Comentario de Génesis 43:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
El hambre era grande en la tierra.
Gén 18:13; Gén 41:54-57; Gén 42:5; Ecl 9:1, Ecl 9:2; Lam 5:10; Hch 7:11-13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Difícilmente Jacob es convencido a mandar a Benjamín, Gén 43:1-14.
José entretiene a sus hermanos, Gén 43:15-18.
Ellos divulgan sus temores al mayordomo, Gén 43:19-25.
José les hace un banquete, Gén 43:26-34.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
me hicisteis tanto mal: Jacob culpaba a sus hijos, porque ellos le contaron al egipcio que tenían otro hermano, pero ellos dijeron que sólo contestaron la pregunta que se les formuló (v. Gén 43:7).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
43. Retorno de los Hijos de Jacob a Egipto.
Viaje de Benjamín a Egipto (1-15).
1Pero el hambre era ya muy grande en la tierra, 2y, cuando se acabaron las provisiones que habían traído de Egipto, les dijo su padre: “Volved a comprarnos algo que comer.” 3Pero Judá le contestó: “Aquel hombre nos dijo terminantemente: No me veréis si no traéis con vosotros a vuestro hermano menor. 4Si mandas con nosotros a nuestro hermano, bajaremos y te compraremos provisiones; 5pero, si no, no bajaremos, pues el hombre aquel nos dijo: No veréis mi rostro a no ser que vuelva con vosotros vuestro hermano.” 6Y dijo Israel: “¿Por qué me habéis hecho este mal, de dar a conocer a aquel hombre que teníais otro hermano?” 7Y le contestaron: “Aquel hombre nos preguntó insistentemente sobre nosotros y sobre nuestra familia, y nos dijo: ¿Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis algún otro hermano?” Y nosotros contestamos según las preguntas. ¿Sabíamos acaso que iba a decirnos: “Traed a vuestro hermano”? 8Y Judá dijo a Israel, su padre: “Deja ir al niño conmigo, para que podamos ponernos en camino y podamos vivir y no muramos nosotros, tú y nuestros pequeños. 9Yo te respondo de él; tú le reclamarás de mi mano, y si no te lo vuelvo a traer y te lo pongo delante, seré reo ante ti para siempre. 10Si no nos hubiéramos retrasado tanto, estaríamos ya dos veces de vuelta,”11Israel, su padre, les dijo: “Si es así, haced esto: tomad de los mejores productos de esta tierra en vuestro equipaje y bajádselos al hombre aquel como presente: un poco de tragacanto, un poco de miel, astrágalo, láudano, alfósigos y almendras. 12Tomad plata de nuevo, y lo que hallasteis en la boca de vuestro saco devolvedlo, pues quizá ha sido un error. 13Tomad a vuestro hermano e id y volved a ver a aquel hombre. 14Que el Dios omnipotente os haga hallar gracia ante ese hombre para que deje volver a vuestro hermano y a Benjamín. Cuanto a mí, si he de verme privado de mis hijos, sea.” 15Tomaron ellos el presente y el dinero doble y a Benjamín, y bajaron a Egipto y se presentaron a José.
En este capítulo es Judá el que insiste en volver a Egipto, en vez de Rubén 1; Jacob es llamado Israel 2; no se alude para nada a Simeón como rehén en Egipto3.
Ante la necesidad, Jacob ordena a sus hijos que vuelvan a Egipto a buscar nuevas provisiones. No se alude para nada al hecho de que Simeón había quedado en Egipto como rehén, lo que debía motivar angustia en el padre. Sin embargo, éste sólo se preocupa de la suerte posible de Benjamín. Judá dice a su padre que es inútil bajar a Egipto sin el hermano menor, pues el hombre jefe de Egipto dijo que no los recibiría si no le llevaban a Benjamín (v.3). Jacob les echa en cara el que hayan dicho al intendente egipcio que tenían otro hermano menor en Canaán (v.6). Judá se ofrece como garantía: si no devuelven sano a Benjamín, él es reo ante Jacob, y, por tanto, no merecerá su bendición solemne al morir (v.9). Tampoco Judá alude a Simeón, que está encarcelado en Egipto, según el documento (E) del capítulo anterior. Nos hallamos, pues, ante versiones fragmentarias de un mismo hecho según dos tradiciones diferentes, recogidas y yuxtapuestas por el hagiógrafo. Jacob al fin accede ante las seguridades que le ofrece Judá y ante la necesidad de aprovisionarse; pero su buen sentido le dice que deben llevar regalos al estilo oriental para captarse la benevolencia de aquel misterioso intendente de Egipto, y así les manda llevar productos de la tierra, como miel, pistachos y almendras, además de productos aromáticos, que solían traer de Arabia, pero que eran fácilmente asequibles de los mercaderes que pasaban por Canaán (v.11). Además, deben devolver el dinero encontrado en los sacos, no sea que haya sido puesto en ellos por error. Y al fin les da la bendición del “Dios omnipotente,” el El Saday de Abraham e Isaac, que le había dado su bendición al partir para Siria en sus mocedades4. Jacob se resignó a perder a todos sus hijos si Dios lo permitía (v.14).
José y Benjamín (16-34).
16Apenas vio José con ellos a Benjamín, dijo a su mayordomo: “Haz entrar en casa a esas gentes, y mata mucho y prepáralo, pues esas gentes comerán conmigo al mediodía.” 17El mayordomo hizo lo que le ordenó José, e introdujo a aquellas gentes en casa. 18Mientras los llevaba a casa de José llenos de temor, se decían: “Es por lo del dinero que volvió en nuestros sacos por lo que nos traen aquí: para asaltarnos, caer sobre nosotros y hacernos esclavos con nuestros asnos,” 19Acercándose al mayordomo, le dijeron: 20“Perdone, mi señor. Nosotros vinimos ya una vez a comprar víveres. 21Al llegar al lugar donde a la vuelta pasamos la noche, abrimos los sacos y vimos que el dinero de cada uno de nosotros estaba justo a la boca de nuestros sacos. 22Hemos vuelto a traerlo con nosotros, y traemos al mismo tiempo otra cantidad para comprar provisiones. Nosotros no sabemos quién puso nuestro dinero en los sacos.” 23“Que sea la paz con vosotros – les dijo el mayordomo; no temáis. Ha sido vuestro Dios, el Dios de vuestro padre, el que os puso ese tesoro en los sacos. Yo recibí vuestro dinero.” Y les sacó a Simeón. 24Después de hacerlos entrar en la casa, les dio agua para que se lavaran los pies, y dio también pienso a los asnos. 25Ellos prepararon su presente, esperando que viniera José a mediodía, pues habían sido advertidos de que comerían allí. 26Vino José a casa, y le presentaron el regalo que habían traído con ellos, postrándose ante él rostro a tierra. 27El les preguntó si estaban buenos y les dijo: “Vuestro anciano padre, de quien me hablasteis, ¿vive todavía?” 28Ellos le respondieron: “Tu siervo, nuestro padre, está bien, vive todavía,” y se inclinaron profundamente. 29José alzó los ojos y vio a Benjamín, su hermano, hijo de su madre, y dijo: “¿Es este vuestro hermano pequeño, de quien me habéis hablado?”; y añadió: “Que Dios te bendiga, hijo mío.” 30Apresuróse José a buscar dónde llorar, pues se conmovieron sus entrañas a la vista de su hermano; entró en su cámara y allí lloró. 31Salió después de haberse lavado la cara, y, haciendo esfuerzos por contenerse, dijo: “Servid la comida.” 32Sirvieron a José aparte, aparte a sus hermanos y aparte también a los egipcios que comían con él, pues los egipcios no pueden comer con los hebreos, por ser esto para ellos cosa abominable. 33Pusieron a los hermanos de José frente a él: el primogénito según su primogenitura, y el más joven según su edad, y se miraban atónitos unos a otros. 34Cuando les pusieron delante las porciones, la de Benjamín era cinco veces mayor que la de cada uno de los otros, y bebieron y estuvieron muy alegres en compañía suya.
Por fin, José tuvo la satisfacción de ver con sus ojos a su hermano uterino, y, lleno de satisfacción, ordenó que se introdujera a todos en su casa para comer con ellos. Los hijos de Jacob se inquietan por el recibimiento y creen que van a ser encarcelados por lo del dinero encontrado en sus sacos (v.18). Por eso presentan excusas, diciendo que traen el dinero encontrado5. El mayordomo, sin duda aleccionado por José, los tranquiliza, pues él recibió el dinero de la compra. Sin duda que su Dios lo devolvió a sus sacos. Después apareció José, el cual los trata con toda benevolencia, preguntando por el estado de salud de su padre, y, al ver a Benjamín, al que cariñosamente llama hijo mío (v.29), se emociona, y se retira para desahogar sus lágrimas. Vuelve de nuevo, sin declararse, pues quiere someterlos a otra prueba. Al comer, José estuvo aparte, los hijos de Jacob aparte, y los egipcios también aparte, pues los egipcios aborrecen comer con los extranjeros (v.32)6. José da una muestra de especial cariño a los hebreos al enviarles porciones reservadas a él, y particularmente a Benjamín, al que le envía una porción cinco veces mayor (v.34). Era costumbre en la antigüedad ofrecer al huésped preferido una porción especial de comida7. Y entre los egipcios era costumbre escanciar mucha bebida: y bebieron y estuvieron alegres en compañía suya (v.34) 8 Los hijos de Jacob olvidaron por un momento todas las inquietudes y comieron alegremente.
1 Cf. Gen 43:3s.8s. – 2 43:6; 8; 11. – 3 El v.23 es considerado como adición. – 4 Gen 28:3. – 5 Aquí se dice que, al pernoctar la primera noche de vuelta, encontraron todo el dinero en el saco, mientras en v.27.28 del capítulo anterior se dice que sólo uno lo encontró, y en 42:35 se dice que lo encontraron al abrir los sacos ya en Canaán. – 6 Herodoto dice que los egipcios no quieren comer con los griegos ni servirse de sus utensilios (II 41). – 7 Samuel envía a Saúl una espalda: 1Sa 9:23-24. Véase Ilíada VII 321-322; Odisea XIV 437. – 8 Cf. Montet, La vie quotidienne en Egypte 101-102.
Fuente: Biblia Comentada
La genealogía de Jacob (v. Gén 37:2)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
43.1 Jacob y sus hijos no habían tenido alivio en la hambruna de la región. No captaban que el plan de Dios era enviarlos a Egipto para reunirse con José y alimentarse en los almacenes de víveres egipcios. Si usted está orando que Dios le envíe ayuda en su sufrimiento o dificultad y Dios no se la está mandando tan rápidamente como usted quisiera, tal vez lo está guiando a tesoros especiales.43.9 Judá aceptó la responsabilidad de cuidar a Benjamín. No sabía lo que podía significar para él, pero estaba determinado. Al final fueron las palabras conmovedoras de Judá lo que provocó que José se quebrantara y revelara su identidad a sus hermanos (44.18-34). Aceptar y cumplir con las responsabilidades es difícil, pero eso fortalece el carácter y la confianza, y gana el respeto de los demás.43.11 Eran muy valiosos los regalos de bálsamo, miel, especias, mirra, nueces y almendras. Eran artículos que no eran comunes en Egipto y por causa de la hambruna eran aún más difíciles de encontrar.43.12 Cuando los hermanos de José llegaron a su casa encontraron en los sacos de grano el dinero que habían pagado (42.35). Algunos meses más tarde debieron regresar a Egipto por más comida. Jacob ordenó pagar el grano anterior junto con la nueva compra. No trató de aprovecharse de la situación. Se comportó con integridad y pagó lo que compró, independientemente de si tenía que hacerlo o no. Debemos seguir su ejemplo y proteger nuestra integridad. Una reputación de honestidad vale mucho más que el dinero que nos podamos ahorrar al arriesgarla.43.23 ¿Cómo fue a parar el dinero en el costal? Lo más probable es que José haya dado instrucciones a su mayordomo de devolverles el dinero y explicarlo como lo hizo. Note que el mayordomo le dio el mérito al Dios de Israel, y no a una divinidad egipcia.43.32 ¿Por qué José comió solo? Era lo que dictaba la ley del sistema de castas egipcio. Los egipcios se consideraban altamente inteligentes y refinados. Tenían a los pastores y nómadas por incultos y vulgares. Por ser hebreo, José no podía comer con los egipcios, aunque los superaba en jerarquía. Como extranjeros y pastores, los hermanos de José tenían un rango más bajo que cualquiera de los ciudadanos egipcios, y tenían que comer separados también.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1939 Gén 41:30; Hch 7:11
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
[5] Gen 42, 20.[8] Los hebreos daban el nombre de chico, o muchacho, al hijo menor, sin atender a la edad. Benjamín tenía veinticuatro años.[9] Gen 44, 32.[32] Los egipcios no comían con los extranjeros, porque éstos comían algunos animales, que en Egipto se adoraban como dioses.