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Comentario de Génesis 35:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Génesis 35:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Dios dijo a Jacob: —Levántate, sube a Betel y quédate allí. Haz allí un altar a Dios, que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.

Dijo Dios. Gén 22:14; Deu 32:36; Sal 46:1; Sal 91:15.

sube a Bet-el. Gén 35:7; Gén 12:8; Gén 13:3, Gén 13:4; Gén 28:10-22; Gén 31:3, Gén 31:13; Sal 47:4; Ecl 5:4-6; Ose 12:4; Nah 1:15.

cuando huías. Gén 16:8; Gén 27:41-45; Éxo 2:15.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Dios manda a Jacob ir a Bet-el, Gén 35:1.

Limpia su casa de los ídolos, Gén 35:2-5.

Erige un altar en Bet-el, Gén 35:6-7.

Débora muere en Alón-bacut, Gén 35:8.

Dios bendice a Jacob en Bet-el, Gén 35:9-15.

Raquel tiene dificultad al dar a luz Benjamín, y muere en camino a Migdal-edar, Gén 35:16-21.

Rubén duerme con Bilha, Gén 35:22.

Los hijos de Jacob, Gén 35:23-26.

Jacob viene a Isaac en Hebrón, Gén 35:27.

La edad, muerte y sepultura de Isaac, Gén 35:28-29.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Esta es la quinta vez que Dios visita a Jacob (Gén 28:10-16Gén 31:3Gén 31:11-13Gén 32:1Gén 32:22-30; también Gén 35:9-15). Después de la catástrofe de Siquem (cap. Gén 34:1-31), Dios le dijo a Jacob que se quedara en Bet-el, el lugar donde lo visitó por primera vez (Gén 28:10-19). Y nuevamente, Jacob sigue la ruta de su abuelo Abraham (Gén 12:8). Esta es la primera vez en la Biblia que Dios ordena que edifiquen un altar para Él. Abraham construyó uno, pero sin ninguna orden divina (Gén 12:7Gén 12:8).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

35. Jacob, en Marcha Hacía Hebrón.
E ste capítulo es más heterogéneo, y parece que el redactor ha utilizado tres fuentes: el E (v.1-5; 7-8; 14; 16-20), el J (v.21-22a), el P (v.9-13; 6; 15; 22b-29). Comprende: a) estancia de Jacob en Betel (v.1-15); b) muerte de Raquel (16-20); c) incesto de Rubén (21-22); d) hijos de Jacob (22b-26); e) muerte de Isaac (27-29).

Jacob en Betel (1-13).
1Dijo Dios a Jacob: “Anda, sube a Betel para habitar allí y alza un altar al Dios que se te apareció cuando huías de Esaú, tu hermano.” 2Jacob dijo a su familia y a cuantos estaban con él: “Arrojad todos los dioses extraños que haya entre vosotros; purificaos y mudaos de ropas, 3pues vamos a subir a Betel y a alzar allí un altar al Dios que me oyó el día de mi angustia y me acompañó en el viaje que hice.” 4Entregaron, pues, todos los dioses extraños que pudieron haber a mano y los pendientes de sus orejas a Jacob, que los enterró bajo la encina que hay en Siquem. 5Partieron, y se extendió el terror de Dios por las ciudades del contorno, y no los persiguieron. 6Llegó Jacob y cuantos con él iban a Luz, que es Betel, en la tierra de Canaán. 7Alzó allí un altar y llamó a este lugar El-Betel, porque allí se le apareció Dios cuando huía de su hermano. 8Murió Débora, la nodriza de Rebeca, y fue enterrada por debajo de Betel, bajo una encina, que se llamó la encina del llanto. 9Apareciósele de nuevo Dios a Jacob, de vuelta de Padán-Aram, y le bendijo, 10diciendo: “Tu nombre es Jacob, pero no serás ya llamado Jacob; tu nombre será Israel”; y le llamó Israel. 11Y le dijo: “Yo soy el El Saday; sé prolífico y multiplícate. De ti saldrá un pueblo, un conjunto de pueblos, y de tus lomos saldrán reyes. 12La tierra que di a Abraham y a Isaac te la daré a ti y a tu descendencia después de ti.” 13Y ascendió Dios del lugar donde le había hablado, 14en el que levantó Jacob un monumento de piedras, y en él hizo una libación y derramó óleo sobre él, 15dando el nombre de Betel al lugar donde Dios le había hablado.

Después del suceso de Siquem, Jacob no podía permanecer allí, y así se dispuso a partir para Betel, del que debía conservar grato recuerdo1. Para el acto religioso que allí iba a ejecutar empieza por preparar a su gente, obligándola a entregarle todos sus dioses, sin excluir las figuras de ellos que pudieran tener en sus joyas. Dios se muestra siempre celoso de su honor, y no admite compañía en el culto que se le ofrece. Ya hemos visto atrás que Jacob tenía muchos rebaños y, por consiguiente, muchos siervos para guardarlos. A semejanza de Abraham y de Isaac, hemos de considerar al patriarca como un jeque de tribu, en la que no todos participaban por igual de sus sentimientos religiosos. Si Raquel había guardado los terafim de su padre, no será de maravillar que otros guardasen sus dioses. Lo más difícil de implantar en Israel no fue el culto de Yahvé, el Dios de Israel, sino la exclusión de todo otro culto. Era difícil de admitir para los antiguos la unicidad de Dios. Jacob enterró todos los ídolos y amuletos de las joyas y pendientes de su clan bajo la encina de Siquem 2, sin duda la misma de Moré donde había estado Abraham3. Josué dirá también a sus seguidores bajo esta misma encina: “Quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros.”4 Esta encina debía de ser objeto de cierta veneración, como todavía lo son hoy en Palestina algunos árboles o bosques. Según Jos 24:26, el conquistador hebreo erigió en Siquem bajo una encina la piedra que debía recordar al pueblo las protestas que su caudillo le había hecho de ser fieles a la alianza5.
Al partir para Betel, la mano del Señor le protege a Jacob, infundiendo terror en los pueblos circunvecinos, que pudieran tomar venganza por el suceso de Siquem6. La expresión “terror de Dios” parece aludir a un pavor especial infundido por fuerza divina a aquellos pueblos. Entre los paganos se hablaba del pánico o terror producido por el dios Pan. Llegado a Luz o Betel (en realidad son dos localidades próximas, pero no idénticas)7, erigió un altar. Al pasar la primera vez, levantó una estela o masebah como memorial de la aparición divina y de las promesas anunciadas8. Así llamó a aquel lugar El-Betel (Dios de Betel)9. Según Gen 12:8, Abraham había erigido allí ya un altar, lo que prueba que también allí debía de haber un antiguo santuario cananeo. La mención del enterramiento de Débora, nodriza de Raquel, resulta sorprendente por lo inesperado. Pero puede ser un signo de arcaísmo del relato, en el que se asociaba un hecho concreto sin trascendencia a la segunda estancia de Jacob en Betel. En Betel renueva Dios la promesa hecha en aquel lugar a Jacob cuando se dirigía a Jarrán. Y se cambia el nombre del patriarca en Israel, sin dar explicación del nuevo nombre10. Los v.9-13 desconocen el cambio de nombre de Jacob en Galaad. Dios se presenta como El-Saday, el Dios de Abraham11. Los términos de la promesa son sustancialmente los de las anteriores hechas a Abraham e Isaac. Jacob reconoce la presencia de la divinidad, y erigió una estela, ungiéndola con aceite (v.14). El autor de este texto parece desconocer la afirmación del v.7, en que dice que erigió un altar. Algunos autores creen que esa libación y erección de la estela (v.14) debe decir relación con la sepultura de Débora (v.8), suponiendo que el v.14 sea continuación inmediata del v.8. Creemos que es una simple repetición de la erección de la estela narrada en 28:18; 22, cuando Jacob se dirigía hacia Siria. Las tradiciones se interfieren, y el redactor muchas veces traspone las perspectivas históricas, relatando dos veces un mismo hecho en diversas circunstancias. Así, el v.15, donde se habla de nuevo del nombre de Betel, es la narración paralela Deu 28:19.

Muerte de Raquel (16-20).
16Partiéronse de Betel, y, cuando estaban todavía a un “kibrat” de camino para llegar a Efrata, parió Raquel, teniendo un parto muy difícil. 17Entre las angustias del parto, le dijo la partera: “No temas, que también éste es hijo.” 18Y al exhalar el alma, pues estaba moribunda, le llamó Ben-‘oní; pero su padre le llamó Benjamín. 19Murió Raquel y fue sepultada en el camino de Efrata, que es Belén, 20y alzó Jacob sobre la tumba de Raquel un monumento, que todavía subsiste.

Raquel, la esposa preferida de Jacob, que tanto había deseado tener hijos, al cabo vino a morir de su segundo parto. Esto tiene lugar poco antes de llegar a Efrata. La frase del TM kibratha’ ares parece que equivale a una pequeña distancia, pero no se puede precisar más esta medida de longitud. Se suele localizar Efrata al norte de Jerusalén, no lejos de Betel, cerca de Rama o Ramala, a unos 20 kilómetros al norte de Jerusalén12. En el v.19 se la identifica con Belén, pero esta indicación es considerada como glosa. Se sabe que parte de la población de Efrata se trasladó a vivir a Belén; de ahí que surgiera la denominación de “Belén de los efrateos.”13 Belén está a ocho kilómetros al sur de Jerusalén. Raquel, cuando tuvo a José, pidió aún tener otro varón. Ahora la partera se lo anuncia para confortarla. Las madrea solían dar a sus hijos un nombre de buen augurio, pero ahora Raquel le llama Ben-‘oní (“hijo de mi dolor”); pero su padre se lo cambió en Benjamín (Ben-yamin: “hijo de la derecha,” símbolo de honor y de buenos presagios). Jacob, sobre la tumba de Raquel, erigió una “estela” (masebah), o monumento, como recuerdo en el camino de Efrata, que subsiste cuando escribe el redactor. La tradición judaica, debido a la confusión Efrata-Belén, la trasladó a la entrada de la actual Belén, donde se puede ver una construcción árabe medieval sobre el supuesto sepulcro de Raquel.

El Incesto de Rubén (21-22a).
21Partióse Jacob y plantó sus tiendas más allá de Migdal-Eder. 22aDurante su estancia en esta región vino Rubén y se acostó con Bala, la concubina de su padre, y lo supo Jacob.

Jacob, sin duda en busca de pastos, se trasladó a Migdal-Eder, lugar desconocido que se supone en la región de Bersabé. El nombre significa “torre del rebaño,” y sin duda alude a una de las muchas torres que se erigían en la campiña para guardar los rebaños14. Mientras el patriarca estaba ausente, tuvo lugar la acción incestuosa de Rubén con Bala, sierva de Raquel. Rubén era hijo de Lía15. El autor sagrado narra el incesto de Rubén, hijo mayor de Jacob, sin comentar las reacciones del patriarca. Seguramente el texto está incompleto. La versión de los LXX añade que Jacob, al enterarse, afeó el hecho a su hijo. En el testamento, Jacob recuerda este hecho inmoral, y por eso priva de la primogenitura a Rubén16. En la historia de José, el que habla en nombre de Jacob como mayor de los hermanos es Judá17. Al ser vendido José, es Rubén el más humanitario, quien se opuso al acto18.

Los Hijos de Jacob (22b-26).
22bLos hijos de Jacob eran doce. 23Hijos de Lía: Rubén, el primogénito de Jacob; Simeón, Levì, Judá, Isacar y Zabulón. 24Hijos de Raquel: José y Benjamín. 25Hijos de Bala, la sierva de Raquel: Dan y Neftalí. 26Hijos de Zelfa, la sierva de Lía: Gad y Aser. Estos son los hijos que nacieron a Jacob en Padán-Aram.

La enumeración es lógica, según las esposas y esclavas. Es interesante ver cómo aquí los hijos de las esclavas son de la misma categoría jurídica que los de las verdaderas esposas. Todos son iguales, porque todos son hijos del mismo padre. Vemos, pues, cómo aquí no se rige el autor sagrado por la legislación babilónica que hemos visto en el caso de Ismael e Isaac, el hijo de la esclava y el de la esposa. De esta lista es de notar que todos ellos nacieron en Padán-Aram o Alta Siria, cuando, según 35:16-18, Benjamín nació en Canaán. Son dos tradiciones distintas, yuxtapuestas. El sentido crítico de la historia en la antigüedad no llegaba a estas minucias, sin trascendencia en la marcha general del relato. El documento desconoce la existencia de Dina, sin duda porque no conoce el incidente con los siquemitas. Las diversas tradiciones son fragmentarias y se completan entre sí, como ocurre en el caso de los evangelios sinópticos.

Muerte de Isaac (27-29).
27Fue Jacob a donde estaba Isaac, su padre, a Mambré, a Qiriat-Arbá, que es Hebrón, donde habitaban Abraham e Isaac. 28Vivió Isaac ciento ochenta años, 29y murió y se reunió con su pueblo, anciano y lleno de días. Esaú y Jacob, sus hijos, le sepultaron.

También estos versos se atribuyen al documento, por sus precisiones cronológicas y la denominación de Hebrón según el nombre antiguo de Qiriat-Arbá. Su plan de reconstruir la historia es más esquemático y sencillo, prescindiendo de muchos detalles. Según estos dos documentos, cuando Jacob se fue a Siria, Isaac era extremadamente viejo y se preparaba para la muerte, dando su bendición a Jacob19. En cambio, ahora, después de más de veinte años de ausencia, se lo encuentra vivo. Por otra parte, el documento no parece conocer la hostilidad de los dos hermanos, y los presenta con toda naturalidad asistiendo al acto de dar piadosa sepultura al padre, como lo hicieron – según el mismo documento – Isaac e Ismael con Abraham20. Según 36:7-8, la razón de separarse Jacob y Esaú no es por querellas entre ellos sobre el derecho de primogenitura, sino porque sus rebaños han crecido desmesuradamente, y no era conveniente habitar juntos, exactamente como había pasado en la separación de Abraham y Lot21. En este documento, pues, “sustituye a la diversidad y complejidad de los hechos un plan esquemático de hechos uniformes que expresa por las mismas frases.” Así, Isaac muere, como Abraham, en Hebrón22, “lleno de días” (v.29). La misma frase estereotipada “se reunió con su pueblo” (e.d., se fue al seol a reunirse con sus antepasados) refleja la uniformidad de estilo característica de este documento, cuyo autor tiene pocas dotes estilísticas e imaginativas.

1 Gen 28:10; Gen 28:22-22. – 2 Cf. Ose 2:15; Exo 11:2. – 3 Gen 12:6. – 4 Jos 25. – 5 Jue 9:6. – 6 Cf. Isa 19:13-14; Eze 24:22-23; Amo 2:14-16; 2Cr 20:29; Zac 14:13. – 7 Véase sobre su identificación com. a 28:19. – 8 Cf. 28:17; 18; 22. – 9 Cf. 22:14-33:20. – 10 Cf. 28:10-12. – 11 Gen 17:6. Sobre el nombre de El-Saday véase com. a 17:1. – 12 Cf. 1Sa 10:2; Jer 31:15 : el profeta presenta a Raquel llorando al ver a los cautivos camino del destierro. – 13 Miq 5:2. – 14 Sobre su localización posible véase Abel, Géog. I 309-310. – 15 Gen 29:32ss. – 16 Gen 49:4; – 17 Gen 43:3 – 18 Gen 42:22. – 19 Gen 27:1. – 20 Gen 25:9. – 21 Gen 13:6. – 22 Gen 25:8.

Fuente: Biblia Comentada

Bet-el. Era el lugar donde Dios había confirmado el pacto abrahámico con Jacob (Gén 28:13-15).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

La genealogía de Isaac.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Gén 28:11-17.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Fin del viaje para Jacob e Isaac

Paralizado por el miedo de un potencial ataque cananeo, Jacob fue motivado por el mandato de Dios de regresar a Betel, que era el lugar donde había hecho un voto cuando huía de casa (28:10-22). Betel (“casa de Dios”) era un lugar santo, y quienes estaban contaminados por la guerra (cf. Núm. 31) y la idolatría tuvieron que purificarse a sí mismos antes de proceder. Entonces se levantaron y fueron a Betel, y sorprendentemente los cananeos no les atacaron, a causa de un terror inspirado por Dios que se había apoderado de ellos (cf. Exo. 23:27). Y nuevamente la promesa “He aquí yo estoy contigo; y te guardaré” (28:15) se había cumplido.

Así como el viaje de tres días de Abraham al monte Moriah fue coronado con la más rica declaración de promesas que jamás había experimentado (22:16-18), así fue el viaje de Jacob a Betel. Las promesas dadas aquí (11, 12) recapitulan y exceden todas aquellas previamente hechas: Sería padre de naciones, reyes descenderían de él y sus descendientes heredarían la tierra prometida a su padre y a su abuelo. Sólo la promesa de la presencia de Dios con él no se repite, porque había sido obviamente cumplida con su arribo seguro a Betel.

Sin embargo, el júbilo espiritual fue seguido por una tragedia familiar. Raquel, la esposa favorita de Jacob, murió al dar a luz su anhelado segundo hijo (cf. 30:24). Luego, su hijo mayor tuvo relación sexual con Bilha, posiblemente en el intento de evitar que ella reemplazara a Raquel como esposa favorita de Jacob y así reclamar liderazgo en la familia. Semejante acto de incesto merecía la pena de muerte según Lev. 20:11 (cf. Lev. 18:8). Jacob no hizo comentario alguno hasta más tarde (49:3, 4), pero no hay duda de que el incidente deterioró aun más las relaciones entre los hijos de Lea y su padre. Su antagonismo mutuo fue muy evidente en el cap. 34 (Dina, Simeón y Leví eran hijos de Lea) y vino a arruinar los últimas años de Jacob relatados en el cap. 37 y ss. Pero como la breve lista de los hijos de Jacob nos recuerda, ellos nacieron en cumplimiento de la promesa de Dios. La indisposición de Jacob de aceptarles no afectó la posición de ellos. A lo menos la hostilidad entre Jacob y Esaú parece haberse resuelto mientras ellos se reúnen para sepultar a su padre en la tumba familiar de Macpela (cf. 49:31).

Notas. 8 Esta es única mención de Débora. 10 Esto es un recordatorio del significativo nuevo nombre dado a Jacob en 32:28. 16 Faltando aún cierta distancia para llegar a Efrata debiera ser traducido “aproximadamente a dos horas de distancia de Efrata”, eso es, cerca de 11 km. al norte de Efrata, el distrito donde Belén se ubica (Miq. 5:2). Esto sugiere que Raquel fue enterrada al norte de Jerusalén, en algún lugar cercano de Ramá (Jer. 31:15), y no en la moderna tumba que lleva su nombre en Belén.21 Es posible que Migdal-eder estuviera cerca de los estanques de Salomón, a 5 km. al sudoeste de Belén.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

35.2 ¿Por qué el pueblo tenía esos ídolos («dioses ajenos»)? A los ídolos a veces se les tenía más como amuletos para la buena suerte que como dioses. Algunos israelitas, aunque adoraban a Dios, tenían ídolos en sus casas, al igual que algunos cristianos hoy en día tienen amuletos para la buena suerte. Jacob creía que en medio de su familia no debía haber ídolos. No quería nada que cambiara el enfoque espiritual de la familia.Jacob ordenó a su familia que destruyeran todos esos ídolos. Si no quitamos los ídolos de nuestra vida, pueden arruinar nuestra fe. ¿Qué ídolos tenemos? Un ídolo es cualquier cosa que ponemos antes que Dios. Los ídolos no tienen que ser objetos físicos; pueden ser pensamientos o deseos. Como Jacob, debemos comenzar de una vez a quitar los ídolos de nuestras vidas.35.4 ¿Por qué el pueblo le dio a Jacob sus zarcillos o aretes? Las joyas en sí no tienen nada de malo. Sin embargo, en tiempos de Jacob, la gente de las culturas vecinas llevaba aretes como amuletos de buena suerte que los guardara del mal. Los miembros de su familia tuvieron que deshacerse de todas las influencia paganas, incluyendo los recuerdos de dioses extraños.35.10 Dios le recordó a Jacob su nuevo nombre, Israel, que significaba «el que lucha con Dios». La vida de Jacob estuvo llena de dificultades y pruebas. Sin embargo su nuevo nombre era un tributo a su deseo de permanecer cerca de Dios a pesar de las decepciones de la vida.Mucha gente cree que el cristianismo debe ofrecer una vida sin problemas. Por consiguiente, cuando la vida se vuelve dura, retrocede desilusionada. En vez de eso, uno debe estar determinado a prevalecer con Dios a través de las tormentas de la vida. Los problemas y las dificultades son dolorosos, pero inevitables. Considérelos como oportunidades de crecer. Usted no puede prevalecer con Dios si no tiene problemas que vencer.35.13, 14 El aceite para la unción era un aceite de oliva con el más alto grado de pureza. Era muy caro. Ungir algo con ese precioso aceite era expresión del gran valor que se le daba al objeto ungido. Jacob estaba mostrando el gran respeto que sentía hacia el lugar donde se encontró con Dios.35.22 El pecado de Rubén fue muy costoso, aunque no en forma inmediata. Como hijo mayor, merecía una doble porción de la herencia de la familia y una posición de líder entre su pueblo. Quizá Rubén pensó que se saldría con la suya. No se mencionó nada más hasta que Jacob, en su lecho de muerte, reunió a su familia para la bendición final. Para sorpresa de todos, Jacob le quitó a Rubén su doble porción y se la dio a otro. ¿Por qué? «Por cuanto subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste, subiendo a mi estrado» (49.4).Las consecuencias de nuestro pecado pueden azotarnos mucho después de que lo cometimos. Cuando hacemos algo malo pensamos que podemos escapar sin que se den cuenta, pero después vemos que el pecado ha tenido serias consecuencias.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

REFERENCIAS CRUZADAS

a 1538 Gén 28:19; Gén 31:13

b 1539 Gén 27:43

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

sube a Betel. Además de los problemas creados por los hijos de Jacob, fue buena idea salir de esa región e ir a Betel, unos 40 km al sur, para que Jacob y su familia renovaran su relación con Dios.

Fuente: La Biblia de las Américas

Bet-el era el lugar donde Dios había confirmado el pacto abrahámico a Jacob (cp. Gén 28:10-19). Estaba a unos 23 km. al sur de Siquem.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Elohim… Elohim… Lit. Elohim´El.´El contracción de Elohim → §001; que se te apareció…Gén 28:11-17.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., de la faz de

Fuente: La Biblia de las Américas

Lit. ‘El.

35.1 g Gén_28:11-17.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[=] *Gn 28:10

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[1] Gen 28, 13.[2] Por el respeto debido a Dios, fue costumbre al acercarse a él Dios para honrarle, que el hombre se cambiara los vestidos, o se los lavara, Ex 29, 10; 2 Re 12, 20.[10] Gen 32, 28.[22] Gen 49, 4.

Fuente: Notas Torres Amat