Comentario de Génesis 26:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Reside en esta tierra. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tus descendientes os daré todas estas tierras. Así cumpliré el juramento que hice a tu padre Abraham.
Habita como forastero. Gén 26:12, Gén 26:14; Gén 20:1; Sal 32:8; Sal 37:1-6; Sal 39:12; Heb 11:9, Heb 11:13-16.
y estaré contigo. Gén 28:15; Gén 39:2, Gén 39:21; Isa 43:2, Isa 43:5; Flp 4:9.
a ti y a tu descendencia. Gén 12:1, Gén 12:7; Gén 13:15, Gén 13:17; Gén 15:18; Gén 17:8.
y confirmaré el juramento. Gén 22:16, Gén 22:18; Sal 105:9; Miq 7:20; Heb 6:17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
te bendeciré: El Señor completa la promesa que hizo a Abraham en Isaac (Gén 17:19). Estableció su pacto eterno con Isaac igual que lo había hecho antes con Abraham.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
ESTARE CONTIGO. Dios le apareció a Isaac y le transmitió las promesas hechas a Abraham (Gén 12:1-3; Gén 12:7; Gén 13:15-18; Gén 15:1-21; Gén 17:1-8; Gén 17:15-22; Gén 22:14-18). Como su padre, Isaac tuvo que aprender a vivir por las promesas de Dios. Parte importante de la promesa del pacto era la relación personal con Dios descrita en sus palabras «yo estoy contigo» (v. Gén 25:24; véase Gén 17:7, nota).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
ARTÍCULO
El pacto de Dios con Abraham, Isaac y Jacob
Gén 26:3-5 Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y continuaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.
LA NATURALEZA DE UN PACTO. A través de toda la Biblia se describe en forma de «pacto» la relación de Dios con sil pueblo. La palabra aparece por primera vez en Gén 6:18 y se extiende hasta el NT, donde Dios hizo un nuevo pacto con el género humano en Jesucristo (véase el ARTÍCULO EL PACTO ANTIGUO Y EL NUEVO PACTO, P. 1782. [Heb 8:6]). Al entender el pacto de Dios con los patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob), se aprende cómo Dios quiere que vivan los creyentes en su relación de pacto con Él.
(1) El nombre del pacto especial de Dios como se revela en la Biblia es el nombre Yahveh (traducido «Jehová»; véanse Gén 2:4, nota; Éxo 3:14, nota). Inherente en este nombre del pacto están la bondad de Dios, su interés redentor por la raza humana, su fiel presencia con su pueblo, y su deseo de estar en comunión con ellos y ser su Señor.
(2) La promesa fundamental del pacto es la promesa del Señor de «ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti» (véase Gén 17:7, nota). De esa promesa dependen todas las demás promesas que forman parte del pacto. Quiere decir que Dios firmemente se obliga a sí mismo con su pueblo fiel para ser su Dios, y que a ellos les da en amor su gracia, protección, bondad y bendición (cf. Jer 11:4; Jer 24:7; Jer 30:22; Jer 32:38; Eze 11:20; Eze 36:28; Zac 8:8).
(3) El propósito supremo del pacto de Dios con el género humano era dar salvación, no a una sola nación únicamente (Israel), sino a toda la raza humana. Ya con Abraham, Dios prometió que en él serían benditas «todas las familias de la tierra» (Gén 12:3; Gén 18:18; Gén 22:18; cf. Gén 26:4). Dios extendió su gracia del pacto a la nación de Israel a fin de darla por «luz de las naciones» (Isa 49:6; cf. Isa 42:6). Eso se cumplió mediante la venida del Señor Jesucristo como Redentor, cuando sus seguidores comenzaron a difundir el mensaje del evangelio por todo el mundo (véanse Luc 2:32; Hch 13:46-47; Gál 3:8-14).
(4) En los diversos convenios del pacto que Dios hizo con los seres humanos a lo largo de las Escrituras, son operativos dos principios: (a) Sólo Dios estableció las promesas y obligaciones de su pacto, y (b) se espera que los seres humanos las acepten en fe obediente. En algunas ocasiones Dios esbozó por adelantado las promesas y responsabilidades de ambas partes (véase el ARTÍCULO EL PACTO DE DIOS CON LOS ISRAELITAS, P. 272. [Deu 29:1]); sin embargo, nunca hubo la posibilidad de negociar con Dios en cuanto a las estipulaciones del pacto.
EL PACTO DE DIOS CON ABRAHAM.
(1) Cuando Dios entró en la comunión del pacto con Abraham (véase Gén 15:1-21), explícitamente ofreció varias promesas que tenía reservadas para él: Dios como el escudo de Abraham y un galardón (Gén 15:1), muchos descendientes (Gén 15:5) y la tierra de Canaán como su herencia (Gén 15:7; véanse Gén 15:6, nota; Gén 17:8, nota; cf. también Gén 12:1-3; véase el ARTÍCULO EL LLAMAMIENTO DE ABRAHAM, P. 24. [Gén 12:1-3]).
(2) Dios le pidió a Abraham que respondiera en fe a esas promesas, que las aceptara y que confiara en Dios como su Señor. Por cuanto así lo hizo, Abraham fue aceptado por Dios como justo (Gén 15:6) y fue ratificado en una relación directa con Él.
(3) No sólo era necesaria la fe para recibir originalmente el pacto, sino que Dios también exigía que, si las bendiciones del pacto iban a continuar, Abraham tenía que hacer un esfuerzo sincero para agradarle mediante una vida obediente,
(a) Dios exigió que Abrahamanduviera delante de Él y fuera «perfecto» (véase Gén 17:1, nota). En otras palabras, si su fe no iba acompañada de la obediencia (cf. Rom 1:5), Abraham se descalificaba a sí mismo para participar en los eternos propósitos de Dios,
(b) En un caso específico, Dios probó a Abraham al ordenarle que sacrificara a su hijo Isaac (Gén 22:1-2). Abraham pasó la prueba y, por consiguiente, Dios prometió continuar su pacto con él (véase Gén 22:18, nota),
(c) Dios específicamente le informó a Isaac que las bendiciones del pacto todavía estaban vigentes y pasarían a él porque Abraham había obedecido su voz y guardado sus mandamientos (Gén 26:4-5).
(4) Dios les ordenó específicamente a Abraham y a sus descendientes que hicieran que se circuncidara a todo niño varón nacido en su familia (Gén 17:9-13). El Señor estipuló que cualquier varón que no fuera circuncidado sería cortado del pueblo de Dios (Gén 17:14) por haber violado el pacto. En otras palabras, la negativa a obedecer a Dios conduciría a la eliminación de las bendiciones del pacto.
(5) Al pacto de Dios con Abraham se le llamó un «pacto perpetuo» (Gén 17:7). Dios tema el propósito de que el pacto fuera un convenio permanente. Sin embargo, podía ser violado por los descendientes de Abraham, de modo que Dios ya no estaría obligado con sus promesas. Por ejemplo, su promesa de que la tierra de Canaán sería una heredad perpetua para Abraham y sus descendientes (Gén 17:8) fue violada por la apostasía de Israel y la infidelidad de Judá, y por haberse negado ellos a obedecer la ley de Dios (Isa 24:5; Jer 31:32); Por eso Israel fue llevado al exilio en Asiria (2Re 17:1-41), mientras que Judá fue llevada cautiva a Babilonia algún tiempo después (véanse 2Re 25:1-30; 2Cr 36:1-23; Jer 11:1-17; Eze 17:16-21).
EL PACTO DE DIOS CON ISAAC.
(1) Dios procuró establecer el pacto abrahámico con cada generación subsiguiente, comenzando con Isaac el hijo de Abraham (véase Gén 17:21). En otras palabras, no era suficiente que Isaac tuviera como su padre a Abraham; él también tema que aceptar las promesas de Dios mediante la fe. Sólo entonces Dios diría: «Yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia» (Gén 26:24).
(2) Durante los primeros veinte años de su matrimonio, Isaac y Rebeca no tuvieron hijos (cf. Gén 25:20; Gén 25:26). La matriz de Rebeca no se abrió hasta que Isaac oró fervientemente al Señor para que su esposa concibiera (Gén 25:21). Eso demuestra que el cumplimiento del pacto no se efectúa mediante medios naturales, sino sólo por la misericordiosa acción de Dios en respuesta a la oración y a la búsqueda de Él (véase Gén 25:21, nota).
(3) También Isaac tenía que ser obediente al Señor a fin de seguir recibiendo las bendiciones del pacto. Cuando hubo hambre en la tierra de Canaán, por ejemplo, Dios le dijo a Isaac que no descendiera a Egipto sino que permaneciera donde estaba. Si obedecía a Dios, Dios prometía «confirmar el juramento que hice a Abraham tu padre» (Gén 26:3; véase Gén 26:5, nota).
EL PACTO DE DIOS CON JACOB.
(1) Isaac y Rebeca tuvieron dos hijos: Esaú y Jacob. Normalmente se esperaría que las bendiciones del pacto se trasmitieran al primogénito, es decir, a Esaú. Pero Dios le reveló a Rebeca que el mayor de sus hijos mellizos serviría al menor, y Esaú mismo menospreció su derecho de primogenitura (véase Gén 25:31, nota). Además, mostró indiferencia a las normas rectas de sus padres al casarse con dos mujeres que no eran seguidoras del Dios verdadero. En resumen, Esaú no mostró interés alguno en las bendiciones del pacto de Dios. Por consiguiente, Jacob, que sí deseó las bendiciones espirituales del futuro, recibió las promesas en lugar de Esaú (Gén 28:13-15).
(2) Como con Abraham e Isaac, el pacto con Jacob exigía la obediencia de fe para su prolongación. Durante gran parte de su vida, este patriarca dependió de su propia ingeniosidad para sobrevivir y tener éxito. No fue hasta que en definitiva Jacob obedeció la orden y la voluntad del Señor (Gén 31:13) de salir de Harán y volver a la prometida tierra de Canaán, y más específicamente, de ir a Bet-el (Gén 35:1-7), que Dios renovó con él las promesas del pacto hecho con Abraham (Gén 35:9-13).
Para información adicional sobre el pacto, véase el ARTÍCULO EL PACTO DE DIOS CON LOS ISRAELITAS, P. 272. [Deu 29:1].
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Dios confirmó el pacto abrahámico con Isaac, destacando los mismos tres elementos que antes: la tierra, la descendencia y la bendición. A modo de apéndice hace una honrosa mención de la obediente respuesta de Abraham a todos los mandamientos de Dios. Vea las notas sobre Gén 12:1-3; Gén 15:13-18; Gén 17:2; Gén 17:7-9. Aunque Abraham fue elogiado por sus hechos, el pacto abrahámico era un pacto incondicional fundado en la voluntad soberana de Dios (cp. Lev 26:44; Lev 26:5).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
— yo estaré contigo: En las historias de Isaac, Jacob y José son recurrentes los temas de la bendición y de la promesa en virtud de la cual Dios estará siempre cerca ayudando a sus protegidos (Gén 26:24; Gén 28:15; Gén 31:3; Gén 39:2-3; Gén 39:21). Ver también paralelos/referencias a Éxo 3:12.
— … a tu padre Abrahán: Isaac es depositario de la promesa hecha a Abrahán (Gén 12:1-3; Gén 13:14-15; Gén 15:18-21; Gén 22:16-18).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
e 1081 Gén 20:1; Heb 11:9
f 1082 Gén 12:7; Gén 15:18; Rom 15:8; Gál 4:28
g 1083 Gén 22:16; Sal 105:9; Miq 7:20; Heb 6:13
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
yo estaré contigo. Dios afirma que Isaac será heredero de la promesa hecha a Abraham y que El cumplirá todas las obligaciones del pacto. El tema de « Dios con nosotros» continúa el énfasis del libro en el cuidado providencial de Dios. (21:22; 31:3, 5, 42; cp. Ex 3:12; Dt 2:7; Jos 3:7; Is 7:14; 41:10).
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit., simiente
Fuente: La Biblia de las Américas
g Gén_22:16-18.