Biblia

Comentario de Habacuc 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Habacuc 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

La profecía que vio el profeta Habacuc.

Isa 22:1; Nah 1:1.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Habacuc, se queja de la iniquidad de la tierra, Hab 1:1-4,

le es mostrada la terrible venganza de los caldeos, Hab 1:5-11.

Se queja de que la venganza tenga que ser ejecutada por aquellos que son mucho peor, Hab 1:12-17.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

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«¿HASTA CUÁNDO, OH JEHOVÁ, CLAMARÉ Y NO oirás?» (Hab 1:2). Habacuc fue el único de los profetas que hizo preguntas a Dios. La mayoría de los profetas eran portadores de mensajes: «Oíd la palabra del Señor». Aunque todos dudaran de la palabra de Jehová, los profetas la creían. Y si el profeta tenía alguna duda, la conservaba para sí.

Pero Habacuc fue diferente. Hacer preguntas era, por nuestro propio bien, parte de este mensaje. Hizo preguntas como: «¿Por qué la maldad en Judá queda impune?», «¿Cómo puede un Dios justo usar a una nación impía, como Babilonia, para castigar a su pueblo escogido?». Habacuc quería saber, al igual que nosotros, qué es lo que Dios hacía y por qué. Parecía haber demasiada maldad entre los «justos» y demasiada liberalidad entre los impíos.

Dios no contraataca a Habacuc por preguntar. Él le responde. El Señor mismo establecerá su Reino. Él demandará responsabilidad de todo pueblo y nación. El presente puede estar lleno de iniquidad y caos, pero el futuro pertenece al justo, al verdadero justo. Dios establecerá su Reino, dará descanso y salvación a sus hijos, y juzgará a los adversarios de su pueblo.

El libro de Habacuc contiene dos lamentos proféticos (Hab 1:2-4, Hab 1:12-17) en los que cuestiona la justicia de Dios. El Señor responde explicando sus planes de juicio (Hab 1:5-11; Hab 2:1-4). Esto es seguido por cinco calamidades que vejarán a los malvados con su correspondiente condenación (Hab 2:6-20). Esto pareciera decir: «No te preocupes, Habacuc, Dios es justo; Él juzgará». El libro termina con una oración de alabanza y el reconocimiento del profeta a la soberanía de Dios sobre todos los acontecimientos.

Las naciones son dadas a la avaricia, el poder, la idolatría y a la inmoralidad. La gente se trata entre sí de forma inhumana. Con frecuencia, parece que el poder y el éxito llegan a aquellos que quebrantan la ley de Dios y rechazan sus legítimos derechos sobre la creación. Sin embargo, de acuerdo a Habacuc, el Señor permanece soberano; se sienta en su santo Templo observando la tierra. Con el tiempo juzgará a cada persona por su vida (Hab 2:20).

Aunque la gente puede caer en la impiedad por lo atractivo del poder y del éxito (Hab 2:6-20), un futuro glorioso aguarda a quien se somete a Dios (Hab 2:4). La visión profética (Hab 2:2) y la plegaria (Hab 3:1) de Habacuc proporcionan una perspectiva adecuada al considerar las injusticias de este mundo. El Todopoderoso tiene el control. A final de cuentas, Él establecerá su Reino de justicia. En aquel día, todo lo equivocado será corregido: el pecador será juzgado por su impiedad y el justo será salvo. Los creyentes esperan confiados este día con gran gozo (Hab 3:18, Hab 3:19).

Se sabe poco del profeta Habacuc. La referencia a la música (Hab 3:1, Hab 3:19; 1Cr 25:1-8) puede indicar que fue un levita relacionado con los cantores del Templo. La designación el profeta es un título oficial, demostrando que otros lo reconocieron como un profeta del Señor. Su nombre aparece dos veces en el libro (Hab 1:1; Hab 3:1); algunos eruditos lo asocian con la palabra hebrea para abrazado, así que Habacuc podría significar: «Abrazado por Dios».

Habacuc profetizó entre la caída de Nínive en el año 612 a.C. y el ascenso de Babilonia como el Imperio Neobabilónico. Para el año 605 a.C. Asiria y Egipto fueron derrotados por Babilonia en Carquemus. Los días de Judá estaban contados y el poder de Babilonia se expandía con rapidez. Además, con la muerte del rey Josías en el año 609 a.C. llegó el fin de una era de reforma religiosa en Judá. Aparentemente, el impío prevalecía dentro y fuera de Judá. Habacuc pregonó contra la violencia, la anarquía y la injusticia que vio a su alrededor.

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Bosquejo

I. Primera queja de Hab 1:1-4

II. Primera respuesta de Dios Hab 1:5-11

III. Segunda queja de Hab 1:12-17; Hab 2:1

IV. Segunda respuesta de Dios Hab 2:2-20

V. Oración de Hab 3:1-19

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

En otras versiones, profecía se traduce como «carga» (Heb. massá); en sentido figurado se refiere a un designio profético, principalmente una maldición, usualmente destinada a una nación extranjera.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

HABACUC. Habacuc le profetizó a Judá entre la derrota de los asirios en Nínive y la invasión de Jerusalén por los babilonios (605-597 a.C.).

(1) El libro es único en su género porque no es una profecía dirigida directamente a Israel sino más bien un diálogo entre el profeta y Dios. Habacuc hizo la pregunta: «¿Por qué Dios no hace algo en cuanto a la iniquidad tan dominante en Judá?» Dios respondió declarando que estaba enviando a los babilonios para castigar a Judá.

(2) Esa respuesta sólo confundió más al profeta, y se preguntó: «¿Por qué Dios castiga a su pueblo mediante una nación aún más malvada?» A la larga, Habacuc aprendió a confiar en Dios y a vivir por fe en el camino de Dios, a pesar de las circunstancias.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Introducción a Habacuc

Bosquejo

Introducción (Hab 1:1)

I. Las preguntas de Habacuc (Hab 1:2-17; Hab 2:1-20)

A. Primera pregunta: ¿Cómo puede Dios permitir que la malvada Judá se quede sin castigo? (Hab 1:2-4)

B. Primera respuesta: Dios usará a Babilonia para castigar a Judá (Hab 1:5-11)

C. Segunda pregunta: ¿Cómo puede Dios usar a una nación más malvada que Judá como el instrumento de su juicio? (Hab 1:12-17; Hab 2:1)

D. Segunda respuesta: Dios también juzgará a Babilonia (Hab 2:2-20)

1. Introducción de la respuesta (Hab 2:2-3)

2. Pecados de Babilonia (Hab 2:4-5)

3. Serie de cinco ayes contra Babilonia (Hab 2:6-19)

4. El Señor de toda la tierra (Hab 2:20)

II. El canto de Habacuc (Hab 3:1-19)

A. La oración de Habacuc para pedir misericordia (Hab 3:1-2)

B. El poder del Señor (Hab 3:3-7)

C. Los actos salvadores del Señor (Hab 3:8-15)

D. La fe constante de Habacuc (Hab 3:16-19)

Autor : Habacuc

Tema : El vivir por fe

Fecha : ca. 606 a.C.

Trasfondo

El autor de este libro se identifica como «el profeta Habacuc» (Hab 1:1; Hab 3:1). No da más información personal ni familiar, ni su nombre (que significa «abrazo») aparece en ninguna otra parte de las Escrituras. La referencia de Habacuc «al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas» (Hab 3:19) sugiere que puede también haber sido levita y músico en Jerusalén.

A diferencia de otros profetas del AT, Habacuc no fecha su profecía refiriéndose a reyes contemporáneos. Sin embargo, el hecho de que estaba perplejo porque Dios usaba a los babilonios («los caldeos» de Hab 1:6) como instrumento de su juicio contra Judá, sugiere un tiempo cuando Babilonia era ya una potencia mundial y la invasión a Judá era inminente (ca. 608-598 a.C.). Nabucodonosor derrotó a los egipcios en la batalla de Carquemis (605 a.C.); Egipto fue la última nación fuerte que se opusiera a la expansión babilónica. Si la descripción del ejército babilónico en Hab 1:6-11 se refiere a la marcha babilónica hacia Carquemis, como la interpretan muchos, entonces la fecha de la profecía de Habacuc es ca. 606-605 a.C., durante los primeros sis años del reinado del rey Joacim de Judá.

Los resultados del ascenso de Babilonia a potencia mundial fueron devastadores para la apóstata Judá (véase 2Re 24:1-20; 2Re 25:1-30). Mientras Nabucodonosor regresaba de Egipto, invadió a Judá y llevó una cantidad significativa de cautivos a Babilonia, entre quienes estaban Daniel y sus tres amigos (605 a.C.). En 597 a.C., las fuerzas babilónicas otra vez invadieron Jerusalén, saquearon el templo, y llevaron 10.000 440 cautivos a Babilonia, entre quienes estaba el profeta Ezequiel. Cuando el rey Sedequías trató de liberar a Judá del control babilónico once años después (586 a.C.), Nabucodonosor, muy enojado, le puso sitio a Jerusalén, quemó el templo, destruyó del todo la ciudad, y llevó cautivos a Babilonia a la mayoría de los habitantes sobrevivientes. Habacuc probablemente vivió durante toda esa época del juicio de Judá, o por la mayor parte de ella.

Propósito

A diferencia de la mayoría de los profetas, Habacuc no profetiza a la Judá descarriada. Escribe más bien para ayudar al remanente piadoso de Judá a comprender los designios de Dios respecto a su nación pecadora y el juicio cercano de ella. Después de esforzarse por comprender el problema que le preocupaba profundamente, es decir, el que Dios usara a un pueblo muy malvado como los caldeos para devorar a su pueblo en el juicio (Hab 1:6-13), Habacuc les asegura a los otros creyentes que Dios juzgará toda maldad en el tiempo señalado. Mientras tanto, «el justo por su fe vivirá» (Hab 2:4) y no por su comprensión, y se «gozar[á] en el Dios de [su] salvación» (Hab 3:18).

Visión panorámica

Los caps. Hab 1:1-17; Hab 2:1-20 contienen las preguntas que expresan la perplejidad de Habacuc en cuanto a los designios de Dios y las respuestas que Dios le dio. Como había visto tanta maldad e idolatría en Judá, su primera pregunta fue: ¿Cómo podría Dios permitir que su pueblo rebelde escapara sin castigo por tanto pecado? Dios respondió mostrando al profeta que pronto usaría a los babilonios para castigar a la nación de Judá. La segunda pregunta de Habacuc siguió inmediatamente: ¿Cómo podría Dios permitir que una nación aún más malvada y cruel que Judá la castigara? Dios respondió prometiéndole al profeta que el día de rendir cuentas también vendría para los babilonios. A través de todo el libro, Habacuc expresa su fe en la soberanía de Dios y en la certeza de que Dios es justo en todos sus designios. La revelación del amor de Dios por el justo y su propósito de destruir a la malvada Babilonia evocó un himno profético de alabanza y promesa acerca de la salvación en Sion (cap. Hab 3:1-19).

Características especiales

Cinco aspectos o énfasis principales caracterizan la profecía de Habacuc.

(1) En vez de profetizar a la apóstata Judá, toma del «diario» del profeta sus conversaciones con Dios y la subsecuente revelación profética.

(2) Contiene por lo menos tres formas literarias bien diferenciadas: El «diálogo» entre el profeta y Dios (Hab 1:2-17; Hab 2:1-5), los «ayes proféticos» típicos (Hab 2:6-20), y un canto profético (cap. Hab 3:1-19), todos con lenguaje vigoroso y metáforas descriptivas.

(3) El profeta manifiesta tres características en medio de los tiempos adversos: indagación sincera del Señor (cap. Hab 1:1-17), fe inconmovible (Hab 2:4; Hab 3:18-19) y preocupación por el avivamiento (Hab 3:2).

(4) La visión de Dios que tiene el profeta en el cap. Hab 3:1-19 es una de las más excelentes de la Biblia, evocadora de la teofania manifestada a los israelitas en el monte Sinaí; otros pasajes memorables de Habacuc son Hab 1:5; Hab 2:3-4; Hab 2:20; Hab 3:2; Hab 3:17-19.

(5) Ningún profeta del AT es más elocuente sobre el asunto de la fe que Habacuc, no sólo en su declaración de que «el justo por su fe vivirá» (Hab 2:4), sino también en su testimonio personal (Hab 3:17-19).

Cumplimiento en el Nuevo Testamento

La declaración de Habacuc de que el justo por su fe vivirá (Hab 2:4) es el texto clave del AT usado por Pablo en su teología de la justificación por fe. El apóstol de la fe cita este versículo en Rom 1:17 y Gál 3:11 (cf. también Heb 10:37-38).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

1. El invasor caldeo.

La justicia, conculcada por doquier (1-4).
1 Oráculo que vio Habacuc profeta: 2 ¿Hasta cuándo, ¡oh Yahvé! suplicaré sin que me oigas; clamaré a ti: ¡Violencia! sin que envíes tu salvación? 3 ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y soportas la vista de la aflicción,y la opresión y la violencia se hallan ante mí, y surgen la querella y la discordia?4 Por eso se embota la ley, y el derecho no resplandece, pues el impío asedia al justo;por ello el derecho se tuerce.

El oráculo de Habacuc tiene un sentido punitivo y amenazador; de ahí su nombre específico de masa , que ya hemos visto en las profecías de Nahum. Antes de anunciar el castigo, el profeta reacciona contra las injusticias reinantes en la sociedad. Llevado de su sentido de justicia, protesta ante Yahvé porque permite tanta iniquidad, contraria a sus atributos divinos. Se discute sobre el sentido de estas protestas del profeta, pues unos autores creen que Habacuc no hace sino hacerse eco de la situación injusta de la sociedad judía de su tiempo, con sus extorsiones y opresiones, como lo habían hecho otros profetas.
Otros exegetas, en cambio, creen que Habacuc protesta por la opresión de Judá por los extranjeros: han pasado los asir los, después los egipcios (el piadoso rey Josías murió en la batalla de Megiddo en 609, contra Necao II de Egipto, el cual depuso al candidato rey, Joacaz, escogido por los judíos), y, por fin, ve como inminente la invasión caldea dirigida por el implacable Nabucodonosor. Nosotros nos inclinamos por la primera interpretación, y creemos que el profeta anuncia la invasión babilónica como castigo por el injusto estado social en que se debatía la sociedad contemporánea, como vemos por el mismo Jeremías, su coetáneo.

Anuncio de la invasión caldea (5-11).
5 Mirad a las naciones y ved, y quedaréis sobrecogidos y estupefactos, pues está para cumplirse en vuestros días una obra que, si os la contaran, no la creeríais. 6 Pues he aquí que voy a suscitar a los caldeos, pueblo feroz y arrebatado, que marchará por las anchuras de la tierra para conquistar moradas ajenas. 7 Es espantoso y terrible; su derecho y su elación sólo de él emanan. 8 Sus caballos son más ligeros que el tigre, más voraces que lobos nocturnos. Sus jinetes avanzan con insolencia, sus caballos vienen de lejos, volando como el águila que se precipita para devorar. 9 Todos llegan para entregarse a la violencia. Sus rostros ardientes son (como viento) solano y amontonan cautivos como arena. 10 Se burla de los reyes, se mofa de los príncipes, se ríe de todas las plazas fuertes; alza un terraplén y las toma; 11 luego el huracán muda de dirección y pasa. Es un criminal que hace de la fuerza su dios 2.

El profeta presenta a Yahvé describiendo al terrible invasor. El fragmento es sobrecogedor y vigoroso por la expresión. Los caldeos, suscitados por Yahvé – como instrumentos de su justicia – , pasan como un huracán, que todo lo arrebata. Los caldeos, o Kashdim de la literatura cuneiforme, eran tribus montañeras del sudeste de Mesopotamia, que habían luchado contra los asirios en tiempos de Senaquerib por su independencia. Obligados a retirarse a las montañas que bordean la Media, se aliaron con los habitantes de esta región, y así estuvieron esperando el momento en que Asiría se mostrara más débil militarmente. Al morir Asurbanipal (625 a.C.), se lanzaron, capitaneados por Nabopolasar y Ciaxares, sobre Nínive, que sucumbió en 612 a.C., lo que supone la liquidación del imperio asirio. Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar, sucedió a éste en 605 a.C. y dirigió las incursiones militares sobre Palestina, resultando tan brutales como las de los conquistadores asirios anteriores.
La descripción del profeta es semejante a la de sus contemporáneos Jeremías 3 y Sofonías4. La caballería avanza con estrépito, sin que nadie pueda detenerla, y el ejército invasor, con sus rostros ardientes por el ansia de pillaje, es como el viento solano o jamshim, que trae la desolación y la muerte, anegándolo todo en un mar de arena (v.8). Nadie puede detener la marcha, y los reyes y fortalezas caen ante la mejor organización militar del terrible invasor. Es el eterno conquistador, que cree que la ley es la fuerza: es un criminal que hace de la fuerza su dios (v.11). El juicio del profeta no puede ser más severo. Aunque el invasor sea suscitado por Yahvé para castigar la injusticia de Judá, sin embargo, sus procedimientos de violencia tendrán también un día su castigo.

Protesta del profeta por la crueldad del invasor (12.-17)
12 ¿No eres tú desde antiguo Yahvé, mi Dios, mi Santo, tú que no puedes morir?5 Tú, Yahvé,no dejarás perecer al estableciste para la justicia y lo fundaste como roca para castigar. 13Muy limpio eres tú de ojos para contemplar el mal, y no puedes soportar (la vista) de la miseria. ¿Por qué, pues, miras a los pérfidos y callas, mientras el impío devora al que es más justo que él, 14como si hicieras a los hombres semejantes a los peces del mar o a los reptiles de la tierra, que no tienen dueño? 15 El lo pesca todo con sus anzuelos, lo apresa en sus mallas, lo recoge en sus redes, y por ello se alegra y regocija. 16 Por eso ofrece sacrificios a sus mallas, y ofrendas humeantes a sus redes,pues por ellas acrecienta su provisión y es pingüe su comida; 17 y vacía sin tregua su red 6, (asesinando sin piedad a los pueblos.

El profeta protesta contra los abusos del invasor, que parece tener carta blanca para sus atropellos de todo género, y apela a la santidad eterna de Yahvé, intransigente con la impiedad: ¿No eres desde antiguo Yahvé, mi Santo? (v.12). Es cierto que el invasor caldeo ha sido escogido como instrumento de la justicia divina para castigar las infidelidades de Judá (Tú, Yahvé, lo estableciste para la justicia y lo fundaste como roca para castigar, v.12b), pero no para imponer su capricho contra toda equidad. La misma santidad divina parece que está comprometida al permitir el triunfo de la opresión. Yahvé no puede complacerse en el triunfo de la maldad, porque sus ojos son puros y no pueden contaminarse contemplando benévolamente el triunfo de la maldad y de la perfidia, con la consecuente opresión de los justos (v.13).
Si Yahvé no protege a los hombres contra la injusticia, entonces parece que los deja desamparados, como si fueran peces o reptiles de la tierra (v.14), siempre a merced del primer cazador que llega. Precisamente por esta abstención de parte de Dios, los hombres están a merced del cazador o pescador caldeo, que tira su red impunemente para cogerlos en sus mallas, sin que aquéllos tengan defensa: lo pesca todo con su anzuelo, lo apresa en sus mallas. (v.15). Es una alusión a las incursiones de los caldeos por tierras de Palestina, llevando consigo a poblaciones inocentes como botín de victoria. El profeta parece que se hace eco del estado de ánimo de incertidumbre ante la invasión de los babilonios. Para los invasores, esas incursiones son un paseo militar, pues apenas encuentran resistencia y tienen plena libertad para el pillaje: por ello se alegra y regocija.
Después se entregan a orgías religiosas, celebrando sus triunfos y conquistas: Ofrece sacrificios a sus mallas, y ofrendas humeantes a sus redes (v.16). A propósito de esto se ha recordado que Herodoto dice que los escitas prestaban adoración a la espada, instrumento de conquista 7. Sin embargo, la frase de Habacuc ha de entenderse en sentido figurado. Para él, las mallas y redes eran un símil para destacar la facilidad con que los caldeos conquistaban, como el pescador que coge en las suyas a los indefensos y desprevenidos peces. En este supuesto, la afirmación de que ofrecían sacrificios a sus mallas ha de interpretarse en el sentido de que celebraban con festines religiosos sus triunfos militares, glorificando sus medios de conquista.

1 Verso oscuro. El TM dice literalmente: “el ardor de sus rostros.” Nuestra versión es similar a la de la Bib. de Jér. – 2 Así según la Bib. de Jér. – 3 Cf. Jér 4:13. – 4 Sof 3:3. – 5 Lit. en hebreo dice “no moriremos.” Un ligero cambio da nuestra versión, que es la de la B¿b. de Jér. Hoonacker traduce: “Harás morir.” – 6 La tradución sin tregua es según el manuscrito encontrado en Qumrán. – 7 Cf. Herodoto, IV 59:62.

Fuente: Biblia Comentada

El libro de Habacuc

Título

Este libro profético toma su nombre de su autor y probablemente significa «uno que abraza» (Hab 1:1; Hab 3:1). Al final de la profecía, este nombre se vuelve apropiado conforme el profeta se aferra a Dios independientemente de su confusión por los planes de Dios hacia su pueblo.

Autor y fecha

Como con muchos de los profetas menores, nada se conoce del profeta excepto por lo que puede ser inferido del libro. En el caso de Habacuc, la información interna casi no existe, lo que hace que las conclusiones de su identidad y vida sean conjeturas. Su simple introducción como «el profeta Habacuc» puede implicar que él no necesitaba presentación debido a que era un profeta conocido de su día. Es cierto que él fue un contemporáneo de Jeremías, Ezequiel, Daniel y Sofonías.

La mención de los caldeos (Hab 1:6) sugiere una fecha a finales del siglo siete a.C., poco antes de que Nabucodonosor comenzara su marcha militar a través de Nínive (612 a.C.), Harán (609 a.C.) y Carquemis (605 a.C.), camino a Jerusalén (605 a.C.). El amargo lamento de Habacuc (Hab 1:2-4) puede reflejar un período de tiempo poco después de la muerte de Josías (609 a.C.), días en los que las reformas del rey piadoso (cp. 2Re 23:1-37) fueron rápidamente cambiadas por su sucesor, Joacim (Jer 22:13-19).

Contexto histórico

Habacuc profetizó durante los días finales del Imperio Asirio y el principio del dominio de Babilonia a escala mundial bajo Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor. Cuando Nabopolasar ascendió al poder en el 626 a.C., inmediatamente comenzó a expandir su influencia al N y al O. Bajo el liderazgo de su hijo, el ejército babilónico venció a Nínive en el 612 a.C., forzando a la nobleza asiria a refugiarse primero en Harán y después en Carquemis. Nabucodonosor los persiguió, venciendo a Harán en el 609 a.C. y a Carquemis en el 605 a.C.

El rey egipcio Necao, viajando por Judá en el 609 a.C. para ayudar al rey asirio que huía, fue confrontado por el rey Josías en Meguido (2Cr 35:20-24). Josías murió en la batalla que se llevó a cabo, dejando su trono a una sucesión de tres hijos y un nieto. Antes, como resultado de descubrir el Libro de la ley en el templo (622 a.C.), Josías había instituido reformas espirituales significativas en Judá (2Re 22:1-20; 2Re 23:1-37), aboliendo muchas de las prácticas idólatras de su padre Amón (2Re 21:20-22) y abuelo Manasés (2Re 21:11-13). No obstante, cuando murió, la nación rápidamente regresó a sus malos caminos (cp. Jer 22:13-19), causando que Habacuc cuestionara el silencio de Dios y aparente falta de acción para castigar (Hab 1:2-4) y así purificar a su pueblo de pacto.

Temas históricos y teológicos

Los versículos de apertura revelan una situación histórica semejante a los días de Amós y Miqueas. Esencialmente, la justicia había desaparecido de la tierra; la violencia y la impiedad se encontraban por todos lados, existiendo sin freno. En medio de estos días oscuros, el profeta clamó por intervención divina (Hab 1:2-4). La respuesta de Dios de que Él estaba enviando a los caldeos para juzgar a Judá (Hab 1:5-11), crea un dilema teológico aún más grande para Habacuc. ¿Por qué Dios no purificó a su pueblo y restauró su justicia? ¿Cómo podía Dios usar a los caldeos para juzgar a un pueblo más justo que ellos (Hab 1:12Hab 2:1)? La respuesta de Dios de que Él también juzgaría a los caldeos (Hab 2:2-20), no satisfizo en su totalidad el dilema teológico del profeta; de hecho, únicamente lo intensificó. En la mente de Habacuc el asunto que clamaba por resolución ya no era la respuesta justa por parte de Dios hacia el mal (o falta de bien), sino la defensa de la persona y pacto de Dios con su pueblo (Hab 1:13). Al igual que Job, el profeta discutió con Dios y a través de esa experiencia alcanzó un entendimiento más profundo de la persona soberana de Dios y una fe más firme en Él (cp. Job 42:5-6; Isa 55:8-9). Finalmente, Habacuc se dio cuenta de que Dios no debía ser adorado simplemente por las bendiciones temporales que Él otorgó, sino por lo que Él es (Hab 3:17-19).

Retos de interpretación

Las preguntas del profeta representan unas de las más fundamentales en toda la vida, con las respuestas que proveen piedras cruciales de fundamento sobre las cuales edificar un entendimiento apropiado de la persona de Dios y sus caminos soberanos en la historia. La esencia de su mensaje yace en el llamado a confiar en Dios (Hab 2:4): «el justo por su fe vivirá». Las referencias del NT dan importancia poco común teológicamente a Habacuc. El escritor de Hebreos cita Hab 2:4 para aclarar la necesidad del creyente de permanecer fuerte y fiel en medio de la aflicción y las pruebas (Heb 10:38). El apóstol Pablo, por otro lado, emplea el versículo dos veces (Rom 1:17; Gál 3:11) para acentuar la doctrina de justificación por la fe. No hay conflicto de interpretación alguno, ya que el énfasis tanto en Habacuc como en las referencias del NT va más allá del acto de la fe para incluir la continuidad de la fe. La fe no es un acto único, sino una manera de vivir. El verdadero creyente, declarado justo por Dios, habitualmente perseverará en la fe a lo largo de toda su vida (cp. Col 1:22-23; Heb 3:12-14). Él confiará en el Dios soberano que solo hace lo que es justo.

Bosquejo

I) Reflexión inicial (Hab 1:1)

II) Las perplejidades del profeta (Hab 1:2Hab 2:20)

A) Su primera queja (Hab 1:2-4)

B) La primera respuesta de Dios (Hab 1:5-11)

C) Su segunda queja (Hab 1:12Hab 2:1)

D) La segunda respuesta de Dios (Hab 2:2-20)

III) La petición del profeta (Hab 3:1-19)

A) Petición por misericordia de Dios (Hab 3:1-2)

B) Alabanza del poder de Dios (Hab 3:3-15)

C) Promesa de la suficiencia de Dios (Hab 3:16-19

ANEXOS

Otros salmos

Descripcion Referencia
1. «El cántico de liberación» Éxo 15:1-18
2. «El cántico de Moisés» Deu 32:1-43
3. «El cántico de Débora» Jue 5:1-31
4. «El cántico de Ana» 1Sa 2:1-10
5. «El cántico de las mujeres» 1Sa 18:6-7
6. «El cántico de David» 2Sa 22:1-51
7. «El cántico de Ezequías» Isa 38:9-20
8. «El cántico de Jonás» Jon 2:1-9
9. «El cántico de Habacuc» Hab 3:1-19
10. «El cántico de María» Luc 1:46-55

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

profecía. El oráculo de juicio era como una carga pesada (cp. Hab 1:5-11; Hab 2:2-20) y los profetas describen con frecuencia su mensaje en estos términos para anunciar la ira de Dios en contra del pecado (p. ej. Isa 13:1; Isa 15:1; Isa 17:1; Isa 19:1; Nah 1:1; Zac 9:1; Zac 12:1; Mal 1:1). vio. El mensaje de Dios para Habacuc tomó la forma de una visión.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

(620-610 a.C.)

Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO (1 de Reyes 12—22; 2 de Reyes 1—17; 2 de Reyes 18—25; 2 de Crónicas 10—36; Abdías; Joel; Jonás; Amos; Oseas; Miqueas; Isaías; Nahum; Sofonías; Habacuc; Jeremías; Lamentaciones)

INTRODUCCIÓN

1. Su nombre significa «abrazar».

2. Habacuc fue el último de los profetas menores que escribió para el reino del sur antes de la cautividad babilónica en el año 606 a.C., al igual que Miqueas fue el último de los profetas para el reino del norte antes de la cautividad asiria en el 721 a.C.

3. Era aparentemente uno de los levitas que servían como corista en el templo. Su declaración última: «Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas», revela que esta parte era realmente un canto.

4. Es un libro de profundas dudas. Habacuc ha sido llamado el Tomás Dubitativo del Antiguo Testamento. Sus dudas se centran alrededor de dos problemas dolorosos.

a. ¿Cómo puede Dios permitir los pecados de Israel y no castigarlo? Dios le dice entonces que Judá será ciertamente castigada mediante los babilonios.

b. ¿Cómo puede Dios permitir —preguntaba él— que una nación impía y pagana sea el instrumento para castigar a Judá, que al menos cree en el verdadero Dios y tiene todavía algunos hombres buenos?

5. A Habacuc le es dado presenciar una de las más grandes manifestaciones de la gloria y el poder de Dios de toda la Biblia (Hab 3:1-16). Es una reminiscencia de la que disfrutó Moisés en el Monte Sinaí (Éxo 19:1-25).

6. La gran declaración teológica de Habacuc: «El justo por su fe vivirá» (Hab 2:4), es citada no menos de tres veces en el Nuevo Testamento. (Véanse Rom 1:17; Gál 3:11; Heb 10:38.)

7. Se ha señalado que el libro empieza con oscuridad pero termina con gloria. Las dudas del profeta se convierten en gritos de victoria.

I. Las dudas (caps. Hab 1:1-17; Hab 2:1-20).

A. Su pregunta: «¿Vas a castigar a nuestra nación?» El profeta lloraba por las maldades de Judá.

1. A donde quiera que miraba contemplaba opresión y soborno (Hab 1:3).

2. Las leyes no se cumplían y en los tribunales prevalecía la injusticia (Hab 1:4).

B. La respuesta de Dios: «Lo haré mediante los enemigos de Judá.» Esto sucedería en vida del profeta (Hab 1:5).

1. El empezaba ya a levantar un nuevo poder en el escenario mundial, los caldeos, una tribu semita que vivía entre Babilonia y el golfo Pérsico y que empezaron a afirmarse a sí mismos en contra del Imperio Asirio alrededor del 630 a.C. (Hab 1:6).

2. Llegarían a ser famosos por su crueldad (Hab 1:7).

a. Sus caballos eran más veloces que los leopardos (Hab 1:8).

b. Sus soldados eran más feroces que los lobos nocturnos (Hab 1:8).

C. Su pregunta: «¿Castigarás también a estos caldeos?»

A Habacuc le costaba comprender por qué Dios iba a permitirle a esta nación pagana castigar a su propio pueblo, cuando ellos eran aún más pecadores que los judíos (Hab 1:12-17).

«Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?»

Habacuc continúa buscando respuestas. Él quiere saber:

1. ¿Va a ser el pueblo de Dios atrapado y matado como si fueran peces? (Hab 1:14).

2. ¿Se van a apoderar de ellos como con anzuelos y redes? (Hab 1:15). Dios entonces responde a su pregunta acerca de si va a castigar a los caldeos.

D. La respuesta de Dios: «Sí, lo haré por medio de mis ayes.» Habacuc se sube a su puesto de vigilancia para esperar la respuesta del Señor, la cual no se hace esperar.

1. Dios le dice que los caldeos serían ciertamente castigados, pero en el tiempo por él establecido (Hab 2:3). Esto aconteció más tarde, porque como setenta y cinco años después Babilonia cayó en poder de los medos y los persas. (Ver Dan 5:1-31.)

2. Babilonia sería castigada por sus muchos pecados.

a. Habían destruido muchas naciones sin compasión alguna (Hab 2:8).

b. Habían degenerado en una nación de bebedores (Hab 2:5).

c. Habían adorado a varios ídolos paganos (Hab 2:18-19).

d. Todo esto sucedería sin duda alguna porque «Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra» (Hab 2:20). En otras palabras, el juicio estaba a punto de empezar, el juez está ya sentado en el tribunal, por tanto, permanezca la sala en silencio.

II. Los gritos (cap. Hab 3:1-19).

A. El alma del profeta es reanimada.

Habacuc ya había concluido por sí mismo, aun antes de esto que «el justo por su fe vivirá» (Hab 2:4). Pero ahora profundiza mucho en la gracia y en la gloria de Dios. «Oh Jehová, he oído tu palabra y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia» (Hab 3:2).

B. Los ojos del profeta son reafirmados. En Hab 3:3-16 leemos que Habacuc contempló una manifestación tremenda de la gloriosa majestad de Dios.

1. Le ve moviéndose a través de los desiertos desde el monte Sinaí.

2. Su brillante resplandor llena la tierra.

3. De sus manos brotan rayos de luz.

4. Habacuc le ve que se detiene por un momento y mira a la tierra. La tierra tiembla, las naciones se estremecen y las montañas se derrumban, cuando él mira.

5. Le ve (en una visión histórica) partir las aguas del mar Rojo. (Véase Éxo 14:1-31.)

6. Le ve dirigir a Israel a Palestina por medio del desierto hostil.

C. El corazón del profeta se regocija.

«Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación» (Hab 3:18).

D. Los pies del profeta son renovados.

«Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar» (Hab 3:19). es citada no menos de tres veces en el Nuevo Testamento. (Véanse Rom 1:17; Gál 3:11; Heb 10:38.)

Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz

(620-610 a.C.)

Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL REINO DIVIDIDO (1 de Reyes 12—22; 2 de Reyes 1—17; 2 de Reyes 18—25; 2 de Crónicas 10—36; Abdías; Joel; Jonás; Amos; Oseas; Miqueas; Isaías; Nahum; Sofonías; Habacuc; Jeremías; Lamentaciones)

INTRODUCCIÓN

1. Su nombre significa «abrazar».

2. Habacuc fue el último de los profetas menores que escribió para el reino del sur antes de la cautividad babilónica en el año 606 a.C., al igual que Miqueas fue el último de los profetas para el reino del norte antes de la cautividad asiria en el 721 a.C.

3. Era aparentemente uno de los levitas que servían como corista en el templo. Su declaración última: «Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas», revela que esta parte era realmente un canto.

4. Es un libro de profundas dudas. Habacuc ha sido llamado el Tomás Dubitativo del Antiguo Testamento. Sus dudas se centran alrededor de dos problemas dolorosos.

a. ¿Cómo puede Dios permitir los pecados de Israel y no castigarlo? Dios le dice entonces que Judá será ciertamente castigada mediante los babilonios.

b. ¿Cómo puede Dios permitir —preguntaba él— que una nación impía y pagana sea el instrumento para castigar a Judá, que al menos cree en el verdadero Dios y tiene todavía algunos hombres buenos?

5. A Habacuc le es dado presenciar una de las más grandes manifestaciones de la gloria y el poder de Dios de toda la Biblia (Hab 3:1-16). Es una reminiscencia de la que disfrutó Moisés en el Monte Sinaí (Éxo 19:1-25).

6. La gran declaración teológica de Habacuc: «El justo por su fe vivirá» (Hab 2:4), es citada no menos de tres veces en el Nuevo Testamento. (Véanse Rom 1:17; Gál 3:11; Heb 10:38.)

7. Se ha señalado que el libro empieza con oscuridad pero termina con gloria. Las dudas del profeta se convierten en gritos de victoria.

I. Las dudas (caps. Hab 1:1-17; Hab 2:1-20).

A. Su pregunta: «¿Vas a castigar a nuestra nación?» El profeta lloraba por las maldades de Judá.

1. A donde quiera que miraba contemplaba opresión y soborno (Hab 1:3).

2. Las leyes no se cumplían y en los tribunales prevalecía la injusticia (Hab 1:4).

B. La respuesta de Dios: «Lo haré mediante los enemigos de Judá.» Esto sucedería en vida del profeta (Hab 1:5).

1. El empezaba ya a levantar un nuevo poder en el escenario mundial, los caldeos, una tribu semita que vivía entre Babilonia y el golfo Pérsico y que empezaron a afirmarse a sí mismos en contra del Imperio Asirio alrededor del 630 a.C. (Hab 1:6).

2. Llegarían a ser famosos por su crueldad (Hab 1:7).

a. Sus caballos eran más veloces que los leopardos (Hab 1:8).

b. Sus soldados eran más feroces que los lobos nocturnos (Hab 1:8).

C. Su pregunta: «¿Castigarás también a estos caldeos?»

A Habacuc le costaba comprender por qué Dios iba a permitirle a esta nación pagana castigar a su propio pueblo, cuando ellos eran aún más pecadores que los judíos (Hab 1:12-17).

«Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él?»

Habacuc continúa buscando respuestas. Él quiere saber:

1. ¿Va a ser el pueblo de Dios atrapado y matado como si fueran peces? (Hab 1:14).

2. ¿Se van a apoderar de ellos como con anzuelos y redes? (Hab 1:15). Dios entonces responde a su pregunta acerca de si va a castigar a los caldeos.

D. La respuesta de Dios: «Sí, lo haré por medio de mis ayes.» Habacuc se sube a su puesto de vigilancia para esperar la respuesta del Señor, la cual no se hace esperar.

1. Dios le dice que los caldeos serían ciertamente castigados, pero en el tiempo por él establecido (Hab 2:3). Esto aconteció más tarde, porque como setenta y cinco años después Babilonia cayó en poder de los medos y los persas. (Ver Dan 5:1-31.)

2. Babilonia sería castigada por sus muchos pecados.

a. Habían destruido muchas naciones sin compasión alguna (Hab 2:8).

b. Habían degenerado en una nación de bebedores (Hab 2:5).

c. Habían adorado a varios ídolos paganos (Hab 2:18-19).

d. Todo esto sucedería sin duda alguna porque «Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra» (Hab 2:20). En otras palabras, el juicio estaba a punto de empezar, el juez está ya sentado en el tribunal, por tanto, permanezca la sala en silencio.

II. Los gritos (cap. Hab 3:1-19).

A. El alma del profeta es reanimada.

Habacuc ya había concluido por sí mismo, aun antes de esto que «el justo por su fe vivirá» (Hab 2:4). Pero ahora profundiza mucho en la gracia y en la gloria de Dios. «Oh Jehová, he oído tu palabra y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia» (Hab 3:2).

B. Los ojos del profeta son reafirmados. En Hab 3:3-16 leemos que Habacuc contempló una manifestación tremenda de la gloriosa majestad de Dios.

1. Le ve moviéndose a través de los desiertos desde el monte Sinaí.

2. Su brillante resplandor llena la tierra.

3. De sus manos brotan rayos de luz.

4. Habacuc le ve que se detiene por un momento y mira a la tierra. La tierra tiembla, las naciones se estremecen y las montañas se derrumban, cuando él mira.

5. Le ve (en una visión histórica) partir las aguas del mar Rojo. (Véase Éxo 14:1-31.)

6. Le ve dirigir a Israel a Palestina por medio del desierto hostil.

C. El corazón del profeta se regocija.

«Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación» (Hab 3:18).

D. Los pies del profeta son renovados.

«Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar» (Hab 3:19). es citada no menos de tres veces en el Nuevo Testamento. (Véanse Rom 1:17; Gál 3:11; Heb 10:38.)

Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz

INTRODUCCIÓN

1. Trasfondo histórico-cultural

Sobre la base de ciertas referencias del texto (Hab 1:17; Hab 2:5; Hab 2:8), la mayoría de los comentaristas piensan que este libro tiene como marco histórico el sometimiento de Judá por parte de un pueblo extranjero. Pero ¿cuál es la identidad de esa potencia extranjera? Las opiniones son muy divergentes: se apunta a los asirios (antes de la caída de Nínive en el 612 a. C.), a los egipcios (después de la muerte de Josías en Meguido hacia el 609 a. C.), a los caldeos mencionados en Hab 1:6 (entre los años 612 y 538 a. C.), a los árabes del norte e, incluso, a potencias de siglos posteriores. Lo más verosímil es que la actividad profética de Habacuc se remonte al último cuarto del siglo VII a. C. y la composición del libro sea algo posterior.

2. Aspectos literarios

El libro no facilita ningún dato del autor, excepto su nombre, el cual no aparece en ningún otro lugar del texto hebreo del AT. Sí encontramos una referencia a este profeta en las adiciones griegas al libro de Daniel (historia de Bel y el dragón).

La construcción literaria tiene forma dialogal y acentúa la tensión creada por la actitud recriminatoria que el profeta adopta respecto a Dios debido a su aparente negativa a escuchar, a su silencio y su pasividad ante la opresión del justo por parte del impío (Hab 1:2; Hab 1:13; Hab 1:17).

El capítulo tercero es un salmo que, tal vez, inicialmente no formaba parte del libro, dado el distinto género literario, la carencia de referencias históricas y las indicaciones de tipo litúrgico (Hab 3:1; Hab 3:9; Hab 3:13; Hab 3:19).

3. Contenido y dimensión religiosa

El núcleo del poema está constituido: a) por la interpelación que Habacuc hace a Dios ante las injusticias de los opresores y el clamor de los oprimidos (Hab 1:4; Hab 1:13); y b) por la consiguiente respuesta del Señor ante tal situación de injusticia y opresión. Esta respuesta de Dios es precisamente lo que permite al profeta finalizar el poema con expresiones de confianza y esperanza a pesar de la dura realidad aún presente. La cuestión de fondo es la del éxito de los impíos y opresores. El profeta no acaba de ofrecer una respuesta satisfactoria a esta cuestión. Pero, al igual que Job, va cambiando de actitud ante la persistencia del problema con la confianza de que, al fin, el Señor terminará por dar el merecido castigo a los impíos y opresores.

La comunidad de Qumrán tuvo un aprecio especial por este libro y el NT lo cita en Rom 1:17; Gál 3:11 y Heb 10:37-38.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Titulo

En una de las introducciones proféticas más cortas, Habacuc, conocido en la Biblia solamente aquí, es un profeta, un vocero de Dios. Dios no se menciona específicamente (cf. Jon. 1:1; Miq. 1:1; Sof. 1:1; Mal. 1:1), pero una profecía en este contexto indica un mensaje profético de Dios (cf. p. ej. Eze. 12:10; Nah. 1:1). Este no es necesariamente un mensaje oral, sino más bien una revelación más general, recibida por el profeta en una visión (cf. Miq. 1:1).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

HABACUC profetizó para Judá desde 612-589 a.C.Ambiente de la época: Los últimos cuatro reyes de Judá fueron hombres malvados que rechazaron a Dios y oprimieron a su pueblo. Babilonia invadió Judá dos veces antes de que finalmente la destruyera en 586. Era un momento de temor, opresión, persecución, inmoralidad y falta de ley.Mensaje principal : Habacuc no entendía por qué Dios parecía no hacer nada con la maldad de la sociedad. Luego se dio cuenta que únicamente la fe en Dios daría respuestas a sus preguntas.Importancia del mensaje : En vez de cuestionar los caminos de Dios, debemos darnos cuenta de que El es totalmente justo, y debemos creer que El está al timón y que algún día el mal será finalmente destruido.Profetas contemporáneos : Jeremías (627-596) Daniel (605-536) Ezequiel (593-571)1.1 Habacuc vivió en Judá durante el reinado de Joacim (2 Reyes 23.36-24.5). Profetizó entre la caída de Nínive (capital de Asiria) en 612 a.C. y la invasión de Judá en 589 a.C. Con Asiria desorganizada, Babilonia se convertía en la potencia mundial dominante. Este libro narra el diálogo del profeta con Dios al preguntarle: «¿Por qué Dios parece indiferente ante el mal? ¿Por qué pareciera como si la gente malvada queda sin castigo?» Si bien otros libros proféticos llevan la Palabra de Dios al hombre, este libro lleva las preguntas del hombre a Dios.1.2-4 Habacuc, entristecido por la corrupción que veía a su alrededor, volcó su corazón a Dios. En la actualidad, la injusticia sigue flagrante, pero no permita que la preocupación lo haga dudar de Dios ni se revele en su contra. Por el contrario, estudie el mensaje que le dio a Habacuc y reconozca los planes y propósitos de El a largo plazo. Piense que Dios hace lo que es bueno, aunque no entienda por qué obra de esa forma.1.5 Dios respondió a las preguntas y preocupaciones de Habacuc asegurándole que realizaría maravillas que lo asombrarían. Cuando las circunstancias que nos rodean se vuelven casi insoportables, nos preguntamos si Dios nos ha olvidado. Sin embargo, recordemos que El está al timón. Tiene un plan y juzgará a los malhechores a su tiempo. Si somos en verdad humildes, estaremos dispuestos a aceptar la respuesta de Dios y a esperar el momento.1.5ss Dios dijo a los habitantes de Jerusalén que se sorprenderían de lo que estaba a punto de hacer. El pueblo vería una serie de hechos increíbles: (1) Judá, su propio reino independiente y próspero, pronto sería una nación sometida; (2) Egipto, una potencia mundial durante siglos, sería aplastada casi por completo; (3) Nínive, capital del Imperio Asirio, sería tan saqueada que el pueblo olvidaría dónde estaba localizada; y (4) los caldeos (babilonios) se levantarían con gran poder. Eran palabras realmente sorprendentes, pero el pueblo vio su cumplimiento.1.6 Los caldeos (babilonios), que vivían al noroeste del golfo Pérsico, surgieron con gran poder alrededor de 630 a.C. y comenzaron a imponerse en el Imperio Asirio. Ya para 605 a.C. habían conquistado a Asiria y Egipto para convertirse en la primera potencia mundial. Sin embargo, eran tan malvados como los asirios porque buscaban cautivos (1.9), estaban orgullosos de sus tácticas de guerra (1.10) y confiaban en su poderío militar (1.11).1.10 Los ejércitos podían conquistar ciudades fortificadas porque construían terraplenes, macizo de tierra que acumulaban contra las murallas.1.11 Los babilonios estaban orgullosos de su poderío militar, estrategia, sus ejércitos y armas. Como no respetaban al ser humano, sus ejércitos llevaban a su nación riquezas, botines, prisioneros y tributos de las naciones conquistadas. Tal es la esencia de la idolatría: pedir a los dioses que fabricó su ayuda para obtener lo que desean. La esencia del cristianismo es pedirle al Dios que nos hizo que nos ayude a lograr lo que deseamos. La meta de la idolatría es su gloria; la meta del cristianismo es la gloria de Dios.1.13 Judá recibiría su castigo de manos de los babilonios. Habacuc se sintió consternado porque Dios iba a utilizar a una nación más malvada que Judá para castigarla. Pero los babilonios no sabían que Dios los utilizaba para que Judá volviera a El y el orgullo de Babilonia por sus victorias sería su ruina. El mal es autodestructivo y nunca está fuera del alcance de Dios. El puede utilizar cualquier instrumento, aunque sea poco común, para corregirnos o castigarnos. Cuando nos merecemos el castigo o la disciplina, ¿cómo podemos quejarnos por la clase de «vara» con la que Dios nos castiga?

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) Título Que significa: “Abrazo Ardiente”. Heb.: Javaq·qúq; Vgc(lat.): Ha·bá·cuc.

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE HABACUC

AUTOR: Habacuc

Fecha: 607 a.C.

La época Si bien nada se sabe del mismo profeta (cuyo nombre significa «abrazar», debido a su amor por Dios), sí se conoce algo acerca de su tiempo. Habacuc profetizó justamente antes de que Nabucodonosor invadiera a Judá por primera vez en el año 605 a.C. (y llevase cautivos a Daniel y a otros a Babilonia) y fuera comisionado para anunciar la intención del Señor de castigar a Judá mediante la inminente deportación a Babilonia. El rey de Judá era Joacim, descrito por Jeremías de esta manera: «mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio» (Jer 22:17; cp. Hab 1:2-4 y 2Re 23:342Re 24:5).

Las preguntas de Habacuc El libro presenta un cuadro de un hombre que confiaba en Dios, pero estaba perplejo. Habacuc formula dos preguntas:

(1) ¿Por qué permitió Dios que la creciente maldad de Judá continuase sin ser castigada (Hab 1:2-4)?

(2) ¿Cómo puede un Dios santo justificar el uso de los babilonios, un pueblo más pecador que los judíos, para castigar a los judíos (Hab 1:12Hab 2:1)? La respuesta a la primera pregunta aparece en Hab 1:5-11 y a la segunda, en Hab 2:2-20. De modo que el libro es una defensa de la bondad y del poder de Dios ante la existencia del mal.

Contenido El versículo mejor conocido de Habacuc es Hab 2:4 (citado en Rom 1:17; Gál 3:11; Heb 10:38), no sólo porque era el corazón de la respuesta de Dios a las preguntas de Habacuc, sino porque el Nuevo Testamento demuestra que esa verdad es la doctrina central de la justificación por la fe. Otro versículo favorito es Hab 2:20. El capítulo Hab 3:1-19 es un gran salmo de alabanza, casi sin igual en el resto del Antiguo Testamento.

BOSQUEJO DE HABACUC

I) INTRODUCCIÓN, Hab 1:1

II) Los problemas de Habacuc, Hab 1:2Hab 2:20

A) Problema #Hab 1:1-17: ¿Por qué permite Dios que Judá continúe con sus prácticas pecaminosas? Hab 1:2-4

B) Respuesta #1, Hab 1:5-11

C) Problema #Hab 2:1-20: ¿Por qué usa Dios a un pueblo malvado para castigar a Judá? Hab 1:12Hab 2:1

D) Respuesta #2, Hab 2:2-20

III) La alabanza de Habacuc, Hab 3:1-19

A) Alabanza por la persona de Dios, Hab 3:1-3

B) Alabanza por el poder de Dios, Hab 3:4-7

C) Alabanza por el propósito de Dios, Hab 3:8-16

D) Alabanza debido a la fe en Dios, Hab 3:17-19

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

profecía. Lit., oráculo o sentencia que implica un portentoso anuncio desfavorable (cp. Nah 1:1).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

O, Carga

Fuente: La Biblia de las Américas

[5] Aquí habla el Señor.[8] Jer 4, 13.[16] Los dominios que le dejó su padre.

Fuente: Notas Torres Amat