Biblia

Comentario de Génesis 34:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Génesis 34:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Dina, la hija que Lea había dado a luz a Jacob, salió para ver a las jóvenes del lugar.

Año 1732 a.C.

Dina la hija de Lea. Gén 30:21; Gén 46:15.

las hijas del país. Gén 26:34; Gén 27:46; Gén 28:6; Gén 30:13; Jer 2:36; 1Ti 5:13; Tit 2:5.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Dina es violada por Siquem, Gén 34:1-3.

Él demanda casarse con ella, Gén 34:4-12.

Los hijos de Jacob ofrecen la condición de la circuncisión a los siquemitas, Gén 34:13-19.

Hamor y Siquem los persuaden aceptarla, Gén 34:20-24.

Los hijos de Jacob toman esa ventaja para matarlos, y arruinar su ciudad, Gén 34:25-29.

Jacob reprende a Simeón y a Leví, Gén 34:30-31.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Aparentemente, Dina era la única hija mujer de Lea (Gén 30:21) y el buscar la compañía de otras mujeres era algo natural.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

SALIÓ DINA… A VER A LAS HIJAS DEL PAÍS. Jacob se estableció cerca de la ciudad pagana de Siquem en vez de ir al país de su padre, Isaac, a donde Dios le había ordenado que fuera (cf. Gén 31:13; Gén 35:1). Más tarde lamento amargamente su elección. Solo después del trágico incidente que afectó a Dina, Jacob fue finalmente a Bet-el y destruyó todos los ídolos ajenos de su hogar (véanse la nota siguiente; Gén 35:2, nota).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

34. La Violación de Dina.
T ambién en esta perícopa existen vestigios de dos fuentes diversas, pues hay pequeñas anomalías: según v.25, los que matan a los de Siquem son sólo Leví y Simeón, mientras que, según v.27, intervienen todos los hijos de Jacob. En 2b se dice que Dina fue raptada, mientras que en v.17 se dice que está en casa de Jacob. Por otra parte, la condición de exigir la circuncisión, según unos textos, es impuesta sólo a la familia de Jamor, mientras que, según otros, es impuesta a todos los varones de la localidad. Dina es raptada, y se pone como condición para el matrimonio que se circuncide Siquem, que se va a casar con ella. Leví y Simeón le mataron cuando estaba con las fiebres de la operación, y saquearon su casa, recuperando a Dina. Según otro relato, las perspectivas son más amplias: se exige la circuncisión de todos los varones de la ciudad; “no se trata de la unión de dos familias, sino de dos pueblos; así, el marco es más amplio: un clan israelita, el de Jacob, y otro cananeo, el de Jamor, cuyas relaciones serían presentadas bajo esta forma dramática.”1

1Salió Dina, la hija que había parido Lía a Jacob, 2y, viéndola Siquem, hijo de Jamor, jeveo, príncipe de aquella tierra, la tomó, se acostó con ella y la violó. 3De tal modo se prendó de Dina, la hija de Jacob, que la amó y le habló al corazón. 4y dijo Siquem a Jamor, su padre; “Tómame esa joven por mujer.” 5Supo Jacob que Dina, su hija, había sido violada; pero, como sus hijos estaban en el campo con el ganado, se calló hasta su vuelta. 6Jamor, padre de Siquem, salió para hablar a Jacob. 7Cuando de vuelta del campo le oyeron los hijos de Jacob, se llenaron de ira y de furor por el ultraje hecho a Israel acostándose con la hija de Jacob, cosa que no debía hacerse. 8Jamor les habló diciendo: “Siquem, mi hijo, está prendado de vuestra hija; dádsela, os ruego, por mujer; 9haced alianza con nosotros; dadnos vuestras hijas y tomad las nuestras para vosotros, y habitad con nosotros. 10La tierra estará a vuestra disposición para que habitéis en ella, la recorráis y tengáis propiedades en ella.” 11Siquem, por su parte, dijo al padre y a los hermanos de Dina: “Halle yo gracia a vuestros ojos, y os daré lo que me pidáis. 12Aumentad mucho la dote y las dádivas. Cuanto me digáis, os lo daré; pero dadme a la joven por mujer.” 13Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a su padre dolosamente por el estupro de Dina, su hermana, y le dijeron: 14“No podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un incircunciso, porque eso sería para nosotros una afrenta. 15Sólo podríamos venir en ello con una condición: que seáis como nosotros y se circunciden todos vuestros varones. 16Entonces os daríamos nuestras hijas y tomaríamos las vuestras, y habitaríamos juntos, y seríamos un solo pueblo; 17pero, si no consentís en circuncidaros, tomaremos a nuestra hija y nos iremos.” 18Estas palabras agradaron a Jamor y a Siquem, hijo de Jamor. 19El joven no dio largas a la cosa, por lo enamorado que estaba de la hija de Jacob y por ser el de más respeto de la casa de su padre. 20Fueron, pues, Jamor y Siquem, su hijo, a las puertas de la ciudad, y hablaron a los hombres de su ciudad, diciendo: 2l“Estos hombres son gente de paz en medio de nosotros; que se establezcan en esta tierra y la recorran; la tierra es a ambas manos espaciosa para ellos. Tomaremos por mujeres a sus hijas y les daremos a ellos las nuestras; 22pero sólo consienten en habitar con nosotros y ser con nosotros un pueblo si se circuncida entre nosotros todo varón, como lo están ellos. 23Sus ganados, sus bienes y todas sus bestias, ¿no serán así nuestros? Sólo falta que accedamos a su petición, y habitarán entre nosotros.” 24Escucharon a Jamor y a Siquem cuantos salían por las puertas de la ciudad, y todo varón fue circuncidado. 25Al tercer día, cuando estaban con los dolores, dos de los hijos de Jacob, hermanos de Dina, penetraron sin peligro en la ciudad, espada en mano, y mataron a todos los varones. 26Pasaron a filo de espada a Jamor y a Siquem, su hijo, y, sacando a Dina de la casa de Siquem, salieron. 27 Los hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad por haber sido deshonrada su hermana. 28Lleváronse sus ovejas, sus bueyes, sus asnos, cuanto había en la ciudad y cuanto había en los campos. 29Todos sus bienes, todos sus niños, todas sus mujeres, los cautivaron y se los llevaron, y robaron cuanto había en la ciudad. 30Dijo Jacob a Simeón y Leví: “Habéis perturbado mi vida, haciéndome odioso a los habitantes de esta tierra, a cananeos y fereceos. Yo tengo poca gente. Ellos se reunirán contra mí y me matarán, destruyéndome a mí y a mi casa.” 31Ellos le respondieron: “¿Y había de ser tratada nuestra hermana como una prostituta?”

Quizá al lado de los doce hijos de Jacob habría más hijas fuera de Dina. Pero para un oriental las mujeres cuentan poco. Nadie preguntará a uno cuántas hijas tiene, ni se le ocurrirá felicitarle por el nacimiento de una hija; lo tomaría a injuria2. Si Dina es mencionada en la Escritura, se debe a este episodio lamentable, que nos revela la rudeza de algunas costumbres antiguas en Israel.
Dina fue raptada por un siquemita, hijo del “príncipe de aquella tierra”(v.2). Según el TM, era heveo o hiwita; pero según los LXX, jorrita, pueblo no semita, procedente de la zona montañosa de las estribaciones del Cáucaso. Al presionar los indoeuropeos en el siglo XX a.C. por aquella zona, sus pobladores se vieron obligados a correrse hacia el norte de Mesopotamia, y muchos tomaron el camino de Canaán, que habrían de seguir poco después los hicsos. Siquem sería una de las localidades en que se habrían asentado. Al llegar Jacob con su familia, este siquemita se enamoró de Dina y, después de violarla, la pidió en matrimonio. Así, su padre trató con Jacob del enlace. Pero los hijos de Jacob se enfurecieron al saber el atropello cometido contra su hermana. Esto era un ultraje para todos3. Jamor el siquemita, sin aludir al estupro cometido, dice que su hijo Siquem está enamorado de Dina, y así la pide en matrimonio, lo que sería el principio de otros enlaces familiares. Esto redundaría en bien de todos, ya que podrían establecerse permanentemente en la tierra con sus rebaños (v.10). Según otra versión, es el propio Siquem el que pide a Dina para esposa suya. Pueden pedir la dote que quieran y los presentes más valiosos, pues está dispuesto a entregarlos gustoso. Según las Leyes asirias, en caso semejante, supuesto un estupro, se exige una dote tres veces superior a la normal4. Así, pues, el siquemita está dispuesto a entregar el mohâr o dote y los presentes que exijan. Los hijos de Jacob sólo quieren aprovechar la ocasión para vengar el honor de su hermana. Así ponen como condición que se circunciden los varones (o, según otra versión, el que habría de casarse con Dina). Los cananeos observan la circuncisión, pero estos jorritas no eran semitas, y, por lo visto, no la practicaban, como más tarde será ley entre los filisteos. Para los descendientes de Jacob, la circuncisión era el sello de pertenencia a su raza5. No puede haber fusión entre ambos clanes si los siquemitas no aceptan su rito esencial. Siquem y Jamor convinieron en la condición, y así a la puerta de la ciudad publicaron tal propuesta (v.22). Los siquemitas acceden, y cuando a los tres días de haberse circuncidado estaban con fiebres guardando cama, Simeón y Leví entraron en la localidad y asesinaron a todos los varones; libertaron a Dina, que estaba en casa de su raptor, y saquearon la ciudad. La represión fue brutal, y el autor sagrado no la aprueba, y menos Jacob, el cual teme por las consecuencias, ya que ahora vendrán de todos los alrededores contra ellos; pero los criminales Simeón y Leví creen que así han salvado el honor de su hermana. Es lo que suele acontecer algunas veces en el desierto. Para salvar el honor corren no pocas veces ríos de sangre entre las tribus, llegando al exterminio. En el testamento de Jacob se echará en cara a Simeón y Leví su alevosía y crueldad6.
Notemos en el relato la importancia de la circuncisión como signo de las relaciones de Israel con otros pueblos. Sería para el pueblo de Jacob una afrenta unirse a un pueblo incircunciso. En cambio, por la circuncisión los siquemitas se incorporarían al pueblo de Jacob, siendo participantes de las promesas de Abraham7. Pero, por parte de los hijos de Jacob, la propuesta era un engaño, aunque Jacob no estuviera al tanto de sus intenciones. La Ley mosaica procuró no solamente informar las instituciones y costumbres israelitas del espíritu monoteísta, que era el objeto principal de la revelación mosaica, sino también corregir y suavizar las costumbres, con frecuencia demasiado duras. Tal debe ser el caso de la violación de una doncella. Como hemos visto, el que abusara de ella estaba obligado a tomarla por esposa o dotarla8. Esta disposición debe de ser una corrección de una costumbre dura. En 2Sa 13:28s se cuenta la venganza que tomó Absalón de su hermano Amnón por la violación de Tamar, hermana uterina del primero. Todavía hoy, en el desierto de Moab, este hecho de los hijos de Jacob merecería la plena aprobación de los nómadas, que son más duros y puritanos en estos casos. Pero Jacob dio su veredicto:

Simeón y Leví son hienas, instrumento de violencia con sus armas. No entre mi alma en sus designios ni se una mi corazón a su asamblea, porque en su furor degollaron hombres y caprichosamente desjarretaron toros. Maldita su cólera por violenta, maldito por cruel su furor9 .

Sin duda que estos versos corrían en la épica de Israel cuando se narraban estos hechos de la época patriarcal. El autor sagrado narra el incidente sin aprobarlo, y aun condenándolo expresamente, pues dice que Simeón y Leví obraron alevosamente (v.13).
Como antes dijimos, en el relato hay dos versiones. La tradición tiende a generalizar, considerando el hecho como incidente entre dos clanes. Por eso es más aceptable suponer que la venganza fue sólo sobre la familia de Jamor, y sólo así parece verosímil. La épica popular tiende a generalizar y exagerar las situaciones.

1 A. Clamer, o.c., p.401. – 2 En el libro de Job se dice que éste tuvo siete hijos y tres hijas. Todos murieron en la gran tragedia que se abatió sobre su familia. Pero al fin Dios le restituyó todos sus bienes, le dobló el número de hijos, pero sólo le dio tres hijas, pues hubiera sido un castigo darle más. – 3 La frase “en Israel” parece glosa. Es frecuente en la Biblia la frase “tal infamia no se hizo en Israel”: Jue 19:23; Jue 20:6; Jue 20:10; 2Sa 13:12; Deu 22:21; Jer 29:23. – 4 Art.54. En el Código de Hammurabi se distingue la dote y los regalos: Art.159-61. En Exo 22:15-16 se exige al que violó a una virgen casarse con ella. Si el padre de ella no quiere, entonces debe pagar el mohâr o dote. Entre los árabes beduinos de Moab también se exige en caso similar casarse con ella y dar la dote o maher. – 5 Cf. E. Dhorme, La religión des Hébreux nomades 287-288. – 6 Gen 49:5. – 7 Gen 12:43; Idt 14:10. – 8 Exo 22:16s. – 9 Gen 49:5-7.

Fuente: Biblia Comentada

a ver a las hijas. Dina no estaba consciente (vea Gén 30:20-21) de que su excursión a la cercana ciudad para observar cómo vivían las otras mujeres produciría unos resultados tan horribles.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La genealogía de Isaac.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

De nuevo se narran por completo los sórdidos detalles del maltrato sexual de Dina y la venganza de Leví y Simeón. Quizás esto se hizo para advertir a los lectores de que al entrar en Canaán con facilidad los descendientes de Abraham podrían mezclarse y casarse con cananeos de manera contraria al deseo patriarcal (cp. Gén 24:3; Gén 27:46; Gén 28:1) y a la voluntad de Dios (Éxo 34:6; Deu 7:3; Jos 23:12-13: Neh 13:26-27).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Dina vengada por sus hermanos

La feliz coexistencia de Jacob con los hijos de Hamor (33:19) fue destruida por este terrible incidente. Jacob había sobrevivido 20 duros años en Padan-aram, y había escapado de la garra de Labán con muchas dificultades. Luego un inesperado y feliz encuentro con Esaú le había conducido de regreso a Canaán, la tierra de la promesa, donde felizmente se estaba asentando. Ahora su futuro en ese lugar estaba en serio peligro por la crueldad de sus hijos (30).

¿A quién se culparía por la situación? ¿Fueron meramente los hijos de Jacob? ¿A quién reconoce Gén. como responsable? ¿Cómo se expresan los propósitos de Dios a través de este episodio? Según observamos en Gén., la situación fue complicada y la culpabilidad ampliamente compartida. Dina no tendría que haber sido tan familiar con las mujeres de la región; sociabilizar con las cananeas podría conducirle a un matrimonio mixto (28:7, 8). Pero esto era trivial comparado con la falta de Siquem. Las relaciones sexuales prematrimoniales no son permitidas ni en el AT ni en el NT; y aquí la ofensa fue aun agravada al ser una violación. No obstante, Siquem no estaba totalmente pervertido; su lujuria se transformó en amor, si bien Jacob y sus hijos no se dieron cuenta de ello, por cuanto Dina permaneció voluntaria o involuntariamente en casa de Siquem (26).

Sorprendentemente, Jacob pareció despreocupado de la desgracia de Dina, pues después de todo ella era sólo hija de Lea, y los hijos de ella ¡no contaban ante sus ojos! Pero sus hermanos se indignaron, no sólo por la vergüenza de Dina, sino por la despreocupación de su padre. Su reacción fue “si nuestro padre no defiende a nuestra hermana, entonces nosotros debemos hacerlo”.

Y allí iniciaron las negociaciones elaboradas. El engaño por parte de los hermanos de Dina es evidente, pero una mirada comparativa a lo que Hamor y Siquem dijeron a los hijos de Jacob (8-12) con lo que les dijeron a los habitantes de su pueblo (21-23) revela que ellos también trataban de engañar. Aun así, el ataque de los hijos de Jacob fue más allá de lo que era justo, y estaremos de acuerdo con la censura que Jacob hizo de su acción tanto aquí como más tarde (49:5-7). Sin embargo, eso no es todo lo que se puede decir. Jacob aquí meramente censuró sus acciones por haber puesto en peligro su propia vida (30). Pero los valores morales nunca pueden ser sostenidos si la gente no está preparada para contrariar a otros de vez en cuando. Siquem había tratado a Dina como a una prostituta, al estar dispuesto a pagar por su acción, y Jacob también la estaba tratando de la misma manera. ¡Indirectamente sus hijos le estaban llamando alcahuete!

De manera que ninguno de los actores en esta historia sale bien parado. Con todo, a pesar de su conducta deplorable, Jacob y su familia fueron grandemente enriquecidos. El asalto sobre los si- quemitas anticipó la conquista. Los cananeos fueron condenados por causa de su inmoralidad sexual (Lev. 18:24, 25). Pero, ¿implica esto que Israel merecía la tierra que conquistaron? No, según Deut.: “No es por tu justicia, ni por tu rectitud de corazón que entras a tomar posesión de su tierra. Es por la impiedad de estas naciones … para cumplir la palabra que Jehovah juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob” (Deut. 9:5). Los pecados del pueblo escogido de Dios pueden demorar, pero nunca frustrar, el cumplimiento de sus promesas.

Notas. 2 Los heveos siempre fueron encontrados al norte de Canaán (cf. 10:17). 12 En casos de relaciones sexuales prematrimoniales, la ley del AT insiste en el pago del presente de matrimonio (precio matrimonial), normalmente equivalente a varios años de salario, al padre de la novia. El entonces permitiría que se procediera con el matrimonio, si así lo quería (Exo. 22:16, 17; Deut. 22:28, 29; cf. Gén. 24:53).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

34.1-4 Lo de Siquem pudo haber sido un caso de «amor a primera vista», pero el suyo fue un acto impulsivo y perverso. No sólo pecó contra Dina, sino contra toda la familia (34.6, 7). Las consecuencias para su familia y la de Jacob fueron graves (34.25-31). Aún cuando Siquem declaró su amor a Dina, eso no lo disculpaba del mal que había hecho al violarla. No permita que la pasión sexual lo lleve a pecar. Las pasiones hay que dominarlas.34.25-31 ¿Por qué Simeón y Leví tomaron tal acción contra la ciudad de Siquem? La familia de Jacob se cosideraba «apartada» de los demás. Esto era lo que Dios quería. Debían permanecer apartados de sus vecinos paganos. Pero los hermanos se equivocaron al pensar que el ser apartados significaba que eran mejores. Esta actitud arrogante originó una terrible matanza de gente inocente.34.27-29 Cuando Siquem violó a Dina, las consecuencias fueron mucho más graves de lo que pudo haber imaginado. Los hermanos de Dina, indignados, se vengaron. A todo esto siguió el sufrimiento, la mentira, el engaño y el asesinato. El pecado sexual es devastador y sus consecuencias son de largo alcance.34.30, 31 Por vengarse del príncipe Siquem, Simeón y Leví mintieron, asesinaron y robaron. Su deseo de justicia era correcto. Lo que estuvo mal fue la forma de lograrlo. Debido a ese pecado, Jacob los maldijo a la hora de morir (49.5-7). Generaciones más tarde, los descendientes de Simeón perdieron parte de la tierra prometida que se les había asignado. Cuando se vea tentado a devolver mal por mal, déjele la venganza a Dios y evítese las terribles consecuencias del pecado.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1491 Gén 30:21; Gén 46:15

b 1492 1Re 11:2; 1Co 15:33; 2Co 6:14

c 1493 Gén 26:35; Gén 27:46

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Lit., ver

Fuente: La Biblia de las Américas

[o] Esta historia conserva seguramente el recuerdo de un conflicto sangriento entre grupos de las tribus de Leví y de Simeón en tiempos de la conquista. Posiblemente Dina es el nombre de un territorio o de un clan que fue el motivo del conflicto. El relato bíblico trata de justificar la venganza de Simeón y Levi, las violaciones y los raptos que cometieron, pero no los alaba. Aquí Jacob los desaprueba por razones de oportunismo (v.30). En el cap. 49,5-7 se lee una condenación explícita del hecho, condenación tanto más notable cuanto que, a diferencia de Simeón que desapareció a los pocos años, la tribu de Levi gozaba de un privilegio único. La violencia, denunciada en las primeras páginas del libro con ocasión de Caín, pasará muy desapercibida a lo largo de los conflictos entre Israel y sus vecinos. El pueblo de Dios debía sobrevivir y sobrevivir de manera diferente a los demás: en estas condiciones no había más perspectiva que ser el más fuerte o el más astuto. Sólo la revolución del Evangelio y del Hijo de Dios voluntariamente humillado podían abrir las mentes a la conciliación y el perdón.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[12] El esposo acostumbraba dar una dote a la esposa y hacer regalos al padre y a los hermanos de la que tomaba por mujer.[30] Los hijos de Jacob pecaron por la mentira, la perfidia, la injusticia, el sacrilegio y la bárbara venganza. Engañaron a los siquemitas con el falso pretexto de la circuncisión, faltaron a la fe y abusaron de un rito sagrado. Gen 49, 5.

Fuente: Notas Torres Amat