Biblia

Comentario de Génesis 49:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Génesis 49:3 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Rubén, mi primogénito: Tú eres mi fortaleza y el principio de mi vigor; principal en dignidad y principal en poder.

tú eres mi primogénito. Gén 29:32; Gén 46:8; Gén 48:18; Núm 1:20; Núm 26:5; 1Cr 2:1; 1Cr 5:1, 1Cr 5:3.

mi fortaleza. Deu 21:17; Sal 78:51; Sal 105:36.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Jacob comienza con bellas palabras para Rubén, su primogénito (para su nacimiento, leer Gén 29:31, Gén 29:32). Pero culmina con una reprensión a sus acciones presuntuosas con Bilha (Gén 35:22). Al ir al lecho de su padre, Rubén atentó contra sus derechos como primogénito y realmente, se condenó.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

La gravedad del pecado de Rubén (Gén 35:22) no había sido olvidada. Sus consecuencias fueron la pérdida de la primogenitura (1Cr 5:1-3), y toda dignidad y majestad que hubiera podido poseer, su tribu recibe apenas mención en la historia de Israel, y no proporcionó un solo juez, profeta, jefe militar ni ninguna otra persona importante (cp. Jue 5:15, 1Cr 5:1). Moisés oró que esta tribu no se extinguiera (Deu 33:6). «Impetuoso como las aguas», lit., denota «hirviente», y se refiere a su inestabilidad.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

— … el primero en poder: La tribu de Rubén, el hijo primogénito de Jacob, fue relevante en los comienzos de la historia israelita, pero más tarde decayó (ver Deu 33:6; Jue 5:15-16).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

otros hijos de más edad (Caín, Ismael y Esaú), Rubén perdió su posición privilegiada por causa de su pecado (véase 35:22). 5-7 Estos versículos se refieren a los ataques de 34:24-29. 6 En la literatura cananea, a veces se refiere a los líderes como “toros” o “bueyes”; así el hecho de desjarretar a un toro puede significar el matar a los lí deres, Hamor y Siquem, o puede ser una manera de describir la inconveniencia que Jacob sufrió como el resultado del ataque (cf. 34:30). 7 A los levitas no se les dio territorio propio, sólo 48 ciudades levíticas. La tribu de Simeón fue absorbida por Judá (Jos. 19:1-9; 21). 8-12 Aunque el sentido general de esta bendición es claro (predice la supremacía de Judá entre las tribus), muchos detalles son inciertos. 8 Tu mano estará sobre el cuello de tus enemigos, eso es, tú los vencerás. 9 Sería tan peligroso desafiar a Judá como a un león guardando a su presa. Este es el origen de la expresión “el León de Judá”. 10 Judá siempre tendría un descendiente (de entre sus pies) que gobernaría la nación (cetro y vara eran símbolos de autoridad). Una pequeña enmienda se encuentra en algunos mss. que agregaría “aquel a quien le pertenece” (véase la nota en la RVA), dando la idea de “hasta que el tributo se le presente”. La interpretación exacta de esta línea es difícil, pero casi toda sugerencia la considera como refiriéndose a una predicción del imperio de David en que muchas naciones obedecerían al rey de Judá (Sal. 72:8-11). Este rey sería el precursor del hijo de David a quien todas las naciones se someterían (cf. Fil. 2:10, 11). 11 La cosecha de uvas sería tan abundante en aquellos días que el rey davídico no se preocuparía por el borriquillo que comía las uvas cuando estaba atado a la vid más fina. Lava en vino su vestidura es otra fi gura de la abundancia de vino (cf. Lev. 26:5). 12 Esta es probablemente una descripción de la hermosura del líder. 13 A la tribu de Zabulón se le otorgó un territorio tierra adentro en Galilea, y no sa bemos cuándo ni por cuánto tiempo ellos vivieron en la costa. 14, 15 Estos versículos parecen reflejar una etapa en la historia de Isacar cuando ellos estuvieron esclavizados a los cananeos. 16, 17 Estos versículos miran hacia adelante a los éxitos militares de la tribu de Dan, los cuales beneficiaron a la nación de Israel (cf. las hazañas de Sansón, Jue. 13-16; y la conquista de Lais, Jue. 18:27). 18 A pesar de los éxitos menores descritos en el libro de Jue., el periodo posterior a la conquista llegaría a ser difícil para la nación, de modo que Jacob oró por ellos. 19 Gad fue una tribu fronteriza y siempre estuvo involucrada en guerras. 20 La tierra fértil de Aser produjo comida digna de reyes. 21 Es posible que este sea un cuadro de Neftalí asentándose lentamente en Canaán. 22 La figura, ya sea de un asno montés (nota de la RVA) o (menos probable) de una fructífera vid, expresa el vigor y la fortaleza de la tribu. 23, 24 Estos versículos probablemente hacen referencia a la oposición que José enfrentó a través de su carrera. Sin embargo, sus oponentes fueron silenciados por Dios. 25, 26 Nótese la mención de ‘“bendecir”/“bendición” seis veces en estos versículos. Esta es una palabra clave en Gén. Aquí la bendición divina se manifiesta especialmente en el abundante abastecimiento de aguas, eso es, lluvia (el cielo), manantiales (el océano), en muchos hijos (senos y matriz) y en colinas fértiles. 27 Probablemente este v. se refiere a las hazañas militares de los guerreros de la tribu de Benjamín (Jue. 3:15-30; 5:14) y posiblemente a Saúl (1 Sam. 10-14). 31 Esta es la única mención de los entierros de Rebeca y Lea (cf. 23:19; 25:9; 35:29).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

b 2252 Gén 29:32; Éxo 6:14; 1Cr 5:1

c 2253 Deu 21:17; Sal 78:51

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Rubén…no tendrás preeminencia. Como primogénito, Rubén debía haber asumido el papel de líder de la familia; pero la falta de dominio de sí mismo, evidente cuando se acostó con la concubina de su padre (35:22), dio como resultado la pérdida de la preeminencia y el honor.

Fuente: La Biblia de las Américas

Rubén, el primogénito, perdió su lugar de preeminencia a causa de su fornicación con Bilha (Gén 35:22). Jacob predijo para él inestabilidad e ineficacia.

Impetuoso como las aguas, lit., significa «agua hirviendo que se desborda», una clara ilustración de inestabilidad. Ni profeta, ni juez, ni héroe salió de esa tribu (Jue 5:15-16; 1Cr 5:1).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Rubén… → §282.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

[=] *Gn 29:32 *Gn 35:22

[o] Génesis LA SUERTE DIVERSA DE LAS TRIBUS La tribu de Rubén, al otro lado del Jordán, no prosperó. No tuvo parte en la conquista de Canaán: voir le chant de Débora Jue 5,15; de ella no salió ninguno de los que la Biblia recuerda. La fechoría atribuida al antepasado recuerda seguramente una actuación de dicha tribu que les apareció a las demás como una traición. Respecto de Simeón y Leví, ver lo dicho en Gen 34,1. Simeón, en el sur de Juda, no contaba sino con algunos pueblos y poblados y fue absorbida por su vecina. Ruben, Simeón, Leví y Judá eran los cuatro hijos de Lea, la mayor de las esposas de Jacob (ver el comentario de Gen 35,23). Según parece, estas cuatro tribus estaban desde hacía largos años en Cadés cuando llegaron allí los compañeros de Moisés y les participaron la revelación del Horeb. Estos iban a dar origen a las tribus de Ephraím, Manasés y Benjamín, hijas éstas de Raquel. Si bien Simeón se desvaneció, Leví, disperso también entre las tribus, permaneció como una casta privilegiada por el hecho de ser los únicos sacerdotes reconocidos por la Ley. A esta tribu pertenecía Moisés (Ex 2,1), y posiblemente fue esta la razón por lo cual lo apoyaron sin reserva en el asunto del becerro de oro (Ex 32,26), recibiendo una bendición que era de hecho su consagración como sacerdotes (en Ex 32,29 el texto dice precisamente «Sus manos han sido llenadas para Yavé» usando el término propio de la consagración sacerdotal. En las bendiciones de Moisés, posteriores a éstas, ya no se menciona a Simeón, mientras que se olvidó el castigo de Leví y soló se realza su privilegio (Dt 33,8). Las dos historias contadas en Jue 18 y 19 son testimonio del tiempo en que todavía no existía el templo de Jerusalén con su clero de levitas-sacerdotes regido por las leyes de David (1 Cro 23-28). Los levitas eran entonces gente pobre que no disponía de un territorio común, e iban de una parte a otra según encontraban alguna ocasión de servir en un santuario que les diera de comer. Muy posiblemente Judá se formó agregándose diversos clanes ubicados en el sur de Palestina, entre los cuales se destacaban los queniceos; esto explicaría la importancia reconocida a Caleb, el queniceo, en los relatos de la conquista (Num 13,6 ; 32,12). Según las bendiciones de Moisés posteriores a éstas (Dt 33,7), Judá se quedó buen tiempo aparte en sus cerros del sur de Palestina, de hecho, hasta el rey David. La preeminencia reconocida a Judá en los versículos 9-12 se debe tal vez al hecho de que ese párrafo fue redactado e insertado cuando la dinastía de David ya había pasado a ser el único centro de Israel. Pero no por eso se tocó el párrafo referente a las tribus del norte, a las que se llamaba «casa de José». El que escribió la historia de José, patrón común de Efraín y de Manasés, no ignoraba que éstas eran, junto con Benjamín y más que las otras, el grupo de Moisés. Ellas fueron durante varias generaciones las herederas de su mensaje hasta que, por una decisión del Dios al que nadie puede hacer suyo, casi desaparecieron. El no haber aceptado la unificación con David, creándose el reino de Jeroboam en Siquem fue un pecado de ceguera respecto del plan de Dios. Y dos siglos después, ocurrió el naufragio de dicho reino, sin que hubiera un grupo capaz de guardar la herencia de Israel y luego hacerla revivir, como sucedió con Judá. Pero la bendición que a ellas se refiere se remonta al tiempo en que seguían siendo el corazón del pueblo de Dios. Isacar tiene derecho a un juego de palabras con la palabra «asalariado» que se pronuncia igual. Una tribu que debió haberse juntado a las demás sin entusiasmo: eran de esos que no ambicionaban más que vivir en paz al lado de los cananeos, poniéndose a su servicio. Dijimos respecto de Gén 35,23 que si bien todas las tribus se reconocían hermanas, no todas tenían el mismo pasado, ni la misma dignidad. No se puede dudar de que las hijas de las «sirvientas» Bilá y Zelfa se juntaron más tarde a las demás sin haber compartido con ellas las tradiciones sobre Moisés y la estadia en Cadés.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana