si no fuera la más sublime justicia el dejar a un lado la «justicia» propia, ceder? ?al prójimo que quiere quitarnos la túnica, y dejarle también la capa (?Mt. 5:40?)! En pocas palabras: Es? ?imposible atenerse a un mismo tiempo a lo que dice el evangelio y a lo que dice el derecho humano. Por? ?esto es también imposible que la paz subsista simultáneamente con estos derechos humanos, máxime en? ?tiempos como los nuestros en que el evangelio no es nada y el derecho humano lo es todo en todos los? ?órdenes. Aquí sí puede hablarse del ángel del Apocalipsis enviado por Dios en su ira «para quitar de la? ?tierra la paz» (?Ap. 6:4?).? ??El cuarto fruto es la longanimidad, en griego ?ì?ìá÷ñïäíìßá, que en este pasaje evidentemente no es? ?sinónimo de àðïìïíç, decir paciencia, ni de Üíïãç, o sea tolerancia, a pesar de que San Jerónimo quiere? ?que «paciencia» y «longanimidad» se consideren sinónimos.?109? Sin embargo, parece haber una diferencia? ?entre el mero tolerar a los malos, y el soportar el mal que nos hacen, y aun esperar que se enmienden,? ?anhelar su bien y desterrar todo deseo de venganza, lo que son las características de la longanimidad. En? ?Romanos 2? (v. 4) leemos: «O menosprecias las riquezas de su bondad, paciencia y longanimidad? Es? ?«bondad» de Dios cuando hace bien a los hombres; es “paciencia” cuando soporta que abusen de Sus? ?beneficios y en, ingratitud le devuelven mal por bien; y es «longanimidad» cuando espera que se enmienden.? ??El quinto fruto es la benignidad, el sexto la bondad. Según Jerónimo, la diferencia que existe entre? ?ambas es la siguiente. La benignidad es una virtud suave, afable, tranquila, apta para aunar a todos los? ?buenos, que invita a familiarizarse con ella, agradable en lo que dice, moderada en su comportamiento, por? ?lo que San Ambrosio usa como traducción el término «lenidad».?110? Generalmente, y en mal latín, se la? ?llama «amigabilidad; (amicabilitas). En alemán se dice «freuntlich» (amable, amistoso), «holdselig» (agraciado,? ?lleno de gracia),?111? leudseling (afable>, en griego se habla de ÷ñçïôüôçò, lo que en ?2 Corintios 6? ?(v. 6) se traduce con «amabilidad» (lat., también en la Vulg.: suavitus); dice allí: «en amabilidad, en el? ?Espíritu Santo». Por esto Pablo usó en ?Romanos 16? (v. 18) para «suaves palabras» la expresión ÷ñçóôïëïãßáé.? ?Y a mi juicio seria más correcto decir «amabilidad» en vez de «benignidad», ya que la malignidad, el vicio? ?opuesto a la benignidad, es demasiado horrenda como para que se la pueda aplicar a individuos cuyo? ?defecto es que son difíciles de tratar y toscos en su manera de ser. De estos últimos se dice, en efecto: «Es? ?un buen hombre, pero no sabe amoldarse a las costumbres de la gente» «er ist frum, aber gar tzu unfreuntlich? ?und nit leudselig».?112? La «bondad» puede ser por lo tanto una virtud más bien seria, con el ceño fruncido? ?por lo severas que son sus costumbres. Y sin embargo está dispuesta a hacer el bien, no daña a nadie, es de? ?utilidad para todos; pero le falta en cierta medida el don de gentes.? ??El séptimo fruto es la fe. San Jerónimo entiende que se trata aquí de la fe que el apóstol describe en? ?Hebreos 11? (v. 1) como «sustancia de las cosas que se esperan» (lat. Substantia rerum sperandarum), pues? ?la «sustancia» la explica como «posesión», como lo evidencian sus palabras: «Porque esperamos q u e? ?venga lo que por la fe poseemos». Por largo tiempo, yo también era de esta opinión,?113? porque observé que? ?en las Sagradas Escrituras la palabra «sustancia» se usa casi siempre en el sentido de bienes y posesión,? ?observación a la que llegué ante todo porque me atuve a lo que Jerónimo dice al respecto de este pasaje.? ?Pues lo que los autores de libros de sentencias recopilaron con respecto a la palabra «sustancia», ¿para qué? ?exponerlo aquí? Pero luego, mi estimado Felipe Melanchton,?114? un jovenzuelo por su aspecto físico, pero? ?un anciano con venerables canas por su clara inteligencia, del cual me valgo como maestro de griego, me? ?mostró que esta opinión no era permisible, y que cuando en griego se quiere hacer referencia a «sustancia»? ?en el sentido de «bienes», no se usa la palabra àðüóôáóéò (que es la palabra que el apóstol emplea en? ?Hebreos 11:1?), sino ïýóßá, âñùôüí o àðáñåéò. Entonces cambié de opinión y admito que a mi entender, ûðüóôáóéò? ?ûðüóôáóéò o sustancia significa propiamente la «existencia» y la «esencia» por virtud de la cual toda? ?cosa subsiste en sí misma, como lo entiende Crisóstomo. Pero puede significar también una promesa, un? ?pacto -no es aquí el momento para entraren mayores discusiones al respecto- o una expectación, interpretaciones? ?que bien caben dentro de lo que enfatiza y expresa la palabra de la cual proviene ýðüóôáóéò.? ?Pero hay también muy buenas razones para tomar la palabra «fe» de este pasaje en el sentido de «verdad»? ?o «fidelidad» u «honradez» que no engaña a nadie y que es tan imperiosamente necesaria en los negocios y? ?en la convivencia humana. Así hallamos que también la fidelidad tiene sus dos aspectos: fidelidad dirigida? ?hacia Dios al cual somos fieles, no tanto porque guardamos las promesas nuestras sino más bien por cuanto? ?creemos en las promesas de él. Y fidelidad dirigida hacia nuestro semejante al cual somos fieles si guardamos? ?con firmeza, constancia nuestros convenios y promesas.? ??El octavo fruto es la mansedumbre, en la que Jerónimo ve lo opuesto a iras y contiendas. Es muy? ?difícil hallar una diferencia entre mansedumbre y longanimidad. Sin embargo, a la mansedumbre y apacibilidad? ?se la conoce como una virtud, que no se deja arrastrar a la ira y que no es vengativa. La longanimidad? ?va aún más lejos y espera el mejoramientos de los malos, aun de aquellos que no adoptaron una actitud? ?provocadora.?115? ??El noveno fruto es la continencia o mejor templanza, leer aquí «templanza» debemos pensar no? ?sólo en la castidad sino también en el beber y comer. El significado de la palabra encierra por lo tanto? ?ambas cosas, la castidad y la moderación. Así que el apóstol pone aquí un freno también al comportamiento? ?licencioso de los cónyuges, para que vivan sobriamente y atemperen el apetito sexual observando la? ?debida moderación.? ??V. 23b:? ?Contra tales cosas no hay ley.? ??Fijo el pensamiento en la argumentación que se había puesto seguir, el apóstol siempre inculca la? ?verdad de que la ley no hace justos a los que depositan su confianza en ella: afirma en 1 Timoteo (v. 9): «La? ?ley no fue dada para el justo, sino para los rebeldes y parricidas etc.». Los que son no necesitan la ley. ¿Por? ?qué, entonces, los gálatas se vuelcan nuevamente a la ley, no sólo a los Diez Mandamientos sino también a? ?las leyes ceremoniales?, pues no se te puede escapar que el apóstol está hablando no sólo de la ley ceremonial,? ?sino también y ante todo de la ley moral.? ??Una vez más, empero, Pablo usa su característico lenguaje teológico. Por ende, al interpretarlo se? ?debe tener mucho cuidado de no incurrir en tonterías, como si el justo no tuviera la obligación de vivir con? ?corrección y hacer el bien (este es, en electo, lo que personas poco instruidas entienden con «no estar bajo? ?la ley»). La verdad es, en cambio, que el justo no tiene ley porque no le debe nada a la ley, puesto que tiene? ?el amor que guarda y cumple la ley. Podría citarse a este respecto un ejemplo que usó Agustín?116? : Tres más? ?siete no «deben ser» diez sino que «son» diez, y para que lo sean no es preciso recurrir a ninguna ley o regla.? ??Igualmente, una casa ya construida no «debe ser» construida, puesto que ya está hecha, y esto es lo que? ?había buscado el arte -comparable en este caso a la ley de su constructor. Lo mismo se aplica al justo: no? ?«debe» vivir correctamente sino que vive correctamente, y no necesita una ley que le enseñe cómo vivir? ?correctamente. En forma análoga, una virgen no «debe ser» virgen (puesto que ya lo es); si intentase ser? ?virgen por medio de alguna ley, ¿no estaría fuera de juicio? El injusto en cambio «debe» vivir correctamente,? ?porque no vive correctamente tal como la ley lo requiere. En todo esto insiste el apóstol para que ( los? ?gálatas ) no presuman de poder llegar a ser justos a base de la ley y sus obras, sino que reciban por medio? ?de la fe, sin ley ni obras, el espíritu por virtud del cual pueden satisfacer las demandas de la ley, como ya se? ?expuso en forma más que abundante en los párralos que anteceden.? ?

Fuente: Comentario de Gálatas por Martin Lutero