Comentario de Génesis 45:14 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces se echó sobre el cuello de Benjamín su hermano y lloró. También Benjamín lloró sobre su cuello.
Gén 29:11; Gén 33:4; Gén 46:29; Rom 1:31.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Benjamín: José y su único hermano directo, finalmente se reencontraban.
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EN PERSONA
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La historia de José
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El impresionante recorrido de José hacia el poder egipcio no es solo otra historia más de «de harapiento a rico».
La familia de Jacob estaba acosada por los celos. Raquel envidiaba a Lea y ella envidiaba a Raquel (Gén 30:1). Los hijos de Lea heredaron su parte de celos, ya que envidiaban tanto a José que lo vendieron en calidad de esclavo (Gén 37:28). Incluso, es probable que Rubén abusara de Bilha por celos hacia su hermano Benjamín (Gén 35:18-22). Además, la familia se separó, ya que luego que vendieron a José, Judá dejó el círculo familiar, se asoció con los cananitas y se casó con una de sus mujeres (Gén 46:10). Con esta historia de celos y separaciones, la familia de Jacob, la familia de la promesa eterna (Gén 12:1-3) estaba camino a ser más pagana que todas las familias de la comunidad cananita, con quienes vivían.
Pero el Señor no permitió que estos problemas estropearan sus propósitos misericordiosos, ya que había prometido formar una gran nación de ellos, una nación que se esparciría sobre toda la tierra con su bendición (Gén 12:1-3).
La familia de Jacob se dividió, pero Dios trabajó sobre las circunstancias para que se reunieran nuevamente. A través de una marcada serie de circunstancias, Dios elevó a José desde la posición de esclavo y prisionero a la de administrador del Faraón de Egipto y, además, su mano derecha. También transformó las crueles acciones de sus hermanos en algo bueno (Gén 37:19-28; Gén 50:20). Como el organizador del plan para la sobrevivencia de Egipto, José salvó la vida de mucha gente del antiguo mundo. Con su nuevo nombre, Zafnat-panea («Dios habla y vive») y su memorable historia, serviría de testigo para toda esa gente del gran poder y bondad del Dios vivo (Gén 41:45).
Pero los planes de Dios no terminaban allí, ya que utilizó la dureza física de la escasez para volver a reunir a la familia de Israel. Cuando los hermanos de José lo vieron, no solo sintieron tristeza por sus malas acciones (Gén 42:21; Gén 45:5) sino que demostraron una lealtad nueva hacia su medio hermano, Benjamín. Y Judá, quien había abandonado a su familia (Gén 38:1) rogó por la vida de su hermano menor, incluso a riesgo de su propia libertad (Gén 44:18-34). La reunión de la familia y la presión de la hambruna movió a Jacob a mudarse cerca de Egipto, a la tierra de Gosén. Dios usó las erróneas costumbres egipcias (quienes odiaban a los pastores) para aislar a la familia allí (Gén 43:32; Gén 46:34). En la soledad, Dios desarrolló una nación dedicada al pastoreo y a la adoración. Durante cada uno de los sucesos de la historia de José, Dios reafirmó su fidelidad hacia su promesa hecha a Abraham (Gén 12:1-3). Él creo una gran nación de la familia de Jacob a través de un laberinto humano lleno de envidias, celos, divisiones y odios raciales (Gén 50:20).
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
La reconciliación tuvo lugar con gran emoción, lo que evidenciaba claramente que José no guardaba rencor alguno y que los había perdonado, lo que es marca de un hombre espiritualmente maduro. Vea la nota sobre Gén 50:15-18. Habían transcurrido veintidós años desde que los hermanos habían vendido a José como esclavo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
REFERENCIAS CRUZADAS
p 2053 Gén 33:4; Gén 46:29