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Comentario de Génesis 25:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Génesis 25:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Isaac rogó a Jehovah por su mujer, que era estéril. Jehovah accedió a su ruego, y Rebeca su mujer concibió.

Año 1837 a.C.

Y oró Isaac a Jehová. 1Sa 1:11, 1Sa 1:27; Sal 50:15; Sal 65:2; Sal 91:15; Isa 45:11; Isa 58:9; Isa 65:24; Luc 1:13.

que era estéril. Gén 11:30; Gén 15:2, Gén 15:3; Gén 16:2; Gén 17:16-19; 1Sa 1:2; Luc 1:7.

y lo aceptó Jehová. 1Cr 5:20; 2Cr 33:13; Esd 8:23; Sal 145:19; Pro 10:24.

y concibió Rebeca. Rom 9:10-12.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El verbo hebreo imploró (˒atar; de muy poco uso en la Biblia) indica que Isaac oró apasionadamente por su mujer. Otro ejemplo de un orador apasionado lo encontramos en Éxo 8:30; 2Sa 21:14; 2Sa 24:25, Isaac había esperado durante 20 años para que Dios concediera su oración (vv. Gén 25:20, Gén 25:26).

estéril: Rebeca experimentaba el mismo período de infertilidad que Sara, Raquel y Lea (Gén 16:1; Gén 29:31; Gén 30:9). Luego de ese tiempo, Jehová concedió a cada una un hijo según el linaje de la promesa. En el mundo del AT. una mujer incapacitada para concebir era considerada una persona fracasada. No existían los conceptos de la vitalidad y movilidad de la esperma, por lo tanto, una mujer estéril terminaba siendo objeto de la pena de los demás y su vida llegaba a ser tremendamente miserable (1Sa 1:6). En el código Hamurabi, la esterilidad era una causa legal de divorcio y una mujer divorciada por esta causa no se volvería a casar y toda su vida terminaría llena de amargura. El motivo recurrente de esterilidad en las familias de la promesa de Dios nos hace recordar, de generación en generación, que esas mujeres concibieron a esos niños nada más que por la intervención de Jehová, porque Dios concedió sus súplicas. De esta forma, los niños no serían considerados normales según el orden natural de las cosas, para cada hijo de la promesa había un marcado don de la gracia de Dios.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Y ORO ISAAC A JEHOVA. Rebeca, como Sara, fue estéril durante muchos años, e Isaac tuvo que pedirle al Señor el siguiente hijo de la promesa de cuya simiente nacería finalmente el Redentor. De esa manera Dios recalca el principio espiritual de que la redención, la herencia espiritual y el cumplimiento del pacto no se realizan por medios naturales, sino mediante la acción y la gracia de Dios en respuesta a la oración y a la búsqueda de Él. En otras palabras, la oración es el medio por el cual Dios decide conceder sus promesas y bendiciones.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

era estéril. Después de veinte años de esterilidad de su esposa (vv. Gén 25:19-20), Isaac hizo frente a la prueba y se volvió a Dios en ferviente oración, reconociendo evidentemente con ello el calendario de Dios en la promesa de la descendencia.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

— era estéril: El tema de la esterilidad pone de relieve la intervención especial de Dios en el nacimiento de algunas personas llamadas a desempeñar un papel relevante en la historia de la salvación. Se quiere acentuar que su nacimiento no se debe a una mera casualidad, sino que responde a un designio particular de Dios. Ver Gén 16:1-6; Gén 30:1; Sal 113:9; Luc 1:25.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

g 1053 Deu 4:29

h 1054 1Sa 1:5

i 1055 2Sa 21:14; 2Cr 33:13; Luc 1:13

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

ella era estéril. Otra vez la promesa de 12:1– 3 parece estar en peligro a causa de una mujer estéril. Quizá la experiencia de Abraham sirvió para que Isaac y Rebeca se dieran cuenta de que sólo Dios podía resolver su problema.

Fuente: La Biblia de las Américas

[.] Al principio del capítulo 12 vimos cómo los autores del Génesis describían a su antepasado Abrahán como el padre y el modelo de los creyentes. No deja entonces de ser extraño que los israelitas se hayan llamado los hijos de Israel (o hijos de Jacob) en vez de los hijos de Abrahán. En primer lugar, recordemos lo que se dijo en la Introducción la secuencia no es más que una construcción de esa historia de los primeros padres del pueblo de Dios. Esos tres nombres se conservaban en tradiciones originarias de diferentes regiones, y los personajes correspondientes no habían vivido en la misma época. Abrahán debió haber vivido en el siglo 18 antes de Cristo, Isaac sin duda un poco más tarde, pero en otro rincón del sur de Palestina, en Guerar, y Jacob en el siglo XVI o XV. Si el nombre de Abrahán fue eclipsado de hecho en la historia de Israel por el de Jacob, se debe probablemente al siguiente motivo Abrahán era el gran patriarca del sur de Palestina; su punto de arraigo era Mambré, cerca de Hebrón; se lo consideraba como el antepasado de David, el que había reinado en Hebrón. En cambio las tradiciones populares referidas en la Biblia, y en especial aquí, nos muestran a Israel instalado en Palestina central, allí donde, después de la separación, se instalará el poderoso reino de Israel del norte. Fue allí donde la figura de Abrahán pasó a segundo plano y se le dio el primer lugar a Israel-Jacob, para hacer descender de sus doce hijos a las doce tribus. De hecho, representaron a Jacob con trazos más humanos y menos idealizados que Abrahán. Se reconocían mejor en Jacob, el hombre astuto y algo tramposo que en Abrahán, el creyente modelo. Dos naciones hay en tu seno (23). No olvidemos que, en esta historia, cada personaje representa algún pueblo del mismo nombre. Lo mismo como Jacob-Israel era el antepasado del pueblo de Israel, así también Esaú o Edom (25,31) era considerado antepasado del pueblo de Edom, vecino y rival de los israelitas. Dios se ha comprometido con los descendientes de Abrahán, pero se queda libre de escoger entre esos descendientes a quien será el beneficiario de sus promesas. Estas no van al hijo mayor de Isaac, que, según la costumbre, hereda casi todas las prerrogativas del padre. En estos capítulos se Dan tres motivos para el rechazo de Esaú: Un primer texto (c. 25) muestra a Esaú como culpable él mismo despreció sus derechos sagrados de hijo mayor. – Un segundo (26,34) habla de su matrimonio con extranjeras. – El tercero (c. 27) muestra cómo Dios se vale de una trampa de Jacob para lograr sus fines. Los israelitas no tenían tantos escrúpulos respecto a la mentira. Para ellos, la trampa de Jacob demostraba solamente que estaba decidido a conseguir las promesas de Dios por cualquier medio y, con esto, se hacía merecedor de dichas promesas. En Hebreos 12,16, Esaú es presentado como un impío que cambia la bendición de Dios por un plato de comida. ¡Cuántas ocasiones perdemos también en nuestra vida las estupideces de la vida nos hechizan y nos hacen perder la única cosa que no debe perderse.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana