Comentario de Génesis 37:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Jacob se estableció en la tierra donde había residido su padre, en la tierra de Canaán.
Año 1728 a.C.
Donde había morado, o peregrinado su padre. Gén 17:8; Gén 23:4; Gén 28:4; Gén 36:7; Heb 11:9-16.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
José es amado por Jacob, pero odiado por sus hermanos, Gén 37:1-4.
Sus sueños y su interpretación, Gén 37:5-11.
Jacob lo envía a sus hermanos, que se consultan para asesinarlo, Gén 37:12-20.
Rubén, Gén 37:21-24.
los hermanos lo venden a los ismaelitas; mientras Rubén se angustia al no encontrarlo, Gén 37:25-30.
Su túnica, teñida de sangre, es enviada a Jacob, quien llora amargamente su muerte, Gén 37:31-35.
José es llevado a Egipto y vendido a Potifar, Gén 37:36.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26
Este gran trozo de Génesis está plenamente considerado como uno de los trabajos más finos de la literatura narrativa de los tiempos antiguos. Pocos personajes del AT. son presentados con tanta claridad como el de José, y pocas historias del mismo son contadas con tantos detalles ni se leen con tanto interés. Probablemente, sólo las historias de Moisés y la de David sobrepasan a la de José. La historia tiene un diseño clásico en «U», ya que comienza con una escena pastoral de prosperidad familiar, pasa por un período de adversidad y desintegración de la unidad familiar, para llegar a un clímax de restauración y reintegración de la familia que da como resultado una posición de prosperidad, tal como la historia comenzó.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
en la tierra: Luego que Jacob dejó a Labán acampó por primera vez cerca de Siquem (Gén 33:18-20). Según órdenes del Señor, viaja a Bet-el (Gén 35:1-15), justo donde la promesa divina se renueva. Después, Jacob viaja de nuevo hacia el sur, camino al Éufrates (más tarde Belén, Gén 35:16-20), lugar donde Raquel muere al dar a luz a Benjamín. Finalmente, viaja a Hebrón (Kirjath Arba) donde sepultó a su padre (Gén 35:27-29). El capítulo Gén 37:1-36 continúa con la historia de Jacob en Hebrón (v. Gén 37:14). La palabra para extranjero (Heb. gûr) también significa «bienvenida» o «extraño». Jehová le había prometido que toda esa tierra llegaría a ser posesión permanente de la familia de Abraham (Gén 12:7), pero ya casi en la tercera generación aún no se concretaba esa promesa, por eso, Jacob y su familia aún eran extraños en la tierra.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
37. Historia de José.
J osé es en los siguientes capítulos el personaje central de la trama histórica. La exposición de la historia es dramática y está redactada en un estilo insuperable, siendo quizá las páginas más bellas del Génesis. A pesar de que la trama general está perfectamente ensamblada, sin embargo, no es difícil al atento observador encontrar indicios de la diversidad de documentos primitivos utilizados, como hemos visto en los capítulos anteriores. Con la historia de José se abre una nueva etapa para los israelitas, ya que tienen que vivir durante siglos en un país extraño, en ocasiones bajo la más dura servidumbre. Ello será ocasión de la intervención milagrosa divina para liberarlos. Todo ello responde a un plan salvífico de Dios en la historia, que va a modelar el alma israelita en las estepas del Sinaí para inmunizarlo contra las influencias religiosas paganas, convirtiéndole en “pueblo santo y raza sacerdotal.”1 José mismo ve en su historia un designio divino: “Vosotros creíais hacerme mal, pero Dios ha hecho de él un bien, cumpliendo lo que hoy sucede, de poder conservar la vida de un pueblo numeroso.”2 La estancia de los israelitas en Egipto dejó profundo eco en la literatura épico-religiosa de Israel. Algunos autores modernos creen, sin embargo, que no todos los hijos de Jacob y sus clanes estuvieron en Egipto: “Se puede afirmar (la estancia en Egipto) de la casa de José y Benjamín, de la tribu de Leví, de la que nacerá Moisés; se puede admitir la de Judá y de Simeón; pero el problema queda planteado para las tribus más septentrionales.”3 Como veremos, la historia de José en su marco y líneas generales es perfectamente verosímil, y no hay fundamento para considerarla como una mera ficción literaria; pero esto no quiere decir que no existan notas pintorescas y pormenores anecdóticos que puedan haber surgido en los relatos de los hechos coloreados por la imaginación como en otros de la historia de los patriarcas.
José, Preferido de Jacob (1-11).
En razón de las incoherencias narrativas y repetición de algunos detalles del relato de este capítulo, se admiten varias fuentes primitivas, reflejo de tradiciones diversas4. Aparte de pequeñas secciones del documento5, se reconocen comúnmente las fuentes con sus características literarias6.
1Habitó Jacob en la tierra por donde peregrinó su padre, en la tierra de Canaán. 2Esta es la historia de Jacob: Cuando tenía José diecisiete años, siendo todavía un adolescente, iba con sus hermanos, los hijos de Bala y los hijos de Zelfa, mujeres de su padre, a apacentar el ganado, e hizo llegar José a su padre la pésima fama de aquéllos. 3Israel amaba a José más que a todos sus otros hijos, por ser el hijo de su ancianidad, y le hizo una túnica talar. 4Viendo sus hermanos que su padre le amaba más que a todos, llegaron a odiarle, y no podían hablarle pacíficamente. 5Tuvo también José un sueño, que contó a sus hermanos y que acrecentó más todavía el odio de éstos contra él. 6Díjoles: “Oíd, si queréis, este sueño que he tenido. 7 Estábamos nosotros en el campo atando gavillas, y vi que se levantaba mi gavilla y se tenía en pie, y las vuestras la rodeaban y se inclinaban ante la mía, adorándola.” 8Y sus hermanos le dijeron: “¿Es que vas a reinar sobre nosotros y vas a dominarnos?” Estos sueños y las palabras de José fueron causa de que le odiaran todavía más. 9Tuvo José otro sueño, que contó también a sus hermanos, diciendo: “He aquí que he tenido otro sueño, y he visto que el sol, la luna y once estrellas me adoraban.” 10Contó el sueño a su padre y a sus hermanos, y aquél le increpó, diciéndole: “¿Qué sueño es ese que has soñado? ¿Acaso vamos a postrarnos en tierra ante ti yo, tu madre y tus hermanos?” 11 Sus hermanos le envidiaban, pero a su padre le daba qué pensar.
En los capítulos anteriores, Jacob y su familia ocupan una parte muy importante de la historia; pero Isaac estaba con vida. Muerto el patriarca, Jacob queda heredero, tanto de su hacienda como de las promesas divinas hechas a Abraham. La historia de Jacob que sigue hasta el fin del Génesis está narrada a la luz de estas promesas. Por eso se habla de la “historia de Jacob” (v.2a). En ella ocupa José el lugar más importante, y el autor sagrado se propone poner de relieve la providencia de Dios sobre él. El puesto que viene a ocupar en la corte del faraón mira a conducir a Israel a Egipto, donde se multiplicará, dando ocasión a la servidumbre y a la liberación y retorno a Canaán, la tierra prometida, en la que habrá de realizar la misión a que Dios le tiene destinado, la preparación mesiánica. Aquí la historia (lit. generaciones) de Jacob es en realidad la historia de sus hijos. El autor sagrado empieza por consignar que Jacob habitó en Canaán (v.1), en contraposición a Esaú, que emigró al país de Seir, al sudeste del mar Muerto7. No dice dónde residía, pero en el v.14 se dice que estaba en Hebrón, donde habían muerto Abraham e Isaac y donde estaba, por tanto, el centro de la familia en torno al panteón familiar.
José apacentaba los rebaños con sus hermanos, siendo un adolescente de diecisiete años. La frase “los hijos de Bala y de Zelfa,” esclavas de Lía y Raquel, parece una glosa para atenuar la culpabilidad de los otros hermanos de José, nacidos de las verdaderas esposas. En efecto, José los acusó a su padre de la pésima fama de ellos. La palabra hebrea que traducimos por fama significa en realidad “propósitos malos.”8 El texto no especifica en qué consistían. La Vg. traduce “crimine pessimo,” y por ello muchos autores antiguos han pensado en pecados sodomíticos o de bestialidad. Pero, en realidad, no sabemos en qué consistía la culpabilidad de los hermanos de José9. Esta acusación fue principio de una animadversión contra él de parte de sus hermanos. Pero, además, es que Jacob sentía especial predilección por José por ser el “hijo de su ancianidad” (v.3). Además, era hijo de Raquel, la esposa preferida10. En realidad, el último hijo de Jacob era Benjamín; pero debía de ser muy pequeño y el autor sagrado no tiene todavía cuenta de él. Otra razón de la envidia era que el padre le había distinguido regalándole una túnica talar (v.3), es decir, una túnica larga hasta los pies y con largas mangas, que solían usar los personajes distinguidos, mientras que los obreros y gente baja usaban una túnica hasta la rodilla, y ésta sería la usada por los demás hermanos de José11. Por todo esto le trataban con desprecio y coléricamente: “no podían hablarle pacíficamente,” o saludarle afectuosamente (v.4). Esta situación se agravó cuando el ingenuo José les narró unos sueños misteriosos que había tenido: en uno de ellos, las gavillas de los otros hermanos rodeaban la suya y la adoraban (v.8). Esto prueba que también los hijos de Jacob se dedicaban, además del pastoreo, a la agricultura. A medida que los patriarcas habían echado raíces en Canaán, se habían transformado de nómadas en sedentarios. La reacción contra el visionario fue violenta: ¿es que iba a ser un día señor de ellos? Como veremos, esta visión era un presagio del encumbramiento de José en Egipto, al que tendrían que prosternarse sus hermanos llevados de la necesidad. Otro sueño confirmó esta conjetura: el sol, la luna y once estrellas se prosternaban ante él (v.9). Ahora la supremacía sería sobre el padre, la madre y los once hermanos, representados por el sol, la luna y las once estrellas (v.10). De momento, Jacob reaccionó contra estas pretensiones: ¿vamos a postrarnos en tierra ante ti yo, tu madre y tus hermanos? Pero el patriarca reflexionó después sobre el misterioso sueño de su hijo, pensando en los posibles presagios en él simbolizados. Sus hijos, en cambio, se dejaron llevar de los celos y le cobraron gran odio.
Maquinaciones Contra la Vida de José (12-24).
12Fueron sus hermanos a apacentar el ganado de su padre en Siquem, 13y dijo Israel a José: “Tus hermanos están apacentando en Siquem. Ven que te mande a ellos.” El respondió: “Heme aquí.” 14“Pues vete a ver si están bien tus hermanos y el ganado, y vuelve a decírmelo.” Y le envió desde el valle de Hebrón, y se dirigió José a Siquem. 15Encontróle un hombre errando por el campo y le preguntó: “¿Qué buscas?” 16Y él le contestó: “A mis hermanos busco. Haz el favor de decirme dónde están apacentando.” 17Contestóle el hombre: “Se han ido de aquí, pues les oí decir: Vamonos a Dotaín.” 18Viéronle ellos desde lejos, antes que a ellos se aproximara, y concibieron el proyecto de matarle. 19Dijéronse unos a otros: “He aquí que viene el de los sueños; 20vamos a matarle y le arrojaremos a uno de estos pozos, y diremos que le ha devorado una fiera; así veremos de qué le sirven los sueños.” 21Rubén, que esto oía, quería librarle de sus manos, y les dijo: “Matarle, no; 22no vertáis sangre; arrojadle a ese pozo que hay en el desierto y no pongáis las manos sobre él.” Quería librarle de sus manos para devolverlo a su padre. 23Cuando llegó José hasta sus hermanos, despojáronle de la túnica, la túnica talar que llevaba, 24y, cogiéndole, le arrojaron al pozo, un pozo vacío que no tenía agua.
Es extraño que los hijos de Jacob pastoreasen por la zona colindante de Siquem después del sangriento episodio causado por ellos en aquella localidad12. Pero quizá pasaran inadvertidos, y habían transcurrido varios años después del suceso. Con todo, Jacob parece preocupado por la suerte de sus hijos, y así envía a José a cerciorarse de su estado (v.14). El patriarca residía en Hebrón13. José se encaminó hacia Siquem (más de 100 kilómetros de distancia desde Hebrón); pero no encontró a sus hermanos en aquella región, pues se habían corrido más al norte en busca de mejores pastos, hacia Dotaín, la zona rica de la llanura de Esdrelón, el actual Tell Dotán, que se hallaba en la ruta caravanera de Siria a Egipto. Los hermanos, al verle, deciden matarle, llamándole despectivamente el de los sueños (v.19). Quieren asesinarle y arrojarle a una cisterna para disimular su crimen. Rubén interviene para salvarle la vida, y propone arrojarle vivo a la cisterna.
José Vendido por sus Hermanos (25-36).
25Sentáronse a comer, y, alzando los ojos, vieron venir una caravana de ismaelitas que venía de Galaad, cuyos camellos iban cargados de estoraque, tragacanto y láudano, que llevaban a Egipto; 26y dijo Judá a sus hermanos: “¿Qué sacaríamos de matar a nuestro hermano y ocultar su sangre? 27Vamos a vendérselo a esos ismaelitas y no pongamos en él nuestra mano, pues es hermano nuestro y carne nuestra.” Asintieron sus hermanos; 28y, cuando pasaban los mercaderes madianitas, sacaron a José, subiéndole del pozo, y por veinte monedas de plata se lo vendieron a los ismaelitas, que le llevaron a Egipto. 29Volvió Rubén al pozo, pero no estaba en él José, y, rasgando sus vestiduras, 30volvióse a donde estaban sus hermanos, y dijo: “El joven no parece, ¿adonde iré yo ahora?” 31Tomaron la túnica talar de José y, matando un macho cabrío, la empaparon en la sangre, 32la tomaron y se la llevaron a su padre, diciendo: “Esto hemos encontrado; mira a ver si es o no la túnica de tu hijo.” 33Reconociéndola él, dijo: “La túnica de mi hijo es; una fiera le ha devorado, ha despedazado enteramente a José.” 34Rasgó Jacob sus vestiduras, vistióse de saco e hizo duelo por su hijo durante mucho tiempo. 35Venían todos sus hijos y sus hijas a consolarle; pero él rechazaba todo consuelo, diciendo: “En duelo bajaré al “seol,” a mi hijo.” Y su padre le lloraba. 36los madianitas le vendieron en Egipto a Putifar, ministro del faraón y jefe de la guardia.
Después de consumado el hecho, divisan que por la ruta caravanera bajan unos mercaderes con sus camellos; unas veces son llamados ismaelitas, y otras madianitas (indicio de duplicidad de documentos), pero en todo caso árabes14. Traían aromas y resinas olorosas, muy apreciadas de los egipcios para las momificaciones. La ruta de Arabia era la especializada en estos productos (v.25); por eso proceden de Galaa15. Por los documentos extrabíblicos sabemos cómo, en efecto, existían caravanas regulares que pasaban de Siria y Arabia por Palestina hacia Egipto, y, por tanto, el relato bíblico está perfectamente encuadrado en su marco histórico-geográfico. Judá propone vender a José a estos mercaderes, pues el derramamiento de sangre siempre es una cosa muy grave: ¿Qué sacaríamos de matar a nuestro hermano y ocultar su sangre? (v.26). La sangre clamaba al cielo, y por eso se cubría con tierra para acallar su voz16. Por otra parte, tratándose de un hermano, el crimen era más horrendo: es carne nuestra (v.27). Asintieron los hermanos y, sacando a José de la cisterna, lo entregaron por veinte siclos de plata (v.29). Un esclavo valía 30 siclos17. En Lev 27:5 se prescribe pagar al templo 20 siclos de plata como rescate de un joven de cinco a veinte años.
El relato está confuso, pues se mezclan dos tradiciones. Rubén, que antes propuso echar a José a una cisterna para salvarle, fue después a ella, sin duda para libertarle; pero no le halló y volvió rasgándose las vestiduras y diciendo: El joven no parece; ¿adonde iré yo ahora? (v.30). Según esta narración, Rubén no estaba con sus hermanos cuando se decidió la venta de José, y ahora pregunta a sus hermanos por su paradero. Esta parece ser la versión del hecho según el autor. Según la narración, los hermanos tiñeron la túnica en la sangre de un macho cabrío y la remitieron a Jacob para que viera si era la de José. La artimaña es muy calculada. Para evitar que su padre les conociera su fechoría por el relato directo, envían a un tercero con la túnica. Jacob la reconoce, y deduce que, en efecto, el hijo ha sido devorado por una fiera (v.33). Deconsolado, hizo duelo ritual por él, vistiéndose de saco y rasgando sus vestiduras (v.34). Sus hijos e hijas (nombradas por primera vez, excepto Dina) le tratan de consolar, pero en vano, pues está apesadumbrado por el dolor: “En duelo bajaré al seol, a mi hijo” (v.35). Su muerte no sería la de su padre ni abuelo, “en buena senectud,” rodeado de todos sus hijos. Ha perdido el hijo predilecto y de modo trágico. Este recuerdo le lacerará hasta la muerte. El autor sagrado recalca este dolor, preparando el contraste de la alegría que experimentará el patriarca al recuperar a su hijo, virrey de Egipto18.
Los mercaderes vendieron a José a Putifar, eunuco del faraón. El nombre es plenamente egipcio, y parece significar “don de Ra” (en egipcio: Pa-di-pa-Ra: que en una pronunciación dialectal da “Putifar”). Su título oficial es “jefe de los matarifes” (sar hattabajim), título honorífico al estilo de “caballerizo mayor” del rey en la nomenclatura cortesana de hoy. La venta de un hombre estaba prohibida por la Ley mosaica 19, pero el tráfico de esclavos era corriente en la época.
1 Exo 19:5. – 2 Gen 50:20. – 3 R. De Vaux: DBS IV 734-735. – 4 Según v.27.28b, José es vendido por sus hermanos a ismaelitas, que lo llevaron a Egipto (c.30). Según 28a; 29; 30, lo roban mercaderes madianitas, en contra de la voluntad de sus hermanos. Según el v.2, José es odiado porque acusó a sus hermanos de pecados nefandos; según los v.3-4, porque era preferido de su padre; según v.5-6, porque tuvo sueños pretenciosos. Según v.21-22, es Rubén el que quiere librarle de la muerte; según el v.26, es Judá. Parecen narraciones duplicadas: v.14-14; 18-20; 34-35. – 5 Los v.1; 2a. – 6 Se atribuyen al yahvista: v.3-4; 12-17; 18b:21; 23; 25-27; 28b; 31; 32; 33a. Al elohista: v.5-11; 19; 20; 22; 24; 28a; 29-30; 33b; 34b; 36. Véase J. chaine, o.c., 377-381, y a.Clamer, o.c., 418-419. – 7 Gen 36:6-8. – 8 Cf. Num 14:16; Pro 10:18; Jer 20:10; Eze 36:3. – 9 Estos dos versos son atribuidos al documento sacerdotal. Los otros documentos darán otras razones para explicar la envidia de los hermanos de José. – 10 Gen 30:22. – 11 La Vg, siguiendo a los LXX, traduce “tunicam polymitam,” o de abigarrado color. Pero la palabra hebrea usada, passim, y su equivalente pista en arameo y siríaco, significa la planta de los pies o las palmas de las manos. Así se trata de una túnica que llegaba a los pies y con mangas hasta las palmas de las manos. Véase DBS III 512; A. Clamer, o.c., p.420. – 12 Cf. Gén 34:25-35:5. – 13 Cf. Gen 35:27. En 35:21 se dice que residía más al sur, en Migdal-Eder. – 14 Según la Biblia, los ismaelitas y los madianitas eran descendientes de Abraham, unos por Agar (c.16) y otros por Quetura (25,1-2). – 15 Cf. Jer 8:22; Jer 46:11; Jer 51:8; Eze 27:17. – 16 Cf. Job 16:18; Is 26.21; Ez 24.7-18. – 17 Exo 21:32. – 18 Gen 45:28. – 19 Exo 21:16.
Fuente: Biblia Comentada
La genealogía de Esaú (v. Gén 36:1).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
donde había morado su padre. Esta línea introductoria de la historia de José, hijo de Jacob, informa al lector que Isaac, el padre de Jacob, y en consecuencia también sus hijos, aunque en la tierra, no había entrado todavía en la posesión de su heredad. Por el sentido del verbo «había morado» en el heb. original, según siendo extranjeros y forasteros en la tierra.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
tierra de Canaan. En realidad Jacob y su familia estaban en Hebrón (v. Gén 37:14). Vea la nota sobre Gén 13:18.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Gén 39:1-23 Al Gén 48:1-22; Gén 50:1-26
Estos capítulos forman una trama narrativa continua y de gran unidad temática desde el principio hasta el fin. Ningún episodio es independiente de los demás, pues las escenas se van entrelazando unas con otras hasta el desenlace. Cada nuevo episodio presupone todas las etapas anteriores y prepara el desenlace final. El relato tiene como protagonista a José, el primer hijo de Raquel. Los cap Gén 38:1-30 y Gén 49:1-33 suponen una excepción, pues cuentan una historia que no tiene que ver directamente con José.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— Jacob se estableció en la tierra de Canaán: Esta afirmación está en correspondencia con Gén 47:27 que dice: los israelitas se quedaron a vivir en Egipto. Tal correspondencia indica que la historia de José establece el lazo de unión entre la historia de los patriarcas y los relatos del Éxodo. De hecho, la opresión de los israelitas en Egipto comenzó con la ascensión al trono de un faraón que no había conocido a José (Éxo 1:8).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
37.3 En los días de José, todo el mundo tenía una túnica. La utilizaban para resguardarse del frío, para envolver sus pertenencias cuando viajaban, para envolver a los bebés, para sentarse sobre ella o para servir de garantía de un préstamo. La mayoría de las túnicas eran sencillas, llegaban hasta la rodilla y tenían mangas cortas. La de José era probablemente del tipo que usaban los nobles: de manga larga, llegaba hasta el tobillo y tenía muchos colores. El que le regalara una así a su hijo fue demostración de favoritismo de Jacob hacia José, y esto agravó las relaciones ya tirantes que había entre José y sus hermanos. El favoritismo en la familia puede ser inevitable, pero deben de ser minimizados sus efectos ya que crean desacuerdos. Quizá los padres no puedan cambiar sus sentimientos hacia un hijo predilecto, pero pueden cambiar la forma en que tratan a los demás,37.6-11 Los hermanos de José ya estaban enojados porque existía la posibilidad de que su hermano menor quedara de jefe de ellos. Luego José encendió el fuego con su actitud inmadura y sus alardes. Nadie aguanta a un fanfarrón. El joven aprendió esta lección por el método más difícil: sus molestos hermanos lo vendieron como esclavo para deshacerse de él. Después de varios años de dificultades, José aprendió otra importante lección: nuestros talentos y conocimientos vienen de Dios, y es más correcto agradecérselos a Dios que alardear de ellos. Más tarde sí confesó que sus triunfos se los debía a Dios (41.16).37.19, 20 ¿Le ha hecho sentir la envidia deseos de matar a alguien? Antes de que usted diga, «Claro que no», observe lo que sucedió en esta historia. Diez hombres estuvieron dispuestos a matar a su hermano por causa de una túnica de colores y algunos sueños. Su envidia se convirtió en una ira terrible, cegándolos totalmente. La envidia puede ser difícil de reconocer porque podemos buscarle justificación. La envidia, fuera de control, puede crecer rápidamente y llevarnos a pecados más serios. Mientras más tiempo cultive su envidia, más difícil le será desarraigarla. El momento de tratar con la envidia es cuando uno nota que está llevando un registro de lo que poseen los demás.37.26, 27 A los hermanos les preocupaba la culpabilidad por la muerte de su hermano. Judá sugirió una alternativa que no era correcta, pero que los libraría en caso de que los acusaran. Algunas veces optamos por una solución que es «menos mala» pero de todos modos incorrecta. Cuando la gente propone una solución aparentemente viable, primero pregúntese: «¿Es lo correcto?».JOSEComo adolescente, José era demasiado confiado. Su confianza propia, incrementada por ser el hijo favorito de Jacob y por conocer los designios de Dios para su vida, resultaba insoportable para sus hermanos mayores, los que a la larga conspiraron contra él. Pero esa seguridad, moldeada por el sufrimiento y combinada con un conocimiento personal de Dios, permitió que sobreviviera y prosperara donde muchos hubieran fracasado. Cuando añadió sabiduría a su confianza, se fue ganando el corazón de todo aquel que conocía: Potifar, el carcelero, otros prisioneros, el rey y, después de muchos años, hasta aquellos diez hermanos.Quizá usted se pueda identificar con una o más de estas penurias por las que pasó José: lo traicionaron y expulsaron de su familia, se vio en una tentación sexual, lo castigaron por hacer lo correcto, sobrellevó un largo encarcelamiento, se olvidaron de él las personas que ayudó. Cuando usted lea la historia, observe lo que José hizo en cada caso. Su respuesta positiva transformó cada caída en un paso hacia adelante. Nunca pasó mucho tiempo preguntándose ¿por qué? Siempre se decía: «¿Qué debo hacer ahora?» Los que lo conocieron vieron que en todas las cosa que José hacía y en todos los lugares donde iba, Dios estaba con él. Cuando usted esté enfrentado un revés, adopte una actitud como la de José, y esté consciente de que Dios está con usted. No hay nada como la realidad de la presencia de Dios para dar una nueva luz a una situación oscura.Puntos fuertes y logros :– De esclavo se levantó hasta ser gobernador de Egipto– Se le conocía por su integridad– Era un hombre con sensibilidad espiritual– Preparó a una nación para sobreponerse a una hambrunaDebilidades y errores :– Su orgullo juvenil le causó fricción con sus hermanosLecciones de su vida :– Lo que importa no son los sucesos ni las circunstancias de la vida, sino nuestra manera de actuar ante ellos– Con la ayuda de Dios, cada situación puede ser usada para bien, aun cuando otros pretendan causarnos dañoDatos generales :– Dónde: Canaán, Egipto– Ocupación: Pastor, esclavo, convicto, gobernador.– Familiares: Padres: Jacob y Raquel. Once hermanos y una hermana mencionados en la Biblia. Esposa: Asenat. Hijos: Manasés y Efraín.Versículo clave :»Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? (Gen 41:38).La historia de José se relata en Génesis 30-50. También se menciona en Heb 11:22. 37.28 Aun cuando los hermanos de José no lo mataron, pensaban que no sobreviviría mucho tiempo como esclavo. Estaban muy dispuestos a que aquellos crueles traficantes de esclavos hicieran la maldad que ellos mismos no se atrevían a cometer. José tendría que enfrentarse a un viaje de treinta días a través del desierto, probablemente encadenado y a pie. Lo tratarían como equipaje y, una vez en Egipto, lo venderían como una mercancía. Sus hermanos pensaron que nunca lo volverían a ver. Pero Dios estaba en el timón de la vida de José.37.29, 30 Rubén regresó al pozo a buscar a José, pero José ya se había ido. Su primera reacción fue «¿qué será de mí?», en vez de «¿qué le sucederá a José?» Cuando usted se ve en una situación difícil, ¿se preocupa primero por usted mismo? Considere a la persona que se ve más afectada por el problema, y lo más probable es que encuentre la solución.37.31-35 Para cubrir su malvada acción, los hijos de Jacob engañaron a su padre al hacerlo pensar que José estaba muerto. Jacob mismo había engañado a otros muchas veces (incluyendo a su propio padre; 27.35). Ahora, aunque bendecido por Dios, todavía le tocó enfrentarse a las consecuencias de sus pecados. Quizá Dios no castigó a Jacob inmediatamente por sus engaños, pero las consecuencias llegaron de todos modos y le duraron el resto de su vida.37.34 Rasgar las vestiduras y ponerse cilicio era una señal de duelo, como en la actualidad lo es el vestirse de negro.RUBENLos padres suelen ser los mejores jueces del carácter de sus hijos. Jacob resumió el carácter de su hijo Rubén al compararlo con el agua. Excepto cuando está congelada, el agua no tiene una forma estable propia. Siempre se amolda al recipiente o al ambiente. Rubén por lo común tenía buenas intenciones, pero le faltaba firmeza frente a los demás. Su inestabilidad propiciaba que no confiaran en él. Tenía valores públicos y privados, pero estos se contradecían. Colaboró con sus hermanos en su acción en contra de José esperando contrarrestar el mal en privado. El plan fracasó. Cuando uno transige con el mal destruye sus convicciones. Sin convicciones, la falta de dirección destruye la vida. El que durmiera con la concubina de su padre demuestra cuán poco le quedaba de aquella integridad que tenía al principio de su vida.¿Qué tan firme es su vida pública y privada? Podemos pensar que están separadas, pero no podemos negar que una afecta a la otra. ¿Qué convicciones están presentes en su vida en todos los momentos? ¿Se asemeja la descripción que Jacob hizo de su hijo a usted: «impetuoso como las aguas»?Puntos fuertes y logros :– Salvó la vida de José al convencer a sus hermanos de que no lo mataran– Mostró un intenso amor por su padre al ofrecer a sus propios hijos como garantía de que se respetaría la vida de BenjamínDebilidades y errores :– Se rendía con facilidad ante la presión de un grupo– No protegió directamente a José de sus hermanos, aun cuando como hermano mayor tenía la autoridad para hacerlo– Durmió con la concubina de su padreLecciones de su vida :– La integridad pública y la privada tienen que ser igual, o una destruirá a la otra– El castigo del pecado puede no ser inmediato, pero llegaDatos generales :– Dónde: Canaán, Egipto– Ocupación: Pastor– Familiares: Padres: Jacob y Lea. Once hermanos y una hermanaVersículos clave :»Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor; principal en dignidad, principal en poder. Impetuoso como las aguas, no serás el principal, por cuanto subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste, subiendo a mi estrado» (Gen 49:3-4).La historia de Rubén se relata en Génesis 29-50. 37.36 Imagínese el impacto que le causó la cultura a José al llegar a Egipto. José estaba acostumbrado a vivir como nómada, a andar por todo el país con su familia, a cuidar ovejas. De repente, se ve lanzado a la sociedad más avanzada del mundo con grandes pirámides, hermosas casas, gente refinada y un nuevo idioma. Pero además de observar los adelantos y la inteligencia de los egipcios, vio su ceguera espiritual: adoraban a muchos dioses que relacionaban con cada faceta de la vida.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1635 Gén 23:4; Gén 28:4; Heb 11:9
b 1636 Gén 17:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
peregrinado. Es decir, habitó como extranjero residente (v. 23:4).
Fuente: La Biblia de las Américas
peregrinaciones… → §291.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit., de las peregrinaciones de su padre
Fuente: La Biblia de las Américas
[2] La genealogía de Jacob quedó interrumpida en la historia del patriarca José, con motivo de darse la genealogía de los hijos de Esaú; aquí vuelve Moisés a tomar el hilo de la historia de José. Gen 25.[20] Había en los campos varios pozos, que servían para abrevar los ganados; aquí se habla de un pozo seco o sin uso.[21] Gen 42, 22.[28] Sab 10, 13.[35] En estas palabras de Jacob se descubre la fe en la inmortalidad del alma y la reunión de los justos en otra vida venidera; de otro modo no podía decir Jacob que iría a reunirse con José, que creía una fiera.